Watchman Nee Libro Book cap.1 El cantar de los cantares

Watchman Nee Libro Book cap.1 El cantar de los cantares

LA BÚSQUEDA INICIAL Y LA SATISFACCIÓN

SECCIÓN UNO

LA BÚSQUEDA INICIAL Y LA SATISFACCIÓN

(1:2—2:7)

Esta sección es la clave de todo el libro. Todos los principios espirituales están contenidos en esta sección y predice todas las experiencias subsecuentes. Las lecciones que vienen luego no son nuevas; son lecciones previas que se repiten de una manera más profunda. Las experiencias espirituales de la primera sección son suaves y fáciles. La primera consagración y revelación siempre parece ser fácil. Sin embargo, esta consagración y revelación puede no ser muy confiable; por eso es necesario que estas experiencias pasen por el fuego. Esta sección revela las experiencias espirituales que están por venir, después de lo cual todo será probado hasta que llegue a ser real. La primera vez que una persona experimenta algo, es posible que no reciba una impresión muy profunda; tal vez en la segunda ocasión la experiencia sea más avanzada y madura. Quizá la segunda experiencia no sea tan agradable como la primera, pero al final la experiencia es la misma que al comienzo. La bandera sigue siendo amor.

La experiencia descrita en esta sección equivale a “la senda de luz” a la que alude el libro Torrente espirituales; también es equivalente a “la etapa de avivamiento” del libro Cuatro niveles de la vida espiritual. Nuestra experiencia espiritual puede atestiguarlo.

I. ANHELOS (1:2-3)

El versículo 2 dice: “¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino”. Los besos a los que aquí se alude son diferentes del beso del Padre en el cuello (Lc. 15:20). Este beso era una señal de perdón, el cual todos los que pertenecen al Señor han recibido. El énfasis en Cantares recae sobre la relación amorosa entre los creyentes y el Señor. Por lo tanto, el perdón es un hecho implícito, y ésta es la razón por la cual no se menciona. El Cantar de los cantares no describe la manera en que una persona pasa de la posición de pecador a la de creyente, sino que habla de la forma en que un creyente satisface su sed y halla satisfacción. Debemos tener presente este hecho para poder entender el comienzo del libro.

Después de que una persona es salva, no sabemos cuanto tiempo se requiere para que experimente un anhelo en su ser. Lo que sí sabemos es que cuando una persona salva es despertada por el Espíritu Santo y comienza a seguir al Señor, surge en ella un anhelo.

Debido a que la que busca al Señor tiene hambre y sed, espontáneamente dice: “¡Oh, si él me besara con besos de su boca!”. Ella no dice quien es “él”. Pero en su mente hay sólo una persona: “él”, aquel a quien ella busca. Antes su relación con el Señor era general y ella estaba profundamente satisfecha con esto. Ahora desea tener una relación más personal con El. Por lo tanto, ella desea un “beso”, que es una expresión personal de amor. Nadie puede besar a dos personas al mismo tiempo. Un beso es la expresión de una relación exclusivamente personal. Además éstos no son besos en la mejilla, como fue el de Judas (Mt. 26:49) ni en los pies, como fueron los de María (Lc. 7:38, 45). Son “besos de su boca”, una señal de afecto personal. Ella ya no está satisfecha con una relación general y desea una relación personal que nadie más tiene. Esta urgencia interna es el comienzo de todo progreso. La edificación espiritual nunca puede estar separada de una búsqueda que esté basada en el hambre y la sed. Si el Espíritu Santo no ha puesto una verdadera insatisfacción con la relación general del creyente ni ha puesto una búsqueda por un afecto personal en él, el creyente no podrá tener una relación íntima con el Señor. Esta búsqueda es la base de toda experiencia futura. Si no tenemos hambre y sed, solamente tendremos un canto poético y no el Cantar de los cantares.

Tenemos esta búsqueda porque recibimos una visión. El Espíritu Santo nos ha mostrado una visión que los hombres no han visto. Después de recibir esta revelación, descubrimos que “su amor es mejor que el vino” y por eso anhelamos los besos de Su boca.

En verdad, el amor del Señor es mejor que el vino. De todo lo que nos trae gozo y regocijo, el Espíritu Santo nos muestra que nada se puede comparar con el amor del Señor. Nada de lo que nos atrae bajo el sol, puede compararse con Su amor. Una vez que vemos y probamos Su amor, ¿hay alguna cosa debajo del sol que pueda compararse con él?

El versículo 3 dice: “A más del olor de tus suaves ungüentos, tu nombre es como ungüento derramado; por eso las doncellas te aman”. Señor, Tú eres el Ungido. Dios te ungió con el Espíritu Santo y recibiste del Espíritu Santo todo tipo de ungüento. Dios no es el único que percibe Tu olor, pues nosotros también lo percibimos. Nadie nos habló jamás de este aroma, ni lo percibimos en ningún lugar; pero somos conmovidos espontáneamente con el encanto del olor de Tu ungüento.

“Tu nombre es como ungüento derramado”. Señor, Tú también tienes un nombre que nos atrae. Con Tu nombre nos recuerdas que Dios vino. ¡La unción ya fue derramada! Estamos conscientes de que Tú moriste. Sin duda alguna, la unción ya fue derramada. ¡Cuán precioso es el nombre de Jesús! ¿Quién podrá sondear el olor de este nombre?

“Por eso las doncellas te aman”. Debido a Tu misma persona (el ungüento) y Tu nombre (la unción derramada), las doncellas te aman. Ellas te aman por Tu misma persona y Tu nombre. No podemos amar una obra ni tampoco un poder. Solamente podemos amar a una persona, a alguien que tiene personalidad. Te amamos y somos atraídos por Tu misma persona y Tu nombre. Aunque no hemos percibido Tu olor en su totalidad, lo que hemos percibido es suficiente para amarte. La revelación de la persona del Señor no solamente exige la adoración por parte del hombre sino también el amor. El amor al Señor surge en cada uno de nosotros cuando tenemos una visión de Su persona.

Estas doncellas son los “protegidos” (Sal. 83:3). Ellas son las compañeras de la doncella y son igualmente puras y buscan diligentemente al Señor. La doncella no es la única que camina en esta senda espiritual; ella es solamente una virgen entre muchas.

II. BÚSQUEDA (1:4)

El versículo 4 dice: “Atráeme; en pos de ti correremos”. Aunque tenemos el deseo y la disposición de seguir en pos de El, no podemos evitar sentir que nos faltan las fuerzas para buscarlo. Esta fuerza no es un poder grandioso que el Espíritu nos dé de una vez por todas, sino que es la hermosura y la gloria del Señor, las cuales nos atraen. Su poder de atracción equivale a nuestro poder para buscarlo. Si el Señor verdaderamente nos atrae, nos será muy fácil ir en pos de El.

Si Tú nos atraes “en pos de Ti correremos”. Correr en pos equivale a buscar continuamente. Las fuerzas para correr en pos del Señor vienen de la atracción del Señor. Debemos darnos cuenta de que nadie puede acudir al Señor por su propia cuenta. Cuando éramos pecadores necesitábamos que Dios nos atrajera para poder acercarnos a El. Del mismo modo, después de llegar a ser creyentes, necesitamos ser atraídos por el Señor antes de poder correr en pos de El.

Aquí vemos la relación que existe entre un creyente individual y los demás creyentes. “Yo” soy atraído, pero “nosotros” corremos en pos del Señor. “Yo” soy llevado a las cámaras, pero “nosotros” nos gozaremos y alegraremos en Ti. Si un hombre recibe gracia delante del Señor, con seguridad afectará otros.

III. COMUNIÓN (1:4)

El versículo 4 continúa: “El rey me ha metido en sus cámaras”. Después de que la doncella ora, su oración es contestada: “El rey me ha metido en sus cámaras”. Las cámaras son el lugar secreto (Sal. 91:1), Sus habitaciones. No llevaremos a una persona a nuestras cámaras, a menos que tengamos una amistad muy profunda con ella; por eso, cuando el rey la lleva a sus cámaras, manifiesta el comienzo de la comunión y la revelación. En las cámaras ella disfruta una comunión que era desconocida hasta entonces; además, ella ve algo que no había visto antes.

El hecho de que sea un rey indica que antes de conocer al Señor como nuestro amado, debemos conocerlo como nuestro Rey. Una vida de consagración siempre precede a una vida de amor, y una experiencia de satisfacción siempre ocurre después de un acto de consagración. “El Rey me ha metido en sus cámaras”. Ella lo ha conocido como su Rey, mas ahora el Rey le mostrará la experiencia de entrar en las cámaras.

Aquellas que están con la doncella pueden levantar sus cabezas, y el futuro se les abrirá. No hay límite en su futuro. Una vez que se tiene la experiencia de las cámaras, la esperanza abunda en una vida de amor. Ellas saben que el que comenzó la buena obra, la perfeccionara (Fil. 1:6). Por lo tanto, ellas dicen: “Nos gozaremos y alegraremos en ti; nos acordaremos de tus amores más que del vino”. Estas son palabras para el futuro. La experiencia presente las llena de esperanza para el futuro (cfr. Pr. 23:35: un ejemplo de la búsqueda que se relaciona con el vino).

“Con razón te aman” debería traducirse: “Te aman con rectitud”. Esto significa que su amor proviene de una buena conciencia (1 Ti. 1:5).

IV. LA REVELACIÓN RECIBIDA EN LAS CÁMARAS SECRETAS (1:5-7)

El versículo 5 dice: “Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón”. ¿Quiénes son las hijas de Jerusalén? Este es un poema; por lo tanto, la Jerusalén mencionada aquí no se refiere a la Jerusalén terrenal sino a la celestial. Puesto que estas hijas están en el reino de la Jerusalén celestial, ellas deben ser personas salvas. Al llamarlas “hijas”, da a entender que son nacidas de Dios; sin embargo, ellas no buscan con mucho ahínco y son un grupo de personas frías, desinteresadas y despreocupadas. El señor Hudson Taylor dijo: “Ellas parecen ser salvas, aunque a duras penas”.

“Morena soy pero codiciable”. Lo primero que uno descubre en las cámaras es cuán moreno es uno. Si no se experimenta la búsqueda, no es posible ver. Ahora la doncella ve la clase de persona que es. Esta puede ser la primera vez que ella ve su propia negrura. No se volvió morena, sino que siempre lo ha sido; esto nos habla de todo lo que somos en Adán. Sin embargo, al mismo tiempo ella ve que es aceptada en el Hijo del amor de Dios. Por consiguiente, dice: “Morena soy, pero codiciable”. Codiciable se refiere a que es aceptada en el Hijo del amor de Dios.

“Como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón”. “Cedar” significa cámara oscura. Ser como las tiendas de Cedar significa ser externamente oscuro e indeseable. Dado que “las cortinas de Salomón” son de lino fino, muy posiblemente aluden a la justicia de Cristo. La justicia mencionada en Apocalipsis 19:8 hace referencia a la justicia de los santos, la cual es producida por la obra del Espíritu Santo. Pero como este versículo se encuentra en el Antiguo Testamento no debe de referirse a la justicia de los santos. Estas cortinas seguramente se hallaban en el templo. “Las cortinas de Salomón” denota la belleza interna, la cual es la belleza que uno tiene delante de Dios.

El versículo 6 dice: “No reparéis en que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí; me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía no guardé”.

“El sol” lleva articulo definido. Al ser iluminada por Dios en las cámaras, se da cuenta de que es morena. Por consiguiente, ella no quiere que nadie la mire. Este es su estado anímico. Antes de que el Espíritu Santo complete Su profunda obra en una persona, ésta tal vez querrá cubrirse ante otros. Pero después de que el Espíritu Santo haya hecho una obra lo suficientemente profunda, el hombre no tratará de esconderse de los demás. En este momento la apariencia de la doncella delante del hombre es la misma que delante de Dios. Como resultado, ella está dispuesta a declarar: “Soy morena, porque el sol me miró”.

“Los hijos de mi madre se airaron contra mí”. Este versículo no dice: “los hijos de mi padre” sino “los hijos de mi madre”, porque madre indica promesa, lo cual se relaciona con la gracia de Dios. Gálatas 4:26-28 dice que la Jerusalén de arriba es nuestra madre y que nosotros, igual que Isaac, somos hijos de la promesa. “Los hijos de mi madre” son quienes han llegado a ser hijos de Dios, según el principio fundamental de la gracia de Dios.

“Hijos” denota algo objetivo. Los hijos de la madre son fuertes y autoritarios en doctrina y en asuntos objetivos. Debido al amor de la doncella por Dios y la disciplina que recibe en las cámaras, hay un cambio en su obra. Los hijos de la madre empiezan a menospreciarla y llegan a enojarse con ella.

“Me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé”. La primera mención de viña está en plural; es organizada por el hombre. La segunda mención está en singular; es ordenada por Dios. “Me pusieron a guardar las viñas”. Esta era su antigua obra. Después de recibir la iluminación del Señor y de ser disciplinada por El, ella se da cuenta de la vanidad de sus obras antiguas. Ella sólo hizo lo que el hombre le confío, mas no lo que Dios le ordenó.

El versículo 7 dice: “Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; pues, ¿por qué había de estar yo como errante junto a los rebaños de tus compañeros?” La palabra “ama” es un verbo. “Estar como errante” puede traducirse “vagar perdido”.

En las cámaras ella se da cuenta de la vanidad de sus actividades externas. Ella descubre que lo que el creyente necesita no es hacer obras sino alimento y descanso. La palabra “sesteas” tiene cierta relación con el alimento. De ahora en adelante ella buscará solamente alimento y descanso. Este descanso es un descanso completo porque el mediodía es un tiempo de perfección. “La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Pr. 4:18). El mediodía es la hora perfecta; al mediodía el sol alcanza su mayor brillo. (El Señor sufrió desde el mediodía hasta la hora novena. Sus sufrimientos le sobrevinieron de una sola vez; vinieron con gran intensidad desde el comienzo y no se incrementaron gradualmente).

“¿Por qué había de estar yo como errante junto a los rebaños de tus compañeros?” Estos “compañeros” son los compañeros del Señor. Sin embargo, éste no es el rebaño del Señor, sino el de Sus compañeros. Estar como errante significa ser puesto en vergüenza. Ella estaba fuera del rebaño y tuvo que decir: “¿Por qué no me dicen dónde puedo encontrar alimento y descanso? He estado buscando alimento y descanso; lo he buscado aquí y allá”. Debido a que el rebaño de sus compañeros la ha desviado, se ha burlado de ella y la ha criticado, ella pregunta: “Señor, ¿por qué Tú no me lo dices?”

V. LAS PALABRAS DEL REY (1:8-11)

La doncella ve tres cosas en las cámaras: 1) ve que es morena en Adán y que el Hijo amado es hermoso; 2) ve la vanidad de sus actividades externas al ser disciplinada por Dios; y 3) también ve su necesidad espiritual. Por esta razón, el Señor le responde en conformidad con su búsqueda, la alaba y le hace una promesa.

A. La respuesta del rey (1:8)

El versículo 8 dice: “Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, ve sigue las huellas del rebaño y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores”.

El Rey la llama “hermosa entre las mujeres”. “Si tú no lo sabes…” El tono de esta frase parece indicar que el Rey la reprende, pues ella ya debería saber esto. “Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, ve sigue las huellas del rebaño”. Por un lado, “las huellas del rebaño” son las huellas de los creyentes hoy; estos creyentes se afirman en su posición como un solo rebaño, como iglesia. (Aunque hay muchas ovejas, ellas no se reúnen como un solo rebaño ni toman la posición de iglesia.) Aquí uno puede encontrar alimento y descanso. Por otro lado, el rebaño también se refiere a los santos que han muerto y nos han precedido en las generaciones anteriores. Ellos han encontrado alimento y descanso. Nosotros también podemos encontrar alimento y descanso, si vamos adonde ellos estuvieron. La palabra “huellas” significa experiencia.

Las cabritas no son ovejas, ya que la doncella misma es una oveja. Tampoco son el rebaño, ya que ella está fuera de éste. Las cabritas son los corderos que son más jóvenes que ella. “Apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores”. Esto le recuerda a ella su deber cotidiano para con las cabritas como resultado de su búsqueda de descanso y alimento y de no cerrarles las puertas a las cabritas. Esto es algo acerca de lo cual debemos velar. Mientras buscamos alimento y descanso, debemos cumplir con nuestra obligación hacia los discípulos inmaduros. No podemos cerrar la puerta y buscar nuestra propia edificación. En otras palabras, ella puede obtener su alimento y su reposo alimentando a las cabritas.

La palabra “pastores” está en plural. Estos son los pastores menores, aquellos que están sometidos al Señor. La palabra “cabañas” es plural. El Señor desea que ella tenga un lugar seguro al lado de los demás pastores y que alimente las cabritas entre ellos. Por un lado, ella tiene que seguir la consagración, la fe, la perseverancia y la oración de los santos que ya se han ido. Por otro lado, en su vida cotidiana ella debe cuidar de los santos más jóvenes que ella. Mientras seguimos, no debemos renunciar a nuestras obligaciones diarias.

B. La alabanza y la promesa del rey (1:9-11)

Los versículos del 9-11 dicen: “A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía. Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, tu cuello entre los collares. Zarcillos de oro te haremos, tachonados de plata”.

Las palabras “amiga mía” pueden ser traducidas “amada mía”. La palabra traducida “yegua” denota en el lenguaje original “una buena yegua”. Todos los caballos de los días de Salomón venían de Egipto (1 R. 10:28-29). Los versículos 9 y 10 describen la belleza de la constitución natural de la doncella. El versículo 11 describe la obra de Dios y la belleza que proviene de El.

Estos tres versículos hablan de seis cosas: (1) la yegua, (2) las mejillas, (3) los pendientes, (4) el cuello, (5) los zarcillos de oro, (6) tachonados de plata. Analicemos una por una.

1. La yegua

La Biblia caracteriza a la yegua por su rapidez. Salmos 147:10 menciona “la fuerza del caballo”. “La yegua de los carros de Faraón” es la mejor de todas las yeguas. En términos espirituales denota rapidez. Una yegua simboliza rapidez natural. Es veloz porque es fuerte. La rapidez a la que alude este versículo se puede comparar con correr en 1:4. La doncella es veloz pero su rapidez proviene del mundo.

2. Las mejillas

La belleza de una persona se determina por las mejillas, lo cual indica que las mejillas son la parte más hermosa.

3. Los pendientes

Las mejillas son embellecidas por los pendientes. “Los pendientes” son sus cabellos trenzado. El cabello denota la fuerza natural. Esto nos muestra que la belleza de la doncella proviene de su fuerza natural, lo cual hace referencia a la esfera natural.

4. El cuello

El adorno del cuello denota la gentileza natural de la doncella. El cuello era rígido, pero ahora está adornado. Esto nos muestra su gentileza natural. Un cuello que no tiene collar es un cuello obstinado, que no se doblega.

En el versículo 9 se la compara a una yegua, mientras que el versículo 10 resalta la razón por la cual se hace esta comparación. Ella es veloz debido a su fuerza y gentileza natural. A pesar de que la revelación que recibió en las cámaras produjo una búsqueda por parte de ella, su rapidez natural, es decir, su fuerza y gentileza naturales siguen presentes. Tal vez la razón por la cual muchas personas no progresan sea su rapidez natural. Los versículos 9 y 10 revelan que aunque ella es hermosa, su belleza es natural. Solamente la hermosura que proviene de Dios es verdadera belleza. El Señor promete hacer dos cosas por ella: “Te haremos”. Esta es la promesa del Rey. El Espíritu Santo nos recuerda aquí al Dios Triuno.

5. Los zarcillos de oro

Se requiere un tiempo considerable para hacer los zarcillos de oro. Los zarcillos de oro representan una obra fina. Una manifestación muy fina de la vida de Dios. La palabra “zarcillos” en el idioma original representa algo parecido a una corona. Una corona de zarcillos de oro es una especie de aro. La palabra es la misma que se traduce “pendientes” en el versículo 10, la cual puede traducirse trenzas. Por consiguiente, “zarcillos de oro” puede traducirse “trenzas de oro”. Reemplazar las trenzas naturales del cabello por trenzas de oro, significa reemplazar la fuerza natural de uno por la justicia, la vida y la gloria de Dios; significa reemplazar lo que proviene del hombre con lo que proviene de Dios.

6. Tachonados de plata

La plata indica redención. Ser tachonados de plata significa basarse en la obra redentora de la cruz.

VI. LAS PALABRAS DE LA DONCELLA (1:12-14)

A. El Cristo que mora en uno siempre está presente (1:12-13)

El versículo 12 dice: “Mientras el Rey estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor”. La Biblia presta especial atención al reclinatorio, la mesa, de Salomón (1 R. 4:22-23; 10:5). “El Rey estaba en su reclinatorio”. Esto se refiere al deleite que tienen los creyentes en las riquezas del Señor. Dichas riquezas se pueden dividir en dos categorías. (1) La harina y la comida, las cuales representan la vida y la persona del Señor Jesús y (2) las carnes, las cuales se refieren a Su obra y a Su muerte. Cuando el Rey está a la mesa, es el momento de alimentarnos y disfrutar. Cada vez que nos acercamos a la mesa del Rey, nos relacionamos con la comida. Comemos los sacrificios aceptados por Dios, es decir, la obra que Dios ha aceptado. (En el Antiguo Testamento parte de los sacrificios era apartada para ser consumida por el hombre.)

¿Cómo comemos los sacrificios aceptados por Dios? Cuando Dios ve la muerte del Señor, El ve una propiciación; cuando nosotros vemos la muerte del Señor, no sólo vemos una substitución, sino también una unión. Una vez que vemos esto tenemos la fragancia y la adoración. Si no hemos visto que el sacrificio que Dios aceptó es nuestro disfrute, no tendremos consagración ni alabanza. Pero cuando vemos que disfrutamos lo mismo que Dios disfruta, el nardo da su olor espontáneamente. (Podemos ver que el ungüento de nardo es derramado en la historia de María). Primero el Señor nos da a nosotros, y luego nosotros le damos a El. Primero hay un deleite y luego viene la consagración.

El versículo 13 dice: “Mi amado es para mí un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos”. La mirra representa el sufrimiento que proviene de la cruz. Cuando el Señor estaba a punto de morir, alguien le dio a beber vinagre, lo cual significa amargura. Después de la muerte del Señor, Nicodemo ungió Su cuerpo con mirra, que representa la muerte. Cada vez que se usa la palabra noche en este libro, se refiere al tiempo en que Salomón está ausente. En términos espirituales, se refiere al lapso durante el cual el Señor está ausente, cuando no está en este mundo. Los pechos en la Biblia aluden a la fe y al amor (1 Ts. 5:8).

Los versículos 12 y 13 hablan del Cristo que mora en uno. Reclinado a su mesa en el versículo 12, seguramente indica que comemos juntos, y la condición necesaria para sentarnos juntos a la misma mesa es abrirle la puerta interna (Ap. 3:20-21). Si una persona no abre la puerta de su corazón, no podrá sentarse a la misma mesa con el Señor. La mirra representa al Cristo crucificado. Cuando Cristo no está con nosotros, debemos protegernos con la fe y el amor. Este es el comienzo de la comunión interna. Después de haber estado en las cámaras, después de haber visto la muerte del Señor y después de habernos consagrado verdaderamente, comenzamos a tener una comunión íntima con El. Cuando abrimos la puerta de nuestro corazón, lo disfrutamos a El y vemos la necesidad de consagrarnos de verdad. Sólo entonces podremos verdaderamente seguir al Cristo sufrido y crucificado. Seguimos al Cristo crucificado con el amor y la fe que están dentro de nosotros.

B. Nos vestimos de Cristo (1:14)

El versículo 14 dice: “Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es para mí mi amado”. La alheña se usa para teñir las uñas. Las mujeres judías llevaban consigo la alheña adonde iban. En-gadi estaba ubicado en Judea. En-gadi significa “la fuente del cordero”. Es el lugar al cual David huyó y es un desierto (Jos. 15:61-62; 1 S. 23:29). La palabra “viñas” puede traducirse “el lugar de las uvas”. El lugar de las uvas está en el desierto. Si una flor aparece allí, se notaría mucho.

El versículo 14 abarca un área más amplia que el versículo 13. La flor de alheña que aparece en el lugar de las uvas, hace referencia a la distinción de Cristo, manifestada y acentuada. La mirra está entre los pechos y no se ve; por eso se refiere al Cristo interno. En este versículo Cristo es el adorno externo, y la doncella se ha vestido de Cristo. Esto significa que se proclama y se da testimonio públicamente de Cristo. Ante los hombres, Cristo es la flor de alheña y se manifiesta ahora por medio de la doncella.

VII. LA ALABANZA DEL REY (1:15)

El versículo 15 dice: “He aquí que tú eres hermosa amiga mía, he aquí eres bella; tus ojos son como palomas”. Esta alabanza tiene como fin animarla. El primer “tú eres hermosa” la anima, y el segundo alaba sus ojos al compararlos con los de las palomas. Los ojos de una paloma, en un sentido literal, describen la belleza de los ojos de ella. Espiritualmente, significa tener discernimiento espiritual. En cuanto a su función, los ojos de paloma pueden observar una sola cosa a la vez, lo cual denota pureza. La doncella recibió revelación y obtuvo discernimiento espiritual. Ella ha puesto la mirra entre sus pechos y tiene un corazón puro. Es por eso que el Rey puede alabarla.

VIII. LA RESPUESTA DE LA DONCELLA (1:16—2:1)

El versículo 16 dice: “He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce”. El no solamente es hermoso, sino también dulce. Esta es su respuesta al Rey.

“Nuestro lecho es de flores”. La doncella ha obtenido el descanso que había buscado. También halla alimentación. Las flores constituyen el lecho, y el reclinarse es el descanso. Esto corresponde a Salmos 23:2, que dice: “En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará”. El reclinatorio anteriormente mencionado hace referencia al descanso, pero el énfasis se hace en comer. Aquí el lecho tiene cierta connotación de comida, pero el énfasis está en el descanso. Si un pastor no es diestro, sus ovejas no comerán cuando sean llevadas a los pastos verdes. Pero si el pastor es hábil, sus ovejas podrán recostarse en pastos verdes y hallar descanso y satisfacción.

El versículo 17 dice: “Las vigas de nuestra casa son de cedro, y de ciprés los artesonados”. El cedro es un árbol alto y fuerte. En la Biblia el cedro hace referencia a la humanidad llena de gloria. Muchas cosas en la Biblia son hechas de cedro y muchas de ciprés. El ciprés crece en un lugar llamado “la ciudad de muerte”. Los judíos plantaban cipreses al lado de sus tumbas. Así que, el ciprés representa la muerte de Cristo.

En tales condiciones, la doncella encuentra descanso. Los pastos representan todo lo que tiene vida y que puede servir como alimento. Podemos descansar solamente cuando nos reclinamos sobre este lecho de flores. Nuestro refugio es la humanidad gloriosa del Señor y Su muerte. En el templo de Salomón había principalmente dos tipos de maderas: el cedro y el ciprés. En otras palabras sólo estas dos clases de madera son aptas para ser materiales de la morada de Dios. Dios mora entre el cedro y el ciprés. Ahora podemos descansar en el lugar de la morada de Dios.

El versículo 2:1 dice: “Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio de los valles”. Este versículo viene inmediatamente después de 1:17. Estas palabras no las profiere el rey sino la doncella. Si las hubiese dicho el rey, serían difíciles de interpretar. Si fueran las palabras del rey, no tendría sentido que luego dijera en el versículo siguiente que la doncella es un lirio. “El Sarón” es un llano, y la “rosa” puede considerarse una especie de lirio, una planta silvestre despreciable en la tierra de Judea. El lirio de los valles es común y sencillo. Es “el lirio de los valles” y no “el lirio del florero”. No es el hombre quien la cuida sino Dios.

La doncella reconoce que ella es la rosa de Sarón y el lirio de los valles, porque el rey la alaba en 1:15. Por un lado, en 1:16-17 ella alaba al rey, y por otro, menciona el descanso. Ella se menciona a sí misma como una rosa del desierto y un lirio de los valles. Esto significa que ella no tiene valor en sí misma, y que no es más que una persona común a la que Dios cuida.

IX. LA RESPUESTA DEL REY (2:2)

El versículo 2 dice: “Como el lirio entre los espinos, así es mi amiga entre las doncellas”. El Rey dice que la amiga es en verdad un lirio, no en contraste con los valles, sino en contraste con los espinos. Esto significa que la doncella es un lirio, mientras que las demás son sólo espinos.

Según la Biblia, los espinos representan dos cosas. En primer lugar, se refieren a la vida natural del hombre después de la caída de Adán. Decimos esto basándonos en Génesis 3:18. Allí los espinos crecen solos y no se producen como resultado de la siembra. Otra base para decir esto es Exodo 3, el capítulo donde se menciona la zarza. El fuego ardía y aun así la zarza no se consumía. El fuego y la luz no surgían de la zarza sino de Dios. Dios usó la zarza pero no le causó ningún daño. Esto daba a entender que Dios usaría a Moisés para disciplinar a los israelitas y los gentiles de acuerdo consigo mismo y no según la vida natural del hombre. Un testimonio verdadero no tiene como base las obras del hombre sino las de Dios. Dios no usó nada que proviniera de Moisés; solamente usó lo que procedía de El mismo. En segundo lugar, los espinos representan lo que brota de la esfera natural, lo que resulta del pecado y del yo natural. Esto es tipificado en Mateo 13:7. Los espinos de Hebreos 6:8 representan el fruto de la voluntad del hombre, cuyo destino es ser quemado.

La palabra “doncellas” es plural. Ellas no son las hijas de Jerusalén. El Señor considera lirios a quienes van en pos de El, mas no a los que nacen de pecado. El Señor declara que se diferencian de quienes viven en pecado. Ellas, a pesar de estar rodeadas de vidas pecaminosas y de una vida natural, son diferentes. Son las que tienen fe (los lirios). Al mismo tiempo, con esto sugiere que éstos son los sufrimientos que una persona que busca soporta en medio de las circunstancias naturales y de un vivir pecaminoso.

X. LA ALABANZA Y EL DELEITE DE LA DONCELLA (2:3-6)

El versículo 3 dice: “Como el manzano entre los arboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes; bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar”.

Ahora le corresponde el turno a ella para comparar al Rey con los pecadores. “Los jóvenes” es una alusión a todo lo que cautiva nuestro corazón, todo lo que es deseable (Gn. 3:6), todo lo que se enseñorea de nuestro corazón y todo aquello de lo que debe alejarse el corazón del creyente.

Note las palabras “el manzano entre los arboles silvestres”. En el lenguaje original “el manzano” es “un bergamoto”. Un árbol de hoja perenne, cuyas hojas no caen en el invierno. Externamente, se parece a la granada y su sabor es como el de la naranja o el limón. “Los jóvenes” son comparados con árboles comunes, mientras que el amado tiene tres características: (1) Puede llegar a ser un bosque; el énfasis recae sobre “madera”, dando la noción de altura. (2) Su sombra nunca falla; conserva su verdor y por eso nos provee de sombra continuamente. (3) El lleva fruto. Muchos árboles son verdes pero no dan fruto. Es alto, nos da sombra y es fructífero. La doncella se dan cuenta de que el Señor es el todo en todos.

Anteriormente ella se había dado totalmente al Señor. Mas ahora ella declara su testimonio; éstas son las palabras que salen de su boca, lo que ella proclama públicamente a todos los hombres. Ella no solamente reconoce que El es el vino, sino que alaba al vino mismo. En este momento nada ni nadie puede robar su corazón. En la iglesia donde unos decían ser de Pablo y otros de Apolos ya no hay divisiones, las cuales son asunto de la carne (1 Co. 3:3-4). Ahora el Señor ha llenado su visión.

“Me senté” puede traducirse “me deleité”. Sentarse bajo la sombra del Señor significa ser exaltado; también tiene el sentido de ser arrebatado. Uno se regocija al sentarse bajo la sombra del Señor, lo cual da a entender que uno se siente como si fuese llevado a Su presencia.

La sombra está en contraste con el brillo del sol y nos lo recuerda en 1:6. Aquí hace referencia al descanso (Sal. 91:1).

“Su fruto fue dulce”. Comer en Cantares 2:3 difiere de comer en 1:12. Allí el énfasis se hace en el Señor mismo; mientras que aquí el fruto se refiere a lo que la vida y obra del Señor han obtenido para nosotros, a saber: la justificación, la santificación, la paz y la venida del Espíritu Santo. Por un lado, ella se regocija en la presencia del Señor; y por otro, disfruta lo que El adquirió para ella en Su presencia. Cada vez que probamos este fruto, comprobamos que es dulce a nuestro paladar.

El versículo 1:4 habla de correr en pos de El, mientras que 1:8 habla de seguirlo. Es posible que en 1:12-14 ella esté sentada, pero no se describe su postura. En 1:16-17 no se especifica ningún verbo. En dicho versículo (2:3) ella se sentó como es debido a disfrutar Su presencia. Parece que su condición es reconocida oficialmente. En 1:16-17 ella ya descansaba; mientras que este versículo es sólo un anuncio oficial de lo que ella ya ha disfrutado y adquirido en 1:16-17. La verdadera historia se encuentra en 1:16-17, mientras que este versículo es la narración de los hechos.

El versículo 4 dice: “Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor”. La casa del banquete puede traducirse la casa del vino; es el lugar donde uno puede disfrutar a voluntad cuanto desee. El rey la trajo aquí; y esta es la segunda vez que el rey la conduce a un lugar (la primera vez se halla en 1:4). El deleite que se tiene en el fruto y en la casa del banquete es un poco diferente del deleite que se tiene en la mesa del rey. La casa del banquete es el lugar donde uno atiende a los invitados, donde predomina el gozo. Una vez que una persona se consagra y pasa por el camino de la cruz viendo todo lo que el Señor ha logrado para él, espontáneamente es conducido a la casa del vino. En otras palabras, el Rey nos lleva a Sus cámaras con el propósito de darnos una revelación, y nos lleva a la casa del vino con el propósito de darnos gozo, el gozo de Su presencia.

“Su bandera sobre mí fue amor”. Esto significa que su amor se despliega sobre nosotros. Todo el asunto está relacionado con el amor. Una bandera muestra lo que uno hace; es una especie de lema. Nuestra bandera es amor, lo cual significa que todo lo que hacemos está basado en el amor.

El versículo 5 dice: “Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; porque estoy enferma de amor”. La palabra “confortar” puede traducirse “reanimar”. Estar enfermo de amor es estar gozoso hasta estar exhausto. Es como lo que le sucedió al señor Moody, quien estaba tan lleno de gozo que no podía soportarlo más, y tuvo que pedirle al Señor que lo detuviera.

Este versículo es principalmente un llamado a la moderación. Es bueno estar en la presencia del Señor, pero hemos visto que cuando los santos de antaño tenían una experiencia que los anonadaba, caían como muertos. Este versículo nos dice que la doncella disfruta más de lo que puede soportar. Nuestra capacidad tiene sólo cierta medida para disfrutar al Señor. Debemos pedirle al Señor que aumente nuestra fuerza para que podamos disfrutar más. De no ser así, cuando recibamos mucho, nuestra capacidad limitará lo que podamos disfrutar. Los vasos terrenales no tienen mucha capacidad; por eso es necesario recibir del Señor más fortaleza para aumentar nuestra capacidad de disfrutar.

El versículo 6 dice: “Su izquierda esté debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace”. “Su izquierda esté debajo de mi cabeza” indica que El levanta la cabeza de la doncella para que lo contemple a El. La posición más natural de abrazar a alguien es abrazarlo con la mano derecha. Aquí no se recalca la protección con poder, sino el apoyo íntimo. Dicho de otro modo, después que uno ha disfrutado el amor del Señor, sigue necesitando el apoyo de Su gracia.

XI. EL MANDATO DEL REY (2:7)

El versículo 7 dice: “Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis velar al amor, hasta que quiera”. En algunas versiones aparece la palabra “gacelas” en lugar de “corzos”, pero ninguna difiere en la traducción de la palabra “ciervas”. Según el contexto, la palabra “amor” debe de referirse a la amada. La expresión “os conjuro” está en el modo imperativo, lo cual expresa el tono de mando de un rey.

Cantar de los cantares de 1:2 a 2:7 constituye una sección de experiencias espirituales. Luego el Señor hace que la doncella tenga una pequeña pausa. En este momento, la persona ha llegado a la etapa que debe, pero no de una manera espectacular sino apacible y segura. El ha salido de las cámaras y ha entrado en la casa del vino. En este momento el creyente llega sin ningún obstáculo a la casa del vino, y el Señor le pide que se detenga por un momento.

A las hijas de Jerusalén les encanta lo espectacular y se complacen en entrometerse en muchas cosas. Por lo tanto, el Señor les dice que no despierten a la doncella.

Los corzos y las ciervas son, por naturaleza, animales que se asustan con facilidad. El Rey les da la orden [a las hijas de Jerusalén] porque la doncella está enferma de amor. No hay necesidad de estimularla más; ella puede tener un breve receso. Ella está en las manos del Señor y no es necesario que la despierten. Si otros tratan de intervenir, esto no la ayudará. Ella debe descansar por un breve lapso y esperar que este período finalice, antes de emprender una segunda búsqueda. No la despierten, esperen a que ella misma se levante. No piensen que ella está encerrada en su alma y que necesita ayuda. Es allí adonde las lecciones la han llevado, y ahora debe haber una pausa.

El amor ha llegado a su clímax. El Rey está presente; por lo tanto, debemos callar (Hab. 2:20). El Señor descansará en Su amor (Sof. 3:17). Esto significa que El nos amará en reposo.

CONCLUSIÓN

(1) La doncella ve la cruz en el primer capítulo, pero no ha visto la vitalidad y el poder de la resurrección.

(2) El peligro de la primera sección es caer en la complacencia de la relación íntima.

(3) Ella todavía no entiende el significado de la consagración ni de la obediencia de tomar la cruz, porque no ha pasado todavía por la prueba. Ella todavía no ha tomado la cruz de una manera práctica ni ha seguido el camino de la cruz.

(4) Existe otro peligro. Aunque ella ha visto el error de sentirse muy segura, todavía no se ha percatado de que el Señor de la obra es mayor que la obra misma. (Aunque ella se ha dado cuenta que es equivocado guardar otras viñas, sigue pensando que es muy importante guardar su propia viña.)

(5) También existe un vacío. Durante todo este tiempo, ella ha visto cuánto vale el Señor para ella, pero no ha comprendido cuál es la posición que ella debería tomar delante del Señor. En otras palabras, ella se ha deleitado en el fruto de la obra dolorosa del Señor, pero no ha permitido que el Señor disfrute el resultado de sus sufrimientos. Esto significa que ella ha ganado mucho del Señor, pero el Señor todavía no la ha ganado a ella.

(6) En la primera sección, solamente Cristo es mío, pero todavía yo no soy de El.