Watchman Nee Libro Book cap.20 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus
ANDAR CONFORME AL ESPÍRITU Y DOS CLASES DE ANDAR POR EL ESPÍRITU
Lección veinte
ANDAR CONFORME AL ESPÍRITU Y
DOS CLASES DE ANDAR POR EL ESPÍRITU
Lectura bíblica
Ro. 8:4, 16; 1 Co. 6:17; Ro. 8:14; Gá. 5:16, 22-23, 25
Bosquejo
- Andar conforme al espíritu
- Ser guiados por el Espíritu
- Dos clases de andar por el Espíritu
- Un andar habitual: el primer andar
- Un andar en fila: el segundo andar
- Andar por el Espíritu como norma
Texto
I. ANDAR CONFORME AL ESPÍRITU
[Si leemos la Biblia desde el Antiguo Testamento hasta el final del Nuevo Testamento, veremos que el principal mandato del Señor no es que sigamos ciertas leyes o enseñanzas, sino que andemos conforme al espíritu.]
[Romanos 8:4 dice que no debemos andar según la carne, sino conforme al espíritu. El espíritu al que se refiere en Romanos 8:4 es el espíritu mezclado, es decir, nuestro espíritu mezclado con el Espíritu Santo (Ro. 8:16; 1 Co. 6:17). Debemos andar conforme a nuestro espíritu porque hoy el Espíritu Santo está en nuestro espíritu y es uno con él. Cuando andamos conforme a nuestro espíritu, espontáneamente andamos conforme al Espíritu Santo, porque ambos espíritus son uno.
La mayoría de las personas se conduce de acuerdo con su mente, según lo que piensa y lo que le gusta. Los que andan conforme a la carne, realizan cosas pecaminosas, mientras que otros hacen cosas buenas conforme a su mente, pensamientos, gustos y preferencias personales. Pero los creyentes debemos andar conforme al espíritu. Es fácil distinguir el espíritu y la carne, pero no es tan fácil diferenciar el espíritu y nuestra mente. Por ejemplo, quizás usted piense visitar a cierto hermano, pero en lo profundo de su ser, algo le molesta. Si éste es el caso, no debe decidir de acuerdo con sus gustos y preferencias, sino únicamente conforme a la “luz roja interior” que se lo prohibe, o la “luz verde interior”, que se lo permite. Esto es andar conforme al espíritu.]
[La palabra andar quiere decir vivir, moverse, ser. Debemos vivir y movernos, no conforme a los diez mandamientos ni al llamado sermón del monte, ni según ciertas doctrinas, sino conforme a nuestro espíritu mezclado.
Practiquémoslo. Todos los días, desde que amanece hasta que oscurece, cesemos de obrar por nosotros mismos, y permanezcamos en el espíritu mezclado.]
II. SER GUIADOS POR EL ESPÍRITU
[Romanos 8:14 dice: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”. Este versículo es una continuación del pasaje anterior, en el que Pablo nos insta a andar conforme al espíritu (v. 4). En un sentido, andar conforme al espíritu es conducirnos bajo la dirección del Espíritu Santo.]
[La vida interior nos hace sentir si estamos o no bajo la dirección del Señor, aun en las cosas pequeñas. De este modo, andando conforme al espíritu y fijando nuestra mente en él, somos guiados por el Espíritu de Dios. Por lo tanto, ser guiados por el Espíritu según se menciona en el versículo 14, no depende de las circunstancias, sino del sentir interior que genera en nosotros, esto es, de la dirección de la vida divina. Ser guiados por esta vida comprueba que somos hijos de Dios, porque, “todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios”.
Quisiera agregar unas palabras especialmente para los adolescentes que lean este mensaje. Cuando sus compañeros de clase hablan de una manera mundana, puede ser que ustedes sientan que no deben participar de tal conversación. Aunque nada se los impida exteriormente, sentirán la prohibición en su interior. Esta regulación interior proviene de la vida de Dios que está en ustedes, de la vida que los distingue como hijos de Dios. Puede ser que a sus compañeros de clase les emocione hablar de cosas pecaminosas, pero la vida divina que mora en usted no le permitirá decir ni una palabra; por el contrario, lo separará de ellos. Esto es ser guiado por el Espíritu. La dirección del Espíritu lo distingue y lo marca como un hijo de Dios. Por causa de esta marca, que proviene de ser guiado por el Espíritu, sus compañeros de clase se preguntarán por qué usted es tan distinto, por qué no habla como ellos. Se preguntarán esto porque ellos son hijos del diablo y usted es un hijo de Dios. La diferencia es que usted es guiado por el Espíritu en su interior.]
III. DOS CLASES DE ANDAR POR EL ESPÍRITU
[En Gálatas 5 Pablo habla dos veces acerca de andar por el Espíritu.]
A. Un andar habitual—el primer andar
[En el versículo 16, la palabra griega que se traduce andar, peripatéo, significa: caminar por todas partes, andar por doquier; por tanto, conducirse y actuar en la vida cotidiana, lo cual implica un diario andar común y habitual. Esta comprensión de andar por el Espíritu la confirman los versículos 22 y 23, donde Pablo habla del fruto del Espíritu. Los diferentes aspectos del fruto del Espíritu mencionados en estos versículos no son cosas fuera de lo usual; son aspectos de nuestra vida diaria. Así que, el andar en el versículo 16, alude a nuestro andar cotidiano y habitual.]
B. Un andar en fila—el segundo andar
[En el versículo 25, la palabra griega traducida andar, stoijéo, tiene un significado muy diferente, se deriva de una raíz que significa formarse en una línea. Se puede ilustrar mediante el movimiento del tránsito en carriles designados en una autopista. Así que, aquí la palabra griega significa andar en fila con una dirección definida. También significa marchar en formación militar. Andar de esta manera, como soldados que desfilan, requiere que mantengamos el paso.
Al comparar estas dos clases de andar, vemos que el segundo es más regulado que el primero. En el segundo tipo, debemos marchar como un ejército y mantener el paso, mientras que en el primero, podemos andar más libremente. Sin embargo, ambas clases de andar, el andar habitual y el andar en línea o fila, se experimentan mediante el Espíritu.]
[En nuestra vida diaria como cristianos, necesitamos llevar estas dos clases de andar por el Espíritu. El primero es un andar general, mientras que el segundo es un andar conforme a cierta norma o principio, para el cumplimiento del propósito eterno de Dios. En la primera clase de andar necesitamos exhibir el fruto del Espíritu, las virtudes que enumera Gálatas 5:22 y 23. Sin embargo, no estamos aquí simplemente para exhibir virtudes tales como amor, gozo y paz, sino para cumplir el propósito de Dios. Por lo tanto, necesitamos andar conforme a ciertas normas o principios, a fin de cumplir este propósito. Para cumplir el propósito de Dios necesitamos un andar ordenado, un andar conforme a ciertas normas elementales o principios básicos. Amar y estar gozosos no son normas ni principios básicos. Estos simplemente son diferentes aspectos de la vida diaria que llevamos como cristianos, no son las características del andar que conduce al cumplimiento del propósito de Dios. Este andar, la segunda clase de andar por el Espíritu, requiere que sigamos los principios básicos y las normas elementales.
Para ejemplificar las dos clases de andar por el Espíritu, podemos usar la vida diaria de una hermana joven que es estudiante. Por un lado, esta hermana vive con su familia en su casa. Si ella vive a Cristo, exhibirá las virtudes de Cristo ante los miembros de su familia. Por otro lado, debe ser una estudiante apropiada en su escuela y cumplir con todos los requisitos necesarios para graduarse. En su hogar, debe actuar como una hija y una hermana, pero en la escuela, tiene que andar como una estudiante apropiada. Necesita tanto el andar general en su hogar con su familia, como el andar más específico en la escuela, conforme a normas básicas y principios elementales.]
C. Andar por el espíritu como norma
[Si examinamos Gálatas 5:25 a la luz de los otros versículos donde se usa la palabra griega stoijéo (Ro. 4:12, Fil. 3:16), veremos que andar por el Espíritu es andar por el Espíritu como nuestra norma. El Espíritu mismo es el camino, la norma, la línea y el principio que conduce hacia la meta de Dios. El Espíritu mismo debe ser nuestra norma. Si hemos de tener la segunda clase de andar por el Espíritu, debemos tomar al Espíritu como nuestra norma. Para entender esto, podemos usar el ejemplo de manejar en una autopista para llegar a un destino específico, lo cual es diferente de manejar simplemente para dar un paseo. Cuando manejamos por la autopista, los carriles son la norma que seguimos. Al manejar conforme a esta norma, podremos llegar a nuestro destino.
En nuestra vida cristiana, la segunda clase de andar por el Espíritu es un andar en el cual el Espíritu es la norma. Nuestra norma no debe ser ninguna doctrina ni teología; tampoco debe ser la ley. La intención de Pablo al escribirle a los gálatas fue decirles que no debían tomar la ley como su norma. Los creyentes gálatas se distrajeron del Espíritu y siguieron la ley, tomándola como su norma. Pablo les dijo que hacer eso era insensato, y que debían volver al Espíritu y tomarlo como su regla. Ya que vivían por el Espíritu, debían también andar por el Espíritu. Si hemos de tener la segunda clase de andar y así cumplir el propósito de Dios, primero debemos aprender a andar por el Espíritu como nuestra norma, principio y carril.
Animo a todos los santos a practicar la segunda clase de andar por el Espíritu. Debemos orar de la siguiente manera: “Señor, te seguiré a Ti para tener la segunda clase de andar por el Espíritu, para que se cumpla Tu propósito. No quiero un andar basado en doctrinas, teología, organización ni conceptos naturales. Quiero andar por el Espíritu como mi única autopista”.
Gálatas 5:25 muestra que ya que recibimos la vida y vivimos por el Espíritu, debemos ahora practicar la segunda clase de andar por el Espíritu, como nuestra norma. Hemos recibido vida por el Espíritu para que podamos andar por el Espíritu, y así cumplir el propósito de Dios. ¡Qué meta tan gloriosa! La autopista que nos conduce hacia esa meta es el Espíritu, la expresión máxima del Dios Triuno procesado. Mientras vamos por esta única autopista, no debemos desviarnos ni retroceder, sino seguir hacia la meta.]
RESUMEN
El mandato final del Señor es que vivamos, actuemos y conduzcamos nuestro ser conforme al espíritu. Somos guiados por el Espíritu al andar conforme al sentir interior de la vida divina. En Gálatas 5 se mencionan dos clases de andar por el espíritu. El primero es un andar diario y general, por el cual exhibimos virtudes tales como amor, gozo y paz. El segundo es un andar conforme a ciertas normas y principios elementales, el cual cumple el propósito de Dios. Debemos vivir por el Espíritu y tener el segundo andar por el Espíritu como nuestra regla.
Preguntas
- ¿Qué significa la palabra “andar” en la frase “andar por el espíritu?”
- ¿De qué manera nos ayuda el sentir de vida interior a andar por el espíritu?
- ¿Qué versículos de Gálatas muestran las dos clases de andar por el espíritu?
- Defina las palabras griegas “peripatéo” y “stoijéo”.
- Explique la diferencia entre las dos clases de andar que se mencionan en Gálatas 5.
Citas tomadas de las publicaciones de Lee y LSM
- Life Messages [Mensajes de vida], tomo 2, pág. 79.
- Nuestro espíritu humano, pág. 43.
- Life Messages, tomo 2, págs. 79-80.
- Estudio-vida de Romanos, págs. 235, 242-243.
- Estudio-vida de Gálatas, págs. 345-347, 391-392, 361-362.