El Evangelio de Dios | Watchman Nee | 2 de 26 | El amor, la gracia y la misericordia de Dios

El Evangelio de Dios | Watchman nee

El Amor, la Gracias y la misericordia de Dios

CAPÍTULO DOS

 

EL AMOR, LA GRACIA Y LA MISERICORDIA DE DIOS

 

Esta noche consideraremos el amor y la gracia de Dios, y también abarcaremos el tema de Su misericordia.

El Antiguo Testamento menciona varias veces que la salvación es de Jehová. Esto indica que la salvación no se origina en nosotros. Puesto que el pecado lo comete el hombre, naturalmente pensamos que la salvación también se origina en el hombre. Pero ni siquiera el pensamiento acerca de nuestra salvación se originó en nosotros; más bien, se originó en Dios. Aunque el hombre pecó y está destinado a la perdición, su intención no es de buscar la salvación. Aunque pecó y debe perecer, Dios fue quien decidió salvarlo. Entonces, el Antiguo Testamento menciona una y otra vez que la salvación viene de Jehová. Esto es así porque Dios es el que quiere salvarnos. El hombre nunca ha deseado salvarse a sí mismo.

 

¿Por qué la salvación vino de Jehová? ¿Por qué a Dios le interesa el hombre? De un modo general, podemos decir que se debe al hecho de que Dios es amor. Pero siendo más específicos, es por el amor de Dios para con el hombre. Si Dios no

 

amara al hombre, no necesitaría salvarlo. Por un lado la salvación se cumple porque el hombre ha pecado y, por otro, Dios lo amó. Si el hombre no hubiera pecado, no habría lugar ni manera para que el amor de Dios sea manifestado. Y si el hombre hubiera pecado pero Dios no lo hubiera amado, no se habría logrado nada tampoco. La salvación es cumplida y el evangelio es predicado porque Dios ha amado y porque el hombre ha pecado.

 

El pecado del hombre nos muestra la necesidad del hombre. El amor de Dios nos muestra la provisión de Dios. Si sólo existe la necesidad sin la provisión, nada se puede hacer. Pero si hay provisión sin necesidad, la provisión se desperdicia. La salvación se cumple y el evangelio se predica debido a los dos hechos más importantes del universo. El primero es que el hombre ha pecado y el segundo es que Dios ama al hombre. Estos son dos hechos inmutables. Son dos hechos que la Biblia recalca. Si usted quita uno de estos dos, la salvación queda anulada. No es necesario quitar a ambos. Con sólo faltar uno, no habrá posibilidad para que la salvación se cumpla. Dios tiene amor y el hombre tiene pecado. Debido a estos dos hechos, existen la salvación y el evangelio.

 

EL AMOR DE DIOS

La Biblia siempre hace notar el amor de Dios. Esta vez en nuestro estudio bíblico, abarcaremos brevemente la verdad del evangelio. Mencionaremos muchas cosas, pero no los consideraremos en detalle. Esta noche no puedo abarcar cada aspecto acerca del amor de Dios en la Biblia. Sólo mencionaré este asunto brevemente. Debemos considerar tres aspectos del amor de Dios. Primero, Dios es amor. Segundo, Dios ama al hombre. Y tercero, la expresión del amor de Dios está en la muerte de Cristo.

 

Dios es amor

Veamos el primer punto: Dios es amor. Esto está registrado en 1ª Juan  capítulo 4 versículo 16. Aquí no dice que Dios ama. Tampoco dice que Dios tal vez ame, o que Dios puede amar, o que amó, o que amará. Por el contrario, dice que Dios es amor. ¿Qué significa que Dios es amor? Significa que Dios mismo, Su naturaleza y Su ser, es amor. Si se pudiera decir que Dios tiene una substancia, entonces la substancia de Dios es amor.

La revelación más grande de la Biblia es que Dios es amor. Esta es la revelación que el hombre más necesita. El hombre tiene muchas conjeturas y teorías acerca de Dios. Meditamos todo el tiempo acerca de qué clase de Dios es El, qué clase de corazón nuestro Dios tiene, qué intención tiene para con el hombre, cómo es El. Usted le puede preguntar a cualquiera acerca de qué piensa de Dios, y él le dará su concepto. El pensará que Dios es de esta o aquella forma. Todos los ídolos en el mundo y todas las imágenes hechas por el hombre son los productos de su imaginación. El hombre piensa que Dios es un Dios fiero o severo. Él pinta a Dios de esta o aquella manera. El hombre siempre está tratando de razonar y explorar cómo es Dios. A fin de corregir las diferentes conjeturas que el hombre tiene acerca de Dios, Él se manifiesta en la luz del evangelio y le muestra al hombre que Él no es un Dios inaccesible o incomprensible.

Entonces, ¿qué es Dios? Dios es amor. Esta declaración no estará clara a menos que les dé una ilustración. Supongamos que hay una persona paciente. El tiene paciencia sin importar lo que encuentre y sin importar cuán difíciles o malas sean las condiciones. No podemos decir que tal persona actúa pacientemente. El adverbio pacientemente no se puede usar para describir a esa persona. Tampoco podemos decir que es paciente, usando un adjetivo. Debemos decir que él es la paciencia misma. Tal vez no lo llamemos por su nombre. Por el contrario, a sus espaldas diremos que Paciencia ha llegado o que Paciencia ha hablado. Cuando decimos que Dios es amor, queremos decir que el amor es la naturaleza de Dios. El es amor adentro y afuera. Por lo tanto, no diríamos que Dios es amoroso, usando un adjetivo, o que Dios ama, usando un verbo. Más bien, diríamos que Dios es amor, aplicando el sustantivo para El.

En nuestro amigo Paciencia no encontramos imprudencia. El hombre es la paciencia misma; él no es simplemente paciente. Él es una masa de paciencia. ¿Usted creería que en tal persona pudiera haber imprudencia? ¿Podría él enojarse? ¿Discutiría con otros? Para él es imposible hacer tales cosas porque no hay ningún elemento en su naturaleza que haga eso. En su naturaleza no hay tal cosa como enojo. En su naturaleza no hay tal cosa como imprudencia. El simplemente es paciencia.

Lo mismo ocurre con Dios, que es amor. Dios como amor es la mayor revelación de la Biblia. Para cada cristiano, lo más importante que debe saber en la Biblia es que Dios es amor. Para Dios es imposible odiar. Si Dios odiara, El no sólo tendría problemas con aquellos a quienes odia, sino también tendría problemas consigo mismo. Si Dios nos odiara hoy aquí, El no sólo estaría en problemas con nosotros; El estaría en problemas consigo mismo. Para que Dios odie o haga algo sin amor, primero debe desarrollar un problema consigo mismo. Dios es amor. Aunque estas tres palabras son muy sencillas, nos dan la mayor revelación. La naturaleza de Dios, la esencia vital de Dios, es simplemente amor. El no puede actuar de otra manera. El ama, y al mismo tiempo, El es amor.

Si hoy usted es un pecador, tal vez se pregunte qué es lo que debe hacer para que Dios lo ame. Muchas personas no conocen lo que Dios piensa acerca de ellos. Ellos no saben lo que Dios está pensando o cuáles son Sus intenciones. Muchos creen que para poder agradar a Dios, uno debe hacer algo, o que debe sufrir, o que debe ser responsable. Sin embargo, sólo aquellos que están en tinieblas y no conocen a Dios piensan de esta manera. Si no hubiera evangelio hoy, usted pensaría de esta manera. Pero ahora que el evangelio está aquí, ya no puede pensar así, porque el evangelio nos dice que Dios es amor.

Los seres humanos no somos nada más que odio. Nos es sumamente difícil amar. De la misma manera, para Dios es igual de difícil odiar. Usted puede pensar que es difícil amar y que no sabe amar a otros. Pero para Dios es imposible odiar. Usted no puede amar, y Dios no puede odiar. Dios es amor, y para El, odiar es actuar en contra de Su naturaleza, y esto le es imposible.

 

De tal manera amó Dios al mundo

Pero esto no es todo. Dios mismo es amor, y cuando este amor es aplicado a nosotros, descubrimos que “de tal manera amó Dios al mundo” (Jn. 3:16). La frase “Dios es amor”, habla de Su naturaleza, y “de tal manera amó Dios al mundo” habla de Su acción. Dios mismo es amor; entonces, lo que proceda de El debe ser amor. Donde hay amor, allí también debe estar el objeto del amor. Después de mostrarnos que El es amor, Dios nos muestra inmediatamente que El ama al mundo. Dios no solamente nos ha amado, sino que también ha enviado Su amor. Dios no pudo hacer otra cosa sino enviar Su amor. No pudo hacer otra cosa que amar al mundo. ¡Aleluya!

El mayor problema que el mundo tiene es que piensa que Dios siempre tiene malas intenciones para con el hombre. El hombre piensa que Dios hace demandas severas, y que El es estricto y desagradable. Puesto que el hombre duda del amor de Dios, él también duda que Dios ame al mundo. Pero mientras Dios sea amor, El ama al mundo. Si el amor es Su naturaleza, no hay otra manera en que pueda comportarse para con el hombre excepto en amor. El estaría incómodo si no amara. ¡Aleluya! ¡Esto es un hecho! Dios es amor. El no puede hacer otra cosa que amar. Dios es amor, y lo que sigue espontáneamente es que Dios ama al mundo. 

Podemos culparnos por nuestros pecados, por ser susceptibles a la tentación de Satanás, por estar enredados en el pecado. Pero no podemos dudar de Dios. Usted se puede culpar de haber cometido un pecado, por haber caído, por haberse rendido a la tentación. Pero si usted duda del corazón de Dios para con usted, usted no se está comportando como cristiano, porque dudar del corazón de Dios para con usted es contradecir la revelación del evangelio.

Yo no digo que usted no caerá nunca más. Tampoco puedo decir que usted no volverá a pecar. Tal vez usted caiga y peque de nuevo. Pero por favor recuerde que caer y pecar es una cosa, pero el corazón de Dios para con usted es otra. Usted nunca debe dudar del sentimiento de Dios para con usted simplemente

porque haya caído o pecado. Aunque usted haya caído y pecado, Dios no cambia Su actitud para con usted, pues Dios es amor y Él ama al mundo. Esto es un hecho inmutable de la Biblia.

De nuestra parte, nos alteramos y cambiamos. Pero de parte del amor de Dios, no hay cambios ni alteraciones. Muchas veces el amor de usted puede cambiar o enfriarse. Pero esto no significa que el amor de Dios es afectado. Si Dios es amor, no importa cómo usted lo pruebe, lo que saldrá de Él será siempre amor. Si aquí hubiera una tabla de madera, no importaría cómo usted la golpee, siempre percibiría el sonido de madera. Si la golpeara con un libro, le daría el sonido de madera. Si usted la golpeara con su palma, aún le daría el sonido de madera. Si la golpeara con otra tabla, otra vez le daría el sonido de madera. Si Dios es amor, no importa cómo usted lo “golpee”; si usted lo rechaza, lo niega, o lo hace a un lado, El sigue siendo amor. Una cosa es cierta: Dios no se puede negar a Sí mismo; El no se puede contradecir. Debido a que nosotros somos odio, nos es muy natural odiar. Debido a que Dios es amor, es muy natural para El amar. Dios no puede cambiar Su propia naturaleza. Puesto que la naturaleza de Dios no puede cambiar, Su actitud para con usted no puede cambiar. Por eso vemos que Dios ama al mundo.

 

Dios expresa Su amor

 

¿Acaso todo termina en Dios amando al mundo? “Dios es amor” habla de la naturaleza de Dios, o sea, de Dios mismo. “De tal manera amó Dios al mundo” habla de la acción de Dios. Pero el amor de Dios para con nosotros tiene una expresión. ¿Cuál es la expresión de Su amor? Romanos Capítulo 5 versículo 8 dice: “Mas Dios muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. El amor de Dios tiene una expresión. Si yo amo a una persona y sólo le digo que la amo, ese amor aún no se ha consumado. A menos que el amor sea expresado, no está consumado. No hay amor en el mundo que no tenga expresión. Si hay amor, debe ser expresado. Si el amor no es expresado, ese amor no puede ser considerado como tal. El amor es muy práctico. No es vano ni verbal. El amor es expresado por medio de acciones. Si usted pone una pelota sobre una superficie no nivelada, puede estar seguro de que algo ocurrirá; terminará rodando. Lo mismo ocurre con el amor. Usted puede estar seguro que tendrá una expresión.

Puesto que Dios ama al mundo, El debe estar preocupado con la necesidad del hombre. Entonces, El debe hacer algo para el hombre. Nosotros somos pecadores. No tenemos otra alternativa que ir al infierno, y ningún otro lugar excepto el de perdición. Pero Dios nos ama, y El no estará satisfecho sino hasta que nos haya salvado. Cuando Dios dice “Yo te amo”, Su amor se ofrecerá para llevar con todas nuestras cargas y quitar todos nuestros problemas. Puesto que Dios nos ama, El debe proveer una solución al problema de los pecados; El debe proveer la salvación que necesitamos como pecadores. Por esta razón, la Biblia nos ha mostrado este gran hecho singular: el amor de Dios es manifestado en la muerte de Cristo. Debido a que somos pecadores e incapaces de salvarnos, Cristo vino para morir a fin de resolver por nosotros el problema del pecado. Su amor ha cumplido algo substancial, y esto ha sido puesto delante de nosotros. Ahora podemos ver Su amor en una manera substancial. Su amor ya no es sólo un sentimiento. Se ha convertido en un hecho completamente manifestado.

En este gran asunto del amor de Dios, debemos tomar nota de tres cosas: la naturaleza del amor de Dios, la acción del amor de Dios y la expresión del amor de Dios. ¡Gracias a Dios! Su amor no es solamente un sentimiento dentro de El. También es una acción, incluso una expresión y una manifestación. Su amor lo motivó a hacer lo que nosotros no pudimos hacer por nuestra propia cuenta. La salvación se produjo porque El es amor y porque El amó al mundo. Una serie de cosas siguen debido a que el hombre ha pecado y Dios es amor. Si usted no es pobre, usted no me va a necesitar. Pero por otra parte si yo no lo amo, aunque usted sea paupérrimo, no me importará en lo más mínimo. La situación actual es que el hombre ha pecado y Dios ha amado; por lo tanto, algo empieza a ocurrir. Aleluya, mucho está ocurriendo porque el hombre ha pecado y Dios ha amado. Cuando usted combina estas dos cosas, el evangelio aparece.

 

LA GRACIA DE DIOS

Pero, hermanos y hermanas, el amor de Dios no termina aquí. Puesto que Dios es amor, surge el asunto de la gracia. Sin duda el amor es precioso, pero el amor debe tener su expresión. Cuando el amor es expresado, se convierte en gracia. La gracia es el amor expresado. El amor está en Dios. Pero cuando este amor viene a usted, se convierte en gracia. Si Dios es sólo amor, El es muy abstracto. Pero gracias al Señor que aunque el amor es algo abstracto, con Dios es inmediatamente convertido en algo substancial. El amor interno es abstracto, pero la gracia exterior le ha dado substancia.

Por ejemplo, supongamos que usted le tiene lástima a un pobre, y que lo ama y le tiene simpatía. Si usted no le da comida y ropa, cuánto mucho usted puede decir que lo ama. Usted no puede decir que usted es gracia para él. ¿Cuándo puede usted decir que tiene gracia para él? Cuando le da una taza de arroz o ropa o algo de dinero, y cuando la comida, ropa, o dinero llega a él, su amor se convierte en gracia. La diferencia entre el amor y la gracia consiste en el hecho de que el amor es interno y la gracia es externa. El amor es principalmente un sentimiento interno, mientras que la gracia es un hecho externo. Cuando el amor entra en acción, se convierte en gracia. Cuando la gracia vuelve a su sentimiento, es amor. Sin amor, la gracia no existe. La gracia existe porque el amor existe.

La definición de la gracia no es solamente el acto de amor. Debemos agregar algo más. La gracia es el acto de amor para con el necesitado. Dios ama a Su Hijo unigénito. Pero no hay elemento de gracia en este amor. Uno no puede decir que Dios trata con Su Hijo en gracia. Dios también ama a los ángeles, pero eso tampoco puede considerarse como gracia. ¿Por qué el amor del Padre para con el Hijo y el amor de Dios para con los ángeles no es gracia? Porque no hay necesidad ni indigencia. Sólo hay amor; el pensamiento de la gracia no está. El amor se palpa como gracia sólo cuando hay indigencia y necesidad, cuando no hay otra manera de resolver los problemas. Puesto que somos pecadores, somos los que tienen problemas; y no tenemos manera de resolver nuestros problemas. Pero Dios es amor, y Su amor nos es manifestado como gracia.

Por consiguiente, cuando el amor fluye en el mismo nivel, es simplemente amor. Pero cuando fluye corriente abajo, es gracia. Por lo tanto, aquellos que nunca han estado en el nivel bajo nunca podrán recibir gracia. El amor también puede fluir corriente arriba. Pero cuando lo hace, no es gracia. El amor también puede fluir entre alturas iguales. Cuando lo hace, no es amor tampoco. El amor es gracia sólo cuando fluye hacia abajo. Si usted quiere estar por encima de Dios, o si quiere estar a la par con Dios, nunca verá el día de la gracia. Sólo aquellos que están debajo de Dios pueden ver el día de la gracia. Esto es lo que la Biblia nos muestra acerca de la diferencia entre el amor y la gracia.

Aunque la Biblia menciona el amor del Señor Jesús, le presta más atención a la gracia del Señor Jesús. La Biblia también habla acerca de la gracia de Dios, pero presta más atención al amor de Dios. Yo no estoy diciendo que no hay mención del amor del Señor Jesús y de la gracia de Dios en la Biblia. Pero el énfasis de la Biblia es el amor de Dios y la gracia del Señor Jesús. ¿Cómo saludó Pablo a la iglesia en Corinto? “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” (2 Co. 13:14). Usted no puede cambiar la frase para que dijera: “La gracia de Dios y el amor del Señor Jesucristo y la comunión del Espíritu Santo sea con todos vosotros”. Usted no puede hacer esto, porque el énfasis de la Biblia es el amor de Dios y la gracia del Señor Jesús. ¿Por qué es así? Porque el Señor Jesús fue quien logró la salvación. Fue El quien dio substancia al amor y cumplió la gracia. El amor de Dios se convirtió en gracia por medio de la obra del Señor Jesús. Por lo tanto, la Biblia nos dice que la ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia vino por medio de Jesucristo (Juan capítulo 1 versículo 17).

 

LA MISERICORDIA DE DIOS

Gracias al Señor que en el amor de Dios, no hay solamente gracia, sino que también hay otro gran aspecto, la misericordia de Dios. La Biblia también pone mucho énfasis en la misericordia. Pero tenemos que admitir que misericordia es una palabra del Antiguo Testamento, como gracia es una palabra del Nuevo Testamento. Esto no significa que misericordia no se encuentra en el Nuevo Testamento. Pero si usted tiene una concordancia, hallará misericordia mucho más seguido en el Antiguo Testamento. La misericordia es algo del Antiguo Testamento, como gracia es algo del Nuevo Testamento.

 

El amor puede desembocar tanto en la gracia como en la misericordia. La misericordia es negativa, y la gracia es positiva. La misericordia está relacionada a la condición presente, y la gracia a la condición futura. La misericordia se refiere a la miseria de su condición presente, y la gracia se refiere a la condición excelente en que usted será salvo en el futuro. El sentimiento que Dios tiene para con nosotros cuando somos pecadores es misericordia. La obra que Dios hace en nosotros para hacernos hijos Suyos es gracia. La misericordia responde a nuestra condición existente; la gracia resulta de la obra que recibiremos.

 

Yo no sé si ustedes lo entienden claramente. Supongamos que aquí hay una persona necesitada. Ustedes lo aman y le tienen lástima. Ustedes se lamentan de su difícil situación. Si ustedes no lo amaran, no sufrirían ni se lamentarían por él. Pero al hacerlo, ustedes tienen misericordia por él. Pero tal misericordia es negativa. Su misericordia por él se debe a que se compadecen de su condición presente. Pero ¿cuándo se lleva a cabo la gracia? Se lleva a cabo cuando esta persona es rescatada de su pobre condición presente a una nueva posición, a una nueva esfera y a un nuevo ambiente. Sólo así el amor de ustedes se convierte en gracia. Por esta razón digo que la misericordia es negativa y para el presente, mientras que la gracia es positiva y para el futuro. El futuro al cual me refiero es el futuro en esta era, y no el futuro de la próxima era. Yo no digo que el Antiguo Testamento habla sólo acerca de misericordia. El Antiguo Testamento también habla acerca de la gracia. No es verdad que ya no necesitamos misericordia. Al contrario, todavía la necesitamos. Dios fue misericordioso en los tiempos del Antiguo Testamento porque Su obra aún no había sido completada. Por lo tanto el Antiguo Testamento estaba lleno de misericordia. Dios mostró misericordia por cuatro mil años. Pero en la actualidad, en la era neotestamentaria, tenemos gracia porque el Señor Jesús ha cumplido con la obra de Dios. El vino para cargar nuestros pecados. Entonces, lo que hemos recibido en la actualidad no es misericordia, sino gracia. ¡Aleluya! Hoy no es un día de misericordia, sino un día de gracia.

Si sólo hubiera misericordia, sólo tendríamos esperanza. En el Antiguo Testamento, sólo había esperanza; por eso el Antiguo Testamento habla de misericordia. Pero gracias al Señor, hoy hemos obtenido lo que se esperaba. Ya no hay que esperarlo más.

La misericordia viene del amor y resulta en gracia. Si la misericordia no viniera del amor, no resultaría en gracia. Pero debido a que se origina en el amor, termina en gracia. En los Evangelios hay una historia de un hombre ciego que recibió la vista (Mr. 10:46-52). Cuando se encontró con el Señor, él no dijo: “¡Señor, ámame!” o “¡Señor, ten gracia para conmigo!” Mas bien, él dijo: “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” (v. 48). El pidió misericordia por causa de su condición presente, su dificultad presente y su dolor presente. El sabía que si el Señor se compadeciera de él, El no se detendría en mostrarle misericordia; El seguramente haría algo.

En el Nuevo Testamento también se menciona en varios lugares la misericordia. En la mayoría de los casos, se hace mención de la misericordia según la situación de ese momento. Alguien tal vez pregunte: “Puesto que el amor como el origen es muy bueno, y la gracia como el resultado es buena, ¿por qué existe la misericordia?” Es porque el hombre está necesitado. Nosotros no tenemos confianza para ir a Dios y pedirle Su amor. Somos de carne y no conocemos bien a Dios. Aunque Dios se nos ha revelado a Sí mismo en la luz, aún así no nos animamos a acercarnos a El. Sentimos que es imposible acercanos a Dios para pedir amor. Al mismo tiempo, no tenemos la fe adecuada para acercanos a El y pedirle gracia, diciéndole que necesitamos tal o cual bendición. No tenemos manera de pedir el amor de Dios, ni tampoco tenemos suficiente fe para pedirle Su gracia.

Pero gracias al Señor. No solamente tenemos amor y gracia; también tenemos misericordia. El amor se manifiesta en la misericordia. Debido a que Dios es misericordioso, si usted escucha el evangelio pero todavía no puede creer, usted puede clamar: “¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” Usted tal vez tema pedir otras cosas, pero no debe temer pedir esto. Yo no me animo a pedirle al Señor que tenga gracia para conmigo. No me animo a pedirle que me ame. Pero yo puedo pedir que sea misericordioso para conmigo. No nos atrevemos a pedir otras cosas. Pero podemos tener confianza en pedirle misericordia. Dios se complace con esto. Dios ha puesto Su amor entre nosotros para que tengamos el derecho de acudir a El. Pero si sólo hubiera amor, todavía temeríamos de acercarnos a El. Yo no me atrevo a pedirle a Dios que me ame, ni que me muestre gracia. Pero sí puedo pedirle Su misericordia. Al menos puedo pedirle eso.

El año pasado me encontré con un hombre muy anciano que padecía de una enfermedad grave. Cuando él me vio, lloró. El me dijo que no estaba enojado con Dios, pero que sufría mucho dolor. Yo le dije que debería pedirle a Dios que lo ame y tenga gracia para con él. El me dijo que no podía hacer eso. Cuando yo le pregunte por qué no, él respondió que por sesenta años había vivido para sí y no para Dios. Ahora que estaba muriendo, él tenía vergüenza de pedirle a Dios que lo amara y que tuviera gracia para con él. Si no hubiera estado tan alejado de Dios, si se hubiera acercado a Dios durante las últimas décadas y desarrollado algún afecto por Dios, le habría sido más fácil pedirle amor y gracia. Pero así como estuvo, lejos de Dios por toda su vida, ¿cómo podía pedirle a Dios que lo amara mientras yacía en su lecho de muerte? A pesar de mi persuasión, él rehusó creer mis palabras. Yo le dije que Dios le podía conceder gracia, que Dios podría tener gracia para con él y que podía amarlo. Pero él simplemente no lo creyó. Lo fui a ver muchas veces, pero no lo pude convencer. Entonces oré: “Oh Dios, aquí hay un hombre que no cree en Ti. Ni tampoco cree en Tu amor. Yo no puedo ayudarlo. Por favor, abre una posibilidad en su última hora”. Después sentí que no debería hablarle acerca de la gracia, ni del amor, sino de la misericordia. Volví a él alegre, y le dije: “Usted debería olvidarse de todo ahora. Olvídese del amor de Dios y de la gracia de Dios. Usted debe acudir a Dios y decirle: „¡Dios! estoy sufriendo. No puedo seguir así. Ten misericordia de mí‟”. El estuvo de acuerdo inmediatamente. Y tan pronto como lo hizo, su fe vino y oró: “Dios, te agradezco porque Tú eres un Dios misericordioso. Soy débil y estoy sufriendo. Ten misericordia de mí.” Aquí vemos a una persona traída a la presencia del Señor. El se dio cuenta de su situación necesitada y pidió misericordia. En su condición presente, él le pidió a Dios que le tuviera misericordia.

Ahora veamos algunos versículos. Efesios 2:4-5 dice: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por Su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en delitos”. Pablo dijo que Dios era rico en misericordia debido a algo. Ese algo es Su gran amor con que nos amó. Sin amor, no habría misericordia. ¿En qué situación El fue misericordioso para con nosotros? El nos tuvo misericordia cuando estábamos muertos en pecados. Su misericordia está relacionada con nuestra angustiosa situación presente. El tuvo misericordia de nosotros porque estábamos muertos en pecados. El tuvo misericordia de nosotros basado en Su amor para con nosotros. ¿Qué es lo que sucede después de la misericordia? El versículo 8 prosigue diciendo que El nos salvó por gracia. Así que, la misericordia nos fue mostrada porque estábamos muertos en pecados; luego, la gracia nos fue dada para nuestra salvación, lo cual indica que habíamos recibido una nueva posición y entrado en un nuevo reino. Gracias a Dios que no solamente hay gracia y amor, sino también gran misericordia.

 

En 1ª Timoteo Capítulo  1 versículo 13 Pablo dice: “Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas me fue concedida misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad”. Aquí Pablo está explicando cómo obtuvo misericordia. Su obtención de misericordia estaba relacionada con su vida pasada. Tenía que ver con el hecho de ser blasfemo, perseguidor e injuriador. Antes de ser salvo, él estaba en una condición de blasfemo, perseguidor e insultador, un ignorante e incrédulo. Al estar en tal condición, Dios le tuvo misericordia. Así que usted puede ver que la misericordia es negativa y está relacionada a las situaciones duras y difíciles de nuestro pasado. La gracia, por el otro lado, está relacionada a los aspectos positivos que nos atañen. Hay que distinguir una de la otra y no considerarlas iguales.

Tito Capítulo 3 versículo 5 dice: “Nos salvó no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino conforme a Su misericordia…” No hay justicia en nosotros. Al no tener justicia y estar en una situación desahuciada, Dios tuvo misericordia de nosotros. ¡Gracias al Señor porque hay misericordia! Ya hemos visto que la misericordia se origina en el amor y acaba en gracia. Cuando la misericordia se extiende, somos salvos. El tuvo misericordia de nosotros por la condición en que estábamos, y como resultado fuimos salvo

Romanos Capítulo 11 versículo 32 dice: “Porque Dios a todos encerró en desobediencia, para tener misericordia de todos”. ¿Por qué Dios encerró a todos en desobediencia? Era para que El les mostrara misericordia a todos. Dios permitió que todos fuesen desobedientes, sujetándolos en desobediencia, no con el propósito de hacerlos desobedientes, sino para mostrar misericordia a todos. Después de mostrar misericordia, Su acto siguiente es salvarlos. Por lo tanto, la misericordia está relacionada con nuestra condición, no con la condición antes de ser cristianos, sino a la condición previa a ser salvos. Pero gracias a Dios que El no se detuvo con la misericordia. Con El también hay gracia.

Hay un lugar en la Biblia que nos muestra claramente que nuestra regeneración proviene de la misericordia. En 1ª Pedro Capítulo 1 versículo 3 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según Su grande misericordia nos ha regenerado para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos”. Toda la obra de Dios en la gracia fue planeada según Su misericordia en amor. Su gracia es dirigida por Su misericordia, y Su misericordia por Su amor. Dios nos regeneró según Su misericordia para una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de los muertos. Entonces, tanto la regeneración como la esperanza viva están relacionadas con la misericordia. Debido a que hay misericordia, hay gracia.

Judas versículo  21 dice: “Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna”. Este versículo nos muestra que debemos conservarnos en el amor de Dios. Debemos esperar Su misericordia para vida eterna hasta que el Señor vuelva, o sea, hasta que se nos aparezca. Antes de ser arrebatados, debemos esperar Su misericordia. Mientras vivimos en la tierra, no recibimos sólo misericordia, sino también gracia. Gracias al Señor porque hemos sido salvos y pertenecemos a Dios, pero aún queda un problema. Nuestros cuerpos todavía no han sido redimidos. Aunque no pertenecemos más al mundo, aún estamos en el mundo. Es bueno no pertenecer al mundo, pero no es suficiente. Tarde o temprano los israelitas tenían que dejar Egipto. Tarde o temprano Noé tenía que dejar el arca para entrar en una nueva era. Tarde o temprano Lot tenía que dejar Sodoma. Y el día tiene que llegar cuando los cristianos deban dejar el mundo. Mientras soy atacado en este mundo, espero la misericordia del Señor Jesús. Mientras estoy enredado con el pecado en este mundo, espero la misericordia del Señor Jesús. Mientras soy abofeteado por Satanás en este mundo, espero la salvación del Señor. Entonces, mientras vivimos en la tierra y nos mantenemos en el amor de Dios, esperamos el día cuando el Señor nos muestre misericordia. Por lo tanto, todavía es necesario que Su misericordia esté sobre nosotros. Tenemos que esperar Su misericordia hasta que seamos arrebatados.

La Biblia nos muestra una cosa más acerca de la misericordia y la gracia. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, la palabra misericordia siempre está precedida o por mostrar o por tener. Misericordia es algo que se muestra, y de aquellos a quienes se les muestra misericordia se dice que han recibido misericordia. ¿Por qué la Biblia dice “mostrar misericordia” en vez de “dar misericordia”? Porque la misericordia no requiere nuestra acción. Pero por el otro lado, la gracia requiere alguna acción. Cuando obtenemos gracia obtenemos algo definido. Pero cuando recibimos misericordia, sólo se recibe; lo único que tenemos que hacer es recibir.

 

Hebreos Capítulo 4 versículo 16 nos exhorta a venir a menudo al Señor para orar. Cuando vayamos a orar ante el Señor, recibiremos misericordia y hallaremos gracia para el oportuno socorro. Algunas versiones usan la expresión alcanzar misericordia. Pero en realidad, en el idioma original, alcanzar no es la palabra. Alcanzar es algo muy activo. La palabra en griego es más pasiva. Se debería traducir como “recibir”. Hemos de recibir misericordia y hallar gracia. ¿Qué significa recibir? Recibir significa que ya todo está aquí; está siempre listo para usar en cualquier momento. ¿Qué es gracia? La gracia es algo que usted debe “encontrar”, pues es algo que Dios hará. La gracia es algo positivo; es algo para desarrollar. Por eso se dice “recibir” misericordia y “hallar” gracia. La Biblia habla muy claramente acerca de la misericordia y la gracia. No hay confusión entre las dos.