Watchman Nee Libro Book cap.1 Los asuntos de la iglesia
LOS CARGOS EN LA IGLESIA
Los asuntos de la iglesia
NOTA DE LOS TRADUCTORES
Este libro se compone de mensajes que el hermano Watchman Nee dio en un entrenamiento para colaboradores y ancianos en el monte Kuling, en China, en 1948. La publicación original de estos mensajes fue en chino. Esta traducción está basada en la cuarta edición del libro, que se publicó en diciembre de 1982 por el Juridical Party of Taiwan Gospel Bookroom.
Irving, Texas
Diciembre de 1987
CAPÍTULO UNO
LOS CARGOS EN LA IGLESIA
Hay solamente dos cargos en la iglesia. Uno es el cargo de diácono, y el otro el de anciano o sobreveedor.
LOS DIÁCONOS
En la Biblia, el trabajo de los diáconos está totalmente relacionado con el servicio; aparte del servicio, los diáconos no tienen ninguna otra responsabilidad. En la iglesia, Dios no pone diáconos para que sean la autoridad. Los diáconos en la iglesia son exclusivamente para el servicio, para ministrar a otros. En griego, la palabra “diácono” es la misma que “ministro” la cual se encuentra en la frase “el ministro de la palabra”, que significa uno que sirve, o uno que está encargado de asuntos. Por lo tanto, en español se puede llamar servicio o ministerio la responsabilidad que tienen los diáconos.
Por favor, recordemos que el llamado ministerio es servicio. En el cristianismo protestante, a la Iglesia Episcopal le gusta usar esta palabra “ministerio”; y a la Iglesia Wesleyana le gusta usar la palabra “servicio”. Debido a que los wesleyanos se separaron de la Iglesia Episcopal y consideran que la Iglesia Episcopal es muy formal, a ellos les gusta usar la palabra menos formal, aunque ambas se originan de la misma palabra. En la Iglesia Wesleyana todos usan la palabra “servicio” y sólo en raras veces se usa “ministerio”. Ya que la Iglesia Episcopal es una iglesia estatal y tiene una formalidad oficial, ella usa el término “ministerio”. En realidad, ambas palabras se refieren al servicio.
Dado a los que tienen un entendimiento espiritual
El propósito especial del cargo de diácono en la iglesia es el servicio. Por lo tanto, en la iglesia es mejor dejar que en el comienzo todos los hermanos sirvan y se encarguen de las cosas. Sin embargo, algunos hermanos son estables, confiables, y tienen peso espiritual delante del Señor. La iglesia puede poner a estos como diáconos. Todos los santos son diáconos, pero sólo aquellos con quienes se puede contar y que tienen peso espiritual pueden ser nombrados formalmente diáconos. Este trabajo es más bien ordinario, pero este cargo solamente puede ser tomado por los que son confiables. Sólo los que son confiables pueden recibir este nombre. No queremos que la iglesia cambie frecuentemente de diáconos. Por lo tanto, debemos permitir que sean diáconos sólo aquellos que sean confiables y espirituales y que tengan entendimiento espiritual.
Espero que cuando vayan a diferentes localidades, ustedes pongan atención en este asunto. Cuando haya hermanos que se levanten en una localidad y ustedes deseen que sean diáconos, de ninguna manera seleccionen a los que solamente saben cómo hacer las cosas, pero que carecen de entendimiento espiritual. Este es el mayor peligro y la mayor tentación para un obrero. Algunos hermanos o hermanas están especialmente dotados para hacer las cosas, y, con frecuencia, a uno le gustaría ponerlos como diáconos. Sin embargo, aunque mucha gente sabe cómo hacer las cosas, puede ser que ellos quieran traer su mentalidad mundana a la iglesia. Su habilidad de hacer las cosas sigue siendo conforme a la manera del mundo. La sabiduría y la habilidad del mundo son introducidas en la iglesia por ellos. Por lo tanto, especialmente al seleccionar diáconos, no busquen solamente a los que hacen las cosas con diligencia sino también a los que tienen la manera adecuada de hacer las cosas.
De todos modos debe considerarse si verdaderamente una persona tiene entendimiento espiritual en el Señor, y si tiene valor en el aspecto espiritual o no. De otra forma, los medios mundanos, las maneras en que el mundo hace las cosas, y las habilidades mundanas serán frecuentemente introducidas en la iglesia. Aunque los asuntos sean llevados sobre ruedas, el hecho de que la iglesia se convierta en una sociedad debido a esta persona, causará un problema serio. Por favor, recuerden que hoy día estamos en la iglesia; por lo tanto, debemos mantener el nivel espiritual de la iglesia, y no podemos con ligereza permitir que la gente introduzca habilidades y sabiduría mundanas en la iglesia. Espero que los hermanos y hermanas no menosprecien el talento, pero tampoco deben amarlo demasiado. Si uno es descuidado, los medios mundanos serán introducidos en la iglesia, y los problemas futuros serán más grandes que los que hubiesen podido ocurrir si nada se hubiera comenzado. Los problemas serán tan grandes que no será fácil resolverlos.
Yo creo que la Biblia ha puesto muy en claro los requisitos para ser un diácono, y no hay necesidad de hablar más acerca de los demás requisitos. Quiero que ustedes vean estos dos lados. Por una parte, un diácono debe ser una persona diligente que pueda trabajar con sus propias manos; por otra, debe tener entendimiento espiritual y sentimiento espiritual. Se puede permitir que una persona de esta índole sea un diácono.
LOS ANCIANOS
El segundo cargo es el cargo de anciano. El cargo de anciano también se menciona con frecuencia en la Biblia.
Con el propósito de cuidar a la iglesia
El cargo de anciano tiene el propósito de cuidar a la iglesia, a fin de administrar la iglesia.
Puede ser simultáneamente un ministro de la Palabra
Un anciano no tiene que ser necesariamente una persona dotada; en otras palabras, él no es necesariamente un ministro de la Palabra. Si es ministro de la Palabra, él es aún más digno. En la Biblia, el ministerio de la Palabra es una cosa, y un cargo en la iglesia es otra. Los ancianos tienen su lugar en el aspecto del cargo en la iglesia, y están ahí completamente para ejecutar y administrar a toda la iglesia, y vigilar atentamente por ella. Pero aunque el ser anciano es un cargo, al mismo tiempo, un anciano puede ser o no un ministro de la Palabra. Si es un ministro de la Palabra, él es aún de más estima. Como dice Pablo: “Sean tenidos por dignos de doble honor”. Debido a que delante de Dios es un ministro de la Palabra, apto para enseñar, y al mismo tiempo también es un anciano de la iglesia, él es digno de doble honor.
Espiritualidad es el requisito básico
Las palabras de la Biblia acerca de los requisitos para ser un anciano son muy claras. En esto hay dos cosas que yo quisiera señalar a los hermanos y hermanas. El requisito básico de un anciano es que debe ser alguien que tenga entendimiento en cosas espirituales. Un anciano debe ser una persona que tiene valor espiritual, que conoce las cosas espirituales, que tiene entendimiento espiritual, cuyo curso espiritual es claro, y que sabe cómo obrar en las cosas espirituales. Un anciano necesita tener considerable experiencia acerca de las cosas espirituales y conocer cuál es delante de Dios la condición espiritual de otros hijos de Dios; entonces puede cuidar de la iglesia. En el campo espiritual, los ancianos deben tener esta fundamento espiritual. Además, ellos necesitan dones y habilidades dados por Dios, para que así puedan cuidar y administrar los asuntos de la iglesia. Esta clase de persona puede ser delante de Dios un anciano de la iglesia.
Espero que por ningún motivo ustedes seleccionen para la iglesia un anciano que solamente sepa cómo manejar los asuntos prácticos y cómo dirigir las cosas, sin que tenga entendimiento espiritual delante de Dios. Yo sé que muchas localidades tienen problemas, y el fracaso ha sido exclusivamente debido a que han seleccionado como ancianos en la iglesia a personas que tienen fama en el mundo, tienen una posición, saben cómo manejar los asuntos prácticos, tienen habilidad, y son experimentados en los métodos del mundo. Por favor, recuerden que una persona que es capaz de manejar asuntos prácticos, de dirigir una organización social y de cuidar a una familia no necesariamente es capaz de cuidar a la iglesia. ¿Por qué es esto así? Porque el requisito básico en la iglesia es ser espiritual.
Las experiencias administrativas son inútiles
Hay un hermano que tiene veinte años de experiencia administrativa. Muchos hermanos han venido a preguntarme: “¿Por qué no le pedimos a ese hermano que sea un anciano?” Les dije: “Los veinte años de experiencia administrativa no cuentan ni siquiera por un año en la iglesia. Son inútiles. Aunque él sea un buen cristiano, no tiene suficiente entendimiento acerca de las cosas espirituales”. La iglesia es espiritual, y una persona debe tener peso espiritual delante de Dios; debe ser una persona que usa principios espirituales, y tiene una condición de ser espiritual, a fin de ser un anciano; de otra forma, si este hermano entrase, causaría problemas inmediatamente.
Sería mejor que seleccionáramos a uno que tuviera peso espiritual, aunque no tuviera habilidad para manejar los asuntos prácticos. Por supuesto, sería mejor que tuviera ambos aspectos: conocer las cosas espirituales y también ser capaz de manejar los asuntos prácticos. Si una persona no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? Pero esto solamente es la mitad del asunto. ¿Quiere esto decir que una persona que puede gobernar bien su casa puede cuidar de la casa de Dios? ¡No, no quiere decir tal cosa! Ser espiritual es el fundamento. No todos los que pueden gobernar su propia casa pueden cuidar de la iglesia de Dios. Mucha gente puede gobernar bien su casa, pero ni siquiera son salvos. ¿Podemos, pues, invitarlos a que cuiden de la iglesia? Solamente aquel que sepa conducirse en cosas espirituales y que también pueda gobernar su casa puede ser anciano y administrar la iglesia de Dios.
Por lo tanto, cuando ustedes seleccionen a un hermano responsable, siempre seleccionen a uno que tenga peso espiritual, que sea una persona de procederes espirituales, y que no se enorgullezca, se emocione o se envanezca fácilmente. La vida de esta persona delante de Dios necesita ser confiable. Seleccionen a uno cuya vida sea confiable, pero no seleccionen a uno que sea orgulloso. Seleccionen a uno que sea estable, pero no a uno de los que llaman genios. En el aspecto espiritual, esta persona debe ser estable y firme, debe tener penetración espiritual, conocimiento espiritual, y entendimiento espiritual delante de Dios. Sólo una persona así puede ser seleccionada.
Capaz de gobernar su propia casa
Después de que ustedes tengan tres, cinco, siete u ocho personas como éstas todavía tienen que examinarlas en cuanto al manejo de los asuntos prácticos. El que puede manejar y administrar puede ser un sobreveedor. Si una persona no puede gobernar su propia casa, no puede cuidar de la iglesia.
Si la iglesia fuera como una organización mundana, necesitaríamos seleccionar solamente a aquellos que tengan habilidad. Pero la iglesia es una organización espiritual; por lo tanto, primero debemos ocuparnos de la cuestión de la espiritualidad, y luego considerar la habilidad, o sea, si una persona en particular puede cuidar de los asuntos prácticos o no. Si no puede manejar los asuntos prácticos, tampoco puede ser un anciano. Solamente uno que tenga conocimiento en las cosas espirituales y posea habilidad en el manejo de las cosas prácticas, tendrá pocos problemas en la iglesia, y su condición será bastante confiable. De otra manera, él podrá manejar los asuntos prácticos pero causará daño en el aspecto espiritual. Eso no será correcto.
Un ejemplo
Un hermano, ya fallecido, era anciano de un grupo cristiano. Durante los días de nuestro comienzo en Shanghái, venía frecuentemente a mi casa a conversar. Era un buen hermano, muy diestro en el manejo de los asuntos prácticos, y también tenía mucho celo. Pero tenía muy poco entendimiento en las cosas espirituales, si es que acaso tenía algo, y era aun mayor su carencia de experiencia espiritual. Un día vino a hablar conmigo y me dijo: “Una hermana entre nosotros cometió un pecado, y lloró en voz alta en la reunión. Señor Nee, ¿no le parece a usted que esto es gracioso?” Después que terminó de hablar, comenzó a reírse a carcajadas. Un anciano de una iglesia consideró risible ver a una hermana confesando su pecado y llorando. Ustedes pueden darse cuenta entonces de la condición espiritual de él. Por supuesto, él era el mejor de su grupo, pero no podía sobrellevar ninguna responsabilidad en la iglesia. El mismo nunca había confesado sus pecados, ni había llorado hasta ese grado, así que, cuando un día como anciano vio a alguien llorando, naturalmente lo consideró motivo de risa.
Solamente estoy citando un ejemplo. Puede haber cientos de casos como éste en la iglesia. Llorar por nuestros pecados es un asunto elemental en la vida espiritual, pero este hermano no entendía nada de eso. ¿Qué haremos si él también se ríe de muchas otras acciones espirituales relacionadas con nosotros? Tal persona piensa que todas las cosas espirituales son extrañas y risibles, y no puede entender absolutamente nada de lo espiritual. Si él llega a ser un anciano, la iglesia está acabada en lo que a su sendero espiritual se refiere.
Por consiguiente, acerca de los requisitos para ser un anciano, el primero está relacionado con cosas espirituales, con entendimiento espiritual, y con experiencia espiritual.
Para ser un anciano, una persona también tiene que ser confiable; no consideren a alguno que se comporta como un borracho, yendo de un lado a otro sin rumbo fijo, sin hacer nada. A veces su condición es buena y otras veces es mala. Tal persona no puede manejar la iglesia. El que maneja los asuntos en la iglesia debe ser bastante estable y confiable. Al mismo tiempo, él debe ser capaz de gobernar su propia casa. Sin esto, él no tiene los requisitos básicos.
Por lo tanto, no inviertan el fundamento y el edificio. No seleccionen a una persona que solamente puede manejar bien los asuntos prácticos. Tal persona, a lo más, puede ser un diácono, pero nunca un anciano. Cuando mucho puede ser uno que sólo recibe instrucciones en la iglesia; pero él no puede dar instrucciones.
La responsabilidad principal de la iglesia es cuidar de los asuntos espirituales
Tal vez les puedo poner otro ejemplo. Hoy día ustedes se encuentran con una persona muy inteligente y muy capacitada. Si él va a trabajar en un hospital, lo más que se le puede pedir es que maneje los asuntos prácticos, pero no se le puede pedir que sea el médico principal. Lo máximo que se le puede pedir es que maneje los negocios, pero no que diagnostique enfermedades. Un hospital es una organización profesional y no una organización de negocios. O en una escuela de comercio tal vez haya una persona que sea muy inteligente y muy capaz de manejar los asuntos, pero no se le puede pedir que sea inmediatamente el decano, el director, o el presidente del departamento. Como máximo, se le puede invitar a que cuide solamente de los asuntos generales, debido a que las otras posiciones son especializadas y sólo pueden ser ocupadas por los que posean un conocimiento especial. O tal vez haya una persona muy brillante en una corporación mercantil, pero no se le puede pedir inmediatamente que sea el gerente de las operaciones mercantiles, debido a que las operaciones mercantiles son especializadas. De la misma manera, la iglesia es una organización que se especializa en cosas espirituales. Por lo tanto, solamente a los que conocen el oficio se les puede pedir que hagan este trabajo.
Ustedes deben de saber que la iglesia es espiritual, y que los asuntos prácticos son solamente secundarios. Por lo tanto, al seleccionar a un anciano en una localidad, deben considerarlo primeramente desde el punto de vista espiritual. Después deben ver si él sabe dirigir, vigilar y guiar, o no. Este hermano debe ser uno que tenga penetración y conocimiento en las cosas espirituales, que haya sido edificado en ellas, y que también tenga capacidad en las cosas prácticas. Entonces, cuando haya asuntos espirituales, él no causará problemas. Por tanto, espero que los hermanos presten atención especial a estas cosas. No seleccionen a la ligera a una persona para que sea un anciano. Cuando ustedes hagan una selección, primero presten atención al aspecto espiritual, y luego presten atención al aspecto práctico.
La ayuda a los ancianos
Cuando salgan a la obra, la responsabilidad de ustedes es grande. ¿Por qué? Ustedes recordarán que Pablo vivió en Efeso por un período de tiempo y que había ancianos allí (Hch. 20). Sin embargo, mientras Pablo vivía en Efeso, él ayudó mucho a los ancianos. Por eso, cuando se fue, pudo decirles estas palabras a los ancianos: “Mirad … el rebaño en el que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos…” Pablo personalmente impartió ayuda espiritual a los ancianos. No solamente los nombró, puso los asuntos en manos de ellos, y allí cesó su labor, sino que también continuó ayudándoles y enseñándoles cómo desempeñarse como ancianos.
Después Pablo dejó a Timoteo en Efeso y a Tito en Creta, y les encargó que nombraran ancianos. Si leen las Epístolas a Timoteo y a Tito, verán que no fue solamente un asunto de nombrar ancianos y detenerse ahí, sino también de ayudar a los ancianos a servir juntos, en unión con ellos. Pablo en sus Epístolas a Timoteo y a Tito les encargó a estos dos apóstoles que nombraran ancianos en las iglesias y que los guiaran en su servicio. En estas dos Epístolas hay muchos encargos similares. Si tienen tiempo de leer estas Epístolas, verán que Pablo les encargó a Timoteo y a Tito que trabajasen juntamente con los ancianos en la iglesia. “Esto te escribo … para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios” (1 Ti. 3:14-15).
¿Qué significa esto? Si ustedes nombran ancianos en una localidad, no pueden suponer que una vez que los hayan nombrado su trabajo está terminado; y tampoco pueden suponer que, puesto que toda la responsabilidad está en manos de ellos, ustedes pueden dejarlos que prosigan por sí solos, es decir, dejarlos que cometan errores por sí solos. Más bien, después que se han nombrado ancianos en una localidad, se debe observar cómo van, y se les debe ayudar. En muchas cosas necesitan enseñarles, y observarlos. Sólo así pueden ustedes una vez más nombrar ancianos en otro lugar, ponerlos en el orden pertinente, y enseñarles. De otra manera, una iglesia local se estancará una vez que sea establecida. Lo que se tiene es un grupo de personas que nunca se ha encargado de los asuntos de la iglesia. Aunque tienen cierta experiencia espiritual, ellos no saben cómo manejar los asuntos de la iglesia. Extraño sería esperar que personas así de inexpertas no cometieran errores.
De ahí que, hoy en día la responsabilidad de ustedes es grande. En cada oportunidad deben ayudar a que los ancianos aprendan a ser ancianos adecuados. Muchas personas en su vida diaria hablan con ligereza y cuentan chistes. Cuando estas personas vienen a la iglesia a servir, también hablan a la ligera y cuentan chistes. Así que ustedes necesitan ayudarles. Cada vez que la actitud de ellos sea descuidada o liviana deben decirles: “Hermanos, esto es un asunto espiritual, y esto es algo delante de Dios. No deben hablar livianamente y reírse así”. De esta manera, ustedes frenan aquello. Cuando algunos hacen su trabajo en el mundo, ellos hablan con ligereza y critican sin restricción alguna. De esta manera introducen este hábito en la iglesia. Cada vez que usted escuche críticas o pláticas necias debe decir: “Aquí ustedes necesitan obedecer y no dar sus opiniones. No necesitamos dar nuestras opiniones, sino que necesitamos aprender a obedecer”. De este modo, ustedes detienen esto.
En su servicio espiritual, tal vez algunos recurran a manipulaciones, o a mañas. En tal caso, deben decirles: “Hermanos, entre los hijos de Dios no manipulamos ni hacemos maniobras. Nos enfrentamos con las situaciones, no tratamos de evitarlas”. Aquellos que pueden enfrentar los asuntos delante de Dios pueden ser ancianos, no aquellos que tienen la habilidad de evitarlos.
Algunos pueden haber estado por mucho tiempo en la posición de cabeza de hogar, o de patrón; por tanto, su actitud es bastante dura, sus palabras descorteces y su espíritu no es tierno. Es necesario ayudarles a que vean que sus palabras deben ser fuertes y firmes pero que su espíritu debe ser tierno. Ellos necesitan tanto lo uno como lo otro a fin de atender los asuntos de la iglesia.
Todos éstos son detalles, pero son básicos. Sería muy pobre que los ancianos en las iglesias les tuvieran temor a los problemas y trataran de evitarlos. También sería muy pobre si en la iglesia los ancianos siempre manipulasen todo, sin hablar lo que es necesario hablar, y sin reprender cuando es necesario hacerlo. Los que son así no pueden ser ancianos. Esto no quiere decir que un anciano en la iglesia debe estar siempre buscando causas de enfado o razones para reprender, ni que él deba tratar los asuntos de la iglesia con dureza. Lo que la iglesia necesita es una persona cuyo espíritu sea quebrantado delante de Dios, que haya sido herido por Dios, que no tenga su sentir personal, que sea dócil delante de Dios y, sin embargo, firme al manejar los asuntos.
Es necesario frecuentemente ayudar a los hermanos de esta manera. Entonces, espontáneamente cuando vengan a la iglesia, ellos no serán descuidados. No traerán su aspereza a la iglesia. Ellos necesitan saber que están en la iglesia y no en su casa ni en una oficina. Necesitamos usar palabras espirituales para guiarlos paso por paso. Después de un período de tiempo ellos podrán cuidar de la iglesia de una manera adecuada.
LA REUNIÓN DE LOS SOBREVEEDORES
En cada localidad todos los hermanos responsables (los que son ancianos y sobreveedores) deben tener una reunión de sobreveedores cada semana. Pueden darle cualquier nombre a esta reunión. La pueden llamar reunión de los sobreveedores, o una reunión de pastoreo. Este es el momento para que los hermanos responsables oren juntos y reciban a los hermanos y hermanas. Esto es algo que deben hacer.
Yo sé de cierta iglesia (la cual no está en China) donde los hermanos responsables decidieron reunirse un día entero cada semana. Empezando en la mañana, cada uno traía algo de comer, y trabajaron juntos orando y considerando cada aspecto de los asuntos de la iglesia.
Tal vez no tengamos tanto tiempo; por consiguiente, al menos una vez por semana, los hermanos encargados deben reunirse por medio día o por unas cuantas horas.
Se consideran cosas ante Dios, durante la primera mitad de la reunión
Durante la primera mitad de la reunión (tal vez después del almuerzo, desde la 1 p.m. hasta las 2, 3 ó 4 p.m.), los ancianos deben cerrar las puertas y no preocuparse por ninguna otra cosa aparte de los asuntos de la iglesia. Consideren y dispongan seriamente las cosas ante Dios y discútanlas punto por punto. A veces también pueden tener pláticas como las de 1 Corintios 14, para tener comunión acerca de la luz que han recibido. Sin embargo, no tomen decisiones con base en estos diálogos. En la Biblia hay pláticas a fin de tratar cuestiones, pero el diálogo tiene como fin para buscar luz y no tomar decisiones. Los diálogos son para descubrir los hechos y para exponerlos abiertamente, pero no para tomar decisiones. Durante ese tiempo los hermanos deben discutir, considerar, y orar acerca de todas las cosas, punto por punto.
Se recibe a los hermanos durante la segunda mitad de la reunión
En la segunda mitad de la reunión, dediquen tiempo para recibir a los hermanos. Deben esperar allí, ya sea que los hermanos vengan a verlos o no. De todas formas debemos apartar un tiempo para recibir a los hermanos y hermanas. Esto será útil para la obra y para la iglesia.
Los obreros se reúnen con los sobreveedores
Al mismo tiempo ustedes los obreros deben estar al lado de los ancianos y permanecer con ellos. En ese día o ese medio día, ustedes deben estar con ellos y observarlos. Hay cosas que ustedes deben decirles. La actitud ligera debe ser corregida. La actitud de ellos debe ser apropiada. Recuérdenles que están tratando con asuntos espirituales. Cuando algunos vengan a preguntarles algo, enseñen a los ancianos cómo responder y cómo explicar. En el comienzo, tal vez ustedes respondan cuando algunos hermanos vengan a hacer preguntas. Después que esos hermanos se hayan ido, diga a los ancianos la razón por la cual usted respondió de la manera que lo hizo, dígales por qué lo dijo con esas palabras, qué base bíblica tuvo, y qué sentir tiene usted. En algunos casos, quizás se requiera reprender a un hermano que haya venido. Cuando ese hermano se haya ido, necesita decirles la razón por la que lo ha reprendido. Después de un período de tiempo dejen que ellos manejen la situación, y observen sin intervenir.
Se produce unos cuantos hermanos confiables y responsables
Creemos que cuando en un lugar todos sirven, allí está la iglesia. El servicio de la iglesia es el servicio del Cuerpo. No es una cuestión de que dos o tres personas sirvan, sino de que toda la iglesia sirva. Por consiguiente, cuando ustedes vayan a trabajar en la obra, sería un gran error que ustedes no pudieran hacer que todos los hermanos se ofrecieran para servir. Cuando salgan a la obra, tal vez conduzcan a muchos a ser salvos, y los traigan al servicio, sin embargo, si no pueden producir algunos hermanos confiables que tomen la responsabilidad de la iglesia, tal salida será un completo fracaso. Espero que esta vez que salgan a la obra, ustedes estén muy ocupados. Pero no estén ocupados de una manera ordinaria, porque hay mucho trabajo que ustedes tienen que iniciar. Hay una gran cantidad de trabajo que ustedes deben realizar. Toda esta obra está por delante. Un aspecto de ésta es producir unos cuantos hermanos responsables en cada localidad. De ninguna manera deben trabajar de forma que solamente ustedes sepan cómo tomar la responsabilidad, y sin embargo, no sean capaces de ayudar a que otros la tomen.
El principio de la iglesia es que el Señor Jesús se puso a Sí mismo en los doce, los doce en los tres mil, y los tres mil en decenas de millares. Ustedes se ponen a sí mismos en muchos hermanos responsables; los hermanos responsables, en muchos hermanos y hermanas; y muchos hermanos y hermanas, en muchos pecadores. Ustedes deben continuar esparciéndose de esa forma. Tal vez, después de muchos años cuando regresen a Kuling, ustedes habrán crecido espiritualmente. Pero si no han podido reproducir su crecimiento en tres, cinco, ocho o diez hermanos, yo reconoceré esto como una gran falla en su servicio.
Por lo tanto, deben hacer que los ancianos de las iglesias locales estén capacitados para tomar la responsabilidad. Pablo no dejó a Tito en Creta y a Timoteo en Efeso diciéndoles que regresaran después de que hubiesen establecido ancianos. Más bien, él les dijo que establecieran ancianos, que enseñasen y entrenasen a los ancianos en cómo ser ancianos adecuados, ayudándoles hasta el punto en que ellos pudiesen tomar la responsabilidad ante Dios. Entonces, el camino estaba abierto.
Por lo tanto, de ahora en adelante espero que ustedes estén muy ocupados. Espero que nadie esté ocioso. Una persona ociosa es inútil. Siempre pónganse en medio de los hermanos responsables y ayúdenles hasta el punto en que ellos puedan tomar responsabilidad. Sin embargo, la propia condición espiritual de ustedes debe ser más avanzada que la de ellos. De otra manera, no podrán ustedes satisfacer la necesidad de ellos.
Hermanos, espero que ustedes puedan tratar adecuadamente con esta cuestión de los hermanos responsables y entrenarlos adecuadamente. Paso a paso, presten atención al aspecto de responsabilidad y supervisión.
Se les muestra cómo hacer la obra
La reunión regular de los hermanos responsables es un punto muy importante de su entrenamiento. En esta reunión deben mostrarles cómo hacer la obra. Si ustedes van a un lugar y viven allí por tres meses (especialmente aquellos que viajan frecuentemente por causa de la obra, deben prestar atención a esto), necesitan planear tiempo para congregar a todos los hermanos responsables tal vez un viernes o sábado, por todo un día o medio día, para ayudarles a atender los asuntos de la iglesia. Todos los asuntos de la iglesia, de esa semana, deben ser agrupados para tener comunión y oración con respecto a ellos. Durante ese tiempo no deben recibir a nadie. La primera mitad de esa ocasión siempre está dedicada a atender los asuntos delante de Dios. Enciérrense en un cuarto, como los que se fugan a una cueva y se encierran en ella. Durante la primera mitad, a nadie se le permite entrar. A nadie se le permite entrar ni siquiera para darles recados. Hagan que los hermanos y hermanas sepan que éste es el tiempo en que los hermanos responsables están atendiendo algunos asuntos ante Dios, y que nadie debe entrar. Solamente pueden tocar a la puerta si la casa se está incendiando, y sólo cuando la casa se haya consumido; y aun así, no deben venir muy rápidamente. Este es el tiempo en que los hermanos responsables están tratando con algunos asuntos ante Dios, de la misma manera que Moisés y Josué lo hicieron en el monte. Allí es necesario atender los asuntos adecuadamente.
Después de que los asuntos hayan sido atendidos, vayan e informen a los diáconos que ciertas cosas necesitan atenderse esa semana. Es necesario que ustedes las asignen personalmente. Ciertas cosas deben ser anunciadas a los santos, y otras tienen que ser asignadas a los hermanos para que las lleven a cabo.
Al manejar los asuntos de la iglesia, primeramente uno debe saber administrar y, en segundo lugar, uno debe saber cómo observar, cómo vigilar; no sea usted pasivo. Al menos en la primera fase sea activo, observe y dirija. Cuando los hermanos y las hermanas sean fuertes, ustedes pueden pedirles que atiendan los asuntos de la iglesia. Así es como debe ser la iglesia. En la primera fase, no pongan cosas en sus manos inmediatamente. Cuando salgan a la obra, siempre entréguense a los hermanos responsables en cada localidad, y ellos a su vez deben entregarse a los hermanos locales.
Siempre hagan muy solemne la reunión de los sobreveedores. Encárguenles que se encierren durante este período por dos o tres horas delante de Dios, sin recibir a ningún hermano, ni hablar de nadie. Lleven delante de Dios las cosas de esa semana, punto por punto, para ver cómo deben hacerse. Después de que estas cosas hayan sido resueltas, ciertas cosas deben darse a conocer a los hermanos, y otras, a los diáconos. Después, aparten dos o tres horas para recibir a los hermanos locales. Si hay más gente, aparten más tiempo; si hay menos gente, menos tiempo. Durante este tiempo, si los hermanos y las hermanas quieren buscar a los ancianos de la iglesia, ellos podrán encontrarlos. No solamente un anciano estará presente, sino que todos los ancianos estarán allí.
En la primera fase ustedes deben atender esta reunión de los sobreveedores de una manera activa. En la siguiente fase, deben hacer que los hermanos sean más activos, y ellos deben proseguir. En esa reunión deben mostrarles a los hermanos responsables cómo atender los asuntos de la iglesia, y qué base bíblica tienen para hacerlo de dicha manera. Aliéntenlos y también restrínjanlos. Ustedes deben estar atentos. Cuando vean que algo está mal, necesitan decir: “¡Hermano, eso no es permitido!” Cuando vean que algo está bien, deben decir: “¡Hermano, eso está bien!”
Cuando todos los hermanos y hermanas sirven, allí está la iglesia
Así que cuando ustedes salgan a la obra esta vez, deben estar muy ocupados. Pónganse ustedes mismos en la obra y también animen a otros a que participen. Ustedes tienen que laborar hasta que llegue el día en que todos los hermanos y hermanas se presenten para servir, el día en que todos los santos participen, todos sirvan a Dios, y cada uno sea un sacerdote. Entonces verdaderamente verán ustedes lo que es la iglesia.
Yo no sé si ustedes han visto este camino o no. Ustedes tienen que entenderlo. Todo depende de ustedes. Ustedes mismos deben darse a un cierto número de personas, y ellos a su vez deben darse a todos los hermanos y hermanas. Entonces todos los hermanos y hermanas salen afuera. Poner esto en práctica es el camino de la iglesia. Si existe el cargo de anciano en la iglesia, pero los hermanos y hermanas son pasivos, entonces por favor recuerden que en ese momento ya no se tiene una iglesia sino una denominación. Por lo tanto, hermanos, cuando salgan a la obra, si no pueden lograr el último paso, el paso final, de hacer que todos los hermanos y hermanas se levanten para servir a Dios y para tomar la responsabilidad en los asuntos de la iglesia, ustedes habrán fracasado totalmente, debido a que eso no sería la iglesia. Por favor recuerden el camino que deben tomar; ustedes deben darse a los ancianos. Entonces ustedes necesitan mostrarles a los ancianos que no importa cuánto se esfuercen, ellos son muy pocos para poder manejar los asuntos de la iglesia adecuadamente. Ellos solamente son sobreveedores y no deben tratar de hacer todo ellos solos. Ellos no deben reemplazar a la iglesia haciéndolo todo; más bien, deben supervisar a la iglesia para que todo se haga. No es una cuestión de que lo hagan ellos mismos, sino de supervisar, observar, alentar, y enseñarles a hacerlo, y hacer que todos en la iglesia participen. En ese momento tienen ustedes la realidad de la iglesia.
La reunión de los sobreveedores es la fuente de muchas cosas
Cuando los hermanos responsables de una localidad gradualmente se manifiesten, o cuando una localidad ya tenga hermanos responsables, éstos deben reunirse. Cada semana los hermanos que sean los responsables en una localidad deben reunirse. En tanto que esa reunión sea fuerte, ellos podrán guiar a los hermanos. Esto es un asunto muy importante. La reunión de los hermanos responsables es la fuente de muchas cosas. Muchas cosas pueden iniciarse a partir de esa reunión. Cuando la gente venga a esa reunión, muchos problemas serán resueltos. Después de que los hermanos se hayan encargado de muchas situaciones delante de Dios, la segunda mitad de la reunión será para recibir a los santos. Entonces los santos se darán cuenta de que esas reuniones de los sobreveedores no son ligeras o sin importancia. Por lo tanto, debemos andar adecuadamente delante de Dios en el camino que tenemos por delante. Debemos mantener esta reunión que los sobreveedores tienen ante Dios. Atiendan esta reunión adecuadamente para que todos puedan recibir ayuda uno por uno.
Se debe leer de nuevo las Epístolas a Timoteo y a Tito
Lean de nuevo 1 y 2 Timoteo y la Epístola a Tito. Vean cómo Dios les encargó que tomaran el liderazgo. De estas Epístolas deben aprender cómo ayudar a los ancianos, y cómo hacer que se den cuenta de que no deben reemplazar a todo el Cuerpo, sino que deben ponerse a sí mismos en el Cuerpo y dejar que todo el Cuerpo haga el trabajo.
EL NOMBRAMIENTO DE LOS RESPONSABLES DE LA IGLESIA LOCAL
Ciertos hermanos preguntaron: “Si se nombra a ciertos hermanos para que sean los responsables de una iglesia local, todavía habrá ciertas dudas en cuanto a si son aptos para ser ancianos o no, pero si no se les nombra, la iglesia estará paralizada. ¿Qué debemos hacer?”
Primero ayudarles a aprender a tomar responsabilidad
Respuesta: Pueden pedirles a algunos hermanos los cuales ustedes crean que tienen porvenir, y déjenlos aprender primero a tomar responsabilidad. Es necesario que ustedes los guíen a que tomen la responsabilidad.
Es difícil tener un cambio
Yo creo que hay un aspecto al que debemos prestar atención cuando los guiemos a tomar responsabilidad. Se menciona en la Epístola a Timoteo que algunos primero llegaron a ser diáconos y después ancianos. Por lo tanto, ustedes deben hablarles con cuidado. Háganles saber que están ustedes considerando la idea de pedirles que sean diáconos. No les digan inmediatamente que tal vez ustedes los escojan para que sean ancianos. Primeramente vean si ellos pueden ser diáconos o no. De esta manera ustedes pueden ver quién en particular crece en el Señor. Después de un período de tiempo, tal vez dos o tres meses, puede ponerlos en el cargo de anciano o de diácono. Si usted primero los nombra como ancianos y luego cambia de parecer, la situación será muy difícil. Hacer un cambio con un diácono es aún relativamente fácil; pero hacer un cambio con un anciano no es nada fácil.
Considerar el futuro espiritual
En consecuencia, especialmente al seleccionar a los ancianos, ustedes deben estar muy alertas. Consideren cuál será el futuro espiritual de ellos. Esto no quiere decir que no podamos cometer errores. Estamos propensos a cometer errores. El meollo del asunto es espiritual; por lo tanto, es necesario que ustedes sean muy cuidadosos delante de Dios, y que guíen a estos hermanos a este campo espiritual. Si alguna vez usted ve que un anciano no es apto y lo reemplaza, causará heridas. Es muy embarazoso establecer una autoridad y luego derribarla. Por consiguiente, aprendamos a prestar atención delante de Dios a la condición espiritual de esos hermanos y a su porvenir espiritual.
Muchos hermanos son buen material. No los dañen, sino guíenlos adecuadamente y haga que aprendan a tomar responsabilidad año tras año. Después de cierto tiempo, cuando vuelvan a estar entre ellos, pueden pedirles formalmente que tomen la responsabilidad. No debemos tener prisa en decir que estamos nombrando ancianos. Ya sea que tengamos la certeza o no, debemos decirles: “Vengan, yo les ayudaré a ustedes, los hermanos más promisorios, a que aprendan cómo atender los asuntos de la iglesia”. Háganles una demostración; a algunos hermanos les pueden decir: “Usted puede ser un hermano responsable”; y a otros: “Usted puede ser un diácono”. Pero tenga cuidado. No le pida a alguien primero que sea anciano y después, que en vez de eso sea diácono. Esto sería difícil. Si la persona es humilde, no se haría mucho daño, pero una vez que el sentimiento humano interviene, se crea una situación muy difícil.
LA AYUDA A LOS HERMANOS RESPONSABLES EN LAS ÁREAS CIRCUNDANTES
En el futuro, ustedes pueden hacer una cosa muy útil en una iglesia local, la cual también es el centro de la obra. Por ejemplo, si al estar en Peking ustedes ven que hay tres buenos hermanos en Suiyuan, y otros dos buenos hermanos en Taiyuan, ustedes los pueden invitar a venir a Peking. La reunión de los hermanos responsables en Peking debe estar abierta a ellos.
Esta reunión no está abierta a todos. No debe estar abierta a las hermanas, ni permitimos que las hermanas asistan. Hoy día si un hermano viene de Taiyuan y asiste a esta reunión, es un gran privilegio que se le extiende. Tal vez le digamos: “Esta reunión no es para todos, y nosotros no abrimos las puertas fácilmente a cualquiera. Hoy día lo invitamos a que venga y viva aquí por uno o dos meses con la esperanza de que pueda aprender algo”.
Al comienzo déjenlo que se siente en las reuniones sin decir nada. El debe aprender a observar cómo manejan ustedes las cosas espirituales delante de Dios, cómo se resuelven los problemas, cómo se suscitan y se discuten las preguntas, cómo se ofrecen oraciones, cómo sentir delante de Dios si cierta cosa debe hacerse o no, y cómo tomar una decisión una vez que la paz es lograda. Entonces muéstrenle cómo contestar las preguntas que hacen los hermanos y las hermanas, cómo tienen ustedes comunión con los hermanos que vienen de otros lugares, cómo reciben a los que piden participar en el partimiento del pan, y como tienen ustedes comunión con los que quieren ser bautizados. Preséntenle un modelo a él. Después de un período de tiempo, pueden decirle: “Por favor, hable con este hermano en nuestro nombre”. Entonces ustedes deben observar cómo lo hace.
Después de cierto tiempo tal vez ustedes lo manden de regreso. Déjenlo que haga el trabajo de sobreveedor en Taiyuan sin darle el título. Un poco después ustedes pueden ir a Taiyuan y escuchar lo que dicen los santos de ese lugar. No todas las críticas van a ser correctas, pero ustedes tienen que saber qué cosas ha hecho ese hermano. Las críticas de algunos hermanos son incorrectas debido a que no se someten a la autoridad. Si ese hermano está errado en realidad, ustedes deben ver en dónde está el problema. Cuando vayan a visitarlo por segunda vez, deben tener una idea clara de si ese hermano puede tomar la responsabilidad o no.
Por esta razón, es necesario tener reuniones vigorosas en el centro de la obra, donde están los apóstoles. Tienen que ayudar en las reuniones de los sobreveedores para que por medio de esta iglesia ustedes puedan ayudar a los hermanos responsables en este distrito. De otra manera, no tienen forma de ayudarles, ya que no tienen ningún modelo que mostrarles. No tienen sendero por donde llevarlos.
A un hermano que tenga la capacidad delante del Señor y que pueda aprender a ser un hermano responsable, ustedes deben dejarlo que aprenda en el centro de la obra mediante la reunión. Entonces, sus ojos serán abiertos para darse cuenta de que ha sido imprudente en su propia localidad. Muchas veces los hermanos me han dicho que ahora se han dado cuenta de que lo que hicieron anteriormente en la iglesia fue verdaderamente imprudente. Muchos nunca han visto lo que es una iglesia espiritual, y cómo una iglesia espiritual debe ser cuidada. Muchas veces sólo se reúnen y toman decisiones de una manera ligera.
En esa reunión, ustedes mismos deben tomar las riendas y dejar que los hermanos responsables de esa localidad también tomen las riendas. Muéstrenles que esta reunión es más seria que el tiempo en que Moisés estuvo en el monte. A él solamente le fue dada la ley, pero nosotros estamos cuidando de la iglesia. Cuidar de la iglesia es más serio que el hecho de que Moisés haya subido al monte para recibir dos tablas de piedra. Por lo tanto, ustedes deben hacer su hogar en la iglesia en donde esté el centro de la obra. Ese lugar debe ser fuerte. Solamente cuando sea fuerte, tendrán ustedes la manera de hacer fuertes a las iglesias circundantes y de introducirlas en la presencia del Señor.
LAS COSAS A LAS QUE DEBEMOS PRESTAR ATENCIÓN EN LA REUNIÓN DE LOS SOBREVEEDORES
Ser solemnes
En la reunión de los sobreveedores, ustedes necesitan introducir mucha solemnidad. No debe haber bromas, ni conversaciones triviales. Cuando vengan a esta reunión, deben decir: “Estamos manejando asuntos delante de Dios, y no debemos tener una actitud de dejadez”. Este es el momento en que el Sumo Sacerdote entra en el Lugar Santísimo, y este es el momento en que venimos delante de Dios para servirle. Aquí, no hay bromas. Venimos ante Dios para ver cómo debe ser la obra en esta región. Las palabras innecesarias deben reducirse, porque si abundan, les pasarán dos o tres horas y todo el tiempo se les acabará. Todos deben venir de una manera seria y deben considerar las cosas punto por punto.
Sin hablar a espaldas de otros
Si hay algún hermano responsable que viene a la reunión de los sobreveedores y no da su opinión en la reunión, pero sí la da frente a los hermanos y las hermanas, en la siguiente reunión se le debe reprender delante de los hermanos: “¡Usted no está calificado para ser un hermano responsable!” Si ustedes tienen un sentir o algo que decir, deben decirlo en la reunión de los sobreveedores cuando todos los hermanos están juntos. Si alguno no habla en la reunión de los sobreveedores, y sin embargo, sale y habla a otros, es una persona con doble lengua. Tal persona no puede estar en nuestro medio. Deben reprenderle severamente, diciendo: “Hermano, ésta no es la manera en que se comporta un cristiano, y tampoco es propio de un santo. No debemos hacer tal cosa. En la reunión de los sobreveedores, si usted tiene algún sentir delante de Dios, debe expresarlo. Si no lo expresa allí, no debe hacerlo en ningún otro lugar”.
Por favor, recuerden que la vida de toda la iglesia en su primera fase está en la reunión de los sobreveedores. Si ustedes hacen que la reunión de los sobreveedores sea ligera, liviana o descuidada, si se toman las decisiones que se basan solamente en una conversación sin oración, la obra en esa área está acabada y será inútil. En ese lugar no hay nada de peso espiritual. Si no tienen ustedes nada almacenado, ¿con qué recursos van a esparcirse a otros lugares? Esta reunión debe ser sólida. Para los hermanos responsables que vienen a esta reunión hay requisitos: si alguna palabra no vale la pena decirla aquí, tampoco vale la pena mencionarla en otro sitio. Si ellos quieren expresar algo, deben hacerlo aquí. Si no hablan aquí, tampoco deben hablar en otro lugar.
Espero que los hermanos responsables en todas las localidades sepan que si algún hermano sale de la reunión de los sobreveedores y habla a espaldas de los otros hermanos, él tendrá que asumir toda la responsabilidad delante de Dios. Ninguna emoción humana debe interferir, y de ninguna manera podemos ser descuidados en este asunto. Deben encargarle estrictamente: “Hermano, ésta no es una conducta cristiana”. Ustedes deben hablarle a él delante de todos: “Si tiene algo que decir, dígalo delante de los hermanos responsables que están entre los colaboradores; si lo dice a cualquier otra persona a espaldas de aquéllos, daña la unidad del Cuerpo”.
Sin decirlo a las esposas
Hay otro asunto. Nadie puede ir a su casa y contarle a su esposa nada de lo que ocurre en la reunión de los sobreveedores. Y tampoco un hermano puede ir y decirle a un segundo hermano nada de lo que ocurre en las reuniones de los sobreveedores. Esto es algo divino, y todos deben mantenerlo así. En esta reunión estos mismos principios se aplican en todo; no pueden hablar ligeramente, no pueden dejar escapar información, ni deben proferir palabras innecesarias. Por lo tanto, espero que sean estrictos acerca de esto. No sean sueltos. Entrenen a los hermanos, especialmente a los hermanos responsables, y dejen que se den cuenta de cómo manejar los asuntos delante de Dios. No los dejen ser descuidados. Cada vez que se manejen cosas delante de Dios, deben hacerse seriamente. A menos que todos estén de acuerdo en que ciertas cosas pueden hacerse públicas, no deben decirse a otros. No hay necesidad de que se les diga cada vez que ustedes no pueden decírselo a otros. No decirle nada a otros es el principio. Los asuntos en la reunión de los sobreveedores no deben ser transmitidos a otros.
Sin mencionar cómo se toman las decisiones
Si hay algunas cosas que puedan hacerse públicas, los hermanos responsables deben salir y decirlo a los hermanos. Pero, es mejor que lo tocante a cómo se llegó a esta decisión y cómo fue manejada en la reunión de los sobreveedores, sea enterrado en el sepulcro. No es necesario decir cómo se tomó la decisión. Este es un asunto delante de Dios y no un asunto para ser comentado. Espero que los hermanos aprendan a prestar atención a estas cosas.
LA IMPORTANCIA DE LA REUNIÓN DE LOS SOBREVEEDORES
Todas las reuniones son llevadas a un nivel más alto
Si esta reunión es fuerte delante de Dios, todas las otras reuniones espontáneamente serán llevadas a un nivel más alto. Esta reunión es el centro de todo. Si esta reunión tiene un nivel alto, todas las reuniones durante la semana elevarán su nivel.
Todo nuestro ser concentrado en esta reunión
La energía espiritual que se consume en cuidar de una reunión de los sobreveedores es muy grande. Ustedes deben concentrar allí todo su ser, y los hermanos que están con ustedes deben hacer lo mismo. Después, consideren los asuntos punto por punto.
El atalaya de la iglesia
Esta reunión es el atalaya de toda la iglesia. Los santos no están conscientes de muchas cosas, pero ustedes las saben primero. Los santos no han visto muchas cosas, pero ustedes las ven primero. Los santos muchas veces no tienen un sentir, pero ustedes lo tienen primero. Todo se percibe primero en esta reunión. Ustedes pueden percatarse en esta reunión de las dificultades alrededor suyo antes de que sean notorias. Por lo tanto, muchas veces al ocurrir algo, ustedes han anticipado la situación y ya han tomado las medidas del caso. Con el paso del tiempo, los ojos de ustedes serán más y más perspicaces. Necesitan aprender a usar sus ojos para prever las cosas en el futuro. Con más tiempo sus sentidos serán más y más lúcidos, y podrán saber qué es lo que va a pasar y qué no va a pasar.
No estoy diciendo que no debe haber oración ni espera en el Señor en el tiempo personal de ustedes, sino que la reunión de los sobreveedores es el momento para tratar corporativamente las cosas, y deben prepararse para esta reunión en su tiempo privado. Si ustedes no se preparan en su tiempo privado, cuando vayan a la reunión de los sobreveedores no tendrán nada que decir; cada vez que vayan no ocurrirá nada. ¿Ven esto? Si nada ocurre en las reuniones de los sobreveedores, es una evidencia, una prueba, de que todos los hermanos son ociosos delante de Dios, de que hasta los hermanos responsables son, corporativamente, ociosos delante de El. Si unos cuantos hermanos responsables son fuertes delante de Dios, sus ojos están abiertos, ellos miran y observan, y espontáneamente muchas cosas ocurrirán con ellos. El Sumo Sacerdote llevaba el pectoral de las doce tribus de Israel, y lo llevaba todo el tiempo. Esto significa que ningún día él podía quitarse el pectoral. Por tanto, ustedes deben aprender a llevar el pectoral todos los días; así, cada día ustedes descubrirán algo acerca del pueblo de Dios. En ninguna de las reuniones de sobreveedores hay tiempo suficiente. A ustedes les parecerá que cinco o seis horas, o tres o cuatro horas han pasado muy rápidamente. A veces en la reunión de los sobreveedores es necesario acortar las palabras debido a que no hay más tiempo.
Una vez que la reunión de los sobreveedores sea fuerte, es fácil que otras cosas en la vida de la iglesia sean fuertes, debido a que en la reunión de los sobreveedores, se han tenido mucha consideración acerca de todas las reuniones. Si hoy día nuestra reunión del evangelio se ha debilitado, necesitamos concentrar todas nuestras fuerzas allí, y los santos deben hacer lo mismo. Por lo tanto, la reunión de los sobreveedores es el atalaya de la iglesia, el lugar en donde se mantiene la guardia.
Respetada por todos los hermanos
Ustedes necesitan continuar trabajando hasta que un día todos los hermanos y las hermanas respeten la reunión de los sobreveedores. Ellos sabrán que este día o este medio día es el período de tiempo en que los hermanos responsables van delante de Dios para atender los asuntos. Frecuentemente pienso que la reunión de los sobreveedores es como el cuarto de oración del padre de John G. Paton. Muchas veces pienso que en todo el mundo no había otro padre como él. Ese anciano padre quizás nunca supo lo que ocurría, pero todos sus hijos sí lo sabían. Su casa no era muy grande. En un lado había un cuarto, en el otro, estaba la cocina, y en medio había un pequeño estudio. Cuando la puerta de ese pequeño estudio estaba cerrada, todos los hijos sabían que su padre había ido a tratar con las cosas delante de Dios. Durante ese rato, ningún niño se atrevía a hacer ruido, y todos caminaban suavemente. Aún cuarenta o cincuenta años después ellos no podían olvidarse de los suspiros de súplica que escuchaban proveniente de ese cuarto. Paton mismo dijo: “Hasta hoy día, todavía puedo oír a mi padre intercediendo por mí en ese cuarto”. El sabía que aquello era algo serio. Por lo tanto, debemos dar a conocer a los santos que el día en que los hermanos responsables tratan con los asuntos delante de Dios es un día designado. Algunos hermanos han entregado íntegramente todo para presentarse delante de Dios en nombre de la iglesia.
Así que, ustedes ven que algo resultará de la iglesia; la iglesia tendrá un camino. Por lo tanto, este asunto de la reunión de los sobreveedores está sobre los hombros de ustedes los hermanos responsables. Déjenme decirles de nuevo, que ustedes deben comenzar desde el centro de la obra en esta región. Hagan una obra sólida, aguerrida y seria. Después, pueden invitar a los hermanos de otros lugares.
Dos aspectos diferentes
Hoy en día, delante de Dios necesitamos dos aspectos diferentes. Uno es que necesitamos la comunión de los hermanos y hermanas. Después de haber prestado atención a este asunto en nuestro medio por veinte años, creo que gradualmente estamos progresando. Era distinto hace veinte años. Gracias a Dios que hoy día esta situación ha tenido un gran cambio. Hoy, al menos, los santos tienen sentimientos el uno hacia el otro.
El otro aspecto es que tenemos que conocer la autoridad de Dios. El amor fraternal es una cosa, y cómo ser un siervo delante de Dios es otra. Ustedes necesitan recibir órdenes. Si quieren salir a la obra, necesitan oír la palabra delante de Dios antes de hacerlo. En estos días, necesitamos aprender juntos estas cosas.
El tiempo más solemne
Ustedes deben saber que ninguna hora es tan solemne como ésta. Este es el momento más solemne. Aprendan a acudir al Señor de una manera sencilla. Ustedes necesitan saber qué hacer delante de Dios. Tienen que tener confianza, ser piadosos, sencillos para el servicio, y sin barreras entre ustedes y el Señor. Ustedes deben hacer todo bien en todo aspecto. Entonces tendrán el camino libre delante de ustedes.
En cualquier otro tiempo pueden ser íntimamente familiares unos con otros. Sin embargo, al llegar a tal reunión, ya no es una cuestión de cuán bien se conozcan el uno al otro, puesto que éste es el momento en que verdaderamente nos presentamos delante de Dios. En ocasiones ordinarias hablamos de amor fraternal. En esta ocasión no hablamos de amor fraternal, sino que éste es el tiempo para acudir juntos a Dios a fin de ser Sus siervos. Nosotros estamos delante de Dios para recibir instrucciones juntos a fin de salir a la obra. Aprendan a oír con solemnidad la palabra de Dios delante de El.
Cuando no sepamos cuál sea la voluntad de Dios, debemos decirlo, y debemos pedir, indagar, aprender, y orar delante de Dios.
Cuando nuestra condición es propia y los hermanos se reúnen, todo es cosa simple y sin mucha dificultad. Es una cosa seria que nosotros vayamos delante de Dios.
La cuestión del número
También quiero traer a colación el asunto del número. Si hay cinco, seis, siete u ocho de ustedes los colaboradores que pueden coordinar cosas juntos, entonces la reunión de los sobreveedores puede tener de veinte a treinta personas. No es necesario que haya más. Si hubiera más gente, la reunión sería difícil de manejar. Deben designar un número de personas en la reunión de tal manera que ésta pueda manejarse. Si pueden conducir la situación con tres, traigan a tres. Si pueden hacerlo con diez, traigan a diez. No traigan más gente de la que puedan manejar. Aprendan a saber que estamos delante de Dios como si estuviésemos conduciendo un consejo militar. Esto tiene que ser muy estricto.
Pueden dejar que los que vinieron de otros lugares regresen después de dos o tres meses, para que hagan su trabajo adecuadamente.
Yo creo que algún día todos los hijos de Dios gradualmente se darán cuenta de que al menos una vez por semana un grupo de hermanos va delante de Dios para tratar con las cosas en nombre de ellos y a favor de toda la iglesia.