Watchman Nee Libro Book cap.23 Libro de lecciones nivel 6: La biblia

Watchman Nee Libro Book cap.23 Libro de lecciones nivel 6: La biblia

NUESTRA ACTITUD HACIA LA BIBLIA

Lección veintitrés

NUESTRA ACTITUD HACIA LA BIBLIA

Lectura bíblica

Nm. 23:19; 14:24; Sal. 119:11, 103; Pr. 30:5; Jn. 8:32; 17:17; Ro. 10:17; 1 Co. 14:26; 2 Co. 1:20; Gá. 3:2, 5; Ef. 1:13; 4:15-16; Col. 3:16; 1 Ti. 2:4; 3:15; 2 Ti. 3:15; He. 4:12; 1 P. 1:23; 2:2

Bosquejo

  1. Es necesario creer en la Biblia:
    1. Aceptar la Palabra de Dios.
    2. Estar de acuerdo con la Palabra de Dios.
    3. Creer en la Palabra de Dios.
    4. Tener fe al oír la Palabra de Dios.
  2. Es necesario conocer la verdad contenida en la Biblia:
    1. Conocer la verdad interpretada.
    2. Conocer la verdad por causa de nosotros mismos.
    3. Conocer la verdad por causa de la iglesia.
    4. Conocer la verdad por causa del evangelio.
  3. Es necesario aplicar la verdad de la Biblia:
    1. Aplicar la verdad en nuestra vida cristiana diaria.
    2. Aplicar la verdad en la vida de iglesia.

Texto

Después de diecinueve lecciones en las que vimos cómo fue escrita la Biblia y en las que aprendimos algunas de las verdades cruciales contenidas en la Biblia, deberíamos sentirnos muy atraídos a la Palabra de Dios. Debería brotar de nuestro espíritu un aprecio por ella, un aprecio que nos lleve a desear devorar la Palabra de Dios hasta que nuestro ser esté plenamente constituido de Su palabra. En las lecciones restantes queremos tener comunión con ustedes acerca de cuál debe ser nuestra actitud hacia la Biblia y cómo permitir que la Palabra de Dios se forje en nosotros.

I. ES NECESARIO CREER EN LA BIBLIA

En primer lugar, es necesario creer en la Biblia. A veces leemos la Biblia pero no estamos plenamente de acuerdo con ella, o quizás pensamos que lo que dice es un imposible. En otras ocasiones, quizás no nos guste lo que leamos. Por fe, debemos aceptar la Palabra de Dios, estar de acuerdo con ella y creer en ella.

A. Aceptar la Palabra de Dios

La Palabra de Dios es fidedigna. Ni siquiera una palabra puede ser cambiada o anulada; todas se cumplirán. Las palabras humanas no son fidedignas porque no son eternas. Asimismo, los sentimientos humanos fluctúan. No podemos depender de nuestras palabras ni de nuestros sentimientos. Pero todo lo que el Señor ha hablado se cumplirá (Nm. 23:19). Por ejemplo, Él dijo en Marcos 16:16: “El que crea y sea bautizado, será salvo”. Todo aquel que crea en el Señor Jesús y sea bautizado, será salvo. No es necesario preguntar si la persona parece estar salva o si se siente salva; ella es salva porque la Biblia lo dice. Tenemos que aceptar la Palabra de Dios de la manera en que está escrita.

B. Estar de acuerdo con la Palabra de Dios

Debemos estar de acuerdo con la Palabra de Dios. Cuando Dios dice algo, lo que dice es cierto y queda establecido. Si hoy no estamos de acuerdo con la Palabra de Dios, lo estaremos en la eternidad. Por ejemplo, Pablo dijo en Efesios 6:1: “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo”. Quizás usted no piense que es justo estar siempre de acuerdo con sus padres. Pero la Biblia dice que eso es justo; por tanto, es justo. Cuanto más se apresure usted a estar de acuerdo con la Palabra de Dios, más rápido recibirá la bendición del Señor. Una vez que esté de acuerdo con la Palabra de Dios, usted invocará al Señor y recibirá el suministro abundante del Espíritu (Fil. 1:19); entonces, podrá obedecer en el Señor a sus padres. Pero si no está de acuerdo, nunca recibirá el suministro que necesita para vencer su carne y obedecer a sus padres. Cuando diga “Amén” a la Palabra de Dios, todas las promesas de Dios se harán reales para usted (2 Co. 1:20).

C. Creer en la Palabra de Dios

Tenemos que creer en la Palabra de Dios. Todo lo que el Señor habló en la Biblia, lo dijo para que lo disfrutemos y experimentemos. Tal vez haya ocasiones en las que pensemos que lo que dice la Biblia es un imposible. Cuando eso sucede, la palabra hablada no es eficaz en nuestra vida cristiana; nos debilitamos y nos sentimos miserables. A los hijos de Israel se les mandó que entraran en la buena tierra y la poseyeran, pero ellos no creyeron en la palabra de Dios. Por tanto, no entraron y murieron en el desierto. Hubo dos hombres, Josué y Caleb, que creyeron en la palabra de Dios y entraron, a pesar de que había gigantes en la buena tierra. Debido a que Josué y Caleb tuvieron fe, los gigantes les fueron por comida. Sin fe, el pueblo se consideraba como langostas delante de los gigantes. El hecho de no creer en la palabra de Dios se debe a que tenemos un corazón malo de incredulidad (He. 3:12). Josué y Caleb tenían un espíritu sobresaliente, el cual les capacitaba para creer en la palabra de Dios (Nm. 14:24). Debemos aprender de ellos. Siempre que leamos la Biblia, debemos creer todo lo que leamos. Si nos falta entendimiento, debemos orar y tener comunión hasta que aquello esté claro. Nunca dude de la Palabra de Dios.

D. Tener fe al oír la Palabra de Dios

¿Cómo recibimos la fe para creer en la Palabra de Dios? Romanos 10:17 dice: “Así que la fe proviene del oír, y el oír, por medio de la palabra de Cristo”. Gálatas 3:2 y 5 nos dicen que recibimos el Espíritu y que el Señor nos suministra el Espíritu por el oír con fe. Nosotros nacimos sin fe. No podemos evocar la fe para creer. Sin embargo, cuando oímos la palabra de Dios, la fe es infundida a nuestro espíritu. Esto crea en nosotros un aprecio por lo que se habla. Cuando oramos al Señor conforme a la palabra hablada, recibimos la realidad transmitida por la palabra. Por ejemplo, al leer Romanos 10:12: “El mismo Señor es Señor de todos y es rico para con todos los que le invocan”, valoramos este versículo. Luego debemos orar: “Oh Señor, invoco tu nombre. ¡Oh Señor Jesús! Tú dijiste que serías rico para mí si invocaba Tu nombre. Oh Señor Jesús, te invoco ahora mismo y creo que Tú eres rico para mí. Señor, mientras te invoco, me suministras ricamente. ¡Gracias, Señor!”. Si aceptamos la palabra del Señor al estar de acuerdo con ella, al creer en ella, al actuar en conformidad con ella y al orar conforme a ella, todo lo que dice la Biblia no sólo llega a ser una promesa para nosotros, sino un hecho cumplido, un legado para nosotros. ¡Aleluya!

II. ES NECESARIO CONOCER LA VERDAD CONTENIDA EN LA BIBLIA

Además, necesitamos conocer la verdad contenida en la Biblia. Si no conocemos la verdad, no tendremos la oportunidad de aceptar, estar de acuerdo, creer, actuar y orar. Por tanto, es imperativo que conozcamos la verdad contenida en la Palabra.

A. Conocer la verdad interpretada

Los creyentes han interpretado la Biblia a lo largo de los pasados veinte siglos. Los padres de la iglesia, que vivieron durante los primeros siglos, comenzaron a interpretar la Biblia. Posteriormente, la Biblia quedó fuera del alcance de la gente por aproximadamente mil años. A estos mil años se les llama la era del oscurantismo. Después de la era del oscurantismo, los reformadores reanudaron la interpretación de la Biblia. La asamblea de los Hermanos continuaron esta labor, y muchos de los que estamos en el recobro del Señor nos hemos apoyado sobre los hombros de los santos que nos han precedido. La interpretación comenzó con el tema de la Trinidad y la Cristología, y ha continuado hasta la revelación más reciente, a saber, la revelación de la Nueva Jerusalén. La interpretación más elevada y correcta está impresa en la Versión Recobro, los mensajes del Estudio-vida, los libros de lecciones y otros libros que actualmente están disponibles en el recobro del Señor. No debemos permitir que las verdades interpretadas se queden en nuestros estantes; más bien, debemos estudiarlas hasta que todos estemos constituidos de la verdad.

B. Conocer la verdad por causa de nosotros mismos

Necesitamos conocer la verdad para ser libertados. El Señor dijo: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32). A veces nos ata el pecado y el mundo, o nos sentimos bajo condenación sin que haya razón. Esto se debe a que nos falta la verdad. La verdad nos hace libres de las ataduras del pecado y del mundo. El Señor oró: “Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad” (Jn. 17:17). La verdad, además de libertarnos, también nos santifica. La santificación introduce en nosotros la naturaleza santa de Dios y, como resultado, nuestra mente es transformada. La mente es el campo de batalla entre Dios y Satanás, y entre el espíritu mezclado y la carne. Por tanto, conocer la verdad nos liberta de los ataques de Satanás y facilita que nos volvamos al espíritu, vivamos en el espíritu y obedezcamos el sentir de vida.

C. Conocer la verdad por causa de la iglesia

La iglesia del Dios viviente es columna y fundamento de la verdad (1 Ti. 3:15). [La columna sostiene el edificio, y el fundamento sostiene la columna. La iglesia es la columna y fundamento que sostiene la verdad.] La iglesia debe ser edificada con la verdad y debe estar constituida de la verdad; entonces, podrá ser la columna y el fundamento de la verdad. Si la iglesia está llena de actividades mundanas, no podrá dar a conocer la verdad. Efesios 4:15 dice que tenemos que asirnos a la verdad en amor para poder crecer en Cristo, la Cabeza, en todas las cosas. Por medio de la función de cada miembro que se ase a la verdad, el Cuerpo se edifica a sí mismo en amor (v. 16). La verdad es esencial para el Cuerpo de Cristo. Por tanto, todos debemos esforzarnos por conocer la verdad, no sólo por causa de nosotros mismos, sino también por causa de la iglesia.

D. Conocer la verdad por causa del evangelio

Efesios 1:13 dice: “En El también vosotros, habiendo oído la palabra de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y en El habiendo creído, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa”. La palabra de la verdad es el evangelio de la salvación. Una persona que está llena de la verdad tiene mucho que predicar; una persona que no está llena de la verdad, no sabrá qué decir para ayudar a las personas a creer en Cristo. Las personas son regeneradas por medio de la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre (1 P. 1:23). Ellas crecen por medio de la leche de la palabra (2:2). La verdad de la palabra es crucial en la predicación a los incrédulos y para engendrar y nutrir a los nuevos creyentes.

Debemos ser personas que están llenas de la verdad por causa de nosotros mismos, por causa de la edificación de la iglesia y por causa del evangelio.

III. ES NECESARIO APLICAR LA VERDAD DE LA BIBLIA

No es suficiente sólo estudiar y conocer la verdad; es necesario aplicar la verdad en nuestra vida cristiana diaria y en la vida de iglesia. La verdad no sólo está en la Biblia, pues ella ha sido interpretada y publicada para nuestro beneficio. Debemos estudiar la verdad interpretada e ingerirla. Luego, debemos experimentar la verdad de tal manera que llegue a ser nuestra realidad. Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad” (1 Ti. 2:3-4). No es suficiente ser salvos; también necesitamos llegar al pleno conocimiento de la verdad, esto es, la plena comprensión de las realidades divinas corporificadas en la Palabra. Este pleno conocimiento se obtiene al conocer y experimentar la verdad.

A. Aplicar la verdad en nuestra vida cristiana diaria

Primero, necesitamos aplicar la verdad en nuestra vida cristiana diaria. Debemos creer que podemos experimentar todo lo que el Señor habló. Si tenemos esta perspectiva, experimentaremos al Señor conforme a Su palabra en todas nuestras situaciones diarias. Por ejemplo, al leer en Mateo 5:48: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”, lo creeremos y lo podremos experimentar. Nosotros somos hijos del Padre, quienes tenemos la vida divina y la naturaleza divina del Padre (1 Jn. 5:12a; 2 P. 1:4). Así como el Padre es perfecto, también nosotros podemos ser perfectos. Si nos damos cuenta de que no somos perfectos como el Padre, podemos arrepentirnos y ser perdonados. Entonces podemos invocar al Señor y orar-leer Su palabra a fin de ser fortalecidos por Su vida divina, la cual está en el Espíritu. Tal fortaleza nos capacitará para expresar al Padre en Su vivir perfecto. Así cumplimos lo que dice Mateo 5:48.

Muchas veces nuestra experiencia no corresponde con la Palabra. Nunca deberíamos decir: “Todo está bien”; pero tampoco deberíamos decir: “No es posible”. Simplemente debemos arrepentirnos y confesar nuestras faltas, luego debemos invocar el nombre del Señor y orar-leer Su palabra. Entonces el Señor nos salvará y nos permitirá experimentarle conforme a la verdad de la Palabra.

B. Aplicar la verdad en la vida de iglesia

En segundo lugar, debemos aplicar la verdad en la vida de iglesia. Muchos cristianos han optado por reunirse en denominaciones, pero su práctica no concuerda con la verdad. Ellos no creen que lo que dice la Biblia se debe poner en práctica hoy. Se excusan diciendo que no es posible practicar lo que dice la Biblia, o que lo que dice la Biblia es para el futuro. Otros dicen: “Hemos estado haciendo esto por cientos de años; ¿por qué deberíamos cambiar ahora?”.

No debemos ser negligentes en cuanto a la Palabra de Dios. Todo lo que el Señor dice, debemos hacerlo. Nuestra práctica debe conformarse con la verdad revelada en la Biblia. Por ejemplo, en 1 Corintios 14:26 dice que todos debemos tener algo que decir cuando venimos a las reuniones, a fin de edificar la iglesia. Algunos tal vez digan que es difícil hablar, y prefieren contratar a un pastor para que hable por ellos. No debemos asirnos a esta actitud. Debemos asirnos a la verdad y actuar en conformidad con ella. Por consiguiente, debemos invocar al Señor, orar y orar-leer cada mañana, para ser avivados e iluminados por el Señor. A medida que venzamos en todas nuestras situaciones durante el día al orar con la palabra que disfrutemos por la mañana, el disfrute y la experiencia que tengamos del Señor en Su palabra aumentará. Al final de cada semana, debemos considerar lo que hemos visto y experimentado en la Palabra, y debemos preparar algo para compartirlo en la reunión del día del Señor. Esto le proveerá al Señor la manera de edificar Su iglesia, según lo profetizó en Mateo 16:18.

CONCLUSIÓN

En el recobro del Señor, tenemos la verdad interpretada. Debemos emplear sabiamente nuestro tiempo y energía para estudiar la verdad por causa de nosotros mismos, por causa del evangelio para predicarle a los que no han creído y por causa de la iglesia. Cuanto más nuestra experiencia sea conforme a la verdad, más tendremos la plena seguridad para hablarle a las personas, engendrar hijos para Dios y edificar la iglesia.

Preguntas y ejercicios

  1. ¿Cómo podemos aceptar la Biblia, estar de acuerdo con ella y creer en ella?
  2. ¿Por qué necesitamos conocer la verdad contenida en la Biblia?
  3. ¿Cómo aplicamos la verdad de la Biblia a nuestra vida cristiana diaria y a la vida de iglesia?
  4. ¿Deberíamos creer absolutamente todo lo que dice la Biblia?
  5. ¿Por qué necesitamos estar constituidos de la verdad?
  6. ¿Cómo podemos llegar a estar constituidos de la verdad?

Pasajes citados

  1. El Nuevo Testamento Versión Recobro (Lee/LSM), 1 Timoteo 3:15, nota 4.

Referencias adicionales

  1. Lecciones de vida (Lee/LSM), págs. 33-35.
  2. Meeting to Speak the Word of God [Reunirnos para hablar la palabra del Dios] (Lee/LSM), cap. 3.
  3. Elders’ Training [Adiestramiento para ancianos] libro 3 (Lee/LSM), caps. 1, 5.
  4. Elders’ Training [Adiestramiento para ancianos], libro 5 (Lee/LSM), caps. 3, 7.
  5. Perfecting Training [Adiestramiento de perfeccionamiento] (Lee/LSM), págs. 208-211.
  6. Words of Training for the New Way [Palabras de adiestramiento sobre la nueva manera], tomo 2 (Lee/LSM), págs. 99-108.