Watchman Nee Libro Book cap.23 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus

Watchman Nee Libro Book cap.23 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus

EL CUERPO DE CRISTO Y NUESTRO ESPÍRITU REGENERADO

Lección veintitrés

EL CUERPO DE CRISTO Y NUESTRO ESPÍRITU REGENERADO

Lectura bíblica

Ef. 1:17; 2:22; 3:16; 4:23; Ro. 8:6; Col. 1:19; 2:9; Ef. 6:18

Bosquejo

  1. El Cuerpo de Cristo y nuestro espíritu regenerado según se revelan en Efesios
  2. Necesitamos un espíritu de revelación para ver lo que es el Cuerpo de Cristo
  3. Edificados juntamente en espíritu
  4. Fortalecidos en el hombre interior
  5. Renovados en el espíritu de nuestra mente
  6. Llenos en el espíritu
  7. Orar en el espíritu

Texto

[En el cristianismo actual, la vida de iglesia está ausente casi en su totalidad debido a que la mayoría de los cristianos no conocen el espíritu humano. La gran parte de sus enseñanzas se centran en la mente. Sin embargo, el libro de Efesios no está enfocado en la mente, sino en el espíritu. Nuestro espíritu debe ser un espíritu de sabiduría y revelación, el lugar donde se edifica la morada de Dios, el órgano en el cual Dios nos revela Su misterio, y el hombre interior fortalecido por el Espíritu de Dios. Además, necesitamos ser renovados en el espíritu de nuestra mente y debemos orar en el espíritu. A través del ejercicio apropiado, finalmente nuestro espíritu será lleno hasta la medida de toda la plenitud de Dios. Esta es la mezcla de Dios y el hombre, lo cual produce la vida de iglesia.]

I. EL CUERPO DE CRISTO Y NUESTRO ESPÍRITU REGENERADO SEGÚN SE REVELAN EN EFESIOS

[En primer lugar, debemos ver que el Cuerpo se experimenta absolutamente en el espíritu, en nuestro espíritu humano. Nuestro espíritu regenerado está habitado por el Espíritu Santo, pero hoy el énfasis del Cuerpo de Cristo está en nuestro espíritu humano, y no en el Espíritu Santo. Por tanto, en cada capítulo del libro de Efesios se menciona algo acerca del espíritu humano regenerado. Efesios es un libro que trata del Cuerpo, y cada capítulo contiene al menos un versículo que habla del espíritu humano. Necesitamos orar-leer estos versículos repetidas veces.]

II. NECESITAMOS UN ESPÍRITU DE REVELACIÓN PARA VER LO QUE ES EL CUERPO DE CRISTO

[Pablo oró que el Padre de gloria “os dé espíritu de sabiduría y de revelación” (Ef. 1:17). El espíritu aquí se refiere a nuestro espíritu regenerado, en el cual mora el Espíritu de Dios. Es necesario que veamos el Cuerpo, pero nunca podremos verlo a menos que estemos en el espíritu. Si no tenemos la visión en el espíritu, si no tenemos un espíritu de revelación, un espíritu perceptivo, no podremos ver el Cuerpo. Si nuestros ojos no tienen visión, no podremos distinguir entre un color y otro, y no podremos apreciar el panorama. El Cuerpo de Cristo es diferente a todas las escenas que podamos ver y a todos los colores naturales. Es una visión celestial. Por lo tanto, necesitamos un espíritu de revelación, un espíritu que pueda ver el Cuerpo. No me refiero a una mente hábil; lo que necesitamos es un espíritu transparente, un espíritu de revelación, capaz de ver el Cuerpo. El espíritu de revelación que nos capacita para ver el Cuerpo es el primer aspecto en cuanto a nuestro espíritu que se aborda en este libro, el cual habla de la iglesia.]

[Utilizar nuestra mente para tratar de entender el tema de la iglesia, en lugar de volvernos a nuestro espíritu para recibir una revelación de ella, es como intentar ver los colores con nuestros ojos cerrados. Si cerramos los ojos, no podremos usar la facultad de la vista, y simplemente no podremos ver ningún color. No se pueden ver los colores con la facultad del entendimiento. En cambio, si abrimos los ojos, todas las dudas y preguntas se esfumarán, y podremos distinguir cualquier color. Es posible que no podamos explicar lo que vemos, pero nuestros ojos verán claramente los colores y podrán distinguir entre un color y otro. Para ver los colores, necesitamos abrir los ojos; para ver la iglesia, necesitamos volvernos a nuestro espíritu.

Debemos volvernos a nuestro espíritu y comprender que tenemos un espíritu de revelación. Ver la iglesia es sencillo si utilizamos el órgano apropiado. En el espíritu, la visión de la iglesia es muy clara. La iglesia local es diferente de todas las denominaciones. Puede ser que usted no sea capaz de explicar la diferencia, pero cuando se vuelve a su espíritu y ve la iglesia, sabrá la diferencia y verá la iglesia.]

III. EDIFICADOS JUNTAMENTE EN ESPÍRITU

[La iglesia se percibe en el espíritu, y se edifica también en el espíritu. En Efesios 2:22 Pablo dice: “Vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu”. Cuando permanecemos fuera del espíritu, estamos divididos, somos facciosos y causamos división. Es muy fácil ser facciosos e individualistas. Simplemente al estar fuera de nuestro espíritu, en nuestra mente, o al estar en nuestra parte emotiva, nos volvemos divisivos e individualistas, y no estamos dispuestos a ser concertados, o acoplados, en el Cuerpo. Si este es el caso, conservaremos nuestros gustos y preferencias, lo que nos agrada y desagrada, nuestras opiniones acerca de los hermanos y las hermanas, y preferiremos quedarnos en nuestra casa, antes que estar en las reuniones con los santos. Si permanecemos fuera de nuestro espíritu, no veremos la importancia de ser acoplados, y seremos diferentes a los demás, cuidando de nuestra personalidad individual, y preocupándonos por mantener nuestro prestigio. Es imposible ser acoplados mientras estemos fuera del espíritu y mantengamos nuestros conceptos. Sin embargo, si nos volvemos a nuestro espíritu, inmediatamente nos daremos cuenta que necesitamos ser concertados, y estaremos dispuestos a ello, e inclusive gemiremos al Señor por Su misericordia para que El nos concerta con todos los santos.]

IV. FORTALECIDOS EN EL HOMBRE INTERIOR

[Además, necesitamos ser fortalecidos en el hombre interior, en nuestro espíritu humano regenerado. En el capítulo tres de Efesios, Pablo oró: “Para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu” (v. 16). No sólo en nuestro espíritu vemos el Cuerpo y se edifica el Cuerpo, sino también en el espíritu somos fortalecidos en el hombre interior. Para ser fortalecidos, necesitamos estar en el espíritu. Somos demasiado fuertes en nuestra parte emotiva, en nuestra voluntad y en la mente, pero no estamos suficientemente fortalecidos en el hombre interior, en el espíritu. Necesitamos que Dios nos fortalezca, lo cual se lleva a cabo en nuestro espíritu.]

V. RENOVADOS EN EL ESPÍRITU DE NUESTRA MENTE

[En el capítulo cuatro de Efesios, después del fortalecimiento del hombre interior, está la renovación del espíritu de la mente (v. 23). Cada parte de nuestra mente necesita ser completamente renovada en el espíritu que se apodera, ocupa y posee nuestra mente y se convierte en el espíritu de nuestra mente. Es posible que no nos demos cuenta de cuánto la mente controla al espíritu y aun al Espíritu Santo, pero sin la cooperación de nuestra mente, el Espíritu Santo no puede poseernos de manera completa. En este sentido, el Espíritu Santo está bajo el control de nuestra mente. Sin embargo, éste no es el orden apropiado. Tanto el Espíritu Santo como nuestro espíritu humano, deben estar por encima de nuestra mente y tomar control de ella. La mente debe ser puesta en el espíritu (Ro. 8:6), y el espíritu debe gobernar, poseer, ocupar, capturar, controlar y subyugar nuestra mente. Este es el espíritu que nos renueva.

Necesitamos ser renovados continuamente, cada día, a cada hora y a cada momento, y esto se lleva a cabo en el espíritu renovador y por medio de él. Si esto es así, la vida de iglesia local será real y preciosa para nosotros, y entenderemos que no hay otra forma de avanzar, no existe otro camino].

VI. LLENOS EN EL ESPÍRITU

[En los primeros cuatro capítulos de Efesios se habla de ver en el espíritu (1:17), de edificar en el espíritu (2:22), de ser fortalecidos en el espíritu (3:16), y de ser renovados en el espíritu (4:23). En el capítulo cinco, Pablo indica que necesitamos ser llenos en el espíritu. Según 3:19, ser llenos en el espíritu implica ser llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. Cuando Cristo hace Su hogar en nuestro corazón, y somos capaces de comprender con todos los santos las dimensiones de Cristo, y de conocer por experiencia Su amor, que excede a todo conocimiento, seremos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios. Esta plenitud habita en Cristo (Col. 1:19; 2:9). Cuando Cristo mora en nosotros, imparte a nuestro ser todo lo que Dios es. Podemos ser llenos de Dios a tal medida, a la medida de toda la plenitud de Dios].

[A menudo tenemos la mente totalmente ocupada, pero estamos vacíos en el espíritu. Nuestro espíritu parece una llanta desinflada, pero nuestra mente y parte emotiva rebosan. Necesitamos orar de manera que nuestra mente y parte emotiva se vacíen, y que seamos llenos en nuestro espíritu hasta la medida de toda la plenitud de Dios. Entonces la vida de iglesia será muy preciada para nosotros y la valoraremos como nuestro mayor tesoro.]

VII. ORAR EN EL ESPÍRITU

[Finalmente, en el capítulo seis de Efesios, Pablo dice que necesitamos orar en todo tiempo en el espíritu (v. 18). Esta es la oración de un miembro del Cuerpo identificado con Cristo en el trono, uno que siempre reclama lo que es suyo, proclama los hechos, da órdenes al Señor, y ata al enemigo. Esta no es la oración de un limosnero; no es una súplica ni la oración de un pobre pecador. No es la oración de los santos menesterosos ni débiles que suplican al Señor, sino la oración del Cuerpo, la oración de los miembros del Cuerpo identificados con la Cabeza].

[Necesitamos ver el Cuerpo en el espíritu, ser edificados en el espíritu, ser fortalecidos en el espíritu, ser renovados en el espíritu, ser llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios en el espíritu, y orar en el espíritu como miembros del Cuerpo, identificados con la Cabeza. Si experimentamos esto, espontáneamente tendremos la vida de iglesia. Si no es así, será imposible tenerla. Hablaremos mucho acerca de la vida del Cuerpo, y tendremos muchas enseñanzas acerca de la iglesia, pero no comprenderemos qué es en realidad la vida de iglesia. Les insto una vez más a que se vuelvan al espíritu, porque es ahí donde se experimenta la vida de iglesia.]

RESUMEN

El Cuerpo de Cristo es una experiencia que se tiene absolutamente en el espíritu, en nuestro espíritu humano. A fin de ver el Cuerpo, necesitamos un espíritu de sabiduría y revelación. La edificación de la iglesia se realiza también en el espíritu. Además, para ser fortalecidos en el hombre interior, necesitamos estar en el espíritu. Necesitamos ser renovados en el espíritu de nuestra mente, y necesitamos orar en espíritu. Por medio del ejercicio de nuestro espíritu somos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios, y así se produce la vida de iglesia.

PREGUNTAS

  1. ¿Por qué decimos que el libro de Efesios muestra que el Cuerpo de Cristo está relacionado con nuestro espíritu humano?
  2. ¿Qué problemas encaramos cuando tratamos de entender la iglesia con nuestra mente?
  3. ¿Cómo es que la edificación de la iglesia se produce cuando nos volvemos a nuestro espíritu, y no permanecemos en nuestra mente y parte emotiva?
  4. ¿Por qué Efesios 4 le llama a nuestro espíritu “el espíritu de nuestra mente”?
  5. ¿Qué versículos de Efesios muestran que:
    • a) Obtenemos visión en el espíritu.
    • b) Edificamos en el espíritu.
    • c) Somos fortalecidos en el espíritu.
    • d) Somos renovados en el espíritu.
    • e) Somos llenos en el espíritu.

Citas tomadas de las publicaciones de Lee y LSM

  1. Life-study of Ephesians [Estudio-vida de Efesios], pág. 570.
  2. To Serve in the Human Spirit [Servir en el espíritu humano], págs. 31, 32, 34, 36-40.