Watchman Nee Libro Book cap.24 Libro de lecciones nivel 6: La biblia

Watchman Nee Libro Book cap.24 Libro de lecciones nivel 6: La biblia

LA MANERA DE DISFRUTR LA BIBLIA PERMITIR QUE LA PALABRA DE CRISTO MORE RICAMENTE EN NOSOTROS

Lección veinticuatro

LA MANERA DE DISFRUTAR LA BIBLIA: PERMITIR QUE LA PALABRA DE CRISTO MORE RICAMENTE EN NOSOTROS

Lectura bíblica

Dt. 11:18; Sal. 119:47, 130; Is. 59:21; Jer. 15:16; Hch. 4:31; 5:42; Ro. 12:2; 2 Co. 4:13; Ef. 5:18-19; 6:16-19; Col. 3:16; 4:3-4; 1 Ti. 4:6; 5:17b; 2 Ti. 2:15; 3:15-17; 4:2; 1 P. 2:2; Ap. 12:11

Bosquejo

  1. Leer la Palabra de Dios.
  2. Orar-leer la Palabra de Dios.
  3. Estudiar la Palabra de Dios:
    1. Conocer los hechos de la Biblia.
    2. Materiales de ayuda.
    3. Un ejemplo: cómo usar un mensaje del Estudio-vida para estudiar la Biblia.
    4. Tener compañeros de estudio.
    5. Estudiar de forma concreta.
  4. Memorizar la Palabra de Dios.
  5. Hablar la Palabra de Dios:
    1. Hablar la palabra en nuestra vida diaria.
    2. Predicar la palabra a tiempo y fuera de tiempo.
    3. Profetizar en las reuniones para edificar la iglesia.
    4. Hablar con denuedo por el espíritu de fe.
  6. Cantar la Palabra de Dios.
  7. Es necesario practicar.

Texto

Puesto que la Biblia es la palabra de Dios, su naturaleza es divina y espiritual. Debemos leerla usando cada parte de nuestro ser. La Palabra contiene leche para nuestra alma. La Palabra nutre nuestro hombre interior, lo cual se logra mediante el entendimiento que nuestra mente racional obtiene de ella; la palabra es asimilada por nuestras facultades mentales (1 P. 2:2, nota 2). Finalmente, la leche de la palabra nutre nuestro espíritu y nos hace espirituales (v. 5, nota 4). [Por tanto, al leer la Biblia, después de haber entendido el significado del texto con nuestro entendimiento y de haber asimilado la verdad del texto con nuestra sabiduría, debemos usar nuestro espíritu, por medio de la oración, para recibir las verdades de la Escritura en lo más recóndito de nuestro ser, o sea, en nuestro espíritu. En otras palabras, después de entender el texto y recibir la verdad contenida en él, aún debemos ejercitar nuestro espíritu para convertir en oración lo que hemos entendido y comprendido, a fin de asimilarlo en nuestro espíritu, de modo que aquello llegue a ser nuestro suministro de vida y el fundamento de nuestra experiencia espiritual.]

I. LEER LA PALABRA DE DIOS

Debemos leer la Biblia consecutivamente desde el principio hasta el fin. Al leer la Biblia de esta manera, podremos entenderla mejor (Col. 3:16, 2 Ti. 3:15; Sal. 119:11, 130). Las lecciones previas nos han dado un repaso de toda la Biblia. Este repaso de la Biblia y de sus sesenta y seis libros nos ha dado una visión panorámica. Cuanto más leamos la Biblia y comparemos lo que leamos con estas lecciones, más entendimiento obtendremos. Algunos prefieren leer el Antiguo Testamento a un paso o ritmo, y el Nuevo Testamento a otro paso distinto. Por ejemplo, si leen un capítulo al día, terminarán de leer el Nuevo Testamento en nueve meses. El hermano Watchman Nee leyó el Nuevo Testamento cincuenta veces en un año. Eso llegó a ser su fundamento en la Biblia. La mayoría de nosotros quizás no podamos leer el Nuevo Testamento con la frecuencia que él lo hizo, pero al menos lo podemos leer una vez al año. Cada uno debe decidir cuánto leer cada día, hacer un itinerario de lectura y desarrollar el hábito de leer.

II. ORAR-LEER LA PALABRA DE DIOS

[Otra manera de leer la Biblia, una manera sencilla, espiritual y de gran beneficio, es orar-leer. Tomamos el texto de la Biblia como oración y oramos-leemos con él. No sólo leemos y oramos simultáneamente, o sea, no sólo oramos y leemos, leemos y oramos, sino que también convertimos el texto que leemos en las palabras mismas con las cuales oramos. En ocasiones podemos aplicar el texto a nuestra vida por medio de la oración. Cuanto más repitamos esta clase de orar-leer, más elevado y liberado será nuestro espíritu, y más grande, más profundo y más rico será el beneficio que recibamos.]

El apóstol Pablo nos dijo que recibiésemos “la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu” (Ef. 6:17-18). Cuando oramos-leemos de esta manera, somos nutridos con el Espíritu y mantenemos nuestra comunión con el Señor (1 P. 2:2; 1 Ti. 4:6; 1 Jn. 1:3). A medida que oremos, el Señor quizás saque a luz nuestras faltas por medio de Su palabra; luego, una vez que las confesemos, Él nos perdonará y nos limpiará (1 Jn. 1:9). Además, podemos usar la Palabra para orar por otros y para orar por el mover del Señor (1 Ti. 2:1; Col. 4:3-4). Orar-leer nos trae mucho beneficio.

III. ESTUDIAR LA PALABRA DE DIOS

Al leer la Biblia consecutivamente, obtenemos la Palabra en toda su extensión. Al orar-leer la Biblia, disfrutamos al Señor en Su Palabra. No obstante, debemos estudiar la Biblia para captar la profundidad de la verdad contenida en la Palabra de Dios (1 Ti. 5:17b; 2 Ti. 2:15).

A. Conocer los hechos de la Biblia

Antes de tener comunión acerca de cómo estudiar la verdad, hay algunos puntos preliminares a los cuales debemos prestar atención. Debemos conocer los hechos básicos de la Biblia. Debemos recordar todos los nombres de los libros y su secuencia, de manera que podamos localizar versículos específicos. Debemos conocer lo esencial de cada libro, como por ejemplo los puntos que se presentan en las lecciones del once al veintiuno. También ayuda mucho memorizar el primer versículo de cada libro, para que sepamos cómo comienza cada libro. Además, es provechoso que nos familiaricemos con las personas y los eventos claves de cada libro, de modo que conozcamos el contexto al estudiar la verdad. Se supone que hayamos aprendido estos hechos básicos antes de entrar a la escuela secundaria; si aún no los hemos aprendido, tenemos que hacer un estudio compensatorio.

B. Materiales de ayuda

En primer lugar, necesitamos una buena traducción de la Biblia, tal como el Nuevo Testamento Versión Recobro. Los bosquejos guían nuestro estudio; las notas de pie de página nos abren la Palabra; y las referencias marginales nos dirigen a otros versículos similares a los que estamos estudiando.

En segundo lugar, los mensajes del Estudio-vida nos abren la Palabra aún más, ya que ellos explican los versículos del Nuevo Testamento. Los mensajes del Estudio-vida son como notas que explican las notas de la Versión Recobro. Si no entendemos las notas de la Versión Recobro, debemos referirnos a las secciones correspondientes en los mensajes del Estudio-vida. Mejor todavía, deberíamos estudiar la Biblia consecutivamente con la ayuda de los mensajes del Estudio-vida. (También contamos con mensajes del Estudio-vida para algunos de los libros del Antiguo Testamento, tales como el Pentateuco).

En tercer lugar, contamos con libros de lecciones que nos enseñan la verdad paso a paso y de manera progresiva. Por ejemplo, están disponibles las Lecciones de vida, que consisten de cuarenta y ocho lecciones. Las Lecciones de vida instruyen a los nuevos creyentes en los elementos básicos de la vida cristiana. Las Lecciones de la verdad constan de seis tomos con doce lecciones por tomo. Las Lecciones de la verdad nos enseñan verdades acerca de la Biblia. Los seis niveles de lecciones, que han sido diseñados para la escuela de la verdad, nos enseñan las verdades básicas del recobro del Señor en un formato abreviado.

En cuarto lugar, hay otros libros sobre la verdad, escritos por el hermano Watchman Nee y el hermano Witness Lee, que nos enseñan la verdad por temas. Libros tales como El Cristo todo-inclusivo y La economía de Dios son de mucha ayuda. En el recobro del Señor tenemos abundancia de libros buenos que nos revelan la verdad.

En quinto lugar, una de las ayudas de estudio más usadas es la concordancia. Una concordancia, tal como la Concordancia Strong Exhaustiva, es de mucha ayuda para encontrar versículos. Una concordancia está organizada tal como un diccionario; enumera todos los versículos de la Biblia que contienen una determinada palabra. Por ejemplo, si quisiéramos encontrar algunos versículos que expliquen el significado de la palabra “verdad”, buscaríamos la palabra “verdad”; al hacerlo, encontraríamos que hay 114 versículos en el Antiguo Testamento y 108 versículos en el Nuevo Testamento enumerados bajo la palabra “verdad”. Al leer todos estos versículos, podríamos localizar aquellos que contesten nuestra pregunta.

C. Un ejemplo: cómo usar un mensaje del Estudio-vida para estudiar la Biblia

Permítanos sugerir una forma de cómo usar un mensaje del Estudio-vida para estudiar la Biblia.

Primero, oren y abran su ser al Señor. Esto es crucial, pues necesitan usar su espíritu para estudiar la Biblia. No es necesario orar por mucho tiempo.

Segundo, lean el título y los subtítulos del mensaje para que capten la idea general del contenido.

Tercero, lean y oren-lean los versículos, asegurándose de administrar sabiamente su tiempo. Si son demasiados los versículos que hay que leer en el tiempo designado, oren-lean únicamente las porciones claves de los versículos claves.

Cuarto, traten de identificar el punto principal que abarca cada versículo, según lo delinea el título y los subtítulos. La función del título y de los subtítulos es guiarlos en el estudio de los versículos; por consiguiente, es importante que sepan cómo éstos se relacionan.

Quinto, lean el texto del mensaje sección por sección y subrayen los puntos cruciales relacionados con el título o subtítulo correspondiente.

Sexto, oren usando los puntos cruciales mientras lean. Acudan al Señor con estos puntos en confesión y comunión para que Él los llene con Su Espíritu y renueve sus mentes.

Séptimo, escriban una o dos oraciones que resuman cada sección. Esto mantendrá sus mentes centradas en lo que leen.

Octavo, al final del mensaje, escriban una conclusión resumiendo lo que les ha sido revelado en los versículos.

Noveno, oren con el contenido del mensaje. Esto les ayudará a asimilar los puntos principales.

Décimo, háblenle a otros lo que hayan visto. Quizás quieran usar la conclusión que escribieron para profetizar en la reunión del día del Señor.

Modifiquen este ejemplo de la manera que mejor satisfaga sus necesidades. Independientemente del método que usen, deben ejercitar todo su ser al estudiar la Palabra de Dios.

 

D. Tener compañeros de estudio

Es más disfrutable estudiar con varios compañeros. Ore con sus compañeros y anímense unos a otros a seguir la verdad (2 Ti. 2:22). Sus compañeros lo ayudarán a perseverar.

E. Estudiar de forma concreta

Es necesario estudiar de forma concreta. Todo en la vida humana es concreto. Por ejemplo, el sol sale y se pone en tiempos concretos; la escuela comienza y termina en horas concretas y en días concretos; las salidas y llegadas de las líneas aéreas se apegan a itinerarios claramente establecidos. Así pues, debemos estudiar la Biblia de forma concreta y definida (Ef. 5:16). Fijen la hora y el día concretos para el estudio de la verdad. Determinen qué materiales usarán y cuál será el ritmo del progreso. Además de que es prudente tener compañeros de estudio, resulta provechoso hacerle saber a los ancianos y a los servidores del plan de estudio, de manera que ellos puedan guiarles. Si son iluminados en algo, asegúrense de compartirlo con ellos; si ustedes tienen algunas preguntas o dificultades mientras estudian, asegúrense de tener comunión con los ancianos y los servidores. Ellos les ayudarán a mantenerse en el camino trazado.

Si estudian la verdad de forma concreta, serán constituidos con la verdad gradualmente.

IV. MEMORIZAR LA PALABRA DE DIOS

Es muy beneficioso memorizar algunos versículos claves de la Biblia. La Biblia contiene aproximadamente 1,200 capítulos. Si usted se memoriza por lo menos un versículo clave de cada capítulo, tendrá un rico depósito del cual echar mano cuando hable (1 Ti. 6:20). Su mente estará constituida y saturada de la Palabra (Dt. 11:18; Ro. 12:2; Col. 3:16). Un salmista oró en Salmos 119:11: “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra Ti”.

V. HABLAR LA PALABRA DE DIOS

Después de ser llenos de la palabra de Dios, debemos hablarle la palabra a otros. [Debemos ver un principio, algo fundamental, o sea, una ley: si usted desea ser saludable, tiene que hablar. Usted será la persona más saludable si habla cada día sin cesar. Pero tiene que hablar la palabra del Señor. Cuando hablamos la palabra del Señor, tenemos gozo. Puede ser que las personas se nos opongan, pero todos tienen una conciencia; en el corazón humano hay un elemento de justicia. Un hermano que trabajaba en la compañía de telégrafos hablaba de Jesús cada vez que se encontraba con sus colegas; es decir, él hablaba por Dios. Las demás personas se mofaban de él, diciendo de manera denigrante que él era Jesús. Sin embargo, cuando ellos tenían dificultades o cuando necesitaban confiarle a alguien ciertos documentos importantes, todos venían a él. Cuando estos colegas tenían dificultades, el evangelio que habían escuchado operaba en ellos.]

A. Hablar la Palabra en nuestra vida diaria

[Queridos santos, estamos en el recobro del Señor y creo que éste es el tiempo de que el Señor lleve a cabo Su mover actual. Todos los que estamos en el recobro del Señor tenemos que hablar Cristo en nuestro diario vivir a nuestros padres, a nuestros hijos, a nuestros primos y a nuestros suegros. Les debemos mucho a nuestros parientes. Procuren hacer una lista que incluya todos los nombres de sus parientes. De entre estos nombres, tal vez un veinte por ciento sea salvo, y el resto sean incrédulos. Ellos necesitan que usted les hable de Cristo. Todos sus parientes necesitan la verdadera ayuda, la cual usted les dará si les habla de Cristo. No les predique de manera religiosa; más bien, hábleles Cristo en una manera viva. Háblele a su padre; háblele a su madre; háblele a su tía; háblele a su tío; háblele a su hermano. Y si usted y su hermano son cristianos, con todo, deben hablarse el uno al otro. Denle la oportunidad a sus padres de escuchar lo que ustedes hablan. No hablen de computadoras, de física, ni de matemáticas, sino únicamente de Cristo. ¡Él es el tesoro único! Hablen de Jesús, de Cristo, del Espíritu vivificante, del Dios Triuno todo-inclusivo y procesado. Sus padres se maravillarán de que ustedes hablen así.

Continúen hablando de Cristo todos los días. Todos los seres humanos necesitan a Cristo, así que debemos hablarles de Cristo. Háblenles de manera viviente, de manera práctica, conforme a la experiencia que usted ha tenido de Él.] Hablen en la escuela, entre clases, en sus grupos de estudio, durante el almuerzo y a la salida, por lo menos cinco minutos cada día, cinco días a la semana, cuatro semanas al mes. Si hacen esto, podrán impartir Cristo a otros por lo menos veinte veces al mes (Is. 59:21).

B. Predicar la palabra a tiempo y fuera de tiempo

En 2 Timoteo 4:2, Pablo exhortó a Timoteo, diciéndole: “Que proclames la palabra; que te mantengas preparado a tiempo y fuera de tiempo”. La palabra de Dios que hemos aprendido nos hace completos y preparados para toda buena obra (2 Ti. 3:15-17). Esta es la palabra que predicamos. Si no conocemos la Biblia, ¿qué palabra podremos predicar? [Debemos predicar la palabra que hemos aprendido de la Palabra de Dios. Esto es lo que hacían los primeros creyentes en Hechos 5:42 cuando se reunían de casa en casa y “no cesaban de enseñar y anunciar el evangelio de Jesús, el Cristo”. En las reuniones de hogar enseñaban y predicaban lo que habían aprendido acerca de Cristo.

Pablo exhortó a Timoteo a estar preparado “a tiempo y fuera de tiempo”, para que predicara la palabra. Muchas veces decimos que ahora no es el momento de hablar, o sea, que es un tiempo inoportuno. Sin embargo, ése es el tiempo adecuado para hablar. Todos tenemos que hablar fuera de tiempo. Valoro mucho a todos los santos jóvenes y deseo rescatarlos del sistema pastoral. Nadie tiene más personas a su alrededor que los jóvenes que todavía están en la escuela. Cada escuela es un gran estanque lleno de peces para que los pesquemos. Este es un entorno que Dios dispuso para que le hablemos a los demás. Los estudiantes siempre disfrutan más escuchar a sus compañeros de clase que a sus maestros o a sus padres. Debemos aprender a pescar estos peces hablándoles acerca de Cristo. Debemos convertirnos en pescadores de hombres, llevando a las personas a Cristo y a las reuniones de hogar. Para esto, no confío en ningún arreglo humano, sino en que los santos jóvenes actúen, se conduzcan, trabajen, se esfuercen y luchen por tener contacto con sus compañeros de escuela. Si hacemos esto, en un tiempo corto muchos serán bautizados y añadidos a las iglesias.]

C. Profetizar en las reuniones para edificar la iglesia

Otro lugar donde podemos hablar es las reuniones de la iglesia. El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 14:1: “Anhelad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis”. En los versículos 3 y 4, él dijo: “El que profetiza habla a los hombres para edificación, aliento y consolación … el que profetiza, edifica a la iglesia”. Debemos ver que la parte más importante de nuestra reunión es el profetizar, el cual consiste en hablar por el Señor, proclamarlo e impartirlo en las personas por medio de lo que hablamos. Al hablar la palabra del Señor, las riquezas de Cristo son liberadas e impartidas en todos los asistentes. Profetizar es hablar por el Señor y proclamar al Señor; es suplirle Cristo a otros. Este es el trabajo principal que se lleva a cabo en las reuniones de la iglesia. Después de ser constituidos con la verdad en la Palabra y ser llenos del Espíritu, debemos profetizar en las reuniones para edificar la iglesia. La meta del Señor es la iglesia edificada. Nosotros no solamente estudiamos por nuestro bien, sino también por el bien de la predicación del evangelio, con miras a producir miembros para el Cuerpo de Cristo y edificar la iglesia. Debemos tener tal visión y ponerla en práctica.

D. Hablar con denuedo por el espíritu de fe

El apóstol Pablo dijo que somos llenos en espíritu al hablar (Ef. 5:18-19) y al orar (Hch. 4:31). Por una parte, somos llenos a fin de que hablemos; por otra, somos llenos al hablar. Cuanto más nos llenamos de la palabra de Dios, más nos gusta hablar y más tenemos de qué hablar. Cuanto más hablamos, más somos llenos en espíritu. Cuanto más oramos conforme a la Palabra, más somos llenos del Espíritu. El apóstol Pablo también dijo que debemos hablar por el espíritu de fe (2 Co. 4:13). Una vez que nuestro espíritu es fortalecido por la oración y que somos enriquecidos por la palabra de Dios, estaremos llenos de fe. Tenemos que hablar, y hablaremos la palabra de Dios con denuedo (Ef. 6:19).

[Espero que puedan ver que para hablar la palabra de Dios, necesitamos orar, ser llenos en el espíritu, y a la vez, aprender a hablar las palabras apropiadas. Cuando hablemos, debemos estar llenos de las riquezas de las palabras de la Biblia y de las experiencias de la vida divina. Debemos conocer la persona a la que le estamos hablando. Debemos acercarnos a las personas, ayudarlas, y conocerlas, y relacionarnos con cada tipo de persona usando palabras específicas para el momento. De esta manera, nunca erraremos al blanco y sin duda tendremos éxito.] Si este es el caso, la iglesia ciertamente se propagará, y el número ciertamente aumentará.

VI. CANTAR LA PALABRA DE DIOS

En ocasiones disfrutamos tanto la Palabra de Dios, que espontáneamente la cantamos en voz alta. Podemos cantar versículos usando una tonada conocida o componiendo nuestra propia música. Este tipo de canto espontáneo no necesita una tonada adecuada ni tiene que rimar. Es un canto espiritual que uno compone para cantarle al Señor (Ef. 5:19). Otra buena manera de ser llenos del Espíritu es cantar o hablar los ricos himnos de nuestro himnario, los cuales han sido compuestos con la Palabra, especialmente los que están marcados con un asterisco o con un óbelo. ¡Alabado sea el Señor que tenemos tantas maneras de disfrutar la palabra de Dios!

VII. ES NECESARIO PRACTICAR

Cada mañana debemos orar-leer dos o tres versículos de la Biblia para reavivar nuestro espíritu (Sal. 119:47; Jer. 15:16). A muchos santos les gusta usar La palabra santa para el avivamiento matutino. Si lo usan, pueden orar-leer todo el Nuevo Testamento versículo por versículo en aproximadamente seis años. Escriban los versículos que oran-leen por la mañana en una tarjeta y llévenla consigo. Cuando se sientan deprimidos, tengan malos pensamientos o sean tentados a hacer algo que no es del Señor, saquen su tarjeta y comiencen a orar-leer. Si lo hacen, vencerán a Satanás, y él tendrá que huir de ustedes (Ap. 12:11; 2 Co. 10:4-5; Ef. 6:16; Jac. 4:7). Cada noche, antes de acostarse, lean uno o dos capítulos del Nuevo Testamento. Esta práctica les permitirá comenzar su día siendo avivados con la palabra de Dios, vencer al maligno durante el día con la palabra de Dios y terminar el día con la palabra de Dios. Toda su vida estará inmersa en la palabra de Dios. Lo que hablen será la palabra de Dios. Cuán maravilloso será su vivir.

Debemos separar tiempos regulares para estudiar la verdad con la ayuda de los bosquejos, las notas de pie de página, las referencias marginales, los mensajes del Estudio-vida, los libros de lecciones y otros libros del recobro.

Aprendamos a hablar la Palabra todo el tiempo. Esta práctica nos llenará de la palabra de Dios y hará que la palabra llegue a ser nuestra constitución intrínseca. Adonde quiera que vayamos, el Señor podrá fluir e impartirse en otros por medio de nuestro hablar. Nuestros amigos y parientes serán salvos, y llegarán a ser hijos de Dios y miembros del Cuerpo de Cristo.

Preguntas y ejercicios

  1. ¿Qué obtenemos cuando leemos la Palabra? ¿Qué obtenemos cuando oramos-leemos la Palabra?
  2. ¿Qué materiales están disponibles para ayudarnos a estudiar la Palabra?
  3. ¿Por qué debemos hablar la palabra de Dios?
  4. ¿Qué debemos hacer para estar constituidos de la Palabra?
  5. ¿Qué significa estudiar la verdad de forma concreta?

Pasajes citados

  1. Lecciones de vida (Lee/LSM), págs. 41, 42.
  2. Everyone Speaking the Word of God [Todos hablan la palabra de Dios] (Lee/LSM), pág. 12.
  3. The Divine Speaking [El hablar divino] (Lee/LSM), págs. 25–27.
  4. Everyone Speaking the Word of God (Lee/LSM), pág. 57.

Referencias adicionales

  1. Life-study of Colossians [Estudio-vida de Colosenses] (Lee, LSM), págs. 245-248, 573-578.
  2. Lecciones de vida (Lee/LSM), págs. 40-42
  3. On Knowing the Bible [En cuanto a conocer la Biblia] (Lee/LSM), págs. 19–22.
  4. Speaking Christ for the Building Up of the Body of Christ [Proclamar a Cristo para la edificación del Cuerpo de Cristo] (Lee/LSM), págs. 38-39, 47-49.
  5. La manera bíblica de reunirse y de servir para la edificación del Cuerpo de Cristo (Lee/LSM), págs. 31-32, 33, 136-138, 152-153].
  6. The Full Knowledge of the Word of God [El pleno conocimiento de la Palabra de Dios] (Lee/LSM), págs. 7-45.
  7. Everyone Speaking the Word of God [Todos hablan la palabra de Dios] (Lee/LSM), págs. 21-24.
  8. Life-study of 2 Timothy [Estudio-vida de 2 Timoteo] (Lee/LSM), págs. 49-56.
  9. Meeting to Speak the Word of God [Reunirnos para hablar la palabra de Dios] (Lee/LSM), págs. 30-36.