Watchman Nee Libro Book cap.21 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus

Watchman Nee Libro Book cap.21 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus

SERVIR EN NUESTRO ESPÍRITU

Lección veintiuno

SERVIR EN NUESTRO ESPÍRITU

Lectura bíblica

Ro. 1:9; 7:6; 12:1, 11; 2 Co. 3:6, 8

Bosquejo

  1. La vida y el servicio
  2. Nuestro servicio consiste en ministrar a Cristo
  3. La base de nuestro servicio
    1. El crecimiento en vida
    2. En el Cuerpo
    3. En el espíritu
      1. No en la vejez de la letra
      2. En la novedad de nuestro espíritu regenerado
  4. Ministrar a Cristo a través de nuestro servicio práctico

Texto

El apóstol Pablo dijo en Romanos 1:9: “Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de Su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones”. Luego, en 7:6, añadió: “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto a aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos en la novedad del espíritu y no en la vejez de la letra”. El nos rogó: “Así que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional” (12:1). Además, nos exhortó a que no fuéramos perezosos en cuanto al celo, sino “fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (12:11).

I. LA VIDA Y EL SERVICIO

En esta lección [hablaremos del aspecto práctico de la vida cristiana, esto es, el servicio. En la vida cristiana hay dos aspectos. El primero es la vida, un asunto orgánico, y el segundo es el servicio. Como hijos de Dios, por un lado, necesitamos una vida apropiada, una vida espiritual, y por otro, requerimos un servicio adecuado, un servicio espiritual.

En Mateo 25 el Señor Jesús habló de dos parábolas: la parábola de las diez vírgenes, que trata sobre la vida cristiana, y la parábola de los talentos, que tiene que ver con nuestro servicio. En cuanto a nuestra vida, debemos ser como vírgenes, que llevamos el testimonio de luz en nuestra mano (la lámpara), mientras salimos de este mundo para encontrarnos con nuestro Novio. Este es el aspecto de la vida, para lo cual requerimos el aceite y el testimonio de luz. Debemos salir de este mundo y esperar el regreso del Señor, llevando una vida que satisfaga los requisitos de Su venida. De esto se trata la vida cristiana.

Inmediatamente después de hablar de esta parábola, el Señor continuó con la parábola de los talentos, la cual se relaciona con nuestro servicio. Tenemos que usar el talento, el don que el Señor nos ha dado, a fin de negociarlo y obtener ganancias para El. Con los hijos del Señor, siempre están presentes estos dos aspectos: la vida y el servicio. Tenemos que crecer en vida, con el aceite y con la luz, y salir del mundo para encontrarnos con el Señor a Su regreso. También necesitamos usar apropiadamente el don, el talento, que El nos ha dado.

II. NUESTRO SERVICIO CONSISTE EN MINISTRAR A CRISTO

El servicio al que nos referimos no es el “servicio dominical”, con el cual están tan familiarizados muchos cristianos. El servicio tampoco consiste simplemente en realizar ciertas tareas, como limpiar el salón de reuniones, aunque eso puede ser parte del servicio. El verdadero servicio es funcionar en la vida de iglesia, lo cual consiste en ministrar a Cristo a los demás. Al predicar el evangelio, orar o dar un testimonio en la reunión, debemos tener presente que estamos ministrando a Cristo en otros. Una aeromoza sirve refrescos a la gente. De igual forma, en la iglesia, debemos ser aquellos que sirven a Cristo a los demás.

[Ministrar a Cristo como vida a otros debe ser el objetivo de todo lo que hagamos, ya sea limpiar el salón de reuniones, arreglar las sillas, cocinar, visitar, ministrar la Palabra, cantar u orar. Todas las actividades prácticas en la vida de iglesia son sólo el medio por el que podemos ministrar a Cristo a los demás.

Si mientras cocinamos, no impartimos a Cristo, dudo que podamos hacerlo en las reuniones. Para ministrar a Cristo en las reuniones necesitamos ejercitarnos de tal manera, que al hacer las cosas prácticas, Cristo sea ministrado por medio de éstas. Cada detalle del servicio en la iglesia debe ministrar a Cristo como vida.

Debemos aprender a servir en el espíritu y realizar el servicio de la iglesia de una manera que ministre a Cristo a los demás. Esta debe ser nuestra meta.]

III. LA BASE DE NUESTRO SERVICIO

A. El crecimiento en vida

[Primero tenemos el aspecto de la vida, y luego, el aspecto del servicio. El asunto de la vida debe establecerse primero; luego, basados en él, podremos desarrollar nuestro servicio. Sin vida y sin el crecimiento adecuado en vida, no seremos aptos para servir. Los niños pequeños pueden hacer muchas cosas, pero no pueden servir, porque sencillamente no tienen el crecimiento necesario.]

En las lecciones anteriores abarcamos muchos aspectos y prácticas vitales que pueden ayudarnos a crecer en vida. Tenemos que servir de acuerdo con nuestra capacidad orgánica. No debemos poner como pretexto que somos demasiado jóvenes. Todo creyente debe tener una vida de servicio apropiada.

B. En el Cuerpo

[El servicio cristiano depende de la vida, y se realiza en el contexto del Cuerpo. El servicio pertenece al Cuerpo y se efectúa en El. No podemos servir al Señor de una forma individual. Si deseamos servir al Señor, tenemos que darnos cuenta de que el servicio sólo puede llevarse a cabo en el Cuerpo.

Todo creyente es un miembro del Cuerpo y forma parte de El. Un solo individuo no es el Cuerpo. Así que, un miembro en lo individual no puede funcionar sin el Cuerpo. La mano es muy útil, pero si la separamos del cuerpo, no solamente se muere, sino que se ve fea, espantosa y hasta aterradora. Tal vez le agrade estrechar mi mano, pero si ésta se desprendiera de mi cuerpo, le aterrorizaría.

En la actualidad, muchos cristianos están separados de la realidad del Cuerpo. Nuestros miembros son hermosos mientras están unidos a nuestro cuerpo, pero separados de él, son espantosos. Es lamentable que hoy muchos cristianos son como oídos que se han desprendido de su lugar y se han ubicado en el hombro. ¿Cómo pueden servir así al Señor? ¿Cómo pueden servir al Señor sin ser edificados como miembros del Cuerpo? Es imposible.]

C. En el espíritu

1. No en la vejez de la letra

[Ahora llegamos a un asunto crucial; tenemos que aprender a servir en el espíritu. En Romanos 7:6 leemos: “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto a aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos en la novedad del espíritu y no en la vejez de la letra”. Tenemos que aprender a servir en el espíritu, no en la letra, en la ley, ni en la doctrina, sino en el espíritu.

En 2 Corintios 3:6 se indica que el servicio neotestamentario es un asunto del Espíritu, no de la letra: “El cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, ministros no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica”. El versículo 8 añade: “¿Cómo no con mayor razón estará en gloria el ministerio del Espíritu?”]

2. En la novedad de nuestro espíritu regenerado

Temo que muchos creyentes simplemente no sepan qué es servir en el espíritu. Antes de ser salvos, estábamos muertos en nuestro espíritu. Por un lado, éramos muy activos en nuestra mente y parte emotiva, mas estábamos muertos en el espíritu. Pero alabado sea el Señor, cuando fuimos salvos, El regeneró nuestro espíritu y lo vivificó. A partir de ese momento, hemos de aprender a vivir, andar y actuar en el espíritu, y no en la mente, parte emotiva, ni en el alma.

No solamente debemos aprender a andar y vivir en el espíritu, sino también a servir en él y a hacerlo en la novedad del espíritu. Mi carga en esta lección no es impartirles una simple doctrina o teoría, sino enseñarles algo práctico.

¿Qué significa servir a Dios en el espíritu o en la novedad del espíritu? Un espíritu fue creado en nuestro ser, y nosotros hemos sido regenerados. Nuestro espíritu ha sido renovado, y ahora el Espíritu de Dios mora en él. Por lo tanto, nuestro espíritu ahora es un factor crucial de nuestro ser, lo cual sin duda se debe a que fue renovado y vivificado, y lo fortalece el Espíritu Santo que mora en él. Sin embargo, debido a que no hemos recibido la enseñanza apropiada en cuanto a esto, no nos damos cuenta de que tenemos tal espíritu renovado, en donde mora el Espíritu Santo. No obstante, ahora tenemos cierta comprensión acerca de esta verdad, debido a todo lo que el ministerio nos ha hablado al respecto.

Por un lado, debemos andar y vivir en este espíritu. No nos referimos al Espíritu Santo, sino a nuestro espíritu renovado, en el cual mora el Espíritu Santo. Si andamos y vivimos en nuestro espíritu, esto equivale a vivir en el Espíritu Santo porque el Espíritu Santo mora en nuestro espíritu. Tenemos que vivir en el espíritu y aprender a servir en el espíritu.]

IV. MINISTRAR A CRISTO A TRAVÉS

DE NUESTRO SERVICIO PRÁCTICO

[El objetivo de todo lo que hacemos en el servicio de la iglesia es ministrar a Cristo a los demás creyentes. Todo lo que hacemos debe impartirles vida.

Supongamos que vamos al salón de reuniones para ocuparnos de algunos asuntos prácticos, como arreglar las sillas, hacer la limpieza, o encargarnos de la cocina. Todo lo que hagamos debemos considerarlo como una oportunidad para ministrar a Cristo a otros. Si limpiamos, nuestra labor de limpieza debe ministrar vida. Debemos ministrar a Cristo por medio de nuestro servicio. Si enseñamos, nuestra enseñanza debe ministrar vida a los hermanos. Simplemente impartir conocimiento no es suficiente. Debemos ministrarles a Cristo por medio de nuestra enseñanza. Cuando cocinamos debe ser lo mismo. Aun al cocinar debemos ministrar a Cristo.]

[Tenemos muchas lecciones que aprender en cuanto a ministrar Cristo en los demás al hacer la limpieza, al cocinar y al realizar cualquier tipo de servicio. Cuando estamos en la reunión, parecemos tan espirituales, tan semejantes a Cristo, pero cuando estamos en la cocina, lo que menos expresamos es a Cristo. Tenemos que aprender la lección de servir a otros y a Dios, ministrando a Cristo, no importa en qué área sirvamos. Si usted toca el piano, debe hacerlo en el espíritu, debe ministrar a Cristo por medio de tocar el piano. Como miembros de la iglesia, no estamos aquí para ninguna otra cosa sino para ministrar Cristo. Si cocinamos para los santos, arreglamos el lugar de reuniones, tocamos el piano, y no impartimos a Cristo por medio de nuestro servicio, todo lo que hagamos no tendrá ningún valor. Cualquier clase de servicio que rindamos al Señor debe ministrar a Cristo a la gente. Hay mucho que aprender en cuanto a este asunto.]

RESUMEN

Ser cristiano comprende dos aspectos: uno pertenece a la vida, y el otro, al servicio. Necesitamos tanto un servicio espiritual adecuado como un crecimiento en vida apropiado. El verdadero servicio consiste en ministrar a Cristo por medio de todo lo que hacemos, ya sea predicar el evangelio o limpiar el local de reuniones. Nuestro servicio depende del crecimiento en vida y se lleva a cabo en el Cuerpo y en nuestro espíritu regenerado.

Preguntas

  1. Explique cómo la parábola de las vírgenes y la de los talentos de Mateo 25, muestran los aspectos de la vida y el servicio.
  2. ¿En qué consiste el verdadero servicio en la iglesia?
  3. Puesto que el verdadero servicio consiste en ministrar a Cristo, ¿puede decir por qué nuestro servicio debe basarse principalmente en el crecimiento en vida?
  4. ¿Por qué el servicio está relacionado con el Cuerpo?
  5. ¿Qué le ocurrió a nuestro espíritu, que en otro tiempo estuvo muerto, que ahora somos capaces de servir en la novedad del espíritu?

Citas tomadas de las publicaciones de Lee y LSM

  1. To Serve in the Human Spirit [Servir en el espíritu humano], págs. 78-79, 99-100, 80-81, 90-91, 97-99.