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LAS MEDIDAS QUE DIOS HA TOMADO CON RESPECTO A LOS PECADOS DE LOS CREYENTES: LA DISCIPLINA EN EL REINO part.2

CAPÍTULO VEINTITRÉS

LAS MEDIDAS QUE DIOS HA TOMADO CON RESPECTO A LOS PECADOS DE LOS CREYENTES:

LA DISCIPLINA EN EL REINO

(2)

RECIBIR VIDA EN EL REINO EN LA EDAD VENIDERA

Cuando predicamos el evangelio, proclamamos que recibimos vida eterna al creer en Jesucristo. Si una persona cree en El, tendrá vida eterna. Todos los que entienden la Palabra de Dios saben que hoy en la edad de la iglesia, cuando un hombre cree, recibe vida eterna. Este es nuestro mensaje. Pero existe la siguiente pregunta: ¿Cuándo se manifiesta, se revela y se disfruta esta vida eterna? Hoy en día nuestras mentes y espíritus son acosados constantemente por la muerte. Satanás es aún muy fuerte. Entonces, ¿cuándo se manifestará completamente la vida eterna? ¿Será durante la edad del cielo nuevo y la tierra nueva? O, ¿será en la edad del reino? Leamos Juan 5:24-29: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no está sujeto a juicio, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan vivirán. Porque como el Padre tiene vida en Sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en Sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán Su voz y saldrán: los que hicieron lo bueno, a resurrección de vida, y los que practicaron lo malo, a resurrección de juicio”. El versículo 24 dice que cuando una persona cree, recibe vida eterna y no está sujeto a juicio. El que oye la palabra del Señor y cree al Padre que envió al Señor tiene vida eterna. Pero el versículo 29 dice que los que han hecho lo bueno saldrán a resurrección de vida, mientras que los que han hecho lo malo saldrán a resurrección de juicio. La palabra vida (gr. zoé) del versículo 29 es la misma palabra que aparece en el versículo 24. Los que han hecho lo bueno saldrán a resurrección de zoé, los que han hecho lo malo, a la resurrección de juicio. El versículo 24 dice claramente que nosotros ya tenemos vida eterna. Pero el versículo 29 dice que algunos no tendrán vida eterna hasta después de la resurrección. ¿Pueden ver la diferencia aquí?

El versículo 25 trata de la edad de la iglesia. Dice que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios. Todos nosotros somos estos muertos. Hemos oído la voz del Hijo de Dios, y como resultado vivimos. Los versículos 28-29 dicen: “No os maravilléis de esto; porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán Su voz y saldrán”. El versículo 25 dice: “Viene la hora, y ahora es”. El versículo 28, sin embargo, omite la frase “y ahora es”, y solamente dice que vendrá la hora. Por lo tanto, se refiere al futuro, no al presente. También, el Señor Jesús dice que en el futuro todos los que están en los sepulcros saldrán de los sepulcros. En el versículo 25, El menciona “los muertos”. El versículo 28 menciona los muertos que están en los sepulcros. El versículo 25 habla acerca de los muertos, refiriéndose a los que están muertos en sus delitos y pecados. Cuando el Señor habla de los muertos que están en los sepulcros, no se refiere a la muerte del alma que está en pecado; más bien, se refiere a los que están muertos físicamente. Todos los que están muertos físicamente, es decir, los que están en los sepulcros, oirán la voz del Hijo de Dios por segunda vez. Los que han hecho lo bueno saldrán a resurrección de vida, y los que han hecho lo malo saldrán a resurrección de juicio. Esta segunda vez es la ocasión cuando todos los que están en los sepulcros se levantarán.

Leamos Marcos 10:30: “Que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”. Aquí el Señor Jesús menciona otra vez la vida eterna. Tenemos que averiguar qué clase de vida eterna es ésta. La vida eterna de Marcos 10:30 no es la vida eterna de la edad de la iglesia que se describe en el Evangelio de Juan ni la vida eterna en el cielo nuevo y la tierra nueva. Por favor, noten que esta vida eterna se tiene en la edad venidera. La frase la edad venidera en el idioma original significa la próxima edad o la edad subsiguiente. Hoy nosotros estamos en la edad de la gracia. La próxima edad es la edad del reino, esto es, la edad del milenio. Aquí el Señor dice que una persona puede recibir vida eterna en la edad venidera. Esto no se refiere a la vida eterna que recibimos cuando creemos en el Señor.

Antes que el Señor dijera estas palabras, un hombre vino a Jesús a preguntarle qué tenía que hacer para heredar la vida eterna. Esta fue una pregunta acerca de obras. Por lo tanto, el Señor Jesús le habló de una vida eterna que se obtiene por medio de obras. Le dijo al joven que tenía que guardar la ley y vender todo lo que tenía antes de poder heredar esta vida eterna. En el Evangelio de Juan, el Señor Jesús nos muestra claramente que la vida eterna se obtiene por gracia y no por obras. Entonces, ¿por qué dice aquí que tenemos que guardar la ley y vender todo lo que tenemos, antes de poder heredar la vida eterna? Porque la vida eterna descrita en Marcos 10 es diferente a la vida eterna descrita en Juan. La vida eterna de Marcos 10 se recibe por medio de obras. La vida eterna de Juan se obtiene por medio de la fe.

Después que el joven se fue, el Señor Jesús miró a Su alrededor y dijo a Sus discípulos: “¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!” (v. 23). Al decir esto, el Señor puso juntos la vida eterna y el reino. Después que el Señor dijo esto, los discípulos se asombraron de Sus palabras. El Señor volvió a decirles: “Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios” (vs. 24-25). Los discípulos se asombraban y preguntaron quién entonces podría ser salvo. El Señor dijo: “Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios” (v. 27). Pedro entonces le preguntó qué recibiría por haberlo dejado todo para seguirle, y el Señor les habló de las cosas venideras. “Jesús dijo: De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o tierras, por causa de Mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna” (vs. 29-30). Ellos recibirán vida eterna en el reino.

Por lo tanto, la vida eterna de la que se habla aquí es la vida eterna que está en el reino. La vida eterna del reino se obtiene mediante las obras. Se adquiere con la consagración y el sufrimiento y al sobrellevar el desprecio por el Señor. Para el cristiano, la cuestión de la vida eterna en esta edad está resuelta. La cuestión de la vida eterna en la eternidad también está resuelta. Ahora bien, si tendrá o no la vida eterna en el reino depende de si ama al Señor, lo abandona todo por causa del evangelio, se niega a sí mismo en todo, y rechaza el mundo. Depende de si su vida está dedicada al dinero, la ganancia material, su familia o la gente mundana. El Señor prometió que si ama al Señor y lo abandona todo por causa del evangelio, él no perderá estas cosas ni aun en esta edad, sino que, al contrario, ganará cien veces más. Si alguien deja pocas cosas por el Señor hoy, segará ciento por uno en el banco celestial. ¿Quién puede obtener un interés tan alto? El depósito de un peso ganará cien pesos. Usted no puede encontrar un banco así en el mundo. Además, hay vida eterna en la edad venidera.

En muchos lugares en Mateo, la frase “vida eterna” se usa intercambiablemente con la palabra “reino”. En estos lugares los vivientes son los que entran en el reino. Por ejemplo, Mateo 7:14 dice que la puerta es estrecha, y el camino que lleva a la vida es angosto, y pocos son los que la hallan. Hoy muchos predican el evangelio usando este pasaje y exhortan a la gente a entrar por la puerta estrecha y a tomar el camino angosto. Pero si alguien fuera salvo por entrar por la puerta estrecha y por tomar el camino angosto, la salvación no sería por gracia, sino por obras. La salvación vendría a ser la recompensa de entrar por la puerta estrecha y tomar el camino angosto. La vida eterna revelada en el libro de Mateo no se refiere a la vida eterna de hoy, sino a la vida del reino milenario. Para reinar con Cristo en el reino, uno tiene que entrar por la puerta estrecha y tomar el camino angosto. Si uno no obedece los mandamientos ni la voluntad de Dios, perderá la vida eterna. Sin embargo, esto no quiere decir que perecerá. Sin embargo, perderá la vida eterna en el reino.

Si este problema se resuelve, entonces el problema de las edades que se mencionan en la Biblia quedará completamente resuelto. En la edad de la iglesia, todo es por gracia. Al final de la edad de la iglesia, Dios establecerá Su reino por medio de Su Hijo. En el reino sólo los siervos fieles reinarán con Cristo al ser resucitados de entre los muertos. La Biblia nos muestra esto claramente.

EL CASTIGO EN EL REINO MILENARIO

La Biblia dice que muchos de los hijos de Dios recibirán un castigo específico. Muchos cristianos andan de manera indebida. No viven de una manera santa. Aman el mundo y andan en conformidad con su voluntad. Adoran a Dios según la voluntad del hombre. Ellos no han obedecido la Palabra de Dios al tomar cuidado de la obra de Dios, sino que han hecho lo que les parece. Tratan de agradar al hombre. Buscan la gloria del hombre en lugar de la gloria de Dios y no están dispuestos a permanecer en el mismo lugar de deshonra en el cual el Señor permaneció. Ellos cometen muchos errores y muchos pecados. No han sido disciplinados por Dios en esta edad. Después que mueran y sean resucitados en aquel día, ¿podrán reinar con el Señor? La Biblia dice que primero tenemos que sufrir y soportar el oprobio con El antes de poder reinar y ser glorificados con El (2 Ti. 2:12). Muchos creyentes nunca han sufrido y tienen muchos pecados. Aman el mundo y andan de acuerdo a la carne. Cuando ellos dejen este mundo, todavía tendrán muchas injusticias y muchos pecados que no fueron quitados. La Biblia nos enseña que esta clase de creyentes recibirá un castigo específico y definido.

Mateo 18:23-35 habla de un siervo cuyas deudas le fueron perdonadas por su rey. Otro consiervo tenía una deuda con este siervo. Pero el siervo a quien se le perdonó la deuda no perdonó a su consiervo. El primer siervo indiscutiblemente representa una persona salva, ya que imploró al señor para que lo perdonara, y el señor, que fue movido a misericordia, le libró y le perdonó la deuda. Todos nosotros somos personas impotentes que venimos al Señor a procurar Su gracia. El Señor nos ha perdonado nuestra deuda y nos ha dejado libres. Si este siervo representa un cristiano, entonces lo que él tiene que afrontar representa lo que nosotros tenemos que afrontar. El Señor nos tratará a nosotros de la misma manera que a este siervo.

Los versículos 28-30 dicen: “Pero saliendo aquel siervo”. El salió porque ya era un hombre libre. “Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré. Mas él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda”. Este pasaje tiene que ver con un cristiano que no le perdona a otro. Usted es una persona perdonada, pero usted no está dispuesto a perdonar. El Señor le ha perdonado la deuda de diez mil talentos. Ahora bien, su hermano le debe meramente cien denarios, pero usted en su corazón dice que él tiene que pagarle. El tiene que pagarle hasta el último centavo. ¿Cuál será entonces el resultado? Los versículos 31-33 agregan: “Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y explicaron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?” El hecho de que el Señor tuvo misericordia de él prueba una vez más que esta persona es salva. El Señor dijo: ¿No debes tú también tener misericordia de tu consiervo, como Yo tuve misericordia de ti? ¿No debiste tú perdonar a tu consiervo así como Yo te perdoné a ti? Esto prueba que éste representa uno que ha recibido la misericordia y el perdón de Dios. El debe de ser alguien que ya tiene la vida. No obstante, no está dispuesto a perdonar a otros cristianos. “Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía” (v. 34). Este, a quien se le había mostrado misericordia y que había sido perdonado, fue puesto en las manos de los verdugos hasta que pagó todo lo que le debía al Señor. Si él podía pagar todo lo que debía o no es otro asunto. El hecho es que él tenía que sufrir. Esto nos muestra que si un cristiano no está dispuesto a perdonar a otro, en aquel día el Señor le tratará de la misma manera que él trato a otros. Si usted no perdona a su hermano, el Señor lo tratará a usted conforme a su actitud rencorosa.

MISERICORDIA Y JUICIO

Sabemos que nuestro Dios es un Dios justo. En el futuro, en el tribunal, El nos juzgará de acuerdo a la justicia. Sin embargo, aunque hay justicia en el tribunal de Cristo, también hay misericordia. Si usted tiene misericordia de otros, el Señor será misericordioso con usted. Si usted no perdona a otros, y si usted es muy justo e inflexible con los fracasos y debilidades de otros, el Señor lo tratará con justicia en aquel día. Si usted muestra misericordia a otros, el Señor le mostrará misericordia. Lucas 6:37 dice que si no condena a otros, no será condenado; si no juzga a otros, no será juzgado, y si perdona a otros, será perdonado. Algunos cristianos hoy en día son muy bienintencionados. Cuando ellos critican a otros, examinan a fondo cada error que los demás cometen. Cuando ellos se esfuerzan por criticar y juzgar a otros, tienen que tener mucho cuidado. En el futuro Dios los tratará de la misma manera que ellos tratan a otros. Con la medida que usted mide a otros, será medido. Si usted da a otros una buena medida, apretada, remecida y rebosando, el Señor le dará de la misma manera. El que perdona será perdonado, y al que tiene misericordia, se le tendrá misericordia.

Por lo tanto, la Biblia dice que la misericordia triunfa sobre el juicio (Stg. 2:13). Hay una cosa sobre la cual ni aun el juicio puede triunfar: una persona que tiene misericordia de otros toda su vida. No estamos exentos de cometer errores. Pero si tenemos misericordia de otros hoy, Dios no nos juzgará. Muchos cristianos no están dispuestos a ceder cuando se relacionan con otros. Siempre discuten con otros. Ceden poco terreno a otros mientras que ellos lo toman todo. Pero nosotros debemos tener misericordia de otros hoy en día. Cuando venga el juicio, habrá algunos contra quienes el Señor del juicio no tendrá nada. Esto no quiere decir que el hombre puede cambiar el mandamiento de Dios a propósito. Simplemente quiere decir que si usted es misericordioso con otros mientras vive en esta tierra, Dios será misericordioso con usted. Su misericordia hoy triunfará sobre el juicio en el futuro. Será juzgado de la misma manera que juzga a otros. Esta gracia es justa. El Señor lo tratará a usted de la misma manera que usted trata a otros. La manera en que usted trata a otros moldeará un vaso con el cual Dios le medirá su juicio. Santiago 2:13 dice: “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no haga misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”. Aquellos que no tienen misericordia de otros, serán juzgados sin misericordia. Mas aquellos que tienen misericordia de otros, triunfarán sobre el juicio. Su misericordia sobrepasará el juicio. Este es un hecho maravilloso.

Mateo 18 nos muestra claramente que los hijos de Dios pueden caer en las manos de los verdugos. Si caen, tendrán que permanecer allí hasta que paguen todas sus deudas. Por supuesto que no hay forma de pagar todas las deudas. Pero por lo menos algún día aprenderán a ser misericordiosos con otros y a perdonarles de la misma manera que el Señor tuvo misericordia de ellos y los perdonó. Para entonces tendrán que ser misericordiosos con otros. Por lo tanto, en el versículo 35 el Señor dice: “Así también Mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano”. Este pasaje no se dirigió a incrédulos, sino a cristianos y nos muestra la relación entre el Padre celestial y Sus hijos, y la relación entre los hermanos.

En el pasaje anterior, Pedro le preguntó al Señor: “¿Cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo le tendré que perdonar? ¿Hasta siete?” (Mt. 18:21). El Señor le dijo que él debía perdonar hasta setenta veces siete. Luego el Señor habló acerca de los dos siervos. Pedro sería castigado si no perdonaba a su hermano. Lo que el Señor dio a Pedro, le muestra que existe la posibilidad de que sea entregado a los verdugos y de que sea echado en la cárcel. Si existe la posibilidad de que Pedro sea entregado a los verdugos y encarcelado, también existe la posibilidad que nosotros seamos tratados de igual manera. Es por eso que el Señor usó el plural “vosotros” en el versículo 35. Su palabra no se dirigió sólo a Pedro, sino a todos. Si no perdonamos de corazón a cada uno de nuestros hermanos, el Padre celestial hará lo mismo con nosotros. Recordemos que nuestra salvación eterna en el cielo nuevo y la tierra nueva es firme. Demos gracias al Señor que todo es por gracia. Mas si nuestros problemas de hoy no son resueltos, seremos castigados específicamente en el reino futuro.