Neil T. Anderson Libro Book Introducción Victoria sobre la Oscuridad
Préstame tu Esperanza
INTRODUCCIÓN
Préstame tu esperanza
Hace varios años, durante mi primer ministerio pastoral, adquirí el compromiso de guiar en el discipulado cristiano a un joven de mi iglesia. Este fue mi primer intento formal de tener un discípulo. Russ y yo decidimos reunirnos todos los martes por la mañana, así yo podría guiarlo en un estudio bíblico inductivo acerca del amor. Ambos comenzamos esto con muchas esperanzas; por su parte, Russ tenía muchas ansias de crecer en su vida como cristiano y yo estaba deseoso de ayudarlo a desarrollarse hacia la madurez cristiana.
Seis meses más tarde, aún trabajábamos arduamente en el mismo estudio sobre el amor, pero no llegábamos a ninguna parte. Por alguna razón nuestra relación de Pablo y Timoteo no funcionaba. Parecía que Russ no crecía como cristiano, se sentía derrotado y yo me sentía responsable por su derrota, pero ya no sabía qué hacer con él. Nuestro primer y gran anhelo de conducir a Russ hacia la madurez cristiana se desinfló gradualmente, como un globo con un pequeño agujero, hasta que, eventualmente, interrumpimos nuestras sesiones.
Dos años más tarde, cuando yo estaba a cargo de otro ministerio, recibí una visita de Russ. Entonces, me contó lo que le sucedió durante nuestra breve relación, historia que revelaba una parte secreta de su vida que, hasta ese momento, yo no conocía. Russ estaba fuertemente atado al pecado y no estaba dispuesto a hablar conmigo de su lucha. Se podía sentir que él no era libre, pero yo no tenía ningún indicio de cuál era su problema.
Hasta ese momento, yo tenía poca experiencia con las personas que viven bajo la esclavitud del pecado y estaba dispuesto a seguir aprendiendo. Pensaba que el problema mayor era la negativa de Russ de cumplir con el material. Ahora, estoy seguro que mis intentos por guiarlo en el discipulado fallaron por otra razón.
El apóstol Pablo escribe: «Os di a beber leche, y no vianda, porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres? (1 Corintios 3:2-3) Aparentemente, por un problema sin resolver en su vida, muchos cristianos carnales no pueden recibir el alimento sólido de la Palabra de Dios.
Así comencé a comprender que guiar a alguien para alcanzar la madurez cristiana, involucra mucho más que guiarlo paso a paso a través de 10 semanas de estudios bíblicos. Vivimos en un país con abundancia de material bíblico; libros cristianos, radio y televisión, pero, a pesar de esto, muchos cristianos no avanzan hacia la madurez espiritual. Algunos no aman más hoy que hace 20 años. Leemos en 1 Timoteo: «Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida» (1 Timoteo 1:5).
Desde entonces, el propósito de mi ministerio, como pastor y profesor de seminario, ha sido un ministerio interrelacionado de discipulado y consejería cristiana. He discipulado y aconsejado a innumerables personas. Además he enseñado discipulado y consejería pastoral a nivel de seminario, y en iglesias y conferencias de liderazgo a través de los Estados Unidos y alrededor del mundo. Ya había encontrado un común denominador para cada cristiano agobiado. Ninguno de ellos sabía que estaban «en Cristo», ninguno entendía qué significa ser «hijo de Dios». ¿Por qué no, si »El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios?» (Romanos 8:16); entonces, ¿por qué ellos no lo sentían así?
Como pastor, yo creía que Cristo era la respuesta y la verdad que haría libre a la gente, pero en realidad no sabía cómo. Algunas personas de mi iglesia tenían problemas para los cuales yo no tenía solución, pero Dios sí la tenía. Cuando el Señor me llamó a enseñar en la Facultad de Teología de Talbot, yo buscaba ansiosamente respuestas para mí mismo; luego, lentamente comprendí cómo ayudar a las personas a resolver sus conflictos espirituales y personales, por medio de un verdadero arrepentimiento con sometimiento a Dios y resistiendo al diablo (ver Santiago 4:7).
Durante mi educación en el seminario había aprendido sobre el Reino de Dios, pero nada sobre el reino de las tinieblas y que «No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celes- tes» (Efesios 6:12). A través de innumerables e intensas horas de orientación a cristianos derrotados, comencé a entender la batalla que se gestaba en sus mentes y cómo podrían ser transformados por la renovación de las mismas.
Lamento pensar que nuestras iglesias han separado los ministerios del discipulado y la consejería. Muy a menudo, el discipulado cristiano ha llegado a ser un programa impersonal, a pesar de que se usa un buen material teológico. En cambio, la consejería cristiana es absolutamente personal, pero, algunas veces, existe una carencia en la parte teológica. Sostengo, que la rama del discipulado y la consejería son bíblicamente las mismas. Si eres una persona que conoce el discipulado serás un buen orientador y viceversa. Discipulado-consejería es el proceso en que dos o más personas se reúnen en la presencia de Cristo, aprenden cómo la verdad de la Palabra de Dios los hace libres, aSI se ajustan a la Imagen de Él y van por el camino de la fe con el poder del Espíritu Santo.
Mientras aprendía esto, mi familia y yo atravesamos por una prueba muy dolorosa. Durante 15 meses estuve en el dilema de no saber si Joanne, mi esposa, viviría o moriría; gastamos todo lo que teníamos. El Señor me había dado algo muy querido para mí, y yo no lo podía arreglar. Sin importar lo que hiciera, las cosas no cambiaban. Dios me llevó hasta el límite, en que agoté todos mis recursos, para de esta forma, descubrirlo a Él. Este fue el nacimiento del Ministerio Libertad en Cristo. Ninguna persona que lea este libro sabe mejor que yo, que no puedo por mí mismo liberar absolutamente a nadie; sólo Dios puede hacerlo. No puedo consolar el corazón destrozado de nadie, sólo Dios puede. Él es el Maravilloso Consolador. El quebrantamiento es la llave para un ministerio efectivo y el ingrediente formal para el discipulado-consejería. Él mensaje y el método vienen unidos.
Con el pasar del tiempo, me convencí que el discipulado-consejería deben comenzar donde la Biblia comienza: Debemos tener un conocimiento verdadero acerca de Dios y que somos como niños para Él. Si realmente llegamos a conocerlo, nuestro comportamiento cambiará en forma inmediata y radical. En la Biblia, cuando el cielo se abrió para revelar la gloria de Dios, cada uno de los testigos fue cambiado en forma profunda e inmediata. Creo que para lograr la salud mental y espiritual, y alcanzar la libertad del espíritu, son necesarios el buen entendimiento de Dios y una buena relación con Él. Una buena base teológica es un prerrequisito indispensable para una buena sicología.
Algunas semanas después de una de mis conferencias, un amigo me contó la historia de una mujer cristiana que había asistido y a quien él había ayudado. Esta mujer vivió durante muchos años bajo una profunda depresión y, sólo había «sobrevivido» gracias al apoyo de sus amigos, tres sesiones de consejería a la semana, y una diversidad de drogas que le habían recetado.
Durante la conferencia esta mujer se dio cuenta de que su grupo de apoyo incluía a todos y a todo, excepto a Dios. No había entregado su angustia a Cristo y dependía de cualquier cosa, pero no de Él. Al terminar la conferencia se llevó el programa de estudios a su casa y comenzó a fijarse en su vida con Cristo y a sentir confianza en Él para entregarle sus necesidades; se deshizo de todo otro apoyo (decisión que personalmente no recomiendo) y se decidió a confiar sólo en Cristo para superar su depresión. Comenzó a vivir con una fe renovada y un corazón nuevo, así como el programa de la conferencia lo sugería. Al cabo de un mes, ella era una persona diferente. El buen conocimiento de Dios es un punto fundamental para ser un cristiano libre y maduro.
Otra materia que compete al discipulado y a la consejería es la responsabilidad individual de cada persona. Alguien que tomó la decisión de seguir a Cristo en forma seria, puede recibir beneficios de la consejería de otros, también puede ser ayudado a liberarse de su pasado, pero, como cristiano, es responsable de sí mismo para lograr la madurez y la libertad que Cristo entrega. Esto significa que nadie puede ayudarte a crecer, es tu decisión y tu propia responsabilidad. Nadie puede resolver tus problemas. Tú debes iniciar el camino y seguir a través de todo el proceso. Afortunadamente, sin embargo, nadie puede andar solo por e! camino de la madurez y la libertad, ya que Cristo está dispuesto a dar con nosotros cada paso.
Este es el primero de dos libros que he escrito, basados en mi educación y experiencia en discipulado y consejería a otros y está enfocado hacia los aspectos fundamentales de la vida y madurez en Cristo; podrás descubrir quién eres en Él y cómo vivir en la fe. Aprenderás a caminar con el Espíritu y a ser sensible a Su liderazgo. Él camino de la gracia se vive por fe en el poder del Espíritu Santo.
También, descubrirás la naturaleza de la batalla contra tu mente y aprender porqué tu mente debe ser transformada para que vivas en fe y crezcas en espiritualidad. Podrás controlar tus emociones negativas y sentirte libre de los traumas emocionales de tu pasado, todo esto, a través de la fe y el perdón.
Mi segundo libro, Rompiendo las cadenas (Editorial Unilit) trata sobre nuestra libertad en Cristo y los conflictos espirituales que los cristianos de hoy deben enfrentar. Vivir y ser libres en Cristo son requisitos fundamentales para madurar en Él, ya que no podemos crecer en forma instantánea. Nos toma gran parte de la vida renovar nuestra mente y hacernos a su imagen, pero por el contrario, no nos toma tiempo darnos cuenta de nuestra verdadera identidad y de la libertad que Cristo nos entrega. El mundo, la carne y el diablo son los enemigos de nuestra santificación, pero estos fueron y, volverán a ser vencidos por Cristo.
Sugiero, terminar de leer este libro primero, aprender sobre la vida y el crecimiento en Cristo y, luego, profundizar en el tema de los conflictos espirituales y la libertad, leyendo Rompiendo las cadenas.
Victoria sobre la oscuridad está escrito según el modelo de una Epístola del Nuevo Testamento. La primera mitad de este libro es de doctrina y define algunos términos que son necesarios para el buen entendimiento y la buena aplicación de los capítulos que le siguen.
Tal vez te veas tentado a saltar la primera mitad de este libro, porque te parezca menos importante para la experiencia diaria. Pero es esencial discernir tu posición y victoria en Cristo, para poder poner en práctica el crecimiento en Él. Necesitas saber lo que debes creer, antes de poder entender lo que tienes que hacer.
He sostenido muchas conversaciones con personas como Russ, mi primer discípulo. Son cristianos, pero no han crecido ni tampoco han rendido frutos. Quieren servir a Cristo, pero no logran alcanzar la cima ni tampoco parecen tener éxito con una vida significativa y fructífera. Necesitan restablecer su esperanza en Cristo, como el siguiente poema lo indica:
Préstame tu esperanza por un momento, al parecer he perdido la mía.
El dolor y la confusión son mi compañía.
No sé dónde fijar la mirada.
y al mirar hacia delante, el futuro
parece no brindarme una nueva esperanza
Sólo veo caos, días dolorosos y más tragedia.
Préstame tu esperanza por un momento,
al parecer he perdido la mía
Toma mi mano y abrázame;
escucha todas mis confusiones;
la recuperación parece tan lejana.
El camino hacia el alivio se ve largo y solitario.
Préstame tu esperanza por un momento,
al parecer he perdido la mía;
Apóyame, ofréceme tu mano, tu corazón y tu amor;
descubre mi dolor, que es tan real y está siempre presente.
Me encuentro sumergido en el dolor
y en pensamientos incoherentes.
Préstame tu esperanza por un momento;
llegará el tiempo en que la herida cicatrice,
y compartiré mi restauración,
la esperanza y el amor con otros.
¿Reflejan estas palabras tu experiencia o hacen eco de tu súplica como creyente? ¿Alguna vez te has sentido rodeado por el mundo, la carne o el diablo y entonces has llegado a pensar si vale la pena ser cristiano? ¿Has sentido el temor de no llegar a ser lo que Dios te llama a ser? ¿Anhelas verte a ti mismo como un cristiano maduro que ya haya vivido las promesas de libertad de la Palabra de Dios?
Quisiera compartir contigo mi esperanza en las páginas siguientes. Tu madurez es el resultado del tiempo, la fuerza, la aflicción, las dificultades, el buen conocimiento de la Palabra de Dios, también de que comprendas quién eres realmente en Cristo y de la presencia del Espíritu Santo en tu vida. Es probable que ya cuentes con los primeros cuatro elementos en forma abundante, como la mayoría de los cristianos, pero quiero sumar dosis en abundancia de los últimos tres. Cuando los cristianos viven y son libres en Cristo, ¡Vean cómo crecen!
Nota:
- Adaptación del poema «Lend Me Your Hope» (Préstame tu esperanza) autor desconocido.