El Evangelio de Dios | Watchman nee
LA OBRA DE CRISTO LA RESURRECCION PARA NUESTRA JUSTIFICACIÓN
CAPÍTULO SIETE
LA OBRA DE CRISTO: LA RESURRECCIÓN PARA NUESTRA JUSTIFICACIÓN
Ya hemos mencionado que el Señor Jesús murió por nosotros y por nuestros pecados (Ro. 5:8; 1 Co. 15:3). También hemos visto cómo el Señor cumplió la justicia de Dios y, al mismo tiempo, manifestó la gracia de Dios. Ahora tenemos que hacer una pregunta. ¿Cómo sabemos que la obra redentora del Señor Jesucristo ha sido cumplida? ¿Cómo sabemos que tal obra ha sido aceptada por Dios? Aunque decimos que el Señor Jesús ha cumplido con los requisitos de la justicia de Dios, ¿qué dice Dios acerca de esto? ¿Cómo puede Dios mostrarnos que Su Hijo de hecho cumplió la obra de redención y satisfizo Sus requisitos? Es verdad que el Señor Jesús murió por nosotros y por nuestros pecados y que Su obra fue cumplida. Antes de morir en la cruz El claramente dijo: “Consumado es” (Jn. 19:30). Es verdad que terminó la obra de redención que quería hacer en la tierra. El podía decir que estaba consumado. Todos los que hemos puesto la vista en Su salvación podemos decir también que es consumado. Pero, ¿cómo sabemos que la obra redentora del Señor es aceptable para Dios cuando se le presenta? ¿Cómo sabemos que la obra redentora del Señor Jesús fue aprobada por Dios? Está bien que digamos que la obra del Señor pasó la prueba. Pero, ¿qué dice Dios? Podemos decir que Jesús murió en la cruz y llevó a cabo la obra de redención. Pero ¿cómo podemos saber que nuestro Dios está totalmente satisfecho con tal obra? Para nosotros la obra redentora del Señor es muy razonable. Pero ¿cómo sabemos que es así también para Dios? Decimos que la obra de redención es completamente justa, pero ¿dirá Dios lo mismo? Cuando miramos la cruz, decimos que todas las cosas ya están arregladas. Pero cuando Dios mira la cruz, ¿estará todo arreglado para El? Tenemos que entender que no se puede saber si Dios está satisfecho o no basados solamente en la cruz del Señor Jesús; no se puede saber si Dios lo considera terminado o no. Si sólo estuviese la cruz, si solamente tuviésemos la muerte del Señor, si sólo la cruz permaneciera con nosotros hasta el día de hoy, y si la tumba del Señor nunca hubiese sido vaciada, no sabríamos qué logró la muerte del Señor para nosotros. En cuanto a la obra redentora del Señor, no solamente tenemos el aspecto de la cruz sino también el de la resurrección.
LA RESURRECCION DEL SEÑOR ES LA PRUEBA DE QUE DIOS ACEPTA SU REDENCION
Esta noche no vamos a hablar acerca de todo lo que está relacionado a la resurrección del Señor Jesús, así como no hablamos acerca de todo lo relacionado a Su muerte la última vez. Hace poco sólo hablamos acerca del aspecto objetivo de la resurrección del Señor. Esta noche también consideraremos sólo ese aspecto de la resurrección del Señor. Objetivamente, el Señor murió una muerte substitutiva por nosotros; El murió por todos (1 P. 3:18; 2 Co. 5:14). Al mismo tiempo, murió por nuestros pecados (1 Co. 15:3). Esto es lo que la muerte del Señor cumplió. Entonces, ¿cuál es el propósito de Su resurrección? Dios levantó al Señor Jesús de los muertos para probar que la obra de redención ha sido cumplida. Dios la ha justificado y aprobado. Ahora está satisfecho.
Muchos de nosotros han tenido la experiencia de hacer negocios. Supongamos que usted tiene una secretaria que le propone un plan. Después de ver el plan tal vez le dé el visto bueno. Esto significa que la obra está aprobada; está bien. Ahora la puede llevar a cabo. El Señor murió por nosotros y la obra fue cumplida. La resurrección del Señor es el visto bueno que Dios da a la obra y muerte del Señor Jesús. Esto significa que esta muerte ahora está aprobada. El problema del pecado del hombre ahora está solucionado. Puesto que el Señor ha resucitado, el problema de nuestros pecados está totalmente solucionado. Si el Señor no hubiera resucitado, aunque la redención se hubiera llevado a cabo, nuestros corazones habrían estado en suspenso. Todavía habría cierta intranquilidad en nosotros, porque aunque supiéramos que la redención había sido cumplida, no sabríamos si había sido aceptada. Sabemos que estamos totalmente redimidos de nuestros pecados cuando vemos que el Señor Jesús ha resucitado. La resurrección es la prueba. Nos muestra que la cruz estaba bien y que la redención fue aprobada. La resurrección comprueba que la obra de la cruz ha sido aceptada y recibida por Dios.
Consideremos una ilustración. Supongamos que debo dinero a alguien. Tal vez le deba tanto que no pueda pagarle. Por supuesto, ésta no es una muy buena ilustración. Pero la usaremos para aclarar un aspecto de la verdad. No se debe aplicar a todos los aspectos de la verdad. Digamos que voy a un hermano y le digo: “Tú conoces muy bien a la persona que le debo dinero. Ustedes dos son muy buenos amigos. Por favor, háblale por mí. Yo no puedo pagarle lo que debo, aunque empeñe todo lo que tengo en una casa de empeño. Incluso tengo dificultad en mi propio sostenimiento. Por favor, haz esto por mí”. Mi acreedor no vive aquí en Shanghái; él vive en Soochow. A pedido mío, el hermano viaja específicamente por mí a Soochow y le dice a aquel hombre: “El Sr. Nee es muy pobre. Ni siquiera puede sostenerse a sí mismo. Esta pequeña cantidad de dinero no es nada para ti. ¿Por qué no le perdonas la deuda?” Supongamos que mi acreedor es muy generoso. El dice: “Puesto que vienes a hablar por la deuda del Sr. Nee, me olvidaré de ella. No me tiene que pagar nada. Devuélvele este pagaré”. Luego él continúa y le dice al hermano: “No nos hemos visto por años. Ya que somos buenos amigos y estás aquí en Soochow, deberías viajar a la colina Tigre y al cerro Santuario Invernal. Pero, ¿por qué no te quedas aquí por unos días?” El lo invita a quedarse en Soochow hospedándolo generosamente. Supongamos que este hermano se fue el 10 de mayo y arregló todo ese mismo día. Sin embargo, ya es el 20 de mayo y todavía no ha vuelto a Shanghái. Mientras él la pasa bien en Soochow, yo me estoy preocupando en Shanghái. No sé si este hermano arregló el asunto o no. Tal vez no volvió por alguna dificultad. No volvió en el tren nocturno del 10 de mayo. Tal vez no se arregló nada todavía. No volvió el 11 de mayo. Tampoco volvió el 19 o 20 de mayo. Mientras no vuelva a Shanghái, mi corazón no está en paz porque no sé si se arregló el asunto o no. La deuda se arregló el 10 de mayo, pero ya es 20 de mayo y aún no he recibido noticias. Mientras él no vuelva, mi asunto aún no se ha terminado. Todavía me considero deudor, y mi corazón aún está intranquilo. ¿Cuándo se arreglará ese asunto? Sólo cuando él vuelva a Shanghái sabré que el asunto ha sido arreglado. Amigos míos, esto ilustra la resurrección del Señor Jesús. Cuando El murió por nosotros, solucionó el problema del pecado. Tan pronto como murió, el pecado fue tocado. Pero si El no hubiera resucitado, y si no hubiera vuelto, entonces nuestros corazones habrían estado en suspenso; no hubiéramos sabido lo que sucedió. El Señor Jesús pasó por la muerte por nosotros. Pasó por el castigo de la ley y la ira de Dios por nosotros (Gá. 3:13). Pero si el Señor Jesús no hubiera vuelto, no habríamos sabido si la obra estaba terminada. No habríamos sabido si Dios aceptó la obra del Señor. Por esta razón, el Señor Jesús debe volver. Debe resucitar. Entonces sabremos que la obra está terminada. Alabado sea el Señor. La obra llegó a su conclusión. Si la obra no hubiera arreglado nada, el Señor no habría salido y resucitado. Su resurrección comprueba que el problema de nuestros pecados ha sido totalmente solucionado.
Romanos 4:25 dice: “El cual fue entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación”. ¿Por qué el Señor Jesús fue entregado? Por causa de nuestras transgresiones. Si no tuviéramos transgresiones, el Señor no habría tenido que ser entregado. Fue por causa de las transgresiones que el Señor fue entregado al hombre. De la misma manera, El resucitó para nuestra justificación. En griego las dos cláusulas tienen la misma estructura. Jesús fue entregado por nuestras transgresiones y fue resucitado para nuestra justificación. Algunos traductores bíblicos han mal interpretado lo que Pablo dijo. Ellos creyeron que El resucitó para que el hombre fuera justificado. También creyeron que primero está la resurrección del Señor, luego nuestra justificación. Pero Pablo y el Espíritu Santo estaban diciendo que El fue resucitado porque hemos sido justificados. Para dejarlo más claro, el Señor fue resucitado porque ya fuimos justificados. Algunas versiones dicen que la resurrección viene primero, luego la justificación. Pero el Espíritu Santo dice que la justificación viene primero, luego la resurrección. Primero está el asunto de nuestras transgresiones. Luego está la muerte del Señor. De la misma manera, primero está nuestra justificación, luego está Su resurrección. El fue entregado por nuestras transgresiones y fue resucitado para nuestra justificación. Esto significa que la resurrección del Señor Jesús es la prueba de nuestra justificación. Por haber sido justificados, Dios levantó al Señor Jesús. Ya que el Señor ha satisfecho el requisito justo de Dios, El lo resucitó.
Amigos míos, esta noche tengo buenas noticias. Aunque algunos hayan creído en el Señor, aún están en temor y temblor. Sienten como si estuvieran caminando al borde de un precipicio o sobre una fina capa de hielo. Ellos creen que han entregado sus almas, sus vidas y su futuro eterno a la cruz del Señor. Ellos no saben si confiar en el Señor es seguro o no. Si ellos descubren más tarde que esta confianza no resulta en salvación, entonces están en problemas. Yo puedo creer en la cruz de Jesús para la redención de mis pecados hoy. Pero si me falla en aquel día, entonces voy a estar en problemas. Hoy puedo decir que no es un asunto de hacer el bien o de guardar la ley y que todo lo que tengo que hacer es apoyarme en la cruz de Jesús. Pero ¿qué sucederá si Dios dice en aquel día que esto no está bien? ¿Qué haré? ¿Cómo puedo saber hoy en día que la cruz de Jesús es suficiente? Amigos míos, no deben mirar la cruz; no deben preocuparse si la cruz es confiable o no, si está bien o mal. Todo lo que deben mirar es la resurrección del Señor. Si la obra de la cruz del Señor no hubiera sido apropiada o buena, Dios no lo habría levantado. Entonces, El fue resucitado porque nosotros fuimos justificados. Debido a que somos justificados cuando creemos en la sangre de Jesús, el Señor Jesús fue resucitado.
LA RESURRECCIÓN
SE DEBE A NUESTRA JUSTIFICACIÓN
Es maravilloso que Romanos 3 nos diga que somos justificados gratuitamente por la sangre del Señor Jesús y que Romanos 4 continua que por causa de que fuimos justificados, el Señor Jesús resucitó (v. 25). Su muerte es la base de nuestra justificación, mientras que Su resurrección es la prueba de nuestra justificación. Debido a que murió, somos justificados; debido a que somos justificados, El resucitó. Somos justificados ante Dios por causa de Su muerte, y El resucitó por causa de nuestra justificación. Con Su resurrección Dios comprueba que Su sangre nos puede justificar. Supongamos que alguien pregunte si Su sangre es efectiva o no. No podemos ver la sangre. La sangre no se puede ver porque fue puesta en los postes y en los dinteles de las puertas (Ex. 12:7). Fue traída al Lugar Santísimo y puesta en el lugar de expiación por el pecado (Lv. 16:14-15). Sólo Dios la veía. Nosotros sólo sabemos acerca de la redención del Señor Jesús. No sabemos cómo la sangre del Señor Jesús satisfizo las demandas de Dios. No importa cuánto sepamos, nunca entenderemos con claridad este asunto. En todo el universo, sólo uno conoce el valor completo de la sangre del Señor, a saber, Dios. Dios conoce el valor de la sangre del Señor Jesús. Nosotros sólo la conocemos en parte. No la conoceremos nunca con nuestra mente, nuestra oración o nuestra sabiduría. No sabemos por qué la sangre del Señor Jesús quita todos nuestros pecados. Sólo podemos decir que El murió por nosotros y por nuestros pecados. Todavía no conocemos el valor de la obra del Señor en la cruz. Pero Dios conoce este valor. ¿Cómo demuestra Dios que la obra de Su Hijo tiene gran valor? ¿Cómo demuestra Dios que el sacrificio propiciatorio de Su Hijo cumplió su función? El lo demuestra al darnos la resurrección como una prueba. La resurrección comprueba que El está satisfecho con la cruz. En la resurrección, Dios dice que ha aprobado la cruz y que ésta ha pasado la prueba. Ahora Dios presenta la resurrección como una evidencia. Somos justificados. Por lo tanto, el Señor Jesús resucitó. Debido a que Dios vio que la obra del Señor ha cumplido todos Sus requisitos justos, todo aquel que viene a Dios ahora está justificado. Puesto que Dios está satisfecho, el Señor Jesús resucitó.
La ilustración que dimos tal vez no sea muy buena. Déjenme darles una ilustración más apropiada. Esta vez no digamos que debo dinero. Más bien, digamos que he pecado. En este caso un hermano no va a hablar por mí, sino que va a llevar mi castigo, si existiera tal ley como la de llevar el castigo de otro. Pequé y debo ser puesto en la cárcel por tres meses o confinado a trabajos forzados por dos o tres meses. Pero resulta que tengo problemas neurológicos, problemas del corazón, una enfermedad del riñón, y otros tipos de enfermedades. Sin embargo, este hermano es muy saludable y está dispuesto a ser mi substituto. ¿Cuándo sabré que mi caso está terminado? Yo soy el que debe ir a la cárcel. Pero él fue en mi lugar. Aunque no haya estado ni un solo día en la cárcel y aunque esté pacíficamente en mi casa y puedo seguir con mi negocio como siempre, mientras él esté en la cárcel, mi corazón no estará tranquilo. Me preocupa que algún día el juez diga que él no puede ser mi substituto y que yo deba ir a la cárcel. No es sino hasta el día en que él es liberado y sale a la calle que sabré que mi caso se ha terminado. Si mi caso aún no estuviera terminado, él no habría sido liberado. El Señor Jesús murió por nosotros. Pero nosotros no sabemos qué es lo que Dios dice con respecto a esto. Yo sé que el Señor vino para redimirnos del pecado. Pero, ¿cómo sé si Dios aprueba esta redención? No sé si la redención del Señor es suficiente o apropiada. No sé si la obra redentora del Señor ha llegado a su culminación. Pero debido a que el Señor salió de la muerte, me doy cuenta de que ya todo ha sido solucionado.
El año pasado cuando estábamos comprando un terreno, varias veces yo llevé el dinero al banco. Una parte del dinero era en billetes. La otra parte era en monedas. Las envolví en un gran paquete y escribí en una ficha bancaria la cantidad de efectivo. Luego entregué el paquete. Pensé que si algunos de los billetes o monedas fueran falsos, tendría que volver a escribir la ficha. Mientras estaba parado en el mostrador, seguí preocupado. ¿Cómo sé si el monto es correcto? ¿Cómo sé si todos los billetes eran verdaderos? ¿Cómo sé si todas las monedas eran verdaderas? Varias veces el cajero tomaba un billete y lo examinaba bajo una luz. Después de contar todo el dinero, él firmó la ficha y la pasó a un superior, quien también la firmó. La ficha fue luego pasada a otro hombre sentado frente a él quien la firmó de nuevo. Finalmente, se me entregó la ficha. En ese momento supe que la transacción estaba completa, y tomé la ficha a la casa. No tuve que preocuparme más si los billetes eran verdaderos, o si las monedas eran verdaderas. Mientras las tres firmas fueran verdaderas, todo estaba bien. Si después de volver a la casa todavía continuara preocupado de si uno de los billetes fuera falso y no pudiera comer o dormir por esto, algo estaría mal en mi mente. La cuestión ya no era si los billetes tuvieran el color correcto, la impresión correcta o el papel correcto. Mientras el banco tome el dinero y ponga su firma en la ficha, el dinero es verdadero, y todos los problemas se acaban. De la misma manera, mientras veamos al Señor resucitado, todo está bien. La resurrección del Señor nos dice que somos justificados. ¿Qué significa que seamos justificados? Significa que Dios ha reconocido la redención de Su Hijo Jesús. Después de esto, El nos justificó y luego Su Hijo resucitó. La resurrección testifica que Su muerte es apropiada. Así que, si usted aún no tiene paz y aún no conoce lo que Dios ve en cuanto a su salvación, si puede ser salvo ante El por medio del Señor Jesús, todo lo que necesita preguntar es si el Señor ha resucitado. Su muerte se encarga de la redención. Su resurrección se encarga de la justificación. Sin justificación, El no podría haber resucitado. Por eso dije muchas veces que la resurrección es el recibo que Dios dio por el sacrificio que el Señor Jesús ofreció. La resurrección es el recibo que Dios nos da. Reconoce el pago como adecuado.
Si usted tiene fe en cierta persona y sabe que tiene buen crédito, no necesitará un recibo de él si usted le presta cien, o mil o diez mil dólares. Usted sabrá que él no lo engañará. Pero si es una persona que no conoce, uno al que nunca conoció y cuyo crédito no conoce, sin duda querrá un recibo. Usted no sabe qué hará con su dinero. Gracias al Señor. El sabe que somos de poca fe. El sabe que tendremos dudas acerca de El y que no creeremos en El inmediatamente. Aunque nos ha dado a Su Hijo y lo hizo sufrir el juicio para cumplir la redención, e incluso ha declarado que cualquiera que reciba a Su Hijo será justificado, El sabía que el hombre aún no creería en El. Por lo tanto, levantó a Su Hijo de los muertos como una prueba de nuestra justificación. Su Hijo es la prueba de nuestra justificación ante El.
Amigos míos, ustedes tienen ahora un recibo en sus bolsillos. Supongan que soy salvo, pero después de unos cuantos años Dios dice: “Ahora tienes que ir al infierno. Tienes que ir a la perdición eterna”. Por supuesto, esto nunca ocurrirá. Y entonces preguntaría: “¿Por qué?” Supongan que El diga: “Porque has pecado. No eres bueno”. Luego yo diría: “¿Acaso el Señor Jesús no cumplió la redención?” Supongan que El diga: “La redención de Jesús no es suficiente. Tienes que ir al infierno”. Entonces yo diría: “¿Por qué la redención del Señor no es suficiente?” Tal vez Dios diga: “Acaso no crees que Yo lo sé todo. Si digo que no es suficiente es porque no es suficiente”. ¿Qué puedo decir entonces? Tengo que admitir que me equivoqué, sin embargo confío en la redención del Señor. Pero Dios dice que aunque la redención del Señor fue cumplida, no es completa. Entonces le diría: “Si la obra de redención del Señor Jesús no fue del todo suficiente, no deberías haberlo levantado. Si lo levantaste, nos estabas diciendo a través de esta resurrección que todo estaba bien. ¿Cómo puedes decir ahora que no es suficiente?” Si yo le dijera esto a Dios, incluso El tendría que reconocer que digo la verdad. ¡Aleluya! El propósito de Su resurrección es mostrarnos que Sus obras son apropiadas.
Si no hay resurrección entre nosotros, entonces ¿cómo sabemos lo que ocurrió en la cruz? ¿Cómo sabemos lo que el Señor negoció con Dios en la cruz? En la cruz escuchamos estas palabras: “Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mt. 27:46). Otra palabra que oímos fue: “Consumado es” (Jn. 19:30). Una palabra nos dice que Dios lo desamparó. Otra nos dice que era consumado. Si el Señor Jesús sólo hubiera muerto, entonces todo el mundo sólo podría tener esperanza en El, no seguridad. El hombre podría esperar obtener la vida eterna en El. Podría esperar ser justificado y perdonado en El. Pero nunca podría tener la seguridad de decir que es salvo o que tiene vida eterna, o que sus pecados fueron perdonados, o que Dios lo justificó. La razón por la cual tengo seguridad de que mis pecados están perdonados y que soy salvo por la fe es porque he visto la resurrección del Señor Jesús. Su resurrección nos muestra que la cruz ha satisfecho el corazón de Dios.
LA BIBLIA HACE QUE CREAMOS EN LA RESURRECCIÓN
Yo soy uno que predica la cruz. Entre nosotros, muchos colaboradores también predican la cruz. En la actualidad somos los que creen en la cruz. Creemos que Su muerte nos ha salvado. El no murió para Sí. Por el contrario, El murió para redimirnos. Pero déjenme hacerles una pregunta. ¿Pueden encontrar en la Biblia un versículo que diga que debemos creer que el Señor Jesús murió por nosotros? ¿En qué parte del Nuevo Testamento dice que debemos creer en la muerte del Señor? No existe. Esto es muy extraño. No hay ni siquiera un versículo en todo el Nuevo Testamento que nos diga que debemos creer que el Señor murió por nosotros. No me mal entiendan y piensen que desprecio la obra de la cruz. Estoy a favor de la obra de la cruz. Pero debemos prestar atención a la palabra de la Biblia. No hay ni un solo lugar en el Nuevo Testamento que diga que debemos creer que el Señor Jesús murió por nosotros. Hay un sin número de lugares en la Biblia que nos dice que Jesús murió por nosotros y por nuestros pecados. Pero no hay ni uno que diga que debemos tomar Su muerte como el objeto de nuestra fe. El Evangelio de Juan nos dice que tenemos que creer (3:15- 16, 18, 36). Pero no dice nada acerca de creer en la cruz. Sólo habla de creer en el Señor.
También hay otra cosa que es igualmente extraña. El Nuevo Testamento nos dice que creamos que Dios levantó a Jesús de entre los muertos. La Biblia no dice que la cruz o la muerte del Señor Jesús es el objeto de nuestra fe. Más bien, dice que la resurrección es el objeto de nuestra fe. Creo que todos conocemos el versículo en Romanos 10:9: “Que si confiesas con tu boca a Jesús como Señor, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”. ¿Por qué la Biblia no nos pide que creamos en la cruz del Señor? ¿Y porque nos pide que creamos en Su resurrección? ¿Por qué la Biblia nunca nos pide que creamos en la cruz del Señor Jesús? Más bien, nos pide creer que Dios lo levantó de entre los muertos. Hermanos, debemos considerar esto un poco. Esto es muy importante. Si dependiera de nuestra lectura bíblica, pensaríamos que la cruz es la cosa más importante, y que debería haber por lo menos una palabra que diga que debemos creer en la muerte del Señor en la cruz. Pero no hay nada de esto. ¿Por qué es así? Un hermano puede responder que si Cristo no hubiera resucitado, nuestra fe sería vana. Es verdad que dice dos veces en 1 Corintios 15 que si Cristo no hubiera sido levantado, entonces nuestra fe sería vana (vs. 14, 17). Pero esta palabra no nos ayuda a resolver el problema. Por el contrario, agranda nuestro problema. Si no existe la resurrección, nuestra fe es vana. Por lo tanto, la resurrección es algo que debemos creer. Sabemos que la redención es un asunto entre Dios y el Señor Jesús. No es la demanda de Dios sobre el hombre. La redención no es algo que el Señor hizo para satisfacer el corazón del hombre. Consiste en el hecho de que el Señor Jesús satisfizo la demanda de Dios en cuanto a la santidad, la justicia y la gloria. La muerte del Señor y la obra redentora que El cumplió son transacciones que ocurrieron entre Dios y el Señor Jesús. No es algo que suene como el objeto de nuestra fe. La base de nuestra fe consiste en que Dios levantó a Jesús de entre los muertos. Por lo tanto, hoy día nuestra fe no está en la sangre del Señor Jesús, la cual nos redime del pecado. Nunca podremos entender por completo este asunto. Incluso alguien tan espiritual como Andrew Murray, que conoció a Dios muy bien, dijo que no sabía cuánto valor hay en la sangre del Señor Jesús. Incluso dijo que cuando iba ante Dios, sólo podía orar: “Dios, no sé cuánto vale la sangre de Tu Hijo ante Ti. Pero pido que todo el valor de la sangre de Tu Hijo sea revelada en mí”. La sangre del Señor vale tanto que aunque hable mucho, no podría recibir todo lo que El ha hecho, y Su obra estaría limitada por mi hablar.
Nosotros no conocemos el valor de la sangre. Pero sí conocemos el valor de la resurrección. La sangre del Señor satisfizo la demanda de Dios, pero no sabemos cuánto se demandaba. Pero sí sabemos cuánta satisfacción trae. No sé cuánto debía. Tal vez debía diez talentos o tal vez diez millones de talentos. Pero sé que la muerte del Señor es suficiente para salvarme. ¿Cómo sé esto? Es porque El ha resucitado. Yo no confío en si el dinero que deposito en el banco es suficiente o no. No confió en esto. Tampoco tengo que confiar en si todo el dinero que deposité era verdadero. En lo que confío es que Dios no me dará un recibo falso. Aun si la redención del Señor estuviese mal, cualquiera que fuese el error, Dios nunca daría un recibo equivocado. Por tanto, aunque no sepa cuánto la sangre ha alcanzado la demanda de Dios, yo sé que ha satisfecho Su demanda. Si el Señor no ha satisfecho a Dios, El no lo habría resucitado. Por lo tanto, usted puede creer de la manera más ignorante. No tiene que preguntar si la sangre del Señor es suficiente, o si la obra redentora del Señor fue aprobada. Lo único que tiene que preguntar es si Dios levantó al Señor. Puesto que el Señor Jesús ha resucitado, lo único que usted tiene que hacer es creer. Nosotros creemos en la resurrección. Por esto la Biblia sólo nos exige creer en la resurrección; no nos exige que creamos en la cruz. La obra de la cruz sólo nos hace saber lo que el Señor ha hecho ante Dios. Lo que predicamos y creemos es la resurrección del Señor Jesús. Esto incluye Su muerte y Su vida. Una vez que veo el recibo, sé inmediatamente que la cantidad es adecuada y que todos los billetes son verdaderos.
Esta noche puedo dormir bien porque el Señor Jesús ha resucitado. Si El no hubiera resucitado, aunque hubiera muerto para redimirnos, aún no podríamos dormir en paz. ¿Cómo sé que Su sangre es suficiente? ¿Cómo sé si el problema del pecado está resuelto? ¡Aleluya! Hay resurrección. Debido a que somos justificados, El resucitó. Así que, creemos en Su resurrección. No sé cuántos de los presentes están aún preocupados por su salvación, aún dudan y no están seguros. Cuando usted se pregunta si ha confiado en Jesús, puede decir que sí. Cuando usted se pregunta si cree que Jesús murió por usted, también puede decir que sí. Pero aún tiene una pregunta en usted. Tal vez piense que creer en Jesús no sea suficiente para perdonar sus pecados, que aún debe hacer algunas buenas obras. Tal vez piense esto y aquello. Pero solamente debe saber una cosa. ¿Por qué Dios levantó al Señor Jesús? ¿Por qué Dios entregó un recibo? El hecho de que Dios está dispuesto a entregar un recibo prueba que el monto que usted ha depositado está bien. Cuando Dios levantó a Su Hijo de los muertos, probó que la redención que Su Hijo cumplió era justa. Dios no puede hacer nada injusto. La resurrección prueba que la obra del Señor Jesús es efectiva ante Dios. Es por esto que el Nuevo Testamento subraya tanto que creamos que Dios levantó a Su Hijo de los muertos.
Los dos versículos que mencionamos anteriormente en 1 Corintios 15 son preciosos. El versículo 14 dice: “Y si Cristo no resucitó, vana es nuestra proclamación, vana es también vuestra fe”. Luego el versículo 17 dice: “Y si Cristo no resucitó, nula es vuestra fe”. Si Cristo no resucitó, uno no sabrá en qué se convirtieron las cosas que creyó. Otra cosa maravillosa que se ve en 1 Corintios 15:3 dice: “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras”. Pero en el versículo 17 dice: “Si Cristo no resucitó … aún estáis en vuestros pecados”. ¿No se contradicen estos dos versículos? El versículo 3 dice que El murió por nuestros pecados. Eso significa que El resolvió el problema de nuestros pecados. ¿Por que el versículo 17 dice que si Cristo no resucitó, aún estamos en nuestros pecados? Este versículo es muy peculiar. Tal vez usted lo cambiaría a: “Si Cristo no murió por vosotros, aún estáis en sus pecados”. Si cambiamos la palabra resucitó por murió, estaremos listos para entenderlo. Puesto que Cristo murió por nosotros, ya no estamos en pecado. Pero él versículo 3 dice que Cristo ya murió por nuestros pecados. Ahora el versículo 17 dice que sin la resurrección de Cristo, aún estamos en pecado. ¿Qué significa esto?
Amigos míos, el asunto está muy claro. Por un lado, Cristo murió por nuestros pecados. Pero ¿cuándo sabemos que ya no estamos en pecado, y cuándo sabemos que hemos sido liberados del pecado? Cuando el Señor Jesús resucitó. Cuando el Señor resucitó percibimos que fuimos redimidos de nuestros pecados. Tenemos que distinguir entre estas dos cosas. La redención y la liberación del pecado ante Dios se debe a la muerte del Señor; no se debe a Su resurrección. Pero para nosotros, más que Su muerte, es la resurrección del Señor lo que percibimos. Para mi acreedor, el momento en que la deuda se salda es cuando él ve el dinero. Pero para mí, se salda cuando veo el recibo. Mi acreedor sólo ve el dinero, y yo sólo veo el recibo. Los ojos de Dios sólo ven la muerte del Señor Jesús, y nuestros ojos sólo ven Su resurrección. Dios no necesita la resurrección del Señor como Su prueba. El sabe muy bien que la muerte del Señor es adecuada para la redención. El problema radica en que nosotros no sabemos. Un recibo no se escribe para el que recibe el dinero. Se escribe para el que paga la deuda. No hay recibo para el acreedor. Todos los recibos se hacen para los deudores. Se hacen para darle al deudor paz mental. Así que, ante Dios la muerte del Señor es suficiente para nuestros pecados. Mientras El muera, Dios estará satisfecho. La resurrección nos dice que El está satisfecho, que la muerte del Señor nos ha redimido de los pecados. Pero si el Señor no resucitó, aunque hubiésemos sido redimidos de nuestros pecados, aún no lo sabríamos. Con la muerte del Señor, el problema del pecado está resuelto para siempre ante Dios. Sin la resurrección, no tendríamos la confianza de que nuestros pecados estuvieran resueltos. El hecho del perdón recae en Su muerte. La seguridad del perdón recae en Su resurrección. La muerte del Señor nos redime de los pecados, y la resurrección del Señor nos permite saber que hemos sido redimidos de nuestros pecados.
LA MUERTE DEL SEÑOR ES PARA DIOS Y SU RESURRECCION ES PARA NOSOTROS
Por lo tanto, tenemos estos dos lados en la Biblia. Si el Señor Jesús no hubiera muerto por nosotros, no habríamos sido redimidos de nuestros pecados. La Biblia dice que Jesús ha muerto por nuestros pecados. Pero vemos que aún estamos en pecados. Aunque Dios ha terminado Su parte de la obra, de nuestra parte aún hay cabos sueltos. Por eso el Señor Jesús debe resucitar antes de que podamos saber que nuestros pecados han sido perdonados. La muerte es para Dios, y la resurrección es para nosotros. La muerte es la demanda de Dios, y la resurrección es la de los pecadores. La muerte es la solución del pecado ante Dios, y la resurrección quita la duda que hay en el corazón del hombre. Con la muerte, el registro del pecado es eliminado. Con la resurrección, percibimos la prueba del perdón y un veredicto de no culpable. Gracias al Señor por la resurrección. ¿Qué sucede cuando uno viene a Dios y se pregunta si es salvo o no? Tal persona tal vez haya creído en el Señor Jesucristo. Pero aún se pregunte si realmente es salvo. Ahora ante Dios, el recibo ya se hizo. Si tal persona sigue dudando, es porque quiere hacerlo. Si el Señor Jesús resucitó, entonces nuestros problemas están resueltos.
Por favor recuerde estos tres pasajes: Romanos 4:25, 10:9 y 1 Corintios 15:17. Estos tres versículos nos muestran lo que la resurrección cumplió por nosotros objetivamente. Hasta ahora, hemos visto varias cosas. Hemos abarcado el pecado, la ley, la gracia, la justicia de Dios, la obra lograda por la muerte del Señor Jesús y la obra cumplida por Su resurrección.
Un hermano preguntó: ¿Qué significa 1 Juan 2:2? Yo respondería de la siguiente manera. La palabra “pecados” de la frase “los pecados de todo el mundo” en algunas versiones no está. La Versión Unida China dice: “Y El es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino por los pecados de todo el mundo”. Si tal es el caso, entonces todo el mundo ya habría sido salvo, pues el Señor Jesús se convirtió en la propiciación por los pecados de todo el mundo. Pero en griego debe decir: “Y El es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”.
Para que un lector del Nuevo Testamento pueda entender la redención del Señor y que El es el substituto, primero debe conocer la diferencia entre nosotros y nuestros pecados, o sea, entre el pecador y los pecados del pecador. Segundo, debe conocer la diferencia entre todo y muchos. Tercero, debe conocer la diferencia entre el pecado y los pecados. Existen diferencias entre los tres pares de cosas: nosotros y nuestros pecados, todo y muchos, y pecado y pecados.
La Biblia dice muchas veces que el Señor Jesús murió por todos. Pero no dice que el Señor Jesús murió por los pecados de todos. Segunda Corintios 5:14 dice: “Uno murió por todos, por consiguiente todos murieron”. Pablo no pudo decir que debido a que uno murió por los pecados de todos, luego todos murieron. El Señor Jesús murió por todos. Pero El no murió por los pecados de todos. Si el Señor Jesús hubiera muerto por los pecados de todos, entonces sea que uno crea o no, podría ser salvo, porque todos los problemas de los pecados están resueltos. Pero el Señor Jesús murió por todos. Si vamos a El, lo recibiremos como nuestro substituto y recibiremos Su redención.
La Biblia dice que el Señor Jesús murió por los pecados. Pero en tales ocasiones, dice que murió por los pecados de muchos, y no por los pecados de todos.
Antenoche, un hermano me puso a prueba con un versículo. El me preguntó por qué el libro de Hebreos dice que el Señor Jesús fue ofrecido por nuestros pecados. Hebreos 9:28 dice: “Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, a los que le esperan para salvación”. Como pueden ver, cuando habla de que Cristo lleva los pecados, dice “para llevar los pecados de muchos”, no “para llevar los pecados de todos”. Siguiendo esto, da una explicación: “para salvar a los que le esperan”. Se refiere a los que la sangre compró. Son la gran multitud en Apocalipsis 7:9-17. Son los muchos. Por eso dice que fue ofrecido por sus pecados. Pero no puede decir que fue ofrecido por los pecados de todos. Las palabras de la Biblia nunca están desarregladas. Si Cristo llevó los pecados de todos, si llevó los pecados de toda la gente del mundo, entonces no tendríamos que predicar más el evangelio. Pero este no es el caso. Lo que tenemos son los muchos.
Por lo tanto, Mateo 26:28 registra que cuando el Señor Jesús tomó la copa, dijo: “Porque esto es Mi sangre del pacto, que por muchos es derramada para perdón de pecados”. Otra vez tenemos a los “muchos”, no a “todos”. Si fuera “todos”, entonces los pecados de todos estarían perdonados. La Biblia sólo dice que el Señor Jesús murió por todos. Esta palabra sólo nos muestra que la muerte del Señor es abierta y que cualquiera puede recibir su beneficio. Si hay alguien aquí que aún no es salvo, yo diría que Cristo ha muerto por usted. Pero en cuanto a mí, el Señor Jesús murió por mis pecados. Siempre y cuando usted la pida, la eficacia de la muerte del Señor estará sobre usted, y tendrá parte en ella. Pero primero debe venir a El para que la eficacia de la muerte del Señor sea suya y trabaje en usted. El Señor Jesús murió por todos, y murió por los pecados de muchos. Existe una diferencia entre los dos. Debemos tomar nota de esto.
Leamos dos porciones más. Romanos 5:18-19 dice: “Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de Uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de Uno, los mucho serán constituidos justos”. Si queremos entender estos dos versículos, debemos considerarlos un poco y prestarles atención. Los lectores bíblicos concuerdan que estos dos versículos son unos de los más difíciles del Nuevo Testamento. Debemos prestar atención a las palabras. Primero, en el versículo 18, dice: “todos los hombres”, pero en el versículo 19 dice: “los muchos”. Segundo, en el versículo 18 está la palabra griega eis, que es equivalente a la palabra castellana para o hacia. Una versión tradujo esto como: “Por la desobediencia de un precepto vino la condenación sobre todos los hombres para condenación, así también por la justicia de uno vino el don sobre todos los hombres para la justificación de vida”. Esta no es una traducción exacta. El versículo podría traducirse como sigue: “Por la desobediencia para condenación de todos los hombres, así también fue por la obediencia para justificación de vida de todos los hombres”. Ahora debemos prestar un poco más de atención a este asunto. El versículo 18 habla acerca de una transgresión, y el versículo 19 habla acerca de un hombre. La transgresión denota el pecado de Adán (Ro. 5:14). El único pecado de Adán condenó a todos los hombres. Esto significa que la única transgresión fue para la condenación de todos los hombres. ¿Ha visto que bastaba con una sola vez? Es como decir que una vez que una persona gana una fortuna, está preparado para comprar muchas cosas. Una sola desobediencia trajo condenación a todos los hombres. De la misma manera, la única obediencia de Cristo justificó para vida a todos los hombres. No está bien traducir el versículo como lo hace la versión anterior, pues significaría que por la obediencia de Cristo, todos habrían sido justificados y habrían recibido vida. ¿Cuál es el significado de eis, traducido “para” en este versículo? Significa una preparación. Es como la impresión de billetes del gobierno en el banco central. Es una preparación que después se usa para intercambios. Incluso si todos vienen para intercambiar los billetes, el gobierno está preparado. El versículo 18 habla de todos los hombres. Esto significa que cualquiera puede recibir vida. Aquí no hay ningún problema. Pero el versículo 19 es diferente. Aquí dice: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituido pecadores, así también por la obediencia de Uno, los muchos serán constituido justos”. Aquí tenemos a los muchos. Por la desobediencia de un hombre, que fue Adán, los muchos fueron constituidos pecadores. Aquí no dice que todos los hombres fueron constituidos pecadores. ¿Por que? Déjenme darles un testimonio honesto. Parecerá que estoy bromeando. Pero hace seis años, cuando leí por primera vez acerca de la diferencia entre los muchos y todos, estaba un poco preocupado por el apóstol Pablo. Mientras estaba mirando el texto original, pensé que si Pablo usara las palabras como lo hicieron nuestros traductores, sería un desastre. Estaba como orando allí: “No pongas la palabra todos sino muchos”. Finalmente descubrí que sin duda era muchos. ¿Qué significa si decimos que por la desobediencia de uno todos los hombres fueron condenados? Esto significaría que cualquiera que está en Adán es un pecador. No habría ningún justo. Esto no sería muy grave. Pero la oración siguiente sería más grave: Por una sola obediencia, todos los hombres son justificados. Esto significaría que no se necesitaría predicar el evangelio, pues todos son salvos y justificados. No se menciona aquí el asunto de creer o no, ni de recibir o no. Por la obediencia de uno todos son salvos. Incluso los incrédulos son salvos. Pero, por supuesto, este no es el caso. Lo que dice aquí es: “Por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos”. Por lo tanto, lo que ganó la obra del Señor Jesús es para los muchos. Uno debe diferenciar entre todos y los muchos.
Al mismo tiempo, también debemos diferenciar entre nosotros y nuestros pecados. Romanos 5:8 dice: “En que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Pero en 1 Corintios 15:3 dice: “Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras”. Ser “por nosotros” es una preparación. Pero ser “por nuestros pecados” es un tipo de percepción. Aunque una persona no sea salva, aún puede predicar el evangelio. Pero sólo puede decir que Dios envió a Su Hijo para morir por nosotros. Esto es correcto. Pero sólo aquellos que han sido salvos pueden decir que Dios envió a Su Hijo para morir por nuestros pecados. Esto se debe a que nuestra relación con el Señor Jesús tiene que ver con los pecados. Entonces, podemos decir que el Señor Jesús murió por nuestros pecados. En 1 Pedro 2:24 dice: “Quien llevó El mismo nuestros pecados en Su cuerpo sobre el madero”. Hay una diferencia aquí. Para un pecador, sólo podemos decir que el Señor Jesús murió por él. No podemos decir que el Señor Jesús murió por sus pecados.
Una ilustración les ayudará a entender esto. Supongamos que he pedido prestado algo de dinero, pero no puedo pagarlo. Un hermano sabe que mi número de cuenta bancaria en el Banco de Shanghái es 51. Supongan que él deposita una cantidad de dinero en la cuenta 51. Luego me escribe una carta diciendo que ha depositado una cantidad de dinero para mí en el banco y que ahora puedo pagar mi deuda. El ha pagado y se ha sacrificado para preparar el dinero para mí. Pero déjenme preguntar, ¿se aclaró mi deuda? Puedo pagar la deuda. El dinero está en el banco. Pero la deuda aún no está pagada. Sólo cuando vaya personalmente al banco y saque el dinero para pagar la deuda podré decir que este hermano ha pagado la deuda por mí. De la misma manera, el Señor Jesús murió por nosotros. Esta muerte fue preparada para nosotros. Pero sólo cuando recibimos al Señor Jesús podemos decir que El murió por nuestros pecados. Por lo tanto, hermano, cuando usted cite 1 Juan 2:2, debe ser cuidadoso con las palabras. Jesucristo se hizo la propiciación por nuestros pecados, y no sólo para nosotras, sino para todo el mundo. Ustedes pueden ver cuán preciso es el Espíritu Santo al escoger las palabras al hablar por medio de Su apóstol. El Señor Jesús murió por nuestros pecados. Pero la muerte del Señor Jesús no fue sólo para nosotros, sino para todo el mundo, para que todo el mundo pueda recibir esta muerte. Uno debe ser cuidadoso aquí. No agreguen las palabras los pecados de a “todo el mundo”. Es lamentable que muchos no han visto esto. Nosotros no podemos agregar nada a la palabra de Dios, tampoco le podemos restar nada (Ap. 22:18-19).
Finalmente, todavía hay algo más que debemos notar. Es la diferencia entre el pecado y los pecados. No podemos decir que el Señor Jesús murió por los pecados de todo el mundo, pues pecados significa todas las transgresiones y todo el castigo que debemos llevar. Si el Señor Jesús murió por los pecados de todo el mundo, entonces todas las transgresiones del mundo fueron quitadas.
No importa si un hombre cree o no, es salvo. Pero la Biblia es muy cuidadosa al usar las palabras. Sólo dice el pecado del mundo. No dice los pecados del mundo. Juan 1:29 dice: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. La palabra “pecado” está en singular. El problema del pecado es introducido al mundo por un hombre y es quitado del mundo por un hombre. Lo que se menciona aquí es la forma “abstracta” de tratar con el problema del pecado por medio del Hijo de Dios. Hablando objetivamente, el pecado entró en el mundo de modo “abstracto” por medio de Adán. Hoy día el Señor Jesús está quitando el problema del pecado y tratando con el mismo en una forma “abstracta”. Esto no significa que El ha llevado la culpa de cada pecado individual. Si El ha llevado la culpa de cada transgresión, entonces todo el mundo ya ha sido salvo. Gracias al Señor que la Palabra de Dios no tiene filtraciones. Nunca comete un error.