Watchman Nee Libro Book cap.19 Libro de lecciones nivel 2: El Dios triuno

Watchman Nee Libro Book cap.19 Libro de lecciones nivel 2: El Dios triuno

LA RESURRECCIÓN DE CRISTO (1)

Lección diecinueve

LA RESURRECCIÓN DE CRISTO (1)

Lectura bíblica

Jn. 11:25; 1 Co. 15:45b; Ap. 1:17-18; Jn. 10:17-18; Hch. 2:32; Ro. 4:25; 10:9; He. 7:16; Hch. 2:24; He. 2:14; Jn. 12:31; 1 Co. 15:54-55.

Bosquejo

  1. La persona de Cristo y Su obra vindican y satisfacen a Dios
  2. La victoria de la resurrección de Cristo
    1. Sobre la muerte y el Hades
    2. Sobre Satanás y el mundo

Texto

Cristo murió a fin de efectuar la redención y para limpiar todo lo negativo del universo. El hizo una obra completa; nada quedó inconcluso. Además, El resucitó después de Su crucifixión y sepultura, ya que ni la muerte ni la tumba pudieron retenerlo, pues El mismo es la resurrección (Jn. 11:25). Como tal, Su vida fue capaz de conquistar y subyugar la muerte. Aún más, Su vida es poderosa para absorber y eliminar la muerte (1 Co. 15:54): cuanto más muerte encuentra, más viviente llega a ser. Por tanto, el Señor Jesús dice: “Yo soy … el Viviente; estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Ap. 1:17-18).

Este Viviente que se paseó por la muerte era tanto Dios como hombre. Y aún después de Su resurrección, El sigue siendo Dios y hombre. Su resurrección tiene un gran significado. En esta lección veremos que la resurrección de Cristo es Su propia vindicación y victoria.

I. LA PERSONA DE CRISTO Y SU OBRA VINDICAN Y SATISFACEN A DIOS

Cristo es Dios; El puso Su vida y la tomó otra vez (Jn. 10:17-18). Pero Cristo también es un hombre; por tanto, Dios lo levantó de entre los muertos (Hch. 2:32; 3:15). El hecho de que Jesucristo —el hombre— fuese levantado, muestra la aprobación de Dios en cuanto a Su persona y Su obra. Desde Su juventud Jesús halló gracia para con Dios (Lc. 2:52). Así que Dios vindicó la crucifixión de Cristo al levantarlo de entre los muertos. Esto quiere decir que todo lo que Cristo hizo fue aceptado y honrado por Dios el Padre.

En Adán fuimos condenados a muerte, ya que la paga del pecado es muerte (Ro. 6:23). Pero Cristo murió como nuestro substituto, es decir, El pagó el precio por nuestros pecados. ¿Cómo podemos saber que Dios aceptó el pago que Cristo efectuó? Su resurrección es el “recibo de pago”, el cual comprueba que Dios aceptó el pago de Cristo por nuestros pecados. Supongamos que un criminal es sentenciado a pasar largo tiempo en prisión. ¿Cómo sabemos que ya cumplió su sentencia? Lo sabemos cuando es puesto en libertad. Del mismo modo, la resurrección dio fin a la muerte. Después de creer en Cristo ya no somos pecadores despreciables, sino hombres plenamente justificados y aprobados por Dios de acuerdo con Su norma de justicia. Además, el Cristo resucitado mora en nosotros a fin de llevar en nosotros una vida justificada por Dios y aceptable a El. Por lo tanto, Romanos 4:25 dice que Cristo resucitó para nuestra justificación. De hecho, nuestra fe en la resurrección de Cristo es el factor primordial de nuestra salvación (Ro. 10:9).

II. LA VICTORIA DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

Después de Dios, la muerte es lo más poderoso en el universo; nadie puede evitar la muerte. Mejor dicho, nadie excepto el Señor Jesús. El es el único que entró en la muerte y salió vivo, para nunca regresar a ella. El es tanto Dios como la resurrección (Jn. 1:1; 11:25), ya que posee la vida indestructible (He. 7:16); debido a que es eterno, la muerte no puede retenerlo. El entró voluntariamente a la muerte, pero ésta no pudo retenerlo (Hch. 2:24).

A. Sobre la muerte y el Hades

El Señor Jesús permaneció tres días en el imperio de la muerte. Dio un buen paseo por la muerte y comprobó que ésta no tenía poder para retenerlo. Así que al tercer día, El simplemente salió de la muerte. Tal vez pudo haber dicho: “Muerte, he concluido Mi misión; nada puedes hacer conmigo, así que no te tengo ningún temor. Ha llegado el momento de salir de tu dominio. No tengo ninguna prisa; bien podría quedarme otro día si quisiera, pero llegó el momento de irme”. El Señor no temía a la muerte, así que no tenía por qué salir huyendo del sepulcro; más bien, tranquilamente tomó su tiempo para doblar los lienzos con los que fue sepultado, y ponerlos en orden (Jn. 20:7). ¡Qué testimonio tan grande de Su victoria sobre la muerte!

Al resucitar, el Señor Jesús despojó de su autoridad a la muerte y al Hades. Por esta razón, en Apocalipsis 1:18 dijo: “Y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. La muerte se introdujo por causa de que el hombre cayó en pecado, y desde entonces opera en la tierra para someter a toda la humanidad. Podríamos decir que la muerte es semejante a un gran recogedor de basura, y que el Hades es como el cesto de la basura. Todo lo que el recogedor atrapa es echado en dicho cesto. La muerte y el Hades hicieron todo lo posible por retener a Cristo bajo su dominio, pero su esfuerzo fue totalmente en vano. ¡Alabado sea el Señor que ahora la muerte está sujeta a El, y el Hades está bajo Su control! ¡Aleluya! Cristo tiene las llaves de la muerte y del Hades.

B. Sobre Satanás y el mundo

La resurrección de Cristo también es un testimonio de Su victoria sobre Satanás y el mundo, ya que en Su crucifixión Cristo derrotó a Satanás. Hebreos 2:14 dice: “Para destruir por medio de la muerte al que tiene el imperio de la muerte, esto es, al diablo”. Asimismo, cuando el Señor les habló a Sus discípulos acerca de Su inminente crucifixión, El les dijo: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Jn. 12:31). El no sólo derrotó a Satanás, sino también acabó con el sistema satánico, es decir, con el mundo. Después de efectuar esta gran obra en la cruz, Cristo salió triunfante de la muerte y del Hades. Pero a Satanás y al mundo no les fue tan bien, pues el Señor los derrotó mediante Su muerte y los dejó en el sepulcro. La resurrección de Cristo es una manifestación de Su victoria.

¿No le impresiona a usted la resurrección de Cristo? En ella, El venció al enemigo más poderoso, a saber, la muerte. Puede ser que algunas veces usted se haya sentido como si estuviera muerto y sepultado, pero considere al Señor Jesús. El verdaderamente entró en la muerte y el Hades, y salió triunfante. La situación de usted no puede ser peor que la que el Señor Jesús pasó. Ahora este Cristo viviente mora en su espíritu. Por tanto, cuando se sienta deprimido y débil, no ore para que el Señor lo fortalezca. Lo único que tiene que hacer es declarar con denuedo: “¡Cristo resucitó! El venció la muerte y el Hades. ¡Alabado sea el Señor; El es el victorioso!” Si ora de tal manera, podrá proclamar como el apóstol Pablo: “Sorbida es la muerte para victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh muerte, tu aguijón?” (1 Co. 15:54-55). ¡Alabado sea el Señor! La muerte no pudo retener a Cristo ni puede retener a los que están en El.

Preguntas

  1. ¿Qué significa el hecho de que Dios levantó a Cristo de entre los muertos?
  2. Explique por qué Cristo fue levantado para nuestra justificación (Ro. 4:25).
  3. Comente el significado de la victoria de Cristo sobre Satanás, la muerte, y el mundo.
  4. ¿Qué versículos comprueban que Cristo resucitó?

Referencias adicionales

  1. Life-study of First Corinthians [Estudio-vida de Primera de Corintios] (Lee/LSM), págs. 583-586, 621-622.
  2. Life-study of Matthew [Estudio-vida de Mateo] (Lee/LSM), págs. 821-822.
  3. Estudio-vida de Romanos (Lee/LSM), págs. 81, 617-618.
  4. Estudio-vida de Juan (Lee/LSM), págs. 343-345, 565-568.
  5. Estudio-vida de Apocalipsis (Lee/LSM), pág. 105.
  6. La economía de Dios (Lee/LSM), págs. 138-139.
  7. The Kernel of the Bible [El Pensamiento central de la Biblia] (Lee/LSM), págs. 138-139.