Watchman Nee Libro Book cap.9 Libro de lecciones nivel 6: La biblia

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TEMAS CLAVES DE LA BIBLIA 3 LA IGLESIA, EL REINO Y LA NUEVA JERUSALÉN

Lección nueve

TEMAS CLAVES DE LA BIBLIA (3) LA IGLESIA, EL REINO Y LA NUEVA JERUSALÉN

Lectura bíblica

Mt. 16:18; Ef. 1:22-23; 5:25; Mt. 18:17; Hch. 8:1, 12; Ap. 1:11; Mt. 3:2; Ap. 20:4; Hch. 14:22; 1 Co. 6:9-10; 2 Ts. 1:5; Ap. 11:15; 12:10; 1 Ti. 3:15; Ap. 1:12; 19:7; 21:14; Ez. 16:8

Bosquejo

  1. La iglesia:
    1. Lo que la iglesia es:
      1. La asamblea de los llamados.
      2. El Cuerpo de Cristo.
      3. El complemento de Cristo.
      4. La casa de Dios.
      5. El nuevo hombre.
    2. Los constituyentes de la iglesia.
    3. Los dos aspectos de la iglesia:
      1. El aspecto universal.
      2. El aspecto local.
    4. La designación de la iglesia:
      1. No tiene un nombre especial.
      2. Puede ser designada por el nombre de la localidad.
  2. El reino:
    1. La imagen divina y la autoridad divina.
    2. El reino y el linaje escogido.
    3. El reino en el Nuevo Testamento.
    4. El reino de Dios.
    5. El reino no fue suspendido.
    6. Los tres aspectos del reino de los cielos.
  3. La Nueva Jerusalén:
    1. No es una ciudad física.
    2. El producto cristalizado y la obra maestra que Dios realiza en la nueva creación a lo largo de las generaciones.
    3. Una composición de los santos que fueron redimidos a lo largo de las generaciones:
      1. Los santos del Antiguo Testamento.
      2. Los creyentes del Nuevo Testamento.
    4. La esposa del Cordero.
    5. La consumación de la Biblia.

Texto

I. LA IGLESIA

[La iglesia es la meta que Dios desea obtener en Su economía eterna. Cada uno de nosotros que ha sido salvo participa en esta meta, con miras a que Dios obtenga el deseo de Su corazón conforme a Su beneplácito. Por consiguiente, es necesario que también conozcamos la iglesia.]

A. Lo que la iglesia es

1. La asamblea de los llamados

El Señor Jesús dijo que Él edificaría Su iglesia (Mt. 16:18). [La iglesia es lo que Cristo edifica por medio de Su muerte, Su resurrección y Su ascensión. El término “iglesia” en griego es ekklesia, que significa la asamblea llamada a salir. Por tanto, conforme a su significado literal, la iglesia es una congregación de aquellos que han sido llamados por Dios a salir del mundo; no es el local de reuniones ni es el edificio donde se adora a Dios.]

2. El Cuerpo de Cristo

El apóstol Pablo dice: “La iglesia, la cual es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Ef. 1:22-23). [La iglesia es el Cuerpo, del cual Cristo es la Cabeza; es una entidad formada para Cristo en Su vida y Espíritu, y se compone de todos los que han creído en Él. Es un organismo vivo y no una organización sin vida, como los clubes y las asociaciones que forman parte de la sociedad.

El cuerpo de un hombre es su plenitud, su expresión. De la misma manera, la iglesia es la plenitud de Cristo, Su expresión. Puesto que Cristo es una persona ilimitada y extensa, y puesto que Él lo llena todo en todo, necesita de un gran Cuerpo que sea Su plenitud —la plenitud de Aquel que lo llena todo en todo— a fin de que lo exprese a Él en todas las cosas.]

3. El complemento de Cristo

Efesios 5:25 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella”. [Estas palabras revelan que la iglesia también es el complemento de Cristo. Como Cuerpo de Cristo, la iglesia recibe vida de Él para ser Su expresión; esto es un asunto de vida. Como complemento de Cristo, la iglesia recibe Su amor para que satisfaga el deseo de Su corazón; esto es un asunto de amor.]

4. La casa de Dios

La Biblia también dice: “Para que sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad” (1 Ti. 3:15). [Para Cristo, la iglesia es Su Cuerpo y Su complemento, mientras que para Dios, la iglesia es Su casa. Por una parte, esta casa se refiere a la morada de Dios, y por otra, se refiere a la familia de Dios. Ambas, la familia de Dios y la morada de Dios, son una sola; la familia de Dios es la casa donde Él mora (Ef. 2:19, 22). La casa de una persona es el lugar donde ella vive, reside y descansa. La iglesia, como casa de Dios, también es tal lugar para Dios. Hoy, el Dios viviente vive, reside y descansa en la iglesia, la cual está en la tierra.

Dios es viviente, y la iglesia —como casa Suya— también es viviente, pues tiene la vida de Dios y vive, reside y descansa con Dios. Así que, la casa viviente de Dios es columna y fundamento de toda Su realidad, lo cual es la realidad (la verdad) del universo. Todo lo relativo a este Dios viviente constituye la realidad en el universo. Sin Él, el universo sería vano y estaría vacío; con todo, la realidad de Dios es sustentada y sostenida por la iglesia, la cual es Su casa viviente.]

5. El nuevo hombre

Colosenses 3:10-11 dice: “Y vestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es el todo, y en todos”. [Así como todo el género humano es un viejo hombre corporativo creado en Adán, la iglesia es un nuevo hombre corporativo. Cristo, habiendo abolido en la cruz todas las ordenanzas que causaban discordia entre los hombres, creó este nuevo hombre en Sí mismo (Ef. 2:14-15). Este nuevo hombre lleva la imagen de su Creador, Cristo, quien es su vida y su contenido. En este nuevo hombre no hay personas de la vieja creación que pertenezcan a ninguna raza, religión, cultura o clase social. Cristo es todos los constituyentes de este nuevo hombre y está en todos sus constituyentes. La iglesia como Cuerpo de Cristo toma a Cristo como su vida y lo expresa; la iglesia como nuevo hombre toma a Cristo como su persona para dar cumplimiento a la voluntad de Dios.]

B. Los constituyentes de la iglesia

“La iglesia de Dios … los santificados en Cristo Jesús, los santos llamados” (1 Co. 1:2). [La iglesia se compone de todos los que han creído en Cristo y que poseen Su vida. Cualquier persona que no haya creído en Cristo y que no haya sido salva, no es un constituyente de la iglesia. Sin ser salvos, ni siquiera nuestros familiares más íntimos son constituyentes de la iglesia. Ellos llegan a ser constituyentes de la iglesia cuando son salvos y reciben la vida del Señor y, por ende, llegan a ser santos.]

C. Los dos aspectos de la iglesia

1. El aspecto universal

Cristo dijo: “Sobre esta roca edificaré Mi iglesia” (Mt. 16:18). [La iglesia que el Señor menciona en este versículo alude al aspecto universal. Es única e incluye a todas las personas del universo que han creído en el Señor a lo largo de todos los tiempos y en todo lugar].

2. El aspecto local

“Si rehúsa oírlos a ellos, dilo a la iglesia” (Mt. 18:17). [La iglesia que el Señor menciona en este versículo alude al aspecto local; es numerosa y sus creyentes locales pueden hablar con ella. Según el aspecto local, la iglesia se expresa en una localidad. Cada iglesia local incluye solamente a los que han creído en Cristo en esa ciudad.]

D. La designación de la iglesia

1. No tiene un nombre especial

[La iglesia es única y no es necesario darle nombres especiales. La iglesia es la iglesia; no debe de haber distintas clases de iglesias que se denominen según su género, tal como la Iglesia Presbiteriana, la Iglesia Luterana o la Iglesia Bautista. Denominar la iglesia de esta manera es innecesario y no concuerda con la revelación bíblica.]

2. Puede ser designada por el nombre de su localidad

[Aunque la iglesia es única en el universo, es numerosa en cuanto a su manifestación local. Las muchas iglesias locales no difieren en naturaleza; la única diferencia es los lugares en donde se encuentran. Por tanto, se puede usar el nombre de la ciudad donde está la iglesia local para designar a esa iglesia, tal como la iglesia en Jerusalén (Hch. 8:1), la iglesia en Antioquía (Hch. 13:1) y las siete iglesias locales en la provincia de Asia (Ap. 1:4, 11).]

II. EL REINO

A. La imagen divina y la autoridad divina

[Génesis 1 dice que Dios creó al hombre a Su propia imagen y que le dio a éste la autoridad para que gobernara sobre todas las cosas creadas (v. 26). Las dos cosas vitales relacionadas con la creación del hombre son la imagen divina y la autoridad divina. Si hemos de llevar la plena imagen de Dios para expresarle y si hemos de ejercer Su autoridad para representarle, subyugar a Su enemigo y gobernar sobre la tierra, Dios tiene que ser nuestra vida.] [La vida divina que el hombre debe recibir le capacita para dos cosas: por el lado positivo, para expresar a Dios, y por el lado negativo, para eliminar al enemigo de Dios. Para expresar a Dios, el hombre necesita la imagen de Dios, y para eliminar al enemigo de Dios, el hombre necesita la autoridad de Dios. La autoridad divina, que tiene que ver con el reino, es revelada a lo largo de todas las Escrituras.]

B. El reino y el linaje escogido

[Después que el hombre cayó, Dios escogió el linaje de Abraham. El primer linaje, el linaje de Adán, le falló a Dios. Sin embargo, después del gran diluvio, Dios comenzó de nuevo con un segundo linaje, el linaje de Noé. Este segundo linaje también le falló a Dios. Entonces Dios escogió un tercer linaje, el linaje de Abraham, después de la época de Babel. El propósito por el que Dios escogió a Abraham es revelado en Génesis 12:1-2. Estos dos versículos dicen que Dios escogió a Abraham con la intención de obtener un reino. El Señor le dijo a Abraham que haría de él “una nación grande” (v. 2). Esta nación grande es un reino. Un reino es una esfera, un ámbito, en el que se ejerce autoridad. Sin el reino, Dios nunca podría ejercer Su autoridad. Para que Dios cumpla Su propósito, Él necesita tener un ámbito, una esfera, que le sirva de reino donde pueda ejercer Su autoridad. Por eso, en Mateo 6, el Señor Jesús mencionó el reino cuando les enseñó a los discípulos a orar. Al principio y al final de la oración del Señor se hace mención del reino. El comienzo de la oración del Señor dice: “Venga Tu reino” (v. 10), y el final de esta oración dice: “Porque Tuyo es el reino, el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” (v. 13).]

C. El reino en el Nuevo Testamento

[En el Nuevo Testamento, el primer predicador fue Juan el Bautista. Lo primero que él predicó fue: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2). Cuando el Señor Jesús comenzó a predicar el evangelio, Él dijo lo mismo que Juan el Bautista: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 4:17). Cuando el Señor envió a los discípulos a predicar el evangelio, les mandó que dijeran: “El reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 10:7). El libro de Apocalipsis dice que cuando el Señor venga, después que Él juzgue a las naciones, el reino del mundo se convertirá en el reino de Cristo (11:15). Al final, en el milenio, el Señor gobernará como rey con todos Sus santos victoriosos (Ap. 20:4, 6). Apocalipsis muestra que Dios, en el cumplimiento de Su propósito eterno, finalmente tendrá un reino en el cual ejercerá Su autoridad en plenitud. Las Escrituras revelan claramente esta línea, la línea del reino de Dios, en el cual o por medio del cual Dios ejerce Su autoridad y cumple Su propósito eterno.]

D. El reino de Dios

[Un reino no es algo sencillo. Por ejemplo, los Estados Unidos como nación, como reino, no es un asunto sencillo. El reino de Dios comprende muchas cosas que debemos entender. En el Antiguo Testamento está el reino de Israel. En el Nuevo Testamento está el reino de los cielos. Luego, después de la era de la iglesia, habrá un período de mil años conocido como el milenio. El milenio es un reino de mil años (Ap. 20:4, 6). Si leemos las Escrituras detenidamente veremos que aun en el milenio hay varias secciones. Así que, el reino de Israel en el Antiguo Testamento, el reino de los cielos en el Nuevo Testamento y el reino milenario después de la era de la iglesia, todos son partes del reino de Dios. El reino de Dios se extiende de eternidad a eternidad. Es un ámbito, una esfera, en la cual Dios gobierna y ejerce Su autoridad. Desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura, existe lo que se llama el reino de Dios. En este reino, Dios ejerce Su autoridad para regir sobre todas las cosas.]

E. El reino no fue suspendido

[Algunos maestros de la Biblia afirman que cuando el Señor Jesús vino, Él vino con el reino y se lo presentó a los judíos. Ellos dicen que cuando los judíos lo rechazaron a Él, Él recibió el reino de vuelta y el reino fue suspendido. Según estos maestros de la Biblia, la era de la iglesia no es el tiempo del reino, porque el reino fue suspendido. Conforme a dicha enseñanza, cuando el Señor regrese, Él traerá nuevamente el reino. Incluso el doctor C. I. Scofield enseñaba de esta manera, pero la Biblia revela que el reino de Dios nunca ha sido suspendido. En Mateo 21:43, el Señor dijo claramente que el reino de Dios le sería quitado a los judíos y dado a otro pueblo, a saber, a la iglesia. Esto indica que el reino de Dios nunca ha sido suspendido. Luego, después de la resurrección del Señor y antes de Su ascensión a los cielos, Él permaneció con los discípulos por cuarenta días. Durante esos cuarenta días, el Señor habló de lo tocante al reino de Dios: “A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles de lo tocante al reino de Dios” (Hch. 1:3). Esto indica una vez más que el Señor nunca suspendió el reino de Dios. Hechos 8:12 dice: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios”. Cuando los apóstoles predicaban el evangelio, ellos predicaban el evangelio del reino de Dios. El reino nunca ha sido suspendido. El reino de Dios fue predicado por los apóstoles, aun después de la ascensión del Señor y después de Pentecostés. Hechos 14:22 dice: “Confirmando las almas de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”. Algunos maestros de la Biblia dicen que el reino de Dios sólo tiene que ver con los judíos, pero aquí los apóstoles exhortan a las iglesias gentiles a que permaneciesen en la fe para que pudiesen entrar en el reino de Dios. Romanos 14:17 es otro versículo que nos muestra que el reino de Dios no fue suspendido: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. Dentro de la esfera del Espíritu Santo, figura el reino de Dios. Además, el contexto de este versículo trata de la vida de iglesia en la era actual. Otros versículos que nos muestran que el reino de Dios no ha sido suspendido son 1 Corintios 6:9-10, 1 Corintios 15:50, Gálatas 5:21, Efesios 5:5, 2 Tesalonicenses 1:5, Apocalipsis 11:15, 12:10 y 2 Timoteo 4:18, que dice: “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me salvará para Su reino celestial. A El sea gloria por los siglos de los siglos. Amén”. Cerca del final de la jornada de Pablo como cristiano, como siervo del Señor, él dijo que el Señor le salvaría para Su reino celestial.]

F. Los tres aspectos del reino de los cielos

[El reino de los cielos tiene tres aspectos: la apariencia externa del reino de los cielos (Mt. 13), la realidad del reino de los cielos (Mt. 5—7) y la manifestación del reino de los cielos (Mt. 24—25). Si hemos de entender el reino de los cielos, tenemos que conocer estos tres aspectos. La apariencia del reino de los cielos y la realidad del reino de los cielos empezaron en el día de Pentecostés. La manifestación del reino de los cielos comienza con la venida del Señor Jesús. Cuando el Señor regrese, el reino de los cielos será manifestado. Por una parte, podemos decir que el reino ya comenzó, pero esto sólo se refiere a la apariencia y a la realidad, y no a la manifestación del reino de los cielos. La apariencia del reino de los cielos incluye a todos los cristianos falsos, pero únicamente los cristianos victoriosos, los cristianos vencedores, están en la realidad del reino de los cielos. Cuando el Señor Jesús regrese, ese será el tiempo de la manifestación del reino de los cielos.]

Debemos ejercitarnos para estar en la realidad del reino cada día y a lo largo del día para que seamos los que traen la manifestación del reino. La forma simple de lograr esto es ser avivados cada mañana invocando el nombre del Señor y tener contacto con Él orando-leyendo dos o tres versículos. Podemos vencer orando-leyendo durante todo el día. Esta clase de ejercicio nos preparará para el reino y apresurará la venida del mismo.

III. LA NUEVA JERUSALÉN

A. No es una ciudad física

[La Nueva Jerusalén no puede ser una ciudad física, como creen comúnmente los cristianos, por las siguientes razones:

Primero, la Nueva Jerusalén es el producto cristalizado de la obra que Dios efectúa en la vieja creación a lo largo de las generaciones. Si este producto cristalizado es meramente una ciudad física, sería algo muy pobre y carecería de valor espiritual.

Segundo, la Nueva Jerusalén es la consumación de toda la revelación divina contenida en la Biblia. Si fuera meramente una ciudad física, esto significaría que la revelación divina del misterio, en realidad, no es un misterio.

Tercero, la revelación de todo el libro de Apocalipsis nos es dada a conocer principalmente por señales (Ap. 1:1), las cuales representan a las personas y cosas importantes, tales como: los candeleros de oro en 1:12, que representan las iglesias que llevan el testimonio brillante de Jesucristo; las estrellas en 1:16, que representan a los brillantes y resplandecientes mensajeros de las iglesias; la misteriosa Babilonia la grande en 17:5, que representa la Roma religiosa; y la novia en 19:7, que representa a los santos vencedores como esposa de Cristo. Por tanto, la Nueva Jerusalén debe ser también una señal, la cual representa la morada de Dios y el hombre por la eternidad.]

B. El producto cristalizado y la obra maestra que Dios realiza en la nueva creación a lo largo de todas las generaciones

[Después que Dios terminó la creación de todas las cosas y del hombre, Él usó distintas maneras en las diferentes dispensaciones en el cielo viejo y en la tierra vieja para llevar a cabo Su obra en los hombres de la vieja creación, al escogerlos, redimirlos, renovarlos, transformarlos y glorificarlos. De esta manera, Él los perfecciona según Su deseo y los edifica corporativamente para que sean Su morada eterna, la cual es la Nueva Jerusalén, el deseo de Su corazón. Este es el producto cristalizado y la obra maestra que Dios realiza en la nueva creación a lo largo de todas las generaciones.]

C. Una composición de los santos que fueron redimidos a lo largo de las generaciones

[La Nueva Jerusalén es una composición de todos los santos redimidos y perfeccionados, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, a lo largo de las generaciones.]

1. Los santos del Antiguo Testamento

[Los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel están inscritos en las puertas de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:12). Esto indica que los santos del Antiguo Testamento son componentes de la Nueva Jerusalén. Las puertas, como entrada a la ciudad, muestran que el Antiguo Testamento es el ayo que conduce a los creyentes a Cristo (Gá. 3:24). La historia antiguotestamentaria de las doce tribus de los hijos de Israel nos introduce en la Nueva Jerusalén mediante las puertas de perla, que representan al Cristo que murió y resucitó.]

2. Los creyentes del Nuevo Testamento

[Los nombres de los doce apóstoles están escritos sobre los cimientos del muro de la Nueva Jerusalén (Ap. 21:14). Esto indica que los creyentes del Nuevo Testamento también son constituyentes de la Nueva Jerusalén. Todos los santos neotestamentarios que han sido conducidos a Cristo están siendo edificados sobre el fundamento de los apóstoles (Ef. 2:20), o sea, están siendo edificados sobre la revelación que recibieron los apóstoles para la edificación de la iglesia, a fin de que se conviertan en el muro de la Nueva Jerusalén.]

D. La esposa del Cordero

[Apocalipsis 21:2 y 9 dicen claramente que la Nueva Jerusalén es la novia, la esposa del Cordero. En toda la Biblia, Dios repetidas veces asemeja a Su pueblo escogido con una esposa (Is. 54:6; Jer. 3:1; Ez. 16:8; Os. 2:19; 2 Co. 11:2; Ef. 5:31-32), la cual le satisface en amor. La Nueva Jerusalén procede de Cristo para llegar a ser Su esposa, de la misma manera que Eva procedió de Adán y llegó a ser su complemento (Gn. 2:21-24). La novia es novia principalmente el día de la boda, mientras que la esposa es esposa para toda la vida matrimonial. La Nueva Jerusalén será primero la novia de Cristo en el milenio por mil años, los cuales son como un día (2 P. 3:8), y luego será Su esposa en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad. La novia en el milenio incluirá solamente a los santos vencedores (Ap. 3:12; 19:7-9), mientras que la esposa en el cielo nuevo y la tierra nueva incluirá a todos los hijos redimidos y regenerados de Dios (Ap. 21:7).]

E. La consumación de la Biblia

[La Biblia es un relato y una revelación de las dos grandes obras de Dios: la primera es la vieja creación, y la segunda, la nueva creación. La obra de Dios en cuanto a la vieja creación constituye una preparación para la obra de la nueva creación. La nueva creación es la que llevará a cabo la economía divina y eterna de Dios. La Nueva Jerusalén es la máxima consumación de las dos grandes obras de Dios; es Su obra maestra con respecto a Su obra divina y es el producto cristalizado de Sus obras en cuanto a la vieja creación y la nueva creación. La Nueva Jerusalén es misteriosa, divina, gloriosa y santa; Su revelación es la conclusión y consumación de toda la Biblia, incluyendo el Antiguo y Nuevo Testamentos.]

[La Nueva Jerusalén, revelada en los últimos dos capítulos del Nuevo Testamento, es la conclusión de toda la Biblia, así como del Nuevo Testamento; también es la consumación de toda la revelación divina. La obra que Dios realiza en el universo consta de dos categorías: la vieja creación y la nueva creación. La esfera de la obra de la vieja creación fue el cielo viejo y la tierra vieja; la esfera de la obra de la nueva creación es el cielo nuevo y la tierra nueva, los cuales son el cielo viejo y la tierra vieja originales que fueron renovados mediante el fuego del juicio de Dios. Desde que se completó la creación del cielo viejo y la tierra vieja y de todo lo que hay en ellos, y desde que cayó el hombre, Dios ha usado cuatro dispensaciones diferentes —la dispensación de los patriarcas, la dispensación de la ley, la dispensación de la gracia y la dispensación de la justicia— para llevar a cabo la obra de la nueva creación en el hombre, quien pertenece a la vieja creación dañada por Satanás y juzgada por Dios, y Él realiza dicha obra: por medio del Espíritu y la vida del Dios Triuno, quien se procesó mediante la encarnación, el vivir humano, la muerte, la resurrección y la ascensión; por medio de Su ministerio celestial, ministerio que Él lleva a cabo después de Su ascensión; y por medio de lo que Él logrará en Su segunda venida. Dios primero usó la dispensación de los patriarcas para guiar a los pecadores creados y caídos a que esperaran en el Cristo que vendría, en quien todas las familias de la tierra serían benditas. Puesto que no conocieron lo débil y malvados que eran, Dios usó además la dispensación de la ley para poner de manifiesto la condición de ellos a fin de que fueran conducidos a Cristo. Después de esto, Él usa la dispensación de la gracia para forjar a los pecadores caídos en Cristo y para forjar a Cristo en ellos, y así producir la iglesia. Finalmente, Él usará la dispensación de la justicia para recompensar tanto a los santos perfeccionados del Antiguo Testamento como a los creyentes neotestamentarios de Cristo que hayan vencido; además, perfeccionará a los creyentes neotestamentarios de Cristo que no hayan madurado, a fin de que lleguen a la madurez en Su vida. Al final de la dispensación de la gracia, Él usará un breve período de inserción para llevar a cabo Su obra de restauración en las naciones restantes por medio de Su evangelio eterno, a fin de obtener un grupo de justos. Su obra de la nueva creación, la cual Él realiza a lo largo de las diferentes dispensaciones en la vieja creación, y Su obra de restauración, la cual Él realiza en el breve período insertado, tendrán los siguientes resultados: (1) se producirán todas las personas redimidas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento; (2) se obtendrá, de entre los redimidos, un grupo de vencedores que haya sido perfeccionado y que haya alcanzado la madurez en la vida de Dios; (3) los vencedores serán constituidos la Nueva Jerusalén en el reino milenario y serán los reyes en la parte celestial del milenio; (4) todo Israel será salvo y servirán como sacerdotes en la parte terrenal del milenio; (5) al final de la dispensación de la gracia, las naciones restantes serán restauradas como ciudadanos en la parte terrenal del milenio; (6) los creyentes redimidos, pero inmaduros, que no son aptos para participar de la Nueva Jerusalén en el milenio, serán perfeccionados y madurarán en la vida de Dios; (7) las naciones, que habrán sido restauradas como pueblo durante el milenio, serán purificadas e introducidas en la tierra nueva del cielo nuevo y la tierra nueva como pueblo de Dios por la eternidad; (8) como resultado secundario, todas las criaturas que se rebelaron contra Dios serán eliminadas y echadas al lago de fuego; y (9) todos los santos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento que hayan sido redimidos y perfeccionados y que hayan alcanzado la madurez en la vida de Dios, llegarán a ser la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva. Después de que Dios termine toda Su obra, serán introducidos el cielo nuevo y la tierra nueva, cuyo centro será la Nueva Jerusalén, la cual habrá sido recientemente consumada. La Nueva Jerusalén es el producto cristalizado y la obra maestra que Dios realiza a lo largo de las generaciones. No es una ciudad física; antes bien, es la composición de todos los creyentes que Dios redimió a lo largo de todas las edades, para que llegaran a ser la novia de Cristo y la morada mutua de Dios y Sus redimidos por la eternidad. También es un organismo divino y glorioso, una mezcla del Dios Triuno procesado en los elementos de Su Trinidad Divina —la naturaleza del Padre, la vida del Hijo, la cual pasó por la muerte y la resurrección, y el elemento regenerador y transformador del Espíritu— con el hombre tripartito redimido y transformado. El Dios Triuno todo-inclusivo e ilimitado —quien es uno de los constituyentes de tal mezcla— es el templo de la Nueva Jerusalén, su luz, su lámpara, y lo que la satura y suministra con vida, para que ella sea Su expresión total y consumada en la eternidad, a fin de que exprese Su ilimitado ser, desde el centro hasta la circunferencia, plena, completa y eternamente.

Preguntas y ejercicios

  1. ¿Qué significa la palabra griega traducida “iglesia”?
  2. ¿Qué es la iglesia para Dios? ¿Cómo se siente Él con respecto a la iglesia?
  3. Supongamos que un amigo le pregunte a usted a qué iglesia va. ¿Cómo le contestaría?
  4. ¿Qué es el reino? ¿Difiere de la iglesia? Explique.
  5. ¿Cuáles son los tres aspectos del reino de los cielos? ¿Podemos experimentar el reino hoy? Explique.
  6. Explique brevemente a qué se refiere la Biblia cuando habla de “la Nueva Jerusalén”. ¿Es una ciudad física? ¿Cómo lo sabemos?

Pasajes citados

  1. Lecciones de vida (Lee/LSM), pág. 80-83.
  2. Una definición breve del reino de los cielos (Lee/LSM), págs. 7-9, 16-18.
  3. Lecciones de la verdad, nivel 1, tomo 2 (Lee/LSM), págs. 204-208, 212-215.

Referencias adicionales

  1. Una breve presentación de lo que es el recobro del Señor (Lee/LSM), págs. 26-35.
  2. Lecciones de vida (Lee/LSM), lecciones 12 y 13.
  3. La revelación básica contenida en las santas Escrituras (Lee/LSM), caps. 5-11.
  4. Una definición breve del reino de los cielos (Lee/LSM), caps. 1 y 2.
  5. The Kingdom [El reino] (Lee/LSM), cap. 7.
  6. Young’s People’s Training [Adiestramiento para jóvenes] (Lee/LSM), caps. 12-15.