Watchman Nee Libro Book cap.14 Libro de lecciones nivel 3: Los dos espíritus
LA DIFERENCIA ENTRE EL ESPÍRITU Y EL ALMA
Lección catorce
LA DIFERENCIA ENTRE EL ESPÍRITU Y EL ALMA
Lectura bíblica
1 Co. 2:14-15; 1 Ts. 5:23; Gn. 2:7; Pr. 20:27; He. 4:12; 2 Co. 7:1; Ef. 2:1, 5; He. 9:14; 2 Ti. 4:22; Gá. 2:20
Bosquejo
- El alma es diferente del espíritu
- El espíritu, el alma y el cuerpo
- Las coyunturas y los tuétanos
- La tricotomía y la dicotomía
- Las partes del hombre
- En la creación
- Después de la caída
- En la salvación
- El espíritu es nuestra nueva persona
Texto
[Dios creó nuestro espíritu para que fuera el órgano con el cual lo recibimos a El. No debemos confundir nuestro espíritu con ningún otro órgano. Suponga que un doctor piensa que el estómago, el corazón, el hígado y los riñones tienen la misma función. ¡Qué clase de doctor sería éste!]
[Si deseamos crecer en vida, debemos saber que el espíritu y el alma son dos entidades diferentes; debemos ser capaces de discernir el espíritu y el alma; y qué es espiritual y qué es anímico. Si podemos distinguir el espíritu y el alma, podremos negar el alma, ser liberados de ella y vivir por el espíritu delante de Dios.]
I. EL ALMA ES DIFERENTE DEL ESPÍRITU
[Si hemos de conocer nuestro espíritu humano, debemos conocer la diferencia entre el espíritu y el alma. El pasaje más importante que muestra esta diferencia es 1 Corintios 2:14-15, que dice: “Pero el hombre anímico no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son necedad, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. En cambio el hombre espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie”.
El versículo 14 dice claramente que el hombre anímico no acepta las cosas que son del Espíritu de Dios; no es capaz de conocerlas. Por ende, es imposible que el hombre anímico conozca a Dios. Pero el versículo declara que el espíritu, el espíritu humano, si lo conoce. El hombre anímico no puede conocer a Dios, pero el hombre espiritual tiene la capacidad de conocerlo. Estos dos versículos muestran la diferencia entre el alma y el espíritu. Si usted es un hombre dirigido por el alma, no tiene la capacidad de conocer a Dios; pero si es un hombre asiduo al espíritu, ciertamente conoce las cosas de Dios. Sin embargo, muchos cristianos hoy insisten en que el espíritu y el alma son términos sinónimos. Pero 1 Corintios 2:14-15 indica que no podemos conocer a Dios por medio del alma, pero con el espíritu somos plenamente capaces de conocerlo.]
A. El espíritu, el alma y el cuerpo
[En segundo lugar, veremos 1 Tesalonicenses 5:23. Debemos abrir nuestro ser a la Palabra y leerla. No escuche ninguna opinión humana, ninguna palabra del hombre. Vuélvase a la Palabra de Dios, y léala: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y vuestro espíritu y vuestra alma y vuestro cuerpo, sean guardados perfectos e irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Este versículo dice claramente que tenemos tres partes; el espíritu, el alma y el cuerpo. Dos conjunciones conectan tres entidades. No existe ninguna base bíblica para decir que el espíritu es lo mismo que el alma.]
[En Génesis 2:7: “Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Aun en este versículo vemos claramente que el hombre está formado de tres partes. Primero, Dios utilizó el polvo de la tierra para formar el cuerpo físico del hombre. Luego, con Su aliento formó el espíritu del hombre. El aliento de vida entró en el hombre y se formó su espíritu. El espíritu del hombre se menciona también en Proverbios 20:27. En hebreo, “espíritu” y “aliento” son la misma palabra. Esto indica que el aliento infundido en el hombre formó su espíritu humano. Cuando estas dos partes, el cuerpo y el espíritu, se unieron, originaron la tercera parte, el alma viviente.]
B. Las coyunturas y los tuétanos
[Hebreos 4:12 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. La palabra divide el espíritu y alma, así como una espada divide el tuétano y la coyuntura, o sea, los huesos. El tuétano no es lo mismo que los huesos. El tuétano se halla dentro de los huesos, de las coyunturas. Bajo este mismo principio, el espíritu se encuentra dentro del alma. Es fácil ver los huesos, pero no es tan fácil llegar al tuétano. Para esto, se tiene que romper el hueso. De manera similar, el espíritu está cubierto por el alma, pero es completamente diferente de ésta.]
C. La tricotomía y la dicotomía
[Las Escrituras enseñan que el hombre es tripartito (1 Ts. 5:23). Sin embargo, han surgido dos líneas teológicas con respecto a este asunto. Una de ellas cree, como enseña la Biblia, que el hombre es una tricotomía; es decir, que está compuesto de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. La otra línea de pensamiento sostiene que el hombre es una dicotomía; esto es, que tiene una parte externa: el cuerpo, y una interna: el espíritu o alma. Según esta última, el espíritu, el alma y el corazón son considerados sinónimos.] Debemos abandonar la enseñanza humana de la dicotomía y volver a la Palabra pura de Dios.
Veamos ahora las partes del hombre y su condición en el momento de la creación, después de la caída y en la salvación. Esto nos ayudará a entender la posición de nuestra alma en relación con nuestro espíritu.
II. LAS PARTES DEL HOMBRE
A. En la creación
[El hombre fue creado un alma viviente que tenía dos órganos: el cuerpo, su órgano externo y el espíritu, su órgano interno. El cuerpo del hombre, el órgano exterior, fue creado para tener contacto con el mundo físico. El espíritu, el órgano interior, tiene contacto con el mundo espiritual. Nuestro cuerpo físico fue formado del polvo, pero nuestro espíritu fue creado por el aliento de vida; por ende, no es físico, sino espiritual. La vida humana no se encuentra en el cuerpo ni en el espíritu, sino en el alma, pues el alma es la persona misma. Por consiguiente, según fue creado, el hombre era un alma viviente, un ser humano, que tenía dos órganos: el cuerpo y el espíritu.]
B. Después de la caída
[Poco después de que Dios creó al hombre, éste cayó. Cuando el hombre comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal, Satanás entró en el cuerpo del hombre a través del fruto de aquel árbol (Gn. 3:6), pues como sabemos, el fruto entró en el cuerpo del hombre.] [Cuando Satanás entró en el cuerpo del hombre, lo utilizó como base de operaciones para apoderarse también de su alma. El hombre, como ser humano o alma, cayó bajo la influencia y el control de la carne. Por consecuencia, el alma fue dañada y se convirtió en el yo. Cuando el cuerpo del hombre se convirtió en la carne, ésta lo dañó, lo afectó y lo hizo cautivo del alma. Por tanto, el alma se convirtió en el yo. En el capítulo dos] del libro The Parts of Man {Las partes del hombre} vimos que Lucas 9:25 y Mateo 16:26 demuestran que el alma de los seres humanos caídos es el yo.]
[Ahora veamos en qué condición quedó el espíritu del hombre como resultado de la caída. Aunque la Biblia muestra claramente que Satanás se infiltró en el cuerpo del hombre y lo usó como base para mezclarse con el alma, las Escrituras no dan ningún indicio de que Satanás haya entrado al espíritu del hombre. Esto es muy interesante. No existe ningún versículo que muestre que Satanás tenga control alguno del espíritu del hombre. Pareciera que Dios trazó una línea divisoria que le marcó un alto a Satanás. El tiene acceso al cuerpo y al alma del hombre, pero no a su espíritu.]
[Hay un solo versículo en la Escritura que dice que el espíritu del hombre fue contaminado. En 2 Corintios 7:1 se habla de la contaminación de carne y espíritu. Efesios 2:1 y Colosenses 2:13 declaran que estábamos muertos en delitos y pecados. Esto no significa que nuestro cuerpo y nuestra alma estuvieran muertos, ¡pues el hecho demuestra que nuestro cuerpo sigue vivo y nuestra alma está excesivamente activa! Por lo tanto, eso debe significar que estábamos muertos en nuestro espíritu. El espíritu del hombre caído fue contaminado y cayó en una condición de muerte, pero nunca fue capturado por Satanás.]
C. En la salvación
[Cuando recibimos al Señor Jesús como nuestro Salvador personal, creímos en El como Aquel que murió por nuestros pecados, y de esta manera, obtuvimos el perdón. En ese momento fuimos justificados y reconciliados con Dios por medio de Su muerte (Ro. 5:10). Ser reconciliados significa que todos los problemas entre nosotros y Dios quedan resueltos. Más aún, nosotros los que estábamos en una condición de muerte en nuestro espíritu fuimos avivados y vivificados en el espíritu (Ef. 2:5). Por medio de la sangre redentora de Cristo, la conciencia de nuestro espíritu y de nuestro corazón fue limpiada (He. 9:14; 10:22). Toda inmundicia fue purificada. Pero aconteció algo aún más maravilloso: ¡Cristo, el Señor Espíritu, entró en nuestro espíritu como vida y vivificó nuestro espíritu! Cuando El entró en nuestro espíritu, recibimos otra vida, la vida de Dios, y fuimos regenerados (Jn. 3:6). Cristo, como el Espíritu vivificante y todo-inclusivo (1 Co. 15:45), está ahora en nuestro espíritu (2 Ti. 4:22), no en nuestra alma.]
III. EL ESPÍRITU ES NUESTRA NUEVA PERSONA
[Con frecuencia, los creyentes no entendemos claramente este asunto debido a la poca revelación que hemos recibido. Por ejemplo, muchas veces decimos que vivimos por el espíritu. Pero si el espíritu sigue siendo un órgano y no un hombre con vida, ¿cómo podemos vivir por este órgano? Cuando decimos que vivimos por nuestro espíritu, debemos entender que esto significa que ahora nuestro espíritu es un ser con vida. Nuestro espíritu tiene vida, y esta vida es Cristo mismo. Por eso Gálatas 2:20 dice: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Este versículo no dice: “Mi vida cesó, y la vida de Cristo vive en mí”; no se refiere a una vida, sino a una persona. Esta persona anteriormente era el “yo”, pero ahora es Cristo, la nueva persona que vive en mí. En mi alma yo era la persona que vivía, pero ahora, en mi espíritu, la nueva persona es Cristo.
Ahora Cristo mora en nuestro espíritu, pero todavía tenemos dos órganos: el cuerpo y el alma. Anteriormente los dos órganos eran el cuerpo y el espíritu; mas ahora el segundo órgano ya no es el espíritu, sino el alma. Nuestra personalidad era nuestra alma, y nuestro espíritu era simplemente un órgano. Pero ahora nuestro espíritu ha llegado a ser nuestra personalidad, y nuestra alma pasó a ser un órgano. Es por eso que podemos vivir y andar por nuestro espíritu. Nuestro espíritu ya no es un simple órgano de nuestro ser, sino que en él ahora tenemos la vida, que es Cristo mismo. Cristo, quien es la vida de nuestro espíritu, hace de él un nuevo ser con una nueva personalidad. Este nuevo ser es llamado “el hombre interior”. Este hombre interior necesita ser fortalecido, lleno de poder. ¡Todos debemos ver esto! ¡Es crucial! Fui un cristiano por más de cuarenta años antes de descubrir esta verdad. Hace aproximadamente diez años que empecé a ver que antes de ser salvos, nuestro espíritu humano era un simple órgano, pero que ahora es un hombre. Un día el Señor me mostró esto y me dijo: “Mira, ahora tu personalidad no reside en tu alma, sino en tu espíritu. La personalidad de tu alma ha sido crucificada, ha muerto”. Cuando decimos que nuestra alma ha sido crucificada y que debemos negarla, no queremos decir que las funciones del órgano del alma hayan sido crucificadas, o que deben ser negadas. Las funciones del alma todavía están presentes, pues hoy el alma es un simple órgano. Lo que fue crucificado es nuestro ser, nuestra personalidad. Por lo tanto, ahora tenemos un nuevo ser, una nueva personalidad, en nuestro espíritu. Esta nueva personalidad es Cristo mismo. Puesto que la vida divina está en nuestro espíritu, nuestro espíritu es el nuevo hombre, el hombre interior. ¡Cuán maravilloso es esto! Podemos vivir y andar por el nuevo hombre. Si entendemos esta verdad, experimentaremos un gran cambio.]
RESUMEN
El espíritu y el alma son dos entidades diferente; el espíritu se encuentra dentro del alma. En la creación, el hombre llegó a ser un alma con dos órganos: el cuerpo y el espíritu. Después de la caída, el cuerpo del hombre se convirtió en la carne, su alma vino a ser el yo, y su espíritu quedó en una condición de muerte. En la salvación, el Señor entró en nuestro espíritu y lo vivificó. En ese entonces nuestra alma era nuestra personalidad, y nuestro espíritu era simplemente un órgano. Pero ahora, nuestro espíritu es nuestra personalidad, y nuestra alma pasó a ser un órgano. Esta nueva personalidad, que está en nuestro espíritu, es Cristo mismo, la vida divina.
Preguntas
- ¿Cuál es el pasaje bíblico más importante que muestra la diferencia entre el espíritu y el alma?
- Explique cómo podemos ver las tres partes del hombre en Génesis 2:7.
- Defina las enseñanzas de la tricotomía y la dicotomía. ¿Cuál de ellas enseña la Biblia?
- Describa las partes del hombre en la creación, después de la caída, y en la salvación.
- Explique brevemente qué significa el hecho de que el espíritu regenerado sea nuestra nueva persona.
Citas tomadas de las publicaciones de Lee y LSM
- The Mending Ministry of John [El ministerio de Juan, un ministerio que restaura], pág. 85.
- El conocimiento de la vida, pág. 81.
- Nuestro espíritu humano, págs. 57-58.
- The Mending Ministry of John, pág. 84.
- Nuestro espíritu humano, pág. 59.
- The Completing Ministry of Paul [El ministerio de Pablo, un ministerio que completa la revelación divina], pág. 67.
- The Parts of Man [Las partes del hombre], págs. 38-43.
- The Spirit and the Body [El Espíritu y el Cuerpo], págs. 95-96.