Watchman Nee Libro Book cap.24 Libro de lecciones nivel 4: La vida

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LLEVAR UNA VIDA NORMAL DE LA IGLESIA

Lección veinticuatro

LLEVAR UNA VIDA NORMAL DE LA IGLESIA

Lectura bíblica

He. 1:9; 3:14; 2 Ti. 2:22; Mt. 18:19; 28:18-20; 1 P. 1:23; 2:2; 2 Ti. 2:2; Jn. 12:24; 1 Co. 14:1, 4, 12, 26, 39; Sal. 45:1; Mt. 16:18

Bosquejo

  1. Tener compañeros en Cristo
  2. Predicar a Cristo buscando engendrar miembros para el Cuerpo de Cristo
  3. Nutrir a los que recién han creído en Cristo
  4. Perfeccionar a los nuevos en su función
  5. Edificar el Cuerpo al profetizar en las reuniones de la iglesia

Texto

I. TENER COMPAÑEROS EN CRISTO

Necesitamos que tanto nuestra vida cristiana como nuestra vida de iglesia sean normales. Individualmente, tenemos que crecer en vida, y corporativamente, tenemos que ser edificados en vida. Diariamente necesitamos llevar una vida normal por causa de la vida de iglesia; a la vez, una vida de iglesia normal nos ayuda a llevar una vida cristiana normal. Una de las primeras necesidades que tenemos en la vida de iglesia es la de compañeros. Todos los creyentes son compañeros de Cristo y como tales han de llevar a cabo la economía de Dios junto con El (He. 1:9; 3:14). El propio apóstol Pablo tenía compañeros como Silas, Timoteo, Tito, Filemón y muchos otros (Hch. 15:40; Ro. 16:21; 2 Co. 8:23; Flm. 17). En términos prácticos, es bueno que tengamos uno o dos santos de nuestra edad como compañeros. Así podremos invocar al Señor juntos y ayudarnos mutuamente a huir de las pasiones juveniles (2 Ti. 2:22). También podremos instarnos y alentarnos, recíprocamente, al amor por el Señor y al estudio de Su Palabra. Tener compañeros hace posible, además, orar con otros por nuestros amigos e ir a predicarles el evangelio acompañados. Por todo ello, ¡es tan bueno tener compañeros en Cristo! para, juntos, experimentar la vida divina y crecer en ella. Nuestros compañeros hacen que la vida de iglesia sea más real y más querida para nosotros.

II. PREDICAR A CRISTO BUSCANDO ENGENDRAR MIEMBROS PARA EL CUERPO DE CRISTO

[El Cristo que es la corporificación del Dios Triuno procesado y que llega a nosotros como Espíritu consumado, cual Espíritu es la consumación del Dios Triuno dado a nosotros para que lo disfrutemos, es el mismo evangelio del cual hablamos.] [Quisiera dejar en usted la profunda impresión de que en este universo y, específicamente, hoy en esta tierra, existe lo que llamamos el evangelio; y a nosotros se nos recalca y ordena que la propagación de este evangelio debe ser nuestra única preocupación. ¿Para qué vivimos en esta tierra? ¿Vivimos dedicados a nuestra profesión o a nuestro trabajo con el fin de ganar mucho dinero? ¿Para qué vive el hombre hoy? Esta lastimosa sociedad humana está llena de actividades pero no tiene una meta. Y nosotros mismos, ¿tenemos una meta? Nuestra meta es el evangelio, y el evangelio es el Dios Triuno que se procesó para ser el Espíritu que, en nosotros, es nuestra salvación, nuestra vida, nuestro suministro de vida y todo el disfrute que necesitamos.¡Qué maravilla y gloria dedicarse absolutamente a propagar este evangelio! Yo me he dedicado exclusivamente a ello por más de cincuenta años. ¡Aleluya por el evangelio! ¡Esto sí vale la pena!]

Predicar el evangelio es llevar a cabo la economía de Dios en la esfera de la vida divina. Muchos de nuestros amigos, vecinos y familiares nunca han oído el evangelio y, por ende, no son salvos. Su destino es la perdición eterna, en la que estarán sin Dios y sin esperanza alguna. Debemos permitir que la vida en nosotros fluya hacia ellos mediante la predicación del evangelio. Haga una lista de sus amigos, vecinos y familiares. Si usted no tiene muchos amigos, haga nuevos amigos en la escuela. Ore en privado y con sus compañeros, por aquellos por quienes reciba una carga específica. Su oración atará al diablo, quien los aprisiona, y los desatará para que vengan a formar parte del Cuerpo de Cristo (Mt. 18:19). Luego, vaya a visitarlos en la autoridad de Cristo (Mt. 28:18) y predíqueles el evangelio, las buenas nuevas. Puede usar el folleto “El misterio de la vida humana”, o cualquier otra literatura apropiada. Si ellos no creen, no discuta, simplemente continúe orando por ellos. Si responden amistosamente a lo que usted les diga, puede deducir que está tratando con hijos de paz (Lc. 10:6). Esto significará que la predicación suya ha generado fe en ellos (Ro. 10: 17). Después, debe conducirlos al arrepentimiento, a invocar el nombre del Señor, a orar y a creer. Después que oren, estarán listos para ser bautizados inmediatamente en el Dios Triuno (Hch. 2:38; 8:36-38; 16:33; 22:16; Mt. 28:19). Debemos practicar esto cada semana.

III. NUTRIR A LOS QUE RECIÉN HAN CREÍDO EN CRISTO

Los nuevos creyentes, una vez que han creído y han sido bautizados, son salvos (Mr. 16:16) y han nacido de Dios (Jn. 1:12) para ser miembros del Cuerpo de Cristo (1 Co. 12:12-13). Debido a que han sido regenerados por la palabra viva que permanece para siempre, son ahora bebés que necesitan ser alimentados con la leche de la Palabra, a fin de que puedan crecer (1 P. 2:2).

En primer lugar, necesitamos usar versículos tales como Juan 3:5-6; 4:23-24 y 1 Corintios 6:17 para mostrarles que el Espíritu Santo ha entrado al espíritu de ellos para darles vida, y que estos dos espíritus se han mezclado como uno sólo. Desde ese momento, ellos deben fortalecer este espíritu mezclado, su espíritu regenerado, al invocar el nombre del Señor (1 Co. 12:3) y al orar (Ef. 6:18). En segundo lugar, debemos usar versículos tales como Juan 6:63, 2 Timoteo 3:16, 1 Pedro 2:2 y Mateo 4:4 para mostrarles que la palabra de Dios es Espíritu y vida y, por ende, puede suministrarse a su espíritu regenerado en calidad de aire, bebida y comida espiritual. Ellos necesitan orar-leer y leer la palabra de Dios todos los días para llenarse del Espíritu y crecer en la vida divina. En tercer lugar, debemos usar versículos tales como Romanos 8:6 y Gálatas 5:16 para mostrarles que el sentir interno de la vida divina está en ellos, el cual proviene del espíritu regenerado y mezclado. De ahí en adelante ellos necesitan vivir y andar por el sentir de vida; es el sentir del espíritu regenerado y mezclado. Sentimos vida y paz cuando actuamos conforme al espíritu. Pero percibimos muerte cuando actuamos conforme a la carne.

Estos tres puntos son las tres rocas fundamentales que sirven de cimiento para la vida cristiana. Los creyentes nuevos deben entender claramente estos tres asuntos y practicarlos para ser confirmados en su fe. Hay muchos puntos adicionales que se pueden compartir con los nuevos para ayudarles. El capítulo diecinueve del libro, La manera bíblica de reunirse y de servir para edificar el Cuerpo de Cristo, ofrece más ayuda al respecto.

IV. PERFECCIONAR A LOS NUEVOS EN SU FUNCIÓN

Una vez que los nuevos estén más conformados en la fe, usted tiene que procurar perfeccionarlos aún más. Debe enseñarles todo lo que usted ha aprendido (Mt. 28:20; 2 Ti. 2:2). Debe lograr que ellos sean tal como usted es: deben amar al Señor, observar el avivamiento matutino, llevar una vida victoriosa, etc. En la medida que usted vaya sembrando a Cristo en ellos como semilla de vida (Jn. 12:24), ellos crecerán hasta amar al Señor tanto como usted. Si usted ha guardado su primer amor hacia el Señor, ellos también lo experimentarán como su primer amor. Si usted se dedica de manera absoluta a evangelizar, ellos harán lo mismo. Si usted ayuda a sus amigos a ser salvos, ellos también podrán ayudar a sus propios amigos a recibir la salvación. Cualquier cosa que usted sea intrínsecamente en cuanto a la vida, ellos lo serán. Y cualquier cosa en la que usted es perfeccionado, ellos serán perfeccionados por usted en lo mismo (Ef. 4:11-12). El apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 11:1: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. Tal vez usted puede decir lo mismo a sus nuevos, y si verdaderamente para usted el vivir es Cristo (Fil. 1:21a), entonces para ellos también el vivir será Cristo. ¡Esto es maravilloso! Usted será un pequeño apóstol, un pequeño evangelista, un pequeño profeta, un pequeño pastor y maestro. Si practica esto por diez años, ciertamente tendrá muchas experiencias de la vida divina y crecerá en ella. Después de diez años, alcanzará la plena madurez, ya sea como apóstol, evangelista, profeta o pastor y maestro.

V. EDIFICAR EL CUERPO AL PROFETIZAR EN LAS REUNIONES DE LA IGLESIA

El último paso que tiene que dar es profetizar y ayudar a los creyentes nuevos bajo su cuidado a profetizar en las reuniones de la iglesia, a fin de edificar la iglesia, el Cuerpo de Cristo. En 1 Corintios 14:4b dice: “El que profetiza edifica a la iglesia”. [Profetizar en 1 Corintios 14 no es predecir sino hablar por el Señor, proclamar al Señor e infundir al Señor en otros por nuestro hablar, ministrándolo (impartiéndolo) a los demás. ¡Qué hecho tan precioso y valioso es ministrar o impartir a Cristo en otros! Tenemos que aprender a hablar de Cristo e impartirlo en otros.]

[En 1 Corintios se revela que necesitamos disfrutar a Cristo como nuestro todo. De hecho, lo que disfrutemos producirá un resultado. En primer lugar, el disfrute de Cristo conduce a nuestro crecimiento en vida y así produce los materiales necesarios para la edificación de la iglesia (3:6, 9-14).] [El disfrute de Cristo también desarrolla los dones, de los cuales el don de profecía es el más excelente, para que seamos activos en nuestra función como miembros para edificar el Cuerpo de Cristo (1 Co. 14:1, 12, 39a). En cualquier edificación, además de contar con los materiales apropiados, se requieren ciertas destrezas, es decir, el desarrollo de ciertas funciones. Por consiguiente, el disfrute de Cristo produce no sólo el crecimiento de la vida divina, sino también el desarrollo de los diversos dones para desempeñar nuestras variadas funciones.] [Impartir a Cristo por nuestro hablar, o sea, al profetizar, es el nivel más elevado al que se puede llegar en el desarrollo de los dones como resultado de disfrutar al Señor.

Siempre que invocamos al Señor u oramos-leemos la palabra, obtenemos cierto disfrute de Cristo y algunas experiencias en la vida divina. Es recomendable tomar nota de tales revelaciones y experiencias. Quizás el sábado podríamos usar esas anotaciones para redactar una profecía. También debemos ayudar a los nuevos a hacer lo mismo. Y el día del Señor, cuando toda la iglesia se reúna, usted y los creyentes nuevos que están bajo su cuidado, tendrán una revelación o un testimonio para compartir (1 Co. 14:26). Luego, podrán profetizar o testificar conforme a lo que hayan anotado respecto de sus experiencias con el Señor (Sal. 45:1). Al hablar usted por el Señor de esta manera, edificará la iglesia, el Cuerpo de Cristo. Así, estará derribando el sistema degradado que nos divide en cleros y laicos, el mismo que el Señor aborrece (Ap. 2:6), y estará interviniendo directamente en la edificación de la iglesia (Ef. 4:12). De esta manera, la profecía (o predicción) del Señor: “Yo edificaré Mi iglesia” (Mt. 16:18), se estará cumpliendo parcialmente por medio suyo.

Si usted y todos los santos que están en las iglesias se determinan a experimentar la vida divina, a crecer en la vida divina, a hacer a un lado todo impedimento mediante su arrepentimiento y confesión, a mantener un espíritu fuerte invocando el nombre del Señor y orando, a ser enriquecidos con la palabra de Dios orando-leyendo, leyendo, estudiando y memorizando, a hablar de Cristo todos los días en todo lugar y a todas las personas, a llevar una vida cristiana normal diariamente y a experimentar una vida normal de iglesia, entonces el Cuerpo de Cristo será edificado, el Señor regresará, ustedes entrarán en el reino milenario como recompensa, y finalmente serán parte de la Nueva Jerusalén por la eternidad. ¡Aleluya! Este es el fruto final que la vida divina produce. Debemos alabar al Señor por ser la vida divina, eterna e indestructible en nosotros, la cual produce estos maravillosos resultados. ¡Alabado sea el Señor!

Preguntas

  1. ¿Cuáles son los cinco pasos para llevar una vida normal de iglesia?
  2. Defina el evangelio. ¿Es el evangelio la meta de su vida?
  3. ¿Cuáles son las tres rocas fundamentales que sirven como cimiento para la vida cristiana? ¿Puede citar dos versículos para cada una?
  4. ¿En qué ha sido usted perfeccionado? ¿Ha perfeccionado a otros en eso mismo?
  5. Escriba una profecía de cincuenta palabras acerca de esta lección y compártala con su grupo.

Citas tomadas de las publicaciones de Lee y del LSM

  1. Living Uniquely for the Gospel [Vivir exclusivamente para el evangelio], págs. 31-32.
  2. Luz adicional con respecto a la edificación del Cuerpo de Cristo, págs. 8-9.