Watchman Nee Libro Book cap.13 Libro de lecciones nivel 6: La biblia
LOS LIBROS DE POESIA: DE JOB A CANTAR DE LOS CANTARES
Lección trece
LOS LIBROS DE POESÍA: DE JOB A CANTAR DE LOS CANTARES
Lectura bíblica
Job 1:6-12, 22; 2:3-10; 42:7, 10, 12a; Sal. 8; 133; 150; Pr. 1:1-4; 3:5-6; 4:23; 8:12, 22-36; 9:10; 29:18; Ec. 1:1-2, 9; 3:1; 12:1, 13-14; Cnt. 1:5-8; 4:16; 5:6-8; 6:3; 8:14
Bosquejo
- Job:
- El autor o los autores, el lugar y el tiempo.
- El tema.
- El contexto.
- El pensamiento central.
- El esquema general.
- Las secciones.
- Salmos (A—F).
- Proverbios (A—F).
- Eclesiastés (A—F).
- Cantar de los Cantares (A—F).
Texto
Hay cinco libros en la Biblia que se consideran libros de poesía: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares. El libro de Lamentaciones también es poético en forma, pero se le considera un suplemento del libro de Jeremías, e incluso, según algunos escritos antiguos, se le llama “El segundo libro de Jeremías”; por tanto, no se incluye entre los libros de poesía.
Los libros de poesía contienen las distintas experiencias espirituales por las que pasó el pueblo de Dios en su vivir, expresadas por medio de la poesía según los escritores fueron movidos por el Espíritu Santo; estos escritos son el derramamiento del corazón de ellos. Por tanto, la poesía en la Biblia es realista y no es abstracta ni impráctica.
I. JOB
- El autor o los autores, el lugar y el tiempo: Existe una gran contienda acerca de la autoría del libro de Job. [Las cosas escritas en este libro ocurrieron antes de la época de Moisés y podrían haber concurrido con la época de Abraham, aproximadamente 2000 a. C. Algunos han dicho que este libro fue escrito por Eliú, mientras que otros dicen que probablemente fue escrito por Moisés.] Job vivió en Uz, en la parte sur de Edom, al oeste de la planicie árabe, al borde de Canaán. Uz pertenece a Edom (Lm. 4:21). Los eventos narrados en este libro probablemente ocurrieron durante el transcurso de un año.
- El tema: El pueblo de Dios tiene visiones y experiencias de Dios más profundas y más elevadas, a pesar del ataque de Satanás.
- El contexto: Job era irreprensible e íntegro delante de Dios; era una persona que temía a Dios y que se apartaba del mal. Job llegó a ser una gloria para Dios ante Satanás. Satanás pensaba que Job amaba a Dios porque Dios le había rodeado de muchas bendiciones materiales, así que solicitó y obtuvo el permiso de Dios para probarle destruyendo todo lo que Job tenía. Al final, Dios y Job triunfaron. Se demostró que Job amaba a Dios independientemente de su condición externa, y Satanás fue derrotado.
- El pensamiento central: Dios le permite a Satanás atacar a personas piadosas para que ellas tengan experiencias y visiones más profundas. Quizás no entendamos por qué nos suceden ciertas cosas, pero creemos que “todas las cosas cooperan para bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados” (Ro. 8:28).
- El esquema general: Dios se jactó de Job ante Satanás. Satanás acusó a Job delante de Dios dos veces, y obtuvo permiso para destruir lo que Job tenía y causarle sufrimientos. Durante el ataque de Satanás, tres amigos visitaron a Job. Ellos intentaron consolarlo durante su sufrimiento, pero debido a que ellos no conocían la voluntad de Dios, lo único que pudieron ofrecerle fueron sus opiniones. Job fue en parte afectado por ellos. Eliú, un joven que tenía más conocimiento de Dios, habló algo mejor; sin embargo, debido a que carecía de madurez, tampoco pudo ayudar a Job.
Cuando Dios apareció y le habló a Job cara a cara, él entendió lo que estaba ocurriendo. Job vio a Dios y conoció a Dios; por ende, todos sus problemas fueron resueltos. ¡Alabado sea el Señor! Lo que necesitamos es tener contacto con Dios.
- Las secciones: 1) introducción (1:1—2:10); 2) Job y sus tres amigos (caps. 2:11—31); 3) Job y Eliú (caps. 32—37); 4) Job habla con Dios cara a cara (caps. 38—42:9); y 5) conclusión (42:10-17).
II. SALMOS
- El autor o los autores, el lugar y el tiempo: Hay más escritores de este libro que de cualquier otro libro de la Biblia. David escribió la mayoría de los salmos; por tanto, el libro de Salmos a veces es llamado: “Los salmos de David”. Según los encabezados de los salmos, setenta y tres salmos fueron escritos por David; doce salmos fueron escritos por Asaf; un salmo fue escrito por Hemán; y un salmo fue escrito por Etán. Diez salmos fueron escritos por los hijos de Coré; dos salmos fueron escritos por Salomón; y un salmo fue escrito por Moisés. Cincuenta salmos no tienen encabezado. De los cincuenta salmos que no tienen encabezado, algunos fueron escritos por David, tales como: el salmo 2 (Hch. 4:25), el salmo 95 (He. 4:7), el salmo 96 (1 Cr. 16:23-33) y el salmo 105 (1 Cr. 16:8-22). Aunque muchas personas escribieron el libro de Salmos, éste libro fue inspirado por el Espíritu Santo, quien es uno solo.
La mayoría de los salmos probablemente fueron escritos en Israel, excepto el salmo 90, que fue escrito por Moisés en el desierto.
El salmo más antiguo fue escrito por Moisés cerca de 1500 años a. C. (el salmo 90), y el último salmo escrito probablemente fue el salmo 137, el cual fue redactado después que los hijos de Israel fueron llevados al cautiverio.
- El tema: las alabanzas de los santos, las cuales revelan a Cristo y tipifican a la iglesia.
- El contexto: Salmos es el segundo libro de poesía. Job nos conduce a la escuela de Dios con el propósito de ser educados en el conocimiento de Dios. Salmos nos introduce en el Lugar Santísimo para que tengamos comunión con Dios mediante oraciones, aspiraciones, meditaciones, deseos y alabanzas. [Todos los cristianos saben que en la Biblia hay un maravilloso libro llamado Salmos. No obstante, la mayoría de ellos sólo sabe que este libro es maravilloso, pero no puede explicar por qué es tan maravilloso. Salmos realmente produce una impresión en el lector. Cualquiera que lea Salmos es conmovido. La razón por la que Salmos es tan conmovedor es que este libro no contiene meras enseñanzas; su contenido es los sentimientos y las impresiones de los santos piadosos en relación con sus experiencias. Además, estas expresiones son manifestadas en alabanzas a Dios, y no en palabras ordinarias. Estas no son alabanzas según la doctrina, sino alabanzas según los sentimientos e impresiones que los santos piadosos derivan de sus experiencias.]
- El pensamiento central: Los salmos [son la expresión, en sus alabanzas a Dios, de los sentimientos e impresiones de los santos piadosos en relación con sus experiencias, en las cuales y a través de las cuales Cristo es revelado y la iglesia es tipificada como casa de Dios y ciudad de Dios.]
- El esquema general: Podemos ver el libro de Salmos desde el punto de vista humano o desde el punto de vista divino. [Desde el punto de vista humano vemos una cosa, y desde el punto de vista divino vemos otra completamente diferente. Según el concepto humano, vemos una cosa, pero según el divino, vemos otra. Desde el punto de vista humano podemos decir que el centro y contenido de todos los salmos son las experiencias que los santos tienen de la misericordia, la bondad, el amor, la fidelidad, el poder y la gloria de Dios. Ellos experimentaron a tal grado la bondad de Dios, que alabaron a Dios manifestando todos los variados aspectos de su experiencia de Dios. Este es el concepto humano; este es el punto de vista humano. Pero según el concepto divino y el punto de vista divino, el centro y el contenido de todas las alabanzas son Cristo, la casa y la ciudad de Dios. Cristo es el centro, y la iglesia —representada por la casa y la ciudad— también es el centro. Cristo y la iglesia son el centro y contenido de todas las alabanzas del libro de Salmos. Por tanto, todas nuestras alabanzas deben incluir los sentimientos e impresiones que recogemos en nuestra experiencia; con todo, todas nuestras alabanzas deben tener a Cristo y la iglesia como centro y contenido.]
- Las secciones: Salmos fue dividido en cinco secciones, llamados libros. Nadie sabe quién dividió Salmos en cinco libros, ni por qué lo hicieron. Se cree tradicionalmente que el Libro I fue recopilado por David; el Libro II, por Ezequías; el Libro III, por Josías; y los Libros IV y V, por Esdras y Nehemías. Sin importar quién los recopiló, una cosa es cierta: fue obra del Espíritu Santo, en mano de los hombres, la que ordenó los salmos en estos cinco libros.
Al ver estos cinco libros según la experiencia de los hijos de Israel, podemos ver que corresponden a los cinco libros de Moisés respectivamente. Pero según la experiencia espiritual, ellos nos muestran los pasos ascendentes de las experiencias que tenemos de Cristo y de la iglesia. Analicemos el libro de Salmos según estas dos perspectivas.
Según la experiencia de los hijos de Israel:
- El Libro I (Sal. 1—41) corresponde a Génesis:
- La bendición del hombre (Sal. 1).
- La caída del hombre (Sal. 2—15, los hombres se convirtieron en enemigos de Dios debido a la caída).
- El recobro del hombre (Sal. 16—41, el hombre recobró la posición de bendición gracias a la salvación).
- El Libro II (Sal. 42—72) corresponde a Éxodo:
- El pueblo de Dios, los hijos de Israel, sufre opresión y clama (Sal. 42—49).
- El Redentor (Sal. 50—60).
- La redención (Sal. 61—72, Dios trae de vuelta, por segunda vez, a Sus hijos de los cuatro confines de la tierra, conduciéndolos a Su reino, así como lo hizo la primera vez, cuando los sacó de Egipto para que entraran a la buena tierra).
- El Libro III (Sal. 73—89) corresponde a Levítico:
- Dios es santo. Él tiene un lugar santo y un pueblo santo, un pueblo separado.
- El Libro IV (Sal. 90—106) corresponde a Números:
- Este libro comienza con el canto que Moisés cantó durante el tiempo en que vagaban por el desierto. Habla sobre las experiencias de los hijos de Israel narradas en Números, que mencionan cómo la generación más antigua de los hijos de Israel murió en el desierto a causa de sus pecados. Números es un libro cuyo contexto es el desierto, es decir, un libro cuyo contexto es la tierra. El pensamiento central de este libro es la tierra. Los hijos de Israel, mientras vagaban en el desierto, anhelaban una tierra más hermosa en la que podrían obtener descanso; los salmos del reino contenidos en este libro, revelan que Dios haría que Su pueblo obtuviera descanso en la buena tierra.
- El Libro V (Sal. 107—150) corresponde a Deuteronomio:
- El pensamiento central de este libro es la palabra de Dios, y Deuteronomio es la repetición de la palabra de Dios. Esto es evidente particularmente en el salmo 119, en el cual toda la enseñanza gira alrededor de guardar la ley de Dios.
Según las experiencias espirituales de Cristo y la iglesia:
- El Libro I (Sal. 1—41) [indica cómo la intención de Dios es hacer que los santos que buscan más de Él, se vuelvan de la ley a Cristo, para que disfruten la casa de Dios].
- El Libro II (Sal. 42—72) [indica cómo los santos experimentan a Dios, Su casa y Su ciudad, por medio del Cristo sufrido, exaltado y reinante.]
- El Libro III (Sal. 73—89) [indica cómo los santos, en sus experiencias, se dan cuenta de que la casa y la ciudad de Dios —con todo lo que disfrutamos de éstas— pueden ser preservadas y mantenidas únicamente si el pueblo de Dios valora y exalta apropiadamente a Cristo.]
- El Libro IV (Sal. 90—106) [indica cómo los santos, al unirse a Cristo, son uno con Dios a fin de que Él pueda recobrar Su título de propiedad sobre la tierra por medio de Cristo en Su casa y ciudad.]
- El Libro V (Sal. 107—150) [indica cómo la casa y la ciudad de Dios llegan a ser la alabanza, la seguridad y el deseo de los santos, y cómo Cristo viene a reinar sobre toda la tierra por medio de la casa y la ciudad de Dios.]
III. PROVERBIOS
- El autor o los autores, el lugar y el tiempo: Al igual que Salmos, Proverbios es una recopilación, ya que no fue escrito por una sola persona. Así como David es el autor que más salmos contribuyó al libro de Salmos, Salomón es el autor más significativo de Proverbios (1:1; 10:1; 25:1). Salomón escribió tres mil proverbios (1 R. 4:32; cfr. Ec. 12:9), y este libro contiene las mejores selecciones de entre esos proverbios. Además de los dichos que él mismo escribió, también recopiló varios dichos tradicionales y populares y los convirtió en proverbios; en este libro se les llama “las palabras de los sabios” o “los dichos de los sabios” (22:17; 24:23). El capítulo treinta se compone de los proverbios de Agur; y el capítulo treinta y uno consta de los dichos de Lemuel.
El origen de este libro es el siguiente: primero, de entre los tres mil proverbios de Salomón, fueron seleccionados algunos de los proverbios más importantes y los que eran citados regularmente. Luego, durante el tiempo de Ezequías, este rey añadió a la colección algunos de los proverbios de sus ancestros (caps. 25—29). Finalmente, fueron añadidos los proverbios de Agur y Lemuel, completándose así el libro de Proverbios que tenemos hoy en día.
Sin tomar en cuenta la identidad de los autores o el proceso por el cual fueron recopilados, los proverbios contenidos en este libro no son exhortaciones ordinarias que instan al hombre a ser virtuoso ni tampoco enseñan ética y buena conducta, sino que son versículos dorados inspirados por el único Espíritu Santo con el fin de conducir al hombre a venerar y respetar a Dios.
- El tema: llevar una vida piadosa por medio de la sabiduría de Dios, a saber, Cristo.
- El contexto: Los proverbios han existido desde los tiempos más antiguos, y fueron especialmente populares en el oriente. La gente los usaba para instruir a los niños, porque en esos días los libros escaseaban mucho y eran muy caros; pero los proverbios eran compactos, sencillos y fáciles de recordar. A menudo, un poderoso proverbio corto y de peso venía a ser el lema de una persona, un lema que afectaba su manera de vivir durante toda su vida.
- El pensamiento central: Buscar la sabiduría para poder llevar una vida piadosa en la tierra, una vida que sea aceptable a Dios.
- El esquema general: El comienzo de este libro establece claramente: “Los proverbios de Salomón … para conocer la sabiduría y la instrucción” (1:1, 2). Así que, el propósito de este libro es que busquemos “sabiduría”. El “consejo”, la “prudencia”, la “discreción”, la “instrucción”, el “entendimiento” y el “conocimiento” —de los cuales se habla en este libro—, todos pertenecen a la “sabiduría”; mientras que palabras tales como “simple”, “insensato”, “necedad”, “falto de entendimiento”, “carente de cordura”, “ignominia” y “sin conocimiento” aluden a lo opuesto de “sabiduría”.
La “sabiduría” aquí no se refiere a la “sabiduría del mundo” (1 Co. 1:20). La filosofía humana, la ciencia, el sentido común, la comprensión, el discernimiento y la aptitud no son “sabiduría”; más bien, la sabiduría de la que este libro habla alude al conocimiento y temor del hombre hacia Dios. “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es entendimiento” (Pr. 9:10). Dios es omnisciente. La verdadera sabiduría es conocerle a Él y entender Sus caminos, esto es, temerle y llevar a cabo Su voluntad. Si usted posee tal sabiduría, entonces manifestará santidad, justicia, bondad, características nobles y virtudes sobresalientes en su vivir.
Pero, ¿cómo puede uno obtener la verdadera sabiduría? Los creyentes del Antiguo Testamento tenían que conocer profundamente a Dios y temerle estrictamente. Nosotros, los creyentes del Nuevo Testamento, somos más bendecidos que ellos, porque únicamente tenemos que creer en el Señor Jesús. La “sabiduría” que existía en tiempos antiguos, la sabiduría que estaba en la presencia de Dios desde el principio, mediante la cual Él creó el universo (8:22-31), se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros; esta sabiduría es nuestro Señor. Todo aquel que tenga al Señor Jesús, tiene tal “sabiduría”, porque Él es la sabiduría de Dios (1 Co. 1:24), y Él nos ha sido hecho de parte de Dios sabiduría (v. 30).
Aunque este libro figura en el Antiguo Testamento, también es valioso para los creyentes del Nuevo Testamento, porque está lleno de consejos en cuanto a cómo relacionarnos con las personas, presenta normas de conducta, principios que rigen el andar del creyente, cómo ser liberados de trampas malignas y cómo ser aprobados por Dios. Con respecto a los creyentes que buscan a Dios y esperan en Él, las palabras de Proverbios 3:5-6 y 8:17 son palabras de consuelo y garantía. Para los creyentes que están sufriendo y están siendo disciplinados, las palabras de 3:12 son palabras llenas de ayuda y dirección.
- Las secciones: Proverbios se compone principalmente de versículos dorados e independientes, es decir, los versículos no están necesariamente relacionados con pasajes anteriores o posteriores. Por consiguiente, es el libro más difícil de dividir en secciones.
Podríamos dividirlo en cinco secciones conforme a su contenido: 1) palabras de introducción (1:1-6); 2) la importancia de buscar sabiduría y el peligro de carecer de ella (1:7—9); 3) una comparación entre el sabio y el necio, y entre ser virtuoso y ser malo (caps. 10—24); 4) proverbios recopilados durante el tiempo de Ezequías (caps. 25—29); y 5) proverbios comunes: a) las palabras de Agur (cap. 30) y b) las palabras de Lemuel (cap. 31).
IV. ECLESIASTÉS
- El autor o los autores, el lugar y el tiempo: Aunque este libro no nombra claramente a Salomón como su autor, y aunque muchos lectores de la Biblia atribuyen su autoría a otras personas, según el contenido de todo el libro podemos decir con certeza que Salomón lo escribió. Podemos afirmar esto porque el autor fue:
- Hijo de David (Ec. 1:1)
- Rey en Jerusalén (1:1)
- Un hombre de gran sabiduría, superior a todos los que vivieron antes que él en Jerusalén (1:16; 1 R. 3:12).
- Uno que hizo grandes obras y construyó casas (Ec. 2:4; 1 R. 7:1-2).
- Poseedor de muchas mujeres y concubinas (Ec. 2:8; 1 R. 11:1-3).
- Uno que reunió para sí plata y oro y tesoros de reyes y de las provincias (Ec. 2:8; 1 R. 9:28; 10:10-11, 14-24).
- Uno que puso en orden muchos proverbios (Ec. 12:9; 1 R. 4:32).
En la Biblia, ninguna otra persona reúne todas las características anteriores, excepto Salomón; por tanto, nadie más pudo haber escrito este libro.
Este libro fue escrito en Israel durante los últimos años de Salomón.
- El tema: Un vivir y una búsqueda ajena a Dios nunca conduce a la verdadera satisfacción.
- El contexto: El Espíritu Santo seleccionó a Salomón para que escribiera este libro porque él había experimentado el fracaso. Dios lo estableció como rey y le concedió gran sabiduría. Al principio, él utilizó esta sabiduría para cuidar del pueblo de Dios, pero más tarde se enorgulleció de su gran sabiduría y siguió sus lujurias desenfrenadas, se rebeló contra Dios y buscó lujos terrenales. Dios había ordenado lo siguiente en cuanto a los reyes: “Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto, con el fin de aumentar caballos; porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino” (Dt. 17:16); pero Salomón “tenía cuarenta mil caballos en sus caballerizas para sus carros, y doce mil jinetes” (1 R. 4:26), y los caballos que Salomón tenía los “traían de Egipto” (1 R. 10:28). Dios emitió otro mandamiento respecto a los reyes: “Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe” (Dt. 17:17); pero Salomón “tuvo setecientas mujeres … y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón … tras dioses ajenos” (1 R. 11:3-4). Otro mandamiento que Dios emitió concerniente a los reyes fue: “Ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia” (Dt. 17:17); pero Salomón tenía una enorme cantidad de oro, y la “plata … no era apreciada” pues llegó a ser “como piedras … en abundancia” (1 R. 10:21, 27). Todos los mandamientos acerca de los reyes fueron quebrantados por Salomón. Él tenía la posición más alta, la sabiduría más grande y los mayores dotes. Se podría decir que ninguna otra persona bajo el sol estaba más calificada para ir en pos de la educación, la fama, el disfrute y los placeres terrenales. Él lo obtuvo todo, pero aún así esto no lo satisfizo. Finalmente, él llegó a un punto dónde lo único que pudo decir fue: “Vanidad de vanidades … vanidad de vanidades, todo es vanidad” (Ec. 1:2). Así que, también podríamos decir que no hay otra persona bajo el sol más apta para escribir el libro de Eclesiastés que Salomón.
En los últimos años de Salomón, después de su recuperación, el Espíritu Santo lo llevó a escribir el libro de Eclesiastés, recordándole cómo el tiempo que él malgastó apartado de Dios y yendo en pos del mundo le causó que llegara a sentirse desalentado e insatisfecho, lo cual resultó en pesimismo y desilusión. Luego, después que se recuperó totalmente, el Espíritu Santo lo llevó a escribir Cantar de los Cantares, donde él expresa la verdadera satisfacción que obtuvo después de regresar a la presencia de Dios.
- El pensamiento central: Un hombre puede alcanzar toda la educación, el conocimiento, los tesoros, las riquezas, la fama, la posición, el disfrute y el placer que el mundo ofrece, pero si no tiene a Dios, todo es vanidad, porque “está reservado a los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (He. 9:27).
- El esquema general: El autor usa varias experiencias para probar su argumento:
- El estudio de los fenómenos naturales resulta fatigoso, haciendo que uno sienta que todo es insípido y que nada es nuevo (Ec. 1:4-11).
- La búsqueda de la sabiduría y el conocimiento también es correr tras el viento (1:12-18).
- La búsqueda del júbilo (2:1-11) —el placer (v. 1), el vino (v. 3), las casas y los jardines (vs. 4-6), las posesiones (v. 7), la música (v. 8), las concubinas (v. 8), los tesoros (v. 8)— finalmente también es sólo vanidad.
- La sabiduría sobrepasa a la necedad, pero las dos tienen el mismo resultado: la vanidad (2:12-26).
- El fatalismo tampoco satisface (3:1-15).
- El ser pesimista, desilusionarse e irritarse, tampoco lo satisface a uno (3:16—4:16).
- Después de cumplir todos los rituales religiosos, uno todavía siente que Dios está lejos y que es inalcanzable (5:1-8).
- La búsqueda de riquezas y bienes tampoco puede satisfacer y también es vanidad (5:9—6:12).
- Buscar más sabiduría, virtudes y ética (7:1—12:12) resulta en “vanidad de vanidades … todo es vanidad” (12:8).
- Las secciones: 1) título (1:1-3); 2) experiencia (1:4—12:12); y 3) conclusión (12:13-14).
V. CANTAR DE LOS CANTARES
- El autor o los autores, el lugar y el tiempo: Cantar de los Cantares fue escrito por Salomón en Israel durante sus últimos años, y es tan difícil de entender como Proverbios y Eclesiastés.
- El tema: Amar al Señor para experimentarlo como la vida divina, con miras a la edificación de Su Cuerpo, la novia.
- El contexto: Este libro sigue a Eclesiastés, está en contraste con él y le sirve de suplemento. Eclesiastés afirma que si el hombre abandona a Dios y busca cualquier otra cosa que esté debajo del sol, el resultado será “vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Cantar de los Cantares afirma que si el hombre anhela al Señor, buscando todo en Cristo, el resultado será satisfacción de satisfacciones, todo es satisfacción.
La poesía es la expresión de lo que acontece dentro del corazón humano, o sea, pone por escrito las experiencias de la vida humana. Estos cinco libros de poesía —Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares— también demuestran el beneplácito del Espíritu Santo, al presentar nuestras experiencias y búsquedas en el camino espiritual. A través del sufrimiento (Job), somos llevados a la oración y comunión en la presencia de Dios (Salmos), y mediante la oración recibimos sabiduría y revelación (Proverbios), de modo que somos conducidos a darnos cuenta de la vanidad de todas las cosas que no son Dios (Eclesiastés) y a la satisfacción que se encuentra en Cristo (Cantar de los Cantares).
- El pensamiento central: Los creyentes deben buscar al Señor para tener comunión con Él en amor. Esta búsqueda les ayuda a salirse de sí mismos por medio de la obra de la cruz y a ser transformados por el Espíritu. El resultado de todo esto es el Cuerpo de Cristo, la novia de Cristo, la cual se prepara para ser arrebatada a la fiesta de bodas con el Señor.
- El esquema general: Algunos dicen que Salomón escribió este libro basado en una de sus propias historias de amor, la cual pudo haber sucedido como sigue:
En Efraín, Baal-hamón, Salomón tenía una viña que dio a una familia del pueblo de Efraín para que la cuidara. Evidentemente, el padre de esta familia ya había muerto. La madre tenía por lo menos dos hijos y dos hijas; las dos hijas eran la Sulamita y su hermana menor (1:6; 8:8). Mientras la Sulamita estaba en su casa, sus hermanos mayores se aprovecharon de ella, obligándola a dejar su propia viña para que cuidara la de ellos y también forzándola a que pastoreara las ovejas de ellos, de modo que su cara se volvió morena por estar expuesta mucho tiempo al sol. Un día, un joven bien parecido, que estaba vestido de pastor, vino de muy lejos, y se fijó en la joven e hizo amistad con ella. Entonces, la Sulamita dijo: “No me miréis fijamente, por ser yo morena, porque el sol me ha quemado. Los hijos de mi madre se airaron contra mí; me hicieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé. Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, ¿dónde apacientas tu rebaño?” (1:6-7). El pastor respondió llamándola: “hermosa entre las mujeres” (1:8). Después de un tiempo, se enamoraron. Un día, el pastor se despidió de ella, prometiéndole regresar pronto para casarse con ella. Pero después que se fue, no hubo noticias de él. Aunque las personas que la conocían le decían que había sido engañada por el pastor, ella rehusó escucharlas, creyendo firmemente que su compromiso era irrevocable. Después de esperar por mucho tiempo sin ver que él regresara, ella lo anhelaba tanto que se sentía enferma, imaginando algunas veces que lo veía. Luego, un día ella notó que se levantaban nubes de polvo a lo largo de uno de los caminos montañosos de Efraín, tal como si muchos carruajes estuvieran aproximándose. Pronto llegó un mensajero, quien le informó que el rey venía de camino para casarse con ella. Al principio, la Sulamita no supo qué decir, pero tan pronto vio al rey, ella le reconoció como el pastor amado y clamó triunfantemente: “Yo soy de mi amado, y a mí tiende su deseo” (7:10). (Esta es también la historia de cada uno de nosotros. Desde Génesis hasta Apocalipsis, toda la Biblia narra cómo nuestro buen Pastor dejó Su gloria y Su trono para venir a la tierra a buscar a Su novia, la cual es de cuna humilde. Después que la encontró, la dejó por un tiempo, prometiéndole que regresaría a reclamarla. Ahora estamos en el tiempo de espera. Que todos tengamos la fe, la paciencia, la añoranza y el ferviente amor que tenía la Sulamita, y que tengamos el mismo clamor que ella: “¡Apresúrate, mi amado, a venir!”).
- Las secciones: 1) búsqueda y satisfacción iniciales (1:1—2:7); 2) el llamado a abandonar el yo (2:8—3:5); 3) el llamado a ascender a los cielos (3:6—5:1); 4) después de la resurrección, el llamado más severo de la cruz (5:2—6:13); 5) la obra de Dios (cap. 7); y 6) el suspiro proveniente de la carne (cap. 8).
Preguntas y ejercicios
- Enumere los cinco libros de poesía y sus autores. ¿Cuál fue el autor que más escribió?
- Memorice con sus compañeros los temas de cada libro.
- Tomen turnos y hablen entre ustedes acerca del esquema general y del contexto de cada libro. ¿Qué es lo que más les llama la atención? ¿Cómo aplicamos esto a nosotros hoy en día?
Pasajes citados
- On Knowing the Bible [En cuanto a conocer la Biblia] (Lee/LSM), pág. 30.
- Christ and the Church Revealed and Tipified in the Psalms [Cristo y la iglesia según son revelados y representados en Salmos] (Lee/LSM), págs. 7, 10, 12-13.
Referencias adicionales
- Lecciones de la verdad, nivel 1, tomo 1 (Lee/LSM), págs. 147-156.
- Lecciones de la verdad, nivel 1, tomo 2 (Lee/LSM), págs. 25-26.
- Truth Lessons,Level 2, Volume 1 [Lecciones de la verdad, nivel 2, tomo 1] (Lee/LSM), lección 7.
- Life and Building in the Song of Songs [Vida y edificación en Cantar de los Cantares] (Lee/LSM), págs. 5, 17-25, 35-36.
- Christ and the Church Revealed and Tipified in the Psalms (Lee/LSM), Introducción, cap. 1.
- Hymns [Himnos], (LSM) #1155, 1156, 1161, 1241.
- Crucial Points in the Bible, [Puntos cruciales de la Biblia], en chino (Nee/Librería Evangélica de Taiwan), págs. 171-237.