Watchman Nee Libro Book cap.18 Libro de lecciones nivel 2: El Dios triuno
LA MUERTE DE CRISTO COMO DIOS-HOMBRE
Lección dieciocho
LA MUERTE DE CRISTO COMO DIOS-HOMBRE
Lectura bíblica
Ro. 3:23; 6:23; He. 9:22; 2:14; 4:15; 1 P. 1:19; He. 9:12; Mt. 27:46; 3:16-17; 1 P. 3:18.
Bosquejo
- Murió como hombre
- Adquirió sangre humana
- Sin pecado
- Murió como Dios
- Para obtener la redención eterna
- Para dar vida eterna
- Herejías acerca de Cristo
- Cristo es Dios esencialmente y posee el Espíritu económicamente
Texto
La caída del hombre creó un gran dilema para Dios. El hombre era el centro del plan de Dios, ya que fue creado para expresarlo. Sin embargo, por causa del pecado, la justicia de Dios exigió que el hombre fuera condenado. En esta lección veremos la solución maravillosa, perfecta y completa de Dios a este dilema. El Señor Jesús fue la única Persona apta para morir por nosotros y obtener nuestra redención.
I. MURIÓ COMO HOMBRE
A. Adquirió sangre humana
Todo hombre ha pecado, y la paga del pecado es muerte (Ro. 3:23; 6:23). Por esta causa, Dios requirió la sangre del hombre como pago por la transgresión. Hebreos 9:22 dice: “Sin derramamiento de sangre no hay perdón”. Esta es la razón por la cual el Señor Jesús se hizo hombre. Se exigía la sangre del hombre, así que Dios mismo tuvo que adquirir tal sangre. Dios no tenía sangre, pero mediante Su encarnación adquirió sangre y carne (He. 2:14). Al hacerse hombre, Jesús pudo derramar sangre humana por nuestra causa.
B. Sin pecado
Dios no sólo tuvo que hacerse hombre, sino un hombre sin pecado. Si El hubiese tenido tan sólo un pecado, no hubiera podido morir por los pecados de toda la humanidad, porque habría tenido que morir por los Suyos propios. Pero Cristo no conoció pecado (2 Co. 5:21; He. 4:15). El únicamente adquirió la semejanza de carne de pecado (Ro. 8:3), pero no tuvo mancha ni defecto alguno (1 P. 1:19). En esto vemos que Cristo estaba plenamente capacitado para morir por el hombre, ya que podía derramar sangre humana y así morir por otros, pues en El no había pecado alguno.
II. MURIÓ COMO DIOS
A. Para obtener la redención eterna
Sin embargo, si Jesús solamente hubiera sido un hombre sin pecado, aún tendríamos un grave problema, pues Su muerte sólo sería suficiente para salvar a un hombre; de hecho, únicamente sería efectiva para pagar por un sólo pecado. Permítanme explicar esto. Dios exige que el hombre muera por su pecado, incluso por un solo pecado. Supongamos que en toda su vida usted comete un solo pecado. Si este fuera el caso, Jesús, como hombre libre de pecado, bien podría morir como sustituto por ese único pecado. Pero si usted pecara de nuevo, tendría que morir también por ese segundo pecado. Ahora bien, usted sabe que a lo largo de su vida ha pecado más de una vez. ¿Cómo podría Jesús, un solo hombre, morir por todos los pecados de usted y por los de toda la humanidad? ¿Y cómo podría esto operar en nosotros dos mil años después de Su muerte?
Ya hemos indicado que, aunque Cristo se hizo hombre, aún seguía siendo Dios. El fue un hombre genuino, pero también era el Dios completo. El hecho de ser Dios le añadió un elemento eterno a Su sangre redentora. Hebreos 9:14 afirma que el Señor se ofreció a Sí mismo mediante el Espíritu eterno. El efectuó una redención eterna a nuestro favor (He. 9:12). Así que, la sangre de Jesús es eficaz para todos los hombres de todos los tiempos. Dicha sangre es capaz de limpiar todos los pecados de la humanidad.
B. Para dar vida eterna
No obstante, la redención por sí sola no es la meta final de la obra del Señor, ya que Su objetivo es impartir en el hombre Su vida divina. Este es el aspecto positivo de la muerte de Cristo como grano de trigo, del cual hablamos anteriormente. ¿Quién sino Dios mismo puede dar al hombre la vida divina y eterna? Esta es la segunda razón por la cual Cristo debía ser Dios, porque sólo Dios es capaz de liberar la vida divina e impartirla en el hombre.
¡Alabado sea el Señor! El es un Dios-hombre. Ningún otro sería capaz de hacer lo que El hizo por nosotros. Como hombre libre de pecado, El estaba capacitado para derramar Su sangre por nosotros. Y como Dios, El logró que Su muerte fuera eternamente eficaz. De esta manera, efectuó la redención eterna y liberó Su vida divina, a fin de impartirla en nuestro ser.
III. HEREJÍAS ACERCA DE CRISTO
Si entendemos claramente los puntos anteriores, comprenderemos cuán grave error es decir que Cristo no era un hombre genuino o que El no era Dios. Si cualquiera de estas proposiciones fuera verdadera, entonces la obra redentora de Cristo sería totalmente inútil y todos pereceríamos.
Sin embargo, por absurdo que parezca, muchas personas a lo largo de la historia cristiana han enseñado tales herejías. Aún hoy algunos niegan que Cristo sea un hombre genuino, aunque reconocen que El es Dios. Si esto fuera así, entonces Cristo no habría podido derramar sangre humana por los pecados de los hombres. Por otro lado, hay personas que proponen que Cristo era únicamente hombre, pero que no era Dios; ellos dicen que El murió meramente como un mártir. Si esto fuera verdad, Su muerte no sería eternamente eficaz ni podría impartirnos Su vida divina. Incluso hay quienes opinan que Cristo, ni era Dios ni era hombre, sino que era un tercer tipo de ser. Esto es tan ridículo como los conceptos antes mencionados. La Biblia no ofrece ninguna base para apoyar tales herejías. En conclusión, basado en todo lo que hemos dicho hasta aquí, debemos entender claramente que el Señor Jesús era completamente Dios y plenamente hombre. El era el Dios completo y un hombre genuino. Era un Dios-hombre. Por ello, Su muerte obtuvo la redención a favor de toda la humanidad.
IV. CRISTO ES DIOS ESENCIALMENTE Y POSEE EL ESPÍRITU ECONÓMICAMENTE
Las enseñanzas heréticas con respecto a Cristo se originan por un entendimiento inadecuado del relato bíblico acerca de El. Un versículo que confunde a muchos es Mateo 27:46, donde dice que el Señor, en el momento de Su muerte en la cruz, clamó: “Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué Me has desamparado?”. Muchos han usado este versículo erróneamente para decir que Cristo no era Dios, ya que Dios lo abandonó en la cruz. Es posible que ellos también tomen como base Mateo 3, donde dice que el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en el momento de Su bautismo. Quizás ellos se pregunten: “Si Jesús era Dios, ¿por qué entonces el Espíritu Santo vino sobre El?”. Este tipo de preguntas pueden contestarse apropiadamente con la Biblia misma.
Ya que el Señor fue concebido por obra del Espíritu Santo, El poseía la esencia divina (véase la lección catorce). Podemos afirmar que El tenía el Espíritu Santo como Su esencia, como parte integral de Su ser, es decir, que El era Dios esencialmente. ¿Por qué entonces descendió el Espíritu Santo sobre El en Su bautismo? Esto fue necesario para que el Señor Jesús pudiera realizar Su obra. Su bautismo fue el inicio de Sus tres años y medio de ministerio sobre la tierra. Durante ese tiempo El llevó a cabo muchas obras maravillosas, tales como predicar y hacer muchos milagros. En los evangelios vemos cómo El sanó enfermos y paralíticos, alimentó a cinco mil personas con cinco panes y dos pecesillos, echó fuera demonios de muchas personas y aplacó el viento y el mar tempestuoso, incluso resucitó algunos muertos. Para realizar todas estas maravillas se requería la autoridad y el poder del Espíritu Santo. Es a éste aspecto del Espíritu que llamamos: “el Espíritu económico”, y éste es precisamente el Espíritu que recibió Jesús en Su bautismo. Desde Su nacimiento El poseía el aspecto esencial del Espíritu para vida, pero en Su bautismo El recibió el aspecto económico del Espíritu para poder.
Cuando Jesús fue crucificado, El cargó sobre Sí mismo los pecados de toda la humanidad. En otras palabras, El se hizo pecado por nosotros (1 P. 2:24; 2 Co. 5:21). El Dios justo aplicó Su juicio sobre Jesús por los pecados de todos los hombres. En aquel momento, Dios puso sobre Jesús todos los pecados de la humanidad. Por consiguiente, el Dios Santo tuvo que apartarse de El, es decir, que el Espíritu económico se apartó de Jesús. Esta es la razón por la que El clamó: “Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?”
Luego, en 1 Pedro 3:18 vemos que Cristo en la cruz fue “muerto en la carne, pero vivificado en el Espíritu”. Cuando Jesús fue crucificado por los pecadores, Dios lo abandonó económicamente, pero de acuerdo con este versículo, Dios experimentó esencialmente la crucifixión junto con El. Este Dios-hombre ciertamente murió en Su carne humana, pero fue vivificado en Su Espíritu divino. El tenía la esencia divina desde Su nacimiento hasta Su muerte. En esencia, Su ser jamás cambió; así que podemos decir que en esencia el era Dios y hombre.
Esto debe ayudarnos a entender que el Cristo que murió en la cruz era tanto Dios como hombre. No debe quedar la menor duda de que el Señor Jesús estaba plenamente capacitado para morir por toda la humanidad. ¡Alabémosle por Su maravillosa muerte como el Dios-hombre! Pues debido a lo que El logró en la cruz, hoy somos salvos y estamos siendo salvos. ¡Aleluya!
Preguntas
- ¿Qué significa que Cristo muriera como hombre y como Dios?
- Mencione algunas consecuencias de las enseñanzas heréticas que declaran que Cristo es Dios, pero no hombre; o que Cristo es hombre, pero no Dios.
- Explique lo que significan las últimas palabras del Señor: “Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué Me has desamparado?”.
Referencias adicionales
- Estudio-vida de Marcos (Lee/LSM), págs. 407-413, 416-417.
- Life-study of First John [Estudio-vida de Primera de Juan] (Lee/LSM), págs. 69-70.
- Concerning the Person of Christ [Acerca de la persona de Cristo] (Lee/LSM), págs. 5-12.