Watchman Nee Libro Book cap.10 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus

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LA OBRA DEL ESPÍRITU EN LOS CREYENTES LA UNCIÓN, EL SELLO Y LAS ARRAS (4)

Lección diez

LA OBRA DEL ESPÍRITU EN LOS CREYENTES (4) LA UNCIÓN, EL SELLO Y LAS ARRAS

Lectura bíblica

2 Co. 1:21-22; 1 Jn. 2:27; Ef. 1:11, 13-14

Bosquejo

  1. La unción
    1. El mover del Espíritu en nosotros
    2. Añade el elemento divino
  2. El sello
    1. Indica pertenencia
    2. Imprime la imagen de Dios
  3. III.Las arras
    1. Una muestra y un anticipo
    2. Dadas para nuestro disfrute
  4. Una herencia mutua

Texto

En esta lección veremos algunos símbolos que el Nuevo Testamento utiliza para describir la obra del Espíritu en el creyente. En 2 Corintios 1:21-22 dice: “Y el que nos adhiere firmemente con vosotros a Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado en arras el Espíritu en nuestros corazones”. En estos versículos vemos al Espíritu como la unción, el sello y las arras.

I. LA UNCIÓN

A. El mover del Espíritu en nosotros

En 1 Juan 2:27 dice: “La unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero como Su unción os enseña todas las cosas”.

[La unción es muy misteriosa, pero es real y se puede experimentar. En lugar de utilizar el término “ungüento”, Juan usa la palabra “unción”. Esta expresión se refiere al mover del Espíritu todo-inclusivo en nosotros.] [Este Espíritu es el cumplimiento del tipo del ungüento compuesto revelado en Exodo 30. En el ungüento compuesto se hallaban varios elementos o ingredientes. Tal como la pintura tiene diversos elementos, así los tiene el Espíritu que unge.] Estos elementos incluyen la divinidad, la humanidad, la eficacia de la muerte de Cristo, el poder de Su resurrección y la capacidad para llevar responsabilidad.

B. Añade el elemento divino

[Cuando el Dios Triuno llega a nosotros, viene como Espíritu. El mover del Espíritu es la unción interior (1 Jn. 2:27). El Dios Triuno que mora en nosotros es el Espíritu todo-inclusivo, compuesto y vivificante, el cual es el ungüento que se mueve en nuestro ser. El Espíritu no está inerte dentro de nosotros; más bien, está activo, se mueve y opera en nuestro ser. Esta es la unción, el Dios Triuno mismo como Espíritu todo-inclusivo, que se mueve en nosotros y nos impregna con la esencia divina.]

[La unción añade en nosotros la esencia de Dios, el elemento divino. Esto es similar al proceso de pintar una mesa. Mientras usted pinta la mesa, el elemento de la pintura se añade a ella. De la misma manera, mientras el ungüento se mueve en nosotros, imparte el elemento divino en nuestro ser. En el recobro del Señor tenemos la certeza de que día tras día algo se mueve en nosotros y aplica la “pintura” interior. Cuanto más se mueve el ungüento, más nos pinta con el elemento divino. ¡Aleluya que en el recobro del Señor se nos añade el elemento divino! Esto no es una mera enseñanza. En realidad, algo se mueve sobre nosotros y en nosotros, haciendo que el elemento divino se acumule en nuestro ser. Cuanto más disfrutamos el fluir de la vida interior, y cuanto más disfrutamos al Señor en las reuniones, más crece Dios en nuestro interior. Aunque todavía podemos ser débiles, a pesar de ello, tenemos a Dios en nosotros, ya que Su unción constantemente añade el elemento divino a nuestro ser.

II. EL SELLO

[Después de la unción viene el sello. El sello es bastante fácil de entender. Cuando alguien pinta, en cierto modo también sella.]

A. Indica pertenencia

Efesios 1:13-14 dice: “Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa … hasta la redención de la posesión adquirida”. [Ser sellados con el Espíritu Santo significa ser marcados con El como sello viviente. Nosotros fuimos hechos herencia de Dios (v. 11). Cuando fuimos salvos, Dios puso Su Espíritu Santo en nosotros como un sello para marcarnos, indicando que le pertenecemos. El Espíritu Santo, el cual es Dios mismo, causa que llevemos la imagen de Dios representada por el sello, haciéndonos de este modo iguales a Dios. Suponga que un hermano pone un sello en su Biblia. Cuando lo hace, su Biblia lleva la imagen de ese sello. El sello indica que la Biblia le pertenece. De ahí que, el sello significa pertenencia. Cuando creímos en el Señor Jesús, el Espíritu de Dios nos selló, lo cual significa que Dios es nuestro dueño y que le pertenecemos.

B. Imprime la imagen de Dios

[Todo sello tiene una imagen. Si el sello es cuadrado, la imagen también lo será. El Espíritu como sello de Dios imprime la imagen de Dios en nosotros. Esto implica que el sello del Espíritu Santo es la expresión de Dios. Cuando recibimos al Espíritu Santo como el sello de Dios, adquirimos la imagen y expresión de Dios mismo.] Sin embargo, si analizamos nuestra vida diaria, reconoceremos que expresamos muy poco a Dios. Cuando reñimos con nuestros padres, ¿expresamos la imagen de Dios?

[Muchos podemos testificar por experiencia que cuando creímos en el Señor Jesús, fuimos sellados en nuestro espíritu. Sin embargo, en nuestra mente, parte emotiva y voluntad, aún no veíamos el sello. Cuando creímos en el Señor, el Espíritu vino a nosotros y selló nuestro espíritu. Por esta razón, la Biblia dice que fuimos sellados. Sin embargo, no todas las partes de nuestro ser fueron selladas, sino solamente una, nuestro espíritu. Durante mucho tiempo después de ser salvos, todavía nuestra mente, parte emotiva y voluntad seguían sin ser selladas. No obstante, Efesios 1 dice que fuimos sellados hasta la redención.] Esto no se refiere a nuestra redención inicial, sino a la redención o glorificación de nuestro cuerpo. [La palabra “hasta”, significa “resultar en” o “con miras a”. De ahí que, nuestro espíritu fue sellado con miras a la redención de nuestro cuerpo. Esto implica que el sello se está extendiendo en nuestro interior. Comienza en nuestro espíritu y se extiende a nuestra mente, parte emotiva y voluntad.]

[Tenemos un sello vivo en nosotros, que se mueve constantemente. Después que el Espíritu sella una parte de nosotros, nuestro espíritu, El desea sellar la segunda y luego la tercera; El quiere sellar todo nuestro ser. Hasta que esto sea consumado, el sello continuará extendiéndose.] [¿Experimenta usted el sellar del Espíritu? ¿Está avanzando este sello en su interior? Debemos tener la certeza de que el sello del Espíritu se está extendiendo en nuestro ser. Cuando todo nuestro ser haya sido sellado, estaremos listos para que nuestros cuerpos sean redimidos.]

III. LAS ARRAS

Después de mencionar la unción, 2 Corintios 1 habla del sello, y junto con ellos se mencionan las arras. Efesios 1:14 dice que el Espíritu mismo es las arras de nuestra herencia.

A. Una muestra y un anticipo

[En tiempos antiguos, la palabra griega que significa “arras”, se usaba en la compraventa de terrenos. El vendedor daba al comprador una muestra del terreno de la tierra que se iba a comprar. De ahí que las arras, de acuerdo con el uso antiguo griego, eran también una muestra. De igual modo, el Espíritu Santo es la “muestra” de lo que heredaremos de Dios.

La palabra griega traducida “arras” en cierto sentido es igual a lo que hoy es un “pagaré”, lo cual indica certeza, y constituye una garantía de los pagos que han de realizar en el futuro. Todas estas palabras —arras, pagaré y garantía— tienen un significado similar, todas se refieren a una garantía de pago. Pero la palabra griega significa además una muestra, un anticipo. Algunos traductores prefieren la palabra “anticipo”. Al recibir la muestra, tenemos el anticipo de lo que se tendrá. Supongamos que alguien me da diez duraznos de su cosecha. Estos frutos representan una muestra, un anticipo del producto de toda la cosecha. Como personas que heredarán a Dios, tenemos al Espíritu Santo como arras, como garantía, como pago inicial de nuestra herencia. Además, el Espíritu Santo es una muestra, un anticipo. El anticipo nos da a probar a Dios; pero el deleite completo está aún por venir.]

B. Dadas para nuestro disfrute

[El Espíritu nos es dado en arras para nuestro disfrute. Cuando estoy decepcionado o deprimido, lo que recibí como arras me fortalece y me levanta. Experimento esta garantía diariamente, a cada hora. La palabra “garantía” también significa que algo nos es dado como prenda. Mediante las arras del Espíritu somos animados y motivados. Cuando sentimos que nuestra situación es irremediable, las arras del Espíritu nos llenan de esperanza.]

[Probablemente durante toda su vida cristiana usted nunca había escuchado un mensaje sobre las arras del Espíritu. Conforme a mi experiencia, el Espíritu Santo me da una garantía constante en mi interior, pues me imparte más de Dios y de Cristo. Mientras más recibo de Cristo, más aumenta mi apetito por El. Tal vez muchos no tienen un gran apetito por Cristo. Esto se debe a que no prestan atención a las arras del Espíritu. No sólo debemos poner atención a la unción interior y al sello del Espíritu, sino también a las arras. Debemos decir: “Oh Señor Jesús, Tú eres tan dulce. Amén, Señor”. Si hacemos esto, el Espíritu nos hará sentir gradualmente que El es nuestra arras. ¡Qué experiencia tan real!]

IV. UNA HERENCIA MUTUA

[Necesitamos tanto el sello como las arras, porque la obra que Dios efectúa en nosotros gira en torno a dos clases de herencia. Efesios 1:11 indica que nosotros fuimos hechos herencia para Dios, y el versículo 14 declara que Dios es nuestra herencia. Nuestra herencia es Dios mismo. En la economía de Dios, nosotros somos una herencia para Dios, y El es una herencia para nosotros. Esta es una herencia mutua.] [El Espíritu que está en nosotros como sello es la garantía que Dios nos da, la cual indica que seremos Su herencia (Ef. 1:13); mientras que el Espíritu como arras es nuestra garantía de que Dios es nuestra herencia por la eternidad. La Nueva Jerusalén será una morada mutua y también un disfrute mutuo, en donde disfrutaremos a Dios como nuestra herencia eterna, y El nos disfrutará a nosotros como Su posesión eterna; ésta será la consumación del impartir de Su persona, y de que nosotros lo asimilemos a El.]

RESUMEN

La unción, el sello y las arras describen tres aspectos de la obra que el Espíritu realiza en los creyentes. La unción es el mover del Espíritu compuesto en nosotros, que añade el elemento divino y la esencia divina a nuestro ser. El Espíritu Santo también está en nosotros como un sello viviente, lo cual indica que pertenecemos a Dios. El sello se extiende en nosotros hasta imprimir la imagen de Dios en todo nuestro ser. Además, el Espíritu es las arras, el anticipo del deleite pleno que heredaremos de Dios. El Espíritu como sello es la garantía que Dios nos otorga, de que seremos Su herencia; y el Espíritu como arras es nuestra garantía de que Dios será nuestra herencia por la eternidad.

Preguntas

  1. ¿En qué nos basamos para afirmar que la unción se refiere al mover del Espíritu compuesto en nosotros?
  2. Explique qué queremos decir cuando hablamos de que el Espíritu nos “pinta”.
  3. ¿Cuáles son los dos aspectos del Espíritu como sello en nosotros?
  4. ¿De qué manera indica Efesios 1:13-14 que el sello continúa extendiéndose en nuestro ser?
  5. ¿Cuál es el origen griego de la palabra “arras”? ¿Qué nos dice esto acerca del Espíritu que está en nosotros?
  6. Describa las dos clases de herencias y cómo el Espíritu es las arras y el sello que las garantiza.

Citas tomadas de las publicaciones de Lee y LSM

  1. Life-study of First John [Estudio-vida de 1 Juan], págs. 160, 178, 283.
  2. The Spirit and the Body [El Espíritu y el Cuerpo], págs. 50-51.
  3. Life-study of Ephesians [Estudio-vida de Efesios], págs. 106, 108, 111, 114, 116, 118, 113.
  4. 1985 Winter Training Message Abstracts [Extractos de los mensajes del entrenamiento de invierno de 1985], pág. 14.