Barna George & Frank de Viola Libro Book cap.5 Paganismo en tu Cristianismo

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COSTUMBRES DOMINICALES

Capítulo 5

Costumbres Dominicales

Trajes Dominicales A. M. : Ocultando el Problema

Ten cuidado de los que andan de toga larga.”

 _Jesucristo

Cada domingo por la mañana, más de 300.000.000 protestantes se visten de su mejor ropa para asistir el culto de la iglesia. Pero, pareciera que nadie pregunta por qué. Miles de pastores se visten de prendas especiales que les distingue o separa de los demás feligreses. Y, nadie se preocupa.

En este capítulo, exploraremos el origen de “vestirse de gala” para asistir a la iglesia. También remontaremos las raíces de las vestimentas especiales del clero.

Vistiéndose para ir a la Iglesia

La costumbre de “vestirse de gala” para ir al culto es un fenómeno relativamente nuevo. Esto empezó hacia el final del decimoctavo siglo con la Revolución Industrial, y llegó a ser muy difundido en medio de decimonoveno siglo. Antes, “vistiéndose” por eventos sociales era algo solamente entre los ricos. La razón era sencilla. ¡Sólo los aristócratas ricos de la sociedad podían comprar ropa bonita! La gente común solamente tuvo dos juegos de ropa: ropa para trabajar en el campo y ropa menos andrajosa para ir al pueblo.

“Vestirse bien” para cualquier ocasión era solamente una opción de la nobleza rica. En Europa medieval, hasta el decimoctavo siglo, el vestir era una marca definitiva de la clase social de uno. En algunos lugares como Inglaterra, la gente pobre fue prohibida de vestirse de ropa de los ricos.

Esto cambió con la invención de las grandes fábricas de textiles y el desarrollo de la sociedad urbana. La ropa fina ya era más cómoda comprar para la gente común. La clase media surgió y la gente pudo emular la aristócrata envidiada. Por la primera vez, la clase media pudo distinguirse de los campesinos. Para demostrar su nuevo estado (nivel social) esta clase, ahora, pudo vestirse por los eventos sociales igual como los ricos de la clase alta.

Algunos grupos cristianos durante los últimos años del decimoctavo siglo y el principio del decimoctavo siglo resistieron esta tendencia cultural. Juan Wesley escribió en contra a vestirse de ropa cara o llamativa. Los primeros Metodistas resistieron la idea de “vestirse de fino” para ir a los cultos tanto que ellos se alejaron de los que se vistieron de ropa cara en sus reuniones. Los bautistas también condenaron la ropa fina, enseñando que eso separaba el rico de los pobres.

 

  • Henry Warner Bowden y P. C. Kemeny, ed., La Historia de la Iglesia Americana: Un Lector (Nashville, La Prensa Abingdon, 1971), pp. 87-89. El vestir y la jerarquía fueron muy conectadas en la América Colonial. Un folleto publicado anónimamente en Filadelfia en 1722 titulado, El Poder Milagroso de la Ropa, y la Dignidad de los Taylor: Siendo una Redacción sobre las Palabras, La Ropa determina al Hombre: sugería lo siguiente: Nivel social, posición y poder desplegado, expresado y sostenido a través de la ropa. La conexión entre el vestir y la jerarquía en la sociedad colonial envolvió la ropa con el poder simbólico. Esta resolución mental resumo a la iglesia cristiana eventualmente.

 

Sin embargo, a pesar de los reclamos, el cristianismo corriente empezó a vestirse de ropa fina cuando se podía. La clase media creció y prosperó, creando hogares más grandes, edificios (iglesias) más grandes y ropa más fina. Mientras la enculturación victoriana de la clase media crecía, las iglesias (edificios) empezaron a atraer gente más influyente de la sociedad.ψ Esto causó que las iglesias más comunes (Metodistas, Bautistas, etc.) trabajaban más duro para mantener sus edificios al día.

Todo esto llegó a un punto decisivo cuando en el año 1843, Horacio Bushnell, un pastor influyente Congregacional del estado Connecticut, publicó una redacción llamada Gusto y Moda. En esta, Bushnell mantenía que la sofisticación y refinamiento eran atributos de Dios y que los cristianos deben emularlos. ¡Así pues nació la idea de “vestirse de gala” para asistir a la iglesia y honrar a Dios! Ahora los feligreses adoraban en edificios bellos, luciendo su ropa formal para honrar a Dios.

William Henry Foote, un Presbiteriano de Carolina del Norte, pisándole los talones a Bushnell, en 1846, escribió que “una gente que asiste a la iglesia es una gente que le gusta vestirse de gala.” Esta declaración simplemente expresaba el ritual de la vestimenta formal que los cristianos corrientes habían adoptado en cuanto a asistir a la iglesia. Esta tendencia fue tan poderosa que, por los años alrededor de 1850, aun los Metodistas que resistían el vestido formal fueron absorbidos por la moda. Y, ellos también, empezaron a vestirse de su mejor ropa para asistir a la iglesia.

Por consiguiente, como casi todo otra práctica eclesiástica, vestirse de gala para ir a la iglesia es el resultado del cristiano siendo influenciado por su entorno cultural. Hoy, querido cristiano, “vístase” para ir a la iglesia el domingo en la mañana sin preguntar ¿Por qué? Pero, ahora usted sabe la historia detrás de esta costumbre estúpida.

Es totalmente el resultado de los esfuerzos de la clase media del decimonoveno siglo a hacerse como sus contemporáneos de la rica aristócrata, haciendo alarde de su mejorado nivel de vida por su ropa. (Este esfuerzo también fue apoyado en parte por las nociones victorianas de la respetabilidad.) Al decirlo de otra manera, vistiéndose de su mejor ropa dominical, simplemente es un producto de la cultura secular. ¡Esto no tiene nada que ver con la Biblia, Jesucristo o el Espíritu Santo!

¿Qué hay de malo con el vestido formal?

Entonces, ¿Qué es lo que da tanta importancia en cuanto a “vestirse de gala” para ir a la iglesia? Estoy de acuerdo que esto casi no trata de un asunto candente. De hecho, yo no me preocupo mucho cómo se viste una persona para ir a la iglesia. El asunto candente origina de lo que representa la ropa fina en cuanto a la iglesia.

Primeramente, esto refleja una división entre el secular y el sagrado. Al pensar que Dios se preocupa de que usted se pone ropa fina los domingos para “visitarle” es una violación del Nuevo Pacto. Tenemos acceso a presencia de Dios en todo momento y circunstancias. ¿El, de verdad, nos espera como su pueblo, que nos vistamos el domingo por la mañana como si fuera un concurso de belleza?

 

  • El Refinamiento de América, pp. 335, 352. Las denominaciones con una cantidad mayor de miembros ricos (Episcopal, Unitario, etc.) empezaron a vender bancos (sillas) a las familias ricas para patrocinar programas de construcción de la iglesia. “Además del costo del banco, los adoradores tuvieron que llevar ropa conforme al esplendor del edificio, y el estilo de la congregación llegó a ser una barrera insuperable para muchos. En un siglo más temprano, un granjero pudo vestirse por cambiarse la camisa. Pero, en el ambiente fino de las iglesias elegantes, se requirió más.

En segundo lugar, poniéndose ropa atractiva y llamativa los domingos tira un mensaje falsa: Que la iglesia es el lugar donde los cristianos se esconden detrás de la ropa fina para que se vean bonitos.ψ Piénselo. Al ponerse su mejor ropa los domingos no es mucho más que crear una impresión. Esto da la apariencia de que la casa de Dios es el escenario de una obra de teatro: trajes, maquillaje, accesorios, luces, ujieres, música especial, maestro de ceremonias, función, y el programa principal.

“Vistiéndose de gala” para la iglesia viola la realidad de que la iglesia se forma de personas reales con problemas liosos. ¡Pueden ser personas reales que se metieron en una disputa conyugal apenas antes de entrar al parqueo y la cubrieron con una gran sonrisa!

Por vestirse de gala los domingos, oculta un problema básico subyacente. Esto fomenta la ilusión inflada que nosotros somos “buenos” porque nos vestimos bien para Dios. Es un estudio de pretensión que deshumaniza y constituye un testimonio falso ante el mundo.

Reconózcalo. Como seres humanos caídos, son raras las veces donde estamos dispuestos a aparecer lo que somos de verdad. Casi siempre contamos con nuestro desempeño o nuestra apariencia (vestimenta) para dar una cierta impresión de lo que nosotros queremos que ellos crean en cuanto a nosotros. Todo esto es muy distinto de la simplicidad que marcaba la iglesia primitiva.

Terceramente, “vistiéndose de gala” para la iglesia da una bofetada a la simplicidad primitiva que era el sello sustentante de la iglesia primitiva. Los cristianos del primer siglo no se vistieron de gala para asistir a las reuniones de la congregación. Se congregaron en la simplicidad de las salas de las casas. No se vistieron para exhibir la clase social. De hecho, los primeros cristianos se esforzaron fuertemente para registrar su desprecio absoluto de las distinciones de las clases sociales.

En la iglesia, todas las distinciones sociales fueron borradas. Los primeros cristianos supieron que ellos representaban una especie nueva sobre este planeta. Por esta razón, Santiago regaña a los creyentes que trataron mejor los santos ricos que los pobres. El regaña audazmente los ricos por vestirse diferente de los pobres.

 

  • Cristian Smith, “Nuestros seres vestidos de gala,” Voces en el Desierto (Set. / Oct. 1987), p. 2.

 

  •  Dios mira al corazón; Él no se impresiona de la ropa que nos ponemos (1 Samuel 16:7; Lucas 11:39; 1 Pedro 3:3-5). Nuestra adoración es del espíritu, no de las formas físicas externas (Juan 4:20-24.)

 

  • En su libro Ante Pacem: La evidencia Arqueológica de la Vida de la Iglesia antes de Constantino

 

  • (Prensa de la Univ. de Mercer / Seedsowers (sembradores), 1985), Grydon Zinder dice que hay aproximadamente 30 cartas existentes escritas por cristianos antes de Constantino. Estas cartas se inclinan solamente a un nombre, el cual indica que los cristianos no usaron sus nombres completos de sus hermanos. La razón: ¡Para que sus rangos sociales quedarían escondidos, el uno al otro!

 

  • Santiago 2:1-5. Este pasaje también indica que una persona llevando ropa de moda a la iglesia era una excepción, no lo común.

 

  • Marcos 7:1-13.

 

  • Deut. 4:2; Prov. 30:6; Apoc. 22:18.

 

  • “Vestimentas,” La Enciclopedia Católica 1913 (www.new-advent.org/cathen); “Ceremonias de Derechos sagrados: El Concepto y Formas del Ritual: El Cristianismo,” Enciclopedia Británica (en línea)..

 

Y, todavía, muchos cristianos están bajo de la delusión falsa de que es “irreverente” vestirse de ropa informal cuando uno asista el culto del domingo en la mañana. Esto no es disimilar a cómo las escribas y fariseos acusaron al Señor y sus discípulos de ser “irreverente” por no seguir la tradición de los ancianos.

En resumen, a decir que el Señor espera que su pueblo se vista de ropa fina cuando la iglesia se reúna, es añadir a las escrituras y hablar donde Dios no ha hablado.Tal práctica es una tradición humana a lo más.

La Vestidura del Clero

Cambiemos la marcha y veamos el desarrollo de la vestidura del clero. El clero cristiano no se vistió diferente de la gente común hasta la llegada de Constantino.

Contrariamente a lo que la opinión pública cree, la vestidura del clero (incluso las “vestimentas eclesiásticas” de la tradición litúrgica ‘iglesia alta’) no originó con la vestidura sacerdotal del Antiguo Testamento. Más bien, esta tiene su origen en la ropa secular del mundo Greco-romano.

Clemente de Alejandría (150-215 d.C.) mantuvo que el clero debe ir con ropa mejor que la gente común. (Ya por este tiempo, la liturgia de la Iglesia fue considerada un evento formal.) Clemente dijo que la ropa del ministro debía ser “sencilla” y “blanca.”

El clero había usado el color blanco por muchos siglos. Pareciera que esta costumbre fue adoptada del filósofo pagano Platón que escribió que “el color blanco era el color de los dioses.” A este respecto, ambos, Clemente y Tertuliano (160-225) creían que los colores de tono no complacían a Dios.

Con la llegada de Constantino, las distinciones entre el obispo, sacerdote y diácono se arraigaron.Cuando Constantino trasladó su corte a Bizancio y la renombró Constantinopla en el año 330 d.C.), la vestidura romana oficial fue adoptada gradualmente por los sacerdotes y diáconos. Ahora se identificaba al clero por vestirse de la ropa de los oficiales seculares.

Después de la conquista del Imperio Romano por los Alemanes desde el cuarto siglo en adelante, la moda de la vestidura secular cambió. La sotana de mucho vuelo de los Romanos cedió a las túnicas cortas de los Godos. Pero, el clero, deseando a quedarse distintos de la gente común, continuaba a llevar las vestiduras antiguas y arcaicos de los romanos.

Los clérigos llevaron estas antiguas vestiduras durante el culto de la iglesia siguiendo el modelo del ritual de la corte secular. Cuando los laicos adoptaron el nuevo estilo de ropa, el clero creía que tal ropa era “mundana” y “barbárica.” Ellos retuvieron lo que ellos consideraron ser una vestidura “civilizada”. Y, esto es lo que pasó con las vestimentas clericales. Esta práctica fue apoyada por los teólogos de aquel tiempo. Por ejemplo, Jerónimo (347-420) comentó que el clero jamás debe entrar al santuario con ropa ordinaria.

Del quinto siglo en adelante, los obispos llevaban el color morado. En los siglos 6 y 7, la vestidura del clero llegó a ser más detallada y costosa. Al principio de la Edad Media, la ropa adquirió unos significados místicos y simbólicos. Vestimentas especiales surgieron alrededor del sexto y séptimo siglos. Y, se formó la costumbre de mantener un juego de vestimentas especiales en la sacristía para poner encima de la ropa callejera.

 

  • “ La vestidura del obispo fue la sotana antigua de un magistrado romano.” Edwin Hatch, La Organización de las Iglesias Primitivas (London: Longman’s Green y Co, 1895), p. 164. La vestidura del obispo indicaba una estructura de casta específica. Incluía una manta sudadera blanca y orlada (mappula), y sandalias negras, campagi, y undones o medias blancas. Esto fue la vestidura de los magistrados romanos. (Pablo Jonson, Una Historia del Cristianismo, Nueva York: Simón y Schuster, 1976, p. 133).

 

Durante el séptimo y octavo siglos, las vestimentas fueron aceptadas como objetos sagrados heredados de las sotanas de los sacerdotes levíticos del Antiguo Testamento. (Esto fue una racionalización para justificar esta práctica.) Por el duodécimo siglo, el clero empezó a llevar la sotana en la calle, el cual les distinguía de la gente común.

Los Cambios de la Reformación

Durante la reformación, el rompe con la tradición y las vestimentas clericales era lento y progresivo. Los reformadores adoptaron una sotana negra (escolar) en vez de las vestimentas clericales. También esta sotana fue conocida como la sotana del filósofo siendo que los filósofos las utilizaron durante los siglos cuatro y cinco. La nueva sotana fue tan predominante que esta llegó a ser la vestimenta del pastor protestante.

El pastor luterano anduvo en la calle con la sotana. También él llevó una gorguera por el cuello, y cada vez llegó a ser más grande. Fue tan grande por el siglo diecisiete que la gorguera fue llamada “la muela del molino.” (Hay unos luteranos que la utilizan en sus iglesias hoy todavía.)

Sin embargo, es interesante que los reformadores todavía retuvieron las vestimentas clericales. El pastor protestante llevaba la gorguera cuando él administró la Cena del Señor. Esto es el caso hoy todavía en la mayoría de las denominaciones protestantes. El pastor se pone su sotana clerical cuando el levante el pan y la copa. En ese momento, él se revela o presenta lo que él es verdaderamente: ¡Un sacerdote católico reformado!

Aun así, la sotana del pastor reformado simbolizaba la autoridad espiritual. Al ponerse la sotana negra, él mostró su poder espiritual. Esta tendencia continuaba a través de los siglos diecisiete y dieciocho. Los pastores siempre llevaron ropa oscura, preferiblemente negra. (Esto fue el color tradicional para los abogados y doctores durante el decimosexto siglo. Era el color de los profesionales.

El color negro pronto llegó a ser el color de cada ministro en cada rama de la iglesia. La sotana negra escolar eventualmente evolucionó a una levita en la década de los 40 del siglo 20. La levita fue repuesta por el traje (gris o negro) de calle del mismo siglo.

Al principio del siglo diecinueve, todos los clérigos llevaban collares blancos con una corbata. De hecho, fue considerado altamente indecente que un clérigo aparece sin una corbata. Los pastores de la iglesia baja (bautistas, pentecostales, etc.) llevaron el collar y la corbata. Los de la iglesia alta (Anglicanos, episcopalista, luteranos, etc.) adoptaron el collar clerical, muchas veces descrito como el collar de perro.

 

  • Una Historia de la Vestidura Eclesiástica, p. 64. Zwingli y Lutero pronto descartaron las vestimentas del sacerdote católico. David D Hall, El Pastor Fiel (Chapel Hill: La Prensa de la Univ. de Carolina del Norte, 1972), p 6.

 

  • Zwingli era el primero para introducir la sotana escolar en el otoño del año 1523. Lutero empezó a ponérselo en la tarde del 9 de octubre, 1524 (El Ministerio desde unas Perspectivas Históricas, p. 147). Vea también George Marsden, El Alma de la Universidad Americana: Desde el Establecimiento Protestante y la Incredulidad Establecida (Nueva York: Prensa de la Universidad de Oxford, 1994), p 37.

 

El origen del collar clerical se remonta al año 1865. Este no era una invención católica como muchos creían. Fue inventado por los Anglicanos. Tradicionalmente, los sacerdotes de los siglos 18 y 19 llevaron sotanas negras (de cuerpo entero con collares rectos.) puestas encima de vestimentas blancas (a veces llamada la alba.)

En otras palabras, ellos llevaron un collar negro con una vestimenta entre el cuerpo y la sotana. El collar clerical era simplemente una versión de quita y pon del collar de la sotana. Fue inventado para que los sacerdotes, ¡Anglicanos y Católicos, podían ponerlo encima de la ropa de la calle y ser reconocidos como “hombres de Dios” en cualquier lugar!

Hoy es el traje oscuro con corbata que funciona como la vestimenta clerical de la mayoría de los pastores protestantes. Muchos pastores no van a ningún lado sin el traje. Muchas veces se viste de traje para aparecer en eventos públicos no religiosos. Algunos pastores protestantes llevan el collar clerical en caso de que la gente se olvide de que él es “un hombre de Dios.”

¿Son Dañinos las Vestimentas Clericales?

Un clérigo de vestimentas clericales es un insulto ante los principios espirituales que gobiernan la casa de Dios. Esto llega hasta los tuétanos de la iglesia por dividir el pueblo de Dios en dos clases: “Profesional” y “no-profesional.”

Como “vestirse de gala” para ir a la iglesia, la vestidura clerical, sea muy elaborada de la “iglesia alta” o el traje oscuro del pastor evangélico, está arraigada en la cultura mundana. La vestidura distintiva del clero se remonta hasta el siglo cuatro, cuando el clero adoptó la vestidura de los oficiales seculares romanos.

El Señor Jesús y sus discípulos no sabían nada de llevar una ropa especial para impresionar a Dios o para distinguirse del pueblo de Dios.ψ Poniéndose ropa especial de propósitos religiosos, más bien, fue una característica de las escribas y fariseos. Y, ni la escriba ni el fariseo pudo escapar la mirada penetrante del Señor cuando Él dijo, “Cuídense de los maestros de la Ley, pues, a ellos les gusta caminar de sotanas de mucho vuelo y ser saludados en el mercado y ocupar los asientos más importantes de la sinagoga, y el lugar de honor en los banquetes.”Lucas 20:46.

 

Cuidado que cualquier hombre le estropee

A través de la filosofía y engaños vanos, Según la tradición de los hombres, Según los rudimentos del mundo,

Y no tras de Cristo.