Watchman Nee Libro Book cap.18 Libro de lecciones nivel 4: La vida

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EDIFICAR EL CUERPO DE CRISTO EN UNIDAD

Lección dieciocho

EDIFICAR EL CUERPO DE CRISTO EN UNIDAD

Lectura bíblica

Jn. 1:12; 1 Co. 12:27; Mt. 7:17-18; Jn. 14:6; 15:16; Mt. 28:19; 1 P. 2:2; Ef. 4:3, 11-12a

Bosquejo

  1. La vida divina produce la edificación del Cuerpo de Cristo
  2. El Cuerpo de Cristo es un organismo, y no una organización
  3. La manera de edificar el Cuerpo de Cristo
    1. La predicación del evangelio
    2. El crecimiento en vida
    3. Guardar la unidad del Espíritu
    4. Perfeccionar a los santos
    5. El funcionamiento de los santos perfeccionados

Texto

I. LA VIDA DIVINA PRODUCE LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO DE CRISTO

El segundo resultado que la vida divina produce es la edificación del Cuerpo de Cristo. Cuando por primera vez creímos en el Señor, recibimos la vida de Dios en nuestro espíritu. Por un lado, fuimos hechos hijos de Dios (Jn. 1: 12); por otro, llegamos a ser miembros del Cuerpo de Cristo (1 Co. 12:27). Como hijos de Dios, individualmente, necesitamos crecer en vida y producir las dos categorías de fruto en nuestro diario vivir. Pero como miembros del Cuerpo de Cristo, necesitamos ser constituidos con Cristo como nuestra vida, y ser edificados en unidad, a fin de que, corporativamente, lleguemos a ser la plenitud de Dios. Por lo tanto, el Cuerpo de Cristo, la iglesia, no es una organización humana, sino un organismo, un cuerpo orgánico. Sin estos dos resultados no habría evidencia alguna de nuestra experiencia y crecimiento en vida. Estos dos resultados vienen a ser la manifestación de la vida que está en nosotros.

Los jóvenes deben entender esto claramente. Muchos dicen que disfrutan al Señor y han crecido en El; sin embargo, ¿qué evidencia externa tienen que comprueba lo que afirman? Nuestra prueba está en los dos resultados que la vida divina produce. ¿Cómo es su vida diaria? ¿Es propia de quienes están el mundo o corresponde a Cristo? ¿Sigue siendo su carácter superficial y descuidado o han experimentado ellos cierta transformación? ¿Han ganado algunos amigos y familiares para el Señor o siguen siendo estériles? ¿Están siendo edificados con los santos por medio de la comunión y la oración, o sólo hay murmuraciones, razonamientos, quejas y disensiones? No se trata simplemente de lo que uno dice, sino de que uno produzca los dos resultados de la vida divina. Todo árbol se conoce por sus frutos (Mt. 7:17-18). El mal árbol da malos frutos, pero el buen árbol, produce buenos frutos. Una persona que vive en sí misma no puede producir los frutos de la vida divina. Sólo una persona llena de la vida divina producirá tales frutos.

II. EL CUERPO DE CRISTO ES UN ORGANISMO, Y NO UNA ORGANIZACIÓN

El Cuerpo de Cristo, la iglesia, no es una organización sino un organismo que el Dios Triuno produjo al impartirse como vida en nosotros. [Muy pocos cristianos a través de las generaciones han entendido esto. Podemos pensar que la iglesia es sólo un conjunto o una agrupación de creyentes, una clase de entidad colectiva u organización, pero esto es absolutamente erróneo. El concepto de que la iglesia es una organización ha llevado a los cristianos a través de los siglos a mucha confusión, a equivocaciones y a un estado de engaño. Nuestra carga hoy es señalar, conforme a la revelación pura y divina del Nuevo Testamento, y en especial, conforme al libro de Efesios, que la iglesia como organismo, el Cuerpo de Cristo, es el resultado, el fruto orgánico, que se genera como producto de la impartición de la Trinidad Divina en nosotros.]

[Una mesa de madera es una organización de diversos pedazos de madera, pero el cuerpo de una persona viviente es algo orgánico. Un robot es una organización de materiales sin vida; en cambio, una persona viviente es un organismo. La iglesia debe ser un organismo, y no una organización. Fue la enseñanza de Ignacio, en el segundo siglo, la que dio base para que la iglesia aceptara el concepto de organización.] [El cristianismo de hoy se encuentra bajo la influencia de ese concepto, el de las jerarquías, el cual la ha corrompido. La enseñanza, la práctica y el concepto de las jerarquías han arrastrado a muchos cristianos, apartándolos del organismo de la iglesia, llevándolos a que edifiquen una organización.]

[Cada aspecto de la iglesia debe ser orgánico, pues la iglesia es el producto de la Trinidad viviente. La Biblia declara que la corporificación de Dios, la persona de Cristo, es vida. Cristo mismo dijo en el Evangelio de Juan que El es la vida (Jn. 14:6). Cristo no es una entidad organizada, sino que El, como corporificación del Dios Triuno, es la totalidad de la vida eterna y divina. La totalidad de la vida, esto es, el Dios Triuno viviente, produce un solo resultado: el Cuerpo de Cristo. Ya que el Dios Triuno es la totalidad de la vida, el Cuerpo de Cristo es totalmente un asunto de vida. Debemos poner todo lo que no sea vida bajo nuestros pies. No nos gusta la jerarquía porque, en su totalidad, está en la esfera de la organización y no tiene nada que ver con el Cuerpo orgánico de Cristo.]

Por ser el Cuerpo de Cristo, no podemos ser independientes los unos de los otros, pues esto denotaría carencia de vida. [En la economía de Dios y en el Cuerpo de Cristo, “independencia” es una palabra diabólica. Los creyentes nunca debemos ser independientes. No debemos ser independientes ni de Dios ni de los demás creyentes. Si nos independizamos, no podremos avanzar en la vida cristiana.] Ninguna iglesia local, ningún santo, ningún anciano ni servidor debe ser independiente el uno del otro. La vida de Dios en nosotros cuida de esta unidad entre los miembros. Cualquier independencia y división representa escasez de vida divina en nosotros; así que, la independencia no procede de la vida divina ni es parte del Cuerpo orgánico de Cristo.

III. LA MANERA DE EDIFICAR EL CUERPO DE CRISTO

A. La predicación del evangelio

Lo primero que debemos hacer para edificar el Cuerpo de Cristo es predicar el evangelio. Una de las definiciones de la vida es: la vida es Dios el Padre en el Hijo como el Espíritu que fluye en nosotros, a través de nosotros y desde nosotros. Por eso, antes de que el Señor fuera crucificado, encargó a Sus discípulos a que llevaran fruto (Jn. 15:16), y después de Su resurrección, El comisionó a Sus discípulos a que fueran e hicieran discípulos a las naciones (Mt. 28:19). A medida que disfrutamos la vida divina, la experimentamos y crecemos en ella, tiene que producirse la predicación del evangelio como resultado. Esto, a su vez, dará por resultado que más miembros sean añadidos al Cuerpo de Cristo. Nuestra ciudad está llena de personas que todavía no han sido salvas; en contraste, ¿cuántas personas hay en la iglesia? El número de personas que están en la iglesia es muy pequeño comparado con las multitudes que nos rodean. ¿Cuántos estudiantes hay en tu escuela, y cuántos están en la iglesia? Debemos predicar el evangelio a nuestros amigos, familiares y vecinos para que sean traídos al Señor y a Su Cuerpo. Sin la predicación del evangelio, nadie sería salvo. Y sin personas que sean salvas, la iglesia no tendría muchos miembros. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer es predicar el evangelio para traer pecadores al arrepentimiento, lo que dará por resultado más miembros para el Cuerpo de Cristo.

B. El crecimiento en vida

Tanto nosotros como los miembros que acaban de ser salvos, necesitamos crecer en la vida divina para edificar el Cuerpo de Cristo (1 P. 2:2). Ya que el Cuerpo no es una organización, el número de miembros que lo componen no tiene mayor significado. Necesitamos más miembros que disfruten la vida divina, la experimenten y crezcan en ella, sean llenos de la misma y estén constituidos de ella. Es menester que el crecimiento en números apareje con el crecimiento en la vida divina. Por lo tanto, debemos crecer al poner en práctica todo lo que vimos en las lecciones anteriores, y ayudar a los nuevos a hacer lo mismo. Las principales prácticas, o hábitos de vida, son: 1) invocar al Señor y orar para que nuestro espíritu regenerado se mantenga fuerte; 2) orar-leer, leer, estudiar y memorizar la Palabra de Dios para ser equipados con la verdad; 3) vivir cada día guiados por el sentir de vida en nuestro espíritu; 4) ser llenos del Espíritu a diario y durante todo el día confesando nuestros pecados y haciendo a un lado todo impedimento espiritual; 5) predicar el evangelio; 6) asistir a las reuniones en las casas, en grupos pequeños y con toda la iglesia para profetizar y testificar. Por medio de estas prácticas, usted y los nuevos creyentes crecerán en la vida divina y serán miembros apropiados del Cuerpo de Cristo.

C. Guardar la unidad del Espíritu

Efesios 4:3 dice: “Diligentes en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”. Sin la unidad, no hay manera de edificar el Cuerpo de Cristo; así que, todos debemos ser diligentes en guardar la unidad del Espíritu. Esta unidad es del Espíritu. Ya que tenemos al Espíritu, tenemos la unidad del Espíritu. No es necesario orar para guardar la unidad del Espíritu; más bien, lo que tenemos que hacer es ejercitar nuestro espíritu para mantenerla. Algunas veces puede ser que queramos decir algo en contra de las decisiones tomadas por los ancianos, contestar con insolencia a nuestros padres o murmurar sobre algún hermano o hermana en la iglesia. Todo esto sólo divide el Cuerpo. Debemos volvernos a nuestro espíritu y abandonar estas cosas para que podamos mantener la unidad del Espíritu. Esta es la manera de edificar la iglesia. El hablar negativo sólo destruye; pero el Espíritu edifica. Una persona que no vive en el espíritu, no está en unidad. Pero una persona llena de vida, siempre estará en el espíritu y en unidad.

D. Perfeccionar a los santos

Efesios 4:11-12a dice: “Y El mismo dio a unos como apóstoles, a otros como profetas, a otros como evangelistas, a otros como pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos”. Hay algunas personas en el Cuerpo de Cristo que son dones para el Cuerpo. Estas personas tienen funciones especiales con las cuales han de perfeccionar a los santos. Perfeccionar aquí significa nutrir, adiestrar y capacitar. Cuando un niño nace, puede ser que traiga consigo todas las facultades para tocar el piano, pero si no es adiestrado, nunca tocará bien. El adiestramiento es necesario para que los seres humanos desarrollen sus habilidades. De la misma manera, el creyente es regenerado con la vida divina, eterna e indestructible. Pero, para que esta vida edifique el Cuerpo de Cristo, se necesita cierto adiestramiento con respecto a predicar el evangelio, nutrir a otros, enseñar la verdad, hablar por Dios y edificar el Cuerpo de Cristo. ¿Ha sido usted adiestrado? Todos necesitamos que los miembros dotados nos adiestren, de modo que edifiquemos el Cuerpo de Cristo.

E. El funcionamiento de los santos perfeccionados

Todos los santos son necesarios para edificar al Cuerpo de Cristo. Aunque hay algunos especialmente dotados en el Cuerpo, ellos no edifican el Cuerpo directamente. Ellos sólo pueden edificar el Cuerpo indirectamente al perfeccionar a los santos. Por lo tanto, los santos perfeccionados deben funcionar conforme a la medida en que han sido perfeccionados para edificar el Cuerpo de Cristo. ¿Sabe usted cómo orar? Si sabe, debe orar para edificar el Cuerpo. ¿Sabe usted predicar el evangelio? Si no sabe, necesita ser adiestrado, porque todos nosotros debemos predicar el evangelio. Pero si usted sabe cómo predicar el evangelio, entonces debe ejercer su función y predicarlo. Lo que no sepa, debe aprenderlo. Pero en todo lo que sepa, debe ejercer su función según le corresponde. Es por medio de su función que el Cuerpo será edificado.

Si usted quiere que el Cuerpo sea edificado, debe perfeccionar a otros en aquello en que usted ha sido perfeccionado. Por ejemplo, si usted ha sido adiestrado en la predicación del evangelio, puede a su vez adiestrar a los más jóvenes a predicar. Entonces usted se convertirá en un pequeño maestro que pastorea, es decir, un pequeño don para el Cuerpo. Si usted ha sido adiestrado en orar-leer, ciertamente puede adiestrar a un nuevo creyente en esta práctica; así, usted se convertirá en un pequeño maestro que pastorea. Si usted ha aprendido a componer una profecía durante la semana y a profetizar en la reunión del día del Señor, entonces podrá ayudar a alguien que sea tímido mostrándole cómo usted ora, lee, recibe la luz y redacta una profecía y profetiza en la reunión. Aquellos que usted ha ayudado vendrán a ser los miembros perfeccionados y ejercitarán su función para edificar el Cuerpo de Cristo. Cuanto más sean perfeccionados los santos y cuanto más ejerzan su función, más se edificará el Cuerpo de Cristo. Si usted ejerce su función y perfecciona a otros con miras a edificar el Cuerpo de Cristo, entonces usted será un pequeño apóstol, profeta, evangelista, pastor y maestro. Así, al crecer en vida, tanto espiritual como físicamente, llegará a ser un apóstol, profeta, evangelista, pastor y maestro en plena madurez.

En resumen, los resultados, o frutos, que la vida divina produce, son el fruto de las virtudes, el fruto de las personas salvas y la edificación del Cuerpo de Cristo en unidad.

Preguntas

  1. Mencione cuál es el segundo resultado producido por la vida de Dios. Busque algunos versículos de la Biblia que revelen esto. ¿Corresponde esto a su experiencia actual?
  2. Usando un versículo de la Biblia, explique qué es la iglesia.
  3. ¿Cuál es una de las cosas que Dios más aborrece, la cual debemos poner bajo nuestros pies?
  4. Dé un resumen de las cinco maneras de edificar el Cuerpo de Cristo.
  5. ¿Ha experimentado o practicado alguna de las anteriores? Si no lo ha hecho, ¿sabe por qué? Si lo ha hecho, ¿puede describirnos sus experiencias?

Citas tomadas de las publicaciones de Lee y del LSM

El Cuerpo de Cristo, págs. 17-20.