El Evangelio de Dios | Watchman nee
LAS MEDIDAS QUE DIOS HA TOMADO CON RESPECTO A LOS PECADOS DE LOS CREYENTES: LA DISCIPLINA EN EL REINO
CAPITULO VEINTIDOS
LAS MEDIDAS QUE DIOS HA TOMADO CON RESPECTO A LOS PECADOS DE LOS CREYENTES:
LA DISCIPLINA EN EL REINO
(1)
EL CASTIGO DE DIOS EN LA EDAD VENIDERA
La Biblia nos dice que el Señor nos castiga porque nos ama (He. 12:6). Cuando el hombre ama, pasa por alto muchas cosas. Mas cuando Dios ama, castiga. Cuando el hombre ama, es disoluto. Pero cuando Dios ama, es sobrio. Si Dios no nos hubiese amado, El no habría enviado a Su Hijo a morir en la cruz por nuestros pecados. De igual manera, si Dios no nos amara, no nos disciplinaría. El amor de Dios con el cual nos disciplina es igual a Su amor salvador, por el cual envió a Su Hijo a morir por nosotros en la cruz. Fue Su amor lo que hizo que Su Hijo muriera por nosotros. También es Su amor lo que nos disciplina. Todo cristiano sabe que no existe contradicción entre el castigo de Dios y la gracia de Dios. Por el contrario, la disciplina de Dios manifiesta la gracia de Dios. Aunque hemos visto que un hombre no puede perecer después de ser salvo, no podemos decir que nunca será disciplinado por Dios. Ahora la pregunta es si Dios nos disciplina sólo en esta edad o si también lo hará en la edad venidera. Esta es una pregunta que mucha gente nunca ha considerado. Veamos ahora este asunto.
La Biblia nos muestra que el castigo de Dios no está restringido a esta edad solamente. También habrá castigo en la edad venidera. Muchas personas han confinado el castigo de Dios a esta edad. Sin embargo, en la Biblia no se encuentra base para esta enseñanza. En cuanto a la experiencia de los cristianos, existe sin duda la posibilidad de ser castigados en la edad venidera. Muchos no han sido disciplinados en esta edad. Aunque son hijos de Dios, no han llevado una vida consagrada en esta edad. Hacen todo lo que quieren y desobedecen muchas veces durante el transcurso de sus vidas hasta que mueren. Aunque muchos han tenido celo por el Señor, han laborado y hasta han visto muchos milagros y obras poderosas, han hecho todas estas cosas según su propia voluntad en contradicción con el propósito de Dios. Algunos hasta tienen pecados que son obvios y transgresiones específicas. Mas no vemos mucha disciplina sobre estos. Por el contrario, viven sosegadamente y parten de este mundo en paz. Sin embargo, además de perder la recompensa, estas personas serán disciplinadas en el reino. Ellos experimentarán una disciplina específica de parte de Dios. Por lo tanto, en cuanto a la experiencia, si un cristiano hoy vive en esta tierra sin refrenar su lujuria y en vez de esto ama al mundo y anda por sus propios caminos, será disciplinado en la edad venidera. Tenemos muchas evidencias extensas de esto en la Biblia.
EL PROPÓSITO DEL CASTIGO: LA PURIFICACIÓN
De acuerdo con la Palabra de Dios, el castigo purifica. El hombre está contaminado; por lo tanto, necesita ser purificado. En la Biblia no existe una sóla clase de purificación. La primera es la purificación de la sangre, que es el lavamiento por la sangre del Señor Jesús. La Biblia menciona más de trescientas veces la purificación de la sangre. Aquí citaremos solamente dos versículos. Hebreos 9:22 dice: “Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay perdón”. Este versículo habla acerca de la purificación por la sangre. Hebreos 1:3 dice: “El cual, siendo el resplandor de Su gloria, y la impronta de Su substancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de Su poder, habiendo efectuado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”. En la Biblia podemos ver la purificación de nuestros pecados por medio de la sangre del Señor Jesús. Después que El limpió nuestros pecados, ascendió y se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. Esta es la primera clase de purificación que se menciona en la Biblia.
Sin embargo, aunque muchas personas han sido purificadas por medio de la sangre del Señor Jesús, mientras viven en esta tierra conservan muchos pensamientos inmundos. Todavía están muy contaminados con el mundo y tienen muchos pecados carnales. Debido a que hay todas estas otras cosas, Dios usa otros medios para purificarnos. A continuación hablaremos de la purificación por medio de la disciplina y el castigo.
En Juan 15:2 el Señor dice: “Todo pámpano que en Mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto”. Aquí vemos la limpieza. Dios corta todo lo que no es necesario o secundario, y todos los elementos que impiden que las ramas den más fruto. Este es el castigo de Dios. Por lo tanto, el propósito del castigo de Dios no es destruirnos sino perfeccionarnos, para que seamos más dignos de la gloria, la santidad y la justicia de Dios, las cuales tenemos por delante.
Por lo tanto, hay dos líneas y dos tipos de purificación en la Palabra de Dios. Una es la purificación por la sangre del Señor Jesús. La otra es la purificación que Dios trae por medio de las circunstancias, la familia, la salud personal y el trabajo. Si nos entregamos a lo que no debemos o rehusamos cortar lo que debemos cortar, la mano con la cual Dios nos disciplina estará sobre nuestras circunstancias.
LA PURIFICACIÓN EN LA EDAD VENIDERA
¿Está restringida a esta edad solamente la purificación que Dios produce en nosotros al castigarnos, o estará también en la edad venidera? Basándonos en la Biblia sabemos que la muerte no cambia a nadie. Ninguna parte de la Biblia nos enseña de algún caso donde un hombre haya sido cambiado por la muerte. Sabemos que en el futuro estaremos con Dios para siempre. En la eternidad seremos iguales al Señor; seremos santos así como el Señor es santo. Pero ¿podemos decir que hoy en día somos santos como El Señor? ¿Podemos decir qué somos dignos de estar con el Señor por la eternidad? Es verdad que la sangre del Señor Jesús nos ha purificado y que la cuenta de nuestros pecados ha sido borrada. Esto es un hecho. Pero en el aspecto subjetivo, ¿vive Cristo en nosotros en nuestra experiencia? ¿Le hemos permitido al Cristo resucitado vivir en nuestra vida? Nuestra conducta hoy es muy diferente de la que tendremos en la eternidad; ambos son muy distintos. Hoy en día estamos muy escasos de la santidad, la justicia y la gloria del Señor. Hoy muchos cristianos siguen llenos de pecados e inmundicia.
Por consiguiente, tenemos un problema. Si las cosas hoy están tan mal, pero estarán muy bien en el futuro, y si las cosas hoy son tan imperfectas, pero serán tan perfectas en el futuro, ¿cuándo ocurrirá el cambio? En alguna parte deberá haber un cambio. Si usted no es perfecto hoy, pero lo será en aquel día, ¿cuándo ocurrirá el cambio? En la eternidad, cuando estemos con Dios y el Cordero en la Nueva Jerusalén, estaremos en la luz como Dios está en luz. Pero, ¿cuándo seremos personas así? El concepto humano es que cuando muramos cambiaremos. Pero la Biblia nunca nos dice que la muerte física santifique a la persona. Esta doctrina fue predicada hace quinientos o seiscientos años. La Biblia nunca dice que la muerte puede cambiar a una persona. Si la muerte pudiera cambiar a un cristiano, entonces la muerte también podría cambiar a una persona que no es salva. Pero la muerte no cambia a nadie. El siervo infiel seguirá siendo infiel aun cuando sea resucitado. Las vírgenes insensatas seguirán siendo insensatas aun cuando despierten. Cuando ellos despierten, su infidelidad e insensatez no habrán desaparecido. Si el hombre no cambia en esta edad y será distinto en el cielo nuevo y la tierra nueva, y si la muerte no cambia a nadie, entonces, ¿cuándo ocurrirá el cambio? La Biblia nos muestra claramente que en la edad venidera habrá castigo, y que este castigo nos podará y nos purificará.
ALGUNOS SIERVOS DE DIOS SERÁN JUZGADOS EN LA EDAD VENIDERA
Necesitamos ver algunos versículos en cuanto al castigo futuro. Lucas 12:45-48 dice: “Mas si aquel esclavo dice en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, vendrá el señor de aquel esclavo en día que éste no espera, y a la hora en que no sabe, y le separará, y pondrá su parte con los incrédulos. Aquel esclavo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco. A todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”.
Lo primero que debemos determinar en estos versículos es si este esclavo pertenece al Señor o no. ¿Es él un cristiano? ¿Es salvo? Sin duda, este esclavo es salvo. ¿Por qué afirmo esto? Primeramente, en el Nuevo Testamento Dios nunca considera Sus esclavos a los que no le pertenecen. Al pasar de la edad del Antiguo Testamento a la del Nuevo, el hombre primero es un esclavo y luego un hijo. Por lo tanto, en el Antiguo Testamento hay muchos esclavos inconversos. Pero en el Nuevo Testamento se invierte el orden. Si un hombre no es hijo de Dios, no está cualificado para ser esclavo de Dios. En el Nuevo Testamento todos los esclavos de Dios son hijos. Por lo tanto, el esclavo aquí es indudablemente una persona salva.
Se puede ver una segunda prueba de que el esclavo de Lucas 12:45-48 es una persona salva. La prueba está en los versículos anteriores. En los versículos 42- 44 leemos: “Y el dijo Señor: ¿Quién es, pues, el mayordomo fiel y prudente al que el señor pondrá sobre su servidumbre para que a su tiempo les dé su ración de alimento? Bienaventurado aquel esclavo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. En verdad os digo, que él le designará sobre todas sus posesiones”. ¿Es este esclavo el mismo de los versículos 45 y 46? O ¿son dos esclavos distintos? Solamente hay un esclavo. El esclavo de los versículos 43 y 44 es el esclavo del versículo 45. La misma persona puede ser un buen esclavo o un mal esclavo. Este siervo puede tener dos formas de pensar. Si es fiel a la comisión del dueño de la casa y se dedica a darles su ración a su debido tiempo, el señor lo recompensará y lo pondrá sobre todas sus posesiones. Pero si el esclavo dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir; puedo hacer todo lo que me plazca”, y comienza a golpear a los criados y a las criadas, el señor vendrá y juzgará sus pecados. Esto prueba que una persona salva puede ser un buen esclavo o un mal esclavo.
Si una persona llega a ser un mal esclavo, ¿cuál será su fin? El versículo 46 dice: “Vendrá el señor de aquel esclavo en un día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le separará, y pondrá su parte con los incrédulos”. ¿Se llevará a cabo este castigo en esta edad o en la edad venidera? ¿A que se refiere el día y la hora que él no sabe? Se deben de referir al tiempo en que el Señor regresará. Esto es algo futuro. El Señor dice que un esclavo puede ser fiel o infiel y que un esclavo infiel no sólo perderá su recompensa, sino que también será condenado y recibirá un castigo definido. Los versículos 47 y 48 están basados en el versículo 46. Estos versículos nos hablan del futuro de aquellos que pertenecen al Señor y que laboran para El. “Aquel esclavo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco. A todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá”. Estos versículos no dicen que aquellos que no conocen no recibirán azotes; solamente dicen que serán azotados poco. De todos modos recibirán azotes. Dios no excusa a los que no conocen, ya que Su palabra está disponible. Aquellos que conocen tienen que ser responsables delante de Dios; aquellos que no conocen y que han hecho cosas dignas de azotes, serán azotados; sin embargo, recibirán pocos azotes. Porque a todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Este es el principio del castigo futuro que Dios infligirá. Lucas 12:47-48 contesta la pregunta acerca del castigo futuro de los cristianos cuando estén delante de Dios.
Amigos, estoy aquí predicando el evangelio de la gracia. Cuando un hombre es salvo, es salvo para siempre. Este es un hecho inmutable. Sin embargo, si después de ser salvos nuestra conducta no es digna de un cristiano, seremos castigados en el futuro. Solamente soy un predicador de la Palabra de Dios. Yo solamente soy responsable por hablar lo que dice la Biblia. Yo no soy responsable por lo que la Biblia podría decir. Hoy en día, algunos se preguntarán por qué los cristianos necesitan ser castigados en el futuro. Yo no sé. Usted mismo le puede preguntar al Señor. Yo sólo proclamo lo que la Biblia dice. Esta es la palabra del Señor.
Leamos Colosenses 3:23-25: “Y todo lo que hagáis, hacedlo con el alma, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la herencia por recompensa. Es al Señor Cristo a quien servís. Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hizo, y no habrá acepción de personas”. El contexto de este pasaje nos aclara que estos versículos se refieren a los cristianos, y no a inconversos. Los versículos anteriores hablan de la manera en que un cristiano debe comportarse como esposa o esposo, como padre o madre, como hijo o hija, y como amo o esclavo. Luego Pablo dice que si un cristiano hace injusticia, recibirá lo que hizo injustamente, porque no hay acepción de personas. Esto nos muestra claramente que la recompensa a los cristianos se asignará en el tribunal de Cristo. Si el cristiano actúa injustamente hoy en día, recibirá una recompensa de acuerdo a la injusticia que haya hecho. Si actúa con justicia, recibirá su recompensa de acuerdo a su justicia. Por lo tanto, no podemos decir que los cristianos no recibirán cierta medida de disciplina y corrección.
RECIBIR LAS COSAS HECHAS POR MEDIO DEL CUERPO
Ahora leamos 2 Corintios 5:10: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba por las cosas hechas por medio del cuerpo, según lo que haya practicado, sea bueno o sea malo”. Todos los que leen la Biblia saben que el tribunal de Cristo tendrá lugar en los aires. Por lo tanto, ante el tribunal comparecerán los que hayan sido arrebatados. ¿Quién puede ser arrebatado? La Biblia nos dice que sólo los cristianos pueden ser arrebatados. Los que no son cristianos no pueden ser arrebatados. Si un hombre no es salvo ni es hijo de Dios, ni siquiera está calificado para ser juzgado en este juicio. Este es el juicio que Dios trae sobre Su propia familia. Aquí se nos relata lo que enfrentaremos en el tribunal futuro de Cristo. Seremos recompensados por las cosas que hayamos hecho por medio del cuerpo. En otras palabras, seremos recompensados por las cosas que hayamos hecho mientras estábamos en el cuerpo, o sea, por las cosas que hayamos hecho mientras vivimos en la tierra, sean buenas o sean malas. Si usted hace el bien estando en el cuerpo, recibirá el bien como recompensa. Si usted, en su cuerpo, hace lo malo, recibirá como recompensa el mal que haya hecho. La Palabra de Dios nos muestra claramente que en el tribunal aquellos que han hecho el bien recibirán una recompensa y aquellos que no han hecho el bien perderán su galardón y se les pagará conforme a su maldad.
El apóstol Pablo oró acerca de la misericordia en el futuro debido a que habrá un juicio. En 2 Timoteo 1:18 dice: “Concédale el Señor que halle misericordia de parte del Señor en aquel día. Y cuántos servicios me prestó en Efeso, tú lo sabes mejor”. Aquí Pablo expresa el deseo de que Onesíforo encontrara misericordia del Señor en ese día. Si en el futuro cuando un cristiano comparezca ante el tribunal, lo único que podría perder fuera su recompensa y no hubiera castigo ni disciplina, entonces estas palabras no tendrían sentido. Pablo tenía la esperanza de que el Señor tuviera compasión de Onesíforo cuando le juzgara, ya que éste había ayudado mucho a Pablo y había propagado el evangelio con él. Si había algo en contra de Onesíforo, Pablo tenía la esperanza de que el Señor tendría misericordia de él. Por lo tanto vemos que los cristianos no sólo necesitan perdón, sino también la misericordia de Dios en el juicio que se efectúa al comienzo del milenio; de otra manera, caerán bajo el castigo de Dios.
En 2 Timoteo 4 hay otro versículo relacionado con este tema. El versículo 16 dice: “En mi primera defensa ninguno se puso de mi parte, sino que todos me abandonaron; no les sea tomado en cuenta”. Esta fue otra oración. Mientras Pablo estaba en Asia, todos los de Asia lo abandonaron. Mientras él estaba siendo juzgado delante del rey, muchos cristianos temían morir y se escondieron. Sin embargo, aunque ellos lo habían abandonado, Pablo oró pidiendo que este pecado no les fuera contado en su contra. Por lo tanto, vemos que en el futuro Dios juzgará nuestros pecados. Aquí Pablo oró que este pecado no les fuera tomado en cuenta. La luz de la Biblia es suficiente para mostramos que si una persona salva no es disciplinada en esta edad por su conducta disoluta, y si ni se arrepiente después de haber sido disciplinada, no sólo perderá su recompensa, sino que también será castigada de una manera definida.
En Mateo 12 el Señor Jesús menciona específicamente la blasfemia en contra del Espíritu Santo. Todos los pecados pueden ser perdonados. Todas las injurias en contra del Hijo del Hombre pueden ser perdonadas. Mas el pecado de blasfemar en contra del Espíritu Santo no puede ser perdonado. No habrá perdón en esta edad, ni lo habrá en la próxima (v. 32). En la Biblia la edad venidera siempre se refiere al reino. En el lenguaje original la palabra traducida siglo es aión, no cosmos. Si la palabra fuera cosmos, se referiría al sistema del mundo. Pero ya que es aión, se refiere a un lapso de tiempo. Por lo tanto, se traduce edad. Hoy día estamos en la edad de la gracia. La próxima edad es la edad cuando el Señor reina por mil años. Cuando lea Mateo 12, verá que el perdón de pecados está dividido en dos períodos. Algunos pecados son perdonados en esta edad, y otros serán perdonados en la edad venidera. Por medio de la disciplina, algunas personas son perdonadas en esta edad. Otras pueden no haberse comportado muy bien hoy en día, pero serán perdonadas en la edad del reino. Algunas personas son perdonadas cuando son salvas, pero sus pecados posteriores no les serán perdonados en la edad del reino; en vez serán castigadas muy severamente en esta era. Esto es lo que enseña la Biblia acerca del castigo. Está claro que los cristianos son castigados en esta edad. Aquellos cristianos que pecan, cuyos problemas no son resueltos delante de Dios hoy en día, recibirán castigo en el futuro.
EL REINO: LA EDAD DEL CASTIGO FUTURO
¿Exactamente cuándo ocurrirá el castigo futuro? Está claro que habrá un castigo en el futuro después que el Señor regrese, pero, ¿cuánto tiempo después de que el Señor venga sucederá? Consideremos tres edades en la Biblia. La edad actual puede ser llamada la edad de la gracia; también puede ser llamada la edad del evangelio o de la iglesia. La edad venidera puede llamarse la edad del reino o del milenio, porque sólo durará mil años (Ap. 20:6). Después de esa edad, todavía habrá otra edad, que es eterna. Es la edad del cielo nuevo y la tierra nueva.
La Biblia nos presenta estas tres edades. La edad de la iglesia es la edad de la gracia porque la gracia de Dios y Su amor se manifiestan en ella. En esta edad Dios salva a los injustos y da la gracia del Señor Jesús al hombre. Todo en esta edad se recibe por gracia. La edad venidera es la edad de la justicia. La edad eterna es también una edad de gracia. Hoy día es una edad de gracia, al igual que lo será también la edad del cielo nuevo y la tierra nueva. Pero el reino será de justicia. Si usted no tiene un entendimiento claro acerca de estas edades, al leer la Biblia, su teología y su comprensión bíblica estarán equivocadas. Ambas edades, la edad de la iglesia y la edad del cielo nuevo y la tierra nueva son edades de gracia. Pero la edad del milenio es una edad parentética especialmente preparada por Dios para recompensar a los fieles y castigar a los infieles. Es un período especial.
Tanto el Nuevo Testamento como el Antiguo nos dicen que en este período, Dios juzga al hombre con justicia (Sal. 72:2; 85:10-13; 96:13; 97:2; Is. 11:5; 26:9; 33:5; 62:1; Jer. 33:15; Dn. 7:27). Podemos citar por lo menos doscientos versículos del Antiguo Testamento y del Nuevo acerca del justo juicio que habrá en el reino.
¿Cuál es la diferencia entre el reino y el cielo nuevo y la tierra nueva? La Biblia hace una distinción clara entre las dos. Consideremos Apocalipsis 19:6-8: “Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como el estruendo de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” Observemos que aquí comienza el reino. “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos”. Aquí vemos que el lino fino le es dado a la novia. Pero a pesar de que es dado, es sin duda alguna obtenido por medio de justicia. El lino fino es las acciones justas de los creyentes. En el lenguaje original, la justicia mencionada aquí se refiere a la justicia en las acciones. La palabra tiene el sentido de acciones. Por lo tanto, se refiere a nuestros actos de justicia.
Ahora leamos 20:4-6: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años. Pero los demás muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección. Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con El mil años”. Estos versículos nos dicen quienes serán los reyes que reinarán con Cristo por mil años. El reino no es para todos; es sólo para los mártires, para aquellos que rechazan a Satanás y al anticristo. Sólo estos pueden reinar por mil años. Por lo tanto, sólo los mártires pueden reinar; sólo aquellos que rechazan a Satanás y al anticristo serán reyes. Esto nos demuestra que el reino milenario no es un regalo gratuito, sino que se obtiene por medio de las buenas obras delante de Dios. A pesar de que en otros pasajes vemos otras clases de personas reinantes, en Apocalipsis vemos que debe de haber una justicia especial antes de que pueda uno participar en la fiesta de bodas del Cordero. Sólo los mártires pueden ser reyes. Sin tener una justicia específica y sin haber sido martirizado, nadie puede tener parte en el reinado. Este es el milenio.
LA EDAD DEL CIELO NUEVO Y LA TIERRA NUEVA
Ahora consideremos Apocalipsis 21. Los versículos del 1 al 7 dicen: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía. Y vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz que salía del trono que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y El fijará Su tabernáculo con ellos; y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, Yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Al que tenga sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venza heredará estas cosas, y Yo seré su Dios, y él será Mi hijo”.
La descripción del reino en Apocalipsis 19 y 20 es completamente diferente a la descripción del cielo nuevo y de la tierra nueva que aparece en el capítulo veintiuno. Cuando la Biblia describe el reino, habla de lo que el hombre ha hecho. Mas cuando describe el cielo nuevo y la tierra nueva, no hay mención de lo que el hombre ha hecho. Del capítulo veintiuno en adelante, la Biblia habla simplemente de lo que Dios ha hecho. Dios dijo que El lo ha hecho todo nuevo. Dios dijo que el primer cielo y la primera tierra han pasado y que el mar ya no existe. Dios lo ha hecho todo. El tabernáculo de Dios estará con el hombre. El fijará Su tabernáculo con el hombre. Nosotros somos Su pueblo; y Dios mismo morará con nosotros y será nuestro Dios. El enjugará todas nuestras lágrimas, y ya no habrá más muerte, dolor, llanto ni dolor, porque las primeras cosas habrán pasado y todas las cosas serán hechas nuevas. Dios dijo que todas estas palabras son fieles. El dijo que El es el Alfa y la Omega. El hombre no tiene ningún lugar aquí. Estos versículos continúan diciéndonos lo que Dios ha hecho. No hay condición ni requisito. Si usted quiere saber cómo obtener ese maravilloso cielo nuevo y esa tierra nueva, sólo escuche lo que El dice: “Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin” (v. 6a). En otras palabras, todo lo hace Dios. “Al que tenga sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida” (v. 6b). Después que todas estas cosas han sido dichas, todo se resume en una oración: “Al que tenga sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”. Mientras haya sed y necesidad, Dios dará gratuitamente de la fuente del agua de la vida. Esta es la gracia. La gracia consiste en dar a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. Él cielo nuevo y la tierra nueva es de gracia. Dios es el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. El cielo nuevo y la tierra nueva provienen exclusivamente de El.
El siguiente versículo dice: “El que venza heredará estas cosas”. ¿Quiénes son los vencedores a quienes Juan alude? Estos vencedores son diferentes de los vencedores mencionados en las epístolas a las siete iglesias al principio de Apocalipsis. Al hacer aquí uso de la expresión vencedores se establece una distinción entre la gente mundana y los cristianos. La distinción aquí no es entre dos clases distintas de cristianos. El vencer al que se refieren los primeros tres capítulos de Apocalipsis es el vencer de algunos cristianos entre ellos mismos. Sin embargo, el vencer del capítulo veintiuno es el vencer de los cristianos que están entre la gente mundana. ¿Cómo podemos beber del agua de la vida gratuitamente? Por medio de la fe. Aquellos que creen pueden beber. Para beber del agua de la vida gratuitamente, tenemos que creer. Es la fe lo que nos capacita para vencer el mundo. Todos los cristianos son vencedores comparados con la gente mundana. Mas al compararlos con otros cristianos, muchos no lo son. Todos nosotros somos vencedores si nos comparamos a la gente del mundo, porque tenemos fe para con Dios, la cual los del mundo no tienen. Los que vencen y los que beben del agua de la vida heredarán todas las cosas, Dios será su Dios y ellos serán hijos de Dios.
El capítulo veintidós también menciona el cielo nuevo y la tierra nueva. Los versículos del 1 al 5 dicen: “Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle. Y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y Sus esclavos le servirán, y verán Su rostro, y Su nombre estará en sus frentes. No habrá más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos”. Lo principal en la Nueva Jerusalén es el río de agua de vida. Este río procede del trono de Dios y del Cordero. Junto al río está el árbol de la vida el cual produce el fruto de la vida. En Apocalipsis 22 después que todo ha sido dicho, una cosa es prominente, el río de vida. Este río de agua de vida fluye por toda la ciudad. ¿Cómo podemos disfrutar el río de agua de vida? Al final de Apocalipsis, después de terminada la edad del reino y terminada la edad de la iglesia, el versículo 17 dice: “Y el Espíritu y la novia dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”. En otras palabras, todos son recibidos en el cielo nuevo y en la tierra nueva. En el cielo nuevo y la tierra nueva hay un trono, y debajo del trono hay un río. El río procede de Dios, y el trono es su origen. El trono es el centro del cielo nuevo y la nueva tierra.
Además, la palabra Cordero nunca se menciona con relación al reino. Pero en el cielo nuevo y la tierra nueva, sí se menciona el Cordero. El trono es de Dios y del Cordero (22:1); el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero son el templo de la ciudad (21:22); y el Cordero es la lámpara de la ciudad (21:23). La mención del Cordero en relación con el cielo nuevo y la tierra nueva indica, que ésta será una edad de gracia. Cuando llegamos al fin de Apocalipsis, la iglesia, el reino y la tribulación no se vuelven a mencionar. Sólo encontramos que todos los sedientos pueden venir y tomar del agua de la vida gratuitamente. Esto quiere decir que usted está invitado al cielo nuevo y a la tierra nueva. Todo esto es gratis. Y todo lo que es gratis significa que se da por gracia. Por lo tanto, el cielo nuevo y la tierra nueva son totalmente diferentes al reino. El cielo nuevo y la tierra nueva se nos dan gratuitamente. De acuerdo con lo que enseña el libro de Apocalipsis, podemos decir que en el cielo nuevo y la tierra nueva Dios se relaciona con el hombre basándose en la gracia. Sin embargo, en el reino El se relaciona con los cristianos basándose en la justicia. Por lo tanto, tenemos que admitir que es en el reino donde Dios nos castiga. En el cielo nuevo y la tierra nueva todo se recibe gratuitamente.
Por medio de esto vemos la relación entre el presente y el futuro. Si hoy amamos al mundo, si andamos según la carne y llevamos una vida liviana, en la edad venidera seremos disciplinados por Dios. Pero si hoy amamos al Señor y lo abandonamos todo por amor al Señor, recibiremos la gracia de Dios y Su recompensa. Esto es lo que la Biblia enseña en cuanto a estas tres edades. No me culpen a mí por mis palabras; solamente estoy proclamando la Palabra de Dios. La Palabra de Dios dice que en la edad venidera sucederán estas cosas. Dios es el que dice esto en Su palabra. Sólo sé que el Hijo de Dios ha dicho estas palabras. Es cierto que hoy el hombre puede disfrutar de la vida eterna. Pero cuando venga el reino será cuando Dios juzgará a Sus hijos. Si hoy usted vive una vida desenfrenada, será disciplinado en el futuro. Por lo tanto, tenemos la seguridad eterna, pero también existe un peligro temporal. Tenemos la certeza de que estaremos en el cielo nuevo y la tierra nueva. Pero con relación al reino corremos peligro. En el reino es posible que suframos un castigo y una disciplina severa. Aunque la salvación fue resuelta por la obra del Señor, la recompensa es determinada por nuestras obras. La salvación es producto de la obra del Señor Jesús. La recompensa es producto de nuestras obras. Somos recompensados porque obedecemos la voluntad de Dios y no obramos de acuerdo con nuestra propia voluntad. ¡Valoremos la gracia que hemos recibido, recibamos la advertencia de Dios y prosigamos a la recompensa del reino!