Watchman Nee Libro Book cap.6 La autoridad y la sumisión
DIOS ESTABLECE SU REINO
CAPÍTULO SEIS
DIOS ESTABLECE SU REINO
Lectura bíblica: Hebreos. 5: 8-9; Hechos. 5: 32; Romanos. 10: 16; 2ª Tesalonicenses. 1: 8; 1ª Pedro. 1: 22
EL SEÑOR APRENDIÓ LA OBEDIENCIA POR LO QUE SUFRIÓ
Dios estableció el principio de la sumisión en la vida del Señor. Como resultado, El estableció Su autoridad por medio de El. En este capítulo veremos cómo Dios establece Su reino por medio de la sumisión. Cuando el Señor vino a la tierra, vino con las manos vacías, es decir no trajo consigo la obediencia. El aprendió la obediencia por medio de los sufrimientos que experimentó y llegó a ser el autor de eterna salvación para todos los que le obedecen. Su obediencia en la tierra, la obediencia que lo llevó a la cruz, la aprendió por medio de Sus sufrimientos. Por medio de todos ellos él fue perfeccionado para aprender la obediencia. El Señor gozaba de la libertad de estar en la Deidad, pero llegó a ser un hombre, un ser débil, y en tal condición padeció. Cada sufrimiento por el cual El pasó, produjo frutos de obediencia. Ninguno de los sufrimientos del Señor logró que El se quejara ni murmurara. No obstante, muchos creyentes, al pasar los años, no aprenden la obediencia. Aunque sus sufrimientos aumentan, su obediencia no mejora. Cuando experimentan sufrimientos, profieren palabras de desesperanza, lo cual revela que no han aprendido la obediencia. El Señor pasó por muchas clases de sufrimientos, los cuales manifestaron siempre Su sumisión; como consecuencia llegó a ser el autor de nuestra salvación. Por medio de la obediencia de uno, muchos recibieron la gracia. La obediencia del Señor trajo el reino de Dios, pues la meta de la redención es el agrandamiento de Su reino.
DIOS DESEA ESTABLECER SU REINO
¿Ha pensado usted alguna vez en el daño tan grande que sufrió el universo por la caída de los ángeles y del hombre, y cuán grande fue este problema para Dios? Dios deseaba que los ángeles y los hombres aceptaran Su autoridad; sin embargo, ambas criaturas la rechazaron. No fue posible que Dios estableciera Su autoridad sobre Sus criaturas. Sin embargo, El nunca retrajo Su autoridad. El puede retraer Su presencia, pero jamás retrae Su sistema de autoridad. Dondequiera que se encuentre la autoridad de Dios, El tendrá una posición prominente. Por un lado, Dios mantiene Su sistema de autoridad y por otro, El establece Su reino. Aunque Satanás se rebeló contra la autoridad de Dios, y aunque el hombre diariamente viola esa autoridad rebelándose contra Dios, Dios no permitirá que esta rebelión continúe y establecerá Su propio reino. La Biblia llama al reino de Dios el reino de los cielos porque la rebelión no se limita a este mundo (Mateo. 4: 17; Marcos. 1: 15), pues los ángeles, quienes están en los cielos, también se rebelaron.
¿Cómo estableció el Señor Su reino? El lo hizo por medio de la sumisión. Todo lo que el Señor realizó mientras estuvo en la tierra se basó completamente en la sumisión. Nunca hizo nada que se opusiera a la autoridad de Dios. Todo lo hizo en sumisión y en perfecta cooperación con la autoridad de Dios. En esta esfera el Señor estableció el reino de Dios y ejecutó Su autoridad. La iglesia hoy también debe permitir que la autoridad de Dios opere para que se manifieste Su reino por medio de la sumisión.
DIOS DESEA QUE LA IGLESIA SEA SU REINO
Después de que Adán cayó, Dios escogió a Noé y a su familia en los días de éste. Después del diluvio dicha familia también cayó, y Dios escogió a Abraham para que fuera el padre de muchas naciones. El reino de Dios se edificó a partir de él. Luego Dios escogió a Isaac y a Jacob, y más adelante la descendencia de Jacob sufrió en Egipto y se multiplicó en medio de esos sufrimientos. Dios envió a Moisés a sacarlos de Egipto con el fin de establecer Su reino. Debido a que había algunos rebeldes entre ellos, Dios los condujo al desierto para enseñarles la obediencia antes de establecer Su reino (Dt. 8:3). Pero ellos permanecieron en rebelión contra Dios en el desierto. Como resultado, murieron en el desierto. A pesar de que la segunda generación entró en la tierra prometida, tampoco éstos fueron completamente obedientes; pues no erradicaron a todos los cananeos. Saúl su primer rey, no pudo establecer el reino debido a la rebelión. Ese primer rey no tenía un corazón conforme al de Dios. Más adelante David fue escogido, y él fue sumiso a la autoridad de Dios. Pero aún había rebelión dentro del reino. Dios había ordenado que Jerusalén sería la ciudad sobre la cual El pondría Su nombre, pero el pueblo escogió a Gabaón y puso allí altares para adorar. Por causa de la rebeldía no existía la realidad del reino, a pesar de que había un rey. Antes de que David fuera establecido como rey, existía un reino, pero sin súbditos. Durante su reinado, se tenía el reino y los súbditos, pero el reino carecía de contenido. Por tal motivo, el reino de Dios no había sido establecido.
El Señor vino a la tierra para establecer el reino de Dios; y para esto debemos ver que el evangelio consta de dos aspectos: un aspecto individual y uno corporativo. En el aspecto individual, el evangelio da vida eterna a los que creen; y en el aspecto corporativo, el evangelio llama a las personas al arrepentimiento para que entren en el reino de Dios. Los ojos de Dios están puestos en el reino. En la oración que el Señor hace en Mateo 6: 9-13, se habla del reino al comienzo y al final. El versículo 10 dice: “Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”. El reino de Dios es la esfera donde la voluntad de Dios se realiza sin ningún obstáculo. El versículo 13 dice: “Porque Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”. El reino, el poder y la gloria están relacionados entre sí. Apocalipsis 12: 10 dice: “Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo”. El reino es la esfera donde El ejerce Su autoridad. En Lucas 17: 21, el Señor dijo: “He aquí el reino de Dios está entre vosotros”. (No dijo: “En vosotros”.) Esto indica que el Señor Jesús es el reino de Dios. Decir que el Señor Jesús está entre vosotros equivale a decir que el reino de Dios está entre vosotros, porque la autoridad de Dios se lleva a cabo en El sin ningún obstáculo. El reino de Dios está en el Señor y también en la iglesia. Debido a que la vida del Señor fue dada a la iglesia, Su reino debe propagarse y establecerse por medio de ella. Dios estableció un reino en los tiempos de Noé, pero sólo era un gobierno humano; no era el reino de Dios, ya que éste comenzó con el Señor Jesús. Pero ¡cuán pequeña era la esfera de acción de este reino! Mas ahora, ese único grano de trigo produjo muchos granos. Hoy la esfera del reino de Dios no se limita solamente al Señor Jesús; sino que se extiende a muchos creyentes.
El propósito de Dios no es sólo que seamos la iglesia, sino que como tal seamos Su reino. La iglesia debe ser la esfera del reino de Dios, es decir, el lugar donde El ejerce Su autoridad. Por consiguiente, el deseo de Dios no se limita a ganar terreno en algunas personas, ya que desea que la iglesia en su totalidad esté libre de rebelión. Debe haber una sumisión y una dependencia total de Dios para que Su autoridad se lleve a cabo perfectamente. De esta manera, la autoridad de Dios se establece entre Sus criaturas. Dios no desea que el hombre se someta solamente a Su autoridad directa sino también a las autoridades que El delega; por eso no nos pide una sumisión a medias sino una sumisión completa.
EL FIN DEL EVANGELIO NO ES SOLO QUE EL HOMBRE CREA SINO TAMBIÉN QUE SE SOMETA
La Biblia no sólo habla de la fe, sino también de la obediencia. Nosotros no sólo somos pecadores sino también hijos de desobediencia. En Romanos 10:16 se hace referencia a obedecer el evangelio. Por lo tanto, creer en el evangelio es obedecerlo. En 2 Tesalonicenses 1: 8 dice: “Tomando venganza de los que no conocen a Dios, y de los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo”. Los que no obedecen equivale a decir los que se rebelan. Romanos 2: 8 habla de aquellos que no obedecen a la verdad, lo cual también es rebelión. Dios castigará con ira y enojo a los que se rebelan contra la verdad. En 1ª Pedro 1: 22 dice: “Habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad… ” Estos pasajes indican que la salvación viene por medio de la obediencia, porque creer es obedecer. Un discípulo que tiene fe debe ser un discípulo que obedece. No sólo debe haber fe sino también sumisión a la autoridad del Señor. Cuando Pablo fue iluminado, dijo: “¿Qué haré, Señor?” (Hechos. 22: 10). El no sólo creyó en el Señor, sino que también le obedeció. Cuando se convirtió, conoció la gracia y se sometió a la autoridad. Cuando el Espíritu Santo lo guió a ver la autoridad del evangelio, él reconoció a Jesús como Señor.
Dios no nos llamó solamente a recibir vida por medio de la fe, sino también a preservar Su autoridad por medio de nuestra obediencia. El plan de Dios para nosotros en la iglesia es que nos sometamos a Su autoridad y a todas las autoridades que El estableció. Esto incluye el hogar, el gobierno, la escuela, la iglesia y así sucesivamente. El Señor no especifica a quién debemos someternos, pero en la medida en que nos encontramos con Su autoridad, aprenderemos a someternos a la autoridad.
Muchos pueden someterse y ser obedientes a determinadas personas, pero no a todo tipo de personas. Esto se debe a que no conocen la autoridad. Es inútil someternos al hombre, pues lo que necesitamos es ver la autoridad. Las diferentes organizaciones que nos rodean tienen como objetivo que aprendamos la sumisión. Una vez que el hombre toca la sumisión, ante la menor desobediencia reconocerá interiormente la rebelión. Quienes no conocen la autoridad no saben cuán rebeldes son. Antes que Pablo fuera iluminado, no sabía que estaba dando coces contra el aguijón (Hechos. 26: 14). Cuando el hombre es iluminado por Dios, primero ve la autoridad, y luego ve muchas autoridades. Cuando Pablo se encontró con Ananías, un hermano insignificante, no sólo vio a un hombre; tampoco preguntó quién era Ananías ni si era culto o no. El reconoció a Ananías como una autoridad delegada. Así que se sometió a él (Hechos. 9: 17-18). ¡Cuán fácil es someterse cuando uno se ha encontrado con la autoridad!
DIOS DESEA HACER DE LAS NACIONES SU REINO POR MEDIO DE LA IGLESIA
Si la iglesia no se somete a la autoridad de Dios, El no puede establecer Su reino. El obtuvo el reino en el Señor Jesús. Luego estableció Su reino en la iglesia; finalmente, establecerá Su reino en toda la tierra. Llegará el día cuando se declarará: “El reinado sobre el mundo han pasado a nuestro Señor y a Su Cristo” (Apocalipsis. 11: 15). En el lapso entre el reino que estaba en el Señor Jesús individualmente y el reino del mundo que viene a ser de nuestro Señor y de Su Cristo, está la iglesia. Sólo cuando el reino fue establecido en el Señor Jesús fue posible que estuviera en la iglesia, y sólo cuando el reino es establecido en la iglesia pueden los reinos del mundo llegar a ser el reino de Dios. Sin el Señor Jesús, no existe la iglesia; y sin ésta iglesia no existe el agrandamiento del reino de Dios.
Cuando el Señor estuvo sobre la tierra, fue obediente hasta en lo más pequeño; por ejemplo, el Señor no fue negligente en cuanto al pago del impuesto del templo. Aun cuando no tenía dinero, encontró una moneda en la boca de un pez para pagarlo (Mateo. 17: 14-27). El también dijo: “Devolved, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (22: 21). Aunque César estaba en rebelión, Dios lo había establecido y, por ende, se le debía obedecer. Cuando nosotros somos sumisos, el reino puede extenderse a toda la tierra. Muchos tienen un sentir firme con respecto al pecado pero no con respecto a la rebelión. Por consiguiente, el hombre debe no sólo estar consciente del pecado, sino también de la autoridad. Si no estamos conscientes de lo que es la autoridad, no podremos ser discípulos de Cristo ni ser sumisos.
LA IGLESIA DEBE SOMETERSE A LA AUTORIDAD DIVINA
Quisiéramos aprender a sujetarnos en la iglesia, ya que no hay ni una sola autoridad en la iglesia que podemos pasar por alto. Dios desea que el reino sea el producto de la iglesia y que por medio de ésta se ejerza toda autoridad. Cuando la iglesia sea sumisa, la tierra entera se someterá a la autoridad divina; pero si la iglesia no abre una vía para el reino de Dios, éste no podrá extenderse a las naciones. Por esto, la iglesia es el camino por el cual puede venir el reino. Si ése no es el caso, la iglesia será un obstáculo para el reino.
En la actualidad, si la iglesia no se sujeta a Dios por alguna dificultad, no se podrá manifestar el reino de Dios. Cuando los hombres razonan y discuten entre ellos, impiden que venga el reino de Dios. Nosotros hemos retrasado a Dios. Debemos deshacernos de toda desobediencia, para que Dios tenga un canal por el cual operar. Cuando la iglesia se someta a Dios, las naciones también se le someterán. Es por esto que la iglesia tiene una responsabilidad tan seria. Cuando la vida de Dios, Su voluntad y Sus preceptos son ejecutados en la iglesia, viene el reino.