Watchman Nee Libro Book cap.3 La fe cristiana normal

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DIOS SE HIZO HOMBRE PART.1

CAPÍTULO TRES

DIOS SE HIZO HOMBRE

(1)

 

EL LENGUAJE HABLADO ES EL MEJOR MEDIO DE COMUNICACIÓN

Dios desea revelarse a nosotros. El lo hace con medios que son comprensibles al hombre, o sea, el lenguaje escrito y hablado. Hemos visto cómo Dios se revela por medio del lenguaje escrito. Ahora veremos cómo El se revela al hablar.

Suponga que usted ha tenido correspondencia con una persona por muchos años; sin embargo, nunca le ha visto. Naturalmente, desearía conocerle mejor por medio de una relación directa. No se puede lograr conocimiento cabal de una persona solamente por cartas. El contacto directo es mucho mejor. Parece que la comunicación hablada es de una naturaleza mas íntima y completa que la de las letras. Cuando el lenguaje hablado es añadido al lenguaje escrito, la comunicación es enriquecida. Si uno de ellos está ausente, habrá un vacío. Por supuesto, si ambos están ausentes, la comunicación queda totalmente anulada. La comunicación efectiva siempre se lleva a cabo por estos dos medios.

Si la intención de Dios es revelarse a nosotros, necesita hacerlo al hablar. ¿Pero cómo habla Dios? ¿Suena trompeta desde los cielos? Si fuera así, estaríamos todos aterrorizados. Todos huiríamos de El. Ninguno se atrevería a escucharle. Habría un abismo entre El y nosotros. El, siendo tan grandioso y elevado, nos alejaría hacia fuera de Su santidad. Entonces, ¿cómo habla El?

EL INVIERNO EN LA MONTAÑA

Déjenme narrarles una historia. Un invierno yo estaba recuperándome de una enfermedad en la montaña Lu-shan. Esto pasó después de la guerra, y muy pocas personas vivían en la montaña. Alrededor de mi hogar durante el día era raro ver alguna persona. Por naturaleza soy una persona calmada. Esta clase de ambiente era atractivo para mí. No solamente estaba todo tranquilo, sino que también hacía frío. Desde la mañana hasta el anochecer lo único que veía era a un niño que venía tres veces al día a traer mis alimentos. Al principio estaba cómodo. Pero después de un tiempo, aún una persona como yo comienza a sentirse sola.

Un día, después de almorzar, descansé un rato. Había un balcón en mi dormitorio. Cuando desperté observé un grupo de pajaritos en mi balcón. Habían caído al suelo unas migas de mi almuerzo, y los pajaritos saltaban, gorjeaban y se movían jubilosos alrededor de ellas. Me dije a mí mismo: “Muy bien, ya que no puedo encontrar seres humanos, trataré de hacer amistad con estos pajaritos”.

Me levanté y fui a saludarlos, mas en un instante todos volaron lejos de mí. Entonces tuve otra idea. Tomé una porción de arroz y coloqué los granos en hilera con solo unos pocos granos en la primera línea y los aumentaba gradualmente hacia la entrada de la puerta. Me escondí detrás de la puerta y los observé. Muy pronto se agruparon de nuevo y pensé: “Esta es mi oportunidad”. Salí de mi escondite y traté de hacer amistad con ellos. Pero en el instante que me vieron, volaron nuevamente lejos de mí. Algunos se posaron en las ramas cerca del balcón y me miraban fijamente, como si estuvieran tratando de determinar mis intenciones. Cada vez que me acercaba, volaban y cuando me retiraba regresaban. Esto sucedió varias veces.

REHUSAR A VENIR

Yo quería predicarle a los pajarillos. Quería decirles: “Pequeños pajarillos, no tengo ninguna intención especial en hacer esto. Es invierno en la montaña, y la comida está escasa. Tengo suficiente provisión conmigo y solamente quiero compartirla con ustedes. Por favor cálmense, y bajen. Sólo deseo sentarme entre ustedes mientras comen. Quiero escuchar sus canciones y verlos jugar. Vengan, seamos amigos…”. Pero los pajarillos no vinieron. Ellos no me entendieron. Tuve que desistir.

Más tarde me di cuenta de algo. Empecé a sermonearme y dije: “Este cuerpo que tengo es muy grande, cinco pies y once pulgadas. Si pudiera hacerlo pequeño del tamaño de un pajarillo y aún cambiarlo en la forma de un pajarillo, ellos no se alarmarían con mi presencia. Entonces podría decirles las intenciones de mí corazón y pasar juntos el invierno en la montaña Lu-shan”.

DIOS TENÍA QUE HACERSE IGUAL A NOSOTROS

Hoy nosotros tenemos un problema similar. Si Dios hubiera permanecido como Dios, nunca le hubiéramos podido entender. Si El nos hablara en Su propio lenguaje, estaríamos completamente perdidos. Si Dios quiere revelarse a través de Su hablar y tener comunión con el hombre, debe reducirse a tal grado que El y nosotros seamos iguales. Sólo entonces podrá hablarnos y decirnos de El mismo y de los misterios del universo. Sólo así podríamos entenderle.

¿Ha llegado Dios a ser hombre para revelarse a nosotros a través de Su hablar? Usemos una vez más el método hipotético. ¿Qué sucedería si Dios se revelara por medio del lenguaje humano? ¿Qué sucedería si El se hiciera un hombre y tuviera comunión con los hombres? ¡La implicación aquí es tremenda! ¡Esto significaría que en este mundo, entre todos los seres humanos a través de la historia, hubo una persona que no era solamente hombre, sino que también era Dios! Si es admitido que Dios se hizo hombre, debe de haber un mortal que también era divino. Tenemos que informarnos de El.

REQUISITOS PARA QUE UN HOMBRE SEA DIOS

Esta es una tarea peliaguda. Emplearemos el método efectivo que hemos adoptado, esto es, debemos establecer algunos principios. Entonces investigaremos de acuerdo con estos requisitos e instrucciones. Queremos basar nuestra evaluación en el modo de vida que una persona debe poseer y qué requisitos debe tener si él es Dios.

La primera condición que esta persona debe cumplir es que debe declarar que él es Dios mientras esté en esta tierra. No debe excusarse de tal afirmación. Debe declarar enfáticamente que El es Dios. Sólo entonces conoceremos quién es El. Sin esta declaración, no hay manera de establecer su identidad. Por consiguiente, esta declaración es nuestro primer requisito.

Segundo, la manera que esta persona vino al mundo debe ser diferente de la nuestra. Si yo digo que soy Dios y, no obstante, nací de la misma manera que los otros mortales, mis palabras carecen de peso. Si por otra parte hubiera caído del cielo, mi afirmación será tomada seriamente. De la manera que esta persona llegara a existir sería extraordinario. El debe venir en una manera absolutamente diferente; de otra forma, sus palabras no tendrían el peso necesario.

Tercero, este hombre debe tener un nivel moral más elevado que el de otros seres humanos. Debe tener la santidad de Dios, y su vida debe llevar la marca de la justicia de Dios. Por ejemplo, si yo llegara a ser un pajarillo y viviera exactamente como los otros pajarillos sin mostrarles a ellos algo extraordinario, no los podría convencer que yo era en realidad un hombre. Si Dios se hizo hombre, Su comportamiento moral debe ser del más alto nivel. Esta es la única manera que nosotros podemos identificarlo a El como Dios.

Además, si una persona es Dios, debe ser capaz de hacer cosas que ningún otro mortal puede hacer. Si él puede realizar lo que nosotros no podemos hacer y conocer lo que nosotros no conocemos, podemos decir que El es verdaderamente Dios.

Por último, esta persona debe ser capaz de decirnos el propósito divino concerniente al hombre. ¿Cuál fue el propósito de Dios al creer al universo y al hombre? ¿Cómo cuida de las penas y sufrimientos del hombre? ¿Cuál es el origen y la solución final de todo en el universo? ¿Qué actitud debemos tener hacia Dios? Todo esto El tiene que revelarnos. A no ser que esta persona nos muestre lo que no vemos, no podríamos decir que nos ha revelado algo.

UN HOMBRE QUE REÚNE TODAS LAS CINCO CONDICIONES

Nosotros estableceremos estas cinco condiciones y pondremos a prueba a toda la humanidad. Veamos si alguien cumple los cinco requisitos. Sin duda tal persona está calificada para ser Dios.

La primera persona que debe ser examinada es usted. Por supuesto usted no es Dios, porque nunca ha proclamado que lo es. Y yo tampoco he proclamado que lo soy. Esto nos descalifica a usted y a mí. Muy bien, ahora veremos a Confucio. Si usted lee sus libros, encontrará que él condujo una vida moralmente apropiada. Nunca proclamó que él era Dios, por consiguiente está descalificado en el primer paso.

¿Qué tal Sakya Muni, el fundador del Budismo? No sólo hubo ausencia de la proclamación de divinidad, sino que su filosofía carece de deidad. El no creyó en la existencia de Dios. Puesto que no tenía a Dios, tampoco podía serlo.

El próximo es Mahoma. El creyó en Dios, pero nunca proclamó ser Dios. El llamó a Dios Alá, y se designó como el profeta de Alá. Si usted considera a cada persona en la historia, descubrirá que nadie proclamó ser Dios, excepto uno. Este fue Jesús de Nazaret. El proclamó ser el Dios viviente. Ninguna otra persona hizo tal proclamación.

LA PROCLAMACIÓN DE SER DIOS: UN ASUNTO SERIO

¿Cómo podía Jesús de Nazaret proclamar que El era Dios? Antes de continuar, haremos una breve pausa para considerar seriamente este aspecto. No es una cosa liviana proclamar ser Dios. La persona que hace tal proclamación cae en una de estas tres categorías. Tiene que pertenecer a una de estas tres categorías; no puede pertenecer a las tres. Primero, si él proclama ser Dios y en realidad no lo es, él tiene que ser un loco o un lunático. Segundo, si él no es Dios ni tampoco un lunático, tiene que ser un mentiroso, engañando a otros con su mentira. Tercero, si él no es ninguno de estos, él debe de ser Dios. Solamente puede escoger una de las tres posibilidades. Si usted no cree que El es Dios, tiene que considerarlo como un loco. Si usted no puede categorizarlo como uno de estos dos, debe considerarlo como un mentiroso. No hay necesidad de probar si Jesús de Nazaret es Dios o no. Todo lo que tenemos que hacer es investigar si El es un lunático o un mentiroso. Si no es ninguno de los dos, El tiene que ser el Hijo de Dios. Estas son nuestras tres selecciones. No hay una cuarta para escoger.

EL HIJO Y EL PADRE SON UNO

¿Qué dijo Jesús de Nazaret acerca de El mismo? En Juan 10:30 El dijo: “Yo y el Padre uno somos”. Aquí necesitamos una explicación. En la Biblia el Dios invisible es llamado el Padre. El Hijo manifiesta y expresa al Padre. El que está escondido es el Padre, y el que es expresado es el Hijo. El Hijo puede ser visto y tocado y el Padre está detrás. Delante, tenemos al Hijo. En realidad los dos son uno. Hay dos lados de una misma realidad. Cuando hablamos acerca de los dos, nos referimos al hecho de que uno está escondido mientras que el otro está revelado. Cuando hablamos acerca de uno, decimos que el revelado es simplemente la manifestación del que está escondido. Esta es la interpretación bíblica del Padre y del Hijo.

Por lo tanto, cuando Jesús de Nazaret en cierto ocasión dijo: “Yo y el Padre uno somos”, ésta fue una declaración que nadie podía hacer. Este hombre en realidad estaba diciendo que El y el Dios invisible son una misma entidad. El es Dios, y Dios es El. Dios es el Padre invisible, y El es el Hijo manifestado. ¡El Padre y el Hijo son uno! ¿Quién puede ser éste que hizo tal proclamación? ¿Está loco? ¿Está El tratando de engañarnos?

Después de que Jesús hizo tal declaración, ¿qué reacción observamos? “Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de Mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por blasfemia; porque Tú, siendo hombre, te haces Dios” (vs. 31-33). Los judíos entendieron muy bien las palabras de Jesús y su significado cuando El proclamó ser Dios. Después de oír estas palabras, querían apedrearlo hasta la muerte. Jesús hizo una proclamación, y los judíos hicieron una acusación, ambos con respecto a Su divinidad. ¿Estaba Jesús demente? ¿Habló El puras tonterías para provocar que la gente lo matara? O, ¿era El un estafador maquinando algo? Si así hubiera sido, ¿qué estaba tratando de ganar? ¿Estaba El buscando la muerte?

EL HIJO EXPRESA AL PADRE

Regresaremos a los primeros capítulos del Evangelio de Juan para ver lo que dicen. Juan 1:18 dice: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer”. ¿Por qué nadie ha visto a Dios? Es porque Dios es invisible. Jesús dijo que El era el Unigénito del Padre; El expresaba al Padre invisible. Cuando usted ve al Unigénito, usted ve al Padre.

Otra vez habló concerniente a Sí mismo: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (3:13). ¿Ha oído alguna vez decir a alguien tales palabras? No puedo decir: “Nadie ha estado en Shangai, pero el que vino de Shangai a Tientsin, aún yo, Watchman Nee, que está en Shangai”. Si yo digo eso estaría hablando tonterías. Mas Jesús estaba hablando un lenguaje celestial. El dijo que vino del cielo y aún estaba en el cielo. ¿Qué clase de persona es la que podía estar en dos lugares simultáneamente? El es Dios, o es un lunático, o es un mentiroso. Si usted todavía no ha creído en Cristo, por favor dé su veredicto en esta controversia. ¿Quién es este hombre?

HABLA COSAS DEL CIELO

Leamos Juan 3:31-32: “El que de arriba viene, es sobre todos; el que procede de la tierra, es de la tierra, lo que habla procede de la tierra; el que viene del cielo, es sobre todos. Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe Su testimonio”. El dijo que vino del cielo y que El estaba sobre todos. Después volvió a repetir otra vez las mismas palabras. Veamos cuál es el propósito de estas palabras. El vino a predicar las cosas del cielo, pero nadie recibió Sus palabras. El usó palabras como “el cielo”, “sobre todos”, “del cielo”, etc. ¿Qué clase de hombre fue El? Confucio nunca dijo esto. Ni tampoco lo dijo Sakya Muni, ni Mahoma. ¿Era Jesús de Nazaret un loco, un mentiroso, o el Hijo de Dios?

Juan 5:17 dice: “Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y Yo también trabajo”. El siempre se puso en el mismo lugar del Padre. El versículo 18 dice: “Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no sólo quebrantaba el día de sábado, sino que también llamaba a Dios Su propio Padre, haciéndose igual a Dios”. Ahora que leemos sus palabras, tal vez las consideremos comentarios ordinarios. Pero los judíos sabían lo que El estaba diciendo. Ellos sabían que El se estaba haciendo igual a Dios. Las palabras en realidad decían que Dios es Su Padre y que El vino para expresar a Dios. El invisible es Dios, y el visible es El. Por consiguiente, los judíos le buscaban para matarle. ¿Qué debemos hacer con una persona tan peculiar?

CONOCER AL HIJO ES CONOCER AL PADRE

Juan 6:46 dice: “No que alguno haya visto al Padre, sino Aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre”. Aquí la palabra está más clara. El dijo que ningún otro había visto a Dios, excepto El. Solamente El sabía cómo es el Padre. Sólo puedo decir con sobriedad y reverencia que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios. Lea Juan 8:18. ¿Qué dijo El? “Yo soy el que doy testimonio de Mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de Mí”. La pregunta en el versículo 19 es muy interesante: “Ellos le dijeron: ¿Dónde está Tu Padre? Respondió Jesús: Ni a Mí me conocéis, ni a Mi Padre; si a Mí me conocieseis, también a Mi Padre conoceríais”. ¿Ha visto usted lo que El estaba diciendo? Ellos le habían visto, sin embargo no le conocían. Por supuesto, tampoco conocían al Padre, a quien nunca habían visto. Si los hombres le conocieran, conocerían a Dios. Entonces, ¿quién es El? Si conocerle a El equivale a conocer a Dios, ¿no es lo mismo decir que El es Dios y que Dios es El?

Lea Juan 8:23: “Y les dijo: Vosotros sois de abajo, Yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, Yo no soy de este mundo”. La preposición “de” en este versículo es ek, en el griego. Significa “fuera de” [también implica origen]. Así debe ser traducida. El dijo: “Su origen es este mundo, pero Mi origen no es este mundo”. Este hombre proclamó ser de arriba; El no vino del mundo. ¿Quién podía ser El?

MAS GRANDE QUE ABRAHAM

Los judíos estaban confusos, totalmente perplejos. ¿Quién era este hombre? El antepasado de los judíos era Abraham. Ellos se jactaban de ser descendientes de Abraham en la misma manera que los chinos se jactan de ser los hijos de Hwang-ti. El nombre de Abraham fue altamente venerado entre los judíos. Ahora los judíos trajeron el nombre de Abraham en la conversación. Por favor lea Juan 8:53: “¿Eres Tú acaso mayor que nuestro padre Abraham, el cual murió? ¡Y los profetas murieron! ¿Quién te haces a Ti mismo?”. ¿Cómo les contestó Jesús? ¿Fue El más grande o más pequeño que Abraham? En el versículo 56 Jesús dijo: “Abraham vuestro padre se regocijó de que había de ver Mi día; y lo vio, y se gozó”. ¿Qué es esto? ¡Hasta Abraham tenía que mirar adelante hacia Jesús! El versículo 57 dice: “Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?”. Ahora por favor preste atención a lo que Jesús contestó en el versículo 58: “Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, Yo soy”. Díganme quién es éste hombre. Si les dijera a ustedes que yo Watchman Nee ya era antes que Hwang-ti naciera, inmediatamente me clasificarían como lunático. Algunos dirían que soy mentiroso. Las palabras que Jesús habló lo hacían a El un loco, un mentiroso, o Dios. No hay una cuarta alternativa.

EL ESTÁ EN DIOS

Continuemos leyendo. En Juan 10:37-38 Jesús dijo: “Si no hago las obras de Mi Padre, no me creáis. Mas si las hago, aunque no me creáis a Mí, creed a las obras, para que sepáis y conozcáis…”. ¿Conocer qué? Las palabras que siguen son muy cruciales; constituyen una declaración grande: “…que el Padre está en Mí, y Yo en el Padre”. ¿Entonces quién es este hombre? El dice que El está en Dios y que Dios está en El.

Pasajes como éste son numerosos en la Biblia; mencionaré uno más. Leamos cuidadosamente Juan 14:6-7: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la realidad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mí. Si me conocieseis, también a Mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. Esto dice claramente que si usted conoce a Jesús de Nazaret, ha conocido al Dios invisible. ¿Por qué es esto así? Porque El es Dios.

NO HABÍA NECESIDAD DE VER AL PADRE

Uno de los discípulos estaba confundido. Juan 14:8 dice: “Felipe le dijo: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta”. Felipe estaba inquiriendo ver al Padre, quien había sido mencionado una y otra vez por Jesús. El versículo 9 dice: “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?”. Aquí Jesús aclaró plenamente que verlo a El es ver a Dios. No se disculpó por tal declaración. El es Dios. No había más necesidad de ver al Padre. Si usted lo ve a El, ve a Dios.

UN JUICIO

¿Quién es Jesús de Nazaret? ¿Qué diría usted? ¿Es El simplemente el fundador de la religión cristiana? ¿Es El simplemente un ejemplo de sacrificio personal y humanitarismo? ¿Es El un reformador social? ¿Es El un consejero universal por amor, paz y libertad? Escuchen lo que El dijo acerca de Sí mismo. El dice que El es Dios. ¿Cuál es su conclusión? ¿Es El un lunático o un mentiroso? ¿Es El un fraude, o es El Dios? Esta es una pregunta vital.

¿Puede ser El un loco? Si usted lee las biografías en los evangelios y observa Su vida y Su comportamiento, concluirá que no solamente estaba sano sino también balanceado, sobrio y firme. Si hay una persona perfecta, libre de defectos en el mundo, tal persona es El. Su mente era clara, y Su mentalidad alerta. Si estudia Sus hechos y Sus palabras cuidadosamente, confesará que Sus pensamientos eran muy lógicos y consistentes, y Su conducta apropiadamente atractiva. A Sus opositores solamente tenía que decirles algunas pocas palabras y los argumentos contrarios a El eran derrotados. No tenía ni trazas de desequilibrio. Un hombre desequilibrado nunca hubiera podido hacer lo que El hizo.

¿Entonces, es El un mentiroso? Un mentiroso siempre miente por ganancia. Si no hay ganancia, ¿cuál es el propósito para mentir? ¿Por qué fue Jesús crucificado? Por la única razón de que El proclamó ser Dios. En el juicio final, en la hora que iba a ser entregado para Su crucifixión, El fue examinado concerniente a quién era El. ¿Cuál fue la respuesta? El dijo que el Hijo del Hombre sería visto sentado a la mano derecha de la Majestad en lo alto, descendiendo en las nubes en gloria (Mateo 26:64). Aun en ese momento El proclamó ser Dios. Como un resultado, El fue crucificado en la cruz. ¿Hay un mentiroso que sacrificaría su propia vida por sus mentiras?

SU PALABRA ES VERDAD

Una vez conocí una persona que deseaba hablar conmigo en cuanto a nuestra fe. El leyó algunos libros acerca de Jesús y admitió que Jesús tenía un alto nivel de moralidad. El consideraba a Jesús el hombre perfecto, un modelo para la humanidad. Pero no podía creer que Jesús era Dios. Yo dije: “Si usted admite que El tiene un alto nivel de moralidad, entonces El por lo menos no es un mentiroso. Si usted está de acuerdo que El no es un mentiroso, entonces tiene que aceptar Su proclamación de divinidad como verdad. El repetidamente aseguró que El es Dios. Si usted admira Su moralidad, usted tiene que reconocer Su divinidad. ¡Jesús de Nazaret es Dios”!

LA PALABRA SE HIZO CARNE

Por favor lea Juan 1:1: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”.

El versículo 14 dice: “Y el Verbo se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros (y contemplamos Su gloria, gloria como la del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. ¿Qué es el Verbo mencionado en los versículos 1 y 14? El versículo 1 habla de la relación que el Verbo tiene con Dios. En referencia a cuando, el Verbo estaba desde el principio. En referencia a dónde, el Verbo estaba con Dios. En referencia a qué, el Verbo era Dios. Hoy, la Palabra se ha hecho carne; El se puso un cuerpo humano y habitó entre los hombres. En referencia a cómo habitó, dice que El está “lleno de gracia y verdad”, y “nosotros contemplamos Su gloria, gloria como la del Unigénito del Padre”. ¿Quién es éste? El es Jesús de Nazaret.

Hemos visto solamente una de las cinco calificaciones mencionadas anteriormente. Solamente Jesús de Nazaret satisface la primera condición. Esto comprueba que El es Dios. Continuaremos para ver las otras cuatro condiciones o requisitos. Jesús de Nazaret debe satisfacer los otros cuatro requisitos antes que concluyamos que El es Dios.