Watchman Nee Libro Book cap.22 Libro de lecciones nivel 4: La vida
HABLAR LA PALABRA DE CRISTO PARA PERMANECER EN LA VIDA DIVINA
Lección veintidós
HABLAR LA PALABRA DE CRISTO PARA PERMANECER EN LA VIDA DIVINA
Lectura bíblica
Hch. 5:20; Jn. 15:2, 6; Ef. 5:4; Col. 3:8; Ef. 4:29; 1 Co. 12:2, 3; Ef. 5:18-19; 2 Co. 4:13; Ro. 10:14, 17; 1 Co. 14:26, 4-5, 12, 31
Bosquejo
- Ser canales de la vida divina
- Creados con la facultad de hablar para impartir Cristo
- Hablar para impartir vida
- Hablar en el Espíritu Santo
- Hablar por el espíritu de fe
- Hablar en todo tiempo y en todo lugar a todas las personas
- Hablar en las reuniones
Texto
I. SER CANALES DE LA VIDA DIVINA
Una vez que nuestro espíritu regenerado es fortalecido al invocar el nombre del Señor y al orar para tener contacto con Dios, disfrutarle, tener comunión con El y absorberle en nuestro ser, y para atar al enemigo y desatar a las personas y las situaciones con miras a la economía de Dios; una vez que hemos sido enriquecidos y equipados con la Palabra al orar-leer, al leer, al estudiar y al memorizar, necesitamos aprender a hablar la palabra de Cristo en el espíritu. En lecciones anteriores hemos visto que la vida es Dios el Padre en Cristo Jesús el Hijo quien, como Espíritu que fluye, entra en nosotros, actúa en nosotros y sale fluyendo de nosotros a otros. Recibimos a Dios mismo como vida al invocar, al orar y al asirnos de la Palabra. Al hablar la palabra de Cristo, permitimos que Dios fluya a través de nosotros y salga de nosotros para ser vida a otros. De esta manera somos verdaderos canales de vida para la economía de Dios. En Hechos 5:20 se nos exhorta a ir “y hablar al pueblo todas las palabras de esta vida”. Por un lado, debemos estar abiertos para poder recibir del Señor a través de Su Palabra, y por otro, debemos impartir al Señor mediante nuestras palabras. Llevar fruto, es decir, ganar personas para el Señor, consiste en recibir el suministro de vida del Señor al permanecer en El y en impartir Su vida al predicar el evangelio a nuestros amigos. Si no hablamos, nos estancaremos como el mar muerto. Por lo tanto, en Juan 15, después de que el Señor mandó a Sus discípulos a que llevaran fruto, les advirtió que serían cortados del disfrute de la vida si no permanecían en El y si no daban fruto (vs. 2, 6). Debemos, fielmente, disfrutar a Dios como vida e impartirlo como vida a los que nos rodean.
II. CREADOS CON LA FACULTAD DE HABLAR PARA IMPARTIR CRISTO
Dios nos creó con órganos maravillosos que nos permiten hablar e impartir a Dios como vida en otros. [Al crearnos, Dios nos dio cuerdas vocales, una lengua, labios y dientes con el fin de que pudiéramos ser llenos de Cristo, quien es la palabra de Dios. Cuando Cristo como palabra de Dios nos llena, hablamos; proclamamos a Cristo en idiomas como el chino, el inglés, el griego o el hebreo, pero no con palabras disparatadas sin sentido alguno. Impartimos Cristo en nuestra lengua materna, o en nuestro segundo idioma, y todo lo que hablamos se centra en una Persona única y maravillosa, Cristo.] No debemos usar estos órganos creados por Dios para hablar palabras necias, para contar chistes groseros ni proferir palabras obscenas (Ef. 5:4; Col. 3:8). Efesios 4:29 dice: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para edificación según la necesidad, a fin de dar gracia a los oyentes”. Debemos usar la facultad para hablar con que fuimos creados para proclamar las palabras de Cristo, a fin de ministrar vida a los demás, con miras a que sean edificados en el Cuerpo de Cristo.
III. HABLAR PARA IMPARTIR VIDA
[No es solamente para el beneficio personal] que uno sea lleno en el espíritu con la Palabra, sino que es para suministrar vida a otros, es para producir algo. Todo ser humano fue hecho por Dios para propagarse, para engendrar descendientes. ¡Por lo tanto, todos debemos tener hijos! Los creyentes tenemos que aprender cómo producir vida en otros, cómo impartirles lo que nosotros mismos hemos recibido en nuestro ser. Esto es reproducirnos, es producir, es decir, es hacer nacer creyentes nuevos a través de nuestras palabras. En conclusión, hablar es producir, es impartir y dar vida a otros.]
IV. HABLAR EN EL ESPÍRITU SANTO
[En 1 Corintios 12 Pablo menciona el asunto de hablar en las reuniones. En el versículo 2 él les recuerda a los corintios: “Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos”. La adoración de ídolos mudos los había convertido en gente muda. Ya que el objeto de su adoración era un ídolo mudo, tal adoración los hizo gente muda. Pero cuando Pablo les escribía, los hermanos corintios ya eran diferentes, no adoraban más a los ídolos mudos, sino al Dios viviente, el Dios que habla. Este Dios es precisamente el Espíritu que habla, el Espíritu de Dios, quien también es llamado el Espíritu Santo. Por lo tanto, en el versículo tres, Pablo dice: “Nadie que hable en el Espíritu de Dios dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino en el Espíritu Santo”.]
Debido a nuestro bagaje cultural, a la tradición del cristianismo y a nuestros viejos hábitos, no hablamos por Cristo. Posiblemente hablamos de muchas cosas, pero no tenemos el hábito de hablar la palabra de Cristo en el Espíritu Santo. Somos como los ídolos mudos que tienen boca pero no pueden hablar. Necesitamos un cambio radical. Tenemos que arrepentirnos ante el Señor, ejercitar nuestro espíritu y proclamar con denuedo la palabra de Cristo que hemos recibido. Esta es la manera de estar en el Espíritu Santo. Ya que El es viviente y habla, cuando nosotros hablamos Su palabra, Su Espíritu nos llena interiormente (Ef. 5:18-19), y espontáneamente estamos en el Espíritu Santo. Con respecto a la vida divina, el ser llenos interiormente es imprescindible. Estar en el Espíritu Santo implica que estamos vestidos económicamente con el Espíritu Santo de poder, para el avance de la economía de Dios. Por lo tanto, cuando hablamos la palabra de Cristo, tenemos la autoridad y el poder para vencer al maligno.
V. HABLAR POR EL ESPÍRITU DE FE
En 2 Corintios 4:13 dice: “Y teniendo el mismo espíritu de fe conforme a lo que está escrito: ‘Creí por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos’”. [Hablar por el espíritu de fe en nuestra vida práctica es un asunto crucial. Esta es una expresión muy particular usada sólo una vez en toda la Biblia. El espíritu de fe es una mezcla del Espíritu Santo con nuestro espíritu. La expresión “el espíritu de fe” pone “espíritu” en aposición con “fe”. La fe es del espíritu. Por lo tanto, el espíritu de fe es la fe misma. Así, nuestra fe es simplemente el espíritu mezclado. Más aún, la fe viene por el oír, y el oír viene por la predicación de la Palabra (Ro. 10:14, 17). Es por eso que debemos sumergirnos en la Palabra. Cuanto más nos empapemos de ella, más fe tendremos, y dicha fe es el espíritu. Es por este espíritu que usted puede hablar la Palabra, la cual es la fuente de su fe. Esto constituye un ciclo: la Palabra produce la fe, la fe es el espíritu y por este espíritu hablamos la Palabra. Nuestro hablar vendrá a ser una fuente de fe para otros. Entonces, la fe de ellos será el espíritu por el cual ellos también hablarán.]
Cuando les hablemos a nuestros amigos, debemos ejercitar nuestro espíritu de fe para impartirles fe, la cual es el espíritu, que es la vida impartida en ellos. Puede ser que al principio de la conversación ellos no tengan fe. Pero al oír la palabra de Cristo proferida por nuestra boca, la fe será generada en ellos. Romanos 10 dice que este tipo de hablar coloca la palabra de fe en la boca de nuestros amigos y en sus corazones. Así pues, mientras cumplamos en hablarles, no tenemos que preocuparnos si nuestros amigos creen o no; nosotros simplemente hablamos por el espíritu de fe para impartirles la capacidad de creer, es decir, la fe. Su respuesta a nuestro hablar en el espíritu de fe será su fe. Por consiguiente, su salvación no dependerá de ellos, sino de nuestro hablar.
VI. HABLAR EN TODO TIEMPO Y EN TODO LUGAR A TODAS LAS PERSONAS
Ya que nuestro Dios es el Dios viviente, El habla. El habla todo el tiempo, porque tiene mucho que decir. Cuanto más estamos en el espíritu y somos enriquecidos con la palabra de Dios, más nosotros deseamos hablar. De hecho, debemos hablar en todo tiempo y en todo lugar a todas las personas. Todo el tiempo que tenemos es para proclamar a Cristo. Desde la mañana hasta la noche podemos proclamar a Cristo y debemos hacerlo. Cualquier lugar es bueno para este hablar. No debemos estar restringidos sólo al local de reunión. Podemos hablar tanto en las reuniones, en camino a la reunión y de regreso, en la casa, en la escuela, en camino hacia la escuela y de regreso de ella, en los parques, etc. Cualquier lugar es nuestro lugar de reunión para hablar. Podemos hablar a cada persona que vemos cada día. Todos necesitan oír la palabra de Cristo. Hable a sus padres, y a sus hermanos y hermanas. Las palabras que les habla vienen a ser para ellos comunión de parte del Dios Triuno. Debe hablarles a sus amigos incrédulos, para que ellos puedan recibir el evangelio de Dios. Lo que les habla ministrará a Cristo como vida a los oyentes y hará que usted disfrute al Señor como la vida y así crecerá en vida.
VII. HABLAR EN LAS REUNIONES
[Todos debemos dedicar todo nuestro ser a cultivar el hábito de hablar en las reuniones (1 Co. 14:26, 4-5, 12, 3l). Debemos cultivar con gran ahínco el hábito de hablar. Este hábito tiene que ser cultivado universalmente en el recobro del Señor. No tenemos tal hábito debido a la influencia del cristianismo y, por esta causa, nuestra función ha sido anulada. Muchos chinos no hablan buen inglés porque no cultivaron el hábito de hablar inglés mientras crecían, ni lo cultivan ahora. Yo no adquirí el hábito de hablar inglés sino hasta que comencé a ministrar la Palabra en los Estados Unidos en 1962. Fue difícil para mí adquirir este hábito, pero para mis nietos fue fácil, porque ellos crecieron en un ambiente donde se hablaba inglés. Si cultivamos el hábito de hablar en cualquier reunión, nuestros hijos, los creyentes nuevos, espontáneamente tendrán el hábito de hablar. Los nuevos seguirán el curso y la atmósfera de la reunión; fácilmente adquirirán el hábito de hablar. Debemos practicar esto, ya que no es sólo para nosotros mismos, sino por el beneficio del recobro del Señor.]
Tal vez usted argumente que no sabe qué decir en las reuniones. Eso es fácil de solucionar. Simplemente ore-lea algunos versículos cada mañana, y lea o estudie la Biblia todos los días. Escriba lo que le fue revelado por esos versículos o lo que más disfrutó. Puede ser que escriba unas cuantas palabras, una oración, o un párrafo corto que causó en usted cierta impresión. Y luego, el sábado, podría hacer una composición basada en las notas que escribió durante la semana. Así, en la reunión del día del Señor, tendrá preparado algo muy rico y significativo para hablar. Entonces podrá, con toda confianza, hablar con el espíritu de fe a los santos, basándose en lo que compuso, a fin de ministrar vida en la reunión. Nunca hable monótonamente sin ejercitar el espíritu. Al hablar en el Espíritu Santo de esta manera, edificará la iglesia.
Nosotros, los hijos de Dios, debemos ser como nuestro Padre, quien siempre habla. Debemos hablar la palabra de Cristo todo el tiempo, en todo lugar y a toda persona. De esta manera experimentaremos la vida, creceremos en vida, e impartiremos vida a otros y como resultado, llevaremos fruto y la iglesia será edificada.
Preguntas
- ¿Por qué Dios nos creó con órganos para hablar? ¿Está usando usted esos órganos conforme al propósito de Dios?
- ¿Cuáles son las tres cosas que tenemos que hacer a fin de hablar la palabra de Dios con autoridad y poder?
- Escriba los dos elementos que debemos impartir en otros al hablarles con el espíritu de fe.
- Resuma brevemente los elementos con los que necesitamos estar llenos a fin de proclamar el Señor.
- Nuestro hablar en el espíritu debe ser todo-inclusivo. Resuma los diferentes tipos de hablar que se mencionan en esta lección.
Citas tomadas de las publicaciones de Lee y del LSM
- The Divine Speaking [El hablar divino], págs. 45-46, 52, 27-28.
- Elder’s Training, Book Six, The Crucial Points of the Truth in Paul’s Epistles [Entrenamiento ancianos, libro seis, Temas cruciales sobre la verdad hallados en las epístolas de Pablo], págs. 47-48.
- Speaking Christ for the Building Up of the Body of Christ [Hablar impartiendo Cristo para la edificación del Cuerpo de Cristo], pág. 50.