Watchman Nee Libro Book ap. 1 Mensaje para edificar a los creyentes nuevos
UNA VIDA FLEXIBLE
APÉNDICE UNO
UNA VIDA FLEXIBLE
Lectura bíblica: Mt. 11:16-19; 1 Co. 7:29-31; 9:19-22; 2 Co. 6:4-10; Fil. 4:11-13
(El siguiente mensaje fue dado por Watchman Nee en Kuling el 17 de julio de 1948 como parte de la serie de mensajestitulada: “Nuevos creyentes”. Posteriormente fue excluido de la publicación que contenía esta serie de mensajes. La presente síntesis es una recopilación de las notas tomadas por el hermano K. H. Weigh.)
I. DOS FILOSOFÍAS
La iglesia de Cristo ha estado sobre esta tierra por dos mil años. Debido a la propagación del evangelio en diversas naciones, los hombres han desarrollado diferentes puntos de vista con respecto al cristianismo. Podemos agrupar estas diferentes perspectivas por lo menos en dos categorías. La primera categoría sugiere que todas las cosas deben seguir su curso natural. Los que comparten esta perspectiva comprenden que el hombre creado tiene muchas necesidades, las cuales Dios mismo sembró en él. Dado que el entorno que Dios ha dispuesto para el hombre le provee de muchas cosas placenteras que satisfacen todas sus necesidades, el hombre debe procurar el disfrute de todas estas cosas que hay en la vida. El segundo punto de vista es el de los ascetas, quienes piensan que el hombre debe negar todas las exigencias de su cuerpo. Ellos sostienen que el hombre es pecaminoso y que todas sus necesidades están relacionadas con el pecado. Además, el hombre no debe disfrutar de ningún placer, pues éste se deriva del pecado. Más bien, los hombres deben sufrir y reprimir sus deseos naturales. Ambos puntos de vista no son nada simples, sino que son bastante complejos.
II. LA VIDA CRISTIANA ES UNA VIDA FLEXIBLE
A. No es un asunto de comer y beber
Al comienzo del Nuevo Testamento, vino Juan el Bautista. Él fue un precursor del Señor Jesús. Podríamos decir que Juan el Bautista y el Señor Jesús juntos nos proveen una imagen completa del Nuevo Testamento. La combinación de ambos nos proporciona un cuadro completo de lo que es la vida cristiana. Mateo 11:16-19 dice: “Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a los otros, diciendo: Os tocamos la flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus obras”. El Nuevo Testamento no ha establecido un código estricto de conducta para los cristianos. El Señor Jesús dijo que Juan vino, y que no comía ni bebía; no obstante, Él vino y sí comía y bebía. Esta es la vida cristiana. La vida cristiana es una vida en la que se endecha así como se toca la flauta. Ella no enfatiza actos externos como el comer y el beber. El Señor Jesús actuó de manera exactamente opuesta a la de Juan el Bautista, mas Él no estaba en contra de Juan el Bautista. Podemos afirmar que el Señor Jesús se comportó como un cristiano y que Juan el Bautista también se comportó como un cristiano. Un cristiano no cree en la supresión de sus deseos naturales, ni tampoco cree en el hedonismo. Un cristiano puede endechar y puede tocar la flauta. Un cristiano es una persona flexible que puede actuar en cualquiera de las dos maneras. Este es un cristiano verdadero. Algunos cristianos creen en el gozo, mientras que otros creen en el sufrimiento. Los dos puntos de vista son dos “-ismos”; a la postre, una postura se vuelve en hedonismo, y la otra en ascetismo. Pero entre estos dos extremos, hay una vida flexible que es la clase de vida que un cristiano debe llevar. Debemos prestar atención a otras cosas. No debemos fijar nuestra atención en asuntos relacionados con el comer y el beber.
B. Se puede hacer todo en virtud de la disciplina del Espíritu Santo
Ahora consideremos la vida de Pablo. La manera en que él sirvió a Dios se caracteriza por su flexibilidad. A todos los hombres él se hizo todo (1 Co. 9:19-22). Esta es una cualidad básica de un siervo del Señor. Si un cristiano no se comporta de este modo, no puede ser un siervo del Señor, porque las exigencias de la vida cristiana son más profundas que cualquier cosa relacionada con los asuntos externos del hombre exterior. La vida cristiana no tiene relación alguna con el hombre exterior, sino que tiene que ver con el hombre interior. La vida cristiana no consiste en comer y beber, sino en cierta comunión interna. La comunión cristiana, que ocurre interiormente, es más importante que cualquier actividad externa. Para un cristiano, comer no destruye nada, y el abstenerse de comer no causa ninguna frustración. A nosotros nos importan asuntos mucho más profundos que estos. Comer y beber son asuntos relacionados con el hombre exterior, pero la vida cristiana gira en torno al hombre interior. Para Dios, los asuntos relacionados al hombre exterior son asuntos menores; lo que sí es importante y crucial es que el Hijo de Dios sea internamente nuestra vida. Para Pablo, el énfasis de la vida cristiana es: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27). Todos los demás asuntos, tales como la comida, la bebida y el vestido, son asuntos menores y sin importancia. La vida que llevaba Pablo era una vida flexible.
En Filipenses 4:11-13 Pablo dice: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé estar humillado, y sé tener abundancia; en todas las cosas y en todo he aprendido el secreto, así a estar saciado como a tener hambre, así a tener abundancia como a padecer necesidad. Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder”. Pablo dijo que él sabía vivir tanto en abundancia como en humillación, que él sabía estar saciado y sabía padecer hambre. Todas estas cosas son asuntos externos y sin mayor importancia. Tenemos que recordar que un obrero del Señor no vive necesariamente en saciedad o en hambruna. No es que forzosamente deba padecer necesidad o que deba tener bienes en exceso, ni que viva en abundancia o en humillación. Nuestra vida tiene que ser flexible; debe estar bajo la disciplina del Espíritu Santo. Un obrero tiene que pasar por una disciplina estricta antes de llegar a ser una persona flexible.
De hecho, es más difícil llevar una vida flexible que vivir en pobreza o en abundancia. Ser flexible significa que cuando navegamos, podemos viajar en clase económica o en primera clase. Si solamente podemos viajar en primera clase, o solamente podemos viajar en clase económica, no somos siervos de Dios. Los siervos de Dios son flexibles. Nosotros tenemos un secreto en nuestro interior: el Cristo de gloria como Aquel que nos reviste de poder. Algunas personas se aferran a las pequeñas cosas que poseen, pero no tienen nada internamente que pueda respaldarlos. Cuando las cosas son ligeramente contradictorias a lo que ellos esperan, inmediatamente tropiezan. Muchos de los siervos de Dios no son capaces de adaptarse a diversas situaciones porque son inflexibles. Como obreros de Dios, tenemos que estar dispuestos a someternos a tratos estrictos. Los chinos son muy reservados, los estadounidenses son libres y desinhibidos, mientras que los británicos son muy conservadores. Por ser obreros, debemos laborar con muchas clases de personas diferentes. Esto es lo que significa ser un siervo del Señor. Un obrero tiene que saber relacionarse incluso con los niños y los ancianos. Tenemos que ser flexibles con respecto a todas las cosas externas.
C. Debemos trascender todas las cosas externas
En 1 Corintios 7:29-31 dice: “Pero esto digo, hermanos: que el tiempo se ha acortado; en adelante, los que tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen; y los que usan este mundo, como si no abusaran; porque la apariencia de este mundo pasa”. Estas palabras de Pablo son bastante peculiares. Al mirar la grandeza y la gloria del Señor, quien mora en el hombre, todas las cosas externas han dejado de tener importancia. Si estamos llenos de Cristo, trascenderemos todo lo externo. Para un cristiano, tener esposa es como si no la tuviese, y los que no la tienen como si no la necesitasen. No importa si lloramos o no. Los que se alegran no tienen que preocuparse si actúan fuera de lo normal. Aquellos que tienen posesiones son iguales a los que no las poseen, y aquellos que usan este mundo son como los que no lo usan. Los siervos de Dios tienen que ser flexibles con respecto a todas las cosas externas. Un cristiano es una persona que trasciende todo lo externo.
D. Tratar con nuestro yo y no estar atados a ningún modo de actuar
Según Lucas 10:38-42, María estaba quieta, mientras que Marta laboraba. Ambas estaban en lo correcto en cuanto al servicio que desempeñaban. El Señor reprendió a Marta porque estaba demasiado ocupada, no porque estaba trabajando; incluso le suplicó al Señor que enviara a su hermana a ayudarla. Ella estaba demasiado ocupada. Es correcto trabajar, pero también tenemos que ser capaces de permanecer calmados. Un obrero de Dios debe aprender tanto a estar quieto como a laborar. No es tan sencillo llevar una vida que sea flexible.
Entre todas las lecciones que tenemos que aprender con relación a nuestra carne, ser flexibles probablemente sea la más difícil. Algunos tienen dificultad en cuanto a comer comida sencilla, para otros es todavía más difícil ingerir buena comida. Estas cosas son un problema para ellos, porque han convertido el reino de Dios en un asunto de comer y beber. Pablo dijo que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Ro. 14:17). Tenemos que aprender a ser personas muy amplias, personas que se acomodan a todo. En cierta ocasión, la señora Guyón dijo que una persona que está en perfecta unión con Dios es un maestro para los ancianos y un amigo para los niños. En 2 Corintios 6:4-10 Pablo nos da un largo discurso a fin de mostrarnos cuán flexible era como siervo del Señor: “como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo” (v. 10). Esta es la norma establecida para el obrero del Señor. Únicamente aquellos cuyo yo ha sido exhaustivamente tratado, podrán llevar una vida tan flexible. Para algunos cristianos es muy difícil llevar una vida flexible, porque todavía viven por su propio yo. El yo posee conceptos e ideas propios y siempre considera estar en lo cierto; jamás se sometería a la soberanía del Espíritu Santo. Los cristianos que son así, son desequilibrados. Debemos permitir que Dios se encargue de nuestro yo. Apenas el yo se elimina, nos convertimos en personas flexibles.
Por tanto, antes de poder recorrer la senda recta que tenemos delante de nosotros, tenemos que someternos a una disciplina básica, exhaustiva y estricta. Sólo entonces podremos aceptar las debidas “contradicciones” espirituales que hay en nosotros. Los siervos de Dios siempre deben tener presente que la senda de Dios nunca es una senda de un solo carril, sino que posee dos carriles. Los musulmanes favorecen el disfrute de la vida, mientras que los budistas están a favor del sufrimiento, pero un cristiano normal no se inclina por ninguno de estos extremos; sino que vive sujeto al arreglo soberano de Dios y trasciende todo lo relativo al hombre exterior. El hombre exterior de Pablo seguía vivo, aun así, su hombre interior estaba escondido en Dios y por siempre se mantuvo imperturbable. Nuestra verdadera persona es aquella que vive en Dios; el hombre exterior no es nada más que una actuación. Es algo glorioso que nuestro hombre exterior y nuestro hombre interior puedan permanecer separados. El hombre interior debe estar escondido en Dios, mientras que el hombre exterior debe ser completamente quebrantado. Este es el requisito básico a fin de laborar para Dios. Cualquiera que se aferre a un solo estilo de vida, no ha sido sometido a la disciplina básica.
E. El hombre exterior debe ser quebrantado mientras que el hombre interior debe ser fortalecido
Siempre que un obrero del Señor vaya a algún lugar, tiene que vivir de la misma manera en que la gente de ese lugar vive. Debe vestirse y alimentarse igual que aquellas personas. Si nuestro evangelio se halla confinado por cosas tales como la comida, la bebida y el vestido, nuestra fe no será muy diferente de la que se profesa en las religiones mundanas. No estaremos dando a conocer el sabor correcto de nuestra fe. Nuestro Señor no trajo nada consigo cuando vino a la tierra. Él comió y bebió; Él era un hombre auténtico. El siervo no puede ser mayor que su señor. Nuestro hombre interior tiene que ser fortalecido, mientras que nuestro hombre exterior no debe insistir en nada externo; debe estar contento de apoyar a cualquiera. Por este motivo, nuestro hombre exterior debe ser disciplinado. La vida cristiana no es el comer o no comer. No es ni hedonismo ni ascetismo. La vida cristiana es una vida flexible. Lo que está en nuestro interior es mucho más grande y glorioso, y de ninguna forma debemos sentirnos afectados por ningún estilo de vida.