Watchman Nee Libro Book cap.6 Libro de lecciones nivel 5: La iglesia

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LA POSICIÓN DE LA IGLESIA: LOS CANDELEROS DE ORO

Lección seis

LA POSICIÓN DE LA IGLESIA (4)

LOS CANDELEROS DE ORO

Lectura bíblica

Ex. 25:31-40; Zac. 3:9; 4:2-10; Ap. 1:11-12, 20b; 4:5; 5:6; Col. 2:9; 1:15; Gn. 1:26; 1 Jn. 5:11-12; Ap. 21:18b, 23; 22:1, 5

Bosquejo

  1. Los candeleros de oro tipifican a Cristo como corporificación del Dios Triuno:
    1. El oro representa la naturaleza divina del Padre, la cual es la sustancia o esencia divina.
    2. La forma representa al Hijo en Su humanidad como corporificación de la Deidad.
    3. Las siete lámparas representan al Espíritu como la expresión.
  2. Los candeleros de oro representan al pueblo de Israel como el testimonio de Dios en el Antiguo Testamento y en el milenio:
    1. Resplandecen por medio de los siete ojos (los siete Espíritus) de Jehová.
    2. Como los siete ojos de Cristo (el Salvador-Piedra destinado al edificio de Dios).
  3. Los candeleros de oro representan las siete iglesias locales, las cuales son el testimonio de Dios en el Nuevo Testamento:
    1. Resplandecen en la noche de esta era oscura llevando el testimonio de Jesús:
      1. Con la esencia divina del Padre.
      2. En la forma humana del Hijo.
      3. Por medio del Espíritu como la expresión.
    2. Tendrán su consumación en la Nueva Jerusalén.
    3. Expresarán al Dios Triuno procesado por la eternidad.

Texto

En esta lección veremos el último aspecto de la posición de la iglesia: la iglesia como los candeleros de oro.

[Los candeleros de oro son uno de los símbolos cruciales de la Biblia. Apocalipsis 1:12 dice: “Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro”, y 1:20b explica que “los siete candeleros de oro son las siete iglesias”. Por consiguiente, el candelero de oro representa la iglesia.]

[La revelación con respecto al candelero de oro se encuentra en los libros de Exodo, Zacarías y Apocalipsis. En Exodo, el candelero representa a Cristo como corporificación del Dios Triuno. En Zacarías, el candelero representa al pueblo de Israel como el testimonio de Dios en la tierra. Y en Apocalipsis, los candeleros representan a la iglesia como la viva corporificación de Dios, la cual da testimonio de Jesús. Así que, el candelero es un símbolo de Cristo, de Israel y de la iglesia. Además, como veremos, el candelero representa la corporificación del Dios Triuno. En resumen, el candelero de oro, como símbolo de Cristo, de Israel y de la iglesia, describe la corporificación del Dios Triuno.]

I. LOS CANDELEROS DE ORO TIPIFICAN A CRISTO COMO CORPORIFICACIÓN DEL DIOS TRIUNO

[El candelero mencionado en Exodo 25 tipifica a Cristo como corporificación del Dios Triuno. El candelero representa a Cristo como la vida de resurrección que crece, echa ramas, brota y florece, para iluminar. Jesucristo es la corporificación del Dios Triuno. Dios está en El, y aparte de El nadie puede llegar a conocer a Dios.]

A. El oro representa la naturaleza divina del Padre, la cual es la sustancia o esencia divina

[Hay tres aspectos importantes con respecto al candelero, el cual representa a Cristo como corporificación del Dios Triuno: el oro, la base y las lámparas. Estos tres aspectos aluden al Dios Triuno. El oro es la sustancia de la cual está hecho el candelero; la base es la corporificación del oro; y las lámparas son la expresión del candelero.

Según Exodo 25:31, el candelero era hecho de oro puro. El oro era la sustancia, el elemento de todo el candelero. En tipología, el oro representa la naturaleza divina, la naturaleza de Dios el Padre. Si tenemos en cuenta la sustancia o elemento del candelero, veremos que representa la naturaleza divina. Por lo tanto, en esto vemos a Dios el Padre, cuya naturaleza es la sustancia misma del candelero. El candelero de oro existe en la naturaleza de Dios el Padre.]

[Dios el Padre está representado por el oro, que es el material del cual estaba hecho el candelero. En el oro vemos representado al primero de la Trinidad divina, al Padre.]

B. La forma representa al Hijo en Su humanidad como corporificación de la Deidad

[En Exodo 25 vemos que el candelero de oro tenía una forma o figura particular. La forma del candelero de oro simboliza al Hijo en Su humanidad como corporificación de la Deidad (Col. 2:9). Así que, la forma o figura del candelero representa al segundo de la Trinidad, el Hijo.

Dios el Padre es invisible y abstracto. Pero Dios el Hijo es la corporificación del Padre invisible. La base tiene una forma particular y, por ende, representa a Dios el Hijo como corporificación de Dios el Padre. Esta forma sólida del candelero es la corporificación del oro. Según el Nuevo Testamento, Dios el Padre está corporificado en el Hijo. En conclusión, vemos que la sustancia del candelero representa al Padre, y la forma sólida representa al Hijo.

El oro del candelero fue moldeado conforme a una forma prescrita, la cual implicaba su función. Esta forma es Cristo, quien es la imagen de Dios (2 Co. 4:4; Col. 1:15). Cuando Dios creó al hombre, lo hizo a Su imagen (Gn. 1:26). Ya que Cristo es la imagen de Dios, el hombre fue creado conforme a Cristo. Ciertamente Dios no posee una forma física, pero sí cuenta con una expresión de Su imagen. Cristo, el Hijo amado, es la imagen del Dios invisible. La función de esta imagen o forma es expresar a Dios. “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer” (Jn. 1:18).]

C. Las siete lámparas representan al Espíritu como la expresión

[Exodo 25:37 dice: “Y le harás siete lamparillas”. Estas siete lamparillas representan a Dios el Espíritu como los siete Espíritus de Dios, los cuales lo expresan (Ap. 4:5; 5:6). Por ende, el resplandor de las lamparillas denota expresión.]

En sustancia, el candelero es uno, pero en expresión es siete, ya que consta de una base con siete lámparas. En sustancia, el candelero es una sola pieza de oro, pero sostiene siete lámparas. Esto denota algo misterioso, a saber, que en sustancia el Dios Triuno es uno, pero en expresión, El es los siete Espíritus. El Padre, quien es la sustancia, está corporificado en el Hijo, quien es la forma, y a su vez, el Hijo se expresa como los siete Espíritus.

Basándonos en las Escrituras podemos demostrar que las siete lámparas del candelero de oro representan al Espíritu, el cual expresa a Cristo. Si sólo contáramos con el relato de Exodo, sería difícil ver que estas siete lámparas son el Espíritu mismo. Pero cuando avanzamos de Exodo a Zacarías, vemos que las siete lámparas son los siete ojos de Cristo, los siete ojos de Jehová (Zac. 3:9; 4:10). Y más adelante, en Apocalipsis, vemos que los siete ojos del Cordero son los siete Espíritus, el Espíritu intensificado de Dios (Ap. 5:6). Por lo tanto, tenemos una base firme para afirmar que las siete lámparas son los siete Espíritus, esto es, el Espíritu siete veces intensificado como expresión de Cristo.]

Así que, las siete lámparas son la expresión de Dios el Hijo como corporificación de Dios el Padre. El oro representa al Padre como sustancia, la base representa al Hijo como corporificación del Padre, y las lámparas representan al Espíritu como expresión del Padre en el Hijo. Por lo tanto, podemos ver que el candelero alude al Dios Triuno.

II. LOS CANDELEROS DE ORO REPRESENTAN AL PUEBLO DE ISRAEL COMO EL TESTIMONIO DE DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO Y EN EL MILENIO

[El candelero de oro se menciona por primera vez en Exodo 25 y se menciona otra vez casi al final del Antiguo Testamento, en Zacarías 4:2, donde dice: “¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelero todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelero, y siete tubos para las lámparas que están encima de él”. En este pasaje, el candelero representa al pueblo de Israel como el testimonio de Dios en el Antiguo Testamento y en el milenio. En el Antiguo Testamento, siempre que la nación de Israel estaba en una condición normal, era el testimonio de Dios. En el milenio, la nación restaurada de Israel volverá a ser el testimonio de Dios, que es simbolizado por un candelero de oro.

En Exodo 25 sólo vemos el candelero con las siete lámparas, pero no se nos dice qué son las siete lámparas. Pero en Zacarías sí se da una interpretación clara de las siete lámparas, ya que este libro declara que las siete lámparas son los siete ojos de Jehová (4:10) y los siete ojos de la piedra (3:9).]

A. Resplandecen por medio de los siete ojos (los siete Espíritus) de Jehová

[En Zacarías se mencionan los siete ojos y las siete lámparas, pero no los siete Espíritus. Sin embargo, en Apocalipsis estas siete lámparas llegan a ser los siete Espíritus. Apocalipsis 4:5 dice: “Y del trono salían relámpagos y voces y truenos; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios”. Aquí vemos una revelación nueva y avanzada de las siete lámparas como los siete Espíritus, ya que se afirma claramente que las siete lámparas son los siete Espíritus de Dios. Por lo tanto, ya que las siete lámparas son los siete ojos y también los siete Espíritus, entonces los siete ojos que se mencionan en Zacarías 4:10 son los siete Espíritus. Esto nos da la base para afirmar que el candelero de Zacarías 4 brilla por medio de los siete ojos, los siete Espíritus, de Jehová.]

B. Como los siete ojos de Cristo (el Salvador-Piedra destinado al edificio de Dios)

[Los siete ojos, los siete Espíritus, de Jehová son los siete ojos de Cristo, quien es el Salvador-Piedra destinado al edificio de Dios. Zacarías 3:9 dice: “Porque he aquí, ésta es la piedra que puse delante de Josué; sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí Yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos, y quitaré la iniquidad de esta tierra en un día”. La referencia en cuanto a grabar en la piedra indica que esta piedra es Cristo. El Señor Jesús como la piedra de edificación fue “grabado” o juzgado por Dios en la cruz por causa de la iniquidad del pueblo de Dios. En un día, el día en que fue “grabado” en la cruz, el Señor Jesús quitó los pecados del pueblo de Dios (Jn. 1:29). Por consiguiente, la piedra con los siete ojos es Cristo, el Salvador-Piedra.

Sabemos que Cristo es el Salvador-Piedra por el hecho de que los siete ojos de la piedra en Zacarías 3:9 llegaron a ser los siete ojos del Cordero en Apocalipsis 5:6, donde leemos: “Y vi en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, un Cordero en pie, como recién inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra”. El Cordero tiene siete ojos, los cuales son los siete Espíritus de Dios. En Apocalipsis 4:5 las siete lámparas son los siete Espíritus de Dios, y en 5:6 los siete ojos del Cordero son los siete Espíritus de Dios. Aquí vemos un avance de la revelación presentada en Zacarías, ya que los siete ojos no sólo son los siete ojos de la piedra, sino los siete ojos del Cordero. Los siete ojos del Cordero son los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Esto hace referencia a Zacarías 4:10, donde se nos dice que los siete ojos de Jehová recorren toda la tierra. En Zacarías 3 y 4 tenemos los siete ojos de la piedra, las siete lámparas del candelero y los siete ojos de Jehová, todo lo cual se refiere a los siete Espíritus de Dios.]

III. LOS CANDELEROS DE ORO REPRESENTAN LAS SIETE IGLESIAS LOCALES, LAS CUALES SON EL TESTIMONIO DE DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO

[Tanto en Exodo como en Zacarías vemos un solo candelero. Pero en Apocalipsis, el libro que nos muestra la consumación de todo, vemos siete candeleros, los cuales representan siete iglesias locales (Ap. 1:12, 20b). Esto indica que Cristo como el candelero de Exodo, y el Espíritu de Dios como las siete lámparas del candelero de Zacarías, tienen que ver con la reproducción de las iglesias locales, pues vemos que un solo candelero se multiplicó y llegó a ser los siete candeleros. En realidad, había más de siete iglesias locales en el tiempo en que se escribió Apocalipsis. El número siete en el capítulo uno de Apocalipsis es un número representativo. Todas las iglesias locales, los muchos candeleros, son la reproducción de Cristo y del Espíritu, el único candelero. Dicha reproducción es en realidad la multiplicación, de forma práctica, de la expresión maravillosa de Cristo como Espíritu vivificante.

En Exodo 25 el énfasis recae en la base: en Cristo. En Zacarías, el énfasis se hace en las lámparas: en el Espíritu. Y finalmente, en Apocalipsis, tanto la base como las lámparas, es decir, Cristo y el Espíritu, se multiplican como iglesias locales. Los candeleros con sus lámparas, en Apocalipsis, son la reproducción de Cristo y el Espíritu.]

A. Resplandecen en la noche de esta era oscura llevando el testimonio de Jesús

[Como candeleros de oro, las iglesias brillan en la oscuridad. La palabra “candelero” nos ayuda a entender mucho acerca de la iglesia y de su función. La iglesia no es la lámpara, sino el candelero, la base, que sostiene a la lámpara. Sin la lámpara, el candelero es vano y no serviría de nada. Pero, el candelero sostiene a la lámpara que resplandece. Dicha lámpara es Cristo (Ap. 21:23), y la iglesia es el candelero que la sostiene. Dios está en Cristo, y Cristo, quien es la lámpara, es sostenido por el candelero, para que brille la gloria de Dios. Este es el testimonio de la iglesia.

Las iglesias, los candeleros de oro, llevan el testimonio de Jesús. “El testimonio de Jesús” (Ap. 1:2, 9; 20:4) es una expresión todo-inclusiva. El testimonio de Jesús es el testimonio del Hijo, quien vino con el Padre y por el Espíritu, a fin de vivir en la tierra, morir en la cruz para limpiar el universo, liberar la vida divina y resucitar de entre los muertos, y llegar a ser el Espíritu vivificante, quien después vino como el Hijo y con el Padre, mezclado con divinidad, humanidad, vivir humano, crucifixión y resurrección, e incluso con todos los atributos divinos y todas las virtudes humanas. Este testimonio compuesto es el testimonio de Jesús. Y este testimonio tiene un símbolo: el candelero de oro. Por lo tanto, el candelero de oro es el testimonio de Jesús.

Los candeleros brillan en la oscuridad. Si no hubiera oscuridad, no habría necesidad del brillo de la lámpara. El resplandor de la lámpara es muy especial, pues para que brille, debe arder el aceite dentro de ella. Cuando el aceite arde en la lámpara, la luz brilla en la oscuridad. Esta es la función de la iglesia. La función de la iglesia no es simplemente predicar o enseñar doctrinas, sino brillar con la gloria de Dios en la noche oscura de esta era.]

1. Con la esencia divina del Padre

[Como testimonio de Jesús, los candeleros de oro son la corporificación del Dios Triuno. Hay tres factores principales en el candelero de oro: la sustancia, la forma y la expresión. La sustancia o material del candelero es oro, que simboliza la esencia divina del Padre.

En el candelero no había escoria alguna porque estaba hecho de oro puro. En tipología, la escoria representa cosas ajenas a Dios, las cuales se introducen y forman una mezcla impura. El hecho de que la iglesia es un candelero de oro indica que no debemos introducir en la vida de iglesia nada que no sea Dios. Incluso las cosas buenas como la ética, la cultura, la educación y la religión, son escoria, pues no son Dios mismo. Unicamente Dios, el Ser divino, es el oro, la sustancia del candelero. Sin duda, Pablo tenía tal entendimiento cuando dijo en 1 Corintios 3 que sobre Cristo, el único fundamento de la iglesia, no debemos edificar madera, heno ni hojarasca, sino oro, plata y piedras preciosas.

Los candeleros, como símbolo de las iglesias locales, son de oro en naturaleza. En tipología, el oro representa la divinidad, la naturaleza divina de Dios. Todas las iglesias locales son divinas en naturaleza, pues están constituidas de la esencia divina. Los candeleros no son hechos de barro, de madera ni de ninguna otra sustancia común, sino de oro puro. Esto significa que todas las iglesias locales deben ser divinas. Sin la divinidad, la iglesia no puede existir. Aunque la iglesia sea una mezcla de humanidad con divinidad, la humanidad no debe ser la naturaleza básica de las iglesias locales. Antes bien, la naturaleza básica de las iglesias locales debe ser la divinidad.]

2. En la forma humana del Hijo

[El candelero de oro no es un pedazo o trozo de oro, sino que es oro moldeado con una forma y un propósito muy particular. La forma del candelero representa la forma humana del Hijo. Cristo, el Hijo, es la corporificación de la Deidad, la corporificación de la naturaleza del Padre (Col. 2:9). Por consiguiente, la iglesia debe poseer no solamente la esencia divina del Padre, sino también la forma humana del Hijo.

El hecho de que la forma del candelero represente al Hijo como corporificación de la Deidad, indica que la iglesia no debe ser ambigua, sino que debe tener una forma concreta. En los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, el Señor Jesús como corporificación del Dios invisible, estaba en pie mientras hablaba a las iglesias. Por consiguiente, las iglesias, al tener la forma del Hijo, también deben estar en pie.]

3. Por medio del Espíritu como la expresión

[Además, los candeleros de oro como testimonio de Jesús, tienen al Espíritu como expresión. Las siete lámparas del candelero brillan para expresar a Dios. Estas siete lámparas son los siete Espíritus de Dios. En el candelero vemos la esencia del Padre, la forma humana del Hijo y la expresión del Espíritu. Ya que el candelero de oro tiene estos tres aspectos, podemos decir que el candelero de oro representa la corporificación del Dios Triuno con el Padre como la sustancia, el Hijo como la forma y el Espíritu como la expresión.

Decir que la iglesia es la corporificación del Dios Triuno, de ningún modo equivale a endiosar a la iglesia ni hacer de ella un objeto de adoración. Más bien, quiere decir que la iglesia es una entidad nacida de Dios (Jn. 1:12-13), que posee la vida de Dios (1 Jn. 5:11-12) y que disfruta de la naturaleza divina (2 P. 1:4). La iglesia posee la sustancia divina, tiene la semejanza de Cristo y expresa a Dios. Debido a que hemos nacido de Dios, tenemos Su vida y poseemos Su naturaleza. Por ende, podemos disfrutar de esta vida y naturaleza día tras día y estamos aprendiendo a no vivir por nuestra vida natural, sino por la vida y naturaleza divinas. A medida que vivamos de esta manera y seamos transformados, manifestaremos la plenitud, la expresión, la forma y la apariencia de Cristo. Además, brillaremos por el Espíritu siete veces intensificado.

La iglesia como candelero de oro es la corporificación del Dios Triuno y lo expresa. Como miembros de Cristo, somos hijos de Dios, nacidos de El, y poseemos Su vida y Su naturaleza. Ahora estamos aprendiendo a vivir por dicha vida y naturaleza, a fin de ser llenos y saturados del Dios Triuno procesado, con miras a ser Su expresión corporativa mediante el Espíritu siete veces intensificado.]

B. Tendrán su consumación en la Nueva Jerusalén

[Las iglesias como candeleros de oro tendrán su consumación en la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén, la ciudad santa, es la suma de todos los candeleros. Si tenemos en cuenta que la Nueva Jerusalén es una ciudad de oro (Ap. 21:18b), con una calle que llega hasta las doce puertas (Ap. 21:21; 22:2), que el muro de la ciudad mide ciento cuarenta y cuatro codos de altura (21:17), y que la ciudad misma mide doce mil estadios de altura (21:16), comprenderemos que la ciudad debe ser una montaña. En la cima de esta montaña hay un trono desde donde comienza la calle en forma espiral, la cual llega hasta las puertas. En la cima de esta montaña de oro está el trono, como el centro, y en el trono está Cristo como el Cordero, con Dios en El (22:1). Vemos además que el Cordero es la lámpara, en la cual está Dios como luz (21:23; 22:5).

Esta montaña de oro es una base, sobre la cual se halla una lámpara. Por lo tanto, esta montaña de oro —la Nueva Jerusalén— es un candelero de oro. Este candelero de oro tiene a Cristo como lámpara, en la cual brilla Dios como luz por la eternidad. Así que, la Nueva Jerusalén, el agregado de todos los candeleros, la totalidad de los candeleros, es un candelero de oro universal y consumado que brillará con la gloria de Dios en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad.]

C. Expresarán al Dios Triuno procesado por la eternidad

[La Nueva Jerusalén, como consumación de los candeleros de oro, expresará al Dios Triuno procesado por la eternidad. La Nueva Jerusalén será una montaña de oro con puertas de perlas y un muro de jaspe edificado sobre doce cimientos de piedras preciosas. El oro expresa a Dios en Su naturaleza, las perlas expresan a Cristo en Su muerte y resurrección, y las piedras preciosas expresan al Espíritu en Su obra transformadora. Por lo tanto, la Nueva Jerusalén será la expresión triuna del Dios Triuno procesado, a saber, la expresión del Padre como la fuente, del Hijo como la corporificación, y del Espíritu como la realidad y la transmisión.]

Este es el aspecto final de la iglesia en cuanto a su posición. Este aspecto es extremadamente maravilloso porque el mismo símbolo fue usado para referirse al Dios Triuno, a los hijos de Israel y a la iglesia. Nosotros estaremos mezclados con El a tal grado que lo expresaremos plenamente. El candelero, un símbolo que representa al Dios Triuno, fue usado también para representar a la iglesia. ¡Esto es maravilloso! Qué más podemos decir, sino: “¡Aleluya! A Ti, Oh Señor, sea la gloria por siempre en la iglesia. Tu plan con respecto a la iglesia es maravilloso. Consagro mi vida entera a Ti por Tu iglesia. Gastaré toda mi energía en la edificación de Tu iglesia. Moraré en Tu iglesia por siempre. Amén”.

Preguntas

  1. Escriba una breve composición sobre la manera en que el candelero revela al Dios Triuno.
  2. ¿Por qué es el candelero un símbolo apropiado con respecto a la iglesia?
  3. Explique detalladamente la etapa final de la iglesia como candelero.

Pasajes citados

  1. The Conclusion of the New Testament [La conclusión del Nuevo Testamento] (Lee/LSM), págs. 2327-2328, 2337.

Referencias adicionales

  1. La revelación básica contenida en las santas Escrituras (Lee/LSM), págs. 68, 106-7, 111-112.
  2. The Church: the Reprint of the Spirit [La iglesia: la réplica del Espíritu] (Lee/LSM), págs. 11-13, 22, 24-27.
  3. The Completing Ministry of Paul [El ministerio de Pablo: un ministerio que completó la revelación divina] (Lee/LSM), págs. 9, 34, 74-75, 91.
  4. The Conclusion of the New Testament [La conclusión del Nuevo Testamento] (Lee/LSM), págs. 2045-2100, 2329-2347.
  5. La economía divina (Lee/LSM), págs. 134-137, 141-142.
  6. The Economy of God and the Building Up of the Body of Christ [La economía de Dios y la edificación del Cuerpo de Cristo] (Lee/LSM), págs. 48-49.
  7. On Home Meetings [Con respecto a las reuniones de casa] (Lee/LSM), págs. 44-46.
  8. Estudio-vida de Romanos (Lee/LSM), págs. 259, 596.
  9. El organismo del Dios Triuno en la unión orgánica de Su Trinidad Divina (Lee/LSM), pág. 8.
  10. La expresión práctica de la iglesia (Lee/LSM), págs. 10, 93.
  11. La manera bíblica de reunirse y de servir para la edificación del Cuerpo de Cristo (Lee/LSM), pág. 9.
  12. The Spirit and the Body [El Espíritu y el Cuerpo] (Lee/LSM), págs. 77-78.
  13. The Vision of God’s Building [La visión del edificio de Dios] (Lee/LSM), págs. 74-76, 196-197.