Watchman Nee El bautismo

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EL BAUTISMO

EL BAUTISMO

Lectura bíblica: Mr. 16:16; Hch. 2:38; 22:16; 1 P. 3:20-21; Ro. 6:3-4; Col. 2:12

El bautismo es un tema muy destacado en la Biblia. Hay dos aspectos del bautismo que debemos entender claramente. Primero, antes de ser bautizados, necesitamos saber lo que el bautismo puede hacer por nosotros. En segundo lugar, después de ser bautizados, necesitamos mirar retrospectivamente y preguntarnos qué importancia tiene el bautismo. En el primer caso, el bautisterio y el agua están delante de nosotros. Cuando vamos a ser bautizados debemos preguntarnos: ¿Qué puede hacer el bautismo por mí? Después de ser bautizados, tenemos que preguntarnos qué significa el bautismo. La primera observación se hace mirando hacia el futuro, y la segunda mirando retrospectivamente. Aquélla tiene que ver con lo que uno sabe antes de ser bautizado, y ésta con el entendimiento que uno tiene después de ser bautizado.

I. LO QUE EL BAUTISMO HACE POR UNA PERSONA

“El que crea y sea bautizado, será salvo; mas el que no crea, será condenado” (Mr. 16:16). Este versículo nos muestra lo que el bautismo hace por una persona.

A. El bautismo salva del mundo al hombre

“El que crea y sea bautizado, será salvo”. Me parece que todos los protestantes temen un poco a este versículo y, por ende, no se atreven a leerlo. Siempre que lo leen, lo cambian por: “El que crea y sea salvo, será bautizado”. Pero eso no es lo que dice la Palabra del Señor. A fin de evitar el error del catolicismo, los protestantes deliberadamente dan rodeos a la Palabra de Dios. Sin embargo, al tratar de evadir el error del catolicismo, caen en otro error. La Palabra del Señor es clara: “El que crea y sea bautizado, será salvo”. El hombre no tiene autoridad para cambiarlo por: “El que crea y sea salvo será bautizado”.

1. Ser salvo es ser libertado del mundo

Prestemos atención a lo que significa la salvación en la Biblia. ¿De qué es salva una persona? Según la Biblia, el hombre es salvo del mundo, no del infierno. Lo contrario a la vida eterna es la perdición, pero la Biblia no considera la salvación como lo contrario a la perdición. La Biblia nos muestra que la salvación es nuestra liberación del mundo. Mientras una persona está en el mundo, ya está perdida.

Examinemos la condición del hombre delante de Dios. Hoy día el hombre no tiene que hacer nada para perecer. Yo no pereceré porque haya matado a alguien, ni seré salvo de la perdición porque no haya matado a alguien. El hecho es que todo el mundo está perdido. Dios nos sacó de entre los que perecen y nos salvó. El mundo está perdido corporativamente, pero Dios salva hombres individualmente, uno por uno. Dios no coge todos los peces y después separa a los buenos de los malos, asignando unos a la salvación y otros a la perdición. Todos los peces del mar ya están perdidos. Los que Dios pesca son salvos; el resto permanece en el mar.

Así que, la salvación y la perdición no tienen nada que ver con si uno ha creído ni con lo buena que sea su conducta, pero sí con la posición, es decir, el lugar donde uno se encuentre. Si está en el barco, es salvo. Si todavía permanece en el mar, está perdido. Tal vez usted no haya hecho nada, pero en tanto que esté en el mundo, eso basta para que perezca. No importa si usted es bueno o malo, si es un caballero o un villano. Tampoco es un asunto de vivir por su conciencia o no. Mientras esté en el mundo, usted está terminado. Si no ha salido de allí, está condenado ante Dios.

2. La salvación es un asunto de posición

Debido a que Adán pecó y llegó a ser un pecador, todos los hombres vinieron a ser pecadores. El hombre no necesita pecar para ser pecador. Todos se convirtieron en pecadores por el pecado de un hombre. En la actualidad, Dios nos salvó de entre muchos hombres. Si usted está en el lado del mundo, no importa qué clase de persona sea, usted se opone a Dios y es enemigo de El. Su posición es incorrecta; es una posición en la que perece y está en camino a la perdición. Si usted todavía está en el mundo, está perdido.

La palabra salvación ha sido usada liberalmente entre nosotros y con mucha confusión. Existe una diferencia entre ser salvo y obtener la vida eterna. Obtener la vida eterna es un asunto personal, pero la salvación no consiste sólo en recibir la vida eterna a nivel personal, sino que también implica salir de una entidad corporativa que está errada. Hermanos y hermanas, ¿entienden claramente esta diferencia? Recibir la vida eterna es un asunto personal. Pero la salvación no es únicamente un asunto personal, pues tiene que ver con la entidad colectiva a la que pertenecíamos anteriormente.

Ser salvo significa salir de una entidad y entrar en otra. Recibir la vida eterna denota aquello a lo que hemos entrado; no aquello de donde hemos salido. La salvación incluye la salida y la entrada. Así que, la esfera de la salvación es más amplia que la de recibir la vida eterna. Ser salvo incluye ser librado del mundo, es decir, salir del mundo.

3. Cuatro hechos principales delante de Dios con respecto al mundo

La Biblia nos muestra cuatro hechos principales con respecto al mundo: (1) a los ojos de Dios, el mundo está condenado; (2) el mundo yace en el maligno; (3) el mundo crucificó al Señor Jesús, y (4) el mundo está en enemistad con Dios; es enemigo de Dios. Estos son los cuatro hechos principales delante de Dios con respecto al mundo. Si una persona permanece en el mundo, ya está condenada y perecerá, sin importar cuál sea su conducta.

Recuerde que la salvación del hombre no se relaciona con su conducta. El hombre está mal debido a que su posición está errada. Sabemos que no es fácil ser liberados del mundo. ¿Cómo puedo salir del mundo si aún me atrae? Cuando me doy cuenta de que el mundo está en una posición equivocada con respecto a Dios, tengo que abandonarlo, no importa cuán atractivo me parezca. Así, la salvación no se relaciona simplemente con nuestra conducta. La entidad colectiva a la que pertenecemos está equivocada; necesitamos ser salvos de nuestra relación con el mundo y de nuestra posición en él.

Cuando los judíos trataron de deshacerse del Señor Jesús, clamaron: “¡Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos!” (Mt. 27:25). Aunque nosotros no matamos al Señor Jesús, nuestros antepasados sí lo hicieron. Aunque nosotros no cometimos el acto, lo hizo la entidad colectiva a la que pertenecemos. El cuerpo colectivo al que pertenecemos es enemigo de Dios y está condenado a perecer. Es otro asunto si uno está bien o mal individualmente. Espero puedan ver que no solamente somos pecadores individualmente y que necesitamos ser salvos personalmente, sino que también pertenecemos a una colectividad que está mal. El mundo al cual pertenecemos es enemigo de Dios. El mundo en el cual estamos está condenado por Dios. Necesitamos ser librados de nuestra relación con él y nuestra posición en él.

4. Ser salvo es salir del mundo

¿Qué es la salvación? La salvación es la salida de cierta entidad colectiva; es una liberación de cierta posición y de ciertas relaciones. En otras palabras, significa salir del mundo. La mayoría de las personas presta mucha atención a su salvación personal, pero ahora, la pregunta que tenemos ante nosotros es: ¿de qué son salvas? La salvación que se recalca en la Biblia se refiere a ser salvo del mundo, no del infierno. El mundo en su totalidad está condenado por Dios.

No hay duda de que el que cree tiene vida eterna. Hemos predicado esto por muchos años. Una vez que una persona cree en el Señor Jesús, tiene vida eterna y es salva para siempre. Todos sus problemas son resueltos. Pero recuerden que si una persona cree pero no es bautizada, todavía no es salva. De hecho, tal vez usted ya creyó y tiene vida eterna, pero a los ojos del mundo, ¿es usted salvo? Si usted no ha sido bautizado, no es salvo, ya que nadie sabe que usted es diferente. Usted debe ser bautizado, declarando que ha puesto fin a su relación con el mundo. Solamente entonces será salvo.

5. Creer es el aspecto positivo, y ser bautizado es el aspecto negativo

Entonces, ¿qué es el bautismo? El bautismo es una liberación. Creer es el aspecto positivo, y el bautismo es el aspecto negativo. El bautismo lo saca de una colectividad. Muchas personas del mundo pueden decir que usted es uno de ellos. Pero en el momento en que usted es bautizado, verán que usted ha llegado a su fin. Aquel a quien ellos conocieron por años, ahora es salvo y bautizado. Su amistad con ellos ha terminado. Usted está en la tumba, pues llegó al final de su camino. Usted ya sabe que tiene vida eterna, y ahora que es bautizado, es salvo. De ahora en adelante, todos saben que usted está en el Señor y que le pertenece.

“El que crea y sea bautizado, será salvo”. Esto es cierto porque cuando una persona cree y es bautizada, todos se enteran de su posición. Si uno no cree, no tiene una realidad interior, y lo que haga no tiene sentido, pues es un simple acto exterior. Pero al creer hay una realidad interior, y si uno da el siguiente paso, el bautismo, se separa del mundo y su relación con éste llega a su fin. El bautismo es una separación; nos separa de otros.

“El que crea y sea bautizado, será salvo”. Lo que dijo el Señor Jesús es muy claro. Añade: “El que no crea, será condenado”. La incredulidad por sí sola es suficiente para que la persona sea condenada. En tanto que una persona pertenezca a esa entidad colectiva, su incredulidad es suficiente para condenarla. Pero si uno ya creyó, de todos modos necesita ser bautizado. Si no es bautizado, no ha hecho público su éxodo.

6. Algo asombroso en el mundo

Es asombrosa la actitud que el judaísmo, el hinduismo y el islamismo tienen hoy en día con respecto al bautismo.

Un judío que abrace la fe cristiana en secreto, no será perseguido. Muchos judíos creen en el relato histórico acerca del Señor Jesús. El mayor obstáculo que tienen no es creer en El, sino ser bautizados. Una vez que son bautizados, son echados del judaísmo. Algunas hermanas, después de haber sido bautizadas, fueron envenenadas por sus prometidos. Tales cosas suceden aun en comunidades civilizadas como Londres y Nueva York. No hay problema si una persona cree en su corazón, pero una vez que es bautizada, la perseguirán.

En la India nadie le hará daño a un creyente mientras éste no sea bautizado. Pero una vez que es bautizado, lo expulsan de la comunidad. Para ellos está bien creer en el Señor, pero no ser bautizado.

La reacción de los musulmanes es más violenta. Algunos han dicho que es difícil que un musulmán que haya creído [en el Señor Jesús] permanezca vivo. Tan pronto cree, le dan muerte. El Dr. Swema fue la primera persona que tuvo éxito al trabajar entre los musulmanes. El dijo: “Mi obra nunca crecerá, porque una vez que una persona cree en el Señor, inmediatamente tiene que ser enviada lejos. De no ser así, le matarían a los dos o tres días de ser bautizada”. Esta costumbre prevalece aún hoy entre los musulmanes.

El bautismo es una declaración pública de que uno ha salido. “El que crea y sea bautizado, será salvo”. No pensemos que la salvación se refiere a la salvación personal del espíritu. En la Biblia, la salvación significa ser liberados del mundo, no ser liberados del infierno.

B. El bautismo se relaciona con el perdón de pecados

El día de Pentecostés los apóstoles dijeron a los judíos: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados” (Hch. 2:38). A los protestantes se les hace difícil aceptar este versículo. Pero este versículo es enunciado claramente por los apóstoles. “Bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados”. Es extraño que el énfasis dado por el apóstol no sea la fe, sino el bautismo.

El punto central del mensaje de Pedro en Hechos 2, ¿tenía como fin persuadir a los hombres a creer? No. ¿Significa esto que la predicación de Pedro era inferior a la nuestra? La Biblia nos dice que lo más crucial de la salvación es la fe. ¿Cómo pudo Pedro haber dejado esto fuera? Quizás pudo excluir otras doctrinas en su mensaje, pero ¿cómo pudo olvidarse de hablar acerca de la fe? Sin embargo, no dijo nada de la fe. Habló del bautismo, y el corazón de los que escuchaban fue compungido por el Espíritu Santo. ¿Qué diremos de nosotros? Decimos que la fe sola es suficiente. Pensamos que éste es el cristianismo ortodoxo. Sin embargo, Pedro dijo: “Bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo”.

Pedro habló sólo acerca del bautismo porque quienes lo escuchaban eran los que habían dado muerte al Señor Jesús. Cincuenta días antes, ellos clamaban: “¡Fuera con éste!” Ellos eran las mismas personas que gritaban en Jerusalén. Ahora debían separarse del resto de los judíos. Esta es la razón por la cual no era necesario hablarles acerca de creer. Ellos solamente necesitaban ser bautizados. Con eso bastaba para que salieran. Tan pronto como fueran bautizados, su relación con esa entidad corporativa terminaría. Al ser bautizados, saldrían de esa entidad colectiva, y sus pecados serían lavados. Ya no serían parte de ella; estarían fuera de ella. Por eso Pedro dijo: “Bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados”. El acto del bautismo los sacó, y todos los problemas fueron resueltos.

Usted necesita darse cuenta de que originalmente estaba en el mundo y era enemigo de Dios. Ya que ha salido de allí, usted es salvo. Necesita confesar delante de Dios y delante de los hombres que ya salió del mundo y que no tiene nada que ver con esa colectividad. Usted ya le puso fin a eso. “Bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”. Esta fue la enseñanza principal dada el día de Pentecostés. En este respecto, su mente debe ser dirigida por la Palabra de Dios y no por la teología protestante.

 

C. El bautismo nos lava de los pecados

Examinemos el caso de Pablo. Ananías vino a Pablo y le dijo: “Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando Su nombre” (Hch. 22:16).

Pablo fue el principal y más grande maestro, profeta y apóstol del cristianismo. ¿Hubo acaso un pequeño error en su experiencia? Algunas veces predicamos las doctrinas correctas, pero tenemos la experiencia equivocada. ¿Qué sucede cuando damos nuestro testimonio? ¿Qué sucedería si otros hicieran lo mismo que nosotros? El testimonio de un maestro es muy crítico porque puede desviar a otros. ¿Es posible que la experiencia del principal maestro del cristianismo estuviera equivocada?

“Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando Su nombre”. Presten atención a este versículo. Dice que el bautismo puede lavar los pecados de uno. Los católicos citan este versículo y lo consideran un asunto personal delante de Dios. El error del catolicismo yace en decir: “Si usted es bautizado, sus pecados serán lavados”. Dicen que el bautismo en el lecho de muerte puede lavar los pecados. No se dan cuenta de que la importancia de este asunto no se relaciona con Dios sino con el mundo.

Antes Pablo estaba en el mundo. Después de haber creído en el Señor Jesús y de haberlo visto, necesitaba levantarse y ser bautizado. En el momento en que fue bautizado, sus pecados fueron lavados. En el momento en que se separó de su relación con el mundo, sus pecados se esfumaron. Si usted es un cristiano secretamente y no es bautizado, es posible que el mundo lo siga considerando uno de ellos. Usted puede decir que es salvo, pero el mundo todavía no reconoce esto. Puede decir que creyó en el Señor Jesús, pero ellos dirán que no han visto nada. Una vez que usted entre en el agua, ellos verán algo; sabrán que usted creyó en Jesús. Si no es así, ¿por qué sería una persona tan necia como para entrar en el agua? En el momento en que uno es bautizado, es libertado del mundo. El bautismo en agua pone fin a nuestra relación con el mundo.

Si una persona cree en su corazón pero no tiene ninguna señal externa, el mundo la considerará de los suyos. Por ejemplo, en Kuling, Fukien, hay una fuerte tradición idólatra cada otoño; a todos se les exige que donen dinero. Si una persona solamente dice que creyó en el Señor, los demás no le creerán. Pero en el momento en que es bautizado, saben que ya no es uno de ellos. Así que el bautismo es la mejor manera de ser libertados del mundo. Si quiere ser libertado del mundo, tiene que ser bautizado. Debe decirle al mundo: “Mi relación contigo ha terminado”. Al hacer esto, sale del mundo.

El bautismo es un testimonio público, y nosotros no debemos temer que otros sean testigos de ello. Los incrédulos también pueden estar presentes durante nuestro bautismo. Recientemente, cuando bautizamos a algunas personas en Foochow, un hermano dijo: “No nos gusta llevar a cabo la reunión del bautismo en una manera tan desordenada. Hubo demasiados espectadores”. Si éste fuera el caso, Juan el Bautista tendría que haber aprendido de este hermano, ya que los bautismos de Juan no eran muy ordenados. Aun los bautismos de aquellas tres mil personas el día de Pentecostés no fueron muy organizados. Lo importante no es si una reunión es ordenada o no. Si bien es cierto que no es bueno ser desordenado, todos los hermanos y hermanas deben saber lo que estamos haciendo. Cuando bautizamos a alguien, debemos permitir que todo el mundo sea testigo de lo que estamos haciendo.

D. El bautismo conduce a la salvación por medio del agua

La Escritura es coherente en cuanto a sus principios. En 1 Pedro 3:20 dice: “En los días de Noé … algunos, es decir, ocho almas, fueron llevadas a salvo por agua”. De nuevo, este versículo nos muestra que el bautismo conduce a la salvación. El Señor Jesús dijo: “El que crea y sea bautizado será salvo”. En el día de Pentecostés, Pedro dijo: “Bautícese cada uno de vosotros … para perdón de vuestros pecados”. La acción de Pablo nos muestra que cuando una persona es bautizada, es lavada de sus pecados. Estos no son solamente perdonados, sino lavados. Esto se debe a que cuando ponemos fin a nuestra relación con el mundo, somos lavados de nuestros pecados. Lo dicho en 1 Pedro también nos muestra que somos salvos por agua. Así que, el bautismo conduce a la salvación por medio del agua.

Aquellos que no pasan la prueba del agua no son salvos. Una persona que no puede pasar por el agua, se ahoga. En los días de Noé, todos fueron bautizados, pero solamente ocho almas sobrevivieron. Todos fueron bautizados y sumergidos en el agua, pero solamente ocho almas emergieron de ella. En otras palabras, el agua llegó a ser agua de muerte para algunos, pero para otros fue agua de salvación. Unos entran en el agua y allí se quedan, pero nosotros pasamos por el agua y salimos de ella. Hay algo positivo en lo que dijo Pedro. Cuando el diluvio vino, todos se ahogaron. Unicamente las ocho almas que estaban en el arca, a quienes el agua no pudo vencer, emergieron del diluvio. Mientras el resto perecía, estas ocho almas fueron salvas. Hoy día todo el mundo está bajo la ira de Dios. Ser bautizado significa pasar por la ira de Dios. Pero no sólo ha entrado en ella, sino que ha salido de ella. Al emerger, se muestra que uno ha salido. Esto es el bautismo.

El bautismo, por un lado, significa entrar en el agua, y por otro, equivale a salir de ella. El bautismo significa pasar por el agua y salir de ella. Usted debe hacer énfasis en el aspecto de “salir”. Todos entraron en el agua, pero solamente ocho almas salieron de ella. Hoy día somos salvos por medio del bautismo. ¿Qué significa esto? Cuando fui bautizado, no entré en el agua y me quedé en ella, sino que entré en el agua y salí. Si usted no ha creído en el Señor Jesús, su bautismo no será una salida. Al entrar en el agua y salir de ella, doy a entender que soy diferente de usted. Puedo salir del mundo por medio del agua. Doy testimonio a los demás de que soy diferente al mundo.

E. El bautismo nos libra del mundo

Los cuatro pasajes de la Escritura mencionados anteriormente, nos muestran claramente lo que es el bautismo. Una vez que somos bautizados, somos libertados del mundo. No necesitamos años para ser liberados del mundo. Lo primero que un creyente nuevo debe hacer es ser bautizado. Usted debe ver la posición que el mundo tiene delante de Dios. Debe renunciar a su antigua posición en el mundo. En esto consiste la salvación. Debe despojarse totalmente del mundo. Desde ahora en adelante, usted ya no es parte del mundo; está al otro lado.

Una vez que creemos en el Señor, debemos comprender que ya no somos parte del mundo. Nuestro bautismo es una señal de que fuimos libertados del mundo. Por medio del bautismo adoptamos un papel diferente. De aquí en adelante, permanecemos en el arca y somos personas diferentes. Podemos decir que no hacemos ciertas cosas debido a que creímos en Jesús; más aún, podemos decir que no las hacemos porque fuimos bautizados. Ya cruzamos el puente y estamos en el otro lado.

Hoy día debemos recobrar el lugar que el bautismo tiene delante de Dios. ¿Cuál es el significado del bautismo? Significa salir del mundo. Es un paso que damos para ser librados del mundo. Nuestro bautismo es una declaración de que estamos fuera. Es como las palabras de un himno que dicen: “Luego la sepultura, y los que nos amaban lloraban, al saber que la vida había terminado (Hymns [Himnario en inglés] #628). Nuestros seres queridos ahora saben que llegamos a nuestro fin y al final de nuestro camino. Estamos terminados. Unicamente este bautismo es efectivo. Si no tenemos esta comprensión, nuestro bautismo es superficial y carente de significado. Debemos comprender que fuimos libertados del viejo círculo y salimos de él. La vida eterna es algo que nuestro espíritu obtiene delante de Dios, pero la salvación constituye nuestra separación del mundo.

II. EL SIGNIFICADO DEL BAUTISMO

Todo el que ya ha sido bautizado necesita reexaminar el significado del bautismo. Aun si fue bautizado hace diez o veinte años, debe reflexionar al respecto. Siempre debemos recordar el versículo que dice: “¿O ignoráis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte?” (Ro. 6:3). Este versículo habla en forma retrospectiva y no se refiere a un evento futuro.

Los versículos que leímos en Marcos 16, Hechos 2, Hechos 22 y 1 Pedro 3 están dirigidos a quienes no han sido bautizados aún, mientras que los versículos de Romanos 6 y Colosenses 2 están dirigidos a los que ya fueron bautizados. Dios les dice: “¿No sabéis que cuando fuisteis bautizados, moristeis juntamente con Cristo, fuisteis sepultados y resucitasteis juntamente con El?”

En Romanos 6 se hace hincapié en la muerte y la sepultura, aunque también se menciona la resurrección. Colosenses 2 va más allá, pues da énfasis a la sepultura y la resurrección, y allí la resurrección es lo central. El énfasis de Romanos 6 es la muerte: “¿O ignoráis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte?”. Lo principal aquí es la muerte. Debemos morir juntamente con Cristo. Romanos 6 habla de morir y ser sepultados, mientras que Colosenses 2 habla de ser sepultados y resucitar.

El agua del bautismo tipifica la tumba. Ahora cuando una persona es sumergida en el agua, es como si estuviera siendo sepultada. Salir del agua equivale a salir de la tumba. Antes de ser sepultado, primero uno tiene que estar muerto. No se puede sepultar a una persona viva. Si una persona se levanta de nuevo después de ser sepultada, eso sin duda alguna es la resurrección. La primera parte de esta verdad se encuentra en Romanos, y la segunda en Colosenses.

A. Una gran noticia: estoy muerto

Cuando el Señor Jesús fue crucificado, nos llevó consigo a la cruz, y fuimos crucificados juntamente con El. A los ojos de Dios, ya se nos puso fin. ¿Qué piensa de usted mismo? Usted podrá decir: “¡Soy una persona insoportable!” Aquellos que no se conocen a sí mismos no comprenden cuán insoportables son. Una persona que conoce a Dios y que se conoce a sí misma, dirá: “Soy una persona insoportable”.

Cuando estábamos agobiados por el pecado, escuchamos acerca de la muerte del Señor Jesús. Este es el evangelio. Después vimos que no teníamos esperanza y que estábamos muertos. Esto también es el evangelio. Damos gracias a Dios porque éste es el evangelio. La muerte del Señor nos incluyó a todos nosotros. Estamos muertos en Cristo. ¡Esta es la noticia más grandiosa! Así como la muerte del Señor es una buena nueva, nuestra propia muerte también es una buena nueva. Así como la muerte del Señor es motivo de regocijo, también lo es nuestra muerte. ¿Cuál es el primer pensamiento que viene a nuestra mente cuando escuchamos que nuestro Señor murió? Debemos ser como José de Arimatea; debemos sepultarlo. Igualmente, cuando nos enteramos de que estamos muertos, lo primero que debemos hacer es sepultarnos a nosotros mismos, ya que la sepultura viene inmediatamente después de la muerte. La muerte no es el final. Ya estamos muertos en Cristo; por lo tanto, lo primero que debemos hacer es sepultarnos a nosotros mismos.

B. Muerto y resucitado

Hermanos, cuando entramos en el agua del bautismo, o cuando reflexionamos después de haber sido creyentes por años, debemos recordar que estamos muertos. Les permitimos a otros que nos sepulten porque hemos creído que estamos muertos. Si nuestro corazón aún late y todavía respiramos, no podemos ser sepultados. Para poder ser sepultados, tenemos que estar muertos.

Cuando el Señor Jesús fue crucificado, nosotros también fuimos crucificados con El. Permitimos que otros nos metan en el agua porque creemos que ya morimos. El Señor Jesús resucitó y puso el poder de Su resurrección en nosotros. Somos regenerados mediante este poder. El poder de resurrección opera en nosotros y nos resucita. Es por eso que salimos del agua. Ya no somos lo que éramos antes; ahora somos personas resucitadas. Siempre debemos recordar este hecho. Cuando entramos en el agua, creímos que morimos y que necesitábamos ser sepultados. Cuando salimos del agua, creímos que teníamos novedad de vida. Ahora estamos en el lado de la resurrección. La muerte ya pasó, y ahora nuestra experiencia es la resurrección.

C. Estoy en Cristo

Una vez vi un título en un periódico que decía: “Una persona, tres vidas”. El artículo hablaba acerca de una mujer encinta que había sido asesinada. Después de que murió la mujer, se supo que estaba encinta y que habría tenido gemelos. Por eso el encabezado decía: “Una persona, tres vidas”. Con relación al Señor debe decir: “Una Persona, millones de vidas”. Esta es la razón por la cual la Biblia reiteradas veces recalca la expresión en Cristo. En el crimen mencionado, aparentemente el asesino sólo mató a la madre, no a los dos niños. Sin embargo, debido a que los dos niños estaban en el vientre de esa madre, murieron cuando la madre murió. De igual manera, por estar nosotros en Cristo, cuando El murió, nosotros morimos en El.

Dios nos puso en Cristo Jesús. Esta es la revelación que vemos en 1 Corintios 1:30: “Mas por El estáis vosotros en Cristo Jesús”. Ya que Cristo murió, todos nosotros estamos muertos. La base de nuestra muerte con Cristo es que estamos en El. Si no sabemos lo que significa estar en Cristo, tampoco entenderemos lo que significa morir juntamente con El. ¿Cómo pudieron morir los niños juntamente con su madre? Ellos murieron debido a que estaban en el vientre de ella. La analogía de la esfera espiritual es aún más real. Dios nos unió a Cristo. Cuando Cristo murió, también nosotros morimos.

Tan pronto como este evangelio nos es predicado, debemos aprender a ver las cosas desde el punto de vista de Dios, y reconocer que morimos en el Señor. Morimos porque creímos en este hecho. Fuimos sepultados en el agua y salimos de ella. Declaramos que salimos de la tumba. Esto es resurrección. Romanos 6 presenta el hecho de que nos damos por muertos en Cristo Jesús, y así mismo nos consideramos personas que resucitaron con El.

Hermanos y hermanas, espero que al ser salvos, tomen este camino. Son dos pensamientos separados. Uno ocurre antes del bautismo, y el otro después. Antes del bautismo debemos ver que ya estamos muertos y necesitamos ser sepultados. Después del bautismo debemos darnos cuenta de que ahora estamos en resurrección y, por ende, podemos servir a Dios.