El Evangelio de Dios | Watchman Nee | 18 de 26 | LA SALVACIÓN ES ETERNA ARGUMENTOS EN CONTRA DE ELLO part.2

El Evangelio de Dios | Watchman nee

LA SALVACIÓN ES ETERNA ARGUMENTOS EN CONTRA DE ELLO part.2

CAPÍTULO DIECIOCHO

LA SALVACIÓN ES ETERNA: ARGUMENTOS EN CONTRA DE ELLO

(2)

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

NO EXISTE NINGUNA ENSEÑANZA CON RESPECTO A LA MUERTE ETERNA

En el último mensaje leímos Ezequiel 18. Ahora, permítanme agregar unas cuantas palabras adicionales. Todos los que estudian el Antiguo Testamento cuidadosamente y quienes entienden el Antiguo Testamento, saben que no enseña que la muerte es eterna, ni habla de nada parecido al castigo eterno. Todas las muertes mencionadas en el Antiguo Testamento se refieren a la muerte del cuerpo, y el único lugar mencionado adonde va la gente después de que muere, es el Hades, y no el infierno. Hay dos o tres porciones que parecen hablar del infierno, sin embargo, o son una traducción equivocada o deben ser interpretadas de otra manera. Todas las muertes mencionadas en el Antiguo Testamento son la muerte del cuerpo, no son la muerte eterna. El Antiguo Testamento fue escrito para los judíos. Debido a que eran hombres terrenales, sus errores también eran errores terrenales, y sus castigos, castigos terrenales.

No digo que no existe tal cosa como la muerte eterna en el Antiguo Testamento, sí existe. Sin embargo, el Antiguo Testamento nunca nos enseña acerca de la muerte eterna. En el Antiguo Testamento, aquellos que fueron bendecidos por Dios recibían mucho ganado, ovejas, oro, y plata. Esas eran señales de la bendición de Dios. Pero en el Nuevo Testamento aquellos que son bendecidos por Dios pueden decir: “No poseo plata ni oro, pero lo que tengo, esto te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (Hch. 3:6). En el Antiguo Testamento, había oro y plata. En el Nuevo Testamento no hay plata ni oro. El Antiguo Testamento, aunque no trata exclusivamente de las cosas de la carne, habla principalmente del aspecto material y físico de las cosas. En el Antiguo Testamento, cuando un hombre era bendecido por Dios, podía disfrutar una larga vida, tener muchos hijos, y muchas cosas materiales. Esas son las bendiciones del Antiguo Testamento. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, no vemos esas cosas. Al contrario, vemos que Santiago murió. Esteban murió. Muchos fueron martirizados por haber amado al Señor. Indudablemente ellos no fueron maldecidos. Además, el Nuevo Testamento nunca hizo de la descendencia un asunto de la bendición. Al contrario, los que viven para el Señor deben permanecer vírgenes. Por lo tanto, lo que el Antiguo Testamento nos muestra y lo que el Nuevo Testamento nos muestra son dos cosas totalmente diferentes.

Esto no significa que en el Antiguo Testamento no exista tal cosa como la muerte eterna. Sin embargo, esto no se presenta como enseñanza. Debido a que el hombre no entiende esta verdad, el Nuevo Testamento nos habla con respecto a la muerte eterna. En el Antiguo Testamento hay unos cuantos pasajes que parecen hablar de la muerte eterna, pero son traducciones equivocadas. En una de ellas la traducción dice que los malos son trasladados al infierno (Sal. 9:17). Sin embargo, realmente la traducción debe decir que los malos van al Seol. Esto es temporal, y no por la eternidad. En Isaías 66:24 se menciona que los gusanos no morirán y que el fuego no se apagará. Parece que habla de la misma cosa de la cual habla el Evangelio de Marcos (Mr. 9:48). Pero, recordemos que Isaías no dijo que a menos que los israelitas se arrepintieran irían al infierno, donde el gusano no morirá y el fuego no se apagará. Isaías profetizó de un grupo de personas que irían al infierno al final del milenio, donde el gusano no morirá y el fuego no se apagará. Indudablemente, Isaías no hablaba de la muerte eterna. Si introdujimos el tema de la muerte eterna, estaremos tratando de meter algo extraño, el cual sería un asunto ajeno.

QUE EL EFECTO DE CRISTO

QUEDE INOPERANTE EN UNO ES DIFERENTE DE QUE UNO ESTÉ SEPARADO DE CRISTO

Tenemos que saber algo más. Gálatas 5:4 dice: “Habéis sido reducidos a nada, separados de Cristo, los que buscáis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído”. En el idioma original la palabra “reducidos a nada” es katargeo, un verbo pasivo. Existe un poco del sentido de separación. Kata tiene algo del sentido de separación, pero el sentido no es muy fuerte. La palabra katargeo significa quedarse inactivo. El léxico de palabras griegas escrito por Stephan, puede ser considerado como uno de los mejores. Nos dice que aquí la palabra significa quedarse inactivo. Debemos ver la diferencia entre la separación de Cristo y quedarse sin el efecto de Cristo. Estas son dos cosas diferentes. Si un hombre ha dejado a Cristo y está separado de El, entonces todo está terminado. Sin embargo, esto no es lo que Pablo dijo aquí. Pablo dijo que si ellos guardaban la ley, habían caído de la gracia. Si querían mantener la ley, tenían que dejar ir la gracia. Si seguían la ley, el efecto de Cristo quedaría inoperante en él.

¿Cuál es el efecto de Cristo? Si el efecto de Cristo es manifestado en mí, puedo regocijarme. Aunque yo sea débil e indigno, sé que Su gracia es suficiente para mí, y mi corazón puede estar en paz. El gozo y paz que tengo en mi corazón es el efecto de Cristo que opera en mí. Esto es Cristo forjando Su eficacia en mí. No trato de ser salvo mediante mis obras. Yo sé que ya soy salvo. No tengo que esforzarme para ser salvo. No tengo que suplicar desesperadamente ni tengo que luchar. Puedo descansar en Su obra. Esto es el efecto de Cristo. Hoy día, muchos cristianos se han apartado de Cristo. Sobre ellos Cristo no tiene mucho efecto.

Supongamos que le debo mucho dinero a alguien. No puedo pagarle ni siquiera si vendiera todo lo que tengo. Ahora tengo un buen amigo y dice que ya que tengo una deuda tan pesada, él me dará un cheque para que pueda liquidar mi deuda. Sin embargo, soy un hombre flojo. Soy tan flojo incluso para cambiar el cheque. Ahora, ¿tengo dinero en casa? Sí, pero también tengo una deuda en mi casa. Tengo el cheque, pero el cheque no tiene efecto sobre mí. La deuda queda; no ha sido pagada. Sigo llevando la carga de la deuda. Hoy día, Dios ya nos ha dado el cheque. Sin embargo, no lo hemos cambiado para que surta efecto.

Por lo tanto, estar separados de Cristo y quedarse sin que el efecto de Cristo opere sobre nosotros, son dos cosas diferentes. Estar separados de Cristo es no ser salvo. Pero nosotros nunca podemos estar separados de Cristo. Romanos 8 nos dice que no hay manera de que nos separemos de Cristo. Dice que nadie puede separarnos del amor de Cristo. La gracia que recibimos de Cristo y la bendición que tenemos de Dios son ordenadas por Dios. Nadie puede derribarlas. No pueden ser derribadas, debido a que están basados en la justicia. Por medio de las muchas cosas que Cristo ha logrado por nosotros, el problema de la vida y la muerte eternas está resuelto. No hay manera de derribar esto, porque se basa en la justicia. Sin embargo, en el aspecto subjetivo, la ausencia de paz en el corazón y la presencia continua de infelicidad es un problema cristiano. Quizás un hombre se preocupe de cómo puede recibir la gracia y cómo puede preservar su salvación. Cada día su corazón está en suspenso, sin saber qué debe hacer. Cuando un hombre se ha apartado del efecto de Cristo, no recibirá el efecto que debe recibir de Cristo. Por lo tanto, Gálatas 5:4 nos muestra que cuando un hombre busca la ley, cae de la gracia. Cuando cae de la gracia, está desligado del efecto de Cristo. Por lo tanto, esto no se refiere a que el hombre pierda la salvación después de salvarse, sino a que éste no tiene el gozo y la paz de la salvación.

EL ARGUMENTO BASADO EN l CORINTIOS 8:11

En este mensaje, consideraremos unos cuantos versículos más. En 1 Corintios 8:11 se dice en la versión Reina-Valera 1960: “Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió”. Este versículo presenta un problema. Es cierto que la persona mencionada aquí es salva, porque es llamada hermano. Es verdad que es un hermano débil. Sin embargo, es un hermano, una persona que pertenece al Señor. Pero aquí dice que puede perderse, o sea, perecer. Esta palabra en el idioma original es apollumi, y tiene dos significados. Uno puede ser traducido perderse o perecer y el otro, destruir. Pero esta palabra es la misma que la palabra perecer usada en Juan 3:16. En Juan 3:16 se dice que todo aquel que en El cree, no apollumi, mas tenga vida eterna. Si podemos usar la palabra destruir en 1 Corintios 8:11, entonces también podemos usar la misma palabra en Juan 3:16. Entonces aquí hay un problema.

Cuando leamos la Biblia, no podemos leerla de una manera superficial. Tenemos que estudiar el contexto en detalle. Solamente después de leer el contexto cuidadosamente, podemos saber lo que dice un versículo. Uno no puede escuchar claramente lo que otros dicen al poner el oído a la ventana de alguien. Una de las cosas más tontas sobre la tierra, es escuchar a otros a través de las rendijas de las puertas cerradas, ya que no se puede saber lo que se habló antes o después. Si usted toma una oración de la Biblia fuera de contexto, ciertamente no podrá entenderla claramente. Para poder entenderla claramente, uno debe leer el contexto.

El tema de 1 Corintios 8 es la prohibición con respecto a comer lo ofrecido a los ídolos en el templo. Los creyentes corintios consideraban que era correcto que los cristianos comieran lo ofrecido en el templo de los ídolos. Pensaban así porque para ellos los ídolos no eran nada, ya que existe un solo Dios en los cielos y en la tierra. Si uno ofrece comida a los ídolos, y los ídolos son verdaderos, entonces las ofrendas son ofrendas verdaderas. Si los ídolos no son verdaderos, entonces las ofrendas ciertamente no son ofrendas, sino que solamente son comida. Si no son ofrendas, ¿qué daño hay en comerlas? Si los ídolos no son verdaderos, entonces los templos no son templos y no significan nada para el que come de lo ofrecido en los templos de los ídolos. Por lo tanto, los creyentes corintios pensaban que era permisible comer las ofrendas. Eso es lo que decían.

Sin embargo, Pablo dijo que no debían comer las ofrendas. Su motivo por decirlo no se basaba en la veracidad de los ídolos ni de los templos. Al principio del capítulo ocho, Pablo dijo: “En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento”. La palabra “sabemos” incluye a los creyentes corintios. Es como si Pablo dijera a los corintios: “Vosotros podéis comer debido a que todos tenéis conocimiento. Sin embargo, „el conocimiento envanece, pero el amor edifica‟. El propósito del amor es edificar a otros, mientras que él conocimiento envanece. Es verdad que el Padre es Dios, que Jesús es el Señor, y que los ídolos no son nada. No obstante, hay muchos hermanos débiles en la iglesia en Corintio. Ellos no tienen el conocimiento; sus mentes no son tan agudas como las de vosotros. Aunque podáis trastornar las palabras y considerar que no hay nada, los hermanos débiles no entienden las cosas que decís. Siguen pensando que al hacerlo actuarían en contra de los mandamientos del Señor. Vosotros tenéis que recordar quiénes son esas personas y cuál es su trasfondo. Hoy día, quizás penséis que los ídolos no son nada. Sin embargo, los hermanos débiles ofrecían a los ídolos en el pasado, pensando que estaban ofreciendo a Dios; ellos pensaron que los ídolos eran dioses. Cuando vosotros coméis, no sentís nada. Sin embargo si ellos comen, recuerdan sus pecados pasados. Ellos no eran como vosotros. Tenéis el conocimiento, y por lo tanto podéis comer e iros. Pero si ellos lo hicieran, sentirían que lo que hicieran era la misma cosa que habían hecho antes y que pecaran de la misma manera que habían pecado anteriormente. Todavía consideran esto como un pecado. Por lo tanto, por causa de otros cristianos, y por causa de amor a ellos, aunque tengáis el conocimiento, mejor no lo hagáis. Tenéis el conocimiento, pero ellos no lo tienen. Ellos sienten condenación en sus conciencias delante de Dios. Sienten que cometen un gran pecado y que están cayendo de nuevo en él. Por lo tanto, por causa de ellos, no comamos”. Este es el significado general de este pasaje.

Los versículos del 4 al 7 de 1 Corintios 8 dicen: “Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para El, y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de El. Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina”. Fijémonos en la palabra “habituados”. Ese fue su hábito en el pasado. El versículo 12 dice: “De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis”. Este pasaje enseña a las personas a abstenerse de la comida ofrecida a los ídolos por causa del amor a los hermanos. No debemos actuar libremente, simplemente porque tenemos conocimiento, y así causar problemas para nuestros hermanos. Desde el versículo 7 hasta el final, el problema tenía que ver con la conciencia. Este no era un problema del espíritu. Aquí Pablo no habla de la salvación eterna ni de la perdición eterna. Pablo nos dice qué hacer en relación con un hermano que tiene una conciencia débil. Si un hombre hace algo sabiendo que puede hacerlo, su conciencia no lo condenará. Pero si lo hace sabiendo que no debe hacerlo, su conciencia lo condenará y lo reprenderá continuamente. Por ejemplo, sabemos que no necesitamos guardar el día del Señor, y que no necesitamos guardar el día de sábado. Está bien comprar y trabajar el día del Señor. Nuestra conciencia nunca nos condena. Esta es la gracia del Nuevo Testamento. El Señor no ha puesto sobre nosotros la carga del sábado. Sin embargo, algunos no tienen este conocimiento. Si ellos van de compras el día del Señor, piensan que han cometido un gran pecado. Después de hacerlo, su conciencia no está en paz. Algunas veces, el asunto del pecado es simplemente un asunto de la conciencia. La conciencia del hombre determina para él cuáles son sus pecados.

Pablo decía que aquí está un hermano débil. Anteriormente él adoraba ídolos. Ahora ve a otros comiendo, y quiere unirse a ellos. Si usted come todo está bien, debido a que tiene el discernimiento y sabe que los ídolos no significan nada. Por lo tanto, usted podrá comer libremente. El come, no porque tiene discernimiento, sino debido a que lo ve a usted comiendo. Cada vez que come, no tiene paz. Usted come con gozo, él come con temor. Después de esta comida, ya no puede orar. Su conciencia le dice que ha pecado y que ha abandonado a Dios para adorar ídolos tan como solía hacerlo. Su conciencia comienza a perecer delante de Dios. Se siente culpable delante de Dios y piensa que está terminado y que ha regresado de nuevo a sus pecados anteriores.

Además de Juan 3:16, la palabra original que se traduce perecer también aparece en Lucas 13, 15, y 21. Pero en estos tres pasajes, esta palabra se usa de una manera muy diferente. En el capítulo trece el Señor recibe el informe de que Pilato había matado un buen número de personas y había mezclado su sangre con los sacrificios de ellos. El Señor Jesús dijo a los presentes que no debían considerar a esos galileos más pecaminosos que lo que eran ellos mismos. A menos de que se arrepintieran, todos ellos perecerían igualmente. Aquí perecer se refiere a la muerte del cuerpo; no tiene nada que ver con el alma del hombre. El Señor dijo que había dieciocho muertos cuando cayó la torre de Siloé. A menos de que ellos se arrepintieran, perecerían igualmente. Esto se refiere a matar el cuerpo exterior.

En la parábola del hijo pródigo en Lucas 15, el hijo pródigo dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!” Aquí perecer no se refiere a que el alma perece. Por lo tanto, esta palabra no se refiere solamente a la muerte eterna, sino a la muerte del cuerpo y a la inanición. Uno puede ser considerado como muerto cuando es asesinado. También puede ser considerado como muerto cuando está hambriento y a punto de morir.

En Lucas 21 el Señor dice que el cabello de nuestra cabeza de ninguna manera perecería. Ni siquiera nuestro cabello puede perecer. Ahora bien, es imposible que esto indique la muerte eterna. Con estos tres pasajes podemos inmediatamente captar aquello a lo que Pablo se refería. El se refería a algo que podría causar que pereciera la conciencia de un hermano débil. Por causa de esto ya no podría orar en la reunión y pensaría que estaba terminado, que había adorado de nuevo ídolos y que había comido de nuevo lo ofrecido a los ídolos en el templo de los ídolos. También pensaría que había dejado de nuevo al Dios viviente, y su conciencia sería destruida debido a usted.

Si leemos cuidadosamente la porción de la Escritura en 1 Corintios 8, desde el versículo 7 en adelante, veremos por qué Pablo dijo: “Pero no en todos hay este conocimiento; algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina”. Notemos que esto se refiere a aquellos cuya conciencia, siendo débil, se contamina. “Pero la comida no nos hace recomendables ante Dios; pues ni porque no comamos, seremos menos, ni porque comamos, seremos más”. Esta es nuestra norma: si comemos no hay mérito, y si no comemos no hay pérdida. Sin embargo, aquellos que no tienen conocimiento encuentran un problema con esto. “Mas mirad que este derecho vuestro no venga a ser tropezadero para los débiles”. Aquí la debilidad no se refiere a debilidad moral o a una falta en cuanto a la doctrina. Más bien, se refiere a la debilidad de la conciencia. Si significara una debilidad moral o una falta en cuanto a la doctrina, este versículo perdería su significado. Se refiere más bien a la debilidad de la conciencia. “Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, reclinado a la mesa en un templo de ídolos, ¿no será estimulada su conciencia, si él es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos?” Aquellos con conciencia débil piensan que ya que otros pueden comer, también ellos pueden. Sin embargo, si tales comen, su conciencia se contaminará. “Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió” (versión Reina-Valera 1960). Por lo tanto, aquí, perderse, o perecer, no se refiere a la perdición eterna de un hermano, un salvo. Aquí se refiere al tropiezo espiritual de un hermano debido a la debilidad.

Si 1 Corintios 8 dice que el conocimiento de un hermano puede causar la muerte eterna de otro, entonces se puede decir que la salvación o perdición de un hermano depende del conocimiento de otro. Si ése fuera el caso, yo podría enviar a cada uno de ustedes al infierno por medio de mi conocimiento. Si así fuera, la muerte de los hombres no sería determinada mediante ellos mismos, sino por otros. Sabemos que no es así. La Biblia dice que todo el que cree en el Señor Jesús tendrá vida eterna. Que un hombre perezca o no delante de Dios depende de si cree en el Señor Jesús. ¿Cómo pueden otros llevarme al infierno? Esto de ninguna manera concuerda con la Biblia. Con respecto al uso de la palabra perecer, podemos decir que aquí no se refiere a la vida eterna ni a la muerte eterna. Al contrario, se refiere al daño hecho a la conciencia y a llevar a una persona bajo ese daño.

Avancemos. El versículo 12 dice: “De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis”. Aquí, el pecado en contra de los hermanos se refiere a hacer que el hermano débil perezca mediante el conocimiento mencionado en el versículo 11. El pecado en el versículo 12 se refiere a hacer perecer en el versículo 11. El versículo 12 dice que cuando usted causa que su hermano perezca debido a su conocimiento, usted está hiriendo su conciencia débil. Por lo tanto, perecer, lo cual se menciona en el versículo previo se refiere a herir la conciencia. Esto no se refiere a la vida eterna o a la muerte y perdición eterna.

El versículo 13 desarrolla el tema relatando lo que significa herir las conciencias de ellos. “Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano”. Si se ponen estos tres versículos juntos, se puede ver lo que aquí significa perecer. Perecer significa que la conciencia del hermano débil está herida, y herir la conciencia débil del hermano es hacer que el hermano tropiece. Por lo tanto, los versículos 11, 12, y 13 son tres eslabones unidos. Nos muestran lo que significa perecer. Lo que aquí se trata no es en lo absoluto perecer en relación con la salvación. Si uno insiste en explicarlo de esa manera, diciendo que una persona salva perecerá, encontrará que su argumento es difícil de sostener. Será difícil explicarlo de esa manera.

EL ARGUMENTO BASADO EN SANTIAGO 5:20

Santiago 5:19-20 dice: “Hermanos míos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte el alma de éste, y cubrirá multitud de pecados”. Algunas personas también infieren de estos dos versículos que una persona salva puede perecer. Para ellos, en el versículo 19 tenemos un hermano. Luego, en el versículo 20, tenemos un pecador. Para ellos, el versículo 19 habla de hacer volver a un hermano, y en el versículo 20 dice que al hacer volver a un hermano, el alma se salva de la muerte. Esto significaría que algunos hermanos necesitan hacer volver a otros, y algunos necesitan que sus almas sean salvas de la muerte. ¿No diría esto sencillamente que un hermano puede perder su salvación?

Para poder entender estos dos versículos, hay unas pocas cosas a las que tenemos que prestar atención. Primero, Santiago 5:19 y 20 son como un monte aislado. No están conectados con los versículos anteriores, y no tienen continuación. Todas las demás epístolas de la Biblia tienen salutaciones y bendiciones. Santiago es el único libro que termina de esta manera. Los versículos 17 y 18 hablan de la oración. Parece que estas palabras de repente surgen de la nada. Esto es algo muy peculiar.

Segundo, desde el capítulo uno hasta el final, el libro de Santiago habla del amor práctico entre los hermanos. Debido al amor, tenemos la misericordia, el cuidado, y la preocupación por los hermanos. Esto es lo que nos muestra el libro de Santiago. Desde 1:1 hasta 5:18, hay un hilo continuo, un tema y una meta definida. Sin embargo, los versículos 19 y 20, parecen surgir de la nada. Uno puede decir que el pasaje que abarca desde 1:1 hasta 5:18 está muy organizado. Pero no sabemos de dónde salen estos dos versículos finales.

Tercero, en principio, ya que los capítulos del 1 al 5 de Santiago hablan del amor expresado en la conducta de uno, los versículos 19 y 20 no deben desviarse de éste punto. Ellos también deben decirnos lo que debemos hacer o no hacer cuando amamos a los hermanos. Si un pecador sigue en el error de su camino, y usted lo salva en amor, usted está salvando a un alma de la muerte. Además, usted cubrirá multitud de pecados. Todos los lectores de la Biblia saben que cubrir multitud de pecados es amor (1 P. 4:8). Los muchos pecados mencionados aquí no se refieren a pecados delante de Dios, sino a los pecados delante del hombre. Si usted vuelve a un pecador de las faltas en que éste ha incurrido, Dios ya no recordará sus pecados y los arrojará a lo profundo del mar. Todos sus pecados estarán bajo la sangre. Ahora bien, ¿y qué de nosotros? Supongamos que el hermano Yuan era un hombre muy malvado antes de llegar a ser cristiano. Su historia pasada es muy negra y desagradable. Yo conozco su historia pasada y las situaciones de su pasado y puedo exponerlas. Pero si expongo los pecados de su vida anterior, actuaré en contra de la voluntad de Dios. Dios los ha arrojado a lo profundo del mar. Después de que somos salvos, Dios nunca menciona más nuestros pecados pasados. Cuando veo a un hermano, tengo que cubrir su pasado debido a que entre nosotros Dios ha cubierto nuestros pecados pasados.

El versículo 20 se trata del principio, y el versículo 19 se trata del ejemplo. En otras palabras, el versículo 20 es la fórmula, la ley, y el principio de acción, mientras que el versículo 19 es el caso específico y el incidente particular. El versículo 20 dice que si alguien hace volver a una persona, ésta no morirá y sus pecados estarán cubiertos delante de Dios y delante de los hombres. El versículo 19 nos muestra lo que sucede cuando un hermano entre nosotros es desviado de la verdad o ha errado. Tenemos que hacerlo volver. La exhortación del versículo 19 se basa en el principio del versículo 20. Si usted ve a un hermano de la iglesia que se desvía de la verdad, tiene que recobrarlo. Cuando un pecador se ha vuelto, su alma no morirá, y sus muchos pecados estarán cubiertos. Si es así, ¿cuánto más debemos hacer por causa de un hermano? Santiago nos dice aquí que debemos tratar a los hermanos de la misma manera que tratamos a los pecadores. Nos dice que un cristiano debe tratar a sus hermanos y hermanas con amor y debe recobrarlos. Esta porción no habla de la perdición de un hermano.

EL ARGUMENTO BASADO EN HEBREOS 6:6

Ahora tenemos que considerar Hebreos 6:1-8. Este pasaje presenta el problema más grande de la Biblia. Casi todos los que dudan de que la salvación sea eterna toman Hebreos 6 como su ciudad de refugio. Todos ellos extraen de este versículo el material que los respalda. Argumentan que si un hombre fue salvo y ahora ha caído, será imposible que sea otra vez renovado para arrepentimiento. ¿No significaría que tal persona está terminada y está destinada a morir? Debido a que muchos no entienden claramente este pasaje, lo toman como la razón por la cual el hombre puede perecer.

Sin embargo, tenemos que comprender que el tema de Hebreos 6 no es la salvación. No tiene nada que ver con la salvación. Si uno quiere entender este pasaje, debe empezar con el final del capítulo cinco donde dice que muchos que deberían comer alimento sólido todavía toman leche. Conforme a la edad de este grupo de creyentes, todos ya debían ser maestros. Sin embargo, eran como niños y no progresaban, o sea, permanecían en el mismo lugar. Por lo tanto, el capítulo seis comienza diciendo: “Por tanto, dejando ya la palabra de los comienzos de Cristo, vayamos adelante a la madurez”. Así que, el tema de Hebreos 6:1 es el progreso, y no la salvación. Si uno trata de interponer el tema de la salvación, es cierto que encontrará dificultades. El propósito de este capítulo es decirle a otros cómo progresar y no decirnos cómo ser salvos. Lo primero que debemos notar aquí es que el tema habla de cómo progresar hasta alcanzar la madurez, y no el regreso a la perdición.

El apóstol hablaba aquí con respecto a adelantarse a la madurez. Los versículos del 1 al 8 pueden dividirse en tres secciones. Podemos usar tres palabras para representar estas tres secciones. La primera sección se trata de no tener necesidad; la segunda, de no tener posibilidad; y la tercera, de no tener derecho. Esta porción les dice a los creyentes hebreos, desde estos tres puntos de vista, que ellos tienen que progresar. Primero, tienen que dejar la palabra de los comienzos de Cristo y no deben echar otra vez un fundamento. La palabra de los comienzos de Cristo es como la piedra angular de un edificio. Al edificar una pared, uno no necesita dos cimientos. El apóstol dijo que ellos hablaban de cosas fundamentales. Pero el fundamento ya había sido echado, no había necesidad de echarlo otra vez. La palabra de los comienzos de Cristo son enseñanzas tales como el arrepentimiento de obras muertas, la fe en Dios, los bautismos, la imposición de manos, y la resurrección de los muertos, y el juicio eterno. Todas estas enseñanzas son las palabras de los comienzos de Cristo. El apóstol dijo que eso necesitaba hacerse solamente una vez. No había necesidad de hacerlo de nuevo. Los exhortaba a seguir adelante y ser perfeccionados.

La segunda sección requiere una introducción. Antes de que leamos el versículo 4, permítame primero decirle algo con respecto a esta introducción. Antes de que el apóstol escribiera el versículo 4, previo que los que dudaban de que la salvación sea eterna le preguntarían: “Si usted dice que no debemos echar otra vez el fundamento, ¿qué debemos hacer si pecamos de nuevo? Si una persona ha caído, resbalado, y pecado, ¿no tiene que echar de nuevo el fundamento”? Aquí el apóstol dijo algo previendo sus preguntas. “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial…” Si usted tiene un Nuevo Testamento en griego, verá que, según la gramática del idioma original, la palabra una vez no se refiere solamente al primer asunto de la lista, sino a cada asunto en ella. Debe decir: “…los que una vez fueron iluminados y una vez gustaron del don celestial, y una vez fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero…” Esto es muy claro en el texto original. Aquí está un hombre que ha sido iluminado, que ha gustado del don celestial, y ha llegado a ser partícipe del Espíritu Santo, y ha gustado de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero. El siglo venidero es el milenio. Este hombre ha gustado de los poderes del milenio. En otras palabras, ha visto y gustado de los milagros, las maravillas, las sanidades, y ha echado fuera demonios. Si tal hombre cae, es imposible que él sea otra vez renovado para arrepentimiento. “Y recayeron…” Un hermano inglés que estudió el griego y que se especializó en el libro de Hebreos por toda su vida dijo que aquí, alejarse significa resbalarse. Cuando dice que es imposible que ellos mismos sean otra vez renovados para arrepentimiento, muchos piensan que eso significa perdición. Pero esta explicación no es válida.

Si hay un hombre que fue iluminado, que ha gustado del don celestial, que ha llegado a ser partícipe del Espíritu Santo, que ha gustado de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, ¿es posible que tal hombre no pueda arrepentirse de nuevo una vez que resbale? ¿Existen casos de cristianos caídos que se han levantado de nuevo? La Palabra de Dios nos dice que sí ha habido muchos, y la historia de la iglesia también nos dice que sí ha habido muchos. Muchos cristianos que alguna vez han resbalado finalmente llegaron a ser los mejores corredores de la carrera del reino celestial. Comenzando con Pedro, ha habido innumerables cristianos que han caído y se han levantado de nuevo. Si no hubiera posibilidad de que ellos se levantaran de nuevo, entonces Pedro habría sido el primero en no haberse levantado. El se resbaló terriblemente. Podemos decir que él tuvo un fracaso total. Pedro no fue el único. A lo largo de los dos mil años desde que nació la iglesia, innumerables cristianos han caído. Pero con el tiempo ellos llegaron a ser los mejores testimonios. Puedo enumerar un sin número de ejemplos de esto. Si lo que se dijo anteriormente fue correcto, entonces no debe haber ni siquiera uno; si hubiera alguno, la Biblia estaría equivocada.

En este pasaje hay una palabra en el texto original, palin, que significa de nuevo. Inmediatamente después de esta palabra también hay otra palabra, anakainizo, que significa renovar. Por consiguiente, según el texto original, esta parte debe ser traducida: “una vez que ha resbalado, es imposible ser otra vez renovado para arrepentimiento”. Aquí el apóstol dijo a los creyentes hebreos que el arrepentimiento de obras muertas, la fe en Dios, la enseñanza de bautismos y la imposición de manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno, son palabras de los comienzos de Cristo. Si ellos una vez habían sido iluminados, si una vez habían gustado del don celestial, participado del Espíritu Santo, gustado de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y después resbalaron, no podían echar otra vez un fundamento y no podían ser otra vez renovados para arrepentimiento.

Por favor, recordemos que aquí el arrepentimiento es el fundamento mencionado en la primera sección. Aquí el arrepentimiento no significa arrepentimiento en general, porque en los versículos anteriores hay seis puntos de las palabras de los comienzos de Cristo. La primera es el arrepentimiento de obras muertas. Por lo tanto, no debemos considerar equivalentes el arrepentimiento que tenemos en nuestro concepto y el arrepentimiento de que se habla aquí. Debemos considerar el contexto de la Escritura y interpretarlo conforme al pensamiento del apóstol. El arrepentimiento que el apóstol menciona es el de obras muertas mencionado en el versículo 1. Aquí significa que después de que un hombre cree en Dios y es bautizado, y después de que entiende el juicio venidero y la verdad de la resurrección, y se arrepiente de obras muertas, no puede arrepentirse de nuevo de lo que ya se ha arrepentido. Una vez que él es bautizado, no puede ser bautizado de nuevo. Una vez que ha creído en la enseñanza del juicio, no puede tratar de creer de nuevo. Una vez que ha creído en la enseñanza de la resurrección, no puede tratar de creer de nuevo. Aquí la palabra arrepentimiento incluye todos los seis puntos mencionados anteriormente. El apóstol no repitió las palabras “otra vez renovado” tantas veces como lo hice yo: otra vez renovar el arrepentimiento de obras muertas, otra vez renovar la fe en Dios, otra vez renovar esto y aquello. El solamente necesitó usar una sola vez las palabras otra vez renovar. Si nunca hubiera habido nada, usaríamos la palabra comenzar. Pero, si ya había algo, debemos usar las palabras otra vez renovados. El apóstol temía que no entendiéramos el significado de la palabra “renovar”, anakainizo. Por lo tanto, agregó una palabra adicional, “nuevo”, palin. Así que, el arrepentimiento del que se habla en el versículo 6 debe de referirse al arrepentimiento mencionado en el versículo 1. Si el arrepentimiento mencionado en el versículo 1 fuera mencionado como el segundo punto, tal vez no estaríamos muy claros al respecto. Pero, gracias al Señor, sí es el primer punto. Ya que es el primer punto, sabemos que todos los otros puntos son como éste.

El apóstol dijo que la palabra de los comienzos de Cristo puede ser comparada con el fundamento. Para que uno sea cristiano, primero necesita arrepentirse de obras muertas, o sea, necesita juzgar sus pecados. Después, necesita tener fe en Dios, ser bautizado, recibir la imposición de manos, y creer en la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Todos estos son asuntos fundamentales. Una vez que el fundamento ha sido echado, ya no hay necesidad de echarlo de nuevo. Mientras uno esté edificando sobre este fundamento, incluso si resbala, no hay necesidad de echar de nuevo el fundamento. Aún si uno quiere echarlo de nuevo, es imposible hacerlo. Por ejemplo, el hermano Wu acaba de entrar al lugar de reunión por la entrada principal de la calle Wen-de. Después de entrar a la callejuela y doblar la esquina, se resbala. ¿Qué debe hacer? Su meta es asistir a la reunión. Pero ha resbalado. No necesita empezar de nuevo todo el camino desde la calle Wen-de. Puede levantarse desde donde se resbaló. El apóstol decía que una vez que una persona ha sido iluminada y ha gustado del don celestial, si resbala, no puede arrepentirse de nuevo de obras muertas, creer de nuevo en Dios, de nuevo ser bautizado, recibir de nuevo la imposición de manos, y creer de nuevo en la resurrección y el juicio eterno. En otras palabras, el apóstol no tenía la intención de decir que un hombre puede perecer de nuevo después de ser salvo. Lo que quiso decir es que después de que un cristiano es regenerado, no puede ser regenerado de nuevo. Cuando mucho podemos ser regenerados una sola vez. El apóstol no dijo que no es permitido arrepentirse de nuevo, sino que es imposible arrepentirse volviendo a empezar de nuevo.

La siguiente parte del versículo 6 dice: “Crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a la ignominia”. Algunos han dicho que caer es crucificar de nuevo al Hijo de Dios. ¿Quién puede crucificar de nuevo al Señor? La obra del Señor Jesús fue lograda de una vez por todas. El no era como los toros y los machos cabríos, que debían ser inmolados cuando se necesitaba. Por el lado de nosotros, no podemos renovar nuestro arrepentimiento. Por el lado del Señor, El no puede renovar la crucifixión. Si tenemos que renovar nuestro arrepentimiento, esto significa que el Señor Jesús tiene que renovar Su crucifixión. Si ése fuera el caso, entonces expondríamos al Señor a la ignominia. Estaríamos diciendo que la crucifixión que el Señor Jesús sufrió una vez por todas no fue suficiente, que tiene que haber más crucifixiones. Por lo tanto, aquí no se trata de la salvación ni de la perdición.

En los mensajes anteriores, hemos visto que la salvación eterna es un hecho que no puede ser anulado. Si hay un cristiano entre nosotros que ha caído y resbalado, quien fue una vez claramente salvo y estuvo claro con respecto a la salvación de Dios, éste no necesita tener un nuevo comienzo para levantarse de nuevo. Todo lo que necesita hacer es levantarse. No hay posibilidad de crucificar de nuevo al Señor Jesús y exponerlo a la ignominia.

En la última sección, la de los versículos 7 y 8, el apóstol no solamente dijo que no había necesidad y que no había posibilidad, sino que incluso dijo, de una manera más seria, que no tenemos derecho de hacerlo. ¿Por qué no tenemos derecho? Es debido a que echar otra vez el fundamento sería crucificar de nuevo al Señor Jesús. Si un hombre hiciera eso, habría un peligro serio delante de él; sufriría un gran castigo. “Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, participa de la bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada”. Más tarde vamos a tener una comunión detallada con respecto a este pasaje. Después de leer Hebreos 6, se puede ver que este capítulo habla del asunto del progreso. No es un asunto con respecto a la salvación o la perdición. Hebreos 6 nunca nos dice que una persona salva puede perecer.

CUATRO COSAS QUE DEBEN DISTINGUIRSE

Aquí, tenemos que considerar de nuevo las cuatro cosas mencionadas en la Biblia. Como mencionamos anteriormente, estas cuatro cosas deben distinguirse la una de la otra. Si alguien quiere entender la salvación, primeramente tiene que diferenciar entre un cristiano auténtico y un cristiano falso. Segundo, se debe diferenciar entre la disciplina de los creyentes y la salvación eterna. La salvación eterna es una cosa, y la disciplina que Dios ejerce sobre Sus hijos es otra. Es una cosa que un cristiano sea castigado en esta era, es otra que un incrédulo perezca en la eternidad. Un cristiano no perecerá eternamente, pero sí puede ser castigado. Hay muchos versículos que hablan del castigo de un cristiano. No podemos aplicar estos versículos a la salvación.

Tercero, hay una gran diferencia entre el reino y la vida eterna. En otras palabras, hay una gran diferencia entre el galardón y el don. Una cosa es que usted sea salvo. Otra cosa es que usted reine, gobierne y participe de la gloria junto con el Señor Jesús en el milenio. Hay muchas porciones de la Biblia que hablan de los que han sido quitados del reino. Debido a que muchos no entienden claramente la diferencia entre el reino y la vida eterna, la recompensa y la salvación, aplican los versículos acerca del reino al asunto de la salvación. Muchos piensan que ser quitado del reino significa perecer. Sin embargo, éstas son dos cosas completamente diferentes. Un cristiano puede perder su posición en el reino, pero no puede perder su posición en la salvación. Aunque un cristiano pueda perder su posición en cuanto a reinar juntamente con Cristo, no puede perder su posición de ser un hijo de Dios.

Cuarto, la Biblia no solamente dice que un cristiano sufrirá hoy día la disciplina, y no solamente dice que algunos cristianos pueden perder el reino, sino que en el reino también hay castigos específicos para un cristiano. La Biblia dice que muchos cristianos sufrirán disciplina en esta era. Perderán la recompensa en la era venidera y también sufrirán castigo. Un cristiano puede perder su recompensa en el futuro. También puede ser castigado con un castigo específico positivo. Pero no podemos mezclar el castigo del milenio con la perdición eterna. La perdición eterna es una cosa y el castigo que se tiene en el reino es otra. Cuando un cristiano es castigado, eso no significa que perecerá eternamente. La salvación es eterna. El castigo solamente es una disciplina que se ejerce en la familia. Si algunos de los hijos no pueden recibir bien la disciplina en esta era, tendrán que recibirla en la era venidera. Por lo tanto, hay cuatro cosas que deben distinguirse la una de la otra. Las cuatro cosas —los cristianos falsos, el castigo en esta era, la pérdida del reino y el castigo en el milenio— difieren de la vida eterna y de la muerte eterna.

Consideremos el primer grupo, el de los cristianos falsos. En 2 Pedro 2:1 dice: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como también entre vosotros habrá falsos maestros, que introducirán secretamente herejías destructoras, y aun negarán al Amo que los compró, acarreando sobre sí mismos destrucción repentina”. Algunos preguntarán si este versículo indica que un cristiano puede perecer. Los que se mencionan aquí son aquellos que habían sido comprados por el Señor. Algunos dirán que este versículo obviamente dice que un cristiano puede perecer, ya que aquí dice que ellos han seguido las herejías y han negado al Amo que los compró, y que su fin será destrucción repentina.

Pero, recordemos unas pocas cosas. Aquí se menciona al Amo que los compró. La palabra compró se usa de una manera particular. ¿Tiene el sentido de que los comprados sean los salvos? Si estos que han sido comprados son salvos, entonces tenemos que admitir que una persona salva puede perecer. Pero si esta palabra tiene un significado diferente, entonces no podemos decir esto. Es verdad que la Biblia nos dice que somos comprados por el Señor con un precio. Pero tenemos que ver el alcance de lo que el Señor Jesús compró sobre la cruz. ¿Compró El solamente a los creyentes o compró a todo el mundo? En la Biblia podemos ver que el Señor no compró solamente a los creyentes, sino que El compró también a todo el mundo. Mateo 13:44 dice: “El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halló y luego escondió de nuevo. Y gozoso por ello, va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”. Esto nos muestra que el Señor Jesús vendió todo lo que tenía para comprar el tesoro. Pero no solamente compró el tesoro, sino también el campo. El tesoro es una parte pequeña, pero el campo es una parte grande. El tesoro está en el campo. A fin de obtener el tesoro, el Señor compró todo el campo. El propósito de comprar el campo no era el campo mismo, sino el tesoro. Recordemos que el Señor compró la parte grande con el propósito de obtener la pequeña parte. Su propósito es obtener el tesoro, pero tuvo que comprar todo el campo. Aquellos que están en el reino de los cielos son el tesoro. Pero lo que el Señor compró fue el campo.

Por lo tanto, no podemos decir que todos los que el Señor compró son salvos. El alcance de la compra es más grande que el alcance de la salvación. La obra de la compra y la redención sobre Su cruz es diferente de Su obra de substitución. La substitución del Señor es sólo para todos los creyentes, pero El murió por todo el mundo. Su obra abarca a todos, pero eso no quiere decir que todo el mundo es salvo. Si Pedro cambiara aquí una palabra, si dijera: “negando al Amo quien los salv ó”, eso sería muy serio. Pero Pedro usó una palabra lo suficientemente grande. El dijo: “negando al Maestro que los compr ó”. Por lo tanto, podemos ver que este grupo de gente definitivamente no había sido salva. La palabra compró es una palabra muy amplia. Uno no puede decir que ellos son salvos solamente debido a esta palabra.

Segundo, aquí la palabra Amo, despotes, tampoco es una palabra común. No debe ser traducida como señor, sino como amo. No significa Señor como en el Señor Jesús, sino el Amo y se refiere a uno que temporalmente tiene el control de otro, o sea, a un maestro terrenal. Aquí no existe una relación de vida. Según la interpretación estricta de la Biblia, ésta no es una relación entre ellos y el Señor, sino una relación entre ellos y su amo. Así, es cierto que este grupo de personas no había sido salvo. Nadie puede decir: “Jesús es el Señor”, excepto en el Espíritu Santo, porque todo el que invoque el nombre del Señor será salvo. Aquellos mencionados en 2 Pedro eran como Judas; nunca habían confesado que Jesús es el Señor.

Tercero, Pedro nos dice que este grupo de personas constan de falsos maestros y falsos creyentes. Pedro también nos dice que había falsos profetas entre el pueblo. También menciona que habría falsos maestros. Los falsos profetas se refieren a los profetas falsos del Antiguo Testamento. Todos los lectores de la Biblia saben que en el Antiguo Testamento ningún profeta falso era salvo. Podemos decir con toda confianza que el grupo de personas mencionado en 2 Pedro ciertamente no es salvo. Ellos se aferraron a su inteligencia y a sus ideas, introduciendo secretamente herejías destructivas, e incluso negando al Maestro que los compró, trayendo sí ellos mismos destrucción repentina. Por tanto, 2 Pedro no se refiere a la perdición de los salvos.

En la Biblia hay más palabras como éstas. Todas ellas se refieren a creyentes nominales, y no a la perdición de los salvos. Algunos han argumentado con respecto a unas cuantas palabras mencionadas al final del capítulo dos. El versículo 20 dice: “Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero” El versículo 22 dice: “Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno”. Basándose en las palabras del versículo 20, algunos han pensado que estos versículos se refieren a los salvos, porque dicen claramente que ellos han escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo. Piensan que sin lugar a dudas los versículos hablan de personas salvas.

Pero, notemos que Pedro fue muy cuidadoso en lo que dijo aquí. El versículo 20 dice que ellos tenían el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo y que ellos habían escapado de las contaminaciones del mundo. No obstante, el versículo 22 nos dice quiénes en realidad eran estas personas. Si solamente tuviéramos el versículo 20, tal vez pensaríamos que estas personas son salvas. Pero si leemos el versículo 22, sabremos quiénes son. “Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vomito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno”. Dice que aunque ellos han escapado de la contaminación del mundo, y externamente tienen el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, después se enredaron, y su postrer estado vino a ser peor. Estas personas simplemente son perros y puercos.

El Señor Jesús nunca dijo que da vida eterna a los perros. Tampoco dijo que Sus perros nunca perecerían. El Señor dijo que da vida eterna a las ovejas. Nunca mezcla las ovejas con los perros. El no puede decir que da vida eterna a los puercos y a los perros, ni puede decir que las ovejas han sido enredadas por la contaminación del mundo. Estas dos clases de personas nunca se pueden mezclar. Muchos que han escuchado el evangelio dirán que Jesús es el Señor y el Salvador. Pueden hablarle rápidamente acerca de doctrinas relacionadas con el Señor. Externamente no tienen ninguna contaminación. Pero realmente nunca han sido regenerados. Nunca han recibido al Señor y nunca han experimentado al Señor viviendo en ellos. Solamente confiesan al Señor temporalmente. Se han quitado un poco las contaminaciones externas, pero cuando cambian los sentimientos, regresan a sus antiguos caminos. El último estado de esta clase de personas es peor que el primero. Ellos absolutamente no son ovejas. Debido a que son perros, se vuelven a su propio vómito. Debido a que son puercos, se revuelcan en el cieno después de haber sido lavados. Esto no significa que los cristianos no pecarán, y no significa que no tocarán el cieno y que no se revolcarán en el cieno. Es posible que un cristiano toque el cieno y que se revuelque en él. Pero al cristiano le encuentra incómodo revolcarse en el cieno. Si él está cómodo revolcándose en él, entonces tiene que ser un puerco. Un cristiano quizá también vuelva a su propio vómito, pero sentirá que le da asco, y se sentirá muy incómodo si lo hace. Esta es la diferencia entre el puerco, el perro, y la oveja. Tenemos que identificar claramente la naturaleza del perro y la del puerco. En la Biblia, los puercos y los perros se refieren a los que no son salvos, y no a los salvos. Si una persona es una oveja, nunca perecerá.