Watchman Nee Libro Book cap.2 Libro de lecciones nivel 5: La iglesia
EL PROPÓSITO DE DIOS CON RESPECTO A LA IGLESIA
Lección dos
EL PROPÓSITO DE DIOS CON RESPECTO A LA IGLESIA
Lectura bíblica
Ef. 1:4-5, 9-11; 3:9-11; 1 P. 1:2-4; 2:2; 1 Co. 3:6; 2 Co. 3:16-18; 4:16-18; 1 Ts. 5:16-18, Jn. 2:19
Bosquejo
- Expresar a Dios por medio de la filiación.
- Dar a conocer al enemigo la sabiduría de Dios.
- Hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas.
Texto
[Casi todo lo que se ha revelado acerca del plan eterno que Dios tiene con respecto a la iglesia se encuentra en los libros de Efesios y Colosenses. El libro de Efesios revela el Cuerpo, y el libro de Colosenses, la Cabeza. ¡Estos dos libros juntos dan a conocer un hombre universal, que se compone de Cristo, quien es la Cabeza, y de la iglesia, que es el Cuerpo!
En Efesios 1:10 y 3:9 la palabra “dispensación” debería traducirse mejor como “economía”. La iglesia está relacionada con la economía de Dios. La palabra “economía” es muy importante; significa dispensación, plan, mayordomía y administración. Dios tiene algo que dispensar, que impartir, por lo tanto precisa de un plan y una administración para llevar a cabo dicha impartición. Lo que Dios desea dispensar es Su persona. Puesto que Su deseo es impartirse a Sí mismo en el hombre, El dispuso tener la iglesia. La iglesia es el objeto central en la economía de Dios. En otras palabras, la iglesia es el negocio de Dios.
Todos sabemos que los negocios son la clave en cualquier economía. Por ejemplo, una empresa tan grande como General Electric requiere de una economía para realizar sus actividades comerciales. En otras palabras, las actividades comerciales son las que dan a conocer la economía de esa gran empresa. De igual manera, Dios mismo es una empresa que posee una economía, y en dicha economía la iglesia es el quehacer divino.
Muchos cristianos no saben lo que es la iglesia. Creen que se trata de un grupo de personas caídas que han sido salvas y que se reúnen para adorar a Dios. Aunque es cierto, dicho concepto está muy por debajo de la economía de Dios. La visión eterna y celestial de la iglesia es mucho más elevada. La iglesia es el enfoque central de la economía de Dios. En la dispensación de Dios, es decir, en Su administración, plan o mayordomía gubernamental, El planeó obtener la iglesia desde la eternidad.]
I. EXPRESAR A DIOS POR MEDIO DE LA FILIACIÓN
[Hay tres aspectos principales con respecto a la iglesia, dentro del contexto de la economía de Dios. El primero de ellos consiste en que la iglesia tenga la filiación, mediante la cual Dios pueda ser expresado. Efesios 1:5 dice que Dios nos predestinó para filiación. ¿Qué significa la palabra “filiación” y qué aspectos implica? En resumen, la filiación implica el nacimiento, el crecimiento y la primogenitura. Ante todo necesitamos nacer de Dios. Por medio de este nacimiento divino llegamos a ser hijos de Dios, ya que recibimos la vida de Dios. Es aquí donde comienza a producirse la mezcla de Dios con nosotros.]
[El propósito eterno de Dios consiste en forjar Su ser en el nuestro, a fin de mezclarse completamente con nosotros y expresarse por medio nuestro. Cuando Dios nace en nosotros, El da comienzo a este proceso de mezcla. ¡Pero esto es sólo el comienzo! Es necesario que además crezcamos. Si sólo nacemos pero no crecemos, jamás podremos disfrutar de la primogenitura. Dios ya nació en nuestro espíritu, que es el centro de nuestro ser. Ahora, El desea extenderse a partir de nuestro espíritu hasta transformar todas las partes de nuestra alma, y finalmente transfigurar nuestro cuerpo físico. Por medio de este proceso, todo nuestro ser será lleno y saturado de la esencia de Dios.] En esto consiste el crecimiento en vida.
[Después de haber nacido de la vida de Dios y haber crecido en Su vida, el Señor nos otorgará el disfrute de la primogenitura.] La primogenitura es la porción especial que le corresponde al primogénito. Según la Biblia, la primogenitura incluye la doble porción de la tierra, el reinado y el sacerdocio. [Hebreos 12:15-17 nos advierte que debemos ser cuidadosos porque existe la posibilidad de que perdamos la primogenitura. Aunque ya la tengamos, es posible perderla. Después de haber nacido de Dios, tenemos la posibilidad de disfrutar la primogenitura si maduramos, pero también tenemos la posibilidad de perderla. Muchos cristianos perderán la primogenitura por no haber crecido lo suficiente. Ciertamente tienen el nacimiento en vida, y por tanto, son hijos de Dios; sin embargo, aún necesitan el crecimiento y la madurez en vida para convertirse en herederos de Dios], a fin de disfrutar la primogenitura. El nacimiento, el crecimiento en vida y el disfrute que tenemos de la primogenitura, nos capacitarán para expresar a Dios no sólo individualmente, sino también corporativamente, al ser edificados como iglesia.
Usted ha nacido de Dios. Pero, ¿no le gustaría participar de la plena filiación? Seguramente que sí, ya que la plena filiación es el disfrute máximo que un ser humano puede obtener y experimentar. Todos sus amigos andan buscando algún tipo de disfrute, ya sea bueno o malo. Usted también lo está buscando. Imagínese, un día Dios saturará su espíritu y alma y cuerpo, y usted llegará a ser un sacerdote para Dios y un rey para los habitantes de la tierra por la eternidad. Si lo que busca es disfrute, no existe nada más que nos proporcione tanto disfrute. Esta es nuestra primogenitura, nuestra porción legítima, la cual nos fue dada cuando nacimos de Dios en nuestro espíritu humano. Para experimentar la plena filiación se requiere que crezca la vida divina que está en nosotros. Este proceso de crecimiento es incluso un disfrute para nosotros. Toda la humanidad, de la cual también usted y sus amigos forman parte, pasa por cierto sufrimiento cada día. Estos sufrimientos son temporales y obran a nuestro favor cada día para que crezcamos en vida (2 Co. 4:16-18). Por lo tanto, en 1 Tesalonisenses 5:16-18 Pablo nos exhorta: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo”. Damos gracias a Dios por todas nuestras situaciones, porque cuando oramos podemos siempre regocijarnos en nuestro espíritu y crecer en vida. No sólo hacemos esto individualmente, sino también corporativamente, unos con otros. Por Su misericordia y nuestra diligencia, recibiremos la plena filiación el día del Señor.
II. DAR A CONOCER AL ENEMIGO LA SABIDURIA DE DIOS
[El segundo aspecto del propósito de Dios con respecto a la iglesia, es subyugar a Su enemigo. En el capítulo uno de Efesios vemos el aspecto positivo del propósito de Dios, el cual es obtener la filiación; y en el capítulo tres vemos el aspecto negativo, que consiste en subyugar al enemigo y llevarlo a conocer la multiforme sabiduría de Dios. A Dios no le preocupa que exista una criatura tan maligna como Satanás, ya que sin él, la multiforme sabiduría de Dios no podría ser manifestada. Es precisamente a causa de todos los problemas que Satanás ha ocasionado que Dios tiene la oportunidad de dar a conocer Su sabiduría. Supongamos que usted tiene un automóvil que jamás le falla. En dado caso, nadie sabría cuán sabio es usted. Un automóvil que funciona en perfectas condiciones no le daría la oportunidad de mostrar su sabiduría. Pero si tuviera un automóvil con problemas que requieren de sabiduría para resolverlos, usted podrá exhibir su sabiduría y los que lo acompañan se maravillarán y dirán: “¡Ese es un carro problemático, pero qué maravilloso es el conductor!”. Pese a todo el daño que Satanás ha causado en el universo, Dios lo necesita para poder dar a conocer Su sabiduría.]
En Efesios 3:10 [Pablo declaró que la multiforme sabiduría de Dios es dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, los coherederos y los copartícipes. La iglesia se compone de aquellos que anteriormente fueron arruinados, corrompidos y dañados. Antes de ser salvos, éramos víboras, serpientes venenosas, y estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Aun más, estábamos dispersos y divididos unos de otros, y éramos totalmente incapaces de ser uno. Así, todos los miembros que componen la iglesia estaban sin esperanza alguna. No obstante, Dios en Su sabiduría es capaz de hacernos la iglesia. Ahora no sólo hemos sido redimidos, salvos, limpiados, librados y regenerados, sino que además estamos unidos. Somos uno con Dios y unos con otros. Por consiguiente, somos la iglesia.
La iglesia es la mayor gloria de Dios. Aunque a usted no le preocupe mucho la iglesia, Dios sí se preocupa mucho por ella. Algunas veces Dios quizás diga: “Mira, Satanás, Yo he tomado a las mismas personas que tú arruinaste y he hecho de ellas la iglesia. ¿Tienes tú la sabiduría para hacer tal cosa? Tú no tienes esta sabiduría, pero Yo sí la tengo”.]
[Dios creó al hombre a Su imagen y le dio autoridad para que señoreara sobre toda la tierra. La imagen tiene que ver con la filiación, con la expresión de Dios; y el señorío tiene que ver con el juicio sobre el enemigo de Dios. La filiación es lo que da cumplimiento a que se manifieste la imagen de Dios, porque es por medio de la filiación que llegaremos a ser Su imagen plena a fin de expresarlo.]
[Pero Dios no sólo creó al hombre a Su imagen para tener una expresión de Sí mismo, sino que además le confió al hombre toda Su autoridad para que subyugara a Su enemigo. Así que, el segundo aspecto del propósito de Dios con respecto a la iglesia tiene que ver con el segundo objetivo por el cual Dios creó al hombre.
La iglesia fue predestinada para expresar la filiación divina y también tiene como propósito subyugar al enemigo. Por medio de la filiación la iglesia es edificada, y por medio de dicha edificación el enemigo es subyugado y la sabiduría de Dios es exhibida. En esto vemos un verdadero orden. Cuanto más vida tengamos, más edificados somos y así llegamos a ser algo que Dios puede exhibir ante Satanás. Este es un reto y una vergüenza para el enemigo, y una gloria para Dios.
Satanás es muy astuto, pues hace que muchos hijos de Dios piensen que es imposible que la iglesia sea edificada sobre la tierra. El los lleva a creer que la iglesia no será edificada sobre la tierra, sino en un futuro muy lejano. Pero, ¿es acaso Efesios 3:9 solamente para el futuro? Yo tengo la certeza de que incluye la era presente. En esta era y en todos los lugares de la tierra, el Señor debe producir algo que sea un reto para Satanás. Entonces Dios dirá: “¡Mira, Satanás! Aun en el territorio donde operas, Yo he edificado muchos candeleros que brillan con la luz de Mi vida y que están poniendo en orden todas las cosas”. Esta exhibición es un reto y una vergüenza para Satanás, pero una gloria para Dios. Si verdaderamente hemos visto esto, estaremos listos a pagar cualquier precio y oraremos así: “Señor, estoy dispuesto a pagar cualquier precio para que Tu iglesia en mi localidad sea edificada”. Esto no es un asunto insignificante, sino algo muy estratégico. Toda la lucha del enemigo reside en este punto estratégico. Satanás permite que las personas sean salvas, siempre y cuando no sean edificadas. Satanás permite que los creyentes busquen la espiritualidad, siempre y cuando no sean edificados. Satanás les permite hacer lo que quieran, siempre y cuando no sean edificados. Esto se debe a que la consumación final de la obra de Dios es un edificio.]
[Ante los ojos del Señor, Satanás ya fue derrotado. Si logramos ver esto, cantaremos todos los días: “¡Aleluya por la victoria!”. Podemos incluso decirle a Satanás que su pequeña victoria ha sido simplemente una preparación para nuestra gran victoria. Al final, será él quien acabará siendo derrotado. No nos importa cuánto él ataque ni cuánto daño cause. El Señor Jesús dijo que si la gente destruía Su cuerpo, en tres días lo levantaría (Jn. 2:19). Así que cuanto más Satanás destruya, más Cristo edificará. Su obra de destrucción sólo prepara el camino para que el Señor edifique. Necesitamos tener la visión de cómo el Señor usará la iglesia para derrotar a Su enemigo y recobrar toda la tierra.] Es así como Dios usa a Su iglesia para darle a conocer a Su enemigo Su multiforme sabiduría.
III. HACER QUE EN CRISTO SEAN REUNIDAS BAJO UNA CABEZA TODAS LAS COSAS
[El tercer aspecto de la iglesia en la economía de Dios, consiste en hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Hemos visto que el primer aspecto, por el lado positivo, consiste en que la iglesia obtenga la filiación. El segundo aspecto, por el lado negativo, consiste en que la iglesia dé a conocer a los principados y potestades la multiforme sabiduría de Dios, derrotando al enemigo. Ahora, el tercer aspecto consiste en hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas universalmente. La iglesia requiere la filiación, Satanás tiene que ser subyugado y echado fuera, y toda la creación debe ser traída de regreso al orden y unidad apropiados.
En Efesios 1:10, la frase “reunir todas las cosas en Cristo” debería traducirse mejor: “hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas”. El propósito eterno de Dios consiste en que, en la economía de la plenitud de los tiempos, El haga que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas.]
[Dios creó los cielos y la tierra como un ámbito en donde puso muchísimas criaturas, y en medio de ellas, creó al hombre como un vaso que le pudiera contener. Pero antes de que Dios entrara en el hombre, Satanás, el enemigo de Dios, se inyectó en el hombre tentándolo para que comiera del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Cuando el hombre comió de ese árbol, el fruto del árbol entró en su cuerpo. Por eso leemos en Romanos 7 que el pecado está en nuestros miembros. El apóstol Pablo dice en el versículo 20: “Mas si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”. Aquí el pecado está personificado; se refiere a algo viviente, pues puede morar en nosotros y tener dominio sobre nosotros. Esta es la ley del pecado que se halla en los miembros de nuestro cuerpo. El pecado trae muerte, la muerte trae tinieblas, y las tinieblas traen confusión. Esto afectó al universo entero porque el hombre había sido hecho cabeza de todo. Y puesto que se produjo un daño en la cabeza, toda la creación también fue dañada. El pecado trae consigo la muerte, y la muerte trae tinieblas. Todos sabemos que donde hay tinieblas, hay confusión. Si no tuviéramos la luz solar ni la luz eléctrica, todo sería confusión. Estamos gobernados subconscientemente por la luz. Si no hubiera luz, no habría orden y todo estaría en confusión.]
Probablemente usted haya visto esta confusión en su propia vida, en su familia, en su vecindario o en su escuela. Existe mucha confusión. Quizás muchos de sus amigos provienen de familias que han sufrido divorcios. Esto es confusión. Tal vez algunos jóvenes de su escuela hayan sido dañados por las drogas, el alcohol o por relaciones amorosas, todo lo cual causa confusión. Según lo establecido por Dios, no hay lugar para el divorcio. Además, según el diseño de Dios, nuestro cuerpo humano no necesita drogas ni alcohol; tales cosas le causan daño a la gente. Además, las relaciones entre jóvenes del sexo opuesto son una especie de fornicación, que es pecado delante de Dios. Hay confusión y división dondequiera que uno mire. Todo esto fue producto de la caída del hombre.
[La manera en que Dios recobra la unidad entre Su creación es que se imparte en nosotros como vida. Satanás se inyectó en nosotros como muerte, pero Dios se imparte en nosotros como vida. Cuando hay vida, también hay luz. Juan 1:4 dice: “En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Luego, en Juan 8, el Señor Jesús dice: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, jamás andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (v. 12). Cuando Dios llega a ser nuestra vida, la luz que hay en nosotros brilla como la luz de la vida. Esta vida absorbe la muerte y también disipa las tinieblas. Cuando estamos en la vida y bajo la luz, somos liberados de la confusión y traídos de nuevo al orden, a la armonía y a la unidad. Dios lleva a cabo Su recobro en medio de la lucha de Cristo contra Satanás, de la vida contra la muerte, de la luz contra las tinieblas y del orden contra la confusión. Una vez que seamos llenos de Cristo, estaremos llenos de vida y nos hallaremos completamente bajo la luz. Entonces, tendremos la armonía y la unidad. Si no nos llenamos de Cristo como vida, entonces, hasta cierto grado, aún nos encontramos en tinieblas. Y mientras haya algo que esté en tinieblas, habrá confusión y no habrá orden ni armonía. Cuando todos estamos llenos de Cristo como vida, estamos bajo la luz y no se necesita ningún control externo. Espontáneamente, todos somos controlados por esta luz de vida, y hay unidad y armonía.]
[El propósito de Dios con respecto a la iglesia consiste en que El se forje en nosotros como vida, para que seamos llenos de luz. Cuando nos hallamos bajo el control de esta luz, entonces tenemos unidad y armonía, la cual será la verdadera edificación. Por medio de esta edificación, Dios resplandecerá sobre toda la creación para sacarla de la confusión. Esto sucederá en la plenitud de los tiempos, cuando la creación será liberada. La serpiente antigua será arrojada al lago de fuego; e incluso la muerte, el último enemigo que Dios juzgará, será lanzada allí. Entonces el universo estará lleno de luz, y bajo esta luz toda la creación será libertada de la esclavitud de la corrupción en vanidad e introducida en la libertad de la gloria de los hijos de Dios. El resplandor de la Nueva Jerusalén es la gloria de la manifestación de los hijos de Dios, y todas las naciones serán traídas a esa luz. Por esta luz, las naciones serán gobernadas y no habrá más confusión, vanidad, esclavitud ni corrupción.
Pero todo esto depende de la obra que Dios lleva a cabo en nosotros. Dios está edificando tal ciudad como un vaso corporativo, con la finalidad de que El sea la vida y la luz que brille a través de ella, lo cual liberará a toda la creación. ¡Cuán importante es que la iglesia sea edificada! Sin la edificación de la iglesia, Dios jamás podrá hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Es sólo cuando El es vida para la iglesia y cuando la iglesia se edifica con esta vida, que la luz de Dios puede brillar y ser el factor que lo gobierna todo. Esto liberará a toda la creación de la confusión y la introducirá en la libertad que se halla bajo el resplandor de los hijos de Dios. Entonces Cristo será la Cabeza de todas las cosas por medio de la iglesia. De esta manera, todos los problemas de Dios serán resueltos, y toda la creación será llevada a la libertad de la gloria de los hijos de Dios.
El propósito eterno de Dios con respecto a la iglesia tendrá su consumación: cuando la filiación divina llegue a su plenitud, de modo que Dios sea expresado; cuando el enemigo de Dios sea echado fuera, de modo que todos los problemas de Dios sean resueltos; y cuando todas las cosas sean reunidas bajo una cabeza en Cristo por medio de Su Cuerpo, de modo que toda la creación vuelva a la armonía, sea liberada de la esclavitud de la corrupción y entre en la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Incluso hoy en pequeña escala nosotros podemos llevar a cabo el propósito de Dios sobre la tierra. Cuando sepamos cómo disfrutar la filiación, cómo derrotar al enemigo y cómo ser llenos de Cristo estando sometidos a Su autoridad, la luz brillará desde nosotros, alumbrará a otros y será un anticipo de la futura consumación en la Nueva Jerusalén.]
Usted y yo debemos tomar la iniciativa de vivir bajo la luz de la vida para ser un testimonio en contra de este mundo maligno. No debemos participar con nuestros amigos en las cosas que pertenezcan a las tinieblas. No sólo debemos apartarnos de las tinieblas por causa de esta vida, sino también testificarles a nuestros amigos cómo hemos sido salvos de la confusión de Satanás e introducidos en la unidad divina, que es la iglesia. ¡Aleluya! Hemos sido salvos para tomar la delantera a fin de que todas las cosas se sometan a Cristo, la Cabeza. Primero tenemos que someternos a la autoridad de Cristo, y después ayudar a otros a que se sometan a esta misma autoridad. Finalmente, nosotros como iglesia, como el Cuerpo de Cristo, haremos que el universo entero sea reunido bajo una cabeza en Cristo. Los tres aspectos principales del propósito eterno de Dios con respecto a la iglesia son: expresar a Dios por medio de la filiación; dar a conocer al enemigo la sabiduría de Dios; y hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas. Estos aspectos son universalmente grandiosos. Debemos consagrarnos al Señor y a Su iglesia como miembros de Su Cuerpo, a fin de que El obtenga Su iglesia edificada y pueda cumplir Su propósito. ¡Amén!
Preguntas
- ¿Qué es la “filiación” y qué aspectos abarca?
- ¿De qué manera la iglesia da a conocer la sabiduría de Dios a Su enemigo?
- ¿Qué significa “hacer que en Cristo sean reunidas bajo una cabeza todas las cosas”?
- Escriba una profecía de unas 200 palabras con relación al propósito que Dios tiene para la iglesia. Asegúrese de incluir los tres aspectos más importantes, respaldándolos con versículos.
Pasajes citados
- God’s Purpose for the Church [El propósito de Dios con respecto a la iglesia] (Lee/LSM), págs. 3-9.
- Life-study of Ephesians [Estudio-vida de Efesios] (Lee/LSM), pág. 270.
- God’s Purpose for the Church [El propósito de Dios con respecto a la iglesia] (Lee/LSM), págs. 9-20.
Referencias adicionales
- La revelación básica contenida en las santas Escrituras (Lee/LSM), págs. 83, 144, 146-148.
- El Cuerpo de Cristo (Lee/LSM), pág. 33.
- El misterio de Cristo (Nee/LSM), pág. 23.
- La economía divina (Lee/LSM), pág. 132.
- The Economy of God and the Building Up of the Body of Christ [La economía de Dios y la edificación del Cuerpo de Cristo] (Lee/LSM), pág. 70.
- La iglesia gloriosa (Nee/LSM), pág. 10.
- On Home Meetings [Con respecto a las reuniones en casa] (Lee/LSM), pág. 26.
- Life-study of Ephesians [Estudio-vida de Efesios] (Lee/LSM), págs. 74, 265, 268, 809.
- El vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños (Lee/LSM), pág. 85.
- Un solo y nuevo hombre (Lee/LSM), pág. 45.
- La expresión práctica de la iglesia (Lee/LSM), págs. 9-10.
- La manera bíblica de reunirse y de servir para la edificación del Cuerpo de Cristo (Lee/LSM), pág. 11.
- The Spirit and the Body [El Espíritu y el Cuerpo] (Lee/LSM), págs. 63, 65.