Watchman Nee Libro Book cap.7 Los asuntos de la iglesia
REUNIONES DE DISTRITO
CAPÍTULO SIETE
REUNIONES DE DISTRITO
Si el área de la iglesia es grande, y si además tiene muchos santos, las reuniones de distrito llegan a ser un arreglo necesario. No creemos, como los congregacionalistas, que cada congregación es una unidad, porque ésa no es la enseñanza de la Biblia. La enseñanza de la Biblia no permite que tomemos como unidad una congregación, sino que tomemos la localidad como la unidad; por ejemplo, Corinto es una localidad, y Roma es una localidad. Por lo tanto, si el número de hermanos y hermanas en una localidad es grande, como en el caso de Jerusalén, que tenía millares de creyentes, se darán cuenta de que es imposible reunirse en un solo lugar. Más aún, ya había en Jerusalén tres mil o cinco mil que fueron salvos en los primeros días; tal vez no podían reunirse en un solo lugar, ni siquiera en los primeros días. Por lo tanto, aquí vemos claramente que debe tenerse cierto tipo de arreglos para las reuniones.
CINCUENTA POR GRUPO O CIEN POR GRUPO
Nosotros no tomamos la siguiente porción de la Biblia como base; sólo tomamos esta porción de la Biblia como nuestra guía; nos dirige y nos guía. Ustedes se acuerdan de las ocasiones en las que el Señor Jesús alimentó a los cinco mil y a los cuatro mil. Debido al gran número, el Señor no podía distribuir el pan a la multitud. Espontáneamente el Señor hizo un arreglo, poniendo de a cincuenta por grupo o de a cien por grupo. Hoy día aceptamos el principio de este arreglo del Señor. Cuando el número de santos es muy grande en cierto lugar, podemos aprender de la manera en que el Señor dividió a la gente en grupos de cincuenta o de cien.
Ya les he mencionado hace unos días que el Señor no siempre dividió a la gente únicamente en grupos de cincuenta, tampoco únicamente en grupos de cien. A unos el Señor los dividió en grupos de cincuenta y a otros en grupos de cien, lo cual significa que estos dos números son números convencionales. Así que hoy, cuando el número de personas en la iglesia se agranda es menester dividirlos en grupos. Esto no quiere decir que debemos formar otra reunión cada vez que lleguemos a un determinado número fijado en forma legal. Más bien, afirmamos que con base en conveniencia, geografía y tamaño de la congregación, puede haber una reunión de más o menos cincuenta personas o tal vez de unas cien. El número cien es el doble de cincuenta; por lo tanto, el Señor estaba solamente dándonos un número conveniente.
Con base en este principio, creo que los hermanos responsables en todas las localidades deben aprender a hacer arreglos para que la gente sea dividida en distritos cada vez que llegamos a ser muchos. El número puede ser cincuenta, o puede ser cien, o hasta un poquito más de cien. De todos modos, debemos comenzar a tener reuniones de distrito al aproximarnos a estos dos números. Esta clase de reunión es de lo más conveniente, debido a que es fácil cuidar de los santos y visitarlos cuando los números son pequeños; cuando el número es pequeño, también se tiene más oportunidad para que los santos funcionen en la reunión. Los números entre cincuenta y cien personas son muy buenos para tener reuniones. Son muy convenientes en todo aspecto.
Reunirnos separadamente en distritos
La reunión de la predicación del evangelio así como la reunión de oración, y la reunión para los nuevos creyentes, pueden llevarse a cabo en los diferentes distritos. Si lo deseamos, hasta la reunión de edificación se puede llevar a cabo en los diferentes distritos. Si deseamos combinar algunas reuniones, pienso que especialmente las reuniones de edificación servirían a este propósito, y tal vez se puede decir lo mismo de las reuniones para la predicación del evangelio. Si en esta región hay hermanos que son obreros, y si éstos quieren tener algunas reuniones de predicación para los hermanos y hermanas, es obvio que combinar tales reuniones sería más conveniente. Todas las demás reuniones pueden tomar lugar separadamente: la reunión de oración, la reunión para el partimiento del pan, y las reuniones para los nuevos creyentes. Todas estas reuniones se pueden llevar a cabo en los distritos.
Cuidar a los santos por distritos
De esta manera podemos cuidar a los santos por distritos. Si hay reuniones por distritos en cierta localidad, los hermanos responsables deben aprender a hacer arreglos para que en cada distrito haya alguien que pueda tomar la responsabilidad. Los hermanos responsables en cada distrito deben escuchar a los sobreveedores. Es necesario que los responsables aprendan a tomar la responsabilidad y a cuidar de la situación espiritual en cada distrito. Ellos deben interesarse por toda la obra y encargarse de ella. Estas son las responsabilidades suyas.
Tener un crecimiento balanceado
Si el número de personas en alguna iglesia ha aumentado, si el área está bien dividida en distritos, y si ha habido un cuidado adecuado en cada distrito, entonces ustedes verán que todos los santos participarán en las reuniones. Esto se debe al hecho de que muchos podrán tener un crecimiento balanceado, y todos podrán orar y tener comunión delante de Dios. Siempre y cuando el número sea pequeño, no habrá necesidad de dividirlo en distritos. Cuando el número es grande, sí hay tal necesidad.
REUNIONES POR DISTRITOS EN JERUSALÉN
La Biblia no nos muestra cómo Jerusalén en esos días fue dividida en distritos. Al leer el libro de Hechos, sabemos que había distritos allí aunque no usaban nuestra terminología. Se ve que las reuniones de oración tomaban lugar en los hogares particulares. Durante el tiempo que Pedro fue encarcelado, como ustedes recordarán en la historia de Rode, la casa de Marcos era el lugar de oración. Permítaseme repetir que la Biblia no nos da cada punto detallado y particular de los asuntos de la iglesia, porque Dios no se agrada cuando todo está estructurado. Sin embargo, en la Biblia se encuentran algunas claves acerca de los arreglos de todos los asuntos. Estas claves están puestas en la Biblia. Esto hace que la iglesia en cada generación aprenda a buscar delante de Dios y aprenda cada vez a hacer arreglos conforme al Señor, a pesar de que la iglesia se encuentre con las mismas situaciones una y otra vez.
Según la situación real, habría sido imposible que todos los hermanos y hermanas en Jerusalén se reuniesen para partir el pan. Habría sido imposible en la práctica. Si hubiese habido sólo una copa, ¿de qué tamaño debería de haber sido esa copa? Si hubiese habido solamente un pan, ¿cómo lo habrían podido repartir? ¿Cuánto tiempo se habría tomado para pasar el pan a varios miles de personas? Después el número llegó a decenas de millares. Pasar el pan a tantas personas es imposible. Aunque tomasen los siete días de la semana para reunirse, de todos modos habría sido muy difícil repartir el pan y pasar la copa de una manera adecuada. Por lo tanto, podemos ver de una forma muy clara que en aquellos días se reunían por distritos. La casa de Marcos era una de tantas casas.
Guardar este principio
Por lo tanto, espero que siempre guardemos este principio delante de Dios. Por un lado, reconocemos que la Biblia menciona los arreglos hechos con respecto a estos asuntos. Por otro, también reconocemos que la Biblia no nos da un reglamento con respecto al arreglo de estos asuntos. En la Biblia, Dios siempre mantiene principios en vez de darnos reglamentos en detalle acerca de cómo deben hacerse las cosas externas.
Por ejemplo, en estos días escribimos cartas de recomendación o de presentación. En la Biblia sólo vemos la carta de recomendación, pero la Biblia nunca nos dice cómo debe ser escrita esta carta. Pablo dice que él no necesitaba cartas de recomendación. “¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?” (2 Co. 3:1). Esto nos dice que existe una cosa llamada carta de recomendación, pero no se nos dice cómo se escribe. Por lo tanto, estamos aprendiendo año tras año a tener cartas de recomendación y a escribirlas de una manera apropiada. Pablo no nos dejó un formato, ni un manual para escribir cartas, a fin de que sólo tuviésemos que llenar los espacios. Debemos estar aprendiendo todo el tiempo cómo se escriben tales cartas.
Cuando Dios hace las cosas en la iglesia, El siempre nos da solamente un principio. El solamente nos muestra que está haciendo algo, y nunca considera que el Espíritu Santo esté separado de la iglesia. Desde el punto de vista de Dios, el Espíritu Santo está en la iglesia para representar a Cristo; el Espíritu Santo mora en la iglesia. Por lo tanto, con tal que tengamos el principio acerca de cierto asunto, y estemos dispuestos a someternos a la Cabeza de la iglesia, el Espíritu Santo nos puede enseñar cómo llevarlo a cabo.
Espero que puedan ver este asunto, especialmente la cuestión de dividirnos en distritos. Aunque no tenemos una base ni reglamentos bíblicos que nos digan cómo hacerlo, sabemos que en la práctica es imposible no tener reuniones por distritos separados. Más aún, en el libro de Hechos vemos el principio de reunirnos por distritos. Los santos se reunían de casa en casa. La casa de Marcos era una de esas casas. Hechos 2:46 dice: “en las casas”. Este versículo nos muestra el principio de los distritos. Hoy día le pedimos a Dios que nos enseñe cómo ejecutar estas cosas con base en el principio de la Biblia.
Quisiera que recordaran este principio: la Biblia no nos oculta nada acerca de las cosas espirituales sino que habla de una manera detallada. Sin embargo, acerca del aspecto de los asuntos prácticos, acerca del sacerdocio levítico (en asuntos de servir a Dios, existe el servicio del género de los levitas), la Biblia nos da solamente claves, no nos da reglas. Siempre nos muestra que hay ciertas cosas, pero no nos muestra cómo tales cosas son ejecutadas. Hoy día cuando ustedes las vayan a llevar a cabo, encontrarán que el Espíritu Santo no los ha dejado, que el Espíritu Santo está aún en la iglesia, y que Cristo sigue siendo la Cabeza de la iglesia a través del Espíritu Santo. Para conocer este asunto, uno puede esperar, puede orar, y luego podrá obtener la luz. Espero que los hermanos vean el asunto de reunirse por distritos y que tendrán tal práctica conforme a este principio.
Aquí tienes el capitulo 1 del libro: El Carácter del obrero del Señor: SABER ESCUCHAR A OTROS. Si quieres descargar este capítulo en PDF, puedes hacerlo haciendo clic en la imagen, de aquí pasaras a la pagina en donde podrás leerlo en linea, oír el audio libro y descargar el PDF