Watchman Nee Libro Book cap.12 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus
EL ESPÍRITU Y LA PALABRA
Lección doce
EL ESPÍRITU Y LA PALABRA
Lectura bíblica
Jn. 6:63; 2 Ti. 3:16; Ef. 6:17-18; 5:18-19; Col. 3:16; Hch. 6:7; 12:24; 19:20; 8:1, 4; 4:31
Bosquejo
- Recibir al Espíritu a través de la Palabra
- Dos extremos
- Los que hacen hincapié en las doctrinas: los fundamentalistas
- Los que hacen hincapié en los dones: los pentecosteses
- El Espíritu está corporificado en la Palabra
- Las palabras habladas son la corporificación del Espíritu vivificante
- Las Escrituras son el aliento de Dios
- El Espíritu y la Palabra son uno
- Experimentar el fuego que hay en la Palabra al orar-leer
- Ministrar la Palabra por el Espíritu
- La palabra crece y se multiplica
- La necesidad de ser llenos de la Palabra
- El Espíritu por dentro y la Palabra por fuera
- La necesidad de tocar al Espíritu en la Palabra diariamente
Texto
I. RECIBIR AL ESPÍRITU A TRAVÉS DE LA PALABRA
[Hemos visto que el Espíritu Santo es el Dios Triuno que llega a nosotros en Su forma consumada. Cuando el Espíritu Santo llega a nosotros, el Dios Triuno mismo viene a nosotros. Sin embargo, el Espíritu es abstracto y misterioso. Así que, es importante saber que el Espíritu está corporificado en la Palabra. Ahora, si hemos de vivir a Cristo, necesitamos experimentar al Espíritu interiormente, y disfrutar la Palabra exteriormente.]
[En nuestra experiencia cristiana, la Palabra y el Espíritu siempre van juntos. Es absolutamente erróneo decir que recibimos al Espíritu sin tomar la Palabra. Si no tomamos la Palabra, no podemos obtener al Espíritu. Según mi experiencia, yo recibo al Espíritu principalmente a través de la Palabra. Al tener contacto con ella de manera viviente, ésta se convierte en el Espíritu en mi experiencia. Sin embargo, algunos pretenden tomar la Biblia sin tomar al Espíritu. Esto también es incorrecto. Las personas que cultivan flores, necesitan tanto las semillas como la vida que está en ellas; es imposible separarlas. Para obtener la vida, debemos tomar las semillas. Esto muestra la relación que existe entre la Palabra y el Espíritu. Debemos tener ambas. El Señor Jesús es tanto el Espíritu como la Palabra. El no es el Espíritu, separado de la Palabra, ni la Palabra, aparte del Espíritu.]
II. DOS EXTREMOS
[En cuanto al concepto que los cristianos tienen acerca del Espíritu, existen dos extremos, uno se encuentra entre los que hacen hincapié en las doctrinas, los llamados fundamentalistas, y el otro entre los que ponen énfasis en los dones, los denominados pentecostales.]
A. Los que hacen hincapié en las doctrinas:
los fundamentalistas
[Debido a que los fundamentalistas tienen temor de experimentar al Espíritu, ellos se preocupan principalmente por la doctrina bíblica. No obstante, tener sólo la doctrina de la Biblia, sin el Espíritu, es como tener un cuerpo sin vida. Hemos visto que el Espíritu está corporificado en la Palabra. Por tanto, podríamos considerar la Palabra como el cuerpo del Espíritu, pues separar al Espíritu de la Palabra es tener un cuerpo sin vida. El Espíritu es el contenido vital de la Biblia. Separada del Espíritu, la Biblia se convierte en letra muerta. Con todo, los creyentes que hacen hincapié en las doctrinas temen hablar de experimentar a Cristo, el Espíritu y la vida interior. Ellos representan un extremo.]
B. Los que hacen hincapié en los dones:
los pentecostales
[Los pentecosteses representan el otro extremo. Ellos desatienden la Palabra y le dan un excesivo énfasis al Espíritu.] [Su atención se centra absolutamente en su concepto acerca del Espíritu. No se dan cuenta de que sin la Palabra, el Espíritu es vano. Debemos entender que la Palabra precede al Espíritu.]
[No debemos ubicarnos en ningún extremo, sino ser equilibrados y prestar atención al Espíritu así como a la Palabra. Por dentro tenemos al Espíritu, y por fuera tenemos la Palabra, la Biblia.]
III. EL ESPÍRITU ESTÁ CORPORIFICADO EN LA PALABRA
A. Las palabras habladas son la corporificación del Espíritu vivificante
Podemos afirmar que el Espíritu y la Palabra son uno porque esto se revela claramente en la Biblia. El Señor Jesús dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida” (Jn. 6:63). [El Espíritu es viviente y real, pero bastante misterioso, intangible y difícil de entender; por el contrario, las palabras son tangibles. El Señor declaró que a fin de dar vida, El se haría el Espíritu. [“El Espíritu es el que da vida”. En Juan 6:63a] El dijo que Sus palabras eran espíritu y vida. Esto quiere decir que las palabras que El habla son la corporificación del Espíritu vivificante. El Señor es ahora el Espíritu vivificante en resurrección, y este Espíritu está corporificado en Sus palabras. Cuando recibimos las palabras del Señor ejercitando nuestro espíritu, recibimos al Espíritu, quien es vida.]
B. Las Escrituras son el aliento de Dios
[En 2 Timoteo 3:16 dice que la Escritura es dada por el aliento de Dios. Cada palabra de la Biblia es el aliento divino. Hemos indicado que este aliento es el pnéuma, el Espíritu. Así que, ya que la Palabra y el Espíritu son el aliento de Dios, éstos son ciertamente uno. Tanto el Espíritu como la Palabra son el aliento de Dios. Además, el aliento de Dios es Su pnéuma, el Espíritu. Por un lado, la palabra de Dios es el Espíritu, y por otro, el Espíritu es la Palabra.]
C. El Espíritu y la Palabra son uno
Efesios 6:17 incluso iguala la Palabra al Espíritu. “Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios”. En este versículo el Espíritu y la Palabra son una sola cosa.
[Efesios 5:18-19 dice que cuando nos llenemos del Espíritu, cantaremos himnos y cánticos espirituales. Pero Colosenses 3:16 dice que cuando nos llenemos de la Palabra, cantaremos himnos y cánticos espirituales. Efesios y Colosenses son “libros gemelos”; siempre van juntos. Efesios dice que cuando somos llenos del Espíritu, cantamos, y Colosenses dice que cuando somos llenos de la Palabra, cantamos. Cuando comparamos estos dos pasajes de la Biblia, nos damos cuenta que el Espíritu es la Palabra y la Palabra es el Espíritu.
IV. EXPERIMENTAR EL FUEGO QUE HAY EN LA PALABRA AL ORAR-LEER
[Usemos como ejemplo un cerillo. Es cierto que el palito del cerillo está hecho de madera, pero en esencia, el cerillo es el fósforo. Ahora supongamos que quiero encender el cerillo: ¿Qué debo hacer? Por supuesto, debo prenderlo. Pero, ¿cómo lo hago? Si lo froto por el extremo que no tiene el fósforo, puedo frotarlo por la eternidad y nunca se encenderá, pues estaría utilizando la parte incorrecta. La Biblia es el cerillo, y el Señor Jesús, el Espíritu, es el fósforo. El palito de madera puede compararse con las letras, las palabras escritas de la Biblia, las cuales contienen a Cristo como fósforo, quien es la estrella celestial de la mañana. ¿Cómo podemos hacer que el fósforo se encienda y resplandezca? Usando la parte correcta del cerillo, debemos frotar el extremo correcto, que es el Espíritu Santo, en el lugar correcto, nuestro espíritu humano.]
Efesios 6:17-18 dice que debemos recibir “la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu”. [Cuando leemos la Palabra, debemos mezclar nuestra lectura con oración. Mientras ejercitamos nuestros ojos y nuestra mente para leer, debemos también ejercitar nuestro espíritu para tocar al Espíritu. Entonces todo lo que está en la Palabra se convertirá en el suministro abundante del Espíritu en nuestra experiencia.]
[Si no ejercitamos nuestro espíritu al leer la Palabra, fallamos, pues no “frotamos” el “cerillo” en el lugar correcto, en nuestro espíritu. Como resultado, el “fósforo”, el Espíritu que está corporificado en la Palabra, no enciende. Si queremos aprovechar el fósforo que está corporificado en el cerillo, es decir, el Espíritu que está en la Palabra, tenemos que ejercitar nuestro espíritu para orar-leer la Palabra. Entonces podremos encender el cerillo correctamente, y experimentar el fuego que está en la Palabra. Podemos testificar que al tomar la Palabra de una manera apropiada, ejercitando nuestro espíritu, experimentamos el fuego divino en nuestro espíritu.]
V. MINISTRAR LA PALABRA POR EL ESPÍRITU
A. La Palabra crece y se multiplica
[Hechos dice en tres ocasiones que la palabra crecía y se multiplicaba (Hch. 6:7; 12:24; 19:20); algo que no tiene vida no podría crecer. En realidad, la multiplicación de los discípulos obedece al crecimiento de la palabra. Sin embargo, muchos de los que leen Hechos prestan atención principalmente al Espíritu. Sin duda, el Espíritu es de suma importancia en Hechos. Pero los que recibieron al Espíritu no salieron a predicar el Espíritu; más bien, predicaron la palabra. Muchos versículos de Hechos dicen que lo que fue predicado y enseñado por el primer grupo de creyentes fue la palabra. Los que fueron esparcidos en Hechos 8 salieron a dar las buenas nuevas de la palabra (v. 1). La gente creyó en la palabra, la recibió, y ésta se hizo tan prevaleciente, que creció y se multiplicó.
B. La necesidad de ser llenos de la Palabra
[Quiero causar una impresión en ustedes de que la palabra divina es nuestra primordial necesidad, así que debemos ser uno con la palabra, y llenarnos, impregnarnos y estar constituidos de ella. Entonces, cuando ministremos, impartiremos la palabra por el Espíritu. No ministramos al Espíritu por la Palabra, sino la Palabra por el Espíritu. En Hechos 4, mientras los discípulos y los apóstoles oraban, fueron llenos del Espíritu y comenzaron a hablar la palabra con denuedo (v. 31). Ellos no enseñaron ni predicaron el Espíritu; el Espíritu fue sólo el poder con el que predicaran la palabra.]
C. El Espíritu por dentro y la Palabra por fuera
En la lección anterior dijimos que para predicar el evangelio requerimos de un rico depósito de la Palabra. Ahora vemos por qué esto es tan crucial. Ciertamente necesitamos el poder del Espíritu, pero es la Palabra la que debemos predicar.
[El Espíritu Santo está en nuestro espíritu, y la palabra santa, la Biblia, en nuestras manos. Estas no deben ser para nosotros dos cosas separadas, sino dos extremos de una misma cosa. El extremo interior, es el Espíritu, y el exterior, la Palabra. Cuando la Palabra entra en nuestro espíritu, se convierte en el Espíritu, y cuando el Espíritu se expresa por nuestra boca, se convierte en la palabra.]
VI. LA NECESIDAD DE TOCAR AL ESPÍRITU EN LA PALABRA DIARIAMENTE
Es imprescindible que cada día invirtamos tiempo para tocar al Espíritu en la Palabra. Aun si tomamos tan sólo diez minutos para orar-leer un pasaje de la Palabra, recibiremos cierta nutrición. Cuando menos, debemos hacer esto cada mañana, pues ése es el mejor momento. Antes de ir a la escuela o hacer otra cosa, ore, tenga contacto con el Señor, aplique la preciosa sangre, abra la Biblia y reciba al Espíritu a través de la Palabra.
[Como personas salvas y regeneradas, tenemos al Espíritu de Dios en nuestro espíritu. Por lo tanto, cuando ejercitamos nuestro espíritu al orar-leer la Palabra, aplicamos la Palabra a nosotros y la mezclamos con el Espíritu. Inmediatamente, recibimos la suministración abundante del Espíritu.]
¡Alabado sea el Señor! ¡El Espíritu todo-inclusivo, compuesto y vivificante, que mora en nosotros y que se ha intensificado siete veces, está corporificado en la Palabra! Con el tiempo sentirá que pasar diez minutos [en la Palabra] no es suficiente.
RESUMEN
El Espíritu es abstracto y misterioso, pero la Palabra de Dios es concreta, está en nuestras manos. El Señor Jesús es tanto el Espíritu como la Palabra. Si no tomamos la Palabra, no podemos obtener al Espíritu, porque el Espíritu está corporificado en la Palabra. Si hemos de recibir al Espíritu a través de la Palabra, debemos tomarla ejercitando nuestro espíritu. Aun cuando el Espíritu es el poder con el que predicamos, lo que predicamos es la palabra. Diariamente debemos abrir la Biblia para recibir al Espíritu a través de la Palabra.
Preguntas
- Describa los dos extremos en que se ubican los cristianos con relación al Espíritu. ¿Cuál es el equilibrio apropiado?
- ¿Qué queremos decir cuando afirmamos que el Espíritu está corporificado en la Palabra?
- Señale tres pasajes de la Escritura que indiquen que el Espíritu y la Palabra son uno. Explique brevemente cada pasaje.
- ¿Por qué es tan importante ejercitar nuestro espíritu cuando leemos la Biblia?
- ¿Cómo muestra el libro de Hechos que la Palabra es algo vivo?
- ¿Por qué necesitamos tanto al Espíritu como la Palabra para predicar el evangelio?
Citas tomadas de las publicaciones de Lee y LSM
- Life-study of Philippians [Estudio-vida de Filipenses], pág. 338.
- Life-study of Ephesians [Estudio-vida de Efesios], págs. 548-549.
- Life-study of Philippians, pág. 362.
- Fellowship Concerning the Lord’s Up-to-date Move, Elders’ Training [Comunion acerca del mover actual del Señor, Adiestramiento para ancianos], libro 5, págs. 41-42.
- Life-study of Philippians, pág. 309.
- Estudio-vida de Juan, pág. 214.
- Life-study of Philippians, pág. 307.
- The Stream [El manantial], vol. 5, núm. 2, 1 de mayo de 1967, pág. 9.
- Cristo es contrario a la religión, pág. 107.
- Life-study of Philippians, págs. 319, 399.
- Fellowship Concerning the Lord’s Up-to-Date Move, Elder’s Training [Comunion acerca del mover actual del Señor, Adiestramiento para ancianos], libro 5, págs. 38-39.
- Cristo es contrario a la religión, pág. 106.
- Life-study of Philippians, págs. 310-311.