Watchman Nee Libro Book cap.8 La fe cristiana normal

Watchman Nee Libro Book cap.8 La fe cristiana normal

CRISTO COMO NUESTRA VIDA

CAPITULO OCHO

CRISTO COMO NUESTRA VIDA

Cada religión aporta algo para el bienestar de la sociedad. Cada una de ellas tiene algún punto en común: le dan algo al hombre o lo llevan hacia alguna meta. Aunque los métodos que emplean quizás sean diferentes y varíen en cuanto a lo que ofrecen, todas tienen algo que ofrecer. Naturalmente creer en Cristo implica recibir algo de El. Ahora queremos ver lo que Cristo ofrece al hombre.

PARA QUE EL HOMBRE PUEDA RECIBIR LA REGENERACIÓN

Lo que veremos no son las contribuciones hechas por el cristianismo a las naciones, ni a los gobiernos, ni al mundo, ni a la sociedad en general. Queremos estudiar un asunto más básico, crucial y práctico. Lo que Cristo da al hombre es la regeneración. Cuando creemos en El recibimos la regeneración. Tenemos que admitir que la regeneración es un gran tema en la Biblia. Sólo podemos darle una vista general a su significado.

Si usted lee la Biblia cuidadosamente, descubrirá que pone énfasis en la vida. En muchos pasajes alude a la vida. En esta tierra hay muchas clases de vidas con muchas expresiones diferentes. Cada vida tiene su propia expresión. Se puede identificar una vida por su expresión distintiva.

LAS EXPRESIONES DE DIFERENTES VIDAS

Pongamos por ejemplo un pájaro. Uno sabe que tiene vida porque está viviendo. También usted puede identificar las expresiones distintivas de ese pájaro. ¿Cuál es esta expresión? Aun un niño sabe que un pájaro puede volar. La capacidad que el pájaro tiene de volar es la expresión distintiva de su vida. Hay tal unicidad en la vida de los pájaros. Cuando este rasgo único se manifiesta, se expresa en el vuelo.

Ahora considere a un pez. El pez no sólo tiene vida, sino que expresa las características de su vida al nadar en el agua.

Si comparamos al pez con el pájaro, podemos ver que aunque ambos tienen vida, las expresiones de sus vidas individuales son diferentes. Un pájaro sólo puede volar; no puede nadar. Un pez, por otra parte, puede solamente hacer lo opuesto. Es imposible para el pájaro nadar, aunque trate de enseñarle. De la misma manera, no hay manera de que usted pueda enseñar a un pez a volar. Las diferentes vidas tienen expresiones diferentes. Las características que cada uno demuestra nos permiten identificarles como vidas diferentes.

Ya que el modo de vivir está determinado por la vida que posee, la cuestión de la vida no tiene nada que ver con el aprendizaje ni la imitación. Si las vidas son diferentes, no es posible cambiar de la una a la otra con el proceso del aprendizaje. La única posibilidad es tener un cambio de vida. Si se cambia la vida, la expresión de la misma también cambiará. Si la vida permanece igual, es imposible alterar la expresión.

UN CAMBIO DE COMPORTAMIENTO SIGUE A UN CAMBIO DE VIDA

Supongamos que una persona está muy interesada en la investigación de animales pequeños. Anhela ver nadar a un pájaro. Para esta persona nada sería más emocionante que poder entrenar a un pajarito a nadar. Así que empieza a enseñar a un pajarito a zambullirse en el agua, respirar en el agua, mover sus alas y ejercitar sus garras en la manera apropiada. ¿Piensan ustedes que podría tener éxito?

Supongamos que continúa con su experimento cambiándole la dieta al pájaro o alterando su postura para dormir, etc., para poder adaptarlo a una vida en el agua. ¿Tendrá éxito? ¡No! Sus doctrinas quizás funcionen. Pero la vida del pájaro es diferente. Esta vida puede volar cómodamente por el aire, pero no se le puede hacer nadar en el agua.

La clase de vida determina la clase de expresión. Esto es una ley. Usted no puede cambiarla. Si trata de cambiar la expresión sin cambiar la vida, fracasará totalmente. Basados en el principio de esta ley, nosotros tenemos una doctrina de lo más vital y básica en nuestra fe, la regeneración.

LA REGENERACIÓN ES UN CAMBIO DE VIDA

Cada expresión de nuestro vivir como seres humanos está basado en la clase de vida que poseemos. Un vivir corrompido es causado por una vida corrompida. Para cambiar el modo de vivir, primero tenemos que cambiar la vida. Si se cambia la vida, su expresión también cambiará. No habrá problemas con la última cuando a la anterior ya se le ha cuidado. De otra manera, cualquier esfuerzo será tan fútil como entrenar a un pájaro para que nade o darle clases a un pez para que vuele. La regeneración es un cambio de vida. Lo que Cristo nos ofrece no es simplemente un cambio de comportamiento sino la regeneración basada en un cambio de vida.

Una cosa admitimos unánimemente: la vida humana que poseemos es corrupta y mala. Por una parte, culpamos a la maldad en el mundo y a las circunstancias desmoralizantes a nuestro alrededor, pero por el otro, tenemos que admitir que somos básicamente malos y sucios por dentro. Nos damos cuenta de que en todas partes del mundo hay una lucha por poder y posición, pero también nos damos cuenta de que estamos llenos de celos y orgullo. Admitimos que el corazón del hombre es rebelde e irreflexivo. No hay ningún hombre que sea gentil ni amoroso. No solamente somos pecaminosos sino sumamente perversos. Sabemos que el pecado es aborrecible, que no le da paz a nuestra conciencia. También deseamos y queremos tratar con el pecado y deshacernos de él. El fenómeno básico de nuestra vida es un enredo total con el pecado.

LA EXPRESIÓN DEL VIVIR ES EL PECADO

He estado predicando por más de diez años. He conocido a mucha gente. Pero aún no he conocido a nadie que proclame no tener pecado. En todos los lugares por donde he viajado, aún no he conocido algún individuo que pueda jactarse de su perfección. Todos admiten en un grado mayor o menor que tienen manchas oscuras y defectos en su vivir. Todos tenemos que confesar que nuestro vivir no es apropiado.

NO REFORMACIÓN SINO REGENERACIÓN

Basado en esta comprensión, el hombre empieza a pensar en maneras para cambiar su modo de vivir. Este es el propósito de muchas religiones.

Pero, ¿puede esto ser cambiado? Es verdad que el hombre debería ser limpio, cortés y permanecer en la ley y debe ser enseñado y cultivado en estas virtudes. Pero, ¿cuál es el propósito de esta educación y cultivo? Quizás pueda mejorar un poco exteriormente, pero, ¿puede cambiar interiormente? Sabemos perfectamente bien que las partes internas no pueden cambiarse. No estamos estableciendo un debate con otras religiones; ¡sólo estamos presentando esta característica! Un punto muy crucial en nuestra fe es el asunto de la regeneración, no el de la reformación.

UNA VIDA CORRUPTA NO EXHIBE UN VIVIR LIMPIO

Nuestro énfasis descansa en este hecho: no es solamente la expresión del vivir humano corrupto y pecaminoso, sino que la vida misma es corrupción y el hombre mismo es pecado.

A la gente no le gusta oír esta clase de palabras. Pero nosotros sólo podemos hablar con la verdad. El hombre está básicamente mal en su vida. Es corrupto en naturaleza y peca como resultado de su corrupción. Muchas personas admiten su mal comportamiento pero no admiten su corrupto ser. Algunas admiten esto último pero no se dan cuenta de que son corruptos hasta la médula. El hombre, que es tan corrupto, naturalmente no puede exhibir un vivir limpio.

Una vez cuando estaba en Kaifeng, hablé con una persona que admitía que estaba mal en una cosa. Después de un rato confesó que estaba mal en otra. Francamente le dije que el problema no estaba en que hiciera alguna cosa correcta o equivocadamente; la persona era el problema. Cuando la persona está mal, seguramente las cosas que haga estarán mal. Si usted es un pez, seguramente no puede volar. No le puedo culpar por no poder volar, porque usted es un pez. Cuando el hombre no es apropiado, la expresión del vivir tampoco es apropiada. Esto es enteramente un asunto de vida. No es meramente un asunto de un comportamiento externo. La corrupción humana está dentro de él.

LAS CORRECCIONES EXTERNAS SON INÚTILES

Puesto que el hombre es corrupto por dentro, de nada sirve corregirlo exteriormente. Tengo un amigo que vino de Nanking. Cuando el tren pasó por Wushih, compró unas muñecas para su hija. Todas las muñecas estaban hechas de barro. Estaban pintadas y bien decoradas con colores brillantes. Su hija tenía siete años. Cuando recibió los juguetes se desbordó de gozo. Inmediatamente asumió el papel de madre, acariciando las muñecas y poniéndolas a dormir. Cuando era tiempo de comer, las alimentaba. Con sus manos metía el arroz en las bocas de las muñecas, diciendo: “¿Por qué no comes?”. Bueno, ¡las caras de las muñecas estaban sucias con la grasa y el arroz! La niña actuaba como su madre, y empezó a limpiarles las caras con agua y toallas. Desafortunadamente, una mancha negra apareció cuando una parte fue limpiada. Cuanto más la limpiaba, más grande se hacía la mancha negra. Después de un rato, la nariz, los ojos y los oídos desaparecieron. Ella empezó a llorar. ¡No había nada que se pudiera hacer! Su padre le dijo: “Tíralas. Te compraré nuevas. Las muñecas de barro no se pueden lavar”.

LA UNICA MANERA: UN CAMBIO DE VIDA

Yo estaba allí cuando esto sucedió. Creo que tratar de mejorar nuestro comportamiento humano es como limpiarles las caras a esas muñecas. Pensamos que si nos deshacemos de nuestra actitud orgullosa y de todas nuestras mentiras y nos comportamos en forma más refinada, seremos mejores personas. Este es nuestro concepto humano. Dios dice que la corrupción externa del hombre es causada por la corrupción interna. La única solución es un cambio básico de vida. El reconocimiento de la inutilidad y maldad del hombre y la comprensión de la necesidad de un cambio son el fundamento básico de nuestra fe cristiana.

EL CORAZÓN DEL HOMBRE ESTÁ LLENO DE MALDAD

Un día estaba caminando por una calle de Shangai con un amigo que tiene una mentalidad muy activa. Me dijo: “Es una lástima que no podemos ver a través del corazón de otro. ¿No sería interesante si de una mirada pudiera yo decir lo que esta o aquella persona estuviera pensando? Qué lástima que no podemos calar al corazón”.

Yo le dije: “Eso está muy lejos de ser una lástima. Yo descanso de no poder calar al corazón de otro. No trates de adivinar lo que otros piensan, porque todos los pensamientos del hombre son malos. No hay otra cosa más que robo, engaño y traición en nuestras mentes. No hay pensamientos buenos. Todos los pensamientos tienen que guardarse en secreto. Es una fortuna que el corazón está encerrado de nuestra vista por algunos huesos y alguna piel. Si pudiéramos verlo, inmediatamente lo aborreceríamos”.

LA NECESIDAD DE LA REGENERACIÓN

Por lo tanto, la salvación del hombre no puede empezar desde afuera. Tiene que empezar desde adentro. Por esta razón hay necesidad de la regeneración. La regeneración significa simplemente echar fuera la vida sucia y corrupta que tenemos y cambiarla por una vida nueva. Esto es análogo a cambiar la vida de un pez por la vida de un pájaro. Ya no habrá necesidad de enseñar al pez a volar; volará naturalmente. Por ahora no mencionaremos la forma de la regeneración. Sólo queremos saber qué es regeneración. Abandonar una vida de pecado y reemplazarla por una vida santa es nuestra salvación.

CORROMPIDOS DESDE ADENTRO

Hace algunos años estaba en Amoy. Un día estaba predicando en las villas con otro colaborador de nombre Wang. Cuando terminamos nuestras visitas, era cerca de la medianoche. Ambos estábamos muy sedientos. Todas las tiendas por el camino estaban cerradas, y no había donde pudiéramos encontrar agua. Al acercarnos a la orilla de un pueblo, vimos una tienda con su puerta aún abierta. Con mucho gozo compramos dos grandes peras. Las que escogimos eran las más grandes y limpias. No tenían ningún hoyo ni mancha por fuera. Las llevamos y las comimos por el camino. Después de un rato saboreamos algo extraño. Al examinar las peras bajo una lámpara, nos dimos cuenta de que estaban malas por dentro. Lo único que pudimos hacer fue sacarle los gusanos y comernos el resto.

Le dije al hermano Wang: “La cáscara de estas peras se miraba tan brillante; no tenía ningún hoyo por fuera. ¿Sabes cómo se metieron los gusanos dentro de las peras? Déjame decirte. Cuando el peral aún estaba floreciendo, los gusanos ya habían puesto sus huevos en las flores de las peras. Cuando las flores se secaron y se formaron las peras, los huevos se incubaron y crecieron dentro de ellas. Por fuera, estas peras se veían bien, pero por dentro estaban llenas de gusanos”. Esto es de lo que hemos estado hablando. El mal del hombre no está simplemente en su conducta. El problema básico es que éste está corrompido en su vida. La salvación del cristianismo no es un cambio de nuestro comportamiento exterior, sino un cambio de nuestra vida interior.

ARDIENTES POR DENTRO

Conozco a una señora que tiene muy buen temperamento. Nunca se enoja. Siempre hay una sonrisa en su rostro. Un día mientras que su sobrina estaba visitando su casa, una persona extremadamente irrazonable la reprendió por un largo rato. Muchas palabras insoportables le fueron dichas, pero no contestó ni una palabra; todavía había una sonrisa en su rostro. Después que la persona se fue, la sobrina asombrosamente dijo: “Tía, esa fue una buena demostración de paciencia para poder retener tu temperamento. Si yo hubiera sido tú me hubiera enojado. Al menos le hubiera contestado algo”. La tía dijo: “No, no pienses que no estaba enojada. ¡Me estaba quemando por dentro! Pero he cultivado mi paciencia y suprimido mis sentimientos”.

Nuestro problema no es si nuestro trastorno se manifieste o no. Más bien, es de si hay o no trastorno por dentro. ¡Vaya! ¡Es un hecho que tenemos toda clase de problemas por dentro! La Biblia nos muestra que somos pecaminosos naturalmente. No hay nada raro en que un hombre se vaya tras el pecado. Sus partes internas y externas se sienten compatibles unas con otras cuando peca. Para él, ésta es una consecuencia de lo más natural. Nuestra vida humana está destinada a ser manipulada por la carne, el mundo y el pecado.

LA SEMILLA DEL PECADO DENTRO DEL HOMBRE

Algunas personas se ven bien exteriormente. Tienen un alto sentido de moralidad y un nivel decente de comportamiento. Parece como si poseyeran una vida mejor. Pero las bondades exteriores son simplemente obra de represión. Estas son como un caballo retenido fuertemente por sus riendas. Si le da una oportunidad, se zambulliría en problemas. Déjeme decirle una palabra honesta: cada hombre puede llegar a ser un bandido, y cada caballero puede llegar a ser un criminal deshonorable. Sólo suéltenle las manos, y toda vileza irrumpirá. La semilla del pecado está dentro del hombre. No es algo raro que el hombre peque.

Nadie tiene que esforzarse para enojarse. Pero sí necesita esforzarse para no hacerlo. Una persona nunca ha escrito en su diario: “Desde hoy en adelante, he determinado enojarme una vez al día. Si se me pasa hacerlo, ¡me castigaré a mí mismo!”. Solamente la paciencia necesita deliberación. Cometer el mal es muy natural. No se requiere esfuerzo consciente. Obrar deliberadamente sólo se necesita para hacer el bien.

EL PECADO ES UNA NATURALEZA HEREDADA

Yo duermo en ese pequeño cuarto justo fuera de la puerta. Si hay una luz brillante en éste salón, no podría dormir allí. Si quiero dormir, todo lo que necesito hacer es cerrar la puerta, y la luz estará apagada para mí. La oscuridad es la característica de ese cuarto; la luz, el elemento extraño. Todo lo que puedo hacer es alejar el elemento extraño. No puedo alejar la oscuridad inherente. Usted puede cerrar la puerta a las aspiraciones de no tener pecado. Pero nunca puede cerrar su puerta a tentaciones pecaminosas. Ya que la vida que tenemos es corrupta, la expresión de ella en nuestro vivir es igualmente mala.

Dios nos salva para regenerarnos a fin de que tengamos un cambio de vida. La vida nueva es la vida de Dios mismo. La regeneración significa recibir la vida de Dios. Significa que de allí en adelante nuestro ser entero es removido, y Dios está viviendo en nosotros. Ya no vivimos nuestra propia vida. Dios llega a ser nuestro vivir. Nunca exhorto a las personas a que hagan el bien. De nada servirá aun si les exhorto día y noche. Es imposible para el hombre vivir la vida de Dios. Sólo la entrada de la vida de Dios en el hombre puede producir un vivir igual a Dios. Recibir la vida de Dios es la regeneración, y sólo la regeneración resultará en un cambio del comportamiento exterior.

UN HOMBRE REGENERADO

Aún necesitamos buscar en la Escritura para entender el asunto de la regeneración. En 1 Corintios 2:14 dice: “Pero el hombre anímico no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son necedad, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. Una persona no regenerada es una persona carnal. No sólo no puede entender las cosas de Dios, sino que las tiene por necedad. No puede comprender aunque quiera, porque le falta la facultad para comprender. Sin la regeneración no tiene esa otra vida, y como resultado no tiene el poder para entender.

Lea Romanos 8:5-8 de nuevo: “Porque los que son según la carne ponen la mente en las cosas de la carne; pero los que son según el espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el espíritu es vida y paz. Por cuanto la mente puesta en la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede; y los que están en la carne no pueden agradar a Dios”.

Estos versículos nos muestran claramente que hay algunos que se ocupan de la carne y viven según la carne. Están bajo el control de la carne y están contra Dios. Por lo tanto, nunca pueden someterse a las leyes de Dios. Ni pueden aunque quieran. Mucho menos pueden agradar a Dios. Una persona regenerada, sin embargo, sigue al Espíritu Santo y disfruta vida y paz. La diferencia entre las dos clases de personas está en si la vida ha sido cambiada o no.

NACIDO DEL ESPÍRITU

Juan 3:3 dice: “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo: Si uno no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Si el hombre posee solamente su vida natural, o sea, la vida que originalmente posee como hombre, ¡no puede ver el reino de Dios! ¿Qué es el reino de Dios? Romanos 14:17 dice: “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo”. El reino de Dios está relacionado con estas cosas espirituales: justicia, paz y gozo. Y todas éstas están en el Espíritu Santo. Sin la regeneración, estas cosas son incomprensibles e imposibles de ver. Si el hombre quiere ver estas cosas, tiene que ser regenerado.

LA LINEA DE SEPARACIÓN: LA VIDA

Juan 3:6 dice: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. Cristo Jesús nos dio una línea de separación clara. Lo que es nacido del Espíritu es absolutamente diferente de lo que es nacido de la carne. El nunca vendría a mejorar la carne del hombre. Lo que es nacido de la carne de todos modos es carne. No importa cuánto uno se reforme, sigue siendo carne. No hay otra manera más que nacer del Espíritu. Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

La regeneración no es considerar “todo en el pasado como muerto de ayer y todo lo del futuro como nacido hoy”. ¡No hay tal cosa! Sin un cambio de vida, aunque uno nazca una y otra vez, de todos modos es carne. Todavía no hay regeneración. Hay un gran abismo entre las dos vidas que no se puede cruzar. Sólo lo que es nacido del Espíritu es espíritu.

Sólo quiero hacer algunas preguntas. ¿Está usted reformando su vida, o ha recibido la vida de Dios? ¿Está en el proceso de mejorarse, o está listo para aceptar la vida de Dios? La verdadera fe de Jesucristo da la vida de Dios al hombre. Esta es la vida que Cristo ofrece al hombre. Si la recibe, es usted una persona regenerada, y podrá vivir la vida de Dios en la tierra.

Bienaventurados aquellos que han perdido la esperanza en su propia vida. Una vida divina ha sido preparada. Si usted está satisfecho con su propia vida, Cristo no puede hacer nada. Nunca le ayudará a mejorar su propia vida. Dios quiere que nazca de nuevo y cambie su vida. Esta es la salvación de Cristo.