Watchman Nee Libro Book cap.23 Libro de lecciones nivel 2: El Dios triuno

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LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

Lección veintitrés

LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

Lectura bíblica

Ap. 22:12, 20; Mt. 24:36; Ap. 10:1; 14:4; Mt. 24:21-22; 2 Co. 5:10; Mt. 25:10; Ap. 2:26; 1:7; 14:14.

Bosquejo

  1. La venida secreta de Cristo
  2. El tribunal de Cristo
  3. Su venida pública
  4. Una advertencia

Texto

La iglesia ha existido sobre la tierra durante casi dos mil años. Cristo vive ahora como Espíritu vivificante en millones de creyentes, y a la vez está en los cielos. Ya que fue dado como Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, El dirige todos los eventos tanto en el cielo como en la tierra, con miras a la edificación de Su Cuerpo. Cuando llegue el tiempo determinado, Cristo, quien ahora está en el trono, iniciará Su regreso a la tierra. Vemos que al final de Apocalipsis El dice: “Sí, vengo pronto” (22:20). La encarnación del Señor fue Su primera venida, pero este versículo alude a Su segunda venida. La segunda venida de Cristo iniciará la etapa final de la economía de Dios, y es una parte muy importante de Su obra.

El tema de la segunda venida de Cristo ha confundido por siglos a los cristianos. Este asunto es muy complicado, ya que muchos eventos se relacionan con ello. Nos tomaría muchas lecciones explicar adecuadamente todos los detalles y eventos relacionados con Su regreso. Sin embargo, sabemos con certeza que hay dos aspectos principales de la venida del Señor que debemos entender claramente: Su venida secreta y Su venida pública.

I. LA VENIDA SECRETA DE CRISTO

Nadie sabe el día ni la hora de la venida del Señor, “sino sólo el Padre” (Mt. 24:36). En el momento preciso Cristo empezará a descender del trono, lo cual será un descenso oculto y secreto. En Apocalipsis 3:3 y 16:15 dice que Cristo vendrá como un ladrón, y que por lo tanto, debemos velar. Ningún ladrón viene públicamente ni anuncia su venida. Apocalipsis 10:1 dice que Cristo vendrá “vestido de una nube”, lo cual significa que vendrá envuelto o escondido en una nube. Sin embargo, un poco antes de que El deje el trono, algunos vencedores serán arrebatados, es decir, llevados a Su trono. Estos vencedores serán los creyentes que en la tierra se hayan abstenido de la corrupción y la contaminación de las cosas mundanas. Para ellos, el Señor es su primer y mejor amor. Tales vencedores son llamados “las primicias” (Ap. 14:4). En cualquier tipo de cosecha siempre hay una parte del fruto que madura primero; éste es el fruto escogido, las primicias.

El arrebatamiento de las primicias indicará el comienzo de la “gran tribulación” (Mt. 24:21-22). La gran tribulación será un período de gran sufrimiento y persecución que durará tres años y medio. Esos días serán más terribles de lo que podamos imaginar. La mayoría de los cristianos que estén vivos en ese tiempo tendrán que pasar por toda o parte de esa gran tribulación. Estos serán los cristianos que no se hayan consagrado plenamente al Señor, ni se hayan apartado del mundo para ser llenos de Cristo. El gran sufrimiento de ese tiempo ayudará a estos creyentes a madurar, tal como el sol ardiente ayuda a madurar la cosecha. Pero el hecho de ser salvos de la gran tribulación, sin pasar por ella, será una gran recompensa para los vencedores que sean arrebatados. En Apocalipsis 3:10 el Señor dice: “Por cuanto has guardado la palabra de Mi perseverancia, Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre toda la tierra habitada, para probar a los que moran sobre la tierra”.

II. EL TRIBUNAL DE CRISTO

Antes de que termine la gran tribulación, Cristo habrá descendido a un lugar en el aire para establecer Su tribunal. Entonces, todos los cristianos vivos que aún permanezcan sobre la tierra serán arrebatados al aire. Esto es a lo que llamamos la cosecha. Además, todos los cristianos que hayan muerto serán resucitados para encontrarse con el Señor también en el aire. En 2 Corintios 5:10 dice que todos compareceremos ante el tribunal de Cristo para recibir una recompensa o un castigo por las cosas que hayamos practicado durante nuestra vida.

Los cristianos seremos juzgados en cuanto a dos áreas: nuestra madurez en vida, y nuestra fidelidad en el servicio (Mt. 25:1-30). Ser maduros en vida significa que el Cristo que recibimos haya crecido plenamente, impregnando cada parte de nuestra alma. Esto quiere decir que nuestra mente, amor y voluntad estén llenas de Cristo, y que nos hayamos negado a nosotros mismos al tomar la cruz y al permitir que Cristo, como Espíritu vivificante, ocupe todas estas áreas de nuestro ser.

Ser fieles en el servicio significa ser constantes en nuestra labor externa, la cual incluye predicar el evangelio para que otros sean salvos, servir en la iglesia y funcionar en las reuniones. Si hemos de ser recompensados al encontrarnos con el Señor, debemos haber vivido de una manera apropiada y balanceada en estos aspectos: tanto en nuestra vida esencialmente, como en nuestro servicio económicamente.

Los creyentes que hayan madurado y sean fieles recibirán una gran recompensa; ellos participarán en las bodas del Cordero y en la fiesta de las bodas, junto con los demás vencedores. Cristo será el Novio y ellos serán la novia. Esto se efectuará en el aire antes de la venida pública de Cristo. “Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero” (Ap. 19:9). Mateo 25:10 dice: “Vino el novio; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta”. ¡Este será un tiempo de gran gozo! Tal disfrute continuará durante todo el reino milenario, en el cual los santos reinarán juntamente con Cristo sobre todas las naciones (Ap. 2:26; 20:4).

Aquellos que no hayan madurado en vida ni servido fielmente, recibirán un castigo. Esto no quiere decir que perderán su salvación eterna; sin embargo, serán disciplinados por mil años. Durante ese tiempo, dichos creyentes madurarán hasta convertirse en hijos apropiados de Dios (He. 12:5-10). Aunque el resultado será la madurez, el proceso por el cual pasarán no se llevará a cabo bajo la gracia. La Biblia describe ese tiempo como las “tinieblas de afuera”; allí será el llanto y el crujir de dientes, donde sufrirán ruina, serán quemados por el fuego y recibirán muchos azotes (Mt. 22:13; He. 10:39; 1 Co. 3:15; Lc. 12:45-48).

III. SU VENIDA PÚBLICA

Después de celebrarse las bodas de Cristo, El descenderá públicamente de los aires a la tierra; ya no como un ladrón, sino con poder y gran gloria. En ese tiempo El podrá ser visto por todas las tribus de la tierra santa (Ap. 1:7; Mt. 24:27, 30). En Su venida secreta al aire, El estará oculto en una nube, pero en Su venida pública a la tierra, estará sobre la nube (Ap. 14:14). En Su venida pública Cristo descenderá juntamente con los santos vencedores, a fin de pelear contra el anticristo y sus ejércitos, los cuales se reunirán para luchar contra Israel en un lugar del Medio Oriente llamado Armagedón. Allí el Señor exterminará las fuerzas malignas del mundo y salvará a Israel. Entonces Satanás será atado, y comenzará el reino milenario.

IV. UNA ADVERTENCIA

Hoy en día muchos cristianos piensan que cuando el Señor regrese, todos los creyentes serán instantáneamente arrebatados para vivir “por siempre felices” con el Señor. Pero esto no es lo que la Biblia enseña. Tales enseñanzas han engañado y embriagado a los cristianos. Tal como una droga que produce estupor, éstas enseñanzas han causado que muchos creyentes vivan hoy en una forma superficial y descuidada. Incluso muchos de ellos se deleitan en los placeres mundanos y carnales. A la luz de la verdad revelada en la Palabra de Dios, debemos ser advertidos en contra de esta clase de vida.

Puede ser que tengamos curiosidad por saber todos los detalles de la venida del Señor. Pero lo más importante de Su segunda venida es que tomemos como advertencia el principio revelado en la profecía acerca de Su regreso: si queremos evitar la gran tribulación venidera, tenemos que madurar. Sólo así seremos recompensados y evitaremos el castigo cuando estemos ante El en el tribunal de Cristo. Esto requiere que diariamente volvamos nuestro corazón al Señor para amarle, ser llenos de El y servirle. Cuando seamos tentados por las cosas mundanas, recordemos este principio. Cuando prefiramos quedarnos en la cama en lugar de levantarnos más temprano para disfrutar a Cristo en la Palabra, recordemos este principio. Todos debemos orar: “Señor, ten misericordia de mí para que sea parte de las primicias y llegue a ser un vencedor”.

En Apocalipsis 22:12 y 20 el Señor Jesús nos advirtió, diciendo: “He aquí Yo vengo pronto”. Debemos responder amorosamente: “Amén; sí, ven, Señor Jesús”. Nuestro deseo debe ser amar al Señor a lo máximo. Tenemos que ser sobrios y velar, esperando fielmente Su segunda venida. ¡Que por Su misericordia logremos escapar de la hora de prueba venidera, a fin de encontrarnos con El y ser uno de Sus preciosos vencedores! ¡Amén! ¡Sí! ¡Ven, Señor Jesús!

Preguntas

  1. Explique la venida secreta de Cristo y Su venida pública. Cite referencias bíblicas.
  2. ¿Quiénes serán las primicias?
  3. ¿Qué debemos hacer a fin de prepararnos para el tribunal de Cristo?

Referencias adicionales

  1. Estudio-vida de Apocalipsis (Lee/LSM), págs. 47-56.
  2. Estudio-vida de Romanos (Lee/LSM), págs. 369-373.
  3. The Kingdom [El reino] (Lee/LSM), págs. 372-374, 385-387, 529-530.