Watchman Nee Libro Book cap.13 La fe cristiana normal

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EL SIGNIFICADO DE LA FE

SECCIÓN CUATRO

CRISTO Y EL CRISTIANO

 

CAPÍTULO TRECE

EL SIGNIFICADO DE LA FE

Un cristiano es una persona que ha recibido a Cristo y Su gran salvación. ¿Cómo lo recibe a El y la obra que consumó? Esta pregunta puede parecer dificultosa, sin embargo, la respuesta es muy sencilla. Solamente hay una manera de recibir a Cristo, y ésta es por fe. En realidad, recibir es sólo creer.

CIENTO CINCUENTA VECES

Alguien contó la palabra “fe” en el Nuevo Testamento; aparece ciento cincuenta veces. Treinta y cinco veces, esta palabra es usada como sustantivo; el resto, como un verbo. Cuando es usada como verbo, es traducida “creer”. La razón por la cual esta palabra es mencionada y recalcada repetidas veces es que la fe es la única y crucial manera de recibir a Cristo.

El lugar que la fe ocupa en lo que el cristiano cree es grandioso. Ninguna otra religión hace énfasis en la fe como lo hace el cristianismo. Sakya Muni nunca dijo: “Cree en mí”. Ni tampoco han oído esto de Confucio. Tampoco pueden encontrar nada de esta índole en los escritos de Lao-tze, Chuan-tze ni de ningún otro sabio. Pero entre los cristianos la fe es repetida constantemente. La Biblia repite ciento cincuenta veces que nosotros tenemos que creer en Cristo. No hay ninguna otra manera que no sea por la fe. El Nuevo Testamento menciona otras cosas tales como el arrepentimiento, el bautismo, el reino de los cielos, la conducta, etc. Sin embargo, ellos aparecen menos frecuente que la fe. La Biblia tiene que repetir y dar énfasis a este punto porque envuelve nuestro recibir a Cristo y Su salvación. Cuando uno cree, recibe. De otra manera, está vacío.

LA DEFINICIÓN DE LA FE

Examinemos primero el significado de la fe. Trataremos de encontrar una definición para esta palabra.

Es extraordinario que aunque la palabra “fe” es usada ciento cincuenta veces en el Nuevo Testamento y más en el Antiguo Testamento, su definición es dada una sola vez. Esta palabra es explicada en un solo versículo. Tenemos que mirar cuidadosamente en este único lugar. Veamos Hebreos 11:1. Aquí encontramos la única explicación de la fe. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera”.

QUE ES CERTEZA

Si nosotros leemos este verso ligeramente, podemos pensar que entendemos la definición de la fe. La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Pero cuando consideramos cuidadosamente esta definición, encontramos que no nos guía a nada. Tengo que confesar que yo personalmente he gastado muchos años en la palabra “certeza”. La consideré una y otra vez; y no podía llegar a una interpretación inteligente.

He invertido mucho tiempo comparando diferentes traducciones de este versículo. Después de examinar por lo menos doce diferentes versiones, he concluido que la mejor traducción de esta palabra es “substancia”. El versículo se leería entonces de esta manera: “La fe es la substancia de lo que se espera”. Sin embargo, esto no conlleva la fuerza y el significado completo de la palabra.

DA SUSTANTIVIDAD

Entonces invertí algún tiempo estudiando el idioma griego. Finalmente, fui capaz de asimilar el impacto completo de esta palabra. Pero no podía encontrar la traducción apropiada. Para mí, la implicación era clara. Pero no podía pensar en una palabra que lo expresara bien.

Finalmente, encontré la palabra correcta en la traducción de J. N. Darby. El señor Darby fue una renombrada autoridad británica en cuanto a la exposición de la Biblia. El tradujo la palabra así: “da sustantividad”. La palabra sustantividad se entiende fácilmente. Todos sabemos que la substancia de esta mesa es madera, y la substancia de este metal es hierro. Pero, ¿qué quiere decir dar sustantividad? Tenemos que dedicar tiempo para explicar esta palabra.

Creo que el dar sustantividad es la habilidad que nos permite percibir una substancia. Por ejemplo, cuando miramos una mesa, entendemos que la substancia es madera. Consideremos la cubierta de la mesa; al mirarla nos percatamos que la substancia es metal. En esta misma habilidad consiste el poder de dar sustantividad.

LA FUNCIÓN DE LOS CINCO SENTIDOS

El mundo alrededor de nosotros está compuesto de miríadas de objetos de varios colores y formas. También hay una gran cantidad de imágenes y objetos dentro de nosotros. Ellos forman su propio mundo. Entre este mundo interno y el externo, hay una comunicación recíproca constante. Los impulsos del mundo externo son trasmitidos al mundo interno, y el mundo interno reacciona y se proyecta hacia el mundo externo. Los órganos intermediarios que se relacionan con los dos mundos son conocidos primariamente como los cinco sentidos. Con estos cinco sentidos los impulsos del mundo externo nos son trasmitidos para producir ciertas percepciones, y con estas mismas cinco facultades, nosotros comunicamos lo que hay dentro de nosotros al mundo exterior.

Si un hombre no tuviera sus cinco sentidos, sería extremadamente difícil que algo del mundo exterior penetre su mundo interior. Hay un espectro de colores en el mundo alrededor de nosotros. Pero si un hombre es ciego, no puede percibir esos colores. No puede apreciar la belleza que hay en ellos, porque no puede dar sustantividad a los colores. Si usted le dijera que la nieve es bella, él le preguntaría: “¿Por qué es tan bella?”. Si usted respondiera que la blancura de la nieve la hace atractiva, el diría: “¿qué significa blancura?”. Si usted dice que blanco es lo opuesto a negro, él contestará: “Yo no sé cómo es lo negro”. Hay muchos colores en el mundo, pero los podemos distinguir sólo con la habilidad que los ojos tienen de dar sustantividad a ellos. Los que no tienen ojos no tienen tal habilidad. El mundo que está dentro de ellos no tiene color.

Hay algunas cosas que requieren nuestra habilidad de oír. Nosotros percibimos estas cosas con el órgano del oír. Si somos sordos, el sonido no tiene efecto en nosotros. Otras cosas requieren nuestra facultad del olfato o nuestro paladar. La función de nuestros cinco sentidos es hacer toda cosa objetiva una experiencia subjetiva impartiéndolo en nosotros. Si no tenemos estos cinco sentidos, todos los objetos externos permanecerán fuera de nosotros; nunca podrán entrar. Por siempre habrá una barrera entre los dos lados. El trabajo que los cinco sentidos hacen es una obra de dar sustantividad.

COMUNICAR

Permítanme explicar esto más detalladamente, usando otra vez el ejemplo del color. Azul es una substancia. Esta substancia existe todo el tiempo, pero cuando usted la mira, sus ojos comienzan a comunicar el azul al interior de usted. Esto es lo que quiere decir dar sustantividad. Ahora usted puede decir que ha dado sustantividad al azul al impartirlo dentro de usted. Ahora sabe que hay un color llamado azul.

De hecho, cada uno de nosotros diariamente da sustantividad a cosas. Ahora puedo ver al señor Chang sentado aquí y al señor Lee allá; hay una lámpara sobre mí y un camino frente a mí. A todo esto le dan sustantividad mis ojos. Diariamente doy sustantividad a millones de objetos percibiéndolos con mis órganos. De esta manera, somos traídos en contacto con el mundo externo. De la misma forma, decimos que la fe da sustantividad a lo que se espera. No puedo encontrar una palabra mejor para traducir fe.

LA FE EN LOS ASUNTOS ESPIRITUALES

Dios usa la expresión “dar sustantividad” para mostrarnos lo que significa la fe. La Biblia nos habla de muchos asuntos, algunos de los cuales hemos mencionado previamente. Estos asuntos hasta ahora no estaban relacionados con nosotros; existieron independientemente fuera de nosotros. Nosotros los llamamos asuntos espirituales. ¿Cómo pueden esos asuntos espirituales tener substancia dentro de nosotros? Aquí la fe toma acción.

Permítanme decirles más en cuanto a la función de los cinco sentidos, entonces hablaremos de la función de la fe. Esta tarde algunos de nosotros fuimos en una excursión turística a Pali-tai. Ciertamente este es un lugar panorámico, y nosotros absorbimos el panorama. El señor Jan nos dijo que cuando el ciruelo florece, el panorama es aún más espectacular. Otra persona comentó que en días pasados había nieve allí y que el panorama era impresionante. Estos maravillosos panoramas pueden ser trasmitidos dentro de nosotros a través de nuestra habilidad de ver; para un hombre ciego, ninguna de estas bellezas existen.

Aquí tenemos la flor más fragante. Cuando aproxima su nariz a ella, puede detectar su aroma, pero si no tuviera nariz o estuviera resfriado, no tendría la facultad del olfato. Usted no hubiera sabido cuán fragante es la flor. Para usted la fragancia como substancia no existiría. Aquí hay un piano; produce bellas notas musicales, el pianista es talentoso y expresivo, pero ninguna melodía es registrada u oída por una persona quien es sorda. Para él, la música no existe porque carece de la facultad auditiva.

LA FE DA SUBSTANCIA

He tomado todo este tiempo para explicar los ejemplos y detalles para que puedan entender lo que la palabra fe significa en la Biblia; esto es muy importante. Como los ojos son para ver, los oídos para oír, y la nariz para oler, la fe es el órgano por medio del cual damos sustantividad a todo lo espiritual compartiéndolo en nosotros. Sin la fe, ningún aspecto espiritual existe para nosotros. Por esto la Biblia define la fe como la sustantividad de lo que se espera.

MÁS ALLÁ DE LOS CINCO SENTIDOS

¿Son los asuntos espirituales reales o no? Usted no puede percibirlos con los cinco sentidos. Dios nos ha puesto en Cristo; estamos crucificados con El. Todos nuestros pecados fueron llevados por El. Hoy Cristo está resucitado y está en el Espíritu Santo. Pero, ¿podemos nosotros dar sustantividad a uno de estos con nuestros cinco sentidos? No tienen uso alguno en este respecto. Cuando venimos a estas cosas, los ojos no ven, los oídos no oyen, la nariz es entumecida, la lengua no gusta; ninguno de los sentidos funciona. Si nosotros simplemente ejercitamos nuestros cinco sentidos, tenemos que concluir que Dios no existe, que no hay Cristo, que ni el perdón de pecados ni la redención de los mismos son substanciales, que no hay tal cosa como nueva vida, y que todas las cosas espirituales son simples fantasías. La realidad es que la substancia es un hecho, pero la facultad de percibirla está ausente.

Supongamos que un hombre ciego proclame: “No existe tal cosa llamada color. Todos los panoramas bellos de los cuales las personas hablan son ilusiones. Todas esas vívidas descripciones en cuadros y fotografías son simplemente abstractas y no existen”. No le sorprendería oír tales palabras. Usted sabe que esa persona carece de la facultad de ver. Para él ninguna de esas cosas realmente existe. Su teoría es la de un ciego. Solamente los ciegos la aprueban y la justifican.

LA CARENCIA DEL SENTIDO QUE DA SUSTANTIVIDAD

Usted puede pensar que no hablo en serio. Hay personas que critican a otros, diciendo: “Escuchen todo esto acerca de asuntos espirituales, de que Cristo perdona pecados, de la resurrección y de recibir una vida nueva. Todo esto no es más que una colección de palabras vanas”. El hecho es que los asuntos espirituales sí existen, pero estas personas carecen de algo. Están ciegos en cuanto a asuntos espirituales. Ellos carecen de lo que deberían tener; esto es, el sentido que da sustantividad a todo asunto espiritual. Sin este sentido, todo asunto espiritual es oscuridad para ellos. Este sentido es fe. La fe hace todo real y claro espiritualmente.

El universo material es real; también lo es el mundo espiritual. Sin embargo, necesita una facultad especial para ver y oír el mundo espiritual. Esta facultad o sentido es la fe que hemos mencionado. La fe es lo que da sustantividad a lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. A pesar de que no lo vemos, es manifestado a nosotros en una forma tangible. ¿Cómo puede una cosa espiritual abstracta tener substancia en nosotros? Sólo por la fe. ¿Tenemos esta fe? Si la tenemos, todo esto se hace real a nosotros.

INNEGABLE Y CIERTO

Los cinco sentidos dan sustantividad a todo lo que hay en el mundo físico. La fe es la facultad que da substancia a todo lo que está en el mundo espiritual. Esto es un sentido en adición a nuestros cinco sentidos. La cuestión es si nosotros los ejercitamos o no. El señor Chang esta sentado frente a mí. El llega a ser real para mí mediante mis ojos, sin embargo, puedo testificarles a ustedes que el Cristo que está dentro de mí es más real que el señor Chang. No solamente es una realidad el hecho de que mora en mí, también Su redención, el hecho de que mi hombre viejo fue crucificado y de que resucité con El también son una realidad. Estoy más seguro de esto que del señor Chang. Dentro de mí, hay un órgano que me facilita percibir todo esto. Es innegable y cierto. No solamente yo, sino muchos otros cristianos también han visto esa realidad; es hecha real mediante el órgano de la fe.

TENER FE ES RECIBIR

Dios lo ha preparado y cumplido todo en Cristo. También ha puesto a Cristo en el Espíritu Santo para que todos podamos disfrutarle en cualquier lugar y en cualquier momento. Todo lo que necesita hacer un hombre es recibirle a El. Pero, ¿cómo podemos recibirlo a El? Por fe. La fe recibe. Cuando un hombre cree, recibe todo lo de Cristo.

De hecho, los cinco sentidos también reciben. Los oídos reciben sonidos al oír, los ojos reciben los colores al ver. Al tener constante contacto con el mundo exterior, los cinco sentidos lo trasmiten todo al mundo interno.

Entonces la fe consiste en un acto de recibir. Cristo derramó Su sangre para remover nuestros pecados. Cuando nosotros creemos en esto, lo recibimos. Dios nos ha puesto en la muerte de Cristo. Por la fe, la solución del problema del viejo hombre es recibida dentro de nosotros. Otros hechos, como Su resurrección y la iniciación de una vida nueva son recibidos por fe. No sé cómo estas cosas pueden entrar en nosotros; pero sí estoy seguro de que cuando creemos en la palabra de Dios y en Sus obras, ellas entran en nosotros. Esta es la función de la fe.

LA FE NO ES UN ACUERDO

Tengo que mencionar un punto importante: la fe y el acuerdo son dos cosas diferentes. La fe es viva, mientras que el acuerdo es un ejercicio de la mente. Solamente la fe recibe todo lo que hay en el mundo espiritual. El consentimiento mental no tiene parte en esto; percibir cosas espirituales a través del consentimiento mental es usar los ojos para ver sonidos o la lengua para saborear colores. Usted nunca recibirá ninguna cosa de esa manara.

Por ejemplo, todos estamos de acuerdo que la montaña Hwang es un lugar muy panorámico. Lo dicen los libros, y lo vemos en las fotografías. Aceptamos y admitimos que el lugar es muy panorámico. Pero el monte Hwang nunca lo hemos recibido. Ninguna de sus bellezas son una realidad para nosotros. Recibir las cosas espirituales no es un asunto de consentimiento, sino de fe. Necesitamos creer en las palabras de Dios. Tenemos que mezclar Sus palabras con nuestra fe. No dude ni argumente contra las palabras de Dios. Más bien, debemos identificarnos con ellas y ser salvos.

Si usted tiene esta fe viva, puede ser salvo en su casa o en la iglesia, en el desierto o en cualquier lugar. Hoy Cristo está en el Espíritu Santo. El es omnipresente. No importa donde esté, simplemente tocándole a El por fe será salvo. De la misma manera que la electricidad en esta sala está instalada y las lámparas se encenderán al tocar el interruptor, así usted recibirá la salvación inmediatamente cuando ejercita su fe para recibirle a El.

CONFESAR

Tal vez usted haya estado escuchando las doctrinas de Cristo por más de diez años. Pero siempre las ha almacenado en la mente. Esto es simplemente un consentimiento mental. Hasta la fecha, todavía es un hombre caído. Su consentimiento no le ha aprovechado para nada. Tiene que confesar que cree. Debe proclamar: “Yo creo que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios. Yo creo que El está ahora en el Espíritu Santo. También creo que en la cruz El llevó mis pecados y que crucificó mi viejo hombre y me dio nueva vida”. Con esta fe, usted va a ser llevado delante de Dios. Le tocará a El, y la salvación será cumplida en usted. Esto es una experiencia de fe, y no un contrato.

VIEJO SETENTA

Hace algunos años, un barco de guerra italiano estaba anclado en Gibraltar. Por la noche los marineros fueron a la ciudad a jugar, tomar y causar problemas. Entre el grupo había uno llamado Viejo Setenta. El siempre tomaba la iniciativa entre ellos.

Esa noche mientras él vagaba por el muelle, vio un grupo de damas en una casa tocando piano, cantando himnos y predicando. Nunca había estado en un lugar como éste. Entró por curiosidad. Una predicadora vino y comenzó a predicarle el evangelio. A ella no le importaba si él estaba borracho o no; empezó a decirle que Cristo había muerto por los pecadores, que había perdonado los pecados y que les da una vida nueva. Al final ella le dijo que todo lo que tenía que hacer para ser salvo era creer. Viejo Setenta fue muy tocado. El oró al Señor Jesús, creyó en El y lo aceptó como su Salvador.

Después, el regresó al barco. Estaba a punto de dormirse, pero sintió que debería orar otra vez, así que se arrodilló frente a su litera. Había mas de veinte marineros en el cuarto. Cuando ellos vieron lo que él estaba haciendo, comenzaron a gritar: “¡Viva, algo nuevo! ¡Viejo Setenta tiene una nueva artimaña! Está actuando como si estuviera orando. Esto es maravilloso. Está bien, ya puede sentarse”. Pero Viejo Setenta continuaba orando.

Los compañeros comenzaron a lanzarle sus botas, pero él continuó orando sin prestarles atención. Después de su oración, se puso en pie y solemnemente declaró a todos que él había creído en Cristo. A esa declaración todo el mundo gritó y aplaudió jubilante por su excelente demostración.