Watchman Nee Libro Book cap.23 Libro de lecciones nivel 4: La vida
LLEVAR UNA VIDA CRISTIANA NORMAL
Lección veintitrés
LLEVAR UNA VIDA CRISTIANA NORMAL
Lectura bíblica
Ap. 2:4-5; 3:14-16; Sal. 119:147-148; 2 Ti. 1:6a; Ro. 12:11; 1 Jn. 1:6; 2 Co. 13:14; Gá. 5:16; Ro. 8:4; 1 Co. 6:17; Fil. 1:19-21; Jn. 7:37-39
Bosquejo
- Amar al Señor
- Ser reavivados cada mañana
- Llevar una vida victoriosa cada día
- Permanecer en comunión con el Señor diariamente y a cada momento
- Ser una persona de oración
- Andar por nuestro espíritu mezclado y conforme a él
- Vivir a Cristo con el fin de magnificarlo
Texto
I. AMAR AL SEÑOR
En esta lección tendremos comunión acerca de llevar diariamente una vida cristiana normal en el espíritu, la cual expresa a Cristo. Lo primero y más importante en dicha vida es amar al Señor. [Si amamos al Señor, ciertamente seremos llenos de El. Al ser llenos hasta rebosar, el excedente saldrá de nosotros. Experimentamos este desbordamiento al estar llenos interiormente. Si amamos al Señor, El nos llenará.] En Apocalipsis, los capítulos dos y tres contienen siete epístolas dirigidas a las siete iglesias que estaban en Asia. El primer aspecto de la degradación que estas iglesias experimentaron fue la pérdida del primer amor, por parte de la iglesia que estaba en Efeso (Ap. 2:4). A pesar de que ellos habían realizado muchas buenas obras, la pérdida de su posición como iglesia era inminente porque habían perdido su primer amor (Ap. 2:5). Debido a la pérdida del primer amor, las iglesias se volvieron tibias, y por eso el Señor quería vomitarlas de Su boca (Ap. 3:14-16). De aquí que, lo primero que debemos hacer es arrepentirnos y orar: “Oh Señor, perdóname por no amarte como mi primer amor, por no amarte sobre todas las cosas, hasta lo máximo. Señor, reconozco que aún amo muchas cosas del mundo; incluso me amo a mí mismo. Oh Señor, perdóname, lávame con Tu preciosa sangre. Señor, quiero declarar ante Ti y ante todo el universo que ahora mi amor es para Ti. Te amo más que a cualquier cosa en el mundo. No me amo más a mí mismo; sólo te amo a Ti. Lléname con Tu Espíritu. ¡Amén!” Si usted ora de esta manera, comenzará a amar al Señor nuevamente. Su primer amor será restaurado, y usted será lleno de Su Espíritu.
II. SER REAVIVADOS CADA MAÑANA
Nuestra vida cristiana comienza de nuevo cada mañana. Debemos [disfrutar al Señor en la Palabra cada día a la madrugada a fin de tener un nuevo comienzo diariamente (Sal. 119:147-148). Conforme al principio establecido por Dios en Su creación, El ordenó que hubiera periódicamente un nuevo año, un nuevo mes, una luna nueva y un nuevo día. Así, en un año podemos tener trescientos sesenta y cinco nuevos comienzos. Si fracasamos trescientas sesenta y cuatro veces, aún tendremos otra oportunidad de tener un éxito. Tal vez fallemos hoy, pero gracias al Señor, mañana nos espera otro día. Mañana por la mañana tendremos otra oportunidad para comenzar de nuevo. Cada veinticuatro horas hay una nueva oportunidad para tener un nuevo comienzo y ser renovados.]
[Tener un nuevo comienzo no es difícil; por el contrario, es muy sencillo.] Simplemente, al irse a dormir, ponga usted su Biblia y su ropa junto a la cama. [Levántese un poco más temprano y clame: “Oh Señor Jesús, oh Señor Jesús”. No tiene que gritar fuerte, lo que podría molestar a otros. Sencillamente clame: “Oh Señor Jesús”. Hacer esto resulta crucial y determinante. Algunas veces yo me he olvidado de invocar el nombre del Señor inmediatamente al levantarme. Pero en cuanto me di cuenta de esto, dije: “Señor Jesús, perdóname por olvidarme de Ti”.]
[Luego, debemos orar-leer una breve porción de la Palabra, unos dos o cuatro versículos.] Podemos escoger nuestros propios versículos o tomar los versículos sugeridos por la iglesia. [Así, ciertamente disfrutaremos al Señor en Su Palabra al orar-leer. Debemos hacer esto cada día por la mañana para tener un nuevo y buen comienzo. Podemos hablar la Palabra a nosotros mismos, al Señor, y aun a los ángeles. Podemos recitar la palabra a nuestras mascotas y hasta a los muebles. Cuando hablemos la palabra de esta manera, nosotros seremos los primeros en ser nutridos.] Es muy beneficioso escribir en pocas palabras lo que hemos disfrutado. [No necesitamos invertir mucho tiempo para disfrutar al Señor en Su Palabra temprano por la mañana. De diez a quince minutos es suficiente para ser nutrido y comenzar bien un nuevo día. ¡Cuánto necesitamos practicar esto!]
A esta práctica la llamamos “el avivamiento matutino”. La palabra “avivamiento” no se halla en la Biblia. Sin embargo, el principio se encuentra en 2 Timoteo 1:6a, el cual dice: “Por esta causa te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que está en ti”. Muchas veces nos enfriamos; especialmente durante la noche nuestro espíritu no es tan ferviente. Romanos 12:11 dice que debemos estar “fervientes en espíritu”. En Apocalipsis 3:15-16 el Señor nos da una advertencia en contra de la tibieza. Así que, debemos ser fervientes. Para ello, cada mañana debemos tener un “avivamiento matutino”, en el cual avivemos el fuego de nuestro espíritu, a fin de estar fervientes en espíritu e intensamente enamorados del Señor. Sin este nuevo comienzo cada mañana, no podremos llevar una vida cristiana apropiada durante el día.
III. LLEVAR UNA VIDA VICTORIOSA CADA DIA
Luego, debemos llevar una vida victoriosa por la cual podremos vencer el pecado, el mundo, nuestro yo, nuestra carne, nuestra desobediencia para con los padres y aun las discusiones con nuestros hermanos. Después de que usted pase un tiempo maravilloso siendo reavivado por la mañana, no debe detenerse ahí; más bien, debe continuar viviendo en el espíritu. En su relación diaria con sus padres y hermanos, no murmure ni discuta; antes bien, tenga comunión con ellos sobre lo que ha visto en la Palabra, y sobre la luz que recibió del Señor. Si ellos dicen algo que lo ofenda, invoque el nombre del Señor interiormente y aun dele gracias por tal situación. De este modo, con toda certeza conseguirá llevar una vida victoriosa.
IV. PERMANECER EN COMUNIÓN CON EL SEÑOR DIARIAMENTE Y A CADA MOMENTO
[Además, debemos permanecer en comunión con el Señor diariamente y a cada momento (1 Jn. 1:6; 2 Co. 13:14). Debe ser el caso que aun los ángeles podrán testificar que estamos en comunión con el Señor. No debemos apartarnos de El, sino perseverar en Su comunión. No debe haber interrupciones en nuestra comunión con el Señor. Tenemos que ser tales personas diariamente y a cada momento. Si yo no fuese alguien que está disfrutando de esta comunión a cada instante, me sería difícil hablar en el ministerio del Señor. Ministro basándome de una comunión continua y fresca con el Señor. ¿Por qué no podemos hablar en las reuniones? Tal vez porque hemos descuidado nuestra comunión con el Señor por tres días, quizás debido a una discusión con nuestro] hermano o con un amigo. [Por causa de tal discusión, nos alejamos de la comunión del Señor. Si hemos de hablar por el Señor, debemos recobrar la comunión que teníamos con El confesando nuestro pecado, y disculpándonos con nuestro] hermano o nuestro amigo. [Es menester que nos quedemos, que permanezcamos, en una comunión constante y continua con el Señor. Esta es una exigencia inconvertible.]
V. SER UNA PERSONA DE ORACIÓN
[Otro aspecto es que debemos ser personas de oración. Debemos orar sin cesar, todo el día. Esto quiere decir que debemos invocar Su nombre. Debemos clamar: “Oh Señor”. No crea que cuando invoca así al Señor, por ser muy breve, no sea importante. Al contrario, esto es muy valioso. Cuando estamos] en la escuela o haciendo los quehaceres del hogar, [podemos invocar: “Oh Señor Jesús”. Esta práctica de invocar brevemente al Señor tiene mucho valor y significado en nuestra vida cristiana. Invocar el nombre del Señor hace posible que oremos sin cesar.] A fin de llevar una vida cristiana normal, tenemos que ser personas de oración.
VI. ANDAR POR NUESTRO ESPÍRITU MEZCLADO Y CONFORME A ÉL
[También necesitamos aprender a andar por nuestro espíritu, el cual está mezclado con el Espíritu, y conforme al mismo (Gá. 5:16; Ro. 8:4). ¡Alabado sea el Señor porque tenemos un espíritu, y que nuestro espíritu está mezclado con el Espíritu divino! ¡Qué provisión! Cuando nuestro Dios nos creó, nos dio un espíritu, y ahora ha regenerado nuestro espíritu. Una vez que nos regenera, El permanece con nosotros como Espíritu para ser uno con nosotros y mezclarse con nosotros como un sólo espíritu (1 Co. 6:17). Ahora poseemos tal espíritu mezclado. Así que, después de tener un buen comienzo por la mañana, debemos continuar durante todo el día andando, viviendo y haciendo todo por este espíritu mezclado y con él. ¡Cuánto necesitamos practicar esto!]
Muchos jóvenes no pueden evitar tener problemas con sus hermanos carnales. Son pocos los que pueden evitar estos problemas que se originan porque, al conocerse tan bien y tenerse tanta confianza, [ellos piensan que no necesitan ser cuidadosos en su relación mutua, y por eso siempre se presentan oportunidades para dejarse llevar por el yo o por la carne. Estas oportunidades son trampas para engañarnos. Muchas veces, Satanás enviará] a su hermano [específicamente para tentarle. Quizás él o ella diga una palabra punzante que lo incomode. Pero en ese momento es preciso recordar cómo debe ser nuestro andar, cómo debemos comportarnos, y que debemos permanecer en el Espíritu y vivir por El. Nunca hable con su hermano en su yo. Háblele [valiéndose de su espíritu mezclado. Esta es la manera en que siempre estará listo para hablar] e impartir a Cristo en todo lugar.
VII. VIVIR A CRISTO CON EL FIN DE MAGNIFICARLO
[Con miras a magnificar a Cristo, debemos vivirlo mediante la suministración abundante del Espíritu de Jesucristo, la cual se halla precisamente dentro de nosotros (Fil. 1:19-21; Gá. 2:20). El Señor nos ha dado una maravillosa provisión. Primero, tenemos Su Palabra en nuestras manos. Segundo, poseemos al Espíritu Santo, quien es el abundante Espíritu del Señor Jesucristo, que vive en nosotros, o sea, en nuestro espíritu, el cual ha sido regenerado y fortalecido. Así que, tenemos tal provisión divina, y podemos vivir a Cristo valiéndonos de ella. Si somos tales personas, siempre tendremos algo que hablar cuando vayamos a la reunión.
¿Qué clase de cristiano desea ser usted? ¿Un cristiano frío, callado, inactivo, moribundo, tibio, derrotado y que retrocede? ¿O quiere ser un cristiano que ame al Señor y que sea viviente, fresco y activo? ¿Por qué el cristianismo carece de poder? Porque la mayoría de los cristianos que están en las denominaciones han sido despojados de sus riquezas. Han sido anulados y reprimidos hasta la muerte. Por eso necesitan un servicio religioso en el cual una persona les hable. Sin embargo, el recobro del Señor debe ser diferente. El Señor desea recobrar una reunión en donde todos los miembros hablen y funcionen. Pero esto depende de nuestro andar como creyentes. Debemos amar al Señor.] [Debemos disfrutarle en la Palabra temprano por la mañana, a fin de tener un nuevo comienzo cada día.] [También debemos llevar una vida victoriosa, permanecer en comunión con el Señor diariamente y a cada momento, y ser personas de oración. Además, nuestro andar debe ser conforme al espíritu mezclado, y debemos vivir a Cristo. Si somos tales personas día a día y a cada momento, estaremos listos para hablar en las reuniones, y algo de Cristo estará rebosando siempre en nosotros. El Espíritu será como una corriente que fluye desde nuestro interior y derrama las riquezas de Cristo por el Espíritu (Jn. 7:37-39).]
Esta es una vida cristiana normal que se realiza conforme a la vida divina, eterna e indestructible. No debemos llevar una vida que sea inferior al nivel de vida que esta vida exige. Esto es lo normal. Es nuestra norma de vida. Y a la vez, esto nos llevará a experimentar la vida divina y a crecer en esta vida, lo cual nos preparará para la vida apropiada de iglesia y para la segunda venida del Señor. Si vivimos de esta manera, el Señor nos dará el galardón.
Preguntas
- ¿Qué es lo más importante para llevar una vida cristiana normal?
- De un ejemplo de cómo podemos tener un nuevo comienzo cada mañana.
- ¿Cómo podemos llevar una vida cristiana victoriosa? Enumere las cosas que debemos vencer en nuestro andar diario para lograr esto.
- Haga una lista de diez versículos que nos digan cómo llevar una vida cristiana normal.
Citas tomadas de las publicaciones de Lee y del LSM
- Speaking Christ for the Building Up of the Body of Christ, págs. 33-39.