Watchman Nee Libro Book cap.9 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus

Watchman Nee Libro Book cap.9 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus

LA OBRA DEL ESPÍRITU EN LOS CREYENTES LA TRANSFORMACIÓN (3)

Lección nueve

LA OBRA DEL ESPÍRITU EN LOS CREYENTES LA TRANSFORMACIÓN (3)

Lectura bíblica

2 Co. 3:18; Ro. 12:2

Bosquejo

  1. La transformación
    1. El resultado de la santificación
    2. Un cambio metabólico
      1. Se desecha el elemento viejo y se añade uno nuevo
      2. Al recibir continuamente al Espíritu todoinclusivo
  2. La manera de ser transformados
    1. No amoldarnos a este siglo sino transformarnos por medio de la renovación de la mente
    2. Mirar y reflejar al Señor

Texto

I. LA TRANSFORMACIÓN

A. El resultado de la santificación

En la lección anterior vimos el tema de la santificación, acerca de que la vida divina se infunde en todo nuestro ser. [Cuando la vida se imparte en nosotros, da por resultado la transformación. Esto es similar a una reacción química causada por un elemento que se añade a otro. La vida divina introducida en nosotros mediante la santificación es un elemento químico divino. Cuando este elemento se imparte a nuestro ser, se crea una reacción, y esta reacción es la transformación. La transformación cambia nuestra naturaleza, esencia, apariencia, gustos y todo nuestro ser. No es un cambio, corrección ni ajuste externo, sino que es por completo un cambio metabólico interno que se efectúa en el creyente.]

B. Un cambio metabólico

1. Se desecha el elemento viejo y se añade uno nuevo

[En nuestro cuerpo físico, el metabolismo se refiere a los procesos que se dan en las células mediante los cuales se desechan elementos viejos y se añaden otros nuevos. En el Nuevo Testamento a este cambio, aplicado al alma, se le llama la transformación (2 Co. 3:18; Ro. 12:2). Si nos aplicamos maquillaje, obtenemos un cambio de apariencia, lo cual es meramente un cambio externo, y no un cambio metabólico. Por otro lado, tener un mejor color de piel debido a una dieta apropiada es el resultado de un proceso metabólico. En este proceso, nuevos elementos son asimilados orgánicamente por nuestro cuerpo, reemplazando los viejos. La transformación es un cambio en vida, no simplemente en apariencia. El elemento divino se añade a nosotros y así se desecha el elemento humano viejo. Este cambio orgánico ocurre en nuestra alma.]

2. Al recibir continuamente al Espíritu todo-inclusivo

[Vemos pues, que nuestro espíritu necesita ser regenerado, y nuestra alma, ser transformada. En todas las iglesias, los santos deben darle importancia a este cambio metabólico en vida, que se efectúa al extenderse en nosotros el Espíritu divino.] [El Espíritu es la misma esencia y elemento del Señor Jesús. Desde el momento en que usted fue salvo, El comenzó a impartirle Su elemento. Día tras día, mientras usted esté dispuesto y le da la oportunidad, El le impartirá Su elemento. Las doctrinas no son el elemento adecuado; sólo Cristo mismo, como Espíritu vivificante y todo-inclusivo, lo es. Este Cristo se imparte en nuestro espíritu, y desde ahí se extiende a todo nuestro ser, o sea, a nuestro corazón, mente, parte emotiva y voluntad. El elemento de Cristo es el elemento transformador. Una vez que este elemento entra en nosotros, algo sucede. Por ejemplo, después que las madres alimentan a sus hijos, éstos digieren y asimilan el alimento. El elemento de la comida entra en la sangre de los niños y luego penetra en sus células y tejidos orgánicos, produciendo el crecimiento.]

De la misma manera, [nosotros simplemente debemos abrir continuamente nuestro ser al Señor y decirle: “¡Oh Señor Jesús! ¡Entra en mí! ¡Señor Jesús, lléname!” Abra su ser y permita que Cristo le llene. Si es fiel en recibirle de una manera constante y cabal, El se extenderá en todo su ser. Si digerimos y asimilamos los elementos nutritivos de Cristo debidamente, seremos impregnados y nutridos con ellos.]

II. LA MANERA DE SER TRANSFORMADOS

A. No amoldarnos a este siglo sino transformarnos por medio de la renovación de la mente

Romanos 12:2 dice: “No os amoldéis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente”. [Si estamos ocupados en las cosas de este siglo, nuestra mente no podrá ser renovada. Es por esto que muchos cristianos, aunque son verdaderamente salvos, no entienden las cosas espirituales. Se han modernizado demasiado. Tenemos que abandonar esta era moderna. Si nos amoldamos a este siglo, nunca seremos transformados por medio de la renovación de nuestra mente.

Ya que la mente es parte del alma, es en el alma donde ocurre la transformación. Hemos sido regenerados en el espíritu, pero el problema ahora reside en el alma. En nuestro espíritu somos completamente diferentes de la gente del mundo, pero me temo que en nuestra mente, voluntad y parte emotiva todavía seamos iguales a ellos. La regeneración de nuestro espíritu ya es un hecho, pero ahora necesitamos experimentar la transformación de nuestra alma.

Demos algunos ejemplos. ¿Qué podríamos decir acerca de nuestra vestimenta? Muchas personas salvas son exactamente como la gente del mundo en cuanto a su afición a las modas. Se visten conforme a la era moderna y piensan que siempre y cuando no sea pecaminoso, es totalmente correcto hacerlo; pero ésa es exactamente la manera de pensar actual y el concepto natural del hombre. Si fueran transformados, al ser renovada su mente, su manera de vestir cambiaría.

¿Y qué de la manera en que gastamos nuestro dinero? ¿Ha experimentado algún cambio en cuanto a esto? Conozco el caso de muchos cristianos. Después de que son salvos, continúan utilizando su dinero de la misma manera que la gente del mundo. No serán transformados en la forma de gastar el dinero hasta que amen más al Señor y le den la oportunidad de trabajar en ellos.

Del mismo modo, hay muchos hermanos jóvenes universitarios que piensan igual que los jóvenes del mundo acerca de la preparación académica. Pero si le permitieran al Señor que los transformara, por medio de la renovación de su mente, ciertamente su mentalidad cambiaría con relación a estos asuntos. Esto no significa que dejarían sus estudios, sino que sus pensamientos y conceptos acerca de sus estudios sería totalmente diferente. Tendrían otro punto de vista al evaluar sus estudios y títulos universitarios.

Debe haber un cambio en nuestra manera de ver todas las cosas. ¿En qué consiste dicho cambio? Es la transformación de nuestra alma, la cual se efectúa mediante la renovación de nuestra mente. Tenemos a Cristo como vida en nuestro espíritu, pero ahora necesitamos que El se extienda a las partes internas de nuestra alma y las impregne consigo mismo. Esto transformará nuestra alma a la imagen de Cristo. Entonces Su imagen se reflejará en nuestros pensamientos. En todo lo que pensemos, nuestra mente renovada expresará la gloriosa imagen de Cristo. Entonces el entendimiento de nuestra mente será espiritual.]

B. Mirar y reflejar al Señor

En 2 Corintios 3:18 dice cómo somos transformados: “Mas, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu”.

[Mientras miramos y reflejamos como un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la imagen del Señor de un estado de gloria a otro. Cuando uno para frente a un espejo, el espejo lo refleja. Pero si el espejo se cubre con un velo, aun cuando se pusiera delante de él, no podría reflejarlo. Si somos un espejo que no tiene velos, reflejaremos a Cristo al mirarlo. Este es el proceso de la transformación. El Señor es el Espíritu que nos transforma por dentro. Aunque somos muy naturales y pecaminosos, el Espíritu transforma nuestra imagen natural en Su gloriosa imagen.]

[Si todavía hay velos que nos cubren, seremos como una cámara con el lente cubierto, y la luz no podrá penetrar a nuestro ser interior. Si queremos que nuestros velos sean quitados, debemos decirle al Señor: “Señor, quita todo lo que me separa de Ti; quita mis velos; quita todas las opiniones que son velos para mí. Señor, quiero estar completamente libre, sin velos”. Si hacemos esto, miraremos y reflejaremos a cara descubierta la gloria del Señor y seremos transformados en Su imagen de gloria en gloria.

Hoy la gloria es el Cristo resucitado, y este Cristo es el Espíritu. Esto significa que el Señor como gloria es el Espíritu que vive en nosotros, el cual mora en nuestro espíritu. Ahora debemos ejercitar más y más nuestro espíritu orando, leyendo la Palabra e invocando el nombre del Señor. Mientras más ejercitamos nuestro espíritu a cara descubierta, más miraremos al Señor, y mientras le miramos, también lo reflejaremos. Al mirarlo y reflejarlo de esta manera, Su elemento, que es Su misma esencia, se añadirá a nuestro ser. Este nuevo elemento reemplazará y eliminará el elemento viejo de nuestra vida natural antigua, y experimentaremos la transformación, que es un cambio metabólico. De este modo seremos transformados en la imagen del Señor.]

RESUMEN

La transformación es un cambio o reacción que se da en nuestro ser como consecuencia de que la vida divina es impartida en nosotros. Esto no es simplemente un cambio externo, sino un cambio en vida, un cambio metabólico en nuestra alma. Cuando disponemos nuestro ser al Señor, Cristo como Espíritu se imparte en nosotros como elemento transformador. No debemos amoldarnos a esta era moderna; antes bien, debemos ser transformados por medio de la renovación de nuestra mente. Al mirar y reflejar al Señor a cara descubierta, seremos transformados en Su imagen.

Preguntas

  1. ¿Cómo se relaciona la transformación con la santificación?
  2. Describa brevemente cómo una reacción química puede ejemplificar el proceso de transformación.
  3. ¿Cuál es la diferencia entre un cambio metabólico y un simple cambio de apariencia externa? Relaciónelo con nuestra transformación.
  4. ¿Cuáles son los dos versículos del Nuevo Testamento que dicen cómo podemos ser transformados?

Citas tomadas de las publicaciones de Lee y LSM

  1. The Spirit and the Body [El Espíritu y el Cuerpo], págs. 69-70.
  2. The Completing Ministry of Paul [El ministerio de Pablo, un ministerio que completa la revelación divina], pág. 66.
  3. The Kingdom [El reino], págs. 157-159.
  4. La economía de Dios, págs. 89-90, 25-26.
  5. Life-study of Second Corinthians [Estudio-vida de 2 Corintios], págs. 213-214.