Watchman Nee Libro Book cap.10 Libro de lecciones nivel 6: La biblia
TEMAS CLAVES DE LA BIBLIA 4 LOS PACTOS, LAS DISPENSACIONES Y SATANÁS
Lección diez
TEMAS CLAVES DE LA BIBLIA (4) LOS PACTOS, LAS DISPENSACIONES Y SATANÁS
Lectura bíblica
Gn. 12:2-3; Mt. 26:28; Lc. 22:20; He. 8:8-13; 1 P. 5:8, 5; Jn. 14:30; Mt. 8:23-32; Job 9:5-7; Gn. 1:2; Ef. 6:12; 4:27; 1 P. 5:8-9; Ef. 6:11-17; 1 Jn. 3:8; He. 2:14; Ap. 12:9; 20:2-3
Bosquejo
- Los pactos:
- El pacto que Dios hizo con el hombre creado.
- El pacto que Dios hizo con el hombre caído.
- El pacto que Dios hizo con el hombre que fue salvo mediante agua.
- El pacto que Dios hizo con el hombre llamado.
- El antiguo pacto que Dios hizo con los que no se conocían a sí mismos.
- El pacto que Dios hizo con los que heredaron la tierra.
- El pacto que Dios hizo con uno que era conforme a Su corazón.
- El nuevo pacto que Dios hizo con todos los pecadores.
- Las dispensaciones:
- La dispensación de los patriarcas.
- La dispensación de la ley.
- La dispensación de la gracia.
- La dispensación del reino.
- Satanás:
- El origen de Satanás:
- Creado para ser rey.
- Era el arcángel que ocupaba la más alta posición.
- Era el querubín perfecto que tenía el sacerdocio.
- La rebelión de Satanás:
- La causa de la rebelión.
- El propósito de la rebelión.
- El proceso de la rebelión.
- El resultado de la rebelión:
- Satanás es juzgado por Dios.
- Los cielos y la tierra son juzgados.
- Los ángeles rebeldes y los demonios son juzgados.
- La ejecución del juicio de Dios sobre Satanás.
- El origen de Satanás:
Texto
I. LOS PACTOS
A. El pacto que Dios hizo con el hombre creado
[En toda la Biblia vemos que Dios hizo ocho pactos con el hombre: siete en el Antiguo Testamento y uno en el Nuevo Testamento. El primer pacto que Dios hizo con el hombre fue el pacto hecho con el hombre creado (Gn. 2:8-9, 15-17). Este pacto lo hizo Jehová Dios, el que existe para siempre, el Dios fiel y todopoderoso; y dicho pacto fue hecho con el hombre creado, quien no tenía la vida de Dios ni tenía pecado, pero que poseía un espíritu y libre albedrío, y a quien se le mandó que labrase y guardase el huerto de Dios. Dios hizo un pacto con el hombre en el cual éste, al comer, recibiría el árbol de la vida —que representa a Dios como fuente de la vida— a fin de que Dios entrara en él y se uniera a él y se mezclara con él; esto cumpliría el propósito que Dios tuvo al crear al hombre. Además, Dios quería que el hombre rechazara el árbol del conocimiento del bien y del mal, el cual representa a Satanás como fuente del pecado y de la muerte, no fuera que el elemento maligno y venenoso de Satanás entrara en el hombre y así dañara al hombre íntegro y puro que Dios había creado para Su propósito eterno. Finalmente, el hombre actuó de forma contraria al pacto de Dios y, habiendo sido engañado por la serpiente (el diablo), comió del árbol del conocimiento del bien y del mal y recibió así a Satanás, el pecado y la muerte. Como resultado, el hombre fue expulsado del huerto de Edén y privado del árbol de la vida, esto es, privado por el querubín, que representa la gloria de Dios, por el fuego, que representa la santidad de Dios, y por la espada, que representa la justicia de Dios. No fue sino hasta que Cristo efectuó la redención, la cual satisfizo los requisitos de la gloria, la santidad y la justicia de Dios, que el camino al árbol de la vida fue abierto una vez más.]
B. El pacto que Dios hizo con el hombre caído
[En el Antiguo Testamento, después de la creación del hombre, Dios hizo el primer pacto con el hombre; después de la caída del hombre, Dios vino al lugar donde estaba el hombre caído para buscarlo y llamarlo. Fue con ese hombre —quien transgredió la prohibición de Dios, quien tenía pecado y muerte, quien tenía el conocimiento del bien y del mal y quien se dio cuenta que estaba desnudo y cosió delantales de hojas de higuera para cubrir su vergüenza— que Dios hizo el segundo pacto (Gn. 3:8-21). En este pacto Dios maldijo a la serpiente, restringiéndola a que se arrastrara por la tierra y que comiera polvo durante toda su vida. Dios también prometió que la simiente de la mujer, Cristo, vendría para aplastarle la cabeza a la serpiente, o sea, vendría para darle muerte a Satanás. Finalmente, Dios estableció que la mujer daría a luz con sufrimiento y que sería regida por su marido, y estableció también que el hombre trabajaría y sudaría hasta que volviera a la tierra, a fin de que el hombre caído —al ser restringido por el sufrimiento— tuviera seguridad y protección y se volviera a Dios para ser liberado por la simiente de la mujer. Finalmente, Adán creyó lo que Dios había prometido en el pacto y llamó a su esposa Eva, que significa “viviente” o “vida”. Por la fe, él también recibió la esperanza de la vida. Entonces, Dios les hizo túnicas de pieles para que ellos, los pecadores caídos —habiendo sido justificados por Dios mediante Cristo—, fuesen aceptados por Dios y tuviesen comunión con Él. Por la fe, Abel aceptó el camino por el cual Dios redime, ofreció el sacrificio con derramamiento de sangre y fue aceptado por Dios. Caín, por el contrario, rechazó el camino por el cual Dios redime, y ofreció del producto de la tierra, en lo cual no hay derramamiento de sangre. Habiendo sido rechazado por Dios, Caín mató a su hermano Abel y fue echado de la presencia de Dios, y como resultado de esto, Caín produjo una cultura que corrompió a sus descendientes y que fue juzgada por Dios.]
C. El pacto que Dios hizo con el hombre que fue salvo mediante agua
[Después que Dios juzgó a la generación corrupta por medio del diluvio y que salvó de esa generación a la familia de Noé, una familia de ocho miembros, Él hizo un pacto con Noé, lo cual era el tercer pacto que hacía con el hombre (Gn. 9:1-17). Este pacto se efectuó basado en el pacto que Dios había hecho con Noé antes del juicio del diluvio; también estaba basado en el dulce aroma que emanaba de los holocaustos que se ofrecían en el altar edificado por el hombre, conforme al camino por el cual Dios redime. Los contenidos del pacto incluyen lo siguiente: el hombre fructificaría, se multiplicaría y llenaría la tierra, señorearía sobre todas las criaturas vivientes, y se le permitiría comer animales, mas no sangre; además, Dios dio al hombre autoridad sobre otros para que se conservara la existencia y el orden del linaje humano, prometió que no destruiría más la tierra por medio de agua y puso el arco iris como señal de Su fidelidad en guardar el pacto. Como resultado de todo esto, la tierra fue preservada, todos los seres vivientes pudieron crecer y el hombre pudo multiplicarse continuamente y llenar la faz de la tierra. Sin embargo, el hombre abusó de la autoridad que Dios le dio y con ella formó naciones, se exaltó a sí mismo, se opuso a Dios y cayó en idolatría, de modo que Dios lo esparció por toda la faz de la tierra. Finalmente, Dios se vio obligado a abandonar a los descendientes de Noé, el linaje creado de Adán.]
D. El pacto que Dios hizo con el hombre llamado
[Cuando los descendientes de Noé violaron el pacto que Dios había hecho con él, al formar naciones que se opusieron a Dios y al caer en idolatría, Jehová —el Dios de gloria— vino para llamar a Abraham, la cabeza de un nuevo linaje, y para hacer un pacto con él, lo cual era el cuarto pacto que Dios hacía con el hombre (Gn. 12:2-3, 7-8; 13:14-16; 15:1-21; 17:1, 5, 6; 22:17-18). Dios hizo pacto con Abraham en seis diferentes ocasiones, los contenidos de los cuales mayormente incluyen lo siguiente: primero, Dios haría de él una nación grande y de él saldrían naciones y reyes; segundo, Dios lo bendeciría y engrandecería su nombre; tercero, Dios le daría la tierra de Canaán a él y a su simiente como una posesión eterna; cuarto, Dios propiciaría que Sara, su esposa, tuviera un hijo, multiplicaría su simiente como las estrellas de los cielos y como la arena del mar, y haría de él padre de muchas naciones y de Sara madre de naciones; y quinto, Dios le daría la promesa de la gracia, de que todas las naciones de la tierra serían benditas en él y en su simiente. El resultado fue que, aunque Abraham guardó el pacto, él abandonó la tierra prometida dos veces. Además, la casa de Jacob, o sea los descendientes de Abraham, dejaron la tierra prometida y descendieron a Egipto, y de ese modo cayeron bajo la tiranía y el cautiverio de Egipto].
E. El antiguo pacto que Dios hizo con los que no se conocían a sí mismos
[Cuando Dios, por medio de Moisés, sacó de Egipto —la tierra de cautiverio— a los hijos de Israel y los trajo al pie del monte Sinaí, Él hizo un pacto con ellos, siendo éste el quinto pacto que hacía con el hombre (Éx. 20—23). Ellos habían guardado la Pascua y habían sido redimidos por Dios, habían sido rescatados de Egipto por el poder de Dios y habían sido conducidos en el desierto por la gracia de Dios. Sin embargo, al no conocerse a sí mismos, ellos pensaban que podían guardar los mandamientos de Dios valiéndose de sus propios esfuerzos. Así que, por medio de Moisés, Dios decretó la ley, la cual fue promulgada según lo que Dios es, con el propósito de poner de manifiesto las ofensas de ellos para que conocieran el pecado, y también con el propósito de guardarlos y encerrarlos bajo la ley a fin de que fueran llevados a Cristo. El contenido de la ley está dividido en mandamientos, estatutos y ordenanzas. Los mandamientos son los mandatos básicos de Dios, o sea los principios generales de la ley; hay Diez Mandamientos. Los estatutos establecen, explican en detalle y sirven de suplemento a los diez mandamientos básicos; su énfasis recae en la adoración y el servicio que el hombre rinde a Dios, y en los rituales y reglamentos que pertenecen a la relación del hombre con Dios. Las ordenanzas, las cuales son estatutos con veredictos, o juicios, también establecen, explican en detalle y sirven de suplemento a los diez mandamientos básicos; su énfasis recae en los veredictos que tienen que ver con la relación entre el hombre y sus semejantes, y también entre el hombre y Dios. Este pacto se consumó mediante el ofrecimiento de holocaustos y ofrendas de paz, y al ser rociados el libro del pacto y el pueblo mismo con la sangre de los sacrificios. Dios sabía que ellos quebrantarían las palabras del pacto y por ello preparó los sacrificios, los cuales tipifican a Cristo, para que ellos fueran redimidos y tuvieran armonía con Dios y así disfrutaran la paz con Él. No obstante, antes de la consumación de dicho pacto, ellos adoraron el becerro de oro, quebrantando así el pacto. Además, después de la consumación del pacto, ellos desobedecieron todos los mandamientos, estatutos y juicios del pacto a lo largo de todas sus generaciones. Sin embargo, hubo algunos hombres justos que fueron perfeccionados por Dios y que fueron guardados por el pacto, y así fueron conducidos al camino por el cual Dios redime].
F. El pacto que Dios hizo con los que heredaron la tierra
[Dios, por medio de Moisés, llevó a los hijos de Israel al este del Jordán, a la tierra de Moab, y antes que tomaran la tierra de Canaán, Él hizo un pacto con ellos mediante Moisés, lo cual era el sexto pacto que Dios hacía con el hombre (Dt. 29—30). En este pacto, Jehová Dios mandó a la nueva generación de los hijos de Israel que después de que entraran en la buena tierra, tenían que guardar todos los mandamientos, estatutos y juicios del pacto que Él había hecho con sus padres en el monte Sinaí, y debían volverse a Jehová su Dios con todo su corazón y con toda su alma, amándole y apegándose a Él. Si ellos guardaban las palabras del pacto y las hacían, entonces vivirían y serían bendecidos y prosperados en todas las cosas. Pero si apartaban su corazón de Jehová Dios y desobedecían las palabras de Su pacto, serían malditos, sufrirían calamidades y serían desterrados de su tierra, echados a otras tierras y esparcidos entre las naciones. Si estando en la tierra de cautividad tomaban las palabras de bendición de Dios de todo corazón, y se volvían a Jehová su Dios y obedecían Su voz con todo su corazón y con toda su alma, Jehová Dios tendría compasión de ellos y los restauraría y los traería a la buena tierra que sus padres poseyeron. Dios circuncidaría el corazón de los que volvieran y el corazón de sus descendientes, para que amaran a Jehová su Dios con todo su corazón y con toda su alma, y Él volvería a regocijarse de ellos para bien, como se regocijó de sus padres. El resultado de este pacto fue que la nueva generación de los hijos de Israel, al igual que sus padres, se alejaron de Dios por todas sus generaciones y desobedecieron el pacto de Dios. Ellos fueron maldecidos y sufrieron calamidades; fueron esparcidos entre las naciones, y han sufrido el maltrato y la persecución del hombre por casi dos mil seiscientos años. Hasta el día de hoy, ellos aún no se han vuelto a Dios, quien ha estado esperando ansiosamente su regreso. No será sino hasta la venida del Señor Jesús que toda la casa de Israel se arrepentirá y será salva. En ese momento, el Señor enviará a Sus ángeles a reunirlos desde los cuatro vientos y los traerá de regreso a la buena tierra que Dios dio a sus padres.]
G. El pacto que Dios hizo con uno que era conforme a Su corazón
[Después que los hijos de Israel entraron en la buena tierra de Canaán, y desde el momento en que David llegó a ser rey y hubo paz en toda la nación, David deseó edificar el santo templo para Dios. En ese entonces Dios hizo un pacto con él por medio del profeta Natán, lo cual era el séptimo pacto que Dios hacía con el hombre (2 S. 7:8-16). Aquel pacto fue hecho por Jehová de los ejércitos, el Comandante de todo el ejército. Este título divino se comenzó a usar a partir de la caída del sacerdocio. David fue la persona con la que se hizo el pacto, pues él era un hombre conforme al corazón de Dios y que prevaleció contra los enemigos para llegar a ser rey. Este pacto fortaleció el pacto que Dios había hecho con Abraham, especialmente en el aspecto del reino. En este pacto, Dios prometió que estaría con David, que haría huir a todos sus enemigos de delante de él, que le daría un gran nombre y que haría que su territorio descansara de todos sus enemigos. Además, Dios le prometió que le haría una casa, que levantaría a uno de su linaje y que afirmaría el reino y el trono de su simiente. La simiente de David edificaría una casa para el nombre de Dios, Dios sería un Padre para su simiente —Cristo—, y su simiente sería un hijo para Dios. Si su simiente (refiriéndose a Salomón y sus descendientes) cometiera iniquidad, Dios la castigaría, pero Su misericordia no se apartaría de la simiente de David. Su casa y su reino estarían seguros ante Dios, y su trono estaría establecido para siempre. El resultado fue que su hijo, Salomón, heredó el trono y edificó el santo templo para Dios; sin embargo, cuando Salomón llegó a su vejez, inclinó su corazón hacia sus esposas extranjeras y las siguió al adorar ídolos, por lo cual Dios se enojó con él y arrebató el reino de las manos de su hijo, dividiendo así el reino de Israel en dos. Cuando ambas partes fueron llevadas cautivas a las naciones, el reino de David llegó a ser el tabernáculo que había caído y su trono fue suspendido. Cuando Cristo, la simiente de David, vuelva otra vez, Él reedificará el tabernáculo que está caído y heredará el trono a fin de reinar para siempre].
H. El nuevo pacto que Dios hizo con todos los pecadores
[En el Nuevo Testamento, Dios, por medio de la muerte del Señor Jesús —la cual efectuó la redención por todos los hombres—, hizo un pacto con todos los pecadores. Este fue el octavo pacto que Dios hizo con el hombre (Mt. 26:28; Lc. 22:20; He. 8:8-13). Este pacto es el nuevo pacto, que a su vez es también un mejor pacto. Así que, todo lo que hay en este pacto es mucho mejor que lo que hay en el antiguo pacto. El contenido del nuevo pacto incluye lo siguiente: Dios perdonará los pecados de todos aquellos que crean en Cristo y no se acordará jamás de sus iniquidades; Dios impartirá Sus leyes en las mentes de ellos y las inscribirá en sus corazones; Dios será el Dios de ellos, y ellos serán Su pueblo; y todos conocerán a Dios y no habrá necesidad de que nadie los enseñe. El contenido del nuevo pacto es también el contenido de todo el Nuevo Testamento; incluye al propio Dios Triuno, la redención, el perdón de pecados, la santificación, la justificación, la reconciliación, la regeneración y la filiación. Estos legados, que el Señor legó a los creyentes, son inagotables, y los creyentes los disfrutarán por la eternidad. El Mediador del nuevo pacto es Jesucristo mismo, quien pone en ejecución el nuevo testamento, cumpliendo en los creyentes cada uno de los legados del nuevo pacto. El también es el Fiador del nuevo pacto, quien garantiza que el nuevo pacto sea eficaz y se asegura que todas las bendiciones del nuevo pacto lleguen a ser experiencias prácticas para los creyentes. El nuevo pacto fue consumado con Cristo mismo como los mejores sacrificios y con Su mejor y preciosa sangre, lo cual hace que los creyentes obtengan el perdón de pecados, la ley de vida y una unión con el Dios Triuno en el Dios Triuno. Este es el máximo resultado de los pactos que Dios hizo con el hombre a lo largo de las generaciones].
II. LAS DISPENSACIONES
A. La dispensación de los patriarcas
[Después de haber creado todas las cosas y al género humano conforme a Su plan eterno, Su economía, Dios usa cuatro dispensaciones —la dispensación de los patriarcas, la dispensación de la ley, la dispensación de la gracia y la dispensación del reino— para realizar Su obra de la nueva creación en el hombre que Él creó, con el objetivo de cumplir el propósito de Su economía eterna. La dispensación de los patriarcas se extiende desde la creación de Adán hasta que es dada la ley por medio de Moisés (Ro. 5:14). En esta dispensación, Dios puso primeramente al hombre creado bajo Su gobierno directo a fin de que el hombre le recibiera como vida; luego hizo que el hombre caído, a quien le había sido activada la función de su conciencia al conocer el bien y el mal, recibiera Su redención en Cristo. Dios también estableció que el hombre fuera gobernado por su propia conciencia, y recibió al hombre por medio de los sacrificios que se ofrecían según el camino de redención que Él había ordenado. Además, Él dispuso que el hombre disfrutara de Sus riquezas al invocar Su nombre, de manera que pudiera andar y laborar con Él. Luego, sujetó al hombre —que había caído repetidas veces— bajo la autoridad que Él le había dado al hombre, lo cual hizo que el hombre fuera gobernado por el hombre mismo, a fin de que éste pudiera vivir y ser preservado, con miras a que Dios tuviera la oportunidad de visitarlo. Finalmente, Dios, a partir del linaje adámico —que había caído al máximo—, llamó un nuevo linaje, al cual le dio la promesa de la gracia, guiándolos así a poner su esperanza en el Cristo que vendría para ser la bendición de todas las naciones de la tierra. De esta manera, Dios obtuvo a los patriarcas escogidos, quienes serían la primera parte del nuevo linaje en la nueva creación de Dios].
B. La dispensación de la ley
[La intención original de Dios era realizar la obra de la nueva creación en el hombre caído de la vieja creación, conforme a la gracia que le había prometido. Sin embargo, debido a que el hombre caído no conocía su debilidad y corrupción, y por ende no se daba cuenta de su impotencia y su necesidad de la gracia de Dios, Dios cambió temporalmente Su manera de realizar la obra de la nueva creación en el hombre caído de la vieja creación. Es decir, le dio al hombre caído la ley, la cual fue establecida conforme a lo que Dios es. Así que, Él dio inicio a otra dispensación, la dispensación de la ley, la cual se extiende desde Moisés hasta Cristo (Jn. 10:10; Gá. 3:24; Lc. 2:25-26, 36-38; 3:15; 7:19; Ro. 5:20; Gá. 3:19). La intención de Dios al establecer la dispensación de la ley, según Su economía, era llevar a cabo lo siguiente por medio de la ley: primero, mantener al pueblo escogido bajo custodia para que ellos satisficieran los requisitos de la ley por medio de las ofrendas, las cuales tipifican a Cristo, y fueran así guardados, como se guarda las ovejas en el redil; segundo, proveerle a los escogidos un ayo que los condujera a Cristo, para que fueran perdonados por medio de las ofrendas y disfrutaran las riquezas de Cristo mediante el tabernáculo y el templo; y tercero, hacer que el pueblo escogido tuviera conocimiento del pecado y de sí mismo, y así se diera cuenta y percibiera que necesitaba la gracia de Dios. Como resultado de esto, Dios mantuvo a Su pueblo escogido bajo la custodia de la ley, obtuvo la segunda parte del nuevo linaje de la nueva creación y presentó a Cristo a Sus escogidos —quienes esperaron por Él en la dispensación de la ley— y también a los que creerían en Él en la dispensación venidera.]
C. La dispensación de la gracia
[Cuando Dios determinó que el propósito por el cual se decretó la ley ya se había logrado y que la ley había sido usada al grado máximo, el Dios Triuno se hizo carne en el Hijo; nació de una mujer para ser el Cristo, quien poseía tanto la naturaleza divina como la naturaleza humana, lleno de gracia y de realidad (Jn. 1:1-2, 17-18). Él llevó una vida humana, experimentando muchas dificultades y sufrimientos, y también expresó en Su vivir humano al Dios Triuno. Además, en Su humanidad experimentó la muerte de la cruz, sufriendo una muerte todo-inclusiva en cuanto a siete condiciones y liberando así la vida divina para producir una multiplicación y un aumento que constituyeran el Cuerpo de Cristo, el cual es la iglesia. Además, el Dios Triuno se levantó de entre los muertos con un cuerpo humano resucitado, para que el Hijo unigénito naciera en la resurrección como Hijo primogénito en Su humanidad; al mismo tiempo, todos los creyentes de Cristo fueron regenerados para convertirse en Sus muchos hijos. Este Cristo, quien fue resucitado para llegar a ser el Espíritu vivificante, se impartió con Su soplo en aquellos que habían creído en Él, para ser la realidad de la vida espiritual de ellos a fin de que de dicha vida ellos derivaran su existencia y su vivir espiritual. Luego, el Cristo resucitado y glorificado fue exaltado en la ascensión. Él fue hecho Señor y Cristo para ser el Líder y el Salvador, con el propósito de dar arrepentimiento y perdón de pecados al pueblo escogido de Dios. Además, en la ascensión, Él se derramó a Sí mismo como el Espíritu consumado del Dios Triuno, y en este Espíritu consumado bautizó en un solo Cuerpo a los que habían creído y habían llegado a ser Sus miembros, para que fueran Su plenitud que le expresara. Los siete puntos que hemos señalado incluyen principalmente la persona y la obra de Cristo, y constituyen el evangelio de Dios que sería predicado a los pecadores, para llamar a los escogidos de Dios a que creyeran, fueran salvos y fueran regenerados. De esta manera, Dios produce iglesias que existen en diferentes localidades, con el objetivo de que el Cuerpo de Cristo sea plenamente edificado. Así, Dios obtiene a todos aquellos que creen en Cristo en el Nuevo Testamento, para que sean la tercera parte del nuevo linaje en la nueva creación de Dios].
D. La dispensación del reino
[Después de la conclusión de la dispensación de la gracia, Dios cambiará por última vez la manera en que se lleva a cabo la obra de la nueva creación en el hombre de la vieja creación. Es decir, Él establecerá Su reino en la tierra para llevar a cabo Su administración, a fin de cumplir Su obra de la nueva creación en la vieja creación. Esta es la dispensación del reino, a la cual también se le llama la dispensación de la justicia; abarca el período que va desde la segunda venida de Cristo hasta el final del milenio (Ap. 11:15; 20:4, 6). En esta dispensación, Dios, conforme a Su justicia, usará la manifestación del reino de los cielos para recompensar a los justos que fueron perfeccionados en el Antiguo Testamento y a los creyentes de Cristo que hayan vencido en el Nuevo Testamento, a fin de que participen en el reinado y gozo de Cristo. Además, conforme a la justicia, Él perfeccionará a los santos inmaduros del Nuevo Testamento y disciplinará a todos los israelitas que se arrepientan y crean en Cristo a Su venida. La dispensación del reino, la cual es la dispensación de la justicia, sigue siendo una dispensación que aplica a la vieja creación y que Dios usa para castigar, disciplinar y perfeccionar a los creyentes. No toda la obra de la nueva creación de Dios se llevará a cabo en el cielo nuevo y en la tierra nueva. Dios usará la última dispensación de la vieja creación para completar la obra de la nueva creación que Él realiza en el hombre de la vieja creación. Es decir, Él se encargará de que los creyentes inmaduros de la dispensación de la gracia maduren en la vida divina, y que los israelitas arrepentidos, después de la terminación de la dispensación de la gracia, lleguen también a ser constituyentes del nuevo linaje. De esta forma, Dios completará la obra de la nueva creación en el hombre de la vieja creación, una obra que producirá y perfeccionará un nuevo linaje. Así, el Dios Triuno procesado y el hombre tripartito transformado se mezclarán uno con el otro y serán una morada mutua, la morada corporativa y perfecta del Dios Triuno por la eternidad.]
III. SATANÁS
El tema de Satanás es muy negativo y preferiríamos no hablar de ello. Sin embargo, Dios habla de este tema en la Biblia, y nosotros debemos conocerlo si hemos de pelear en contra de Satanás. Así que, emplearemos algún tiempo para abarcar este tema.
[Ya vimos que en Génesis 1:1 se habla de la creación original de Dios: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. También vimos que algo pasó entre el versículo 1 y el 2: la creación original de Dios fue dañada, la tierra llegó a estar desolada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo. Este fue el resultado del juicio de Dios sobre la tierra debido a la rebelión de Satanás. Ahora veamos el origen de Satanás y su rebelión].
A. El origen de Satanás
[La palabra “Satanás” significa adversario. Satanás no solamente es el enemigo de Dios, el enemigo que está fuera del reino de Dios, sino también el adversario de Dios, el adversario que se rebela contra Dios desde adentro del reino de Dios. El término “enemigo” se refiere al enemigo que está fuera del reino de Dios, mientras que “adversario” alude al enemigo que opera desde adentro del reino de Dios. Satanás, quien había estado bajo el gobierno de Dios, no es un forastero o desconocido; él ha sido el adversario de Dios hasta el día de hoy.]
Ezequiel 28:12-14 dice: “Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación. Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas”.
1. Creado para ser rey
Este pasaje de las Escrituras describe la posición que Satanás ocupaba en el universo antes de rebelarse y corromperse. Su creación fue anunciada con tamborines y flautas, las cuales se usaban para los reyes. Esto indica que él era un rey, y explica por qué se le llamó “el príncipe de este mundo” (Jn. 12:31) y “el príncipe de la potestad del aire” (Ef. 2:2). Satanás también afirmó que tenía la potestad sobre todos los reinos de la tierra (Lc. 4:5-6).
2. Era el arcángel que ocupaba la más alta posición
Satanás tuvo que haber sido el arcángel que ocupaba la más alta posición, pues Miguel el arcángel (Dn. 10:13) no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él (Jud. 9).
3. Era el querubín perfecto que tenía el sacerdocio
Satanás era “el querubín ungido que cubría”. A Él le tocaba cubrir el arca de Dios en el monte santo de Dios en los cielos. Estaba muy cerca de Dios y llevaba la gloria de Dios. Los querubines típicamente eran los que llevaban la delantera en adorar a Dios, como se ve en el caso de Ezequiel. Los cuatro querubines de Ezequiel son los cuatro seres vivientes, parecidos a los cuatro seres vivientes de Apocalipsis, quienes guían a todas las criaturas a adorar a Dios (Ez. 10:20; 1:10; Ap. 4:7). Esto revela que Satanás, “el querubín ungido”, tiene que haber sido el sumo sacerdote en la adoración universal de Dios.
B. La rebelión de Satanás
[Ezequiel 28:15 dice que Satanás era perfecto en sus caminos desde el día de su creación. Por supuesto, Dios no creó a un Satanás maligno. Dios creó a un arcángel perfecto y bueno; pero en determinado momento, este arcángel, el querubín ungido, se rebeló en contra de Dios].
1. La causa de la rebelión
[Satanás se rebeló contra Dios debido a que hubo soberbia en su corazón. Ezequiel 28:17 dice que el corazón de Satanás se enalteció a causa de su hermosura, que él corrompió su sabiduría a causa de su esplendor. Él “era el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura” (v. 12). Esto quiere decir que tenía la medida completa de la perfección y que no le faltaba nada. Pero él miró su belleza y se ensoberbeció. Miró su esplendor, y a causa de ello usó la sabiduría que Dios le había dado para cometer pecados y hacer cosas injustas, y así corrompió su sabiduría. Mirar lo que Dios nos ha hecho y olvidarnos de Dios mismo, siempre nos tienta a ser orgullosos. La soberbia fue la causa de la rebelión de Satanás. En nuestra experiencia, todas las virtudes humanas y los dones espirituales pueden ser usados por el diablo para hacernos soberbios. Aun el apóstol Pablo podía haberse exaltado desmedidamente a causa de “la excelente grandeza de las revelaciones” (2 Co. 12:7). El diablo, que es soberbio, todavía anda por la tierra buscando personas soberbias a quien devorar (1 P. 5:8). La única manera de resistirlo es humillarnos. “Ceñíos de humildad en el trato mutuo; porque Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da gracia” (1 P. 5:5). El Señor Jesús es un buen ejemplo en cuanto a esto. Satanás se exaltó a sí mismo, pero el Señor Jesús se “humilló a Sí mismo” (Fil. 2:8). Así que, el Señor Jesús venció a Satanás, y Satanás nada tuvo en Él (Jn. 14:30).]
2. El propósito de la rebelión
[El propósito de la rebelión de Satanás fue exaltarse a sí mismo para estar al par de Dios. En Isaías 14:13-14, encontramos que Satanás afirma su propia voluntad cinco veces: “Subiré al cielo … levantaré mi trono … en el monte del testimonio me sentaré … sobre las alturas de la nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”. Satanás quería estar al par de Dios; ese fue el propósito por el cual se rebeló contra Dios.]
3. El proceso de la rebelión
Satanás inició la rebelión contra Dios con la maligna intención de derrocar la autoridad de Dios (Ez. 28:15-18; Is. 14:13-14). No solamente se rebeló él, sino que se rebeló también una tercera parte de los ángeles que estaban bajo su mano (Ap. 12:4, 9; las estrellas representan a los ángeles).
[Los seres vivientes que estaban en la tierra en aquel entonces también se unieron a Satanás en su rebelión. Así que, Dios los juzgó con agua y ellos llegaron a ser los demonios. Su habitación se halla en el agua. El cuerpo del hombre constituye también su morada temporal (Mt. 12:43-45).]
[Los geólogos y arqueólogos han descubierto que la tierra no tiene únicamente seis mil años de existencia, sino que es mucho más antigua. Algunos han descubierto fósiles de huesos que tienen miles y miles de años. Sin embargo, según la Biblia, solamente han transcurrido seis mil años desde Adán hasta hoy. El Sr. Pember encontró la respuesta a esta interrogante. Entre Génesis 1:1 y 1:2 hay un período de tiempo al cual él llamó el intervalo. Nadie sabe cuán extenso fue ese intervalo.] [Pember también infirió, basado en el relato bíblico, que en la era preadámica existían en la tierra seres vivientes y que ellos también se unieron a Satanás en su rebelión contra Dios. Así que Satanás, sus ángeles caídos y estos seres vivientes fueron juzgados por Dios. Después que fueron juzgados por Dios, estos seres perdieron sus cuerpos y llegaron a ser espíritus incorpóreos. Esta es la razón por la que los demonios desean entrar en cuerpos físicos. El agua con la que Dios los juzgó llegó a ser el lugar donde viven los demonios. Pember comprobó incluso que debajo de estas aguas profundas está el llamado abismo. Las aguas profundas son la morada de los demonios.]
En una ocasión, mientras el Señor Jesús cruzaba el mar para echar fuera demonios, los ángeles caídos— que se encuentran en el aire— revolvieron el viento, y los demonios —que se encuentran en el agua— revolvieron las olas para estorbar al Señor (Mt. 8:23-32). Satanás, los ángeles caídos y los demonios conforman el reino de Satanás. El reino de Satanás siempre pelea contra Dios y Su reino. Debemos ponernos del lado del Señor en Su reino para luchar contra Satanás y su reino.
C. El resultado de la rebelión
1. Satanás es juzgado por Dios
[La rebelión de Satanás provocó el juicio de Dios. Dios no tolera ninguna rebelión entre Sus criaturas. Inmediatamente después que se rebeló Satanás, Dios declaró Su juicio sobre él]. Satanás fue arrojado por tierra (Ez. 28:15-18) y será derribado hasta el infierno (Is. 14:15).
2. Los cielos y la tierra son juzgados
Los cielos y la tierra son el santuario de Satanás, el cual él ha profanado. Dios reprendió a Satanás, diciéndole: “Con la multitud de tus maldades y con la iniquidad de tus contrataciones profanaste tu santuario” (Ez. 28:18). Por tanto, los cielos y la tierra también fueron juzgados por Dios. Habiendo sido juzgados por Dios, los cielos no brillaron más y la tierra quedó cubierta de tinieblas (Job 9:5-7; Gn. 1:2). Esto tiene que haber sucedido antes de que Adán fuera creado, ya que dicho evento no figura en la historia humana, es decir, en los seis mil años después de la creación de Adán.
3. Los ángeles rebeldes y los demonios son juzgados
Cuando Dios juzgó a Satanás y el universo que estaba bajo él, Él tuvo que haber juzgado también a los ángeles que siguieron a Satanás y a los seres vivientes que existieron en la tierra durante esa era y que se unieron a Satanás en su rebelión. Después de haber sido juzgados, los ángeles rebeldes llegaron a ser las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Ef. 6:12), y los seres vivientes llegaron a ser espíritus incorpóreos, los demonios, que habitan en el agua con la cual fueron juzgados.
D. La ejecución del juicio de Dios sobre Satanás
[A pesar de que Satanás, los ángeles rebeldes y los demonios fueron juzgados por Dios, ellos aún están activos y operan hoy en día. Esto es así porque el juicio que se pronunció sobre ellos aún no ha sido ejecutado.
Hoy Satanás aún se acerca a Dios y acusa al pueblo de Dios (Job 1:6-12; 2:1-7; Ap. 12:10). Satanás todavía anda por la tierra “buscando a quién devorar” (1 P. 5:8) y opera para cegar las mentes de la gente (2 Co. 4:4), para engañarlos, transfigurándose en ángel de luz (2 Co. 11:14). No debemos ignorar sus maquinaciones (2 Co. 2:11), ni dar lugar al diablo (Ef. 4:27). Debemos resistirle estando firmes en la fe (1 P. 5:8-9). Debemos vestirnos de toda la armadura de Dios para ser capaces de resistirle (Ef. 6:11-17).
Después de la rebelión de Satanás, Dios inmediatamente pronunció Su juicio sobre él. Pero se requiere mucho tiempo para ejecutar el juicio de Dios. El Señor Jesús se manifestó en la carne para destruir las obras del diablo (1 Jn. 3:8); esta fue la ejecución del juicio de Dios. El Señor le dio a Sus discípulos potestad sobre todo el poder del enemigo (Lc. 10:19). Cuando los discípulos echaban fuera demonios, Satanás caía del cielo (Lc. 10:17-20). Por medio de la muerte del Señor en la cruz, Él destruyó al diablo (He. 2:14); Él aplastó la cabeza de la serpiente antigua. Ahora nosotros, el Cuerpo de Cristo, debemos continuar esta ejecución y destruir la cola de la serpiente. Mediante la obra de ejecución realizada por la iglesia, el diablo será arrojado a la tierra, y sus ángeles serán arrojados juntamente con él (Ap. 12:9). Luego, él será atado y arrojado al abismo (Ap. 20:2-3). Finalmente, será “lanzado en el lago de fuego” (Ap. 20:10). Para ese entonces, la ejecución del juicio de Dios sobre Satanás y sus seguidores habrá sido completada.]
RESUMEN
[Satanás fue originalmente el arcángel que ocupaba la posición más alta de entre todos los ángeles que Dios creó. Él se rebeló contra Dios debido a su soberbia y se convirtió en el adversario de Dios, el enemigo de Dios. Los cielos, la tierra y el universo entero se corrompieron a causa de la rebelión de Satanás y cayeron bajo el juicio de Dios. El juicio de Dios sobre Satanás se está llevando a cabo gradualmente, y continuará hasta la venida de Cristo, cuando Satanás será atado y arrojado al abismo por mil años. Al final de los mil años, Satanás será libertado del abismo y se rebelará por última vez. Inmediatamente después de su rebelión, será lanzado en el lago de fuego para ser castigado por la eternidad. De esta manera, el juicio de Dios sobre Satanás será completado.]
Preguntas y ejercicios
- Enumere todos los pactos que Dios hizo con el hombre y haga un resumen de cada uno de ellos.
- ¿Cuál(es) pacto(s) disfrutamos nosotros hoy?
- ¿Cuáles son las diferentes dispensaciones? ¿En cuál de ellas estamos ahora? ¿Cuánto durará? ¿Cuál es su objetivo?
- ¿Cuál es el origen de Satanás y con qué propósito se le creó originalmente?
- ¿Cuál fue la causa de su caída y qué lección podemos aprender de ello?
- ¿Cómo resistimos ahora a Satanás y cuál será su final?
Pasajes citados
- Truth Lessons, Level 2, Volume 1 [Lecciones de la verdad, nivel 2, tomo 1] (Lee/LSM), págs. 15-16, 27-28, 41, 58-59, 88, 100-101, 114-115, 129, 139, 149-150, 163-164.
- Lecciones de la verdad, nivel 1, tomo 1 (Lee/LSM), págs. 46-55.
Referencias adicionales
- Truth Lessons, Level 2, Volume 1 (Lee/LSM), lecciones 1-12.