Barna George & Frank de Viola Libro Book cap.4 Paganismo en tu Cristianismo
EL PASTOR
Capítulo 4
El Pastor: El Ladrón del Funcionamiento De Cada Miembro
Hay una tendencia universal en la religión cristiana, como en muchas otras religiones, a dar una interpretación teológica a las instituciones que han surgido gradualmente a través de los años por la utilidad práctica, y después, aplicar (sobreponer) esa interpretación a los períodos más tempranos y a sus instituciones de infancia, vinculándolas con una edad, cuando, en realidad, nadie se imaginaba que ellas llevaban tal significado.
__Richard Hanson
El Pastor. Él es la figura fundamental de la fe Protestante. Él es el jefe, el chef, el lavador de trastos del cristianismo de hoy. El Pastor es tan predominante en las mentes de la mayoría de los cristianos, que, en realidad, él está mejor conocido, más alabado, ¡más confiado que Jesucristo mismo!
Quita el Pastor y el cristianismo moderno se derrumba. Quita el Pastor y casi todas las iglesias protestantes se asustarían. Quita el Pastor y el protestantismo como lo hemos conocido, morirá. El Pastor es el enfoque dominante, el pilar, y el centro de mesa de la iglesia moderna. Él es la personificación del cristianismo protestante.
Aquí está la ironía profunda de todo eso. ¡No hay ni un versículo en todo el Nuevo Testamento que apoya la existencia del Pastor moderno! El simplemente no existía en la iglesia primitiva.
(Nota que yo estoy utilizando el término “Pastor” a través de este capítulo para representar la posición pastoral moderna y el papel. No estoy hablando de los individuos específicos que cumplen este papel. En general, los que sirven en la posición de Pastor son maravillosas personas. Son honorables, decentes, y muchas veces son cristianos dotados que aman a Dios y poseen un celo para servir a los Hijos de Dios. Pero es el rol o función que están desempeñando que está sin apoyo en las Escrituras y en la historia de la Iglesia como veremos ahora en este capítulo.
El Pastor se encuentra en la Biblia….¿Correcto?
La palabra “pastor” aparece en el Nuevo Testamento:
“Y, Él dio a algunos como apóstoles, y unos como pastores, y otros como evangelistas, y algunos como PASTORES y maestros.
(Efesios 4:11)
Se puede hacer las siguientes observaciones acerca de este texto.
- La mayoría de los hombres y mujeres que son pastores nunca han considerado la raíz de esta posición. Y, ellos nunca recibieron otra alternativa para servir a Dios. Esto ciertamente, es una tragedia terrible. Sin embargo, aunque su posición no tiene apoyo en las escrituras, los pastores, muchas veces, ayudan a las personas. Pero, ellos ayudan a las personas a pesar de su posición, no por su posición.
- Este es el único versículo en el Nuevo Testamento donde se emplea la palabra “pastor.” ¡Un solo versículo es una evidencia muy pequeña sobre la cual se va a basar toda la fe protestante! Al respecto, hay más autoridad bíblica en cuanto a tomar serpientes en las manos que hay para la posición de pastor. (Marcos 16:18 y Hechos 28:3-6) mencionan el uso de serpientes. Entonces el manejo de serpientes gana con dos versículos a uno.)
- La palabra es usada en el plural. Es “pastores.” Esto es significativo. Respecto a quiénes son estos “pastores”, son dos o más, no sólo uno. Por consiguiente, no hay apoyo bíblico en cuanto a la práctica de un solo pastor.
- La palabra griega traducida “pastores” es poimen. Quiere decir pastores. (“Pastor” es una palabra latina.) Entonces “pastor,” es una metáfora que describe una función particular en la congregación. No es una posición ni un título. Un pastor del primer siglo no tuvo nada que ver con el sentido especializado y profesional que ha llegado a ocupar en el cristianismo moderno. Por lo tanto, Efesios 4:11 no visualiza una posición pastoral, sin meramente una función entre muchas en la iglesia. Los pastores son los que proveen alimentación y cuido de las ovejas de Dios. Por lo tanto, es un error profundo, a confundir los pastores con una posición o título como se ha concebido hoy comúnmente.
- A lo mejor, este texto es oblicuo (indirecto). Este ofrece absolutamente ninguna definición o descripción de quienes son estos pastores. Simplemente los mencionan. Lamentablemente, hemos llenado esta palabra con nuestro propio concepto occidental de lo que trata el pastor. Nosotros hemos leído la idea moderna del pastor moderno como si fuera el caso de las primeras congregaciones del primer siglo. ¡Jamás en la mente de un hombre alucinando hubiera podido un cristiano del primer siglo concebir de la posición pastoral moderna! Los católicos han hecho el mismo error con la palabra “sacerdote.” Se puede encontrar la palabra “sacerdote” tres veces∂ en el Nuevo Testamento referente a un cristiano. Sin embargo, ¡un sacerdote del primer siglo era muy distinto del hombre vestido de negro y llevando un collar al revés!
Richard Hanson aclara este punto cuando él dice, “Para nosotros las palabras obispos, presbíteros y diáconos están guardados con las asociaciones de casi dos mil años. Para las personas que utilizaron estas palabras en el principio, los títulos de estas posiciones no pudieron significado más que inspectores, ancianos y ayudantes; era cuando significados teológicos no aptos empezaron a ser ligados a ellas que la distorsión del concepto del ministerio cristiano inició.”
En mis libros Repensando los Odres y ¿Quién es su Cobertura?, yo muestro que los pastores del primer siglo eran los ancianos locales (presbíteros) y supervisores de la congregación. Y, su función era completamente en contra del rol pastoral moderno.
¿De Dónde Viene el Pastor?
- Una derivación de la palabra poimen ocurre en Hechos 20:28 y 1 Pedro 5:2-3.
- Hay tanto apoyo bíblico en cuanto al Pastor como por los bautismos del los muertos. Se mencionan ambos solamente una vez en toda la Biblia (1 Corintios 15:29).
- Apocalipsis 1:6; 5:10; 20:6. Cada creyente es un sacerdote según el Nuevo Testamento. R. Paul Stevens, Los otros seis Días: Vocación, Trabajo y Ministerio de una Perspectiva Bíblica (Grand Rapids: Eerdmans, 1999), pp. 173-181.
- Los términos “supervisores” y “siervos” fueron traducidos más tarde como “obispos” y “diáconos” (M. Smith, De Cristo a Constantino, Downer’s Grove: Inter Varsity Press, 1971, p.32).
Si el pastor moderno estuvo ausente de la iglesia primitiva, ¿De dónde vino él? Y, ¿Cómo es que él surgió a una posición tan prominente en la fe cristiana? Es una saga dolorosa, las raíces que son tan enredadas y complejas. Estas raíces originaron con la caída del hombre.
Con la caída del hombre vino un deseo implícito en el hombre de tener un líder físico para llevarle a Dios. Por esta razón, las sociedades humanas a través de la historia han creadas consistentemente una casta espiritual y especial de iconos religiosos. El hechicero (el shaman), el rapsoda, productor de milagros, el brujo, el adivino, el sabio, y el sacerdote, todos han estado con nosotros desde el error de Adán.
El hombre caído siempre ha tenido el deseo de construir una casta sacerdotal especial que es únicamente dotado a implorar a los dioses por el hombre.⊕ Esta búsqueda está en nuestra sangre. Vive en la médula de nuestros huesos. Como criaturas caídas, buscamos a una persona dotada de poderes espirituales especiales. Y, aquel persona siempre está marcada de un entrenamiento especial, ropa especial, vocabulario distinto y una manera de vida especial.
Podemos ver este instinto levantar su cabeza fea en la historia del antiguo Israel. La primera apariencia ocurrió durante el tiempo de Moisés. Dos siervos del Señor, Eldad y Medad, recibieron el Espíritu de Dios y empezaron a profetizar. Con una respuesta rápida, un joven fanático animó a Moisés a “¡contenerlos!” Moisés reprendió al joven diciendo que todos del pueblo de Dios pueden profetizar. Moisés se había puesto en contra de un espíritu clerical que quiso controlar el pueblo de Dios.
Lo vemos otra vez cuando Moisés ascendió al Monte Sinaí (Éxodo 20:19.) La gente quiso que Moisés fuera un mediador físico entre ella y Dios, porque ella tenía miedo de una relación personal con el Todopoderoso.
Este instinto caído hizo otra apariencia durante el tiempo de Samuel. Dios quiso que su pueblo viviera bajo de su cobertura directa. Pero, Israel clamaba por un rey humano.
Las semillas del pastor moderno pueden aun ser detectado en la era del Nuevo Testamento. Diótrefes, quien “amaba la preeminencia” en la congregación, tomó el mando ilegítimamente. Además, algunos eruditos han sugerido que la doctrina de los Nicolaítas, quienes Jesús condenó en Apocalipsis 2:6 es una referencia al desarrollo de un clero temprano.
A la par de la búsqueda del hombre caído de un mediador espiritual humano se ve su obsesión de la forma jerárquica de liderazgo. Todos las antiguas culturas fueron jerárquicas en sus estructuras sociales hasta cierto punto. Lamentablemente, los cristianos pos-apostólicos adoptaron y adaptaron estas estructuras en su vida eclesiástica como veremos ahora.
El Nacimiento del Obispo Soberano
Hasta el segundo siglo, la iglesia no tuvo un liderato oficial. Al respecto, las congregaciones del primer siglo eran una rareza por cierto. Estas fueron grupos religiosos sin un sacerdote, templo o sacrificio. Los cristianos dirigieron la congregación bajo de la cobertura directa de Cristo.
- El cristianismo ….aprendido del ejemplo de las religiones paganas que la mayoría de los hombres encuentran muy difícil a comprender o acercarse a Dios sin la ayuda de un hombre que, en algún sentido, es un intermediario, representándolos, y se siente llamado a dedicarse a sí mismo a este ministerio representativo” (La Investigación del Sacerdocio Cristiano, p. 100).
- Una característica distinta de cada religión es un sacerdocio humano separado
- F.W. Grant, Nicolaitanismo o el Desarrollo y Crecimiento del Clero (Bedford: MWTB), pp. 3-6. La palabra griega nicolaitanismo quiere decir “conquistando al pueblo.” Nicos quiere decir “conquistar a” y laitas quiere decir “la gente.” Grant cree que los Nicolaitas son los que producen los “laicos” del pueblo de Dios por formar el clero a señorearlos (dominarlos). Vea también Alexander Hay, ¿Qué está mal en la Iglesia?, p. 54.
Entre el rebaño estuvieron los ancianos (pastores o supervisores). Todos estos hombres estuvieron en un pie de igualdad. No hubo una jerarquía entre ellos.R También, estuvieron presentes extra-trabajadores que fundaron nuevas congregaciones. Estos se llamaban “los enviados” o apóstoles. Pero, ellos no tomaron residencia en las iglesias que ellos cuidaban. Tampoco las controlaron. Era más como un lenguaje de relaciones horizontales que incluía acción ejemplar.
Todo esto fue verdad hasta que Ignacio de Antioquia (35-107 d.C.) apareció sobre el escenario. Ignacio era la primera figura de la historia de la iglesia que tomó el primer paso por el camino resbaloso descendente hacia un solo líder en la congregación. Se puede rastrear la pista de pastor moderno y la jerarquía eclesiástica a él. Ignacio elevó uno de los ancianos y le dio el título de “el obispo.” El obispo asumió todas las responsabilidades que antes pertenecían al colegio de ancianos.
En el año 107 d.C., Ignacio escribió una serie de cartas mientras él estuvo en camino a Roma para ser martirizado. Seis de las siete cartas trataba del mismo tema. Están llenas de una exaltación exagerada de la autoridad y la importancia de la posición del obispo.
Según Ignacio, el obispo tiene el último poder y debe ser obedecido en absoluto. Considere los extractos siguientes de sus cartas: “Todos de ustedes sigan al obispo como Jesucristo sigue al Padre. Nadie debe hacer un oficio de la iglesia sin el obispo. Dondequiera que esté el obispo, ahí debe estar el pueblo. Ustedes mismos nunca deben actuar independientemente del obispo y el clero. Miren a su obispo como un tipo del Padre. Lo que él apruebe, eso será complaciente al Padre.
Para Ignacio, el obispo funcionó en el lugar de Dios mientras los presbíteros funcionaban en el lugar de los doce apóstoles.Solamente el obispo pudo celebrar la Santa Cena del Señor, dirigir los bautismos, dar consejos, disciplinar a los miembros, aprobar los matrimonios y predicar los sermones.
Los ancianos se sentaron con el obispo durante la Santa Cena del Señor. Pero, fue el obispo que la administraba. Él se encargó de las oraciones públicas y el ministerio. Solamente en casos excepcionales pudo un “laico” tomar la Santa Cena sin que el obispo estuviera presente. Respecto al obispo, dijo Ignacio, él necesita “presidir” sobre los elementos y su distribución.
En la mente de Ignacio, el obispo era el remedio para quitar la doctrina falsa y establecer unidad en la iglesia. Ignacio creía que si la iglesia sobreviviera el asalto de la herejía, tendría que desarrollar una estructura poderosa y rígida según la estructura política centralizada en Roma. La regla del obispo único rescataría la iglesia de la herejía y la división interna.
Históricamente, se conoce esto como el “mono-episcopado” o la “episcopado monárquico.” Es el tipo de organización donde el obispo es distinto de los ancianos (el presbítero) y es superior a ellos.
- En las redacciones de los padres de la iglesia primitiva, las palabras “pastor,” “supervisor,” y “anciano” son utilizados siempre intercambiablemente, tal como en el caso del Nuevo Testamento. F.F. Bruce dice, “Que el lenguaje del Nuevo Testamento no nos permite hacer una distinción entre la palabra griega traducida “obispo” (episkopos) y aquella traducida “anciano” (presbíteros) no necesita ser discutido mucho. Pablo pudo dirigirse a los ancianos reunidos de la iglesia de Éfeso como aquellos que el Espíritu Santo había nombrado como obispos. Mas tarde, en las Epístolas Pastorales (los de Timoteo y Tito), los dos términos todavía aparecen ser utilizados intercambiablemente.” (La Llama Desparramándose, Grand Rapids: Eerdmans, 1958, p. 65). De hecho, los obispos, ancianos y pastores (siempre en el plural) continúan ser considerados como idénticos en las redacciones de Clemente I, el Didache, y Hermas. Estos fueron vistos como idénticos en el principio del segundo siglo. Vea también James Kackinnon, Calvino y la Reformación (Nueva York: Russell y Russell, 1962), pp. 80-81; …
- Edwin Hatch, La Organización de las Tempranas Iglesias Cristianas (London: Longmans, Green y Cía., 1895), p. 185. p. 106; Redacciones Cristianas Tempranas: Los Padres Apostólicos,, p. 88. El libro de Hatch muestra que la evolución gradual de la organización de la iglesia y los elementos varios de esa organización fueron adoptados de la sociedad Greco-Romana.
Durante el tiempo de Ignacio, la regla del obispo único no había llegado a otras regiones. Pero, por la mitad del segundo siglo, este modelo llegó a ser firmemente establecido en la mayoría de las iglesias. Por el final del tercer siglo este prevaleció en todo lugar.
El obispo, eventualmente, llegó a ser el administrador principal y el distribuidor de las riquezas de la iglesia. Él era el hombre responsable en cuanto a la enseñanza de la fe y de lo que trataba el cristianismo. La congregación, una vez activa, ahora se rindió sorda y muda (apagada). Los santos meramente presenciaron el cumplimiento del obispo.
En efecto, el obispo llegó a ser el pastor único de la iglesia, el profesional en la adoración común. El se veía como el portavoz y la cabeza de la iglesia. El era el titiritero cuyas manos manejaron todos los hilos de control. Todos de estos funciones preparó el camino para el pastor moderno.
De Presbítero a Sacerdote
Ya por la mitad del tercer siglo, la autoridad del obispo se había endurecida en una posición fija. Entonces, apareció Cipriano de Cartago (200-258 d. C.), extendiendo el daño.
Cipriano era un ex-orador pagano y maestro de retórica. Cuando él se hizo cristiano, él empezó a escribir prolíficamente. Pero, él nunca abandonó algunas de sus ideas paganas.
Debido a la influencia de Cipriano, la puerta estuvo abierta para resucitar la economía del Antiguo Testamento de los sacerdotes, templos, altares y sacrificios. Pronto los obispos se llamaron sacerdotes, una costumbre que llegó a ser común en el tercer siglo. También ellos fueron llamados “pastores” ocasionalmente. En el tercer siglo, cada iglesia tuvo su propio obispo. Y, pronto los obispos y presbíteros juntos fueron llamados el clero.
El origen de la doctrina anti-bíblica “cobertura” se puede acostar a los pies de Cipriano también. Cipriano enseñó que el obispo tiene un solo superior, Dios. El solamente era responsable a Dios. Cualquiera que se separa del obispo se separaría de Dios. También él enseñó que una porción del rebaño del Señor fue asignada a cada pastor (obispo) individual.
Después del Concilio de Nicea (Horeb) (325 d.C.), los obispos empezaron a delegar la responsabilidad de la Santa Cena del Señor a los presbíteros. Los presbíteros no eran mucho más que unos diputados del obispo, ejerciendo la autoridad de él en sus iglesias.
- Los Primeros Cristianos Hablan, p. 168. Cipriano normalmente llamó el obispo sacerdos, el cual es el latino por “sacerdote.” El lenguaje sacerdotal sacado del Antiguo Testamento para definir las posiciones en la Iglesia fue adoptado rápidamente. (Ordenación: Una Vista Bíblica y Histórica, p. 177; .De Cristo a Constantino, p. 136). J B Lightfoot escribió que la “vista sacerdotal del ministerio es una de la fenómena más llamativa e importante en la historia de la Iglesia” (J. B. Lightfoot, La Epístola de San Pablo a los Filipenses, London: Macmillian & Cia, 1888, p. 144.)
- Una Investigación del Sacerdocio Cristiano, pp. 35, 95. No hay evidencia que alguien consideraba a los ministros cristianos como sacerdotes hasta el año 200 d.C. Tertuliano era el primero de usar el término “sacerdote” respecto a los obispos y presbíteros. A través de sus redacciones, él describe a los obispos y los presbíteros sacerdos (sacerdotes) y él llamaba el obispo sacerdos summus (sumo sacerdote). Lo hacía sin explicación, indicando que su lectores conocían estos títulos (p. 38). Vea también Hans Von Campenhausen, La Tradición y la Vida en la Iglesia (Filadelphia: Fortress Press, 1968), p. 220….
Por el hecho de que los presbíteros fueron los que administraron la Cena del Señor, ellos empezaron a ser llamados “sacerdotes.” Aun más sorprendente, el obispo llegó a ser considerado como el “sumo sacerdote” ¡quien pudo perdonar el pecado!ψ Todas estas tendencias ocultaron la realidad del Nuevo Testamento de que todos los creyentes son sacerdotes ante Dios.
Ya por el siglo cuatro, esta jerarquía graduada dominaba la fe cristiana. La casta del clero ya estuvo bien cimentada. El obispo encabezó la iglesia. Bajo de él estuvo el colegio de presbíteros. Bajo de ellos estuvieron los diáconos, y bajo de toda esta jerarquía se arrastraba el pobre y miserable “laico.” La regla del obispo único llegó a ser la forma de gobierno aceptado en la iglesia a través del Imperio Romano. (Durante este tiempo, ciertas iglesias empezaron a ejercer la autoridad sobre otras iglesias, así extendiendo la estructura jerárquica.)
Por el fin de cuarto siglo, los obispos caminaban con los importantes. Recibieron tremendos privilegios. Se involucraron en la política, la cual les separaba aun más de los presbíteros. En su intento de fortalecer la posición del obispo, Cipriano planteó un alegato, recomendando una sucesión de obispos intactos que se haga remontar hasta Pedro. Se conoce esto como “sucesión apostólica.”
A través de sus obras, Cipriano empleaba el lenguaje oficial del sacerdocio del Antiguo Testamento para justificar esta práctica.κ Igual como Tertuliano (160-225) y Hipólito (170-236) antes de él, Cipriano utilizaba el término sacerdotes para describir los presbíteros y los obispos. Pero, aun él se fue un poquito más allá.
Se puede echar al regazo de Cipriano el concepto anti-bíblico del sacerdocio, la creencia que existe una persona divinamente nombrada para mediar entre Dios y el pueblo. Cipriano mantuvo que el hecho de que los clérigos cristianos son sacerdotes que ofrecen el sacrificio santo (la Eucaristía) ¡ellos mismos son sacrosantos (santos)!
También le podemos acreditar a Cipriano con la noción que cuando el sacerdote ofrece la Eucaristía, él está realmente ofreciendo la muerte de Cristo por la congregación. Cipriano pensaba que el cuerpo y la sangre de Cristo, una vez más, son sacrificadas a través de la Eucaristía. Por consiguiente, se encuentra en las ideas de Cipriano las semillas de la misa medieval católica.ψ Esta idea ensanchó la abertura entre el clero y los laicos. También este creó una dependencia insalubre de parte los laicos sobre el clero.
La Función del Sacerdote
Hasta la Edad Media, los presbíteros (ahora conocidos “sacerdotes”) desempeñaron un papel secundario bajo del obispo. Pero, durante la Edad Media, hubo un cambio. Los presbíteros empezaron a representar el sacerdocio mientras los obispos estuvieron ocupados con los oficios políticos. Los sacerdotes locales de la parroquia llegaron a ser más importantes en cuanto a la vida de la iglesia que el obispo. Ahora era el sacerdote que se paró en el lugar de Dios y controlaba los sacramentos.
- J. G. Davies, La Iglesia Cristiana Primitiva: Una Historia de sus primeros Cinco Siglos (Grand Rapids: Baker Books, 1965), p. 131; La Tradición Apostólica de Hipólito, Traductor Burton S. Easton (Cambridge: Prensa de la Universidad de Cambridge, 1934). Hipólito distingue fuertemente entre los poderes del obispo y de los presbíteros. Sus redacciones dieron el poder al obispo para perdonar los pecados y asignar la penitencia (El Sacerdocio Cristiano Examinado, pp. 39-40. Los presbíteros y los diáconos solamente pudieron bautizar con el permiso del obispo (Los Ancianos, p. 233).
- G.S.M. Walker, El Estilo Eclesiástico de Cipriano, (London: Lutterworth Press, 1968). P. 38. Muchos de los líderes de la iglesia trataron de la Escrituras del Antiguo Testamento como un ordenamiento normativo de la Iglesia. El uso de la terminología de sacerdote del Antiguo Testamento entre los que ocuparon las posiciones de la iglesia llegó a ser común tan temprano como el siglo dos. (Ordenación: Una Vista Bíblica y Histórica, pp. 50, 161; El Sacerdocio Cristiano Examinado, pp. 46, 51).
- La idea de que el sacerdote ofrece el sacrificio de Cristo a través de la Eucaristía describe el sacerdocio. A este respecto, comenta Ricard Hanson, “Este concepto sacerdotal del sacerdocio parece oscurecer, si no abolir, la doctrina del sacerdocio de todos los creyentes. Esto escurre todo el sacerdocio de los creyentes y lo traslada al sacerdocio del clero.” (La Investigación del Sacerdocio Cristiano, p. 98.)
Mientras que el Latín llegó a ser el lenguaje popular en medio del cuarto siglo, el sacerdote invocaba las palabras hoc est corpus meum. Estas palabras latinas quieren decir “Este es mi cuerpo.”
Con estas palabras, el sacerdote llegó a ser el supervisor del desdeñoso juego que empezó a marcar la misa católica. Se puede acreditar a Ambrosio de Milán (339-397 d.C.) con la idea de que el hablar meramente esas palabras de hoc est corpus meum convirtieron mágicamente el pan y el vino en el cuerpo y la sangre física del Señor.א (La frase mágica “hocus pocus” del escenario se deriva de hoc est corpus meum.) Según Ambrosio, ¡el sacerdote fue dotado de unos poderes especiales para pedirle a Dios que bajara del cielo y que entrara al pan!
Por su función sacerdotal, la palabra presbíteros llegó a significar sacerdos (sacerdote). Por consiguiente, cuando la palabra latina presbítero fue adoptada por el inglés, este tuvo el significado de “sacerdote” en vez de “anciano.”ψ Así pues, en la iglesia católica romana, el término “el sacerdote” se refería comúnmente a presbítero local.
La Influencia de la Cultura Grecorromana
La cultura Grecorromana que rodeaba los primeros cristianos reforzaba la jerarquía graduada que infiltraba la iglesia lentamente. Por naturaleza, la cultura Grecorromana era jerárquica. Esta influencia se rezumaba en la iglesia cuando los nuevos convertidos trajeron su equipaje cultural a la comunidad creyente.
La jerarquía humana y el ministerio “oficial” institucionalizaron la Iglesia de Jesucristo. Por el cuarto siglo, estos elementos endurecieron las arterias de lo que una vez era la ekklesia viva y respiradora de Dios; dentro de la cual el ministerio era funcional, dirigida por el Espíritu, orgánica y compartida por todos los creyentes.
Pero, ¿Cómo y Por qué sucedió todo esto?
Podemos remontarlo hasta la muerte de los obreros apostólicos itinerantes (fundadores de iglesias). Al final del primer siglo y al principio del segundo, los presbíteros locales empezaron a surgir como los “sucesores” residentes al liderazgo único empeñados por los obreros apostólicos. Esto dio origen a un líder individual en cada congregación. Sin esta influencia de los obreros locales extras que fueron entrenados por los apóstoles del Nuevo Testamento, la Iglesia empezó a dejarse ser llevado por la corriente hacia un modelo organizacional de su ámbito cultural.
Como ya hemos visto, la función del obispo empezó a cambiar de ser la cabeza de la iglesia local a llegar a ser el representante de todos dentro de un área geográfica. Los obispos gobernaron a las iglesias igual como los gobernadores romanos administraron sus provincias. Eventualmente, el obispo de Roma recibió la máxima autoridad y, finalmente, se evolucionó en el Papa.
- Concerniente a los Misterios, 9:52,54. En las iglesias del Oriente, se ofrecía una oración para que el Espíritu hiciera su magia. En las iglesias del Occidente, se omitía la oración, porque las palabras mismas cumplieron la meta. (Gregory Dix, El Diseño de la Liturgia, London: Dacre Prensa, 1964, p. 240-241, 275; Josef A Jungmann, La Misa del Rito Romano, New York: Benziger, 1951- 55, Volumen 1, p. 52).
- Los Ancianos, pp. 234-235, La palabra “sacerdote” etimológicamente es una contracción de “presbítero.” Por el final del período de Antiguo Inglés, el término inglés “sacerdote” ya había llegado a reponer las palabras “presbítero” y “sacerdos” (El Diccionario Oxford de la Iglesia Cristiana, Tercera Edición, p. 1325).
- David Norrington da una presentación profunda de cómo las estructuras jerárquicas y las especialistas eclesiásticas empezaron a aparecer en la Iglesia (A Predicar o No Predicar), pp. 24-25.
Así pues, entre los años 100 y 300 d.C., el liderazgo de la Iglesia cogió al gobierno romano como modelo. Y, la jerarquía del Antiguo Testamento era la justificación de sus acciones. La regla del obispo único había tragado el sacerdocio de todos los creyentes.
De hecho, Ignacio hizo que el obispo fuera la autoridad local. Cipriano le hizo lo representante de todas las congregaciones por su doctrina de la sucesión apostólica.
Constantino y La Jerarquía Romana
Recuerda que el mundo social en que el cristianismo creció fue gobernado por un solo reinante, el emperador. Poco después de tomar el trono Constantino en los primeros años del cuarto siglo, la Iglesia llegó a tener todas sus plumas, andar descapotada, una sociedad jerárquicamente organizada.
Edwin Hatch escribe, “En gran parte las iglesias cristianas se asociaron juntos por el estilo del Imperio Romano.ψ El desarrollo de la organización de las iglesias cristianas fue gradual y los elementos de los cuales respecto a esa organización ya fueron compuestos en la sociedad humana.”
También podemos remontar la estructura del liderazgo jerárquico tan temprano como el Egipto Antiguo, Babilonia y Persia. Más adelante esta fue llevado a las culturas Griega y Romana donde se la perfeccionó.
El historiador, D. C. Trueman escribe, “Los persianos hicieron dos contribuciones sobresalientes al mundo antiguo: La organización de su Imperio y su religión. Ambos de estas contribuciones han tenido una influencia notable sobre el mundo occidental. El sistema de la administración imperial fue heredado por Alejandro Magno, adoptado por el Imperio Romano, y, eventualmente, regalado a la Europa moderna.”
Will Durant levanta un punto similar, diciendo que el cristianismo “creció por la absorción de la fe y rito pagano; este llegó a ser una iglesia triunfante por heredar los modelos de la organización y el genio de Roma. Mientras Judea le había dado la ética cristiana, los griegos le dieron la teología, así ahora, Roma la dio organización; todo esto, con una docena de creencias, absorbidas y rivales, formando la síntesis cristiana.”
Por el cuarto siglo, la Iglesia siguió en los mismos pasos del Imperio Romano. El emperador organizó la iglesia en diócesis según el modelo de los distritos regionales romanos. (La palabra “diócesis” era un término secular que se refirió a las unidades administrativas más grandes del Imperio Romano.) Más adelante, el Papa Gregorio diseñó el ministerio de toda la iglesia según la ley romana.
Otra vez Durant lamenta, “Cuando el cristianismo conquistó a Roma, la estructura eclesiástica de la iglesia pagana, el título y las vestiduras del pontifex maximus; y la procesión de la ceremonia inmemorial, pasó como la sangre maternal a la nueva religión, y la Roma Cautiva capturó su conquistador.”
Todo esto estuvo peleado grandemente con la manera de Dios respecto a su Iglesia. Cuando Jesús entró en el drama de la historia humana, Él eliminó el religioso icono profesional tanto como la forma jerárquica del liderato.Como una extensión de la naturaleza y misión de Cristo, la Iglesia Primitiva era el primer movimiento de la historia dirigido por “laicos.“ Pero, con la muerte de los apóstoles y los hombres que ellos entrenaron, las cosas empezaron a cambiar.
- Esto no se aplica solamente a la jerarquía gradual que ella (Iglesia) adoptó en su estructura de liderato, sino también de la manera en que la iglesia se dividió en gradaciones de diócesis, provincias y municipalidades controlados por un sistema de liderazgo de arriba para abajo (La Organización de las tempranas Iglesias Cristianas, p. 185). Según Shelley, “Mientras la Iglesia crecía, ella adoptó, naturalmente, la estructura del Imperio” (Bruce Shelley, La Historia de la Iglesia en un Lenguaje Corriente, Waco: Word Books, 1982, p. 152).
- D.C. Trueman, La Procesión del Pasado: Los Orígenes de la Civilización (Toronto: Ryerson, 1965), p. 105.
- Mateo 20:25-28; 23:8-12; Lucas 22:25-27. En ¿Quién es su Cobertura?, Yo exploro el significado de estos pasajes detalladamente.
Desde aquel entonces, la Iglesia de Jesucristo ha buscado su modelo de organización eclesiástica de las sociedades en que ella ha sido colocada. Esto sucedió, a pesar de la advertencia de nuestro Señor de que Él iniciaría una sociedad nueva con un carácter único. En un contraste sorprendente con las provisiones del Antiguo Testamento hecho en el Monte Sinaí, ni Jesús, ni Pablo impusieron un modelo organizacional fijo para el Nuevo Israel.
Constantino y la Glorificación del Clero
De 313-325 d.C., el cristianismo no era una religión luchadora, queriendo sobrevivir el gobierno romano. Ahora, estuvo tomando el sol del imperialismo, con grandes cantidades de dinero y posición de estima. Ya no era una desventaja ser un cristiano bajo del reino de Constantino. Siendo una parte de la religión del emperador era de moda. Y, encontrarse entre el clero era una de las ventajas más favorables.
Constantino exaltaba el clero. En el año 313 d.C., él dio al clero cristiano exoneración de impuestos, algo que los sacerdotes paganos habían disfrutado. También el clero estuvo exento de posiciones públicos obligatorios y otras obligaciones cívicas. El clero estuvo libre de ser juzgado por la corte secular y de servir en el ejército. (Se pudo juzgar a los obispos solamente en una corte de obispos, no por la corte del estado.
En todas estas cosas, el clero recibió una posición social especial. Constantino era el primero de usar las palabras “clérigo” y “clero” para señalar una clase social más alta. También él sintió que el clero cristiano merecía el mismo privilegio de los oficiales gubernamentales. Por lo tanto, los obispos podían servir en la magistratura igual como los jueces seculares.
Los clérigos recibieron los mismos honores que los más altos oficiales del Imperio Romano y, aun el emperador mismo. La verdad bruta es que Constantino dio a los obispos más poder que a los gobernadores romanos. Él también ordenó que el clero recibiera un pago anual fijo ¡(pago por el ministerio)!
El resultado final era muy alarmante: El clero tuvo el prestigio de oficinistas, el privilegio de una clase favorecida y el poder de élite rico (minoría selecta). Llegó a ser una clase aislada con un estado civil y una manera de vida separada. (Esto incluía el celibato.)
Aun ellos se vistieron y se arreglaron de una manera distinta del la gente común. Los obispos y sacerdotes raparon sus cabezas. Esta práctica, conocido como el tonsure, se derivó de la antigua ceremonia romana de la adopción. Todos los que raparon la cabeza fueron conocidos como clérigos. También ellos empezaron a vestirse de la ropa de los oficiales romanos.
- Pablo entrenó una cantidad de hombres para reemplazarle a él. Entre ellos se encuentra Timoteo, Tito, Gaius, Trofimos, Tychichus, etc. Vea el libro de Gene Edwards El Cristianismo Pasado por Alto (Sargento: Seedsowers (Sembradores), 1997) por informes.
- La Organización de las Tempranas Iglesias Cristianas, p. 163. Durante los primeros tres siglos del cristianismo, no se requirió que los sacerdotes sean celibatos. En el Occidente, el Concilio Español de Elvira del año 306 d.C. era el primero que requirió que el clero fuera celibato. Esto fue reafirmado por el Papa Siricius en el año 386 d.C. Cualquier sacerdote que se casó o que continuaba vivir con su esposa fue obligado a colgar los hábitos. En el Oriente, los sacerdotes y diáconos podían casarse antes de la ordenación, pero no después. Se requirió que los obispos fueron celibatos. Gregorio Magno promovió fuertemente el celibato del clero, al cual muchos clérigos no estuvieron siguiendo. El celibato clerical simplemente ensanchó la brecha entre el clero y la gente común (laicos) (El diccionario Oxford de la Iglesia Cristiana, Tercera Edición, p. 310; La Historia de la Iglesia Cristiana, Volumen I, pp. 441-446; La Historia del Cristianismo: Volumen I (González), p. 246; La Edad de la Fe, p. 45).
Esto no le debe coger por sorpresa que tantas personas en el día de Constantino experimentaron un repentino “llamamiento al ministerio.” Para ellos, ser un oficial de la iglesia ahora era más como una carrera que un llamamiento.
Una Dicotomía Falsa
Bajo de Constantino, el cristianismo fue reconocido y honrado por el Estado. Esto borró la línea entre la iglesia y el mundo. La fe cristiana ya no era una religión de la minoría. Mejor dicho, fue protegida por el Imperador. Como consecuencia, la membresía creció rápidamente. Se formó camiones de nuevos convertidos, los cuales apenas fueron convertidos. Ellos presentaron una gran variedad de ideas paganas a la iglesia. En las palabras de Will Durant, “Mientras el cristianismo convirtió al mundo, y el mundo convirtió al cristianismo, y desplegó el paganismo natural de la humanidad.”
Como ya hemos visto, las prácticas de las religiones misteriosas empezaron a ser utilizadas en la adoración de la iglesia. Y, la noción pagana de la dicotomía entre el sagrado y el profano fue incorporada en la fijación mental del cristiano. Se puede decir correctamente que la distinción de la clase del clero / laico resultó directamente de esta dicotomía. La vida cristiana ahora se dividió en dos partes: El secular y el espiritual, el sagrado y el profano.
Pero, por el cuarto siglo, esta idea falsa fue adoptada universalmente por los cristianos. Y, esto produjo la idea profundamente errónea de que hay profesiones sagradas (un llamamiento al ministerio) y profesiones ordinarias (un llamamiento vocacional mundano.) El historiador Philip Shaff describe correctamente estos factores como el creador de “la secularización de la iglesia” donde el “corriente puro del cristianismo” se había contaminado. Note que esta dicotomía errónea todavía vive en la mente de la mayoría de los creyentes hoy. Pero el concepto es pagano, y no es cristiano. Esto rompe la realidad Neo-Testamentaria que dice que la vida diaria es santificada por Dios.
Clemente de Roma (murió en el año 100 d. C.) era el primer autor cristiano que hizo una distinción en el estado entre los líderes cristianos y los demás. El era el primero que usaba la palabra “laico” para contrastar la gente común con los ministros. Clemente mantuvo que el orden del Antiguo Testamento respecto a los sacerdotes debe ser cumplido en la iglesia cristiana.
Tertuliano era el primer escritor que utilizó la palabra “clero” para referirse a una clase de cristianos separados. Ambos, Tertuliano y Clemente de Alejandría (150-215) popularizaron la palabra “clero” en sus obras.
Por el tercer siglo, la brecha del clero / laico se hizo más ancho, hasta tal punto que ya no hubo remedio. Los clérigos eran los líderes entrenados de la iglesia, los guardianes de la ortodoxia, los reinantes y maestros de la gente. Ellos poseían dones y gracias que no eran disponibles a los mortales menores.
- El laicado era la segunda clase de gente, cristianos ignorantes. El gran teólogo Karl Barth dijo, El término ‘laico’ es uno de los peores en el vocabulario religioso y debe ser eliminado de la conversación cristiana.”
Los términos “clero” y “laico” no aparecen en el Nuevo Testamento.Tampoco contiene el concepto de que hay los que hacen el ministerio (clero) y los que son el objeto del ministerio (laicos). Entonces, lo que tenemos en Tertuliano y los dos Clementes es una plena digresión de la fijación mental del los primeros cristianos donde todos los creyentes compartieron el mismo estado (nivel humano).
El término “laico” se deriva del griego, el cual quiere decir laos que quiere decir “el pueblo de Dios (vea a 1Pedro 2: 9-10). El término “clero” se deriva de la palabra griega kleros que quiere decir un lote, una acción o una herencia. El Nuevo Testamento nunca usa la palabra klero en cuanto a los lideres. Más bien, esta se refiere al pueblo de Dios en su totalidad; porque es el pueblo de Dios que es la herencia de Dios (vea Colosenses 1:12; Efesios 1:11; Gálatas 3:29; 1 Pedro 5:3). A este respecto, es irónico que Pedro en 1 Pedro 5:3 ¡exhorta a los ancianos de la congregación a no tratar despóticamente a los kleros (clero)! Otra vez, kleros y laos refieren a todo el rebaño de Dios.
La distinción entre el clero y el laico, el que ocupaba el púlpito y el que se sentaba en el banco, pertenece al otro lado de la cruz. Con el pacto nuevo en Cristo, el clero y el laico son eliminados. Hay solamente el pueblo de Dios.
Junto con estos cambios en cuanto a las fijaciones de la mente llegó un nuevo vocabulario. Los cristianos empezaron a adoptar el vocabulario de las sectas paganas. El título pontifex (pontiff, un título pagano) llegó a ser un término común entre el clero cristiano durante el cuarto siglo. Así sucedió también con los términos “Maestro de Ceremonias,” y “Gran Maestro de Logía.” Todo esto reforzó el misterio del clero como los guardianes de los misterios de Dios.
Por el quinto siglo, la idea del sacerdocio de cada creyente había desaparecido completamente de horizonte cristiano. El acceso a Dios ahora fue controlado por la casta clérigo. Se empezó a exigir cumplimiento del celibato clerical. La gente común participaba poco frecuente de la comunión. El edificio ahora estuvo velado de incienso y humo. Las oraciones clericales fueron hechas en secreto. Y, la pequeño, pero profundamente significativo, cedazo que separaba el clero del laico fue establecido.
En unas pocas palabras, por el fin del cuarto siglo y entrando al quinto, el clero había llegado a ser una casta sacerdotal, un grupo espiritual élite de “hombres santos.” Esto nos lleva al tema espinosa de la ordenación.
La Falacia de la Ordenación
Durante el cuarto siglo, la teología y el ministerio fueron las esferas de los sacerdotes. El trabajo y la guerra eran los campos de los laicos (gente común). ¿Qué era el rito de acceso al ámbito sagrado del sacerdote? La Ordenación.
Antes de examinar las raíces históricas de la ordenación, veamos cómo se reconocía al liderazgo de la iglesia primitiva. Los obreros apostólicos del primer siglo volvieron a visitar a una iglesia después de un período de tiempo. En algunas de las congregaciones, los trabajadores reconocían públicamente a los ancianos. En todos los casos, los ancianos ya estuvieron en su lugar antes de ser reconocidos públicamente.
Los ancianos naturalmente surgieron en una congregación a través del proceso del tiempo. Ellos no fueron nombrados a una posición externa. Mejor dicho, ellos fueron reconocidos debido a su antigüedad y contribución a la iglesia. Según el Nuevo Testamento, el reconocimiento de ciertos miembros dotados es algo instintivo y orgánico. Hay un principio interno dentro de cada creyente de reconocer los varios ministerios en la congregación.
Sorprendentemente, hay sólo tres pasajes en el Nuevo Testamento que no dicen que los ancianos fueron reconocidos públicamente. Los ancianos fueron reconocidos en las congregaciones de Galacia. Pablo le dijo a Timoteo que reconociera a los ancianos en Éfeso. Él también le dijo a Tito que los reconociera en las iglesias de Creta.
La palabra “ordenar” de estos pasajes no quieren decir “ocupar una posición.” Más bien, este lleva la idea de afirmar, reconocer, apoyar y un despliego de lo que ya ha estado sucediendo. También, “ordenar” connota la idea de “bendición.” El reconocimiento público de los ancianos y otros ministerios generalmente fue acompañado por la imposición de manos por los obreros apostólicos. (En el caso de obreros enviados a otros lugares, esto fue hecho por la congregación o los ancianos.
- Según el comentarista bíblica, Alfredo Plummer, las palabras griegas traducidas “ordenar” en el Nuevo Testamento no tienen significadas eclesiásticas. Ninguna implica el rito de la ordenación ni una ceremonia especial (“Las Epístolas Pastorales,” en La Biblia del Expositor, ed. W. Robertson Nicoll, Nueva York: Armstrong, 1903, Vol. 23, pp. 219-221). Vea también ¿Quién es tu Cobertura? Capítulos 1-3.
En el primer siglo, la imposición de manos meramente quiso decir un apoyo o afirmación de una función, no indicaba un nombramiento a una posición o la elevación a una categoría especial. Lamentablemente, mas adelante, al final del segundo siglo y el principio del tercero, esto llegó a significar una posición especial.
Durante el tercer siglo, “ordenación” tomó un significado completamente diferente. Era un rito cristiano formalizado. Por el cuarto siglo, la ceremonia de la ordenación fue embellecida por las vestimentas simbólicas y el rito solemne. La ordenación producía una casta eclesiástica que quitó el sacerdocio de los creyentes.
De dónde supone usted que los cristianos sacaron el modelo de la ordenación? Ellos diseñaron su ceremonia de ordenación a la costumbre romana de nombrar individuos a posiciones civiles. El proceso entero, hasta las mismas palabras, salieron directamente del mundo cívico romano.
Por el cuarto siglo, los términos usados con el nombramiento a una posición romana y con la ordenación cristiana llegaron a ser sinónimos. Cuando Constantino declaró el cristianismo la religión preferida, la estructura del liderato ya estuvo fortalecido por la sanción política.
Las formas del sacerdocio del Antiguo Testamento fueron combinadas con la jerarquía griega. Tristemente, la iglesia se encontró segura en esta nueva forma, igual como hoy día.
Agustino (293-373 d.C.) bajó el estándar aun más por enseñar que la ordenación confiere una “estampa definitiva e invencible” sobre el sacerdote que le apodera a cumplir sus funciones sacerdotales. Para Agustino, la ordenación era una posesión permanente irrevocable.
Entonces, se llegó a entender la ordenación cristiana como algo que constituye la diferencia esencial entre el clero y el laico. Con eso, el clero fue apoderado a administrar los sacramentos. Se creía que el sacerdote, que dirigía el culto divino, debiera ser el cristiano más perfecto y santo entre todos.
Gregorio de Nacianceno (329-389 d.C.) y Crisóstomo (347-407 d.C.) levantaron la norma (estándar) tan alta en cuanto a los sacerdotes que, al faltar de cumplir la santidad de su servicio, se perjudicaría su posición o aun estar en estado crítico. Según Crisóstomo, el sacerdote es como un ángel. ¡Él no consiste en la misma flaqueza de resto de los hombres!
¿Cómo iba el sacerdote vivir en tal estado de santidad pura? ¿Cómo iba el ser digno de servir en “el coro de los ángeles?” La respuesta era la ordenación. Por la ordenación, la corriente de las gracias divinas fluía al sacerdote, equipándole para ser un instrumento digno en las manos de Dios. Esta idea, también conocida como “don sacerdotal,” apareció primeramente con Gregorio de Nisa (330-395).
Gregorio mantuvo que la ordenación configura el sacerdote, “invisible pero, en realidad, un hombre diferente y mejor,” levantándole altamente sobre el laicado. “El mismo poder de la Palabra,” dice Gregorio, “hace que el sacerdote sea venerable y honorable, separado; mientras apenas ayer, él era uno de las masas, uno del pueblo, él está repentinamente convertido en un guía, un presidente, un maestro de justicia, un instructor de misterios ocultos…”
- La Organización de las Tempranas Iglesias Cristianas, pp. 129-133. Esta misma tendencia fue adoptada por el Judaísmo en el primer siglo. Las escribas judías, quienes eran proficientes en la interpretación de la Tora y las tradiciones orales, ordenaron a hombres a las posiciones del Tribunal Sanedrín. Estos hombres se veían como mediadores de la voluntad de Dios para todo Israel. Los “ordenados” del Sanedrín llegaron a ser tan poderosos que, temprano en el segundo siglo, ¡los romanos mataron a cualquier que realizó la ordenación judía!
Escucha las palabras de un documento del cuarto siglo: “El obispo, él es el ministro de la Palabra, el guarda del conocimiento, el mediador entre Dios y usted en varias partes de su adoración divina; él es su soberano y gobernante; él está en segundo lugar después de Dios, su dios terrenal, que tiene el derecho de ser honrado por usted.”
A través de la ordenación, el sacerdote ( o obispo) fue otorgado poderes divinos especiales para ofrecer el sacrificio de la misa. ¡La ordenación también le hizo una clase de hombre completamente separado y santo! Los sacerdotes llegaron a ser identificados como los “vicarios de Dios en la tierra.” Ellos llegaron a ser parte de un orden de hombres especiales. Era un orden apartado de los “laicos” de la iglesia.
Para mostrar esta diferencia, el estilo de vida del sacerdote y su vestir eran distintos a los del laico. Lamentablemente, este concepto de la ordenación nunca ha sido abolido en la fe cristiana. Está vivo y muy bien en el cristianismo moderno. De hecho, si usted está preguntándose por qué y cómo el pastor moderno llegó a ser tan elevado como “el hombre santo de Dios,” estas son sus raíces.
Eduardo Schweizer, en su obra clásica El Orden de la Iglesia del Nuevo Testamento, mantiene que Pablo no supo nada respecto a una ordenación que confiere poderes ministeriales o clericales a un cristiano. Los pastores (ancianos, supervisores) del primer siglo no recibieron nada que se parece a la ordenación moderna. Ellos no estuvieron levantados sobre el resto del rebaño. Ellos fueron los que sirvieron entre ellos.
Los ancianos del primer siglo meramente estuvieron reconocidos públicamente por obreros de afuera como los que se preocuparon por la congregación. Tal reconocimiento era simplemente la darse cuenta de una función. Este no confirió ningún poder especial. Tampoco era una posesión permanente como creía Agustino.
La práctica moderna de la ordenación crea una casta especial de cristiano. No importa si es el sacerdote del catolicismo o el pastor protestante, el resultado es igual: el ministerio más importante está encerrado con unos pocos creyentes “especiales”.
Tal idea es tan dañina como anti-bíblico. En ningún lugar del Nuevo Testamento, se limita la predicación, el bautizo o la distribución de la cena del Señor a los “ordenados”. El erudito eminente James D. G. Dunn lo dijo mejor cuando decía que la tradición del clero / laicado ¡ha hecho más para socavar la autoridad del Nuevo Testamento que la mayoría de las herejías!
Siendo que la uno podría desempeñar una posición en la iglesia a través del rito de la ordenación, el poder de ordenar llegó a ser el punto clave en cuanto a poseer autoridad religiosa. El contexto bíblico se perdió. Y, se utilizaba métodos de comprobar textos para justificar la jerarquía del clero / laicado. El creyente común, generalmente inculto y ignorante, estuvo a merced del clero profesional.
La Reformación
- Ministerio de Perspectivas Históricas, p. 75. Se creía que la ordenación confiere un carácter indelibilis sobre el recipiente. Eso quiere decir que algo sagrado le había entrado (Ordenación: Una Vista Bíblica y Histórica, p. 42; La Historia de la Iglesia Cristiana: Volumen 3, p. 489).
- Ordenación: Una Vista Bíblica y Histórica, p. 51; La Organización de las Tempranas Iglesias Cristianas, pp. 126-131. La ordenación llegó a ser un instrumento de consolidar el poder clérigo. A través de esta, el clero pudo dominar al pueblo de Dios tanto como las autoridades seculares. El resultado neto es que la ordenación moderna levanta barreras artificiales entre cristianos y dificulta la ministración mutua.
Los reformadores del decimosexto siglo pusieron fuertemente en tela de juicio el sacerdocio católico. Ellos atacaron la idea de que el sacerdote poseía poderes especiales para convertir el vino en sangre. Ellos rechazaron la sucesión apostólica. Ellos animaron al clero a casarse. Ellos revisaron la liturgia para que la congregación tuviera más participación. También ellos eliminaron la posición del obispo y redujeron el sacerdote a un presbítero.
Desgraciadamente, los reformadores llevaron la distinción del clero / laico católico directamente al movimiento protestante. También ellos guardaron la idea católica de la ordenación. Aunque ellos eliminaron la posición del obispo, ellos resucitaron el reino del obispo único, vistiéndolo de una vestimenta nueva.
El punto de reunión de la reformación era la restauración del sacerdocio de todos los creyentes. Sin embargo, esta restauración era en parte no más. Lutero (1483-1546), Calvinio (1509-1564) y Zwingli (1484-1531) afirmaron el sacerdocio de los creyentes con respecto a la relación individual de uno con Dios. Ellos enseñaron, correctamente, que cada cristiano tiene acceso directo a Dios sin la necesidad de un mediador humano. Este fue una restauración maravillosa. Pero, era unilateral o desigual.
Lo que los reformadores faltaron de hacer era recuperar la dimensión corporativa del sacerdocio creyente. Ellos restauraron la doctrina del sacerdocio soteriológicamente, respecto a la salvación. Pero, ellos faltaron a restaurarla eclesiásticamente, respecto a la iglesia.
En otras palabras, los reformadores solamente recuperaron el sacerdocio del creyente (singular). Ellos nos recordaron que todo cristiano tiene acceso a Dios, individual e inmediatamente. A pesar de ser bonito eso, ellos no recuperaron el sacerdocio de todos los creyentes (colectivamente, plural). Esto es la preciosa verdad de que cada cristiano es una parte de un grupo que comparte la Palabra de Dios, el uno al otro. (Fueron los anabaptistas que recuperaron esta práctica. Lamentablemente, esta recuperación era una de las razones por la cual las espadas protestantes y católicas fueron rojas de sangre de los anabaptistas.)
Mientras los reformadores se opusieron al Papa y su jerarquía religiosa, ellos todavía sufrieron de la estrechez de miras respecto al ministerio que ellos heredaron. Ellos creyeron que “el ministerio” era una institución encerrada entre unos pocos que fueron “llamados” y “ordenados.” Así pues, los reformadores todavía afirmaron la división del clero / laico. Solamente, en cuanto a su retórica, los reformadores enseñaron que todos los creyentes fueron sacerdotes y ministros. En cuanto a la práctica, ellos lo negaron. Pues, cuando todo el humo de la reformación disipó, nos quedamos con la misma cosa que los católicos nos dieron, ¡un sacerdocio selectivo!
Lutero mantuvo la idea de que los que predican requerían un entrenamiento especial. Como los católicos, los reformadores creían que solamente el “ministro ordenado” podría predicar, bautizar y administrar la cena del Señor. Como resultado, la ordenación le dio la ministro una aureola del favor divino indiscutible.
Trágicamente, Lutero y los otros reformadores denunciaron violentamente a los anabaptistas por la práctica sacerdotal de cada creyente en la iglesia.Los anabaptistas creyeron que cada cristiano tiene el derecho de pararse y hablar en una reunión. No era la esfera del clero. Lutero estuvo tan opuesto a esta práctica que él dijo que esta práctica se originó en el infierno, y ¡qué los que la practicaban deben ser matados! (¡Fíjese en su herencia protestante amado cristiano!)
- Los anabaptistas creyeron y practicaban la orden en 1 Corintios 14:26, 30-31 de que cada creyente tiene el derecho a funcionar en cualquier momento en una reunión de la congregación. Durante el tiempo de Lutero, esta práctica fue conocida como Sitzrecht, “el derecho del que está sentado” (El Secreto de la Fuerza, pp. 58-59).
- Dentro de 20 años, más de 116 leyes fueron promulgadas en los territorios Alemanes a través de Europa, declarando esta “herejía anabaptista” una ofensa capital (El Secreto de la Fuerza, p. 59, 198). Además, Lutero sintió que, si toda la iglesia administró públicamente la Cena del Señor, eso sería una “confusión deplorable.” Para Lutero, una persona necesita empeñar esta tarea, el Pastor (Pablo Althaus, La Teología de Martín Lutero, Filadelfia: Prensa Fortress, 1966, p. 323.)
En breve, los reformadores retuvieron la idea de que la ordenación era la clave para tener poder en la iglesia. Fue la responsabilidad del ministro ordenado a comunicar la revelación de Dios con el pueblo. Y, él fue remunerado por esta función.
Como el sacerdote católico, la iglesia veía al ministro reformado como “el hombre de Dios,” el mediador remunerado entre Dios y su pueblo. El no era un mediador para perdonar los pecados, sino un mediador para comunicar la voluntad divina. Así pues, en el protestantismo, el antiguo problema se convirtió de forma. La jerga cambió, pero el veneno se quedó.
De Sacerdote a Pastor
A Juan Calvino no le gustó la palabra “sacerdote” respecto a los ministros. El prefirió el término “Pastor.” Según la mente de Calvino, “Pastor” era la palabra más elevada que se podría suplir en cuanto al ministerio. A él le gustó porque la Biblia refirió a Jesucristo, “el gran Pastor de las ovejas” (Hebreos 13:20). Irónicamente, Calvino creyó que él estuvo restaurando el obispo del Nuevo Testamento (episkopos) en la persona del Pastor.
Lutero también no le gustó la palabra “sacerdote” para definir los nuevos ministros protestantes. El escribió, No podemos ni debemos dar el nombre sacerdote a los que están encargados de la Palabra y el Sacramento entre la gente. La razón por la cual ellos han sido llamados sacerdotes es por la costumbre del pueblo pagano o como un vestigio de la nación judía. El resultado causa daño a la iglesia.” Entonces él también adoptó los términos “predicador,” “ministro,” y “Pastor” para referir a esta nueva posición.
Zwingli y Martín Bucero (1491-1551) también prefirieron la palabra “Pastor.” Ellos escribieron varios tratados sobre esto. Como resultado, el término empezó a penetrar a las iglesias de la Reformación. Sin embargo, debido a su obsesión de la prédica, el término favorito de los reformadores en cuanto al ministro era “predicador.” Y, esto fue el término empleado por la gente común.
No era hasta el decimoctavo siglo que el término “Pastor” llegó a ser de uso corriente, eclipsando “predicador” y “ministro.” Esta influencia vino de los Luteranos Piadosos. Desde aquel entonces, el término ha llegado a ser muy difundido en el cristianismo principal.
Aun así, los reformadores elevaron al Pastor a ser la cabeza funcional de la iglesia. Según Calvino, “La Posición Pastoral es necesario para conservar la iglesia en la tierra de una manera mayor que la necesidad del sol, de los alimentos y las bebidas para nutrir y sostener esta vida presente.
Los reformadores creyeron que el Pastor poseía el poder y autoridad divina. El no habló de su propia cuenta, sino en el nombre de Dios. Calvino reforzó la primacía del Pastor aun más por considerar los hechos de desprecio o burla en cuanto al ministro como ofensas públicas serias.
- Igual como se veía al clero católico romano como el portero de la salvación, se veía al clero protestante como el administrador de la revelación divina. Según la “Confesión Augsburgo del año 1530, la posición más alta de la iglesia era la del predicador. En el Judaísmo Antiguo, el rabino interpretaba la Tora por el pueblo. En la iglesia protestante, se considera el ministro como el guardián de los misterios de Dios (Ordenación: Una Vista Bíblica y Histórica, p. 168).
- El Ministerio desde unas Perspectivas Históricas. La palabra “Sacerdote” pertenece a la tradición católica / anglicana, la palabra “Ministro” pertenece a la tradición reformada, y la palabra “Pastor” pertenece a la tradición Luterana y evangélica (p. viii). Los reformadores hablaron de su ministro como “Pastor,” pero, por lo general ellos le llamaron “predicador.” La palabra “Pastor” se desarrolló más tarde para llegar a ser el término predominante del cristianismo respecto a esta posición. Esto se debe a los principales de estos grupos que buscaron a distanciarse del vocabulario de las iglesias litúrgicas. El término “ministro” fue introducido gradualmente al mundo inglés por los no conformistas y disidentes. Ellos deseaban a distinguir el “ministerio” protestante” del clero anglicano (Las Perspectivas Históricas del Ministerio, p. 116).
Esto no debe sorprenderle a uno cuando se de cuenta de lo que Calvino tomó como modelo en cuanto a su ministerio. El no tomó el modelo de la iglesia apostólica. Más bien, ¡él tomó como modelo el obispo único del segundo siglo! Esto también se aplica a los demás reformadores.
La ironía aquí es que Juan Calvino lamentaba el hecho de que la iglesia católica romana edificó sus prácticas sobre “invenciones humanas” en vez de la Biblia. ¡Pero Calvino hizo lo mismo! A este respecto, los protestantes son tan culpables que los católicos. Ambas denominaciones se basan en las prácticas de tradiciones humanas.
Calvino enseñó que la predicación de la Palabra de Dios y la administración correcta de los sacramentos son las indicaciones de una iglesia verdadera. En su mente, la prédica, el bautismo y la Eucaristía tenían que ser cumplidos por el Pastor y no por la congregación. Para todos los reformadores, la función primaria de un ministro es la predicación.
Como Calvino, Lutero también hizo que el Pastor fuera una posición separada y exaltada. Mientras él mantuvo que las llaves del reino pertenecían a todos los creyentes, Lutero confinó su uso a los que ocuparon un puesto en la iglesia. “Todos somos sacerdotes,” dijo Lutero, “en que somos cristianos, pero los que llamamos sacerdotes son ministros escogidos de entre de nosotros para actuar en nuestro lugar, y su ministerio es nuestro ministerio.”
Lamentablemente, Lutero creyó que todos constan del sacerdocio, pero no todos pueden ejercer el sacerdocio. Plenamente, esto se llama el sacerdotalismo. Lutero salió del campamento católico por el hecho de que él rechazó un sacerdocio sacrificatorio. Pero, en su lugar, él creyó que el ministerio de la Palabra de Dios pertenecía a un orden especial.
Las siguientes declaraciones hechas por Lutero en su exaltación del Pastor: “Dios habla a través del predicador. Un predicador cristiano es un ministro de Dios quien es apartado, sí, aun un ángel de Dios, un obispo enviado por dios, un salvador de muchas personas, un rey y príncipe en el reino de Cristo. No hay nada más preciosa o más noble en la tierra y en esta vida que un predicador verdadero y fiel.
Dijo Lutero, “No debemos permitir a nuestro pastor hablar las palabras de Cristo por sí mismo como si él estuviera hablándolas a sí mismo; más bien, él es la boca de todos nosotros y hablamos las palabras con él en nuestros corazones. Es una cosa maravillosa que la boca de cada pastor es la boca de Cristo, por lo tanto, uno debe escuchar al pastor, no como hombre, sino como Dios.” Uno puede escuchar el eco de Ignacio resonando a través de las palabras de Lutero.
Estas ideas corrompieron a la vista de Lutero en cuanto a la iglesia. El pensaba que no era más que una estación de prédica.”La congregación cristiana,” dijo Lutero, “nunca debe reunirse a menos que la Palabra de Dios será predicada y oración ofrecida, no importa cuan corto será el tiempo de tal reunión. Lutero creyó que la iglesia es simplemente una reunión de personas que escuchan una predicación. Por esta razón, él describió el edificio de la iglesia como un Mundhaus, la cual quiere decir “¡una boca o casa de habla!” También, él hizo esta declaración: Las orejas son los únicos órganos de un cristiano.”
¡Querido Cristiano Protestante, mira a sus raíces!
- Jaime H. Nichols escribe, “Los reformadores también, generalmente, aceptaron el sistema del segundo siglo de un ministerio institucionalizado de pastores o obispos para guiar al laicado en la adoración. Ellos no intentaron a volver al tiempo de los apóstoles.” (La Adoración Corporativa de la Tradición Reformada, p. 21).
- El Ministerio desde las Perspectivas Históricas, p. 131. (La Historia Cristiana, Volumen XII, No. 3, Edición 39, p. 27.
La Cura de Almas
Ambos, Calvino y Lutero, compartieron el pensamiento de que los dos funciones claves del Pastor eran la proclamación de la Palabra (prédica) y la celebración de la Eucaristía (comunión). Pero Calvino agregó un tercer elemento. El enfatizó que el Pastor tuvo una obligación de proveer cuido y sanidad a la congregación. Esto se conoce como “la cura de almas.”
La “cura de almas” se asomó en el cuarto y quinto siglos.ψ La encontramos en la enseñanza de Gregorio de Nacianceno. Gregorio llamó al obispo un “Pastor”, un médico de las almas que diagnostica las enfermedades del paciente y receta medicina o el cuchillo.
Los temprano seguidores de Lutero también practicaron el cuido de almas. Pero en Génova, la ciudad de Calvino, esa práctica logró ser un arte. Se requirió que cada pastor y un anciano visitaran a los hogares de los feligreses. También, hubo visitas regulares a los enfermos y a los reos en la cárcel.
Para Calvino y Bucero, el Pastor no era solamente un predicador y un dispensador de los sacramentos. El era la “cura de almas” o el “coadjutor.” A él le tocó llevar sanidad, curación y compasión al pueblo dolido de Dios.
Esta idea está viva en el mundo protestante de hoy. Se la ve fácilmente en los conceptos modernos del “cuido pastoral,” “consejería pastoral,” y “sico-parloteo cristiano.” En la iglesia moderna, la responsabilidad de tal cuido cae sobre los hombros de un hombre, el Pastor. (En el primer siglo, eso cayó sobre los hombros de la congregación entera y un grupo de hombres maduros llamados “ancianos.”)
La Primacía del Pastor
De manera breve, la reformación protestante sirvió un golpe al sacerdotalismo católico romano. Pero, no fue un golpe mortal. Los reformadores todavía retuvieron la regla del obispo único. Este simplemente pasó por un cambio semántico. Ahora, él pastor jugó el papel del obispo. El llegó a ser conocido como la cabeza de la iglesia local, el anciano principal.ψ Como escribió un escritor, En el Protestantismo, los predicadores tienden a ser portavoces y representantes de la iglesia, y la iglesia, muchas veces, es la iglesia del Pastor. Esto es el gran peligro y la amenaza para la religión cristiana, no inconexo al clericalismo.
Las reformas hechas por los reformadores no fueron suficientes radicales para cambiar las cosas que habían comenzado con Ignacio y Cipriano. La Reformación aceptó la estructura jerárquica católica irreflexivamente. También, esta mantuvo la distinción anti-bíblica entre el ordenado y el no ordenado.
En su retórica, los reformadores criticaron la división del clero /laicado. Pero, en su práctica, ellos la retuvieron completamente. Como dijo Kevin Giles, “Las diferencias entre el clero católico y el protestante fueron borradas en la práctica y en la teología. En ambas iglesias, el clero estuvo muy distanciado; en ambas, su estado especial se basaba en las iniciativas divinas (mediadas de diferentes maneras); y en ambas, ciertas responsabilidades fueron reservadas para ellos.”
- Gregorio de Nacianceno, Crisóstomo, Agustino y Gregorio el Magno escribieron bastante sobre el tema de la “cura de las almas” (Una Historia de la Cura de las Almas, p. 100). En el año 591, Gregorio escribió un tratado para Pastores titulado El Libro de la Regla Pastoral. Todavía se está empleado esta obra en los seminarios hoy. Y, el uso de libro se debe mucho a Gregorio de Nacianceno (p. 109). Gregorio el Magno era más Pastor de la Iglesia Occidental que cualquier otro Papa.
- Muchas iglesias reformadas distinguen entre “ancianos que enseñan” y “ancianos que administran.” Los ancianos que enseñan ocupan la posición tradicional de obispo o ministro, mientras los que administran las funciones y la disciplina. Esta forma de gobierno eclesiástico fue llevada a Nueva Inglaterra desde Europa (David Hall, El Pastor Fiel, Chapel Hill: Prensa de la Universidad de Carolina del Norte, 1972, p. 95)….
La tradición de muchos años, post-bíblica del reino del obispo único (ahora personificado en el Pastor) prevalece en la iglesia Protestante hoy. Por el hecho de que la falla del clero / laicado está grabada en piedra, existen tremendas presiones sicológicas que producen un sentimiento en la congregación que el ministerio es la responsabilidad del Pastor. “Es su trabajo. El es el experto,” es el pensamiento.
La palabra del Nuevo Testamento que significa ministro es diakonos. Esta quiere decir “siervo.” Pero, esta palabra ha sido prostituida porque los hombres han profesionalizado el ministerio. Hemos tomado la palabra “ministro” y la hemos equiparado con el Pastor sin ninguna justificación bíblica. De la misma manera, hemos equiparado la prédica y el ministerio con el sermón del púlpito. Otra vez, sin justificación bíblica.
Siguiendo la tendencia de Calvino y Lutero, los escritores puritanos Juan Owen (1616-1683) y Tomás Goodwin (1600-1680) elevaron el pastor a una posición fija en la casa del Señor. Owen y Goodwin dirigieron a los puritanos a enfocar toda autoridad en el rol o función del pastor. En sus mentes, el Pastor fue dado “el poder de las llaves.” Solamente él es ordenado para predicar, administrar a los sacramentos, leer las escrituras públicamente, y ser entrenado en los idiomas originales de la Biblia, tanto como la logia y la filosofía.
Los reformadores y puritanos tenían la idea de que los ministros de Dios necesitan ser profesionales competentes. Por lo tanto, los Pastores tenían que tener un entrenamiento académico extensivo para cumplir su función.
Todas estas características explican cómo y por qué se trata el Pastor como un élite, un cristiano especial, alguien que merece ser reverenciado (por lo tanto el título Reverendo). El Pastor y su púlpito son la parte central de la adoración protestante.
Como el Pastor Destruye la Vida del Cuerpo
Ahora, siendo que nosotros hemos desenterrado las raíces del Pastor moderno, pongamos nuestra atención en los efectos prácticos que el Pastor tiene sobre el pueblo de Dios.
La distinción anti-bíblica del clero / laicado ha hecho daño inaudito al cuerpo de Cristo. Ha hecho una ruptura en la comunidad de creyentes por clasificarlos en cristianos de primera y de segunda clases. La dicotomía del clero / laico perpetúa una falsedad horrible. A saber, que algunos cristianos son más privilegiados que otros en cuanto a servir al Señor.
Nuestra ignorancia de la historia de la iglesia nos ha permitido a ser defraudados. El ministerio del hombre único es completamente ajeno al Nuevo Testamento, sin embargo lo aceptamos mientras eso sofoca a nuestro funcionamiento. Somos piedras vivientes, no muertas. Sin embargo, la posición del pastor nos ha transformado en piedras que no respiran.
Déjeme hablar muy personalmente. ¡La posición del pastor ha robado su derecho de funcionar como miembro del cuerpo de Cristo! Esta ha cerrado su boca y le ha esposado al banco. Ha distorsionado la realidad del cuerpo, haciendo del Pastor una gran boca de usted una oreja enana.ψ ¡Le ha dejado un espectador mudo que es capaz de hacer apuntes del sermón y pasar el plato de la ofrenda!
Pero eso no es todo. La posición moderna del Pastor ha botado la enseñanza principal de la carta a los Hebreos, la finalidad del sacerdocio. Ha hecho ineficaz la enseñanza de 1 Corintios 12-14, que cada miembro tiene el derecho y el privilegio de ministrar en una reunión eclesiástica. Ha anulado el mensaje de 1 Pedro 2 de que cada hermano y hermana es un sacerdote funcional.
- Para poner esta tragedia en la forma de una pregunta bíblica, “Y, si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?” (1 Corintios 12:19).
Al ser un sacerdote funcional no quiere decir que usted puede hacer unas formas escatimadas del ministerio como cantar canciones en su banco, levantarse las manos durante la adoración, dar vuelta a las transparencias, o enseñar a una clase de la escuela dominical. Esto no es la ideo Neo-Testamentaria en cuanto al ministerio. Estas son nada más que unas ayudas para el ministerio del Pastor. Como dijo un estudiante, “Mucha de la adoración protestante, hasta la fecha, también ha sido infectada por una tendencia abrumadora a considerar la adoración como una obra del Pastor ( y, tal vez el coro), y con la mayoría de la congregación haciendo muy poco excepto cantar unos himnos y escuchar de una manera atenta y piadosa.”
Tratamos del Pastor como si él fuera un experto profesional. Esperamos que los doctores y abogados nos sirvan, no para entrenarnos a servir a otros. Y, ¿Por qué? Porque ellos son los expertos. Ellos son profesionales entrenados. Desgraciadamente, vemos al Pastor de la misma manera. Todo esto hace daño al hecho de que cada creyente es un sacerdote. No solamente ante Dios, sino unos y otros.
Pero, hay algo más. El pastorado moderno compete con la dirección funcional de Cristo en su Iglesia. La posición del pastor mantiene un lugar único de posición central y dirección entre el pueblo de Dios. Es un lugar solamente reservado para una persona, el Señor Jesús. Jesucristo es la única cabeza y la palabra final de la Iglesia.Por su posición, el Pastor desplaza y suplanta la dirección de Cristo por instalarse a sí mismo como la cabeza humana de la congregación.
Por esta razón, no hay nada que impide tanto el cumplimiento del propósito eterno de Dios, como la función del pastor moderno. ¿Por qué? Porque ese propósito se centra en hacer la dirección de Cristo manifiesta visiblemente en la iglesia a través del funcionamiento del cuerpo de cada miembro, libre y abiertamente. Tan largo que la posición del pastor está presente, usted nunca va a ver tal cosa.
Como el Pastor se Destruye
El Pastor moderno no solamente hace daño al pueblo de Dios, él se daña a sí mismo. La posición del pastor posee una manera de estropear a todos que llegan dentro de sus límites. Las frecuencias de la depresión, la vaciedad, el estrés, y la descomposición emocional son terriblemente altas entre los pastores. Al tiempo de esta imprenta, hay más de 500.000 pastores sirviendo a iglesias en Los Estados Unidos. De este gran número, considere la estadística siguiente que revelan el peligro mortal de la posición del pastor:
94 % se sienten presionados a tener una familia ideal.
90 % trabajan más de 46 horas la semana.
81 % reportan una insuficiencia de tiempo con su cónyuge.
80 % creen que el ministerio pastoral afecta a la familia negativamente. 70 % no tienen lo que se considera un amigo íntimo.
70 % tienen una autoestima más baja ahora que cuando entraron el ministerio.
50 % se siente incapaz para cumplir las necesidades de la posición.
80 % están desanimados o tratando de una depresión.
40 % reportan sufrimiento de ser apagados, horarios frenéticos, expectativas irrealistas.
33 % consideran el ministerio pastoral un peligro para la familia.
33 % han considerado renunciar su posición durante el último año.
40 % de las renuncias pastorales se debe a la vaciedad (el fuego se apagó).
- A este respecto, (y contrariamente a la opinión corriente), el Pastor no es “el cerebelo, el centro de la comunicación de mensajes, coordinación de funciones y conducción de respuestas entre la Cabeza y el Cuerpo.” El no está llamado a dar “comunicación autoritativa de la verdad desde el Cabeza al Cuerpo.” Y, él no es el comunicador de las necesidades de la Cabeza al Cuerpo.” El pastor se describe con estas términos hinchadas en el artículo de David L. McKenna “El Nudo Gordiano del Ministerio,” Liderato,Invierno, 1980, pp. 50-51.
Se espera que la mayoría de los pastores jueguen 16 tareas a la vez. Y, la mayoría se pulverizan bajo la presión. Por esta razón, 1.600 ministros entre todas las denominaciones de los Estados Unidos están despedidos o renuncian a la fuerza cada mes. Durante de los últimos 20 años, el promedio de un pastorado ha menguado de 7 años a un poquito más de 2 años.
Lamentablemente, pocos pastores han conectado los puntos para descubrir que es la posición de pastor que causa esta turbulencia subyacente. Sencillamente, Jesucristo nunca quiso que alguna persona desempeñe la variedad de cosas que se requiere del Pastor. El nunca quiso que alguien lleve una carga tan grande.
Las exigencias (solicitudes, peticiones, reclamaciones) del pastor son abrumadoras. Tanto que se agota cualquier ser mortal. Imagínese por un momento que si usted estuviera trabajando por una compañía que le pagaría a base de animarle a la gente que trabaja consigo. ¿Qué haría si su pago dependiera de cuán entretenido es usted, cuán amistoso es usted, cuán popular son su esposa e hijos, cuán bien vestido es usted, y cuán perfecto su comportamiento?
¿Puede usted imaginarse el estrés rematado que esto le causaría? ¿Puede ver cómo tal presión le llevaría a jugar un rol presuntuoso, todo para poder mantener su poder, prestigio y seguridad en el trabajo? (Por esta razón, la mayoría de los pastores son insensibles en cuanto a recibir cualquier tipo de ayuda.)
La profesión del pastor dicta los estándares de conducta como cualquier otra profesión, sea un maestro, doctor, o abogado. La profesión dicta como el Pastor debe vestirse, hablar y actuar. Esta es una de las razones principales por qué tantos pastores viven vidas muy artificiales.
A este respecto, el rol pastoral fomenta deshonestidad. Feligreses esperan que su Pastor siempre esté alegre, disponible de un momento a otro, nunca resentido, nunca amargado, tener una familia perfectamente disciplinada, y ser completamente espiritual en todo momento. Los pastores juegan este papel como actores y un drama griego. Esto explica la voz extraña cuando la mayoría de los pastores oren. Esto explica la manera piadosa de unirlas manos. La manera única que emplean el nombre “El Señor.” Y, la manera especial de vestirse.
Todas estas cosas son principalmente rayos de humo y de la luna, completamente vacío de una realidad espiritual. La mayoría de los pastores no pueden quedarse en su posición sin ser corrompido de algún nivel. El poder político es un gran problema que aisla a muchos de ellos y envenena sus relaciones con otros.
- El Mercadeo para El Anual del Pastor de Zondervan 2002, un famoso distribuidor de libros utilizó esta promoción irónica: “El hombre trabaja de sol a sol, pero el trabajo del Pastor nunca termina. Eso se debe al hecho de ponerse tantos sombreros (muchas funciones): predicador, maestro, consejero, administrador, líder de la adoración, y ¡muchas veces, el reparador de los muebles también! Para los pastores que les gusta ayuda con todas estas funciones, nosotros, aquí en Christianbook.com tenemos el recurso para usted.” Por la misma razón, una página web diseñada para animar el clero lastimado y vacío se encuentra bajo del sitio www.woundedshepherds.com. Estos recursos son como aplicar una curita sobre el cáncer. Se trata de la síntoma y ignora el problema raíz: La Oficina Pastoral.
- Me doy cuenta que no todos los pastores caen en esta trampa. Pero los pocos que pueden resistir esta presión increíble son exóticamente raros. Ellos son unas excepciones dramáticas en cuanto a una norma ya muy trágica.
En un artículo perspicaz para pastores titulado Prevenir el Clero Quemado, el autor sugiere algo asombroso. Su consejo a los pastores nos da una mirada en el poder político que acompaña el pastorado. El implora a los pastores a Fraternizar con el clero de otras denominaciones. Estas personas no le pueden lastimar eclesiásticamente, porque ellos no pertenecen a su círculo oficial. No hay hilos políticos que ellos pueden jalar para deshacerle a usted.”
La soledad profesional es otro virus que corre fuerte entre los pastores. La plaga del llanero solitario lleva a algunos pastores a entrar a otras carreras. Aun, otros encuentra un destino más cruel.
Todos estas patologías encuentran su raíz en la historia del pastor. Es muy “solo en la cumbre” ¡porque Dios nunca quiso que alguien esté en la cumbre excepto su Hijo! En efecto, el pastor moderno trata de llevar en hombros las 58 exhortaciones “uno al otro” del Nuevo Testamento por sí mismo. No tiene nada de extraño que la mayoría de estos salgan aplastados por el peso.
Conclusión
El pastor moderno es el mayor elemento no interrogado del cristianismo moderno. ¡Aun así el no tiene un hilo de escritura en que basar su existencia ni una hoja de higuera para cubrirlo!
Más bien, el pastor moderno nació de la regla del obispo único engendrado por Ignacio y Cipriano. El obispo evolucionó en el presbítero local. En la Edad Media, el presbítero se convirtió en el sacerdote católico. Durante la Reformación, él fue transformado en el “predicador,” “el ministro,” y finalmente, en “el pastor,” el hombre sobre el cual se cuelga todo el Protestantismo. Para resumirlo en una oración: ¡El Pastor Protestante es nada más que un sacerdote católico poco reformado!
El sacerdote católico tuvo siete oficios durante el tiempo de la Reformación: predicar, los sacramentos, oraciones por el rebaño, una vida santa, disciplina, ritos de la iglesia, apoyar a los pobres, y visitar a los enfermos. El pastor Protestante tomaba sobre sí mismo todas estas responsabilidades, y adicionalmente, a veces bendecía a eventos cívicos.
El famoso poeta John Milton lo dijo bien cuando él decía: “¡El nuevo presbítero no es nada más que un sacerdote viejo escrito en grande!” Esto quería decir: El pastor moderno es nada más que un viejo sacerdote escrito con letras más grandes.
- Larry Yeagley, “El Pastor Solitario,” Ministerio, Setiembre 2001, p. 28; Michael L. Hill y Sharon P. Hill, La Sanidad de un Guerrero: Un Protocolo para la Prevención y Restauración de Ministros Involucrados en Comportamiento Destructivo (Cyberbook, 2000).
- Para una lista de las exhortaciones “uno al otro” vea ¿Quién es su Cobertura?, Capítulo 1.
Saqué un bachillerato en la Universidad en la Biblia. Fui al seminario y estudié lo único disponible ahí: El ministerio profesional. Cuando me gradué, me di cuenta que yo podía hablar el Latín, Griego y Hebreo, y la única calificación que yo tenía era para ser el Papa. Pero, otro tuvo la posición.
__Pastor anónimo